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Alimentación Complementaria: el Inicio de una Vida Saludable
from ActitUDES No. 34
LNCA. María José García Plata
La alimentación complementaria es una etapa de la vida del lactante que se caracteriza por la introducción de alimentos sólidos o líquidos diferentes a la leche materna o a la fórmula infantil. Tiene el fin de ser un complemento a la alimentación del infante y de incluir alimentos de forma paulatina que le permitan presentar un correcto crecimiento y desarrollo, para evitar futuras intolerancias alimentarias. Los principales objetivos o funciones de la alimentación complementaria son poder cubrir las necesidades nutricionales de los infantes cuando la leche materna exclusiva ya no es suficiente; sin embargo, no es sustituto de ésta. Además, permite que el niño comience a adoptar hábitos saludables que dictarán el futuro de su alimentación y le ayuden a prevenir el desarrollo de enfermedades crónicas como: la obesidad, diabetes, hipertensión, síndrome metabólico entre otras.
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Es importante considerar una serie de factores para iniciar la alimentación complementaria como: la función gastrointestinal, neurológica, renal e inmune; puesto que si se dan de forma precoz pueden provocar ciertos problemas al bebé, debido a que éste no cuenta con la madurez y el desarrollo suficiente de sus sistemas orgánicos. Por ello, de forma general se recomienda la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida y comenzar con la alimentación complementaria a partir del segundo semestre.
Existe cierta controversia sobre cuándo y qué tipo de alimentos se recomiendan introducir, el orden varía entre regiones y culturas; sin embargo, las recomendaciones generales se basan en que los alimentos de inicio deben de ser de fácil digestión y bien tolerados por los infantes, es decir, buscan que no puedan provocarle algún malestar. Por ello se sugiere que a partir del sexto mes se inicie con el consumo de frutas y verduras peladas y cocidas al vapor o hervidas, para así no superar el aporte recomendado de fibra durante el primer año (5g/ día) y tener una mejor digestión.
También se recomienda iniciar con cereales, la presentación de éstos dependerá del estado madurativo del bebe, se puede empezar con cereales en polvo y mezclarlos con la leche, agua, fruta o verdura y conforme vaya creciendo y madurando, se podrán incluir en forma de pan, pasta o tortilla de maíz.
Por otro lado están los alimentos de origen animal, las carnes rojas y el pollo, que también son recomendados en la etapa inicial, debido a que estos presentan un elevado contenido de hierro y esto permite cubrir las deficiencias presentes en esta etapa; se pueden ofrecer en forma de puré, bien cocidos o mezclados con la verdura. De igual forma a partir del segundo semestre se recomienda incluir el consumo de huevo cocido y evitarlo crudo por distintas razones nutricionales y de seguridad alimentaria. A partir del séptimo mes se sugiere iniciar con el consumo de leguminosas, debido a su alto contenido de fibra y otros compuestos, se deberán incorporar en pequeñas cantidades para favorecer su digestión y evitar flatulencias. Una vez cumplido el octavo mes, el infante podrá consumir derivados lácteos como lo son el yogurt y quesos bajos en grasa; también incluir el consumo de pescado evitando el pez espada, cazón o atún, hasta que el niño cumpla 3 años, estos deberán ser en pequeñas cantidades e ir aumentando paulatinamente.
Por último, se aconseja que alimentos tales como embutidos, soya, mariscos y leche de vaca, no sean incluidos hasta que el niño cumpla 1 año, ya que algunos de estos pueden favorecer la presencia de anemia porque ciertos componentes interfieren con la absorción de hierro y otros presentan un elevado contenido de sal y grasa saturada.
La alimentación complementaria es un proceso gradual y continuo, conforme el niño va creciendo la alimentación va cambiando y una vez que el niño cumpla los 12 meses podrá ser incluido a la dieta familiar. Se sugiere introducir un alimento nuevo cada 2 a 3 días, si el niño no lo acepta no se deberá forzar a que lo consuma, lo que se debe hacer es volver a incluirlo 7 días después.
La cantidad de comidas que realice el niño dependerá de sus requerimientos, se sugiere iniciar con una comida al día y dependiendo del apetito de éste se deberán ir aumentando.
Finalmente, se recomienda no añadir sal a los alimentos, a pesar de que estos parecen insípidos, ya que los riñones de los niños continúan madurando y desarrollándose y el consumo excesivo de sal podría dañarlos; además es importante evitar el consumo de productos y alimentos ricos en azúcar.