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Recuérdame
Hay momentos de la vida que parecen definirnos, momentos a los que volvemos una y otra vez, mi vida antes de él era muy simple y estaba muy marcada, ahora después de él es solo un recuerdo. El sonido de las llaves del carro y mamá gritando: “Es tarde” agarro mi mochila deprisa y salgo corriendo, mi papá en la puerta con mi comida para servirme en el receso, me subo al carro y toda ansiosa viajo a mi nueva escuela Fairmont Prep Academy. Cuando llega el momento, mi corazón se acelera de alegría, y entro al salón de clases. —Buenas días estudiantes —dice esa voz que me aterroriza, es el tutor que estará con todos nosotros este año escolar. Todos me quedan viendo porque soy la nueva, presiono la mano contra el pupitre y delineo con el dedo la figura una flor, tan perfecta. El tutor llamado Abelardo me alcanza a ver y me llama a la pizarra para presentarme con mis compañeros. Me levanto y me paro frente a todos —Hola me llamo Abril me pueden decir Ari o Abi, tengo 16 años, soy una chica muy distraída y me gusta ayudar a todos— Al terminar la primera hora una chica de cabello corto, casi por los hombros, con unos hermosos ojos color almendra y grandes, se me acerca, su nombre es Tessa, hija de la rectora. —Me llamo Tessa— me dice, sacando el tenedor de su envoltorio. Así de cerca me doy cuenta de lo adorable que es por las expresiones de su rostro. Quiero hablarle, pero se me hace difícil, eso nunca me había pasado. —Yo no muerdo, deja de lucir asustada— comienza a comer. Toda alivianada le comienzo hablar, hasta que pasa un grupo de 3 chicos al frente mío y miro a un chico en especial, de cabello negro rizado, con su camisa blanca y una mochila, los dos cruzamos las miradas y nos quedamos un rato con el contacto visual, Tessa se dio cuenta y me advierte que no me conviene llevarme con él. Yo con toda la intriga le pregunto porque no y ella me dice —Su nombre es Dylan, es su último año para graduarse, le gusta molestar a los estudiantes nuevos, y por la mirada que se dieron, eres su nueva presa— No le creí y me fui al baño. Al salir saqué mi jugo de fresa y Dylan está al frente mío, estaba nerviosa, el me mira fijamente y me lanza el jugo en toda mi ropa. Todos me miraron y se rieron. Salí corriendo al baño para secarme, pero estaba toda mojada, mi primer
día de clases y ya me andan molestando. En ese momento llame a Noah para que me traiga ropa y poder cambiarme, él es mi mejor amigo desde la infancia, un chico adorable. No puedo evitar la decepción que siento. Llega Noah y me queda viendo desde lejos, se empezó a reír hasta quedarse sin aire. —¿Cómo te ha ido? Me lo pregunta riéndose. Esperaba esa pregunta. Lo escucho reír y me encanta, su risa es contagiosa. —Mi primer día de escuela no ha sido tan malo, y el hecho de que pude hacer más amigos me pone feliz, pero lo que me arruino a las últimas horas fue el odioso de Dylan. — ¿Dylan? —Si un niño que me hizo todo esto, luego te cuento. Noah me llevo a mi casa y se quedó a ver una película conmigo mientras comemos palomitas con mantequilla. Después de estar toda la noche sin poder dormir y pensar en la vergüenza que me hizo pasar Dylan, le quise dar una pizca de su propia medicina. Al siguiente día antes de que él llegue a su salón, estuve preguntando a varios de sus amigos el lugar donde se sienta, para ponerle pegamento en su puesto. Salgo corriendo al escuchar su voz y me escondo, Dylan se sienta todo tranquilo hasta que escucha que todos se ríen, el intenta pararse, pero no puede. Me acerco dándole una risa — Favor con favor se paga— y le guiño un ojo. Desesperado se levanta muy rápido y se le rompe el pantalón, creo que si me pasé con lo que le hice. Ya era recreo, Dylan con un saco amarrado a su cintura, se acerca y estira su mano para saludarme, le estiro mi mano, el me aprieta contra la suya y me empuja hacia él con fuerza, estuve tan cerca de Dylan que pude sentir como respira. —Muy chistosita— me lo susurra en mi oído, me pongo nerviosa, porque nunca pensé que con solo una palabra sintiera un cosquilleo en mi estómago. —Eres muy molestoso— Me separo rápidamente. —Pero te gusta — y me pone contra la pared con una mano encima de mi cabeza. — ¿No me vas a dejar en paz nunca verdad? Intento separarme de él y a lo que alzo la cabeza para hablarle, me coge de la cara y me roba un beso. Toda sorprendida le miro a esos ojos que
enamora a cualquier chica. Desde ese momento lo único que me pasaba por mi mente era el beso que me robo Dylan, se sintió tan bien que lo quiero repetir. Pero creo que solo lo hizo para molestar, así que no me hago tantas ilusiones. Todos mis días fueron así, hasta me fui acostumbrado a las bromas de Dylan. Meses después, al terminar la escuela, me estaba cambiando de ropa y me vi un bulto en la axila, voy corriendo a decirlo a mi mamá porque nunca me había dado cuenta de eso. Mi mamá me ve y me lleva de inmediato al hospital. Esperamos el turno para que me atendieran, por lo tanto, llame a Noah para que este conmigo. Después de tanto tiempo entramos al consultorio, me revisa la doctora Mackenzie y en su expresión se nota lo preocupada que esta. Me manda hacer unos exámenes y después de unas horas nos dice tristemente: —Abril lo lamento, pero tienes cáncer de mama. Mi corazón se rompió en pedazos junto a mis padres y Noah, ellos me abrazan y rompen en llanto. —Pero te puedo ayudar Abril, haciéndote quimioterapias, un modulador de estrógeno y una cirugía. La cirugía no va a ser posible ya que no tenemos los recursos suficientes para pagarla. Con dolor todos fuimos a casa a descansar. Hasta que media hora después Dylan llega con un cartel afuera de mi casa, está escrito “Quieres ser mi novia”. Yo toda feliz salgo, porque después de tantas bromas que nos hacíamos entre los dos, nos fuimos conociendo y encariñándonos, aunque no parecía. —Hola chico molestoso— le digo toda sonrojada —Hola guapa, entonces ¿aceptas ser mi novia? — Bien feliz lo abrazo y le digo que sí, Dylan me alegro el día después de recibir la mala noticia. Hoy 16 de abril cumplimos un año de estar juntos y le escribí una carta. ¨Quiero que sepas que eres mi primer y último pensamiento del día, estoy enamorada de ti por mil motivos y cada día me regalas uno nuevo, somos una pareja, pero también eres mi mejor amigo, antes de conocerte no creía que el amor existiera, pensé que era una fantasía, pero cuando me hiciste parte de tu vida me di cuenta que estaba muy equivocada. Me das ganas de vivir, de reír, de mejorar en todos los aspectos, sé que siempre estarás para mí como yo para ti, estuviste para mi desde el
principio y sé que nunca me fallarías. Me gusta que me conoces tanto que no tengo que decirte que estoy triste, molesta o feliz. Gracias por los pequeños detalles que tienes día a día son muy valiosos para mí. Y prometo cuidarte con todo mi corazón” Eso le iba a dar hasta que paso lo que menos me esperaba. Mis ojos se llenaron de lágrimas cuando vi que Dylan se besó con Maddie. Todo se arruino, él y yo fuimos como el sol y la luna, ambos brillamos en un mismo cielo, pero nunca pudimos hacerlo juntos. Llegué a mi casa y solo entré en mi habitación, mis padres golpeaban la puerta preguntando lo que paso, pero yo solo lloraba y no les decía nada. Después de un largo rato revisé mi celular y había muchas llamadas perdidas de Dylan y un montón de mensajes donde me explicaba que ella lo besó a él, y él no quería. Yo no le respondí ni le quería hablar, porque solo eran excusas. Justo en mis peores momentos cuando le iba a contar de mi enfermedad, el me hace esto. Llegan mis padres todos tristes y me dicen que sigo de mal en peor, mi enfermedad no se pudo sanar, todas las quimioterapias me pusieron bien por un rato, pero no sirvió mucho. Todos fuimos donde la Doctora Mackenzie y lo que me supo decir es: —Hola Abril, hice todo lo posible, pero, ahora solo tienes que aprender a disfrutar cada momento de tu vida. Te falle. — Lo dice decepcionada. Yo solo rompí en llanto, de repente Noah llega y solo me abraza fuerte. Le conté lo que paso con Dylan y en la expresión de su cara se nota lo decepcionado que esta con él. Noah se va sin explicación y yo me quedo con mis padres. Me subo al coche y voy a la casa de Dylan a reclamar el daño que hizo Abril. Soy su mejor amigo y ella necesita que la cuide. Golpeo la puerta de la casa y sale Dylan. —Te das cuenta del daño que le hiciste a Abril. —Yo no la besé, ella me lo dio. —Todo el día ella estuvo mal— Dylan se preocupa—Tiene cáncer y no hubo solución para sanarla. Todas sus quimioterapias no sirvieron. Dylan entra en llanto y pregunta en dónde está Abril para ir a verla. —Ella está muy decepcionada de ti, no quiere verte, solo te digo eso. Adiós. Tres días después de la noticia y lo que pasó con Dylan, por fin decidí comer. Y mi teléfono no para de vibrar con los mensajes de Dylan. No le quiero contestar. Hasta que suena el timbre de mi casa, decidí abrir la puerta ya que estaba
sola. Era Dylan con un ramo de flores y mis chocolates favoritos, le iba a cerrar la puerta, pero él puso la mano y no me dejó. —¿Qué quieres? —Perdón, solo quiero que me escuches, ya me enteré de tu enfermedad y quiero estar contigo en todo momento. Dame otra oportunidad. Yo no besé a Maddie, ella solo nos quería separar, yo me quité y le dije que te quiero a ti. —Según. Dylan entra a mi casa y me mira con esos ojos encantadores, solo agaché la cabeza y le explico que tengo cáncer. Alzó mi cabeza para mirarlo, porque es muy alto, y me da un beso. Lo abrazo alrededor de su cintura y el me da un beso en la frente. Todo paso, en mis últimos días de vida Dylan, Noah y mis padres, me hicieron la chica más feliz del mundo. Dylan me invita a un picnic, el llevo toda mi comida favorita. Después de empacharnos al haber comido todo, nos sentamos debajo de un árbol de manzanas. —Te escribí una carta desde lo más profundo de mi corazón. Dylan comienza a leer la carta que le escribí hace días. Ya era hora de irme para siempre, mientras el leía yo recaí en sus brazos dando mi última respiración, morí en los brazos suaves de Dylan, el rompe en llanto y me abraza fuerte. — “Fuiste la manera más linda que me toco aprender que no se puede tener todo en esta vida, te espero en la siguiente” Y poco a poco cerré mis ojos.
Fin.