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Discopic Memory
Las estridentes alarmas de los autos de la guardia de NeoSeúl retumban intensamente en sus oídos, su corazón estallando en su pecho, quizá nunca más en su vida podría sentir tanta adrenalina como en ese momento. Con un torbellino en su cabeza casi choca contra el gran anuncio flotante frente a ella, estaban infestados, pensó. La vida en el epítome de la tecnología era tan estresante, con la dictadura de cyborgs dominando y segregando el país era difícil no estar siempre alerta, especialmente cuando eres un ladrón de nanotecnología japonés. El gobierno perseguía a los ladrones extranjeros, obtener nano y biotecnología legal era imposible para ella por su condición. Si eras coreano y necesitabas una prótesis o algo relacionado era tan fácil como ir a un centro especial y pedirlo, para Aeri eso jamás fue una opción. Ahora era perseguida por la guardia de la ciudad. Tenía que atravesar el gran túnel antes de poder siquiera idear un plan para la situación. Se regañó internamente por haber tomado tal camino, dentro habría robots que por ir a exceso de velocidad le dispararían rayos gamma repetidamente, si uno llegaba al motor de la nave sería su fin. Vaya que tenía problemas. Pero, ¿cómo se había metido en esto? La respuesta era Zhuo, su enfermedad, siempre había sido débil, desde la primera vez que se conocieron siendo apenas una niña en las tétricas y frías calles de la ciudad. Al igual que ella, Zhuo era extranjera. Le fue imposible no simpatizar, no eran muy diferentes después de todo, dos extranjeras vagando sin rumbo en la ciudad más hostil del este asiático. Hace diez años En un puente que conectaba dos edificios abandonados en el piso 127, en ese lugar había conocido a Zhuo. Sabía que no era sitio para un niño pues el paraje tenía fama de ser el vertedero del gobierno, aquí era donde enviaban a sus robots que no era útiles, una vez ahí eran desmantelados, esto lo hizo un paradero de traficantes de tecnología. La propia Aeri reconoce haber ido un par de cientos de veces antes a hurgar entre la chatarra. Detrás de un gran trozo de hierro deshecho estaba escondida, Aeri notó su presencia gracias a los pequeños gimoteos que la niña emitía. Dedicó que debía hacer algo. Comunicarse con ella no fue un reto, solo tuvo que deducir su nacionalidad, y eso era aún más fácil. En Asia usualmente cada país marcaba a sus ciudadanos de tal modo que fuesen fácilmente identificables, claro que eso
únicamente elevó los niveles de xenofobia. La marca de Zhuo era una gruesa franja azul que cubría el centro de su cuello, contrastaba con su blanca piel. ¨La marca China, pensó Aeri. Con eso en mente configuró el traductor que traía la prótesis de su brazo y empezó a hablar. ¨ Hola, no quiero hacerte daño, sé que eres extranjera, igual que yo. Por favor déjame ayudarte¨, dijo mientras veía como la niña ladeaba la cabeza con lo que el traductor decía. ¨ ¿Cuál es tu nombre? El mío es Aeri. ¨ ¨Zhuo, mi nombre es Zhuo¨, respondió con una voz cansada al borde las lágrimas. Nadie sabía cuánto tiempo había estado en las calles de esa oscura ciudad, sin que nadie se le acerque, sin que nadie le hable, sin ayuda, a la deriva. Aeri casi derrama una lágrima. ¨Déjame ayudar, por favor. ¿Vienes con alguien? ¨ habló. La niña frente a ella solo negó con la cabeza. ¨ ¿Y cómo llegaste? ¿Quién o que te trajo? ¨ ¨Vine como todos¨, murmuró mientras sostenía las lágrimas. ¨el Basilisco me trajo. ¨ Claro, el departamento de relaciones exteriores, o el Basilisco, como les gustaba ser llamados. Sus brigadas emprendían enormes expediciones a países tecnológicamente menos desarrollados con el objetivo de “iluminar Asia”. Una fachada para toda su basura. Lo que en realidad hacían los trabajadores a cargo era engañar jóvenes o niños con pocas oportunidades y ofrecerles un “trabajo”, que consistía en ser un esclavo permanente en las fábricas de nanotecnología en la ciudadela industrial bajo el mando de MIS Corp., una mega empresa gubernamental. Para Aeri no había sido diferente, había llegado llena de sueños e ilusiones a un lugar que no conocía, con la esperanza que solamente alguien de doce años tendría. Sin embargo, no tardó en darse cuenta a que la habían traído en realidad. Recuerda vívidamente haber llorado toda esa noche, se arrepintió desde el fondo de su corazón, dejó a su familia y alguna vez tuvo, todo para alimentar un sueño que, ahora, jamás se cumpliría. Estaba destrozada, pero ideó un plan. Pasó cerca de un mes en la fábrica, ideando la mejor manera de escapar, claro que no del todo sola. Había conocido a un niño mestizo un año mayor que ella. ¨Mi nombre es Mark¨, fue su respuesta cuando le preguntó cómo se llamaba. ¨Aeri¨. El momento que sus ojos chocaron en sus corazones supieron, que ya no
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estarían solos. Siempre se tendrían el uno al otro. Regresó su mente al presente y puso su mirada en Zhuo. ¨Si no quieres quedarte aquí, sígueme¨. Se levantó y miró a Aeri. Rápidamente, se dio cuenta de que Zhuo no tenía ningún implante o mejora. Era bastante obvio, no debía llevar más que unas pocas semanas en la ciudad. Pero si no había mejoras y estaba sola, ¿cómo había escapado? Un fuerte sonido de metal quebrándose la sacó de su trance, era un niño, de la misma edad de Zhuo, con la misma marca azulada. Tenía un arma de rayos UV-C. ¨ ¿De dónde sacó eso? ¨ se cuestionó. La cara de la niña china cambió a una de alegría. ¨ ¡Yang, volviste! ¨empezaron a hablar en chino. ¨Claro que volví, no íbamos a sobrevivir por nuestra cuenta¨, decía mientras su voz se apagaba en la medida que notaba la presencia de Aeri. ¨ ¿Quién es ella? ¨ cuestionó mientras intercalaba su mirada entre las dos chicas. ¨Es Aeri, y quiere ayudarme, quiere ayudarnos¨, respondió. El niño la miró disgustado ¨No me mires así, sabes que no tenemos opciones¨. Y era verdad, no pasaría mucho para que algún cyborg de seguridad los detectase. Al escanearlos y darse cuenta de que no son coreanos, serían capturados y llevados de vuelta a la fábrica. ¨ ¿Hablas coreano o inglés? ¨, habló esta vez en inglés, nunca alejando su mirada de la japonesa. ¨ Ambos, aunque el inglés se me da mejor¨, respondió. Ya podía dejar de usar su traductor. ¨Okay, ¿qué quieres de nosotros?, ¿por qué quieres ayudarnos? ¨ preguntó con un tono que desbordaba desconfianza. ¨Pues yo¨ Aeri empezó a hablar: ¨Yo también he pasado por lo mismo y sé sobre alguien, bueno, de algunos que pueden ayudarlos. Como lo hicieron conmigo hace cinco años¨. Para ser apenas un niño Yang tenía una mirada espeluznante, mirándola como si tratara de desenmascararla con solo verla fijamente. Bien, confiaremos en ti, fuiste la única que se acercó a nosotros en estos días. Y a juzgar por tu marca eres extranjera. ¨ dijo aún manteniendo su mirada. ¨Te daré el beneficio de la duda¨. Estaba en lo cierto, la marca japonesa era la más identificable de todas. Consistía en una franja que atravesaba sus ojos de oreja a oreja. Dando el aspecto de un antifaz. Aeri sonrió.
¨Sin trucos, soy perfectamente capaz de escapar y te mataré si tengo que hacerlo. ¨, habló Yang, entre tanto miraba a Zhuo morderse las uñas. ¨Con que así era como escaparon¨, pensó. No había que ser un genio para deducir que Yang era capaz de lo que sea, a pesar de ser un niño delgado y hasta quizá que tierno de no ser de la amenaza de muerte, pero eso no la inmutó. En sus rasgos aún conservaba cierto rasgo de inocencia y brillo que todo niño debería tener. Rasgo que ella mismo tuvo, pero ahora no puede ver cada vez que se mira al espejo. Su se convirtió en un huracán, la vida en NeoSeúl nunca fue agradable o pacífica, y sus víctimas eran claro ejemplo de lo que tuvo que hacer para sobrevivir. Pero después de todo, todas las personas a las que eliminó solo buscaban matarla también, así que de alguna manera eso la hacía sentirse mucho menos culpable. La voz de Yang llamándola finalmente la sacó de su trance. ¨Vámonos¨, gritó. ¨El toque de queda comienza dentro de poco y los cyborgs empezarán a patrullar. El tiempo es vida¨. Empezó a caminar por la plataforma, su nave no estaba lejos. Volteó hacia atrás y abrió lentamente los ojos, Zhuo se escondía tímidamente detrás de la espalda del niño. Parpadeó y pudo ver a Mark y a sí misma, dos niños solos contra el gran y cruel mundo. El paralelismo hizo que una lágrima baje por su mejilla izquierda. La limpió y siguió avanzando, detrás de un gran pilar de hierro estaba su nave. No era grande, ni demasiado pequeña. Los tres cabrían perfectamente. Era de color negro mate, haciendo que no reflejase las luces de ciudad. En una sociedad en donde los extranjeros son parias no se esperaba que alguien como Aeri tuviese una nave de tan buena calidad. Es más, ni siquiera tendría que tener una, todo se lo debía a su familia, quizá no exactamente su familia, pero para ella lo eran. Hace cinco años Cuando escapó junto a Mark se encontró en la misma situación de Zhuo y Yang. Vagaron juntos por cerca de dos semanas en el suelo de la ciudad, sin mejoras, no había nada que pudieran hacer. Si había un dios ahí afuera, debía agradecerle por mantenerlos vivos por tanto tiempo. Durante ese lapso llegó a conocer mucho al chico, le contó que su madre
era canadiense, pero no conocía a su padre, solo sabía que era coreano. Eso explicaba el porqué de su falta de marca, y también por qué hablaba un inglés tan perfecto. Por su parte, sus padres eran ambos nipones, había aprendido inglés por cuenta propia, impulsada por su sueño de trabajar como maestra. Ambos tuvieron que aprender a sobrevivir, no importaba el costo. Prefiere no recordar esa etapa de su vida, lo que hizo, lo hizo para subsistir. En su lugar, quiere recordar los chistes malos de Mark en un intento de hacerla reír y apaciguar el tornado que sus emociones eran en ese momento. Siempre estuvo ahí para ella, incluso ahora seguían siendo cercanos. Muy cercanos. Durante el viaje casualmente pasó por el callejón en donde Joo y TY los encontraron. Al parecer los dos estaban en el sitio donde se escondían cuando la guardia de la ciudad los perseguía. Aeri recuerda a la mujer como la más hermosa y al hombre a su lado como el más valiente, compartían cierto parecido entre ellos. ¨ ¿Hermanos? ¨ No tuvo tiempo de procesar lo que pasaba, cuando un estruendo ensordecedor los alcanzó, rápidamente la mujer los atrapó en un abrazo. Granada de plasma. Juntos fueron arrastrados a lo que aparentaba ser un hoyo bajo tierra y un túnel. Se mantuvieron quietos, el hombre y la mujer ahí estaban congelados. Se oyó una voz que vino desde la superficie. ¨ ¡Esos malditos, como lo hacen!, se los traga la tierra¨, pronunció una voz gruesa, empapada de ira. Luego de lo que parecieron horas, los guardias se alejaron y los adultos por fin respiraron con alivio. ¨ ¡Por el gran Key! Joo, eso estuvo más cerca que nunca¨, susurró el hombre, luego miró a los niños en brazos de su compañera. ¨ ¿Qué estaban haciendo ustedes aquí?, ¿Cómo llegaron? ¨ espetó al tiempo que les dedicaba un amenazador gesto. ¨Por favor TY, déjalos, solo son unos niños. Y a juzgar por su marca¨, dijo viendo a la niña de su regazo, ¨ella es japonesa, es igual a la de Yuta, y él debe ser mestizo, no tiene marca, justo como Johnny¨. ¨ Está bien, lo siento, tienes razón, hermana¨ ¨ ¿Hablan coreano? ¨, preguntó a través de su traductor. Mark asintió y Aeri nada más ladeó la cabeza. ¨Genial, mi inglés es pésimo¨, soltó mientras sonreía. ¨Ahora pequeños,
díganme como llegaron hasta aquí. ¨El mundo es oscuro, NeoSeúl jamás fue acogedor¨, dijo Joo entre lágrimas. ¨Siento lo que tuvieron que vivir¨. Luego de que se presentaran como la dupla de hermanos, Joo y TY, Mark les había contado todo lo que habían pasado. Ambos adultos se veían visiblemente afectados, casi como si los comprendieran. Se ofrecieron a acogerlos y llevarlos con su “familia”. Les prometieron darles lo que necesitaran, o eso fue lo que le dijo Mark cuando le tradujo su conversación. Pero Aeri no lo entendía, ambos tenían la marca coreana. Círculos púrpuras en sus sienes. ¿Por qué querían ayudarlos? Si algo había aprendido de los coreanos era a temerles, después de todo su gente era la razón de porque estaban ahí. Como si pusiera leer sus pensamientos, Joo habló, ¨Sé que tiene dudas, pero en verdad, solo queremos ayudarlos. Porque los entiendo, porque yo también odio la sociedad¨. ¨Vamos, hermana, enciende la luz¨, habló el hombre a su derecha. ¨Debemos llegar a la base pronto o Jun me matará por haberte tenido fuera tanto tiempo¨. Joo soltó una pequeña carcajada y puso sus ojos en blanco, ¨ Muévete ya¨. Aeri vio como caminaron, sin embargo, ella se quedó estática, no estaba segura si quería ir con ellos. Fue cuando Mark se dio cuenta y regresó hacia donde estaba, le ofreció su mano, confundida, la tomó. ¨No puedo predecir el futuro y tampoco puedo saber que va a ser de nosotros, pero te prometo que pase lo que pase siempre estaré a tu lado¨, dijo mirando sus manos entrelazadas. Cuando alzaron la cabeza al mismo tiempo y sus ojos chocaron, Aeri sintió que podía ahogarse en la galaxia contenida en los ellos. Y sintió una sensación extraña creciendo en su estómago, era cálida y acogedora, por unos segundos, saboreó la felicidad. Mientras la escena se desarrollaba a pocos metros, Joo y TY se miraron con complicidad. Caminaron por el túnel hasta llegar a una especie de escotilla, ahí TY introdujo una contraseña y la trampilla se abrió. Joo y Aeri salieron primero seguidos de los dos chicos. Su destino fue una clase de habitación muy oscura. Usando su mano biónica, la mujer de negros cabellos encendió un extraño fuego verde por
su palma. Los niños se miraron asombrados, esto era lo más cerca que jamás estuvieron de la tecnología que todo el mundo proclamaba que existía en NeoSeúl. La habitación e iluminó y dejó ver una enorme nave, vaya, que debían ser ricos como para tener esa monstruosidad. ¨Todos arriba¨, exclamó Joo mientras su hermano cerraba la trampilla. Aeri subió al vehículo y miró en su interior, amplio y cubierto en negro con detalles minimalistas en verde y púrpura. Bonito, elegante y futurista, así lo describiría. Una vez que todos estuvieron dentro, la nave encendió. TY los había colocado en unos cómodos asientos a los laterales del auto, y les abrochó cinturones, al tiempo que la mujer trazaba el curso que emprenderían. ¨44.059, 127.77¨, le habló a una pantalla holográfica verde. La máquina empezó a elevarse al tiempo que sus neumáticos se convertían en propulsores verticales que desprendían un fuego rojo. Lo que parecía una habitación resultó ser una especie de garaje con domo que se abrió a órdenes de Joo, la nave terminó de elevarse y en piloto automático los llevó al destino ya mencionado. Viajaron tomando un perfil bajo, había muchas naves en la ciudad, pero tampoco había que llamar demasiado la atención. Una vez cerciorada de que no habría más guardias siguiéndolos, la mujer se acercó a Mark y a ella. Juntando sus manos les dijo: ¨Niños ahora estamos en camino a nuestra guarida, quiero que sepan que hay más personas ahí, muchas más. Digo esto para que no se asusten demasiado. ¨ ¨Así es, somos una familia¨, gritó TY desde algún lugar en el fondo de la nave. ¨Exacto, justo como una familia¨, Joo asintió mientras hablaba. ¨Saben¨, siguió, ¨en algún momento de nuestra vida, mi hermano y yo estuvimos cegados por el gobierno y el sistema hasta que Key nos abrió los ojos. ¨. ¿Key?, ya habían mencionado eso antes. ¿Quién o qué era? ¨Diles quién es hermana, míralos, no pueden con la intriga¨, dijo el hombre de cabello gris. ¨Si, claro¨, sonrió la mujer. ¨Key es nuestro líder y maestro. Fue gracias a él que pude ver el mundo en colores, nos mostró las crueldades del gobierno y las corporaciones contra los extranjeros¨, hizo una pausa y miró a su hermano a su derecha.
Como dije antes, a pesar de ser coreanos nacidos y criados aquí, o incluso de venir de las altas esferas, nunca pudimos simpatizar realmente con los ideales que desde pequeños nos imponían. ¨ ¨Al inicio pensamos que quizá solo era una etapa y que pronto lo olvidaríamos, pero no pudimos. ¨ ¨Aquí es donde entra Key¨, dijo TY atrayendo todos los ojos hacia él. ¨Lo conocimos desde que fuimos niños, pues trabajaba para nuestro padre en MIS Corp., siempre estaba en nuestra casa y durante mucho fue el consejero y protector que el nuestro verdadero nunca fue. ¨ ¨Exacto, no estoy orgullosa de decirlo en voz alta, pero nunca llegué a querer tanto a nuestro padre, después de todo, nos echó siendo adolescente por, según él, “conspirar en contra de la nación”. ¨, agregó Joo. ¨Cuando lo único que realmente hicimos fue reclamarle sobre el salario de sus empleados extranjeros. ¨ ¨Una reacción claramente exagerada, hermana¨, habló el hombre. ¨Pero pronto descubrimos la verdad, bueno, Key nos lo contó. Los extranjeros venían a NeoSeúl engañados. ¨ Esas palabras hicieron que tanto Aeri como Mark se tomasen de las manos con pequeñas lágrimas naciendo en sus ojos. Entonces Joo dijo, ¨Por favor disculpen, no era nuestra intención revivir hechos del pasado, por eso les dije que los comprendía, porque como a ustedes hemos rescatado a más. ¨ La niña miró a la mujer confundida, ¨ ¿A más? ¨ ¨Si pequeña, no son los primeros niños extranjeros que encontramos, ni los adultos tampoco¨, respondió Joo mientras acariciaba amorosamente su cabeza llena de dudas. ¨Ha llegado a su destino¨, pronunció una voz robótica adelante. ¨Es hora de bajar, les contaremos más cuando entremos¨, les dijo TY a ambos niños mientras los ayudaba a desembarcar. ¨Exactamente, también les mostraremos el lugar, e incluso podremos ver a Key¨, habló la mujer esta vez, ¨vamos, su vida está por comenzar. ¨ Tenía que atravesar el gran túnel antes de poder siquiera pensar en que hacer con la policía, se regañó internamente por haber tomado tal camino, dentro de aquel túnel habría robots que por ir a exceso de velocidad le dispararían rayos gamma repetidamente, si uno llegaba al motor de su auto sería su fin. Pero debía mantener el control, tenía hacerlo, por Zhuo, su compañera estaba gravemente herida por una reciente batalla contra los guardianes de
la dictadura y al no tener un implante que regenere sus tejidos, ella podría morir. Claro que Aeri haría todo lo posible por hacer que eso no suceda, ella era la hermana que nunca tuvo, estuvieron juntas desde que se encontraron por primera vez en las oscuras calles de la ciudad, y eso había sido hace ya 10 años. Saliendo de su trance decidió impulsarse hacia arriba, usando casi todo el combustible que le quedaba, si lograba perder a la policía en el cielo podría regresar a su guarida antes de que la gravedad haga su trabajo. Aceleró y vio como poco a poco los autos policiales se quedaban atrás, todos explotando gracias al impacto contra los zepelines publicitarios o los anuncios gigantes que flotaban sin rumbo. Aún estaba aturdida cuando recibió una llamada de Mort, su compañero de banda, seguía en shock, pero de todos modos aceptó. ¨ ¡Riri! por amor a Dios estas bien, estaba tan preocupado por ti. ¨dijo él del otro lado ¨Claro que estoy bien, siempre hago bien mi trabajo, en especial si es para mis amigos. Y vaya que por poco me atrapan, ¿desde cuándo la dictadura persigue ladrones de tecnología? Nunca lo habían hecho en las otras mil veces que lo hice. ¨ dijo ella con un tono interrogativo ¨Me pregunto lo mismo TY también fue perseguido hoy, es una suerte que estuve ahí para salvarle el pellejo¨ replicó en respuesta Aeri puso los ojos en blanco ¨Vamos tampoco te des todo el crédito, todos saben lo buen conductor que es TY¨ dijo riendo ¨Debo irme, apenas tengo combustible y se está haciendo tarde¨ ¨Adiós Ri, te veo pronto¨ y colgó. Aeri sonrió, vaya que ese chico buscaba los momentos más inoportunos para hablar con ella, quizá piensa que no sabe que en realidad le gustaba. Era bastante obvio y él no sabía disimular. Por fin se sintió en paz, miró a su derecha y vio el implante por el que arriesgo su vida, una amplia sonrisa apareció en su rostro, Zhuo podría seguir un día más con ella. Giró a la izquierda cuando su rostro se iluminó en rojo y azul. La policía. La habían seguido, pero ¿cómo?, ella los vio explotar. Su rostro se contrajo en una mueca de terror cuando vio a un policía apuntarle directo en la frente, era un arma laser. Rayos gamma. Ella sabía que moriría, estaba consciente de que siendo una japonesa en NeoSeúl sus opciones eran pocas y sus derechos eran nulos. No se dio cuenta en que momento las lágrimas llegaron a sus ojos. Su vida, por la que
tanto luchó estaba a punto de terminar, estaba acorralada. Abrió los ojos para encarar a su destino y vio la luz, la luz de la muerte, tan bonita y brillante. El arma estaba formando el rayo, el oficial ya había presionado el gatillo. Como acto de redención levanto las manos, ¨Lo siento, lo siento tanto¨ murmuró entre lágrimas y temblores de su fuerte llanto. Pedía perdón a Zhuo por fallarle, a Mark porque ahora le hará falta y a su banda por delatarlos. Una vez muerta solo era cuestión para que revisen su nave y lleguen a la guarida. Siendo ellos mayormente extranjeros los aniquilarían, no les tendrían piedad. Su corazón se contrajo ante tal pensamiento.
En menos de un segundo, todo se oscureció.
Fin.