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Until we meet again
(Finales del siglo XX, Tailandia) Aquel sentimiento de ahogo se vuelve aterrador, es una confusión constante el escuchar a personas gritar auxilio, pedir ayuda y por último lo escuchas todo lejano, todo tan distante y un hilo de silencio abunda tu cuerpo y tu alma. Pero, ¿Cómo es que llegamos a este punto de nuestras vidas? ¿Cómo es posible que de un instante a otro dejes de respirar y tu cuerpo no pueda reaccionar? Todo parecía estar bien hasta que… - No, papá, no estoy con Manaow, ya te lo había dicho – Afirmo Kao ya cansado de escuchar a su padre. Nunca nadie ha podido engañar al Sr. Ariyasakul, ni siquiera su propio hijo y esta vez no sería la excepción, por lo tanto, por el otro lado de la línea el padre de Kao exclamó: - No me mientas Kao, te ordeno ahora mismo que regreses a casa o tendrás serios problemas, te lo advierto. - ¿Por qué no me dejas ser feliz por una vez en la vida, papá? ¿Ya tengo 19 años, déjame ser libre, acaso no has entendido que la libertad es el oxígeno del alma? - ¡Que frase tan ridícula! – Exclamó con enojo su padre. Manaow que efectivamente permanecía al lado de Kao en el automóvil, le pidió que dejara de provocar a su padre y le propuso celebrar su cumpleaños otro día, porque, en efecto era el cumpleaños de Manow aquel sábado lluvioso y nublado, Kao simplemente le dijo que todo estaría bien y le prometió que nadie los separaría. - No voy a volver a casa hasta mañana. Lo siento, pero quiero pasar tiempo con mi novia y tus ridículos prejuicios no me lo van a impedir – sin darse cuenta había dado a entender que estaba con su novia, que tonto, pensó para sí mismo. - Ya te dije que esa muchachita no te conviene, así que más te vale que llegues a casa en 10 minutos. Kao ya agotado de escuchar a su padre dijo: - Como tú digas. Claro que él no se alejaría de Manaow solo por el clasismo excesivo de su padre, ya que por muy poderoso o peligroso que sea este, no le tenía miedo. El aire frio de la noche se metía por las ventanas chocando con los rostros de ambos, nada ni nadie podría romper la burbuja de felicidad que se había creado entre ambos, aquella felicidad era tan grande que Kao no se fijó
cuando paso por la vía férrea en donde un tren se estrelló con su vehículo haciéndolo pedazos con ellos dentro. Ni siquiera eso pudo borrar la sonrisa de felicidad de aquellos jóvenes que se encontraban perdidamente enamorados. Su amor podía vencer cualquier problema, prejuicio, clasismo, critica… Aunque esta vez la muerte los había vencido a ellos. Porque aquella noche murieron dos almas gemelas que si al final no eran el amor de su vida, podrían decir que se equivocaron de vida y no de amor. (Inicios del siglo XXI, Tailandia) - Tengo que volver pronto – dijo sin separar la mirada de aquel hermoso cielo estrellado. - ¿Por qué debes volver pronto hoy? – me gire para observarlo y poder admirar su silueta. Aquel momento era único, solo nosotros dos, el cielo, las estrellas, la naturaleza y los grillos que se oían por el silencio tan tranquilo y acogedor. Desearía permanecer junto a él así toda la vida, tomados de la mano y muy enamorados. - Mi padre volverá a casa en unas horas, tengo que regresar antes de que él llegue – Se giró y nuestras miradas conectaron. - ¿Qué pasará si no llegas? – Cuestioné. - Probablemente él me golpee – Agacho la mirada y me acerque aún más a él. Pasaron minutos de silencio y de repente una pregunta inundo mi mente. - Kao… - No sabía si estaría bien continuar. Él siguió observando las estrellas, así que decidí continuar. - Si fallecemos y volvemos a nacer, ¿Crees que nos encontremos de nuevo? – Me miro extrañado. - Tonterías, ves muchos dramas – Reímos, era cierto, pero estaba hablando en serio. - Hablo en serio. - Claro que lo haremos, buscare hasta encontrarte. - ¿Lo prometes? – Por muy raro que sonara, yo si creía en el hilo rojo, volver a nacer y demás. - Lo prometo – Sonreímos y nos acercamos poco a poco para sellar nuestra promesa con un beso dulce y especial. Abrí mis ojos de golpe tratando de respirar adecuadamente, sentía mi pecho bastante agitado mientras escuchaba la alarma de mi cuarto sonar, ya eran las 7:00 de la mañana y así mismo, mi primer día de clases en la universidad, estaba claro que no quería llegar tarde en un día tan importante
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como este. Mientras me lavaba los dientes solo pensaba en aquel sueño, aquella promesa de dos personas que sentía estaban relacionadas a mí de alguna manera. Deje esos pensamientos a un lado cuando el reloj marco las 7:30 am, debía apresurarme. Llegué a la universidad justo a tiempo, mientras esperaba a que avance la fila para poder anotarme en algún club conocí a un chico llamado Prem, alto, deportista y muy buena onda a mi parecer. - ¿Ya sabes a que club te gustaría entrar? – Me cuestiono Prem. - Si, me gusta mucho preparar postres, así que me iré por el club de cocina, ¿tú? – Desde muy pequeña me ha encantado estar en la cocina, nací con ese amor por preparar postres y comida deliciosa. - Yo me iré por el club de natación, ahí donde me ves soy muy bueno – Vaya que este chico era divertido, de seguro nos llevaríamos muy bien – Además quiero conocer al capitán del equipo, he escuchado que es muy guapo y además inteligente – Se quedó impactando observando algún lugar del patio para después señalar a un chico alto, de piel clara, cabello castaño oscuro y muy lindo. – Mira, él es Dean, de quien te estaba platicando. Y el que está a su lado es Boum, ambos son capitanes del equipo de natación. De repente, aquel chico llamado Dean, me miro y sentí una especie de corriente recorrer mi cuerpo, sentía que ya lo conocía de algún lado, pero sería imposible porque me mude a Tailandia apenas hace 2 meses, solo nos miramos por unos 20 segundos aproximadamente y después siguió su camino, pero en mi mente me cuestionaba: ¿Por qué me siento triste cuando lo veo? - Del, ¿Estás bien? – Me pregunto Prem. - Si, lo estoy, ¿Desayunamos juntos? – El asintió y nos dirigimos al comedor de la Universidad, ya ahí escogimos nuestra comida y nos sentamos. Entre platicas y risas, un sonido muy fuerte se hizo escuchar cerca de donde estábamos, sentí mi cuerpo temblar, de mis ojos salían lágrimas y mi respiración era acelerada, en ese mismo instante tenía mucho miedo. - Del, ¿Qué tienes? – Prem estaba alarmado y por alguna razón no podía responderle, había un nudo en mi garganta que no me permitía decir una sola palabra. Pero cuando por fin pude respirar adecuadamente y bebí un poco de agua, le conté a Prem: - Tranquilo, me pasan este tipo de cosas desde muy pequeña.
- ¿Cómo? ¿Por qué? - Es por el sonido de los automóviles al chocar, me asustan ese tipo de ruidos y nunca he sabido él porque, claro que si es un ruido fuerte y sé que va a escucharse como en las películas, no me asustaría. Al terminar las clases me dirigí al centro comercial, necesitaba varias cosas para preparar un postre que me encantaba, el famoso Leum Kleun tailandés. Al llegar mire en un pasillo del supermercado a Dean, me miro y se acercó a mí. - Del, ¿cierto? – me dijo, a lo cual me sorprendí. - Así es – De alguna extraña manera su mirada me hacía sentir miles de cosas inexplicables. - ¿Te gustaría ir por un helado? – Directo el muchacho, pensé, aunque debía descifrar que significaba esta sensación cuando lo veo, así que acepte. La tarde junto a él fue muy divertida, era un chico muy simpático. Seguimos saliendo por varios días más, el me invitaba a comer, al parque, al cine y poco a poco nos fuimos encariñando el uno con el otro, me sentía protegida cuando estaba con él, era una sensación muy agradable. Con el pasar del tiempo, me había pedido ser su novia 3 meses después de nuestra primera salida juntos, llego a mi casa con flores y chocolates y claro que acepte, porque en muy poco tiempo logro ganarse de una manera única mi corazón. Era sábado, un día muy lluvioso, en el que preferí quedarme en mi casa y descansar. - ¡AYUDA! ¡POR FAVOR! ¡UNA AMBULANCIA! – Gritaba la gente con miedo. "Sonidos de ambulancia se hicieron oír" – ¡HAN LLEGADO! Del despertó asustada y truenos comenzaron a caer de aquel cielo lluvioso. Ahora comprendía todo, esa era la conexión que sentía con Dean… Ellos ya se habían conocido en otra vida y al parecer estaban destinados a estar juntos, es por eso que muchas veces sus sueños eran los mismos y en tan poco tiempo llegaron a amarse, porque efectivamente, ellos se amaban y la vida les estaba dando otra oportunidad de permanecer juntos, ahora sin barreras, ni personas que cuestionen su amor.
FIN.
Sin importar lo difícil que sea la situación o el problema nunca debes agachar la cabeza o rendirte ante las circunstancias de la vida, debes luchar y defender tus ideales, tus creencias, al amor y todo lo que te haga feliz, cambiar las ideas erróneas de las personas y dejar a un lado el clasismo, el machismo y la discriminación porque en la guerra y en el amor todo se vale.