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SAN MARTÍN Y BOLÍVAR
from MASONES EGREGIOS Vol. III
by um395
Ahora, con esta revisión hagamos una relación exacta de esta misión.
El 15 de mayo se extendieron las instrucciones al doctor José Cavero y Salazar para desempeñarse como ministro plenipotenciario y enviado extraordinario ante el gobierno de Chile, para la firma del Tratado de Unión, que San Martín sabía por correspondencia con O`Higgins, no habría problemas.
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Ante la tremenda pérdida en la Batalla de Ica, en la Hacienda de Macacona con fecha 7 de abril de 1822, San Martín delega el gobierno al “débil y disoluto” Torre Tagle (Memorias del General Miller, Ed. EMECE, 1998) y se hace cargo personalmente del reordenamiento del plan de operaciones que las circunstancias le imponían. A su vez prevé, con esa percepción sublime y genial de gran estratega, que es necesario amenazar la retaguardia realista y envía al comandante de caballería don Antonio Gutiérrez de la Fuente en misión secreta, con fecha 16 de mayo de1822. Esta misión consta de 25 puntos manuscritos por San Martín y puede resumirse en lo siguiente: el comandante permanecería dos días en Chile para conseguir el pasaporte que, unido al del Perú, permitiría seguir rumbo a Mendoza. Allí demoraría sólo lo necesario para enviar correspondencia a Buenos Aires, San Luis y Santa Fe. Se dirigiría luego a San Juan a conferenciar “con el benemérito y patriota Cnel. Urdinenea”, para que se haga cargo de la División de Cuyo, para también reunirlos con las fuerzas de La Rioja, Catamarca y Salta. Luego se dirigiría a Córdoba y se entrevistará con el general Juan Bautista Bustos, a quien propondrá como general de las fuerzas que se reúnan en Salta.
La misión de Gutiérrez de la fuente fracasa a instancias de Rivadavia, pues sólo fue apoyado por Gascón, y regresa al Perú, pero San Martín aún no lo sabe.
Después de Guayaquil: La Instalación del Congreso y la Renuncia.
El 20 de septiembre de 1822, se convoca el Congreso en Perú, San Martín se quita y entrega la Banda de Protector, presenta su renuncia y se retira. Ya nos referimos a la renuncia.
El Congreso nombra a SAN MARTÍN “FUNDADOR DE LA LIBERTAD” y lo designa Presidente. De las memorias de Tomás Guido surge el siguiente diálogo: Mientras San Martín se paseaba bajo el alero de su casa de campo dirigiéndose a él, con acento festivo le dijo:
“Hoy es, mi amigo un día de verdadera felicidad para mí; me tengo por un mortal dichoso: está colmado todo mi anhelo: me he desembarazado de una carga que ya no podía sobrellevar y dejo instalada la representación de los pueblos que hemos liberado. Ellos se encargarán de su propio destino exonerándome de una responsabilidad que me consume”.
En esos momentos llega una delegación del Congreso instalado que desea hablar con San Martín.
Si bien San Martín no pudo rehusarse a recibirla, lo hizo con disgusto sabiendo que era para notificarle que lo habían elegido Presidente del Perú, lo cual amablemente y sin disimular su desagrado y fastidio, lo rechazó. Ni bien se fueron, Guido menciona que, jocosamente San Martin manifestó su alegría “de haber escapado del precipicio a que lo empujaban”.
La comitiva volvió al poco tiempo y Guido apunta en su memoria que San Martín dejó asomar de sus labios “picantes apóstrofes sobre la posición embarazosa que se le colocaba…” y otra vez los rechazó. Luego de un rato, le expresa a Guido: “Ya que no me es permitido colocar un cañón a la puerta con qué defenderme de otra incursión por pacífica que ella sea, trataré de encerrarme…” Al llegar las nueve de la noche, hora habitual que tomaba el té, después de haber arreglado algunos papeles lo llama a Guido para hacerle compañía y de improviso le preguntó: “¿Qué manda usted para su señora en Chile? El pasajero que conducirá encomiendas o cartas las cuidará y entregará puntualmente - ¿Qué pasajero es ese?” preguntó Guido. “El pasajero y conductor soy yo”, le contestó el prócer. “Ya están listos mis caballos para pasar a Ancón y esta misma noche zarparé del Puerto”.
Dice Guido: “El estallido repentino de un trueno no me hubiere causado tanto efecto como este súbito anuncio. Mi imaginación me representó al momento con colores sombríos las consecuencias de tan extraordinaria determinación... Mi antigua amistad se afectaba también ante la perspectiva de la ausencia de aquel hombre a quien consideraba indispensable ligándome a él los vínculos más estrechos que puedan crear el respeto, la admiración y el cariño”.
San Martín dio algunas excusas sobre sus subalternos, pero que, en definitiva, no eran de la importancia decisiva para la partida. El mismo Guido manifestó sentir que le ocultaba las razones verdaderas.
En definitiva y de lo expuesto, a Guido no le sorprendió la renuncia de San Martín como Protector. El impacto lo tuvo cuando supo de su partida a Chile. Muchas de las ideas de San Martín las tenía él y no las revelaba.
No se quejó, ni mencionó a Bolívar como causa de su partda.
Así San Martín llegó a Chile y permaneció 3 meses esperando que se abra la cordillera para el cruce. Allí se encontró con Gutiérrez de la Fuente que regresaba con las malas noticias de su fracaso de su secreta misión. A mediados de enero de 1823 llegó a Mendoza. La pregunta que todos se hacen es por qué permaneció casi 10 meses en silencio.
Los hechos son que el 21 de enero de 1823 recibe la terrible noticia de la derrota de Torata y Moquegua.
Las decisiones de San Martín son bien razonadas conforme se van desarrollando los acontecimientos. En este estado de cosas, encontrándose sin ejército, sin el Congreso en Córdoba, con las Provincias Unidas (tremenda contradicción) en lucha fratricida, recibiendo cartas del Perú para que vuelva lo más pronto posible, y con un constante ataque de los políticos y los diarios que lo signaban de pretender ser el Monarca de América, el fracaso de su agente De la Fuente y peligrando el proyecto continental, por haber figurado demasiado en los acontecimientos de la revolución, señalado por muchos de ser el militar que podía unir a la nación involucrándolo en las luchas fratricidas que tanto repugnaba, decide tomar otro rumbo (ver carta del 11 de setiembre de 1848 al Presidente del Perú Ramón Castilla).
Todo esto nada tiene que ver con Bolívar. Véase que durante ese período casi no hubo correspondencia o contacto alguno que se conozca.
Sin embargo la obsesión de San Martín por la terminación de la guerra y de la independencia de toda América aún no había sido lograda y resuelve cambiar el campo de batalla.
Se dirigió al viejo continente para asegurar la independencia, lograr el reconocimiento de Inglaterra y organizar una expedición al Perú. Ya han pasado 2 años del TRATADO que aún no han firma-
do México y las Provincias Unidas, pero la independencia aún está en ciernes. San Martín se encuentra con sus enviados (cuando había sido Protector del Perú) García del Río y Paroissien, también con Tomás de Iriarte, con Alvear, Robertson, y muchas otras personalidades más.
Tiempo después una carta de García del Rio anoticiando que el Callao se había perdido. El general decide ir a Londres. Con sus amigos americanos decide volver al Perú organizando una expedición.
Tomó contacto con Thomas Kinder quien sería el financista de la flota, apoyado por el banco Robert Staples & Co. de Lima. Sin embargo a finales de julio de 1824 tuvo noticias del triunfo de Bolívar sobre las fuerzas de Canterac y la recuperación de LIMA. Kinder decide no financiar la expedición porque la uerte de las fuerzas patriotas había cambiado y dio las siguientes razones: no se justificaba la expedición, la compra inconsulta de las fragatas podría imputarse como malversación de fondos, si Bolívar repudiaba la compra debería hacerse cargo del resarcimiento, y para que él adelantara los fondos, el representante de Colombia, Sr. Hurtado, debía depositar una garantía.
Hurtado respondió que sin la autorización de su gobierno no podía depositar el dinero (Rodolfo Terragno, “DIARIO INTIMO DE SAN MARTÍN” Ed. Sudamericana, 2008).
La expedición se frustró. Sin embargo, San Martín hasta ese momento no había perdido la esperanza de regresar a su patria.
Conclusión.
Ante el deseo de saber qué sucedió con el Tratado Colombiano – Peruano de 1822, y aprovechando que internet permite búsquedas insospechadas, tuve la suerte de ubicar los tratados en una página habilitada del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú, archivos en PDF que fácilmente pude bajar.
¡Qué fácil les hubiese sido a algunos historiadores escribir sus obras con un medio como éste! Téngase en cuenta, por ejemplo, que la correspondencia entre Mariano Balcarce y Bartolomé Mitre comenzó en 1859, enviándole en pequeñas partes la documentación original del Gral. San Martín, más de diez mil documentos, y que muerto Balcarce (20/2/1885), continuó su nieta Josefa Balcarce y San Martín Gutiérrez Estrada, quien le envió todo, hasta las famosas medallas y el daguerrotipo. Así pudo finalizar su obra y publicarla en el año 1899. Es decir 40 años después. Volviendo al tema, mi sorpresa fue no sólo hallar y archivar ese tratado sino todos los tratados de los Estados Americanos participantes y que fueron ratificados entre 1822 y 1825. Los Estados Firmantes Convocados Fueron: COLOMBIA, PERÚ, CHILE, LAS PROVINCIAS UNIDAS DEL RÍO DE LA PLATA, REPÚBLICA FEDERAL DE CENTROAMERICA Y MEXICO, Y FUERON INVITADOS EL IMPERIO DEL BRASIL Y E.E.U.U. EN 1826.
Así como empecé en el exordio, el proyecto de unificación continental, como lo habían ideado los precursores de la independencia hispanoamericana, Juan Pablo de Vizcardo y Guzmán y de Francisco de Miranda, se cumplía.El Congreso logró instalarse en la ciudad de Panamá el 22 de junio de 1826 y dejó de sesionar el 15 de julio de ese año. Asistieron dos representantes por cada país concurrente. Bolívar se abstuvo de intervenir en las sesiones del Congreso al considerar incompatible su presencia mientras fuere Presidente del Perú.
En resumen, el proyecto continental fracasó como consecuencia de varios factores, como ser la hostilidad de los diferentes partidos del Perú contra Bolívar, las tensiones y disensiones internas de los mismos países miembro, los litigios territoriales, la falta de consenso para la integración comercial y para los acuerdos arancelarios aduaneros, falta de normas de derecho internacional y, también, por las diferentes balanzas comerciales con intereses distintos que no comulgaban entre sí, etc.Bolívar, decepcionado, le escribe a Santander, y manifiesta la admiración que tiene por San Martín, por haber sido más inteligente al renunciar como lo hizo.
La realidad es que hoy, los países latinoamericanos, nos encontramos en la misma situación geopolítica y económica de ayer.
Pero el éxito de la obra de los libertadores existió en el triunfo de las ideas, con la constitución de las nuevas Repúblicas. Es decir que estas ideas, que no eran originarias de América, cruzaron el océano cuando habían fracasado en el continente Europeo y aquí, durante más de 10 años de lucha fratricida y gracias a estos dos héroes, se hicieron realidad, para volver al continente que las creó.
Ello significa, sin lugar a dudas, que fue América quien le enseñó al resto del mundo a defender, con orgullo viril, esa idea de libertad y sostenerla con fuerza y voluntad tenaz inquebrantable.
Por eso quiero terminar con las palabras de Bartolomé Mitre, que resumen lo expresado con la elocuencia que se merece, cuando se inauguró la primera estatua del General San Martín en el año 1862:
“GRACIAS A ESA FE ROBUSTA QUE LO ANIMÓ ENTONCES, FUIMOS REDENTORES DE LOS PUEBLOS, Y SALVANDO CON NUESTRO SACRIFICIO A MEDIO MUNDO, NOS SALVAMOS A NOSOTROS MISMOS”