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ACADEMIA DE ESTUDIOS MASÓNICOS Supremo Consejo del Grado 33 del REAA para España
La comitiva volvió al poco tiempo y Guido apunta en su memoria que San Martín dejó asomar de sus labios “picantes apóstrofes sobre la posición embarazosa que se le colocaba…” y otra vez los rechazó. Luego de un rato, le expresa a Guido: “Ya que no me es permitido colocar un cañón a la puerta con qué defenderme de otra incursión por pacífica que ella sea, trataré de encerrarme…” Al llegar las nueve de la noche, hora habitual que tomaba el té, después de haber arreglado algunos papeles lo llama a Guido para hacerle compañía y de improviso le preguntó: “¿Qué manda usted para su señora en Chile? El pasajero que conducirá encomiendas o cartas las cuidará y entregará puntualmente - ¿Qué pasajero es ese?” preguntó Guido. “El pasajero y conductor soy yo”, le contestó el prócer. “Ya están listos mis caballos para pasar a Ancón y esta misma noche zarparé del Puerto”.