Nยบ 0 agosto 2015 Quintana de la Serena (Badajoz)
Revista cultural “Una piedra sobre otra” número 0, agosto de 2015
EQUIPO DE TRABAJO Edición : Asociación Cultural “Una piedra sobre otra”. Impresión: Fabridisc. Madrid. Dirección, diseño y maquetación : Victoriano Rodríguez Dávila Apoyo logístico y presupuestario: Sandra Delgado Tena Coordinación comercial y relaciones externas: Javier Hidalgo Coronado
INDICE Página
EDITORIAL .…………………………………………………………………………………………………………………… 3 UNA PIEDRA SOBRE OTRA……………………………………………………………………………………………... 4 José Ángel Benítez Nogales / Alcalde QUERIDOS NIÑOS Y NIÑAS DE QUINTANA..…………………………………………………………………….. 5 Camy León Fernández / Presidenta RECOPILACIÓN BIBLIOGRÁFICA DE AUTORES DE QUINTANA DE LA SERENA ………………... 6 Juan Francisco José Dávila Sánchez / Socio. HUMOR EN LA PARED DEL PARQUE, QUINTANA …………………………………………………………… 11 Antonio Moreno Bermejo / Socio. FERNANDITO EL PELLIQUERO ……………………………………………………………………………………… 13 Antonio Ortiz Díaz / Socio. IN EXTREMIS ………………………………………………………………………………………………………………… 14 Victoriano Rodríguez Dávila / Socio. AJOS DE LA ABUELA ……………………………………………………………………………………………………… 15 Juan Francisco José Dávila Sánchez, Victoriano Rodríguez Dávila, Angustias Tena / Socios. RECUERDOS…………………………………………………………………………………………………………………... 16 Francisco Manzano Valor / Socio DEL TIRADOR A LA DEL VEINTE, RETAZOS DE MI INFANCIA ………………………………………….. 18 Francisco Rodríguez Dávila / Paisano y colaborador. SALTANDO CHARCOS EN VERANO …………………………………………………………………………………. 21 Francisco Tena Gómez / Paisano y colaborador. AUNQUE ANDEMOS CON ZANCOS SIEMPRE ANDAREMOS SOBRE NUESTRAS PIERNAS …… 23 Juan Antonio Chacón Chacón / Paisano y colaborador. REGEÑÍAS Y ROSQUILLAS ………………………………………………………………………………………………. 25 Varios autores /Socios y paisanos colaboradores PEQUEÑO MUSEO ETNOGRÁFICO VIRTUAL…………………………………………………………………….. 27 Socios FOTOGRAFIAS DE QUINTANENSES …………………………………………………………………………………. 29 Varios autores / Socios y paisanos colaboradores I CONCURSO LITERARIO “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” ……………………………………………………. 34 Varios autores / Ganadores “ I Concurso literario “Una piedra sobre otra”. ACTIVIDADES REALIZADAS EN EL TIEMPO DE EXISTENCIA DE ESTA ASOCIACIÓN ………… 48 Redacción. SANTAS SIN ASAS …………………………………………………………………………………………………………..50 Marciano Curiel: `Cuentos extremeños´,Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, Madrid 1944 EL LAGARTO EN EXTREMADURA: ENTRE EL MITO Y LA TRADICIÓN ……………………………… 52 José María Domínguez Moreno / Artículo de la biblioteca virtual Miguel de Cervantes LUIS CHAMIZO ………………………………………………………………………………………………………………. 73 Ayuntamiento de Guareña PABLO GUERRERO ………………………………………………………………………………………………………… 78 Wikipedia ADENDA ……………………………………………………………………………………………………………………….. 88 Redacción
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"Sólo el que sabe es libre, y más libre el que más sabe... Sólo la cultura da libertad... No proclaméis la libertad de volar, sino dad alas; no la de pensar, sino dad pensamiento. La libertad que hay que dar al pueblo es la cultura”. Miguel de Unamuno (1864-1936)
Nace esta revista, al igual que la Asociación Cultural “Una piedra sobre otra”, con la intención de recordar, dar a conocer, intentar que se conserve el acerbo cultural y etnográfico de nuestro pasado y se construya el presente con las miras puestas en el futuro. También, ¿porqué no?, colaborar y expandir el nombre nuestro pueblo y la cultura de Extremadura más allá de nuestros límites geográficos, que se nos conozca y valore por lo que fuimos y somos, que no perdamos la identidad y que todos nos sintamos orgullosos de ser quintanenses y extremeños, que valoremos lo que tenemos; nuestro entorno, nuestra historia, nuestra idiosincrasia, nuestros cacharros antiguos …, todo, con la sencillez y humildad que nos caracteriza a los extremeños. Es esta una Asociación plural, sin exclusiones de ningún tipo, sin adscripciones política de ninguna índole, con la única motivación e intención de aportar en la medida de nuestras posibilidades que lo cultural sea una de las cuestiones a tener en cuenta en el desarrollo y progreso de Quintana. Es difícil, lo sabemos; escasez de presupuestos, número de socios escaso, ninguna infraestructura ni medios …, solamente contamos con la buena voluntad de algunos socios y ganas de trabajar, pero bueno hacemos lo que podemos y al menos en un año y algo de existencia saben muchos paisanos que existimos, ya es algo, y algunas actividades hemos realizado contribuyendo con ello, aunque sea mínimamente, al desarrollo cultural en la localidad. ¿Nuestros deseos?, muchos, ¿son sueños?, posiblemente, pero los soñadores son los que han hecho que en el mundo haya más libertad, la sociedad sea un poco más solidaria y la vida más llevadera, de lo que si estamos seguros es que nuestras intenciones no son quimeras. Extender, vivir, sentir, divulgar y ser amantes de la cultura va más allá de un determinado momento, de los propósitos de unos cuantos, de los gobiernos de turno sean del signo que sean. Hacer cultura es vivir con intensidad los tiempos que nos tocan y tener firmes compromisos con la libertad, lo humano, lo social y con nuestro pasado, haciendo de los derechos humanos el buque insignia del camino por recorrer .
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José Ángel Benítez Nogales “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Pocas veces me he encontrado con un nombre tan acertado Y tan en consonancia con sus propias metas, como este como con el que habéis bautizado esta joven asociación: “Una piedra sobre otra”. No cabe duda de que la piedra es nuestra seña de identidad, el símbolo que nos identifica y nos distingue. Representa nuestra forma de vida, nuestra cultura considerada en su más amplio significado. Pero además, vuestro nombre encierra y sugiere el concepto de construcción, con el que piedra sobre piedra, iniciativa tras iniciativa, aportación tras aportación, vuestra entidad está contribuyendo a engrandecer el edificio de nuestra cultura y a poner en valor toda la riqueza que poseemos. Me enorgullece el nacimiento de iniciativas que, como esta, no hacen más que confirmar el compromiso de este pueblo hacia sí mismo y el orgullo de ser y formar parte de Quintana. Una asociación nace cuando existe algo común por lo que luchar, algo de lo que disfrutar en compañía de otros o algo que perseguir. Por eso, estoy seguro de que esta entidad verá aumentar cada día su numero de socios y colaboradores, dado que su objetivo no es otro que conocernos a nosotros mismos, valorarnos y defender lo que somos y todo lo que, como pueblo nos pertenece. Agradezco el espacio que se me brinda en esta revista, ya que es una de los mejores medios para transmitir mi satisfacción sincera con la ilusión con la que por propia iniciativa, estáis trabajando por nuestro municipio, por nuestra gente y nuestra cultura. Espero y deseo que crezcáis cada día, con la adhesión de nuevos socios y socias. La verdadera esencia de un pueblo está en sus ciudadanos y su fuerza, en las acciones que de ellos emanan de forma altruista y voluntaria, para seguir construyendo y avanzando cada día. Gracias por vuestro trabajo.
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Camy Fernández León
QUERIDOS NIÑOS Y NIÑAS DE QUINTANA Un día, junto a un grupo de paisanos, nos planteamos el hecho de rescatar del olvido, muchas de las cosas y personas que han vivido en Quintana desde hace muchos, muchos años. No nos gustaba la idea de que se perdiera las raíces de nuestro pueblo y que olvidáramos a todos estos abuelos y abuelas que han hecho tanto por nosotros. Por esta razón fundamos una asociación cultural que viniera a rescatar el pasado de nuestro pueblo y que sirviera también para que nos sintiéramos orgullosos de ser quintanejos. Seguramente ya habréis oído hablar de la Asociación Cultural “Una piedra sobre otra”, pues alumnado del colegio y del Instituto participaron el año pasado en nuestras actividades. Una de las que más nos gustó fue el concurso de poesía Y2 cortos a la que se presentaron estudiantes de 5º y 6º de primaria, así como de la ESO. Y fue una gran alegría, por nuestra parte, ver como el profesorado del colegio así como del instituto, colaboró desinteresadamente e hicieron que la participación estudiantil fuera notable. Mención especial para la Directora del IES el Jefe de Estudios del Colegio ya que, si eso ayuda, no hubiéramos tenido alcanzar lo programado. Quisiera desde estas páginas animaros a todos a que, este año, participéis compuestos trabajos y poesías. También me gustaría destacar la actividad que realizamos en el llamado día del abuelo. Este día hicimos una fiesta para agradecer a todos los abuelos y abuelas de Quintana, el amor y trabajo que siempre están dispuestos a darnos. Por último pedidos chicos y chicas de Quintana que animéis a vuestros padres a que formen parte de nuestra Asociación Cultural “Una piedra sobre otra”. Nosotros sabemos que, si vosotros ayudáis, conseguiremos rescatar del olvido todo lo bueno que han hecho nuestros mayores a través de los tiempos pasados.. 5
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Juan Francisco José Dávila Sánchez RECOPILACIÓN BIBLIOGRÁFICA DE AUTORES DE QUINTANA DE LA SERENA
Bibliografía de autores nacidos en Quintana de la Serena y de aquellos otros que tengan algún vínculo o relación con nuestro pueblo, ya sea por motivos laborales, familiares, etc. Por la ambigüedad de este último concepto consideramos que se deberá intentar ser flexible en el análisis de cualquier tipo de sugerencia. Esta lista queda abierta a la incorporación de nuevos autores y aquellos otros que, de forma involuntaria hayamos podido omitir, por lo que ya de antemano pedimos disculpas y la colaboración de todos para que nadie quede en el olvido. Orden alfabético de autores: BARQUERO BARQUERO, Tomás de Aquino BARQUERO QUINTANA, Juan Antonio CALDERÓN CARRASCO, Manuel CARMONA BENÍTEZ, María del Carmen CASCO ARIAS, Juan CHACÓN CHACÓN, Juan Antonio DE LA CRUZ CORONADO, Guillermo DEL POZO DEL POZO, Manuel ESCUDERO RÍOS, Antonio José ESCUDERO RÍOS, Isabel FERNÁNDEZ DE LA CRUZ, Ramón FRUTOS CUADRADO, Isidro M. GARCÍA BARQUERO, Víctor LEÓN CÁCERES, Manuel LEÓN HIDALGO, Antonio MARTÍN FERNÁNDEZ, Domingo MORILLO-VELARDE BARQUERO, Diego MORILLO-VELARDE SANTOS, Eladia ORTIZ-CORONADO Y ELEJOSTE, Juan María ORTIZ ROMERO, Pablo PEDEMONTE, Verónica RODRÍGUEZ, Pedro RODRÍGUEZ ORELLANA, Diego ROMERO GORDILLO, Manuel RUIZ SANABRIA, Libertad SÁNCHEZ MURILLO, José Marín SESMILO I RIUS, Domènec AUTORES y OBRAS BARQUERO BARQUERO, Tomás de Aquino *(1979). Un trozo de la historia de mi pueblo. Quintana de la Serena. Humanes de Madrid: Gráficas Robles. CALDERÓN CARRASCO, Manuel/BARQUERO QUINTANA, Juan Antonio/FERNÁNDEZ DE LA CRUZ, Juan Ramón
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*(2000). La grulla común en La Serena. CEDER La Serena. Castuera (Badajoz). CARMONA BENÍTEZ, María del Carmen *(2013). La figura de Goya: Historia y Arte. Edición de la autora. CASCO ARIAS, Juan *(1961). Geobiografía e Historia de Quintana de la Serena. Editorial Prensa Española, Madrid. *(1973). El médico de cabecera ante el enfermo de canceroso. Badajoz, Sánchez Trejo. CHACÓN CHACÓN, Juan Antonio *(2007). Tercer intento. Badajoz. Edición del Autor. Imprenta Parejo. (2009). Cuatro historias para considerar, reír y llorar. El rey menudito, Del Matagallinas al Transiberiano, La Meada de Olivero, La Laguna del Tamborilero. Edición del Autor. Imprenta Parejo-Villanueva de la Serena. *(2011). Ni el espíritu de los pámpanos. Editorial Círculo Rojo. Madrid. (2012). El dañino soplo del solano. Editorial Círculo Rojo. Madrid. (2013). Un rincón en la Serena extremeña. Editorial Círculo Rojo. Madrid. (2015). El diagnóstico y la soledad. Editorial Círculo Rojo. Madrid DE LA CRUZ CORONADO, Guillermo (1950). Intimidad. Dibujos de C. Martínez Caro. Impr. Héroes. (1951). Coimbra…Piedra y paisaje, Imp. Atlántida. Coimbra. (1954). Ángel Gabriel: poemas. Teologado claretiano. (1955). Primavera austral: poemas brasileños. Seminarios Claretianos de Cantabria, Santo Domingo de la Calzada. (1956). La poesía del oro de Góngora y Quevedo. (1968). Pórtico al Quijote: Estudio estructural del primer capítulo. Conselho de pescquisas da Universidade federal de Paraná. (1981). O espessamento poemático em Carlos Nejar. Editora da Universidade, Universidade Federal do Río Grande do Sul. DEL POZO DEL POZO, Manuel (¿ ?). Ojos velados. Figura en la Lista de Honor de Plata del Premio Jordi Sierra i Fabra 2008, publicada en Clij: Cuadernos de Literatura Infantel y Juvenil: Año 21. Número 215 – 2008 mayo. Página 75 (Revistas Culturales. Biblioteca Virtual de Prensa Histórica. Mecd). ESCUDERO RÍOS, Antonio José (1996) Cortés Cortés, Fernando; Castellano Barrios, Lucía; Escudero Ríos, Antonio J.; Escudero Ríos, Isabel: Jornadas Extremeñas de Estudios Judaicos. Raíces de Extremadura: del candelabro a la encina. Diputación de Badajoz. ESCUDERO RÍOS, Isabel *(1984). Coser y cantar. Editora Nacional. Madrid. (1994). Razón común. Razón poética. Uned. Universidad Nacional de Educación a Distancia. Madrid. (1997). Digo yo. Ensayos y cavilaciones Ediciones Huerga & Fierro. Madrid.
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(1998). Cántame y cuéntame. Cancionero Didáctico. Uned y Ediciones de la Torre. Madrid. (2002). Cifra y aroma. Hiperión Poesía. (2003). Lenguaje y comunicación: La Escuela Comprensiva y otros textos para la Didáctica. Uned. Madrid. (2008). Fiat Umbra. Pre-Textos. (2008). Gorrión y migajas. Pre-Textos. Valencia. (2009). Didáticas Específicas de las Áreas del Curriculum. Título de Pedagogía. Uned. Madrid. (2009). Las Artes del Lenguaje. Lengua, Comunicación y Educación. Uned. Madrid. (2010). Nunca se sabe. Pre-Textos. (2010). Tratamiento y Aplicación de las Artes en las Diversas Áreas de Conocimiento. Uned. Madrid. (2013). Condiciones de Luna. Ediciones de la Torre. Madrid. (2014). Alfileres, coplas libertarias. La Cotali. Colección Cancionero, 02. FRUTOS CUADRADO, Isidro Manuel/ROMERO GORDILLO, Manuel *(2007). Setas de La Serena. Ceder La Serena. Badajoz. GARCÍA BARQUERO, Victor *(2011). Cinco crímenes perfectos. Editorial Nemira. Sevilla (2011). Asesinos y víctimas. Editorial Ánade. (2012). El caso del diamante. Bohodon. (2012). Una llamada en mitad de la noche. Tagus. Grupo Planeta. (2013). Inquietante afición. Leer-E 2006 SL. LEÓN CÁCERES, Manuel/CARMONA BENÍTEZ, María del Carmen *(2011). Las “Villae” romanas y la Ermita de los Mártires de Quintana de la Serena. CEDER La Serena. LEÓN HIDALGO, Antonio (2004). Ortografía española. Método práctico. Secretaría General de Educación. Junta de Extremadura. Mérida (Badajoz). (2010).Comentarios sobre el Quijote de 1605. (2010). Comentarios sobre el Quijote de 1615. *(2013). Cervantes, Avellaneda y los dos Quijotes. Érides ediciones. Madrid. *(2013). Cervantes: Su vida, su obra y su tiempo. Ayuntamientos de Quintana de la Serena/Diputación de Badajoz. MARTÍN FERNÁNDEZ, Domingo (2005). Aguardo en su más pura esencia. Editorial Al-Andalus. (2015). Sin triquiñuelas de poder. Edita Diputación de Badajoz. MORILLO-VELARDE BARQUERO, Diego (1931). Risas y Lágrimas. Apuntes de la vida estudiantil. Ensayo de novela. Ediciones Arqueros, Badajoz. (2005). Rimas de Juventud. 2ª ed. Familia Morillo-Velarde Godoy. Badajoz. MORILLO-VELARDE SANTOS, Eladia
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(1959). A orillas del Guadiana. Colección Lírica Hispana. (1974). Memoria de la tierra. Editorial Católica. Sevilla. ORTIZ-CORONADO Y ELEJOSTE, Juan María *(1.992). Datos, historia y genealogía de Quintana. Generalidades. Tomo I. Edición del Autor. (¿ ¿). Datos, historia y genealogía de Quintana. Generalidades. Tomo II. Edición del Autor. (¿ ¿). Datos, historia y genealogía de Quintana. Generalidades. Tomo III. Edición del Autor. ORTIZ ROMERO, Pablo (1985). Carta arqueológica de La Serena. Hojas del Mapa Topográfico Nacional Nº 805 y 831 correspondientes a Castuera y Zalamea de la Serena. Memoria de Licenciatura inédita. Cáceres. (1986). Introducción a una historia de la Arqueología en Extremadura. Universidad de Extremadura, (1990). La secuencia prerromana en La Serena. Fortificaciones. Revista de Estudios Comarcales. Badajoz, pp. 57-63. (1995). De recintos, torres y fortines: usos (y abusos). Extremadura Arqueológica V. pp. 177-194. (1995). “Excavaciones y sondeos en los recintos de tipo torre de La Serena”. I Jornadas de Prehistoria y Arqueología en Extremadura (1986-1990). Extremadura Arqueológica II. (1997). “Hijovejo y los recintos torres de La Serena. Estado de la cuestión”. I Jornadas de Arqueología y Patrimonio de La Serena. Castuera. (2003). Ortiz Romero, Pablo y González Sánchez, Antonia: “Memoria y testimonio del campo de concentración de Castuera (Badajoz)” dentro del libro Los campos de concentración y el mundo penitenciario en España durante la guerra civil y el franquismo, C. Molinero, M. Sala, J. Sobrequés (Eds.) Barcelona, Museo d’Historia de Catalunya Ed. Crítica. *(2013). La Quimera del libro. La Comisión de Monumentos de Badajoz y el Patrimonio Bibliográfico. Colección CEEx nº. 6 (2ª. Época). Centro de Estudios Extremeños. Diputación de Badajoz. PEDEMONTE MORILLO-VELARDE, Verónica (1995). Lenguas de fuego. Viaje Circular en Venecia. Gradiva. (¿ ¿). Diario de un rebelde. Ayuntamiento de Talavera de la Reina (Toledo). Colección Melibea, 80. (2000). Esclavos y libertos. VII Premio internacional de Poesía “Gerardo Diego”. Universidad Nacional Aulas Tercera Edad. (2002). Dulcinea en Manhatan. Fundación Kutxa Ediciones y Publicaciones. (2006). Cuando Europa era el mundo. Ayuntamiento de las Palmas de Gran Canaria. REYES HUERTAS, Antonio *(1987). La sangre de la raza. Fondo Cultural Valeria. Campanario. 6ª Edición. *(1978). Estampas campesinas extremeñas. Fondo Cultural Valeria (Campanario). Editora Nacional. Madrid. Edición homenaje de 1978.
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(2002). La canción de la aldea. Badajoz. Diputación. Provincial. Edición facsímil de la de 1952. RODRÍGUEZ, Pedro *(1999). Cosas de mi pueblo por Pedro Rodríguez. Quintana de la Serena (Badajoz). Badajoz. Gráficas Samat, Villanueva de la Serena. RODRÍGUEZ ORELLANA, Diego y ZAVALA, Antonio *(1999). Aprendiz de gañán. Biblioteca Narrativa Popular. Editorial Sendoa. OIARTZUN (Guipúzcoa). *(2001). Andanzas de un quinto del 42. Biblioteca Narrativa Popular. Editorial Sendoa. OIARTZUN (Guipúzcoa). *(2001). Del fusil al arado. Biblioteca Narrativa Popular. Editorial Sendoa. OIARTZUN (Guipúzcoa). RUIZ SANABRIA, Libertad *(2010). Un Mundo de Poesía. Editorial Visión Libros. 2ª Edición. Sevilla. *(2012). Relatos de otros tiempos. Editorial Aebius. Madrid. SÁNCHEZ MURILLO, José Marín (2006). La Veterinaria y su proyección en Quintana de la Serena (Badajoz), 19022004. Indugrafic. SESMILO I RIUS, Domènec *(2014). La nueva savia. Editorial Sunya, Vic (Barcelona). Nota: Las obras marcadas con (*) son las que podemos encontrar en la Biblioteca Pública Municipal.
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Antonio Moreno Bermejo HUMOR EN LA PARED DEL PARQUE, QUINTANA ( Anticipo que saco del congelador, pa Manuel Rodríguez Nieto)
Cada verano, mi amigo Antonio Pajuelo -que sabe que el vino bueno me gusta con delirio- me somete a un ejercicio de sinceridad para que opine sobre cómo le ha salido el vino hogaño: “ ¿qué te parece, Moreno, cómo está este vinazo?”. Él, mira cómo yo miro el color, lo muevo, lo huelo y me lo echo a la boca; y sigue mirándome fijo a los ojos, hasta que emita mi sentencia anual al respecto, la de todos los años, siempre la misma: “Este vino…., Porrita”, (porque yo le llamo por el diminutivo suave de su verdadero mote, ques ‘Porrajierro’), “este vino es brusco, alcohólico, turbio y está hasta un pelín picado, avinagrao, en definitiva, ¡¡¡ este vino es un puto brebaje, joé!!!”. Y su contestación es también la de siempre: que si nos hemos vuelto mu finos, que si menos química y más naturalidad, que si patatín que si patatán, y que me den por culo con ese vino que le he llevao pa cená: un vino flojo, amariconao y con mucha química. Claro, él no se da cuenta de que su paladar se adapta a su vino: cuando debería pretender lo contrario, que el vino se adaptara a su paladar, al mío y al de otros muchos, cuantos más mejor, mostrando un sabor civilizado al común de los degustadores. Porque, vamos a ver, el vino es un proceso vivo que por sí solo tiende al vinagre, y es por ello que el enólogo está para modificar, alterar, modular ese camino de transición en aras de –dándole química- conseguir un caldo agradable. Quiero decir, aun a riesgo de crear polémica en la Pared, que de eso se trata, yo declaro que (salvo rara excepción) en las pitarras extremeñas se hace mal vino: ya sé que esto es escupir parriba, pero lo veo así. Y es que para hacer buen vino no basta (como para hacer el chorizo, o el buen pan de pueblo de Angustias, o el queso de Inés) buena materia prima, paciencia y buenas manos: el vino necesita QUÍMICA. El jodío “Porrajierro”, concediéndome algo de razón, me dice que él le echa un poco de “sulfuroso”, joder, a ver: ¿Cuánto le echas?, y él que un puñao, y yo que eso es peligroso, y él –que confunde miligramos con gramos- insiste me espeta que: “ ¡al coño con tanta química!”, que las probetas y las pipetas se las pasa él por el forro, con tanta mariconada, joé. JAJAJAJAJA; y me lo paso bomba, claro, pero yo bebiéndome mi “Torre Julia”, o “Basangus”, o “Habla”, lo que se tercie. Y él su pitarrero. Una prueba palmaria de que la pitarra casera no da generalmente buen vino es cómo han proliferado siempre en la comarca de La Serena las fábricas de gaseosa, ¿sabéis por qué?, pues es muy fácil: porque es un cubredefectos del mal vino, la gaseosa está muy ligada al vino porque cura esa patología y ese sabor a sulfídrico, a geraniol, a picado o a roble excesivo que a veces apreciamos en los vinos cosecheros de familia: así se ha inventado el “tinto de verano”, dulcificando con la gaseosa la acritud del mal vino: mezcla que con hielo en cantidad generosa resulta bastante agradable. Yo me quedo con el buen vino hecho por un enólogo sabio, con la química que haga falta…, ese vino que agudiza el ingenio en nuestro hablar, que induce al sueño, que erotiza el camino y permite llegar a Ítaca sin frustración: me gusta tantísimo que no me he concedido, ni una sola vez, el abusivo error de
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emborracharme para no aborrecerlo jamás. (Tangencialmente, Manuel, cito a la gaseosa como “salvadora” de malos vinos, pero queda pendiente relatar lo que puede dar de bueno por sí misma: qué gracia me hizo aquél pequeño gran actor en esa estupenda, surrealista, absurda, pero nunca estúpida comedia “El Milagro de Pepinto" cuando, con un desparpajo genial, dijo aquello de : "¡Qué invento esto de la gaseosa!").
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Antonio Ortiz Díaz
FERNANDITO EL PELLIQUERO
Andaba de un lado para otro cubierto con sus oscuros harapos, el rostro renegrido, la gorra calada y el sempiterno saco colgado al hombro, en cuyo bulto se adivinaban las pieles que daban origen al mote que completaba su nombre, curiosamente siempre mencionado con un diminutivo que en modo alguno constituía una muestra de cariño, ni siquiera de conmiseración, hacia el personaje. Siempre fue objeto de las burlas de los muchachos del pueblo, que, envalentonados, competían para ver cual de ellos lo abucheaba y lo injuriaba con más vehemencia, con esa crueldad gratuita que suelen conciliar los infantes con grandes dosis de inocencia y candor, ante la sonrisa cómplice, cuando no la risa abierta, de los hombres, que se miraban entre ellos llevándose el índice a la sien, convencidos de que un "loco" no llega siquiera a ser una persona, transmitiendo esa insidia a los más pequeños. Solamente las mujeres, por naturaleza propensas a la caridad y la compasión, esbozaban un gesto de desaprobación mientras trataban de impedir que la mofa continuara, que una vez tras otra el coro de voces entonara la repetida cantinela: “Fernandito el Pelliquero se acuesta en un baúl, respira por un bujero gato, miau, sape, fú”. Y Fernandito continuaba su marcha impertérrito, como si no fuera consciente de ser el centro de todas las miradas, de todos los comentarios, de toda la crueldad.... Y de tanto en tanto se paraba y elevaba la mirada al cielo, como lo hace un loco a decir de la gente; aunque también pudiera ser como lo hace un místico. Alzaba su cara afilada con el gesto transido, el mismo que transfigura el rostro de los santos y los frailes inmortalizados por el Greco o Zurbarán en ese instante de comunión con su Altísimo, con ese Dios que los atormentaba o los elevaba al éxtasis más absoluto, e iniciaba quién sabe si un monólogo o una conversación con alguien que lo escuchaba en las alturas, quizá pidiendo justicia que reparara el expolio de su casa que él achacaba a la administración, o quizá simplemente pidiéndole a Dios que perdonara a quienes lo hostigaban, que, al fin y al cabo, eran unos pobres locos que no sabían lo que hacían.
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Victoriano Rodríguez Dávila IN EXTREMIS Inmóviles, desesperados por el tiempo golpean en sus silencios las puertas de otra vida. Ausentes, aletargados por la indolencia en el espacio confuso de su tiempo neutro se aferran a las luces ausentes de la existencia. Trastornados, carentes de todo sentido del mal se refugian en las sombras de su letargo en la encrucijada céntrica de cada instante y en el sobresalto de la esperanza. Con ademanes perturbados y delirios del pasado viven la presencia de lo desconocido con los fantasmas turbios del futuro y la apetencia de la lejanía prolongada. Sin apenas apego por nada con el recuerdo del aire quebradizo en sus rostros el paisaje aniquilado de su pueblo esperan con actitud obstinada y furtiva la incertidumbre de la quietud y el trance perpetuo en el entusiasmo del más allá.
A mi madre, hospital de Don Benito/Villanueva, en momentos difíciles y con ochenta y tantos años.
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Trabajo colectivo de: Juan Francisco José Dávila, Victoriano Rodríguez y Angustias Tena. AJOS DE LA ABUELA Tenía por ahí un baño de COLLEJAS que cogimos el año pasado, y lo tenemos fácil, porque suelen salir alrededor del pozo que tenemos en el campo, lo que nos permite consumirlas con total garantía de ausencia de herbicidas, pues allí están totalmente prohibidos. No sé exactamente cómo se hacen pero tienen un sabor parecido a las acelgas aunque con una textura más fina. En nuestro pueblo no creo que se consuman mucho pero en Campanario sí suelen hacerlo junto con las verdolagas. Las collejas están riquísimas y , ya que estamos en el lío culinario, te cuento como las hago yo: “Se cuecen, en una sartén ponemos aceite ( no digo cantidades, porque a los que nos gusta la cocina el ojo, la intuición , "la pericia", es lo que funciona), sigo que me pierdo, unos ajos laminados, se reservan cuando veamos que ya van cogiendo color”. Freímos una rebanada de pan, mezclamos los ajos con el pan frito en el mortero y a machacar, el resultado lo mezclamos con leche, según guste mas o menos espeso el resultado , mas o menos leche, salamos . Ponemos las collejas cocidas en la sartén, se sofríen , se le echa lo preparado en el mortero y se dejan que se hagan y cuando la vista consideren que están listas al papeo. Y digo yo, ¿qué nombre le damos a la receta?. Ese guiso se hace con espinacas, acelgas, coliflor, tagarnillas, etc....y se llama "ajo…" de lo que hayas guisado. Documentación. Lo último que he tenido entre las manos ha sido precisamente algo relacionado con la gastronomía y con respecto a Quintana decía que <<las influencias judioarábigas entran dentro de lo posible en la sociedad quintanense, y por tanto en su gastronomía. Y en este sentido, la tradición hortícola de Quintana puede provenir de la presencia morisca en esta zona, pues hasta la primera mitad del siglo XX hubo un desarrollo importante de las huertas...>> Y nos menciona el "ajo de calabaza", la "sopa de tomate" , la "sopa de patata", la "sopa de jamón", la "sopa dora", el "escabeche de nabos", los "nabos con coles", las "coles fritas", el "boronio", el "ajo de tagarnillas", la "liebre en salsa", el "conejo en escabeche", el "arroz con liebre", las "tórtolas estofadas", el "pisto de carpas", el "escabeche de bacalao", las típicas "rejeñías", el "guiso de castañas", las "orejitas", las "puchas", los "repápalos", y nuestros ROSQUETES del Jueves de Compadre, que, por cierto, ya está cerca. Recomiendo que se eche un vistazo a este libro que es: "La Serena. Un paisaje gastronómico" , editado por el Ceder La Serena -(Castuera), 2009. Su autor: Antonio Gázquez Ortiz. Está disponible en la Biblioteca Pública Municipal.
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Francisco Manzano Valor RECUERDOS Infantes deseosos del mundo conocer sin conocimiento alguno de lo que a la postre pudiera suceder asistían inquietos y, por obedecer, a unas clases magistrales de cualquier acontecer, a veces, amenas otras de menos interés, pero siempre llenas de sabiduría y buen hacer. Personas humildes que dejaban su piel con mucho amor, con trabajo, con sudor día a día, sabiendo el por qué. No fueron las letras ni los números, es la otra parte del saber la que queda cuando aquello se fue. Hoy, inesperadamente, quiero reconocer eso que de ellos llevo lo que en mí guardé lo que me hace persona lo que nunca olvidaré, lo que aprendí de niño, lo que me ayudó a crecer lo que ha perdurado, lo que yo enseñé, lo que cualquier maestro desea ser lo que ellos consiguieron quizás sin saber que su semilla florecería años después en tantos jardines en tantas plantitas, que, llegadas a su madurez, repetirían el ciclo que iniciara el matrimonio aquel de apellidos ilustres, humilde Hidalgo Él
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acompañado de Rey para no desmerecer, ni como maestra y esposa, de Basiliso, María fue. Con todo mi cariño a mis Maestros de primeras letras y más.
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Francisco Rodríguez Dávila
DEL TIRADOR A LA DEL VEINTE, RETAZOS DE MI INFANCIA
"Yo nací cazador", decía el doctor Don José Muñoz Seca al comenzar a escribir su libro Perros y Cazadores, y todos los que hemos nacido bajo esa impronta, creo que tenemos un sitio especial en nuestra memoria para las primeras piezas muertas en estas lides. Yo las recuerdo con un cariño especial, dado que se desarrollaron en una época de mi vida en que era un niño, un niño nacido cazador también, a Dios gracias, y esto ocupa en mis adentros un lugar privilegiado, de modo que cuando las recuerdo me hacen sumamente feliz, y por ello voy a tratar de contar algunas anécdotas, sin tener idea de redactar con adornos y palabras como veo que emplea la gran mayoría de los profesionales. Yo trataré de contarlas como si estuviera en la chimenea de un cortijo alrededor de una lumbre con mis amigos, y esto sí lo he practicado a tope en muchas etapas de mi vida, aunque ya por desgracia menos y, bueno ,ahí va mi primer conejo y otras. A principios de los años sesenta acompañaba a mi maestro de la vida y tío abuelo José en los viajes que hacía para comprar pieles, lanas y herboristería de las cuales era almacenista. De esta última tenía delegados en muchos pueblos de Extremadura y Sierra Norte de Sevilla, entre ellos La Morera, en la provincia de Badajoz donde bastantes hombres del campo de este pueblo en verano se dedicaban a recolectar orégano, hierba de cuajo, poleo… que una vez preparado y envasado retiraba en camiones a su casa para luego negociarlo por toda España y Portugal. El panadero de La Morera creo que fue el primero que ayudó a mi tío en el tema del orégano. Se llamaba de apellido Carretero y era un hombre bajito, aficionadísimo a la caza. Lo habían cogido varias veces los civiles cazando de furtivo y por esto estaba procesado. A mí me encantaba escucharle contar cómo hacía los aguardos y cómo burlaba a los guardias, todo un personaje. Uno de los veranos, no recuerdo la fecha pero para el caso poco importa, fuimos a retirar el orégano y los hombres aquellos que eran chapados a la antigua, duros, sufridos, curtidos por el sol y el frio extremeño y cazadores todos, con escopeta de perrillos y menos papeles que una liebre, proyectaron, con la veda ya echada, ir a matar unos conejos para hacer una caldereta y llevarme a mí invitado y con escopeta. ¡Qué me dijeron! Yo no había matado nada más que gorriatos, palomos, tórtolas… con el tirador y esto me impactó tanto que me tuvo sin dormir y en ascuas hasta que llegó el esperado día, pues intuía que podía matar algo de importancia y sentirme cazador con pólvora. Nos hospedamos en una fonda que había frente al bar BIOSCA, cuyo dueño se llamaba como yo y desde allí, con la luz de las estrellas, salimos a lomos de los burros unos y otros andando, el Chovo hermano de este, Manuel Martínez, y otros dos o tres que no recuerdo sus nombres. Traían varios perros pero a medida que atravesamos el pueblo se iban juntando a la partida algunos más hasta reunir una buena recova de todo tipo, desde podencos hasta los típicos mil leches.
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Paco Biosca tenía una podenquilla de capa alobada preciosa que se llamaba LOBY, la cual cuando cazaban ellos a un zurrón partía como una escopeta, pues era una auténtica especialista en cogerlos a diente. Acabó regalándomela, despreciando mil pesetas que le ofreció mi tío, pues me enamore de ella y le pedí que me la comprara pero el Biosca le dijo: una perra como esta no tiene precio ni se vende así que se la regalo a mí tocayo y no hay mas que hablar, fue durante años mi compañera de aventuras. La tuve también amaestrada que la mandaba a coger los pollos, gallinas o peladillas en el cortijo y me las traia a la mano sin dañarlas indicándole con la mano la que quería. Por un camino en dirección a Badajoz nos apartamos y subimos la sierra entre olivares pues a la parte solana se encontraba el coto donde íbamos a realizar la cacería. Era LA JARILLA, entonces propiedad de un señor de Miajadas con cuyos hijos, Manolo y Pepe Bote, estudiaba yo en el Claret de don Benito. Cuando llegamos al cuchillar a la sombra de unos canchos y chaparreras espesas ataron y manearon los burros más o menos escondidos y nos dispusimos a cazar. A mí me dijo el Chovo “sígueme” y en una vereda que subía me señaló una encina diciéndome” súbete y no te cosques hasta que yo venga. Si ves al guarda no corras ni te muevas, que no te verá y seguro que te entran algunos conejos por la vereda”. Allí me dejó solo subido en la encina como un mochuelo con mi escopeta del 20 al amparo del monte. Al rato empezaron a oírse algunos tiros y los jais.. jais… de los perros latiendo los conejos. Yo pensaba en lo que me dijo del guarda y estaba un poco mosca, de golpe miré para abajo y tenía un conejo comiendo, que de vez en cuando se sentaba de culo a escuchar. Cómo me puse, me entraron unos temblores y creía que se me salía el corazón. El conejo comía y yo tenía un sufrimiento que no podía aguantar. Cuando le pareció echó a andar hacia las jaras y entonces le sacudí un tiro que no dijo ni pio. Si antes tenía tembladeras ahora se juntaron con cagaleras pues lo del guarda me tenía con la mosca, me bajé, cogí mi víctima en mis manos temblando y poco a poco me tranquilicé, me volví a subir y aunque vi algún conejo más no volví a tirar. Pasaron un par de horas que a mí me parecieron eternas y vino el Chovo por mí celebrando y dándome la enhorabuena por mi víctima. Ellos llenaron los zurrones. Contentos y felices regresamos de nuevo a lomo de los burros a la Morera para seguir envasando el orégano Aquella noche hubo caldereta y fiesta y este fue mi debut con los orejotas en compañía de aquellos hombres extremeños primitivos, duros como el diamante y buenísima gente. El tirador fue durante muchos años mi arma, me lo fabricaba de forma que la horquilla me gustaba de olivo, el chinatero, íbamos a un sitio donde los zapateros del pueblo tiraban los residuos de cuero y rebuscando entre los recortes encontrábamos algún trozo para hacerlo y las gomas ahí si que había que estudiar la que elegir pues el maestro YIYO zapatero remendón que las vendía tenía de tres clases unas que no servían para nada de cámaras de coche que decíamos que eran de chicle pues estiraban mucho pero no mandaban fuerza, otras de camión también negras buenas y las naranjas que nos tenían metido que eran de avión insuperables, tenía tal destreza que entre los chavales del pueblo no había ninguno que me ganara a matar volandones. Decían que era porque tiraba con bolas de barro que iba guardando para la temporada, las cuales las ganaba en las partidas que nos echábamos jugando al gua, pero qué va, era porque la mayoría de las siestas del verano me escapaba de la cama y me tiraba todas cazando en el
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huerto de mi tío y llegué a matar palomos y aviones, que es como llamábamos a los vencejos, al vuelo y , claro , la mucha practica hace el maestro. Había un zagal algo mayor que que era un auténtico figura, “El Pocho”, y hasta a este le ganaba. Ya mayores, recordando los tiempos, me decía “sí, sí, tú me ganabas pero el cuco del almendral de don Carlos quién se lo cargó”. Era indómito y no hacía otra cosa que cazar, y de vez en cuando hacía la remonta en la escuela y me iba a echarle un desafío a los olivares y huertos de las afueras del pueblo. Empezábamos con los telarines feos, que así le llamábamos a los chamarices o verdecillos, que eran los primeros que se tiraban de los nidos, y luego los gorriatos. Qué auténtica gozaba cuando entrabas en un olivar de aquellos y estaban piando en los arboles, hacías un recuento, dos en el almendro grande, otro en el peral, otros tres o cuatro en el nogal…..vamos era un verdadero paraíso cinegético escucharlos y buscarlos. ¡Qué cotos y que cacerías! Cuando fui a examinarme de ingreso al Instituto de Castuera por supuesto me llevé el tirador y en las aceras de este pueblo había muchos morales que estaban llenitos de volandones, no recuerdo cómo me escapé del control de mi madre y profesores pero la que formé aquel día fue sonada .No me cabían las piezas en los bolsillos del pantalón y me las metía en el seno poniéndome barriga y camisa hecha un cristo. La reprimenda fue de aúpa y al examen entré con los pantalones y niki llenos de sangre seca de mis víctimas. Menos mal que aprobé con un siete. Aquí había dado por concluido el texto, pero mi hijo J. Vicente me apunta que cuente sobre el tirador que le hice hace unos doce años, pues bien, ahí va. Como todos los padres cazadores que tenemos hijos, mi afán era que saliera cazador y cuando tenía cinco o seis años le preparé el consabido tirador y lo probamos en mi casa, con tan buena suerte que me entró un vencejo a buena altura, le tiré y al suelo, yo no daba crédito después de tantísimos años sin practicar y mi niño se quedó anonadado, se creía que su padre era un mago o qué sé yo. Volvimos a intentarlo infinidad de veces y no cayó ninguno más, como era lógico. Le eché la culpa a la falta de bolas de barro. Bueno, espero que os haya gustado cómo he contado algunos retazos de mi vida cazadora. Un saludo. Francisco. Este texto se lo quiero dedicar a José Ignacio Ñudi, por su buen hacer en su trabajo y en recuerdo del día que pasamos juntos cazando.
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Francisco Tena Gómez SALTANDO CHARCOS EN VERANO
Aunque el título parece irónico, hay momentos en nuestra vida que la ironía no existe, que más que ello existe alegría e inocencia, y lo que parece extraño, para la niñez es algo tan natural como la noche y el día. Me han invitado a escribir algo sobre estas fechas, y más que fechas, algo del estío. Lo más fácil es hablar de los rigores del verano, de la locura de los termómetros, de lo bien que se puede estar en las playas de Huelva o la frescura del cortijo camino de la sierra… Pero no. Hay presentes buenos y malos, pero los recuerdos del pasado siempre dejan un poso agradable en el que es fácil conjugar el momento que podía haber sido y el está bien como ha pasado. En fin, recuerdo aquellas noches de julio, porque se esperaba a que oscureciera y que la temperatura fuera más agradable, para que saliéramos a la calle, y digo saliéramos, porque hasta que los adultos no montaban su “cuartelillo” sobre la acera en la calle, junto a la puerta, con sillas de anea, mecedoras e incluso pequeñas butacas, no podíamos salir. Y mientras ellos, los adultos, charlaban sobre dimes y diretes, nosotros, los niños, observábamos las salamanquesas buscando, a la luz de cada farola, como en una competición sin reglas ni premios, pues a la vez que descubríamos más, más nos sentíamos henchidos. Alguno, mas mayor, bárbaro, intransigente e insensible, se servía de una tira de goma para, con los dedos de una mano y la de la otra, lanzarla como un misil intentando acertar. Pero nuestros aspavientos se desviaban hacia los murciélagos, observando cómo un tizón alado deambulaba en la noche, como sin ton ni son. -Con una boina se cazan –nos decía algún adulto u otro niño que lo creía-. La lanzáis al aire y se meten en ella. Pero claro, nunca pudimos llevar a la práctica tal forma de caza nocturna porque, lo principal, nadie nos ofrecía una boina para tal evento que, dicho sea de paso, eran los abuelos los que las tenían. Y se nos iba deshaciendo tal ensueño, como azucarillo en agua, hasta que algo nos llamaba la atención, que solían ser muchas cosas en aquellos tiempos. Quizás, el Santo Grial de aquellas fechas era La Calavera del Conqui. Recuerdo que nos dejaban elegir nuestra sandía. Lo más llamativo era que, para nuestra edad, teníamos absoluta libertad para usar navaja o cuchillo para trabajar nuestra “calavera”. Era digno de ver cómo, después de cortar por el rabo para hacer la tapa, despanzurrábamos el fruto, como un salvaje cirujano, con nuestras manos “sanguinolentas” y un deje de satisfacción en nuestras caras, donde el brillo y las pupilas de nuestros ojos aumentaban a medida que íbamos dejándola estéril. Cada uno, más o menos, diseñábamos el “careto”, con sus ojos triangularas, con o sin nariz, y su boca. Había bocas que daban risa, pues eran bocas como las almenas de un castillo, pues parecían bocas esmoladas, y había otras que daban miedo, pues sus bocas eran de dientes afilados, como hojas de sierra. Pero la impresión no era este momento, sino después, cuando nuestros padres nos daban un cachito de vela, sí, un cacho, pues tampoco valía una vela entera. Además, la misma se podía usar de un año para otro o, simplemente, era el último trozo que quedaba de las palmatorias que usábamos cuando se iba la luz. Y allí estábamos, con nuestras calaveras colgando de una pita atada en la cáscara, en la penumbra o en la oscuridad, y cómo la luz de la vela proyectaba la
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ignominiosa imagen que para nosotros era imagen festiva y graciosa. Y mientras los adultos, en sus sillas de anea o mecedoras, estaban con los dimes y diretes, nosotros, los niños, paseábamos nuestros trofeos calle arriba y calle abajo, buscando otros niños para comparar, quien sabe qué, y quedarnos satisfechos con la obra de cada cual, mientras entonábamos con un estribillo que, sinceramente, no sé ni cómo ni cuándo aprendí. -La Calaveeera del Cooonqui, ya se murió, le cantaremos la misa mayor. -La Calavera del Conqui no tiene pelo ni cola… Y mientras lo hacíamos, sin tener idea del significado de ello, las velas iban languideciendo, como la energía de nuestros cuerpecitos, hasta que llegaba un momento en que ya nos importaba mas irnos a casa que continuar la fiesta. Y mientras eso ocurría, mientras nuestros párpados hacian guiños, por el sueño, a la Calavera del Conqui, ésta también nos hacia guiños a medida que su luz se iba consumiendo. Y pensábamos en los murciélagos, y en como los íbamos a cazar con boina. Y pensábamos qué abuelo nos iba a prestar una, pues no era cuestión de quitársela, por dos motivos importantes: porque éramos renacuajos y no llegábamos a ella y por educación sobre todo, que era una cosa que, antes, casi se nacía con ella. Así, mientras se apagaba aquella jornada y el diálogo de la tertulia se hacía cada vez más lejano, pensábamos en otra Calavera del Conqui para el siguiente día. Pero esto, queridos amigos, es para otro día. Salud y suerte a todos. Nota.- Se cree que la Calavera del Conqui y el Jueves de Compadre tienen influencias célticas por el comercio de los pueblos del norte y los Tartesos.
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Juan Antonio Chacón Chacón AUNQUE ANDEMOS CON ZANCOS SIEMPRE ANDAREMOS SOBRE NUESTRAS PIERNAS Voy a proferir algunas palabras para gloriarme, que a ello me impulsa el perturbador vino, pues hasta al más sensato le hace cantar y reír blandamente, le incita a bailar y le mueve a revelar cosas que más conviniera tener calladas… ¿Quién no conoce los efectos de ese líquido perturbador? aunque lo más probable es que no muchos de ellos sepan, por haberla leído, que esas palabras del párrafo anterior pertenecen a la rapsodia XIV—Conversación de Odiseo con Eumeo—que Homero puso en boca de Odiseo en su Odisea. La comunicación oral está llena de aprendizaje y sabiduría, muchas de nuestras palabras y pensamientos están en obras literarias; lo que decimos se expande y puede estar recogido en los libros o perteneciendo a ellos, es el pueblo quien las asume divulgándolas, o este batibarullo íntimamente conectado, todo lo cual, claro, cae de cajón pero hasta estas cosas hay que escribirlas o hablarlas. El complemento de transmisión oral tiene en la lectura y el estudio, el ´”acabose´´: No pidas ni des prestado a nadie, pues el prestar hace perder a un tiempo el dinero y al amigo, y el tomar prestado embota el filo de la economía…así tan bien, o peor dicho, esa idea la tiene en el coco casi todo el mundo—ahora más de moda con lo de Grecia-- y tuvo que ser Polonio el que se lo dijo, acompañado de tantísimas otras llenas de sabiduría, a Laertes poco antes de partir éste en el barco. A pesar de ser---el ser o no ser lo sabe casi todo el mundo, que esa es otra-- una obra universal y pequeñita ¿Tanta gente ha leído a Hamlet, de William Shakespeare? Sólo indicios—añadió Martin Cunnigan, en Ulises—.Ése es el principio del derecho. Mejor que escapar noventa y nueve culpables antes que condenar por error a una persona inocente. No es que la frase tal cual la sepa mucha gente ¿pues quién ha leído Ulises, de James Joyce? pero la idea motriz que la ampara y sustenta, doy por supuesto que todo el mundo la sabe y la entiende. Y ahora lo de siempre, en cuanto vuelca la olla y la fortuna se acaba, adiós amigo. A ver quién se atreve a contradecir el mensaje por requeté sabido, lo cual no es óbice para asegurar que no todo el mundo lo ha leído en el apartado XXXVIII de El Satiricón, de Petronio. ¿Y de Las Metamorfosis, de Publio Ovidio Nasón, qué me dicen sobre su amplio conocimiento y lectura o no? Y sin embargo todos sabemos que desde que penetraron en nuestras vidas los engaños, los fraudes, las insidias, la violencia y el DESEO CRIMINAL DE POSEER, se jodió el invento, con perdón por la palabra soez, por las ganas que me han salido de ilustrarlo más al uso, con mejor capacidad, además, de eliminar probables espectros interiores. Sabemos que es el tiempo el descubridor de todas las cosas, y que el que busca lo imposible es justo que lo posible se le niegue, y que es mejor ser loado de los pocos sabios que burlado de los muchos necios, porque de esta insigne obra, rotundamente, sí, y con probabilidad más que de ninguna, está inmersa nuestra filosofía del conocimiento práctico, a pesar de no haber leído mucha gente El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, siendo habitual que en el trasiego cotidiano cada cual no muestre algún menester de ese múltiple discurso filosófico, sin saber su procedencia, estando todos de acuerdo con el escaso número de 23
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gentes que lo ha leído, no obstante saber casi todos que la escribió Don Miguel de Cervantes Saavedra, que algo es algo, porque de otras he preguntado y la respuesta negativa se ampliaba también a no saber quién la había escrito. Y para que esto no se haga interminable yo tampoco puedo sufrir el abandono y la negligencia. Es preciso la disciplina (Joachin, en La Montaña Mágica) ¿La ha leído mucha gente?, pero el equivalente de ese mensaje lo hemos escuchado siempre, acreditándose con el último adjetivo el autor de A sangre fría, Truman Capote, cuando nos dejó escrito que La disciplina es la parte más importante del éxito. Sirva esta breve intervención, más que salir en defensa del no lector, sí con la satisfacción de asegurar de que el ser humano, aunque no lo parezca, es capaz de absorber y de entender continuamente buena parte de los idílicos, y los no tanto, mensajes de los libros, aunque lo suyo sería que ese saber a veces intuitivo, también lo tienen los que escriben, pues, aparte de su condición natural o genética, de igual modo lo son por la industria aplicada, o sea, por la cantidad de libros de otros autores que han leído. En España, que es donde estamos, aunque ese estar, ahora, siquiera por la invasión virtual, se ha extendido a múltiples ubicaciones casi a la vez, la expresión se lee poco, es una frase tópica y manida pero que no deja de ser cierta, y dentro de esas escaseces, con celeridad se aplica y concreta más, y no deja de ser una paradoja, precisamente a la obra literaria que tiene más consideración cualitativa y universal: El Quijote, aunque en cuanto se inquiere lo mismo por otras, tan buenas de contenido como puede ser nuestra Obra Maestra, el personal se sincera también con el rotundo no. En muchas ocasiones no me han dolido prendas, ni me duelen, de ratificarme en tener un auténtico maestro de consejero asiduo, valiéndome de sus Ensayos, con casi mil trescientas citas de monstruos clásicos en latín y en griego, basado en las cuales, fundamentalmente, los escribió, y este no es otro que Michel Eyquem de Montaigne, con casi las mismas palabras que nuestra Obra por excelencia: 380.000 palabras, que tampoco son una exageración. Un rincón en la serena extremeña tiene 430.000, lo que pasa es que esas repetitivas 380.000 son pura esencia en ambas, y daos cuenta, siguiendo con el fondo de este artículo, si lo que dejó escrito Montaigne en el penúltimo párrafo—el último es un pequeño texto en latín de Horacio--de sus antológicos Ensayos, no es de fácil absorción por cualquiera: Aunque andemos con zancos, siempre andaremos con nuestras piernas, y en el más elevado trono del mundo siempre sobre nuestro culo nos sentamos. A mi entender las más hermosas vidas son las que se ajustan al modelo humano y común, con buen orden y sin milagros ni extravagancias. Todo lo cual de fácil resolución en cualquier cacumen, por sencillo que éste sea. Existe una persona con la que he hablado en muchas ocasiones. En su vida ha leído un libro. Es el único que conozco personalmente y de manera virtual, al mismísimo Sancho, con capacidad inmediata ambos de sentenciar en sublime y sabio aserto, y en pocas palabras, el contenido de todo lo que uno ha sido capaz de “cascar”…por cierto que, en ocasiones, esa persona, cuando te observa gratamente sorprendido con lo que acaba de decir, te suelta lo de: ¡Ahora vas y lo cascas!... Pues “cascado” está. Ah, El Quijote lo he leído tres veces y la tercera, en más de cien folios, anoté lo que me pareció, memorizándolo, cuando mi memoria se mantenía todavía intacta de la inercia del Transiberiano y de los doce mil pueblos del mundo.
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REGEÑÍAS Y ROSQUILLAS Sandra Delgado Tena. Para 2 panes. 2 Masas para panes. 2 Sobres de levaduras. 2 botes de anís en grano. 1 Bote de canela molida. 1Kg y cuarto de azúcar 1 vaso de aguardiente 250ml. 1kg de manteca. 2kg harina. 700 ml de aceite de oliva y se le refríe una cascara de naranja Ralladura de limón ó zumo de naranja. Bibiana Blázquez Hidalgo. Yo le pongo masa de pan reciente, después pongo manteca de cerdo, anisete y azúcar. Las dejo crecer un poco Luego las hago como un centímetro de gruesas y el grandor que cada uno quiera. A continuación pongo las almendras y azúcar, la que se quiera cada uno y al horno. Gregorio Masa de dos panes, un kilo de manteca, un litro de aceite, un kilo de azúcar. Un par de cucharadas de bicarbonato un cuarto de anís harina la que necesite para embeber todos los líquidos. Así se dosifican y se pone las almendras y azúcar a gusto de cada cual… Anónima. Masa 3 panes. 3\4 de manteca de cerdo. 3\4 de azúcar Un vaso y medio de zumo de naranja. 2 vasos de aceite de oliva refrita con cascara de naranja y si quieren limón y anís en grano para aromatizar el aceite. Aguardiente medio vaso. Un bote de canela. También se puede echar al aceite canela en rama. Harina sin quedarnos masa dura, pero que no se pegue en las manos. Optativo levadura en polvo, eso a gustó.
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Antonia Cáceres-Romero 1 kg de harina 1 cucharada y 1/2 de sal 500 ml de agua, aprox. 50 g de levadura fresca, de panadero. Desmenuzar y diluir la levadura en un vaso de agua tibia. Poner en un bol grande la harina con la sal mezclada. Añadir el agua poco a poco. Cuando esté bien amasada, añadir la levadura y seguir amasando. Tapar con un paño de cocina y dejar reposar 1 hora (aprox.) en la cocina templada. María Rosa Algaba Sánchez. Receta de rosquillas de mi madre Inés Sánchez Tena 3 tazas de harina 3 huevos 150 gramos de azúcar 100 ml de aceite 100 ml de leche 1 sobre de levadura royal 1 cucharada de esencia de anís o limón Se mezclan todos Los ingredientes , y se hace la rosquilla, se fríen y en un bol separado se pone azúcar y canela en polvo para revolcarlas.
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PEQUEÑO MUSEO ETNOGRÁFICO VIRTUAL
Fotos cedidas por algunos socios y amigos.
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FOTOGRAFÍAS DE QUINTANENSES “Se ve solo con el corazón, lo esencial es invisible para los ojos”. A.de Saint Exupery Victoriano Rodríguez Dávila
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Agustín Sanabria Hidalgo
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Juan Francisco José Dávila Sánchez
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José Antonio Pérez García-Mora
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Anibal Barquero Gómez
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I CONCURSO LITERARIO “UNA PIEDRA SOBRE OTRA”
MODALIDAD RELATOS CORTOS ALUMNOS Encarna Dávila Díaz Cuarto curso de Educación Primaria Primer premio
UNA EXPERIENCIA PARA RECORDAR
Nací en la ciudad de Madrid. Pase toda mi familia aquí, entre humos, sonidos de bocinas, atascos extremadamente largos… ahora tengo 15 años y sigo en este caos que es mi ciudad. Un día cuando regresaba a casa del instituto, me encontré con mis Padres en medio del salón con unas caras largas y los ojos encharcados. Ahí supe que algo tenían que decirme, y efectivamente, al momento de soltar mis cosas de clase, me hicieron sentarme frente a ellos para hablar. Tuve malos presentimientos. Comenzó hablando mi madre, preguntándome que qué tal el día y que si me encontraba a gusto viviendo en una ciudad tan grande. Ante mi respuesta de que aquí tenía todo lo que podría desear, mi madre se puso a llorar y continuó hablando mi padre. El comenzó diciendo que íbamos a tener que cambiar de aires, no porque él quisiera si no porque tras llevar varios meses en paro y ante la desesperación de no poder pagar, tenían que plantearse buscar trabajo en otro sitio. No supe qué responder sólo pensaba que no quería marcharme de mi Ciudad Y dejar aquí a mis amigos y todos mis 15 años. Comenzaron a buscar un trabajo. Les supliqué que fuese un lugar cerca de Madrid para poder venir a visitar a mis amigos más a menudo. Y al fin encontraron un lugar, un pueblo llamado Quintana de la Serena, en Extremadura. Nunca antes había oido hablar de ese lugar. Busqué en Internet información sobre este y no tenía nada que ver con mi Madrid. Pasó una semana Y nos fuimos a Quintana de la Serena. Sentí miedo, mucha nostalgia por dejar atrás todo lo que había vivido en mi ciudad. Tras cuatro horas viajando, llegamos. Pensaba que estaría más cerca para poder viajar habitualmente, pero no pudo ser. Buscamos la casa que alquilamos antes de salir de Madrid. Tuvimos que preguntar algunos vecino y al escucharlos a hablar, vi que era totalmente diferentes a mí, pero me gustó. A la mañana siguiente yo debía comenzar las clases, ir a un instituto que no conocía al que no sabía ni llegar ni en el que conocía a nadie. No sabía cómo me recibirían. Estaba nervioso. Y llegó mi primer día de clase, con mis nuevos compañeros. Cada vez que echaba más de menos a mis amigos porque mi primer día no fue esperado: no hablé con nadie, nadie se acercó a mí, y me sentía el bicho raro de la clase. Volví a casa triste, suplicándole a mis padres volver donde siempre había estado. Pero no era posible, ya que si quería tener algo que llevarme a la boca todos los días, o vestir con ropa nueva… Debería quedarme aquí. Al día siguiente, volví a clase, sin ganas de nada, pero una chica se acercó a mí. Era muy guapa y simpática Y se preocupó por presentarme a más chicos. Eran muy amable y comenzamos a pasar tiempo juntos. Tras varios días yendo a clase, conseguí tener amigos echado de menos a los de siempre, claro que sí pero estos estaban empezando a ser importantes para mí.
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Aquel día en Quintana no eche de menos mi Madrid. Estaba muy a gusto en estepueblo, pequeño pero acogedor, sin tanto tráfico y en el que todos se conocen. Era muy distinto a Madrid, pero al final vinimos a pagar a un pueblo encantador. Esther molina Barquero Educacion Primaria Segundo premio AQUEL DÍA EN QUINTANA Aquel día en Quintana comenzó con un amanecer de un otoño, cuando el sol empezaba a alumbrar con sus primeros destellos. Las hojas hecha jirones se hallaban en todos lados y terminaban a arremolinándose sobre el suelo, formando una bonita y agradable alfombra, que cubría la extensa pradera, la tierra estaba mojada por las formas de Rocío. Y me apetecía pasear sin preocuparme de nada, sintiendo el viento fresco en la cara. Entonces me eché a andar, cuando en un camino muy alejado del pueblo, me encontré una pequeña barca, sucia, vieja, abandonada… Pero pensé que aunque la barca estuviese en aquellas condiciones, podría servir. Aunque hiciese un poco de viento, podría ir al pantano, a salir un poco de la monotonía. Me animaba mientras observaba el bello paisaje solitario, pero no tardo mucho para que el cielo se enfurecieron y el viento comenzará a levantar hojas y mover altos árboles. La vaca se balanceaba como si fuera una cáscara de nuez. Pensé que lo mejor sería volver a casa, pues iría otro día con el tiempo más calma. Tarde mucho tiempo en llegar a la orilla, el viento iba en mi contra y resultó bastante abrumador. Dejé la vieja de Salamanca al lado de una choza construida compa, la cual parecía debí Y fui en busca de un refugio mejor. Cuando volví por la marca, ya no estaba allí, No podía hacerme la idea de donde podía estar. Pensé que había sido arrastrada por el viento y se había perdido entre tanta agua que rodeaba ocho. Busqué y busqué pero no había manera alguna quedar con ella. No lo podía creer la barca, que encontré en aquel camino, había desaparecido. No me podía vencer, tenía que encontrarla. Entré en la choza, no sabía si era real lo que mis ojos veían. Había una joven acurrucada y sentada en mi barca. La chica levantó la cara, sucia, y vestida con trapos rajados y viejos. Intenté hablar con ella pero no me contestaba, se asustaba, parecían no haber visto en su vida a un humano. Al fin se tranquilizó Y se dejó tocar. Al parecer no sabía hablar. Conseguí cogerla de la mano Y llevarla a lavarse la cara en el agua cristalina, yo le dejaría una camiseta. Se asustaba de su reflejo, pero al fin se calmó y se lavó. Era una niña preciosa. Sus ojos eran como la noche negra, bonitos luceros, sus cabellos eran de seda, su sonrisa formaba una media luna, sus labios eran rubíes. La lleve a pasear por la sombra de los pinos. Nos cruzamos con unos pescadores, con botas, pantalones algo viejos y redes, quienes nos invitaron a pasear en su barca, de una forma más segura que con la nuestra, pero la chica se negaba. Entonces cogí mi barca y la subí en ella, la chica puso gran entusiasmo. Cuando nos adentramos en las filas agua, la joven sentada en el extremo de la barca con los pies por fuera, comenzó a mojarse su sucia tez, empezando por sus pies asqueados y sucios. De repente los que se convirtieron en una hermosa y larga cola; ¡era una sirena!. La sirena no dijo nada y se entró en el agua formando pequeñas ondas. Mi cara estaba pálida, no entendían nada. En
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segundos la sirena volvió a salir del agua muy contenta, y me contó que hacía poco tiempo, fue atrapada por unos pescadores, y esa era la causa por la que los pescadores la aterrorizada. Ellos la dejaron abandonada en tierra y se marcharon. La sirena al no estar metida en el agua, le salieron pies como si fuera una humana. También me dio las gracias porque le había servido de mucha ayuda, aunque al verme por primera vez, se asustó mucho ya que pensaba que iba ser yo también un pescador, porque yo fui quien le adentró en el agua e intentó ayudarla. Pero ahora era feliz gracias a poder continuar su vida normal. Desde entonces, me encanta ir al pantano y pasar mi tiempo aquí. Cada vez que voy al pantano, no reunimos en un lugar secreto, que sólo nosotros conocemos. ¡Fue un día divertido! Ismael Hidalgo Delgado Cuarto curso de Educación Primaria Tercer premio JUAN Y LA GRULLA Esta historia comenzó a que el día en Quintana de la Serena. Era un día de otoño y ya empezaba a hacer frío. El protagonista era un niño llamado Juan. Un buen día decidieron él y su familia y a dar un paseo por el campo más concretamente a la “ESTACIÓN”. El campo estaba hermoso, todos los árboles estaban verdes todavía. Pero de repente el niño vio unos matorrales moviéndose, su sorpresa fue que había una grulla herida. Unos malvados cazadores me habían dado un tiro en un ala. Todos pudieron ver lo indefensa y quien y triste que se encontraba el joven animal. El niño pregunta sus padres que podíamos hacer. Decidieron llevársela a una amiga de mama que se llama María y es veterinaria. Dicho y hecho, María la curó pero hizo prometer al niño que iba cuidar mucho de la grulla. La grulla recuperó muy pronto gracias a que el niño todos los días le daba de comer lo que más le gustaba a las grullas: BELLOTAS. A finales de invierno Juan comprendió que la grulla estaría mejor con sus padres, puesto que se acercaba la fecha de migrar al Norte de Europa. Consiguió llevarla donde la encontró y allí sus padres la reconocieron, se podía sentir lo contentas que estaban. Cada año cuando vuelven las grullas por Quintana, pasan por encima de su casa y le saluda haciendo “grus, grus, grus…” y sin duda Juan la reconoce siempre.
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MODALIDAD RELATOS CORTOS ADULTOS
Primer premio Antonio Ortiz Díaz PRIMER AMOR
Ese año, para aquel muchacho que ya había cumplido los doce, había empezado como cualquier otro. Tras las largas oscuras noches de invierno alrededor del brasero, había llegado la explosión de la luz y color de la primavera. Y, como siempre cuando llegaba el buen tiempo, los días se convirtieron en una sucesión de aventuras. Las correrías con la pandilla se dirigieron fuera del pueblo, a ese magnífico campo que se había adornado con los distintos verdes de la siembra, el amarillo de los retamas y las aulagas, el morado del cantueso, el inmaculado blanco de las jaras, y el abigarrado multicolor de la gran variedad floral de las de las dehesas. Y un día asaltaban temerariamente la fortaleza de un canchal de Hijovejo, otro construía una “venia” en el arroyo por el placer de reventarla y ver por unos momentos correr el agua enardecida, otro se hace encontraban en los sembrados en busca de las apetitosas “churchas”, otros saltaban, con el corazón acelerado, la pared de un huerto para robar unas almendras verdes… Y, los mejores de todos, aquellos en que armamos con los abusados pinchos iban a cazar lagartos al Resquicio o a la Cuerda Gorda, o se encaminaban hacia la lejana Sierra para subir a lo más alto del Cerro Gordo o escalar la pared de canchos de San José para acceder a su cueva y a sus misteriosas pinturas.. Y las tardes de los domingos salían con la ropa nueva he alguna pesetilla en los bolsillos, entre otra mucha gente endonmimgada, a pasear de la Plaza al Parque y viceversa después de haber contribuido, con sus gritos y sus pataleos, a qué caballo de Kit Carson o el bergantín del Corsario Negro corrieran raudos para que los héroes llegar a tiempo a salvar a sus enamoradas de los malvados. Aquel día, en Quintana, era el primero de la Feria. Y parecía igual que cualquier otro. Como siempre, un gentío multicolor agarrotaba el centro descubriendo entre las barcas, el carrusel, los caballitos, los cochecitos eléctricos, las casetas de tiro y las tómbolas; pero para aquel muchacho todo cambió. De pronto el corazón le latió mas aprisa que cuando saltaba un lagarto descomunal o cuando era sorprendido por el dueño de los almendros, incluso más que aquel día que volvía de Fuente Quemada y en solitarias bellas del este del Estendijón se encontró frente a frente con aquel lobo de acerada la mirada. El óvalo de su cara era armónico, sus ojos negros sus gordezuelos y rojos labios destacaban en su piel canela he y todo el conjunto estaban marcado por unas lindas coletas atadas con lazos de vistoso color. Y lo miraba con una dulce sonrisa entre las cariñosas y cómplices burlas de sus dos amigas, que va a escoltaban cogidas a ella del brecete. Y aquel muchacho supo que, a partir de entonces, nada sería igual. Ya no se entussiasmaba ni con las aventuras más excitantes Como ni con las exploraciones más largas y atrevidas, ni siquiera aquella en la que el aguerrido grupo terminó conquistándo la casi inexpugnable fortaleza del farallón de Cantalcuco. Los días eran desesperadamente lentos y nunca llegaba la ansiada tarde del domingo, cuando apenas concluida la hora de la siesta acechaba desde la pared del parque, como un halcón desde su atalaya, la aparición de la niña de ñlas coletas, con su sencillo vestido y su dulce sonrisa dibujada en los labios. Y el corazón se le salía del
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pecho cuando en la sesión infantil. Amparado amparado en la oscuridad, se deslizaba hacía el asiento que las complices amigas habían dejado vacio junto a ella y pasaba toda la película mirando arrobado aquel perfil hechicero, rozando levemente su mano, sin importarle lo más mínimo lo que pudiera ocurrirle a Kit Carson o al Corsario Negro, mientras ella simulaba seguir atentamente la pantalla, pero ella delatada por el nervioso parpadeo de sus lindos ojos negros. Pero cuando se posee algo muy valioso, siempre aparece el miedo a perderlo. Y aquel muchacho, con el corazón encogido aveces se veía fatalmente empujado a abandonar aquellos parajes, y se imaginaba así mismo tras poniendo el puerto de Agalla, dónde otrora se despedían de sus familias los quintos que marchaban al ejército, dejando atrás asomada mientras las primeras luces del día despejado a las sombras en el este en el Estendijón, con una congoja similar (el amor y el dolor de la ausencia son universales) a la que vio expresada tiempo después en los versos de un poeta argentino: “Vidita, ya me voy de mis pagos del Tucumán, En el Aconquija viene clareando Vidita nunca te he de olvidar. Vidita, ya me voy y se me hace que no he de volver malhaya mi suerte tanto querer que viene planeando mi padecer”. Poco después, los peores presajios cumplieron. La niña de las coletas Y toda su familia abandonaron el pueblo hacia tierras lejanas, para no volver jamás. Y, sumido en la tristeza, el muchacho fue tomando conciencia de que, en medio de los vaivenes caprichosos de la vida,la tierra, los canchos y los cerros siempre permanecen inmutables y cada año, puntualmente, el ciclo de la flores, los pájaros y los animales se reproduce inalterable . Y comprendió que estaba ligado a ese universo, que formaba parte de su esencia y que él, aunque el devenir de la asistencia lo empujara lejos de aquellos rincones, un día regresaría para volver a estar en comunión con aquellas sierra. Y, tras su muerte, sus átomos se integrarían en los arroyos y darle esas, en la perdiz que pregona insistentemente su desafío en la época del celo y en la veloz carrera de la liebre, en las espinas de la aulaga, el aroma del tomillo y la pringue de las jaras. Y tal vez, alguna fría noche de enero, un lobo como aquél con el que se topó de niño le daría la bienvenida con un estremecedor aullido, mientras la luna llena arrancaba destellos de sus afilados ojos. Segundo premio Raimundo Laso Rubio. FORANEO Aquel día en Quintana amaneció como cualquier otro. Aunque para mí, un recién llegado de la ciudad, era distinto, muy distinto a los anteriores. Un nuevo mundo se abría ante mí, diferente a todo lo que hasta ese entonces me había rodeado o conocido. Estas buenas gentes habrían de enseñarme cuan distinta y agradable puede ser la vida lejos de las impersonales calles de una ciudad.
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De ellos aprendí inmediatamente el placer de ver amanecer, esa luz que te baña con todo su esplendor cada día y que muy olvidado estaba en mis recuerdos, salvo por algún que otro domingo de campo, pero siempre muy de cuando en cuando. Que una sonrisa y un “buenos días”, son regalos que poco cuesta dar, pero que gozan de un gran valor. Disfruté del maravilloso “grito” del silencio de la noche, que en mis primeros días, desveló mi sueño, solo roto por el “aviso” de la garza en su vuelo, a la busca de su sustento. Del agua de la lluvia y de ese irresistible olor a “tierra mojada” de mi infancia apagado por el duro asfalto de la ciudad en su obligado desarrollo. He sentido el frío y el calor que desprenden todas y cada unas de las piedras que alfombran sus calles, que adornan sus fachadas, cubren sus paredes y monumentos y completan el mobiliario de sus parques. He redescubierto tradiciones antaño perdidas. Romerías de bellas carrozas, carros y coches tirados por caballerías, bellamente engalanados, limpios hasta relucir como metal precioso y “jacas” de crines y colas peinadas y trenzadas, haciendo resonar sus cascos por las calles con su trote alegre gracias al buen hacer de sus jinetes. Me asombró oír al alba el armónico rezo del Rosario de la Aurora del que tan solo había oído hablar a mis mayores, ver esas “cruces de mayo” de flores de vivos colores y dulces aromas. Escuchar las campanas de la torre, con su cantinela metálica llamar puntualmente “a misa” a los vecinos día tras día, o doblar a “difuntos” cuando la ocasión lo exige. Ver llenarse la iglesia de vecinos para darle el último “adiós” a aquel paisano, que pese a encontrase en tierras lejanas, nos dejó. Y no por que se le conociese personalmente, simplemente por el único hecho de ser vecino. De ver como en los días de Semana Santa, todos ellos abrían de par en par las puertas de sus hogares al paso de los cortejos procesionales, dejando así “entrar” en sus moradas toda la bondad que esas imágenes despiden. Rescaté de mi memoria el aroma de unos dulces que no se cocinaban en mi casa desde hacia mucho y que aquí, como manda la buena tradición, eran y son de obligada factura. Disfrutar del majestoso y acrobático vuelo de las golondrinas, casi rayando el suelo, y que como decía el poeta, volvieron en la primavera en mi balcón sus nidos a colgar. Contemplar el atardecer, que vierte sus últimos rayos de luz por entre los montes del puerto de la cabra, en unos cielos despejados que se tachonan de miles de estrellas, las mismas que la ciudad apaga con sus luces artificiales. He vivido una Navidad, que aunque yo pensaba que sería lejana de los míos, por el buen hacer de esta maravillosa gente, se tornó familiar y hogareña como siempre han sido, como jamás tuvieron que dejar de ser. De nuevo, me ha hecho sentir que era necesario, que mi tiempo aun no había acabado. Que aun debía enseñar a unos niños que no se encontraban solos y desvalidos, que en mi tenían un guía, un padre, un amigo que estaba y está continuamente presente para colmar sus necesidades. Y por supuesto, he descubierto en esta bella tierra el amor, el de verdad, el que hace que estés pendiente de cuando sale o cuando entra para darle el beso de despedida o la bienvenida. Pero no es “oro todo lo que reluce” ya que, entre estas buenas gentes, de afables maneras, con sus viejas y hermosas tradiciones que tan buenos momentos me han dado, hay también, como ocurriese en mi ciudad, “víboras” dispuestas a
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“morderte” a traición, disfrazando sus movimientos sibilinamente en una supuesta amistad y elogios, tan falsos como ellos mismos. Pero eso no habría de minar mi ánimo. Muy por el contrario, me propuse ser mejor persona de lo que era hasta entonces; tomar buena nota de todo cuanto me rodeaba, y ofrecer mi saber, que sin ser mucho algo hay, a todo aquel que lo precisara. Poco importa que haya quien desee tu perdición debido quizás, a envidias insanas y poco justificadas o a afanes de un “protagonismo” absurdo e innecesario. Este pueblo, cada una de las personas que lo conforman, cada una de las piedras pisadas durante estos meses, han despertado en mí una pasión perdida mucho tiempo atrás, dejando salir de mi interior sensaciones dormidas por los años. Ha permitido que mis manos se volviesen creadoras de nuevo, que de ellas surgiesen otra vez mundos en miniatura de escayola y cartón piedra y que tiempo atrás aprendiese en las tardes de colegio. Este pueblo también, ha rescatado el placer de una buena lectura bajo el suave roce de una brisa al atardecer. Unas líneas escritas, nacidas en lo más profundo de mi alma, dedicadas a todos aquellos que me han recibido en este, mi nuevo hogar. Hoy, ya no soy un extraño entre vosotros, ya no soy aquel que miraba con miedo; el miedo a ser rechazado por foráneo. Hoy me siento un Quintanejo más. De adopción si, pero Quintanejo. “Nabuo” nuevo, orgullosos de serlo y de sentirlo. Hoy Quintana ya no es aquel pueblo que viese en la red, del que poco o nada sabía. Hoy Quintana es mi hogar. Tercer premio Francisco Manzano Valor ME LO CONTÓ MI ABUELO Aquel día en Quintana me contó mi abuelo, que el suyo, que sabía muchos cuentos, Le refirió una historia de sueños. Un jovenzuelo enamorado acudía a la laguna en sus recuerdos, sentado en el canchal puntero lanzaba un chinato t al espejo verde del aguacero y las ondas transportaban sus anhelos, ensimismado en el chirriar de los grillos y el croar de las ranas, eterizado con la suave y fresca brisa que meneaba los juncos de la orilla llevando el aroma húmedo con olor a maestranzo, era trasladado al mundo del Morfeo. Tanta gente que se sentía que, su experiencia de cotidiano repetía, porque allí no pasaba el tiempo, aunque se terminaba tarde, acudieran los luceros, la luna y las estrellas para ser testigos mudos e imperecederos de aquellos acontecimientos. Allá en su nube, extasiado, recreaba su pensamiento: juegos, miradas, risas, gritos, afecto, se veía feliz con su amada y correspondido en todo momento. Llegaba el relente de la noche con bálsamos nuevos Y el joven despertaba de su sueño, se marchaba regocijado soñando despierto que tal vez mañana se haría realidad su sueño. Abuelo, tú que eres tan viejo, como la encina del cerro, que tienes tu piel curtida como ella, por el paso del tiempo, tantas experiencias como hojas, el pensamiento tan fuerte como su tronco hacia tus nietos, la nobleza de su madera y el porte tan sereno, ¿crees en los sueños?. - Hijo míos, ¿tú no sueñas, al menos, cuando duermes, en algún momento?
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Si, claro, pero hechos que también me sucede cuando estoy despierto: que quiero correr y no puedo y me agarra en guarda por haber cogido bellotas destinadas a los cerdos; que nos estábamos echando una “guerrilla” y me hicieron una “pitera” en el entrecejo; que me iban a comprar una bici porque era bueno y, algo que aún no he contado a nadie, que estaba paseando con Elena, la nieta de la tía Inés, porque me gusta estar con ella, aunque esto no ha llegado a suceder. Sin embargo, es un deseo que tienes, ¿verdad?. Bueno, sí, pero no se lo digas a nadie, abuelo, ya sabes que si se entera mi hermana se puede molestar Elena si por la calle lo va diciendo. No te preocupes, sólo es un sueño ir como un sueño permanecerá hasta que tú decidas que se haga realidad. ¿Cómo, abuelo? Como y cuando tú quieras. Sólo es cuestión de mantenerlo en secreto mientras lo vas madurando y siguiendo el camino qué esa ilusión Que “marca” de algún modo. ¿O es acaso la primera vez que tienes sueño? No, otro día soñé que estábamos todos jugando al “Cantarillo” con la pelota y ella me la echaba a mí. Y seguro que mañana soñaras que os coges de la mano o algo así. ¿Y tú cómo lo sabes?. Ya, bueno, ahora caigo que habrás pasado por esto lo mismo que por tantas situaciones bonitas de la vida, esa que tanta experiencia te ha dado y tantas cosas te ha enseñado Y que ahora quieres transmitirme. ¡Gracia abuelo!. Contigo me siento seguro, ¡pero, ya no me acordaba que tengo que recoger las vacas y llevarlas para el ordeño!. …. Hola abuelo, ya estoy de vuelta del Servicio Militar, tenías razón, no me han comido y tampoco se me ha hecho tan largo, pero si he aprendido mucho y mi padre dice que me ve como un hombre, ¿qué te parece?. A mí lo que me parece mejor es que te cases con esa muchacha que tanto quieres y me hagas bisabuelo. Ah, de eso quería hablarte, he pensado mucho en ello; en mi tiempo libre me iba a la orilla del Duero, a escribir a mi novia, eran momentos de recuerdos al atardecer, cuando el Sol se agazapaba por el horizonte Y las nubes que tiñen su vientre de rojo, allí, tendido en una suave y perfumada alfombra verde, contemplando el corazón atravesado por una flecha que separada y un día nuestros nombres, en la blanca corteza de un álamo que parecías sonreírme moviéndose sus hojas al tiempo que me hipnotizaba, me mecía en mis sueños: sonrisas sinceras, el primer beso, los bailes de sentimientos, nuestros proyectos, … , ya me veía con mis hijos he pensaba en mis nietos, a los que enseñaría a coger grillos y ranas, esos pajarillos que del nido cayeron, a conocer la churcha y los lagartos, a montar en la burranca del abuelo, a saludar a los vecinos, a tomar leche con espuma calentita recién ordeñada en un puchero, a ser hombres del provecho, a sentarse en las piernas de su “yeyo” para que le cuentes cuentos “de niños que se hacen mayores y sus amores convierten en sueños. Ahora, querido abuelo, sí comprendo lo que son ellos, los que vienen por la senda de la 41
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historia, los recuerdos, terminando el sedimento en las entrañas de madre brotes nuevos, añoranzas de infantes y jóvenes, ilusiones que otrora fueron que que entretejen nuestra médula y huesos. Poco cambia en esencia y fuero, la vida, que sigue su sendero llevaba por el viento, el amor paterno. MODALIDAD POESÍA ALUMNOS. Mº Carmen López Carrión Tercer curso Educación Primaria Primer premio LA NOCHE EN QUINTANA Aquel día en Quintana viendo hermosas flores en aquel campo del este los animales juguetean mientras miran las estrellas. estrellas que por la noche solo piensan en ellas. Las mariposas volando con la libertad de las hadas. Todo como un cuento de hadas por las noches. Ese campo es mágico con todo tipo de animal jugueteando. Flores de colores bonita se las ve meciéndose poco a poquito. Estrellas en el cielo despejado, intentando contarlas pero difícil intentarlo. La luna está allá arriba la madre todas aquellas estrellas tan maravillosas que se encuentran en el cielo. Sergio Rodríguez Fernández Segundo curso ESO Segundo premio LA ESPERANZA Un día en Quintana cuando me sume a la ventana, un rayo de luz acarició mi cara y una brisa mañanera acarició mis entrañas. Un día en Quintana, una paloma volaba y trajo hasta mi ventana la carta de mi galana.
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Ese día en Quintana, de repente el cielo se nubló y con ello, la alegría se esfumó. Aquel día en Quintana, las nubes se llevaron mi alma … La brisa mi sonrisa… Y el rocío, y el rocío… El rocío sólo me traerá la esperanza …
Francisco Javier Barquero García Sexto curso Educación Primaria Tercer premio AQUEL DÍA EN QUINTANA Aquel día en Quintana, cantaban los pajarillos, caían lágrimas del cielo, se empañaban las ventanas, que paisaje tan bonito, al despertar en la mañana. Los campos huelen a olivos, a flores, a tierra mojada, cuando vamos caminando, por las sierras de Quintana. Por el camino encontramos, grandes canchales de piedra, jara tomillo y encinas, que dan grandeza a esta tierra. Viva el pueblo de Quintana, que en la Ciudad de Granito, que adornan todas sus fachadas, con granito Gris Quintana. MODALIDAD POESÍA ADULTOS. Antonio Moreno Bermejo Primer premio QUINTANA EN EL RECUERDO (Versos sencillos sin métrica)
LA EMIGRACIÓN Quizá no recuerdes, niña, Aquel adiós que me hiciste Con tu pañuelo blanco (Como una gaviota triste)
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Te asustaste con tu mano: Aquella que no me dieron, Cuando se pedía la mano. Quizá no recuerdes, niña, Cuando llorando de amor (bailando aquella canción) cuando el curso del Destino Determinó rumbo Norte, Cuando el norte era destino. Quizá no recuerdes, niña, Un corazón tallado En aquel frondoso árbol (de tus brazos rodeado) Testigo de tanto beso: cuando los besos de amor No os sabrían sólo a eso Y MUCHOS AÑOS DESPUÉS (ya en el otoño, pero aún con pasión).
He bebido agua con sal, de un llanto En la orilla de sus ojos, ¡oh, de venero! En mis labios han seguido un sendero Para cubrir de besos su piel cual manto. … LA PATRIA, sin orden. Mi patria es el granito, Sudor. Aquella inmensa Laguna, Infancia. Un puesto de chucherías, Nostalgia. Una sobria y recia encina, Calor. Mi patria es el pan de jara, Olores. Un cielo lleno de estrellas, La era. La perdiz muerta de un tiro, La pena. Un autobús hacia el norte, El desgarro. Una zahúrda en invierno, El barro. Un lagarto así de grande, Una peña.
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Unos labios nocturnos, El miedo. Una tormenta en la sierra, El granizo. La cabaña que no tuve, El cobijo. Lo que tú me prometiste, Un sueño. Mi patria es …, sólo eso. Francisco Manzano Valor Segundo premio CHACHOS MARÍA JUANA Peina y dos de plata, vistas como espejos, mejillas curtidas, por las arrugas de su rostro, que son del tiempo un reflejo, juego de marfil incompleto y rubíes abatidos hacia dentro. Nudillos arrastrando alpargatas, medias negras de pantorrilla, blancas enaguas, negra la saya. Cuerpo menudo, endurecido, semblante, nunca enojado, mirada dulce que penetra el alma, sentimientos compartidos y trato cuidado. Como rosa cortada, que ve truncado su sostén, fuerza saca de sus agallas para que seis razones de sus entrañas no pasen hambre ni desdén. camina lenta, encorvada, con corto y tembloroso paso, cesta de mimbre bajo el brazo. No va hablando sola, piensa en voz alta y, de su pensamiento, es buena cosa pensar y caminar sola. Vida entregada a una razón, verdad que le hizo vivir y, voluntariamente, quiso partir cuando, de su vida, terminó la razón. Sola como la Luna
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su atardecer de estrellas se acompaña con sus luceros a medianoche, nublados en su cristal, cansados por el esfuerzo, lenta, pasito a pasito, regresa en su caminar para, de final del camino, hablar con Dios a solas, y, como una ola, enfrentarse a su destino. JUAN PEDRO Cuerpo ágil y enjunto, mentón de luna creciente, ojos como luceros al alba en risueños mofletes, tez curtida al oreo, fruto del paso tiempo, campechano, agradable, boca de buena labia, chascarrillo ingenioso, ocurrente, gentil y afable. tu hábil diestra a pellizcos saca el sustento, con cuchara encina, o curtiendo cuero, en tu hato no falta algún instrumento. Amaneces con la aurora, al dormir de las estrellas, cuando anoche se lleva sombrero negro. Con el canto del gallo Y el dolón, dondón de los cencerros, apresuras las migas y preparas el puchero. No importa la escarcha o la calina, con paso decidido y valiente, trepas cerro arriba, y, como perro a buen amo, royendo, te sigue tu ganao. En la mano en el cayao, apretada la zamarra, en bandolera el zurrón, amarraos los zuecos, los zajones bien curtíos y las polainas hasta el corvejón. A la sombra de las taramas te refrescaste el sudor
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y, cavilando sobre una pizarra, rumias tus viandas: morcilla, queso y miajón. Chaparro solitario que fruto no dejas, en la humildad de tu ocaso, habla con la Luna, confíale de tus alegrías y penas. El cielo viste de púrpura con la sangre que sube los cerros, cesa el dolondón de los cencerros y tu alma, serena por el tiempo, emprende con sosiego el regreso, a ella se la lleva el viento, tu aliento queda en los cerros, lloran jaras, tomillos y brezos. El rebaño queda huérfano.
Benito García Gómez Tercer premio A TI PIEDRA DEL GRANITO A ti piedra de Quintana, con esos celulares negros que embellecen tu cara. Adornas fuentes y calles los jardines y fachadas, los acueductos romanos y cualquier plaza de España. Tú eres la más alegre de entre todas tus hermanas, que repicas los fandangos que el cantero te cantaba cuando te estaba labrando. buscando nuestro futuro tuvimos que salir fuera Quintana nos lo agradece al progresar sus canteras. con nuevas tecnologías Quintana fue muy puntera. Buscando nuevos mercados para mandar nuestra piedra. Cuando me llegue mi hora y el día que yo me muera estaré entre panteones de esta piedra de mi tierra.
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Redacción ACTIVIDADES REALIZADAS EN EL TIEMPO DE EXISTENCIA DE ESTA ASOCIACIÓN I Concurso literario “Una piedra sobre otra” Cena literaria Día del abuelo Curso/taller sobre conocimientos básicos y revelado fotográfico con Lightroom 5 Creación página Facebook, grupos socios y junta directiva “ Una piedra sobre otra”. Creación blogpost “Una piedra sobre otra” Envío a biblioteca municipal “Luis Chamizo” listado libros para su posible adquisición. Colaboración I fiesta “Calavera El Conqui” Reunión directiva y socios Día del abuelo Entrega premios concurso literario infantil
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Marciano Curiel: `Cuentos extremeños´, Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, Madrid, 1944.
SANTAS SIN ASAS Esto era un cabrero, que un día, estando con las cabras en el monte, se encontró al lao de una fuente un maletín lleno de monedas de oro, que abrió, y al ver tanta moneda, él, que no conocía más que las medallas, decía: -¡Coñi, cuántas Santas sin asas y qué bonitas son! Cuando llegó la noche, se marchó para el pueblo, y, al llegar a casa, desde la puerta empezó a llamar a su mujer a grandes voces, diciéndola: -¡Chacha, mira qui morralino mi he encontrau llenu de Santas sin asas! La mujer que las vio y sabía lo que aquello valía, le dijo: -¡Qué tontu eris! Esti no vali pa na... Con esto trataba de engañarle, y al día siguiente le dice: Mira, chachu, tú estás mu atrasau y no sabis ná de letra; asín que vas a dir unos días a la escuela pa qui aprendas. Yo jablaré con el señor Maestru pa qui te deji entrar. -Comu tú quieras dijo el hombri. Fue la mujer a hablar con el Maestro, diciéndole: Mirusté, señol Maestro, mi jombri está un poco mal de la cabeza y se ha empiñau en venir a la escuela; yo le pío que deji usté, porque está mu tontu y si se le meti una manía en la cabeza, nu hay quién se la saqui. El Maestro creyó a la mujer, le admitió en la escuela y al día siguiente se presentó el cabrero con un silabario que le había comprado su mujer. Como era tan torpe y no sabía nada, lo que hacía era morder y morder las puntas del silabario, y cuando pasaban unos días, le dijo su mujer: Mía, ya sabis bastanti y no jace farta golver. Y aquella noche se levantó ella y se puso a hacer muchos buñuelos, que después cogió y tendió por el corral de la casa y tiró también algunos al tejado. Después se acostó y esperó a que su marido se levantase. Cuando éste se levantó, lo primero que hizo fue ir al corral por leña pa hacer la lumbre, y al ver tantos buñuelos, empezó a dar voces a su mujer, diciendo: ¡Chacha, chacha, levántate y verás cómo han llovíu buñuelos! Calla, ignoranti, cómu va a ser posibli. Levántati y verás cómu está el corral, cuajaitu de ellus. Ella se levantó y al verlo le dijo: Sí, tienis razón; estu es llovíu del cielu. Y el cabrero, tan contento y convencido, se marchó a sus cabras, creyendo que habían llovido buñuelos del cielo. A la noche siguiente, volvió la mujer a levantarse y fue a la cuadra y puso una sábana blanca cubriendo el pesebre y a la burra puso otra sábana, recogida por las patas, y, como el día anterior, esperó a que se levantase su marido, quien por la mañana, al ver esto, salió gritando: ¡Chacha, chacha, levántati, verás cómu la burra está diciendu misa. Ella se levantó y le hizo creer que así era. El cabrero se fue a las cabras, y a los pocos días pasaron por allí unos señores, que le preguntaron: Buen pastor, ¿se ha encontrado usted un maletín lleno de monedas de oro?
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¡Coñi!, yo nu sé qui es esu. Yo lo que mi topau es un morralinu de Santas sin asas. ¿Y dónde lo tiene usted? Pos si lo llevé a mi mujer y ella sabrá ondi lo tieni. Si quierín ustés, mus vamus a casa a qui ella se li dé. Se fueron a su casa, y la mujer, al verlos entrar, comprendió que aquellos eran los que habían perdido el maletín, y se convenció cuando le dijo su marido: Chacha, saca esi morralinu tan bonito que yo topé lleno de Santas sin asas. ¿Qué morralinu? dijo la mujer. ¡Coñi!, aquel qui yo me topé, ¿no ti acuerdas? Ni tú tampoco, porque tú no te has topau ná dijo la mujer. Que sí muel, mi lo topé antes de ir a la escuela, cuando me roía y me comía el silabario. ¿No lo ven ustés, señoris? Está tontu del tó. No, no, estoy tonto, ¿No te acuerdas que jué por cuando llovierun buñuelos del cielo y la burra cantó misa? No li jagan casu; ya ven que no está güeno de la mollera. Y así, los señores, convencidos, se marcharon, quedándose los cabreros con las Santas sin asas, gracias a la listeza de la mujer. Y aquí se acabó mi cuento con sal y pimiento.
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José María Domínguez Moreno EL LAGARTO EN EXTREMADURA: ENTRE EL MITO Y LA TRADICIÓN Artículo de la biblioteca virtual Miguel de Cervantes : http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/el-lagarto-en-extremadura-entre-el-mito-y-la-tradicion/html/
En la trujillana casa del Águila, sita en la calle Lanchuela, sobre su puerta de entrada se localiza curioso escudo orlado con una cadena. Aparecen representados cuatro lagartos atrapados bajo una losa. Aunque la historia apunta que tal edificio fue solar de los Sanabria, el motivo heráldico no se relaciona con hechos atribuibles a esta familia, sino con los de otro linaje que es posible, y las investigaciones en su momento lo dirán, que mantuvieran algún tipo de parentesco. Me refiero a los Losada. La leyenda genealógica apunta que tal apellido deviene de tierras gallegas y halla su fundamento en hecho muy concreto. Como algunas fértiles tierras del noroeste estuvieran plagadas de gigantescos lagartos que aniquilaban a cuantas personas tuvieran la osadía de hollar con sus plantas aquellos lugares, dos jóvenes hermanos tomaron la determinación de enfrentarse directamente a los letales reptiles. Armados con sendas lanzas, y utilizando toda la argucia posible, fueron matando uno a uno a los lagartos, que tenían sus guaridas bajo descomunales losas. En premio de tal hazaña el rey les dio en propiedad aquellas tierras liberadas y la venia para forjar un escudo de armas que rememorase la gesta (1). Una narración semejante es la recogida en la localidad cacereña de Retamosa. Apunta la misma que un gigantesco lagarto habitaba en pleno corazón de las Villuercas, moviéndose en un radio que alcanzaba las siete leguas. Nadie penetraba en aquellos fértiles territorios ante el temor a ser devorado, como así sucedía con quienes hacían alarde de su audacia. De las magnitudes del animal habla el hecho de que de un rabotazo fue capaz de “deslomar” la sierra a la altura de Cabañas del Castillo. Un forajido que escapaba de la justicia se adentró en aquellos parajes y dio muerte al reptil, luego de haberlo deslumbrado con una patena que había robado de la iglesia de Jaraicejo. Con este hecho, que suponía librar a la comarca del inmenso peligro, el malhechor no sólo fue perdonado, sino que en premio recibió amplias tierras en propiedad y la potestad de erigir una fortaleza, la que luego se conocería como el Castillo de Cabañas. Aunque lejos de aceptar la literalidad de estos relatos, no podemos negar que los mismos esconden un evidente trasfondo histórico. En mi opinión nos encontramos ante lo que no dudo en definir como un claro mito de conquista. Los lagartos son aquí el símbolo de los señores del lugar, cuando no del caos y del oscurantismo del que participan las tierras ignotas. Por su parte, quienes luchan y vencen a los monstruos son quienes luchan por la conquista del territorio ocupado. Son conocidas diferentes leyendas extremeñas, cuales las de la serpiente de Martilandrán o al jabalí de Arroyo del Puerco, que aluden al monstruo, dueño del espacio, que es aniquilado para permitir la paz y el asentamiento de los que llegan (2). Y de este mismo arquetipo participa la fábula del Lagarto de Calzadilla de Coria. En una plaza del pueblo, frente a la majestuosa ermita del Cristo de la Agonía, un moderno monumento alude al más conocido milagro del patrón de la localidad. La
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escultura recoge el momento en el que un pastor dispara a un gigantesco lagarto que acaba de matar a la oveja que aprisiona con una de las garras. El motivo central se acompaña de una serie de relieves alusivos a la historia legendaria y de un poema narrativo del milagro en forma dialectal extremeña (3). Para los vecinos no es leyenda. Se trata de una historia que ellos testifican mediante los escasos restos de la piel del famoso lagarto que aún perduran. Hace ya algunas décadas pude ver su deteriorada cola y lo que entonces me pareció una pata en un oscuro cuarto que se abre en el muro del lado del Evangelio. Atadas con una cuerda, y rellenas de bálago, colgaban de un madero clavado en la pared. Cerca de las acartonadas badanas se mostraban varias piezas de la escopeta matadora (4). Actualmente los despojos del animal y lo poco que queda de la vieja arma se exhibe dentro de una urna acristalada. Los relatos escuchados en el pueblo pormenorizan sobre los detalles que envuelven al hecho milagroso. Se dice en ellos que los pastores de la localidad no se explicaban las sorpresivas y continuas desapariciones de sus ovejas en los campos cercanos, si bien eran conscientes de que algún extraño animal daba cuenta de ellas. Nadie sabía cómo era aquella supuesta alimaña que incluso, en ocasiones, satisfizo su apetito con las carnes de algún rabadán. Colás, como conocían en Calzadilla a un ovejero devoto del Cristo de la Agonía, no salió de su asombró cuando vio, junto a la laguna, a un lagarto de proporciones caimanescas que, emergiendo de entre la espesura de los hierbazales, prensaba con sus fauces y mataba a uno de sus mastines. No teniendo más armas que su bastón, Colás quiso correr, pero el miedo paralizó sus piernas. El lagarto, con la seguridad de que tenía en el atónito y estático pastor su próxima presa, reptaba pausadamente. Fueron unos segundos, pero los suficientes para que Colás pidiera el milagro de aquel Cristo al que cada mañana se encomendaba al pasar por la puerta de su ermita: – ¡Señor, que mi cayá se jaga escopeta y el coscurro de pan me se jaga monición! Y el milagro fue posible. El pastor se descubrió en sus manos una escopeta y en su ánimo la resolución para ejecutar el disparo certero que acabó con la vida del lagarto. Cuando todo parecía concluido, Colás escuchó desde lo alto una divina voz conjuradora: ¡Rota te quedarás para que a nadie mates más! Al instante el pastor tenía ante sí el arma desguazada y el inerte lacértido. Éste y aquélla, en reconocimiento del milagro, fueron a parar como exvotos del Cristo de la Agonía. En un intento de racionalizar la leyenda, algunos han fantaseado sobre una hipotética historia. Sin embargo, incluso en este caso, se recurre a otros elementos que no son menos legendarios. También aquí las ovejas son víctimas hasta en sus propios rediles. Sistemáticamente van apareciendo muertas a causa de lo que parece una dentellada en la garganta. Los pastores vigilan y una noche descubren que un descomunal lagarto es el autor de tales carnicerías. Seguidamente se forma un grupo de voluntarios que, armado hasta los dientes, busca el enfrentamiento con el animal. Los intrépidos mozos le disparan una y otra vez, pero las balas rebotan en las duras escamas que cubren su piel, hasta que uno de ellos tiene la buena suerte de introducir el proyectil por la inmensa boca abierta que mostraba amenazante, causándole la muerte. Luego de disecarlo fue presentado como ofrenda en el humilladero (5).
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De la observación de los restos del reptil hay quien deduce que se trata de un caimán americano, abriendo tal análisis el camino a la correspondiente hipótesis: “encaja entonces la posibilidad de que alguno de los numerosos emigrantes pudo traer como recuerdo uno de esos animalitos o bien algún huevo que pudo ser incubado sin problemas. Cuando buscó la libertad llegó a los extremos de que nos habla la tradición” (6). Sin embargo, es más factible suponer que estamos ante un simple exvoto, un caimán disecado, que algún indiano de Calzadilla o su comarca coloca a los pies del Cristo de la Agonía. Modernamente va tomando cuerpo una conjetura, aunque sin fundamento histórico que lo justifique, de que el oferente fue el ilustre vecino Fray Tomás Ortiz, obispo electo de Santa Marta (Colombia), que no tomó posesión de su cargo puesto que murió en España cuando vino a consagrarse (7). Con posterioridad, perdida la conciencia de su origen, el pueblo acaba interpolando elementos de otras leyendas conocidas. En este sentido es de significar el parentesco que el postrero de los relatos guarda en algunos aspectos (dureza de la piel, carnicería de animales...) con algunas narraciones fabulosas, cual es el caso de la “fiera malvada”, muy extendidas tanto dentro como fuera de Extremadura (8). Por otro lado, no podemos olvidar los exvotos de este tipo que tras la colonización de las Américas llegan a espacios sagrados peninsulares en los que se ubica la imagen por cuya intercesión el paisano se libró de ominoso reptil o a la que se profesaba una singular devoción. Es el caso del que se conserva en la abulense ermita de Nuestra Señora de Sonsoles(9), el de la madrileña iglesia de San Ginés, el de la catedral de Sevilla, el de la iglesia de San Eudaldo de Ripoll (10) y el de la Colegiata de Santa María del Mercado de Berlanga de Duero. Este lagarto soriano no es otra cosa que un caimán traído a mediados del siglo XVI por Fray Tomás de Berlanga, obispo de Panamá y descubridor de las Islas Galápagos. Como en el caso de Calzadilla, también aquí se olvidaron los orígenes y sobre el ardacho (11) dieron en parar leyendas arquetípicas, algunas de las cuales responden a reinterpretaciones de mitos de la Hispania Prerromana, como los que aluden a la simbología de la muerte y de la resurrección. De entre sus características destacaban las de vivir durante el día oculto bajo la tierra, salir por la noche para maltratar a los rebaños y alimentarse de los cadáveres enterrados en el cementerio. Berlanga de Duero ha tratado a su lagarto como un símbolo, hasta el punto de fabricarse piezas de repostería que reproducen su figura. Un lagarto como signo de la ciudad lo encontramos en Jaén a mediados del siglo XIII, tras la recuperación cristiana de la ciudad, si bien Fray Domingo, obispo de Baza, lo había incluido con anterioridad en su propio escudo. Por otro lado, no faltan quienes ven en el plano del primitivo pueblo jiennense el símil del referido lagarto. Sea como fuere, todo apunta a suponer que determinadas leyendas relacionadas con el lagarto, imbricadas dentro del mito de la conquista de las tierras de Jaén, pasaron con posterioridad a formar parte del corpus fabuloso del llamado Lagarto de la Magdalena, cuya piel se exhibe en la iglesia de San Ildefonso. Este animal, que tenía su guarida en una cueva junto a la Fuente de la Magdalena, engullía lo mismo a las personas que se acercaban en busca de agua como a los animales que se aventuraban a pastar por sus cercanías (12). Existen tres versiones acerca de su muerte: al quemarse sus entrañas al engullir una piel de oveja rellena de yesca encendida; al reventar luego de tragarse un saco de pólvora que confundiera con un pan; al desangrarse por la lanzada que le infringe un caballero vestido para la ocasión con una armadura de espejos capaz de
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deslumbrar al animal. Este último aspecto guarda sus paralelos con el citado lagarto de las Villuercas. También del ardid de los espejos se vale el reo judío para matar al lagarto del Colegio del Patriarca de Valencia, que merodea por las inmediaciones del Turia. Cualquier estratagema es buena para luchar contra el mortífero lagarto, como pone de manifiesto la leyenda cordobesa. Un cojo se sube a un árbol y espera a que el lacértido abra la boca para recoger un pan que le deja caer. En ese momento le introduce la muleta en la garganta causándole la muerte. La muleta y la piel fueron colgadas como exvotos en el santuario de Nuestra Señora de Fuensanta. En Calzadilla de Coria vimos como el enseñoreado lagarto es aniquilado mediante un tipo de intervención sobrenatural. A pesar de la innata tendencia al etnocentrismo, muy acusa en Extremadura, los casos de esta índole abundan en todo el área peninsular. Basten dos ejemplos recogidos al azar. En Lomos de Orios (Villoslada) un gigantesco lagarto ataca a Linos, un joven pastor, que apenas tiene tiempo para refugiarse en la ermita. Cuando el lagarto pretende entrar tras él, la puerta se cierra bruscamente partiendo al animal por la mitad. Para los naturales tal hecho sucedió en el año 1824 y una réplica del lagarto colgado a la entrada recuerda el supuesto milagro. En el templo de la localidad salmantina de Santiago de la Puebla también se exhibe el correspondiente lagarto, un caimán que llegó disecado de tierras americanas. Si bien existe documentación precisa sobre el particular, no por ello los lugareños han dejado de recrear una leyenda en torno al reptil. El animal aparece deambulando entre las aguas del río Margañán, devorando a una inocente niña y siendo aniquilado por los hombres del pueblo, que previamente han pedido la protección del patrón Santiago Apóstol. Y termina la fábula añadiendo que la niña fue rescatada viva de la andorga del animal. Vueltos a Extremadura, nos topamos con el consiguiente lagarto en la iglesia de Casar de Cáceres. Se trata de un caimán, cuya longitud sobrepasa los dos metros y medio, totalmente relleno de bálago. Aún conserva los huesos de la cabeza, destacando su mandíbula desprovista de dientes (13). Un manuscrito del siglo XVIII refiere que en la pared exterior de la capilla del Cristo de la Peña está “colgada con cadenas de hierro, la piel de un lagarto: este es su nombre común por su figura. Algunos extranjeros lo han visto: unos dicen es caimán, otros cocodrilo; tiene tres varas y tercia de largo. Viene de tradición, que un devoto del Santo Christo, viéndose acometido por este animal, imploró su auxilio, lo mató, le quitó la piel, la que trajo por trofeo, agradecido del favor que le hizo su Majestad” (14). Tal vez el hecho de que el clérigo Gregorio Sánchez de Dios recogiera por escrito tempranamente la llegada del caimán posibilitó el que con él arribara a tierras extremeñas una historia o leyenda desarrollada en América y en la que no faltaba la intercesión del Cristo de la localidad. De ese modo impediría que el lagarto acabara impregnándose de relatos arquetípicos muy extendidos, como sucediera en el caso del citado de Calzadilla de Coria. Pascual Madoz también se hace eco sobre el particular en términos muy parecidos a los del citado clérigo. “Pero no puede omitirse el hablar, aunque ligeramente, de lo que llaman «lagarto», colgado sobre la pila del agua bendita del lado izquierdo, el cual tiene tres varas y un tercio de largo, y 7 cuartos de circunferencia por lo más grueso de su cuerpo: este animal es un cocodrilo semejante a los de la Historia Natural de Madrid; está muy bien conservado, y es corriente en el pueblo, que fue muerto por un hijo de él en América, en el acto de ser acometido por el reptil, y que en memoria de su
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peligro y victoria, le dedicó a la imagen del Cristo de la Peña, que se halla en una capilla antigua” (15). Un lagarto de gigantescas proporciones era igualmente el que diezmaba la hacienda de los vecinos de Ovejuela, alquería hurdana próxima al convento de Nuestra Señora de los Ángeles. Pero esto fue antes de que San Pedro de Alcántara llegara como guardián del cenobio, lo domesticara y lo convirtiera en mascota o animal de compañía. Cuentan que los frailes, en atención a su fealdad, lo conocían con el nombre de “el pecado”. Y aseguran en Ovejuela que tal lagarto no es otro que el que la moderna imagen de la Virgen de la localidad tiene bajo sus plantas (16). Observamos cómo se da en este caso una asimilación entre el mítico lagarto y el dragón infernal o serpiente que se representa en la iconografía mariana. Sin embargo, al menos esta última y el lagarto son animales que presentan una marcada diferencia, si bien a ambos se les atribuye un original tronco común. Así lo refleja este popular cuento extremeño recogido en Ceclavín: “En esto que iba Dios por el mundo y se conoce que fue al río a beber, y al poner las rodillas en el suelo para beber de bruces se conoce que la plantó encima de una culebra que tenía que estar dormía a la vera del río. Y va la culebra, y ¡zas!, que le jarreó un mordiscón. Entonces va Dios y le dice a la culebra: – ¿Por qué me has mordío? ¿Qué te jecho yo pa que me muerdas? Y la culebra, pos ya ves, que le salta a Dios: – Es que a mí no me pisa ni Dios, y el que me pise me las paga, sea queriendo o sin querer. Así que va Dios y le dice a la culebra: – Por lo malita que tú eres vas a tener que andar toda la vida arrastrando la barriga. Al otro día, esto es que iba Dios en el burro por un camino. Y cuando más campante que andaban, llega un lagarto corriendo y se atraviesa en el camino. Lo que pasó es que el burro se pegó un susto y Dios se cayó de costillas. Entonces va Dios y llamó al lagarto: – Oye tú, lagarto, que me has tumbao del burro. ¿Te paece bien lo que acabas de jacel? El probi lagarto se queó paraíto y va y le dice a Dios: – Usté perdoni. De ahora p’alantri no vuelvo a jacerlo, porque voy a tenel más cuidiao cuando pasi por los caminos. Y Dios, como le vio las buenas intenciones, pues fue y lo premió: – Como eres buena persona te voy a dar cuatro patas para que puedas correr. Y así fue como la culebra se jizo culebra y el lagarto se jizo lagarto” (17). Por las comarcas de Campo Arañuelo y los Ibores cuentan que la metamorfosis tiene su razón de ser en el hecho de que el lagarto ahuyentó a la serpiente del paraíso terrenal. En agradecimiento Dios lo premió con cuatro patas para evitar que nunca más anduviera a rastras. A partir de ese momento ambos reptiles se convirtieron en enemigos incapaces de reconciliarse. El lagarto no olvidará que la serpiente, a través de la mujer, había engañado al hombre, empeñándose a partir de ahora en ser su máximo defensor. Por su parte la sierpe seguirá por los siglos como una firme aliada de la mujer. Sin embargo, en amplias zonas de Extremadura creen que las buenas migas se fundamentan en que hasta cierto punto es la propia mujer engendradora de muchas de las serpientes que pululan por los campos. Son cuantiosas las serpientes creadas a partir de un pelo femenino con raíz metido en el agua durante los siete días del plenilunio. Dependiendo de que la metamorfosis se haya producido a partir de un cabello rubio o moreno, la serpiente será inofensiva o
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dañina (18). Aunque no faltan lugares por la parte más meridional de Extremadura en los que se asegura que el color del pelo manipulado propicia el que la culebra sea de agua o de tierra (19). Fue práctica habitual en La Jarilla y en Casas del Monte el que las mujeres que se bañaban en las charcas de sus gargantas vigilasen que ninguno de sus vellos púbicos quedara dentro del agua, ya que de ellos nacían unas culebras con una exacerbada querencia a la sangre catamenial. No dudaban en buscar a las menstruantes dormidas para colarse entre sus ropajes y saciar el apetito. En las localidades de la Sierra de Gata no hacen falta tan sofisticadas serpientes sanguinarias, ya que cualquier culebra que se precie es capaz de arremeter sin más contra la mujer indispuesta con tal de libar de sus partes más íntimas. El siguiente relato de Villamiel resulta esclarecedor: “Por entonces yo tenía un hijo, que tengo casao en Valverde, pequeñito, y le tuve toa la mañana echao en el tronco de una olivera. Yo, mientras, estaba ayuando a una tía mía a sachar pata–tas. Estamos comiendo y va mi primu y dice: – ¡Ay, prima, lo que viene por ahí...! Nos rodeamos y vimos un peazu latigu que no quiero ni contar. ¡Qué culebra más larga! Era de esas que tiene dibujá una cadena. Fíjese usté en lo que le digo: se fue derechita a una prima mía que estaba con la regla, al olor de la sangre. Agarró mi prima un cacho vilorta que pa qué y se tiró luchando mucho rato con aquella bicha tan grande. Menos mal que estábamos allí nosotros, si no las hubiera pasao mu mal la mi prima. Cuando la atizaba con el palo, pegaba la bicha unos silbíos que llegaban al cielo. Hasta que le enganchamos por la mitá y lo partimos en dos” (20). A pesar de los anteriores ejemplos, se puede afirmar que en la práctica totalidad de Extremadura tales comportamientos se les atribuyen a los lagartos que, como ya apuntamos, son acérrimos enemigos de las mujeres. Los sucesos sobre este particular abundan por doquier. Raro es el pueblo en el que no se afirme que los lagartos suelen merodear por las calles en las que haya alguna mujer, especialmente joven, con la regla. Incluso algunos logran meterse en las casas para aprovechar el sopor de la menstruante, como habitualmente ocurría en Oliva de Plasencia: “La madrina mía tenía una hija, que cuando tenía lo del mes se ponía malita malita, la pobre. Gomitaba y to. Y después de to es que tenía que acostarse con la luz encendía, y es que decía que andaban lagartos por la cama, que le bajaban por el doble. «Bobás, bobás, eso son bobás», era lo que le decía la madrina. Después resultó que una noche empezó a chillar, y cuando llegaron la madrina y el padrino había un lagarto más gordo que la mi muñeca. A ese lo vi yo muerto, que lo mataron aquella noche. Y es que venía a beberse la sangre de la muchachita, y lo barruntó cuando empezó a escarbarle por el camisón. Y eso le pasó más veces, pero después ya que se hizo jorra no volvió a pasarle más”. En el mismo sentido que el anterior va el relato recogido en la localidad jerteña de El Torno: “A mí me contó una, que vive entoavía, que estando ella en una finca, se echó dispués de comer, porque la dolía algo la cabeza y es que tenía la regla. Se dispertó al poco, porque sintió algo y era na menos que un lagarto que la iba subiendo por los mulos p’arriba. ¡Pegó un salto...! Se echó a correr, pero el lagarto no dejaba de perseguirla por la gavia alante... Y es que dicen que se tiran a la sangre de la regla, que les gusta mucho” (21). A Talaván corresponde esta otra información en la que una mujer narra las
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vicisitudes de su propia madre: “Y a la pobre es que le salían muchos ronchones, que sufría mucho, y era que cuando le venía (la regla) siempre había algún lagarto que lo barruntaba. Iban de que estaba dormía en la majá y se le colaban pa debajo de la saya, y la maliciaban, porque los lagartos tienen mucha malicia en el cuerpo, y por eso le salían los ronchones. Era que los lagartos venían a beberse la sangre. Entonces ponían cebollas en la puerta y también quemaban gomas, que to eso espanta a los lagartos. Porque las pastoras y las mujeres así que vivían con el ganado lo podían pasar mu mal cuando estaban con la cosa”. El hecho de que en Extremadura muchas familias se hayan visto obligadas a vivir en el campo durante determinadas épocas del año ha facilitado la recreación de buen número de consejas en las que las mujeres menstruantes han de vérselas con el lagarto de rigor. En Aldehuela de Jerte nos topamos con una mujer que está lavando en el arroyuelo de una dehesa mientras su marido saca el pan que ha cocido en un horno que está a no más de cincuenta metros de ella. De repente nota un cosquilleo en las corvas y al instante se pone de pie. Ahora el cosquilleo se ha convertido en un raboteo en los muslos. Presa de pánico se levanta las sayas y ve un enorme lagarto sujeto con la boca a la faja roja, que la deja paralizada. A sus gritos acude el marido, que tira con fuerzas de la cola del reptil sin lograr que éste se desprenda. De inmediato busca algo con que golpearlo y con ese fin coge uno de los panes recién cocidos. Pero antes de recibir el golpe el lagarto abre sus fauces y emprende la huída (22). Una vez más el animal había acudido a por pitanza catamenial. Esta especial atracción que el lagarto siente hacia la mujer menstruante puede ser aprovechada con fines venatorios. Sabido es que en cada pueblo siempre ha existido alguna persona que ha gozado de la merecida fama de cazador de lagartos, si bien invariablemente en la búsqueda de los reptiles siempre solía acompañarse de un familiar femenino. Así lo aseguran en Berzocana, Madroñera, Aldea del Obispo y en otras muchas poblaciones de la Penillanura Trujillana, cual es el caso de Jaraicejo, localidad a la que corresponde la siguiente información: “Como ese hombre que vivía en la trasera del Palacio, ¡bueno, ese!, a ese nadie le ganaba en ensartar lagartos. Yo a lo mejor salía, o este mismo, y nos veníamos con uno o con dos, o con ninguno. Pero cuando salía el hombre que digo, traía un’alambre llena de lagartos, que paecía un rosario. Eso sí, él siempre iba con la mujer, y cuando no iba con la mujer pos iba con una hija, qu’es que tenía unas cuantas de muchachas, así algo grandinas. Lo que era es que nunca iba solo. ¿Y sabe qué? Pos decían que salía al lagarto cuando la mujer tenía el mes, eso que tienen las mujeres una vez al mes. Y cuando no lo tenía la mujer, pos cualquiera hija lo tenía. Entonces resulta que los lagartos tienen mucho olfato a la sangre de las mujeres, eso dicen, que tienen mucho olfato a eso, y que salían como bobitos al camino donde la mujer o la hija que fuera. Así que el hombre sólo ¡plas, plas, plas!, ¡pinchal, pinchal, pinchal!, y el lagarto a l’alambre” (23). Pero no solamente es el sanguinario apetito lo que aproxima el lagarto a la mujer, puesto que en muchas ocasiones lo que pretende el reptil es introducírsele por la vagina, poseerla sexualmente sin más (24). De este modo no puede sorprendernos el que las mujeres que en Garrovillas y Alcántara estaban obligadas a dormir al sereno se encasquetaran bajo las sayas una especie de pololos en cuyos dobladillos introducían gomas o cintas que permitían el completo ceñido a las piernas y a la cintura. Era la misma prenda que vestían en las veladas nocturnas que tenían por
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marco las ermitas de Nuestra Señora de Altagracia y de Nuestra Señora de los Hitos en las vísperas de sus romerías. Si bien en este caso no parece que el atavío tenga tanto que ver con el temor a la posesión por parte del reptil sino, como dicen en Alcántara, al hecho a poner dificultades a la “mordedura del lagarto”, teniendo en cuenta, como posteriormente veremos, la asimilación del lagarto con el miembro viril y el hecho de “morder el lagarto” como un símil de la relación sexual. Es éste el lagarto contra el que previene algún que otro dicho popular: “Atención a los lagartos y los sapos que merodean por las peñas y las pozas” (25), “No vayáis mu lejos, que p’aquí tamién bajan los lagartos de la fuente de la Anea” (26), “¡Cuidiatu con los lagartus del Palomeru, qu’e están hechus a pegar mordisconis” (27), “No hay que fiarse de los hombres, que son muy lagartos” (28)... Abundan relatos en Extremadura acerca de la concepción de una mujer con la que tuvo contacto un lagarto mientras dormía placidamente. En Casatejada se cuenta que una joven siente grandes “dolores de tripa” y sus padres la llevan al médico, que le receta un jarabe para los gases. Puesto que el mal subsiste se ven obligados a acudir al curandero, que emite un sorprendente diagnóstico: la muchacha está embarazada de ¡un lagarto! Para que no queden dudas de su dictamen les indica a los padres que vayan a la habitación en la que duerme su hija, rajen el colchón y verán salir el lagarto que la posee cuando dormita. Pide que le traigan el reptil muerto a su presencia. Todo sucede de esa forma. Con la piel del animal prepara una pócima para que la muchacha la tome durante siete días en ayunas. Tal brebaje matará a las crías que han nacido dentro, crías que expulsará por la orina que durante un tiempo adquiere un tono verdoso. Y de manera inmediata los dolores desaparecieron. En Tornavacas tienen por cierto “el caso de una mujer embarazada que dio a luz un lagarto, en vez de una criatura. Lo achacaron a que la mujer debió beber agua en alguna fuente con huevos de lagarto, que luego se desarrollaron en su interior. Otros piensan que el lagarto la perseguiría cuando tenía la regla, y la tomó cuando estuviera dormida” (29). Un cuento muy popular en la provincia de Cáceres responde al titulo de “El lagarto y la princesa”. La hija del rey ha salido sola a pasear por el bosque y se duerme junto a una fuente. La dormición la aprovecha un lagarto para, sin que ella se percate, introducírsele por la vagina. De inmediato se le comienza a hinchar el vientre y el rey hace llamar a los galenos del palacio. Estos, tras un concienzudo reconocimiento, descubren la causa del mal y se lo comunican al monarca. Le hacen saber que la única manera de salvar a la princesa es recurriendo a un varón bien dotado. Para ello se elige un soldado. Lógicamente el hombre no pone resistencia a las ordenes de los doctores, que no son otras que la de introducir su miembro viril en la oquedad de la princesa. Tras penetrarla, logra que el lagarto acabe mordiendo y lo saca adherido al glande. Como premio a su acción el rey decide el casamiento de su hija con el militar. En alguna versión del cuento se señala que a los pocos meses de la actuación del soldado se descubre que la princesa está embarazada y, puesto que no ha tenido relaciones con nadie, suponen que el padre debe ser él. Por este motivo le obligan al casamiento. Pero en esta versión el cuento presenta dos finales distintos. En el primero de ellos la princesa da a luz un precioso niño (30), mientras que en el otro lo que trae al mundo es un lagarto que adquirirá forma humana luego de cumplir con éxito las pruebas correspondientes. Consistieron éstas en matar siete culebras (31).
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Sin necesidad de profundizar en el significado de la narración observamos que, muy posiblemente, el lagarto actúa aquí como un elemento propiciador de la fertilidad. El contacto con él hizo posible la concepción de la princesa. Y es que no en vano el lagarto juega un importante papel tanto en el campo de la concepción como en el de la farmacopea erótica. Sabido es que la carne de lagarto fue en toda Extremadura una de las comidas predilectas de las mujeres que deseaban una pronta maternidad (32). Esta misma potenciación de las facultades genésicas es lo que se busca con algunos manjares que se deglutan en fechas muy concretas, entre los que el reptil toma carta de naturaleza. Conocidas son las roscas en forma de lagarto de los Santos de Maimona, que se llevan a la boca el Día de los Hornazos, coincidente con el Domingo de Quasimodo (33). Desde esta óptica cabe interpretar aquellas actuaciones que en estas fechas de Pentecostés tienen por marcos iglesias y ermitas, en las que los fieles “echan culebras e lagartos entre las gentes e fazen otras cosas deshonestas” (34), y contra las que arremeten las distintas ordenanzas episcopales. Las diócesis extremeñas no se ven libres de estas prácticas, muy extendidas en los postreros tiempos de la Edad Media, hasta el punto de que los sínodos de Plasencia y de Badajoz prohíben taxativamente soltar lagartos y coxixos (35) en las iglesias en las Pascuas de Espíritu Santo (36). Algún autor considera esta suelta de animales, concretamente de la salamandra por su relación con el fuego, como un hipotético símbolo de las ígneas lenguas que en tal fecha se posaron sobre las cabezas de los Apóstoles (37). Sin embargo, la presencia del lagarto nos plantea la posibilidad de que estemos ante los elementos de un ritual propiciador de la fertilidad en un momento en que se constata la eclosión de la naturaleza. El carácter fertilizador que se le atribuye al lagarto se manifiesta igualmente en algunas prácticas que han pervivido en el recuerdo. Citemos en este sentido la costumbre de las mujeres de Guijo de Granadilla de acudir hasta la vieja ermita de Nuestra Señora de Ojaranzos, recinto que acogía la romería de San Marcos, para sobar con cierta lascivia el cerrojo de su puerta principal. Indudablemente el pasador tenía forma de lagarto o cocodrilo (38). Tal actuación les aseguraba la maternidad (39). Cuando la ermita fue cerrada al culto y abandonada, la figura del lagarto estuvo en posesión de un herrero de la localidad, por cuya fragua pasaban a besarlo las mujeres a las que se les resistía la descendencia (40). En Casar de Cáceres las jóvenes tenían por costumbre clavar fijamente la mirada en el caimán de la capilla del Cristo de la Peña, al que ya nos referimos anteriormente. Esta acción les auguraba un seguro noviazgo y un feliz casamiento, además de la futura llegada de un hijo por cada vez que cumplieran con la citada actuación. Sin restar un ápice de virtud propiciadora al caimán o lagarto, es posible que en este caso se haya dado una traslación al animal de algunos de los atributos reconocidos al crucificado, puesto que no olvidamos que el Cristo de la Peña fue muy recurrido en situaciones de desamor de las parejas y para poner remedio a los problemas de la esterilidad de la mujer. De gran popularidad gozaron en Extremadura los filtros amorosos en los que de ninguna de las maneras había de faltar el ingrediente del lagarto. Inés la Picha, de Arroyo de la Luz, por los postreros años del siglo XIX, era toda una celestina en estas artes: “Cogía un lagarto, lo emperraba, lo atravesaba con una tarama y lo dejaba al sol que se secase. Una vez seco, lo molía hasta hacerlo polvos, rezándole no sé qué oraciones... El hombre que se restregaba con ellos las manos, podía asegurar que
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cuantas mujeres tocase y él quisiese, se irían tras él; y lo mismo los hombres tras las mujeres que hicieran otro tanto” (41). La confección de componendas capaces de despertar la líbido se ha hecho un hueco hasta tiempos más recientes, aunque echando mano, junto con el lagarto, de otra serie de simples: “También en conseguir quereres ajenos las brujas ahigaleñas eran auténticas especialistas. Para tal quehacer utilizaban polvos conseguidos con piel de lagarto y tripas de sapos secadas al sol. A ello unían minúsculos huesos de difuntos. Bastaba con tocar cualquier parte del cuerpo de una persona para que ésta siguiera al pie de la letra sus pensamientos, que no eran otros que los de volverse majara por un determinado pretendiente. Si lo que se pretendía era el aborrecimiento, la actuación no variaba. Citamos un suceso al respecto. Se trata de una bruja que va al baile dominguero de la plaza con un puñado de «polvos del querer». Por mala suerte se levanta un vendaval y los polvos se vuelan, rozando a todos y cada uno de los presentes. Como conclusión, apunta la historieta, nunca hubo en Ahigal más cuernos en una tarde” (42). Por otro lado, conviene tener en cuenta que la carne del lagarto reanima genésicamente al varón y conocido es que el hecho de frotar las partes pudendas con su sangre despierta la aletargada virilidad. Pero no sólo se mantiene entre el sexo del varón y el lagarto una relación de causa–efecto, sino que muchas veces el saurio se constituye como un claro símil de príapo. Este es el sentido que recogen algunas coplas: Lavando unos calzones dice la moza: –¡Quién pillara el lagarto que aquí retoza (43). Mi marido me enseña cuando voy con él al huerto un lagarto sin patitas que nunca se queda quieto (44). La falda (el mandil) de la pastora tiene un lagarto pintao, cuando la pastora baila, el lagarto mueve el rabo (45). Si el lagarto se identifica con el miembro viril, lógicamente la hura ha de asimilarse con el genital femenino (46). Tales asimilaciones quedan reflejadas en la letra del cancionero: El marido fue a segar y me dejó sin un cuarto y he tenido que vender el vival de su lagarto (47). Debajo del mandil tiene toa la mujer un buraco; y lo que tiene la mía es el vival de un lagarto (48). Mucho se mueve el lagarto cuando va buscando el nío, pero entrando en el vival sale el pobre retorcío (49). Estando una moza meando en Casas de Miravete, un lagarto fue corriendo y le entró por el ojete (50). Ya hablamos de la enemistad que existe entre el lagarto y la serpiente, enemistad
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que al mismo tiempo el saurio la hace extensible a la mujer. Mas la serpiente, siempre aliada de ésta, no disimula su animadversión hacia el hombre, al que trata de dañar por todos los medios. Hasta tal punto se piensa así, que en la generalidad de los pueblos se considera un hecho extraordinario el que una mujer haya sido atacada por cualquier tipo de sierpe y, por el contrario, se tiene como algo natural que sea el hombre la víctima sobre la que descargar su inquina, a pesar de contar con la inestimable defensa del lagarto. Narraciones sobre el particular abundan a lo largo y ancho de Extremadura. En San Vicente de Alcántara se cuenta el siguiente relato: “Era cuando la corcha, que la saca se hace a mano. Entonces fueron los corcheros, pon que a descorchar un alcornoque como éste. Resulta que cuando ya llegaban, vieron muchos lagartos que corrían así cerca del alcornoque, y que no se escapaban, y daban vueltas alreol. De modo que llega uno de la cuadrilla, y le dice a los otros compañeros: –Mucho ojo, que aquí pasa algo. Que sabía que los lagartos se ponían así como avisando de algo que tenía que haber en el alcornoque. Pos ya tuvieron todo el cuidado que hay que tener, y hasta más todavía. ¿Y qué pasó? Pos lo que pasó es que un agujero del troncón tenía un criaero de víboras. Y si no pasó na, es porque los lagartos avisaron, que los lagartos saben lo que hacen”. También en Casas de Millán es un lagarto el que evita la tragedia que está a punto de producirse: “Esto pasó aquí, como de testigo que pongo a la Virgen de Tebas. Estaba la gente en la era, y siempre había niños que iban a ayudar a los padres, o a enredar. Y el padre de uno llevó al muchacho, a lo mejor como de cuatro o cinco años, o alguno más, y como hacía mucho calor el crío se quedó dormido debajo del sombrajo. Y el padre ¡venga a dar vueltas en la trilla a la hora de la siesta! Cuando más tranquilo iba, va un lagarto y se atraviesa por delante de la yunta, y los animales se espantaron. Y decía el padre: –¡Me cagüén el lagarto de los cojones! El lagarto salía corriendo, pero a la vuelta siguiente otra vez lo mismo: que el lagarto se ponía a pasar por delante espantando a la yunta. ¡Ya estaba el padre con un cabreo! Y lo mismito: –A este lagarto de los cojones lo machaco con la pala. Así que no esperó ni un minuto. Cogió la pala y empezó a correr detrás del lagarto. Y que el lagarto corriendo se fue a meter al sombrajo, a donde estaba el niño dormidito. Pero al niño lo había tapado su padre con una talega vacía para que no se asolanara. Cuando quitó la talega no estaba el lagarto. Lo que estaba debajo era una señora culebra. Cogió entonces y la cortó con la joce por la mitad. Menos mal que el lagarto hacía aquello para decirle al padre lo que le podía pasar al su hijo con la culebra. Y es que ésta era capaz de meterle la cola en la boca y asfixiarlo”. Sin embargo la principal ocupación de los lagartos es la de vigilar el sueño de varones cuando éstos duermen en el campo. Siempre habrá un saurio que vele ante el posible acecho de culebras, sierpes, serpientes y bastardos (51). Cuando uno de estos reptiles merodea por las proximidades el lagarto se acerca al durmiente y trata de despertarlo haciéndole cosquillas con su cola en la nariz, en los oídos o en los dedos de los pies (52). En ocasiones los métodos no son tan sofisticados, ya que cuando es grande el sopor se ven en la necesidad de recurrir a los oportunos arañazos y mordiscos.
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La función protectora del lagarto con respecto a la serpiente trasciende a la propia imagen o representación de aquél. A lo largo de nuestros viajes por las provincias cacereñas hemos observado numerosas aldabas o cubrecerraduras con la imagen de un saurio, sin que falten los que se han grabado en las puertas de madera a punta de navaja. El carácter protector está fuera de duda, sobre todo a partir de la información recogida en Acehuche: “Miri usté, c’aquí entraban las culebras como Pedro por su casa, y a las pobres cabras le mamaban la leche. Ahora que llego una mañana y había una cabra con una mordeúra en la ubre. Yo mismo le vi la mordeúra y tenía sangre, y es que se vía la dentallá. Fui ande el vecino, qu’ese fue pastor pa que me curara al animal; y de que vio lo que le pasaba a la cabra, va y me dice: «Esto es cosa de una culebra». Y me dijo que si no quería que me pasara más que hiciera lo qu’el me dicía. De modo que hice lo que me dijo, qu’era hacer la labra de un lagarto en la puerta del corral. Yo hice el lagarto con la cuchilla, que soy mu mañoso pa estas custiones. Eso fue mano santa. Ya no golví a ver más el rastro de una culebra”. En diferentes poblaciones de la Sierra de Gata estas funciones le corresponden a una quijada de lagarto colocada en un lugar visible o en el punto por el que se supone que las culebras entran en el aprisco. Un sentido inverso es el que se le atribuye a los cerrojos o picaportes que presentan formas ofídicas. Su intención es la de repeler a los lagartos, aunque en ocasiones la influencia se hace extensible a lagartijas, sabandijas y saltarrostros. En la comarca de las Tierras de Granadilla las imágenes del lagarto o su osamenta no se utilizaron tanto para alejar a las serpientes de los rediles como para impedir que se acercaran a las camas de las mujeres lactantes con el objeto de libarle los pechos. En Zarza, un pueblo de esta misma zona, solían mantener un lagarto vivo en la casa, ya que “el lagartu eh mu enemigu del bahtardu y el culebrón bahtardu le tie máh mieu c’al diablu” (53). No solamente el lagarto ha servido para poner en fuga a las culebras, sino que su poder talismánico ejerce un claro poder contra otros poderes maléficos. Al igual que en otros puntos de la geografía hispana (54) la pata del reptil se constituyó como un claro repelente de las brujas. Ha sido un amuleto apreciado en gran medida para estos menesteres por todo el septentrión cacereño, como ya recogimos en su momento: “Junto al sapo o escuerzo, también el lagarto y, más concretamente, cualquiera de sus patas puede librar de la fascinación de las brujas en Ahigal. Antaño cuando, con motivo de las bodas, se salía con un carro para recoger los aguinaldos que los vecinos daban a los novios, en el testuz de las mulas que tiraban de aquel prendían la pata de un lagarto. La intención estaba clara: que ninguna bruja fuera capaz de echarle el mal de ojo a los productos recaudados. También la pata salía a relucir cuando el nuevo matrimonio trasladaba el ajuar a la casa en la que iban a vivir. Y es que las brujas de Ahigal suelen tomarlo muy a pecho con las mujeres que se casan y tienen hijos. Por eso uno de sus objetivos es procurar la esterilidad de la pareja por todos los medios” (55). Por su parte la quijada del lagarto ha sido un amuleto de primer orden para lograr la perfecta dentición en Valverde de Burguillos y en otras poblaciones pacenses de los contornos. Bastaba para ello con colgarla del cuello del niño metida dentro de una bolsita que hacía las veces de escapulario (56). No el lagarto, sino su pariente la lagartija se utiliza mayormente con fines terapéuticos en Extremadura, formando parte de un amuleto que se configura mediante el dictado de la magia
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simpatética. Así vemos que en Higuera de Albalat, Salvatierra de Santiago o Robledillo de Trujillo una persona verrugosa coge al pequeño animal y lo introduce “vivito y coleando” en un alfiletero, teniendo por seguro que su muerte trae consigo la desaparición de todos sus cadillos (57). En Zalamea se exige que antes del encierro de la lagartija en un bote de cristal se frote con ella la parte verrugosa (58). Otro tanto sucede en Castuera, si bien aquí el emparedamiento exige que haya de hacerse en una caja de hoja de lata (59). Por su parte en la comarca de Los Montes la lagartija dicta la curación de la rija de los ojos siempre que el paciente lleve el canuto, que ha de ser de cristal, colgado al cuello con un cordón de lana (60). Tampoco podemos olvidar el papel que juega el lagarto en el campo de la farmacopea popular. Su sangre se emplea para la curación de la erisipela en Bodonal y Cabeza de Buey (61). Esta misma sangre aplicada en forma de fricciones pone remedio a las hernias más recalcitrantes en Las Hurdes, aunque para que su efectividad sea completa se requiere que el lagarto haya sido cogido en primavera y descamisado vivo (62). Estos formulismos también pasan al campo pecuario. Así vemos que en las dos provincias extremeñas se asegura la completa curación de la oveja afectada de cualquier enfermedad dérmica si sobre ella se traza una serie de cruces con una hoz impregnada del mismo líquido sanguíneo (63). Y a falta de sangre, buenos son los polvos, en este caso los conseguidos de la “punta blanca de la cagá del lagarto”, en los problemas oculares del ganado lanar relacionados con las nubes o uñeros (64). Volviendo a los tratamientos humanos, nos parece de gran interés la formula que para la curación de las magulladuras recogiera el profesor Calama Sanz de la curandera de Vegas de Coria: “Fritis en aceiti con torbiscu, dos lagartus descamisaus y machacaus, y con ese ungüeti de das de juro en la que jura” (65). Poco varía el recetario anterior del puesto en boca del hijo de un saludador hurdano para aliviar los dolores reumáticos: “...pal rengaeru de la choca, que en otrah partih dicin riúmah, no hay mejol cosa que fritil en aceiti doh lagartuh; dihpué luh machacah bien y luh rebuja con raícih de torbihcah, y con esi ungüentu le dah de juru y de juru, y vaiti ya, que quéa sanau” (66). Menos requisitos precisa el alivio de la pesadez del estómago en la comarca de la Sierra de Gata, ya que sólo se precisa colocar sobre la panza una reata de lagartos recién cogidos, aunque mayor es la efectividad si éstos se disponen abiertos en canal. A pesar de las virtudes que venimos atribuyendo a estos animales lacértidos, no se nos escapa que también el pueblo les imputa unos poderes maléficos que por lo general trascienden de una manera indirecta. Ahí está el componente letal que encierra la grasa de la hembra, puesta en combinación con otros elementos. En las “Coplas de don Alonso” vemos cómo el caballero muere envenenado por doña Marcelina, embarazada de él, porque ahora le niega el prometido casamiento para desposarse con su prima. Los versos inciden sobre los ingredientes de la pócima suministrada: Se metió pa la bodega y un veneno preparaba; iba envuelto con un vino, sólo el olor mareaba. Llevaba tripas de sapo, el unto de una lagarta, orines de siete sierpes, raspaduras de cascarrias, las uñas de un santorrostro, la raíz de una magarza (67).
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Al igual que la salamandra, la culebra y otra larga serie de alimañas y de animales, por lo general de los denominados salvajes, también el lagarto tiene la facultad de impregnar de algún tipo de ponzoña los lugares por los que transita. Esta toxina se adhiere de manera muy especial a la ropa que las lavanderas tienden en el suelo para su secado. Basta con que una persona se siente en el sitio donde estos pusieron sus patas o surcaron con su cuerpo para verse afectada de una urticaria. Mayor es la erupción cutánea si se viste alguna de las prendas contaminadas. Incluso en estos casos la afección llega a tomar la forma del animal transmisor. En La Hurdes esta enfermedad dérmica recibe los nombres de encontráu, cogío y simbuscalu. Su curación suele llevarse a cabo mediante dos métodos. El primero de ellos consiste en que, si el afectado es un varón, debe ponerse cuando se acuesta la camisa de una mujer. Y se hará lo contrario si es ésta la que sufre los sarpullidos. La segunda operación responde a la denominación de el barríu. Sobre el paciente tendido en el suelo y desnudo se vierten algunos puñados de harina o salvado por todo el cuerpo. Acto seguido se procede a barrerlo con una escoba o un trozo de tela, al tiempo que se recita un conjuro en el que aparecen mencionados los animales posibles causantes del mal: ¡Jusi el Encontrau, jusi, jusi! ¡Jusi todus los bichis! Si es de salamandria, ¡jusi a la tertalla! Si es de santarrostru, ¡jusi al rostru! Si es de salamantiga, ¡jusi a la rejendija! Si es de lobu, ¡jusi al monti! Si es de sapu, ¡jusi al buracu! Si es de culebrón ¡jusi al buracón! Si es de gallina, ¡jusi al polleru! Si es de avispa, ¡jusi al avispero! Si es de lagartu, ¡jusi al pastu! En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Tras el recitado el paciente ha de santiguarse y pasar sobre el fuego en el que previamente se ha arrojado la harina. El ritual del barrido debe ejecutarse dos o tres veces. Sólo si se procede de esta manera y en el conjuro se cita al animal contagioso los sarpullidos desaparecerán (68). En marzo asoma la cabeza el lagarto,dice el refrán. Esta aparición del lagarto en la primavera anuncia la llegada del buen tiempo, hasta el punto de que, según Porfirio, se le consideraba consagrado al sol y, en consecuencia, embajador de buenos augurios. Es el lagarto el animal que, en palabras de Gubernatis, “despierta al joven héroe solar que duerme durante la noche y despierta al hombre dormido por miedo de que la serpiente le muerda” (69). Y ciertamente el lagarto puede convertirse en auspiciador de la buena suerte en el terreno económico, suerte que en el campo de los tesoros se hace posible una vez que se pone en fuga a la serpiente que los custodia. Así sucedió en relación con la tinaja de oro que se ocultaba en la cueva de Riscoventana, en la alquería hurdana de El Castillo, a la que vigilaba una enorme culebra. Dieron con ella tras seguir el rapto a un lagarto con dos colas (70). Para apoderarse del tesoro fue necesario conjurar a la sierpe que se alimentaba de los ganados de la comarca (71). No tanta suerte tuvieron los que se guiaron por el infalible lagarto en Batuequillas y en Aceitunilla. Por el primero de los lugares fluye el arroyo de Pedrosanto, nombre que parece derivar de “Petra Santa”, un petroglifo que se ubica en una de
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sus márgenes (72). Sobre la citada piedra grabada un cabrero vio repetidamente un lagarto dormitando al sol, percatándose de que el saurio “era de los de dos rabos”. El animal se marchaba tranquilamente cuando se acercaba a él. No tardaría el pastor en horadar parte de la losa, sin que las monedas de oro aparecieran bajo los esquistos. Tarde comprendió el buscatesoros que se había equivocado en la interpretación, ya que de haber seguido al lagarto, esté le habría llevado al lugar en la que se encuentran las todavía ocultas riquezas. También en Aceitunilla, población cercana a la anterior, se escucha una conseja parecida en relación con el grabado rupestre de La Huerta del Cura. Este petroglifo, junto a los interesantes motivos grabados, muestra igualmente las huellas de la perforación realizada por algún que otro iluso. Tan avara actuación, como en el caso precedente, fue “dictada” por un lagarto que se asolanaba sobre la losa. Sin embargo aquí lo que falló fue la observación, ya que el referido lagarto solamente tenía una cola, y en estos casos carecen de dotes adivinatorias. Es indudable que los lagartos con dos rabos se consideran agentes de presagios favorecedores al tiempo que excelentes adivinadores. El toparse con uno de estos reptiles equivale a tener las mejores de las suertes en los juegos de azar, especialmente en la lotería. En Las Hurdes, más que verlo, lo que asegura el premio es cazarlo (73). Pero en la práctica totalidad de Extremadura el logro de la fortuna conlleva la captura del lagarto para introducirlo seguidamente en un cajón con ceniza. Sobre ella marca con el rabo el número que saldrá en el premio. Tal creencia ha favorecido el dicho popular que toma vigencia siempre que a alguien conocido le sonríe la fortuna: “Ese debe tener un lagarto con dos rabos” (74). Estos pormenores son recogidos en la correspondiente copla, en la que no sólo se fía en el poder adivinatorio del lagarto: Dos cosas hay en el mundo pa salir de la miseria: un lagarto con dos rabos y dormir con la lotera. Por la zona de Alcántara lo que se pone sobre la capa de harina es la cola recién cortada para que mediante sus saltos se dibujen los guarismos del gordo. Aunque fuera de estos casos precisos los movimientos de la cola son interpretados como las voces “¡puto, puto!”o “¡lagarta, lagarta!”con las que el reptil insulta al hombre o mujer causante de su mutilación. Indudablemente la palabra lagarta en referencia a una mujer tiene unas claras connotaciones peyorativas. Sin embargo, la excepción se produce cuando el vocablo responde a un gentilicio. En este sentido hemos de apuntar que por los nombres de lagartos y lagartas se conocen a los naturales de Calzadilla de Coria y de Casar de Cáceres, y por los de lagarteiros y lagarteiras, a los de Eljas. Si en las dos primeras localidades la nominación halla su razón de ser en los exvotos a sus cristos, en Eljas la sustentan en el hecho de asentarse el pueblo entre canchales, hasta el punto de ser blanco de dichos ( “debaxu de ca lancha a cen lagarteirus”) y motetes de las localidades rayanas: ¡Lagartu! ¡lagartu! se metei pá coba Búsca–li u ratru (75). Hemos de señalar por último que la utilización de “¡lagarto!” como interjección, muy extendida por toda Extremadura, sirve para contrarrestar cualquier tipo de mal agüero. Así sucede cuando en una conversación alguien pronuncia la palabra “culebra”, o se abre un paraguas en casa, o se caen unas tijeras abiertas o un cuchillo y se clavan en el suelo. Y “¡lagarto!, ¡lagarto!, ¡lagarto!” ha de decirse inevitablemente cuando alguien se tropieza con un jorobado o con tres curas en
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plena calle. Y cien veces se coreará “¡lagarto!” para que el reptil suelte a una persona mordida, aunque en Berrocalejo aseguran que no surtirá efecto si al mismo tiempo no se hacen sonar siete cencerros a su alrededor (76). ____________ NOTAS (1) TRUEBA, Antonio de: Leyendas genealógicas I y II, 1887. RUIZ MORENO, Manuel Jesús: “Apuntes sobre el escudo de los lagartos de la casa del Águila (Trujillo)”, en Coloquios Históricos de Extremadura, 2003. (2) DOMINGUEZ MORENO, José María: “Rituales, Mitos y Creencias Populares Extremeñas”, en Saber Popular, Revista Extremeña de Folklore, 1 (Fregenal de la Sierra, 1987), pp. 8–9. (3) Fue escrito por el profesor Pedro Cañada, diputado autonómico y alcalde de Calzadilla en el año 1994, fecha de la inauguración del monumento. Lleva por título “Miragru el Crihtu y el lagartu e Calzailla”: Pol el encinal andi loh pahorih solían pahtal hadi muchuh añuh había un animal com’un crocodilu, lagartu o caimán que atemorizaba toa la vecindá. Ni paluh ni piedrah lo puían matal hahta que un pahtol hihu del lugar, acorralaínu comu ehtaba ya al Crihtu benditu se pusu a grital pa poel salbalsi y poel salbal a lah obehinah de la su maná. –¡Crihtu Agonía, que la mi cayá se haga ehcopeta y cartuchu el pan! E na boca mehma, en toah lah quiháh, un tiru le daba la propia cayá y... patah arriba lagartu o caimán. Tamién la ehcopeta queó reventa pa que no matara a dengunu mah. Y hechu el miragru... queó el puebru en pah. El Crihtu protehi a la becindá. (4) En aquellos momentos se conservaba la vieja romana en la que los devotos favorecidos con el correspondiente milagro del Cristo cumplían con su promesa de pesarse por el objeto de donar su tara en granos de trigo. (5) Erróneamente algunos investigadores, cuales son los casos de Eloy MARTOS NÚÑEZ y C. PORCAR SARAVIA (“Tradiciones de serpientes, dragones y aguas: La Tarasca en Extremadura y Portugal”, en La casa encantada. Estudios sobre cuentos, mitos y leyendas de España y Portugal. (Coord.: Martos Núñez, Eloy, y Sousa Trindade, Vitor Manuel de). Editora Regional de Extremadura. Mérida, 1997, pp. 193–206), ubican la leyenda en la localidad pacense de Calzadilla de los Barros. A partir de tal información el equívoco se ha extendido ampliamente. (6) SENDIN BLÁZQUEZ, José: Leyendas religiosas de Extremadura, Caja de Ahorros de Salamanca, Plasencia, 1989. p. 68. (7) Tiene una placa dedicada en la fachada de la ermita del Cristo de la Agonía, en
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la que se recuerda su gran labor humanitaria en el Nuevo Mundo, hecho que le propició el título de “Protector de los Indios”. (8) DOMÍNGUEZ MORENO, José María: “La leyenda del ‘Escornáu’: Una versión extremeña del Mito del Unicornio”, en Revista de Folklore, 68 tomo 6–2 (1986), pp. 39–47. (9) Por intercesión de esta Virgen un caballero abulense se salva del caimán que ataca a su cabalgadura. El reptil es traído como exvoto a la patrona y aún se conserva en la ermita, donde un amplio mural recoge el milagro. (10) CARO BAROJA, Julio: El estío festivo, Madrid, 1984, p. 80. (11) Nombre que los berlangueses dan a su lagarto. (12) No faltan eruditos, sin ningún tipo de argumentación, que elucubran acerca de que el referido lagarto fue traído por un carpintero local que acompañó a Colón en uno de sus viajes. Se trataría de un alevín de caimán que al crecer fue soltado por su creador, sembrando de muerte y terror aquellos contornos. (13) HOLGADO ALVARADO, Rosa, TOVAR BARRANTES, Gregorio, VILLA CERRO, Norberto y CASTELLÓN ARJONA, Álvaro: Casar de Cáceres, Cicon Ediciones y Exmo. Ayuntamiento de Casar de Cáceres, Badajoz, 1999, pp. 80–81. (14) SÁNCHEZ DE DIOS, Gregorio: Descripción y noticias del Casar de Cáceres, Biblioteca Extremeña, Cáceres, 1952. (Manuscrito de 1794.) Una copia de este manuscrito fue enviada por su autor a solicitud del geógrafo Tomás López, con vistas a su frustrado diccionario. LÓPEZ DE VARGAS MACHUCA, Tomás: La Provincia de Extremadura al final del siglo XVIII, Asamblea de Extremadura, Mérida, 1991, p. 127. (15) MADOZ, Pascual: Diccionario Histórico–Geográfico de Extremadura, Publicaciones del Departamento de Seminario de la Jefatura Provincial del Movimiento, Cáceres, 1955, Tomo III, p. 201. (16) CHAMORRO, Víctor: Historia de Extremadura. Tomo III: Encalustrada (Siglos XVIII–XIX), Editorial Quasimodo, Madrid, 1981, p. 552. CHAMORRO, Víctor: Hurdes: Tierra sin tierra, Barcelona, 1968, p. 208. (17) FRAILE GIL, José Manuel: “Lagartijas, lagartos y culebras por la tierra madrileña: Rimas y creencias”, en Revista de Folklore, 185, tomo 16–1 (1996), pp. 162–163. Recoge varias narraciones de este tipo. (18) HURTADO, Publio: Supersticiones extremeñas, Arsgrafhica, Huelva, 1989 (Segunda Edición.), p. 178. (19) DOMÍNGUEZ MORENO, José María: “Culebrones, sierpes y culebras: Aportaciones a la Mitología Popular Frexnense”, en La Fontanilla (Ayuntamiento de Fregenal de la Sierra, n. 24, 1994), p. 51. (20) FLORES DEL MANZANO, Fernando: Mitos y leyendas de tradición oral en la Alta Extremadura,Editora Regional de Extremadura, Gráficas Romero, Jaraíz, 1998, pp. 222–223. (21) FLORES DEL MANZANO, Fernando: Mitos y leyendas de tradición oral en la Alta Extremadura, p. 219. (22) Resultaría interesante el estudio de la importancia del pan en la lucha contra determinados animales, como vemos aquí y en otras narraciones populares, sin olvidar que fue un “coscurro” el que se convirtió en munición en el caso del lagarto de Calzadilla. (23) Expresiones como “Estoy (está) a la caza del lagarto” o “He (ha) cazao un
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lagarto” constituyen conocidos eufemismos de la menstruación. (24) Es ésta una creencia ampliamente difundida. RISCO, Vicente: “Creencias gallegas. Tradiciones referentes a algunos animales”, en Revista de Dialectología y Tradiciones Populares,III, 1947, p. 379. BOUZA–BREY TRILLO, Fermín: “El lagarto en el folklore gallego–portugués”, en Etnografía y Folklore de Galicia, 1. Ediciones Serais de Galicia, Madrid, 1982, p. 70. FRAILE GIL, José Manuel: “Lagartijas, lagartos y culebras por la tierra madrileña: Rimas y creencias”, p. 163. (25) DÍAZ, Joaquín: “El agua como excusa poética y legendaria en la cuenca del Duero”, en Revista de Folklore, 127, tomo 11–2 (1991), p. 9. (26) Esta fuente está situada en el camino de Santa Cruz de Paniagua al santuario de la Sierra de Dios Padre y dicen que sus parajes eran lugares de íntimos encuentros de las parejas que acudían a la romería. Tal manantial surgió milagrosamente a partir de las lágrimas que San Pedro de Alcántara vertiera cuando, al fallarle las fuerzas al ascender a la sierra con una pesada cruz, lloró sobre la roca. A sus aguas se les atribuyeron virtudes propiciatorias de la fertilidad. (27) Las madres o comadres de El Cerezo avisaban a las jóvenes sobre los peligros que conllevaba el andar por determinados sitios, como lo eran las márgenes de este arroyo, uno de los lugares de paseos de los novios de la localidad. (28) Benquerencia de la Serena. (29) FLORES DEL MANZANO, Fernando: Mitos y leyendas de tradición oral en la Alta Extremadura, p. 219. (30) Ahigal. (31) Mohedas de Granadilla. (32) Por el contrario, la carne de lagarto, al igual que la de anguila y de culebra, está vedada a la embarazada, ya que se consideran abortivas. (33) MARCOS ARÉVALO, Javier: “Aproximación al Calendario Festivo Extremeño: Materiales para una Guía de Ferias y Fiestas Populares”, en Saber Popular, Revista Extremeña de Folklore, 1 (Fregenal de la Sierra, 1987), p. 29. Es una costumbre que también pervive en lugares muy alejados de Extremadura, con un marcado componente sexual. Basta con recordar las romerías de Santa Luzia, en Guimaraes (Minho) y en Amarante, en las que se venden lagartos y pájaros de masa cubierta con azúcar. Los hombres obsequian a las mujeres con lagartos y las mujeres hacen lo propio con los hombres regalándoles pájaros. BOUZA–BREY TRILLO, Fermín: “El lagarto en el folklore gallego– portugués”, en Etnografía y Folklore de Galicia, 1, Ediciones Serais de Galicia, Madrid, 1982, pp. 61– 80. (Publicado anteriormente en Bracara–Augusta, 3, Braga, 1949, p. 69). (34) AMEZCUA, Manuel: “Crónicas folklóricas de sacristía para una historia de las costumbres de Jaén”, en Revista de Folklore, 53, tomo 5–1 (1985), p. 147. (35) Bichos, sabandijas. (36) MATÍAS VICENTE, Juan C.: “Los laicos en los sínodos extremeños (Siglos XIII– XVI)”, en Revista de Estudios Extremeños, XLIX, I (Badajoz, 1993), p. 20. MÉNDEZ VENEGAS, Eladio: “Sínodo de Don Alonso Manrique de Lara y Solís, Obispo de Badajoz”, en Revista de Estudios Extremeños, L, III (Badajoz, 1994), p. 569. (37) SÁNCHEZ HERRERO, José: “Algunos elementos de la religiosidad cristiana popular andaluza durante la Edad Media”, en Religiosidad Popular, I: Antropología e Historia, (Álvarez Santalo, C., Buxó Rey, M. J. y Rodríguez Becerra, S., coordinadores), p. 288. (38) Poco difiere esta práctica con la que se llevaba a cabo en la catedral de Saint– Bertrand–de– Comminges, donde también había un cerrojo con la cabeza de un
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cocodrilo. Hasta el primer tercio del siglo XX iban las mujeres a correrlo, lo que acompañado a las invocaciones a San Beltrán, bastaba para conseguir los hijos deseados. MARLIAVE, Oliver de: Pequeño Diccionario de Mitología Vasca y Pirenaica, José J. de Olañeta, Editor, Barcelona, 1995, p. 29. (39) DOMÍNGUEZ MORENO, José María: “Costumbres cacereñas de preembarazo”, en Revista de Estudios Extremeños, XLV, II (Badajoz, 1989), pp. 378–379. (40) Son numerosos los lugares en los que el cerrojo, mediante una simple magia de contacto, facilita la concepción. En la iglesia de Nuestra Señora, en Noblac, donde se conservan las reliquias de San Leonardo, hay un pasador en la puerta que comunica el templo con el campanario, al que acuden a tocar las mujeres deseosas de hijos. En la iglesia de San Leonardo, en Limousin, las mujeres lo agitan con el objeto de quedar embarazadas a corto plazo y otro tanto sucede en la abadía de Brantome, en las capillas de Perigord. Al que cierra la puerta de Rocamadour las devotas se contentan con darle los oportunos besos. En Tamarite de Litera (Huesca), las casadas estériles van a tocar el cerrojo de una ermita y luego se sientan sobre un viejísimo arcón, de donde dicen que sacan los niños. CASAS, Enrique: Las ceremonias nupciales, Madrid, Sin pie de imprenta ni año, p. 256.CASAS GASPAR, Enrique: Costumbres españolas de nacimiento, noviazgo, casamiento y muerte, Madrid, 1947, p. 22. Este sentido fálico es el que ha trascendido al campo de la paremiología: El juguetón de mi padre / tres cuartas le metió a mi madre:/ tres por dentro, tres por fuera / y tres por la braguetera.BARROSO GUTIÉRREZ, Félix: “Compendio de adivinanzas de la Alta Extremadura”, en Revista de Folklore, 45, tomo 4–2 (1984), pp. 97–99. Detrás de la puerta / lo vide hacer, / meter y sacar, / sacar y meter. RODRÍGUEZ PASTOR, Juan, ALONSO SÁNCHEZ, Ma Eva y ORTIZ BALAGUER, Carlos: “Adivinanzas extremeñas”, en Saber Popular, Revista Extremeña de Folklore, 18 (Fregenal de la Sierra, 2001), p. 28 (Fuenlabrada de los Montes). (41) HURTADO, Publio: Supersticiones extremeñas, p. 160. (42) Revista Ahigal. (43) Valdecaballeros. RODRÍGUEZ PASTOR, Juan, ALONSO SÁNCHEZ, Eva y ORTIZ BALAGUER, Carlos: “Unas notas sobre el folklore obsceno”, en Revista de Folklore, 236, tomo 20–2 (2000), p. 63. (44) Santa Cruz de Paniagua. (45) Torremocha. (46) Para profundizar sobre el particular ver mi trabajo “El retrato erótico femenino en el cancionero extremeño, 3: Una moza que lavaba”, en Revista de Folklore, 319 (2007), p. 22. (47) MAJADA NEILA, Pedro: Cancionero de la Garganta, Institución Cultural “El Brocense”, Diputación Provincial de Cáceres, Salamanca, 1984, p. 100. (48) Moraleja. (49) Hernán Pérez. (50) Serradilla. (51) Por este motivo, según los habitantes de Las Hurdes, los bastardos muestran una gran predilección por incluir en su dieta la carne de lagarto. Por todos los medios buscan acercarse a ellos y enrollarlos con su cuerpo hasta asfixiarlos, para después ingerirlos enteros. El Correo Jurdano, 27 (Octubre, 2002), p. 36 (Informante: Santiago Gómez Hernández, 70 años, El Castillo). (52) Creencias semejantes se recogen en muy diferentes lugares de la Península. HERNÁNDEZ DE SOTO, Sergio: “Miscelánea”, en El Folk–lore Frexnense y Bético– Extremeño,Organo temporal de las Sociedades de este nombre, Imprenta El Eco, Fregenal de la Sierra, 1883–1884. Reproducción Facsimil. Gráficas Aprosuba. Badajoz, 1988, p. 136. Es una creencia muy generalizada: PIRES DE LIMA, J. A.: “O sardao nas tradicoes populares”, en Trabalhos da Sociedade Portuguesa de
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Antropología e Etnología, Vol. IV, Porto, 1930, pp. 285–287. Cit. BOUZA–BREY TRILLO, Fermín: “El lagarto en el folklore gallego–portugués”, pp. 69–70. MORÁN BARDÓN, César: “De Folklore Salmantino”, en Obra etnográfica y otros escritos, I, Salamanca,Centro de Cultura Tradicional, Diputación de Salamanca, Salamanca, 1990, pp. 151–168. Este trabajo fue publicado Homenaje a Leite de Vasconcelos, Coimbra, 1932, pp. 249–250. FRAILE GIL, José Manuel: “Lagartijas, lagartos y culebras por la tierra madrileña: Rimas y creencias”, p. 163. GUBERNATIS, Angelo de: Mitología zoológica. Las leyendas animales. III: Los animales del agua,Londres, 1872, (Reed. Palma de Mallorca, 2002), p. 60. (53) En estas poblaciones, si bien se piensa que el lagarto siente un atractivo especial hacia las mujeres con la regla, siempre prestan su ayuda a las que crían, no dudando en despertarlas cuando la serpiente chupóstera intenta hacer de las suyas. (54) BLANCO, Juan Francisco: Brujería y otros oficios populares de la magia, Ambito Ediciones, Salamanca, 1992, pp.131–167. (55) DOMÍNGUEZ MORENO, José María: “Por los mitos de Ahigal, VI: Las brujas de Ahigal, haciendo la puñeta a todo hijo de vecino”, Revista Ahigal, 22 (Ahigal, 2005), pp. 20–27. (56) HURTADO, Publio: Supersticiones extremeñas,p. 138. Una curiosa utilización del saurio con fines dentales se recoge en el Libro nuevo que contiene botica general de remedios útiles y experimentados, publicado por Santarén en Valladolid el año 1828: “Para sacar una muela sin dolor: Toma un lagarto vivo, ponlo a tostar en una olla nueva dentro de un horno y lo harás polvos.Restregar con ellos la encía del quijar, diente o muela que doliere, ora esté dormida o no, y se ablandará la carne de tal manera que con los dedos, a muy poca fuerza, podrás sacar todos los dientes y muelas sin dolor”. DÍAZ, Joaquín: “Santa Apolonia y los dientes a la luz de la tradición”, en Revista de Folklore, 204, tomo 17–2 (1997), p. 187. (57) RAMÓN Y FERNÁNDEZ OXEA, José: “Amuletos lunares, en Cáceres”, en Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, Tomo VIII (1952), p. 421. (58) RODRÍGUEZ PASTOR, Juan: “Algunas supersticiones de Castuera y sus cercanías”, en Saber Popular, Revista Extremeña de Folklore, 2 (Fregenal de la Sierra, 1988), p. 39. RODRÍGUEZ PASTOR, Juan: “Las supersticiones (su estado actual en Valdecaballeros)”, en Revista de Estudios Extremeños, XLIII, III (Badajoz, 1987), p. 769. (59) HURTADO, Publio: Supersticiones extremeñas, p. 134. (60) OTERO FERNÁNDEZ, José María: “Medicina popular en la Siberia”, en Alminar, 44 (Badajoz, 1983), p. 6. El mismo procedimiento se sigue para la cura de la rija del ganado lanar en las comarcas de Los Ibores y del Valle del Alagón. (61) HURTADO, Publio: Supersticiones extremeñas, p. 135. (62) GOMÉZ, T.: “La Verdad sobre Las Hurdes, I y II”, en El Adelanto (Salamanca, 20 y 22 de Junio de 1922). PÉREZ MATEOS, José Antonio: Las Hurdes, clamor de piedras, Editorial Escelicer, Madrid, 1972, p. 180. CHAMORRO, Víctor: Hurdes: Tierra sin tierra, p. 176. MARCOS, Anastasio: “La Abuela de Las Hurdes”, en Seis y Siete (Semanario del Diario HOY), no 247, 24 de septiembre de 1980. (63) DOMÍNGUEZ MORENO, José María: “La etnoveterinaria en Extremadura: El tratamiento del ganado lanar”, en Revista de Folklore, 160, tomo 14–1 (1994), p. 114. (64) DOMÍNGUEZ MORENO, José María: “La etnoveterinaria en Extremadura: El
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tratamiento del ganado lanar”, p. 119. (65) CALAMA SANZ, Antonio: “Impresiones Hurdanas”, en La Gaceta Regional (Salamanca, 17 de Junio de 1922). (66) BARROSO GUTIÉRREZ, Félix: “Apuntes sobre Las Hurdes (Aspectos etnográficos y antropológicos)”, en Revista de Folklore, 106, tomo 9–2 (1989), p. 143. (67) El Correo Jurdano, 24 (Diciembre, 2001), p. 11. (68) VELO NIETO, Juan José: “El habla de Las Hurdes”. Memoria presentada como tesis doctoral en la Facultad de Filosofía y Letras (Sección de Filología Románica), Madrid, 1956, en Revista de Estudios Extremeños,Tomo XII, Badajoz, 1956, p. 117.CHAMORRO, Víctor: Hurdes: Tierra sin tierra, pp. 177– 178. BARROSO GUTIÉRREZ, Félix: “Por las montañas de Las Hurdes, 2”, en Revista de Folklore,tomo 12–1 (1992), p. 104. BARROSO GUTIÉRREZ, Félix: “Por tierras de Las Hurdes: la tía Teresa”, en Revista de Folklore, 149, tomo 13–1 (1993), p. 172. El Correo Jurdano,24 (Diciembre, 2001), p. 18. (Informante: Hipólito Panadero Azabal, 82 años, de Fragosa y residente en Caminomorisco.) FLORES DEL MANZANO: Mitos y leyendas de tradición oral en la Alta Extremadura, pp. 112– 113. (69) GUBERNATIS, Angelo de: Mitología zoológica. Las leyendas animales. III: Los animales del agua, pp. 59–60. (70) Cuando el lagarto sufre la amputación de la cola, con el tiempo acaba regenerándola, manteniendo un ápice de la perdida. Esta es la razón del doble rabo que suele atribuirse a este reptil. (71) DOMINGUEZ MORENO, José María: “Rituales, Mitos y Creencias Populares Extremeñas”, en Saber Popular, Revista Extremeña de Folklore, 1 (Fregenal de la Sierra, 1987), pp. 19–20. (72) BENITO DEL REY, Luis y GRANDE DEL BRÍO, Ramón: Petroglifos prehistóricos en la comarca de Las Hurdes. Simbolismo e interpretación, Gráficas Cervantes, Salamanca, 1995, p. 42. (73) LEGENDRE, Maurice: Las Jurdes. Étude de Géographue Humaine, Biblioteque de l’ecole des Hautes Études Hispaniques, Fascícule XIII, París, 1927, p. 443. (74) HURTADO, Publio: Supersticiones extremeñas, 172. (75) ALMARAZ PESTAÑA, Jesús: “Lengua y sociocentrismo”, en Antropología Cultural en Extremadura. Primeras Jornadas de Cultura Popular, Asamblea de Extremadura, Editora Regional de Extremadura, Mérida, 1989, p. 596. (76) En algunos lugares de Galicia el lagarto no soltará a la persona mordida mientras que no toquen siete campanas y rebuznen siete burros. “Terra de Melide”, pub. del Sem. de Est. Gallegos. Compostela, 1933, p. 453. Cit. BOUZA–BREY TRILLO, Fermín: “El lagarto en el folklore gallego–portugués”, p. 6
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Ayuntamiento de Guareña
LUIS FLORENCIO CHAMIZO TRIGUEROS Luis Chamizo Trigueros Luis Florencio Chamizo Trigueros (* Guareña, Badajoz (España); 7 de noviembre de 1894 – † Madrid (Id.); 24 de diciembre de 1945) escritor español en castellano y en la variedad local del bajoextremeño de Guareña. El bajoextremeño, medioextremeño y alto extremeño popularmente reciben el nombre de castúo, habiéndose extendido esta denominación coloquialmente hasta llegar a ser considerada como sinónimo de extremeño. Nace en el seno de una familia humilde y trabajadora. Su padre Joaquín Chamizo Guerrero, natural de Castuera es tinajero de profesión, y su madre, Asunción Triguero Bravo, natural de Guareña. Recibió los cursos primarios en Guareña, al parecer, por el maestro Don Diego López. Muy joven frecuenta el despacho de su padre y a escondidas escribe sus primeros poemas amorosos. Se traslada a Madrid y para empezar a cursar Bachillerato que finalizará en Sevilla, donde también obtiene el Título de Perito Mercantil. A los 24 años se licencia en Derecho en la Universidad de Murcia, donde termina los estudios empezados en la Universidad Central de Madrid. Durante las vacaciones veraniegas de su bachillerato y primeros años de carrera en Guareña entabla amistad con su paisano , Eugenio Frutos Cortés (Vid. edición de Antonio Viudas Camarasa “Obras completas” de Luis Chamizo(1982). Colabora en el periódico “La Semana” en Don Benito, que dirige Francisco Valdés y en ratos libres, inicia su “aventura” en habla extremeña componiendo versos a los parajes de Valdearenales, sus gentes, y a la tierra que le vio nacer. Admirador de José María Gabriel y Galán asistió a la velada poética e inauguración de la estatua, realizada por Enrique Pérez Comendador, que el pueblo de Cáceres le ofreció el año 1925. En 1921 marcha a Guadalcanal (Sevilla) y conoce a Virtudes Cordo Nogales con quien contrae matrimonio al año siguiente. Tuvieron cinco hijas, Mª Luisa, Mª Victoria, Mª de las Virtudes, Consolación y Mª Asunción. El 7 de abril de 1924 es elegido circunstancialmente, alcalde de Guadalcanal. Y al mes siguiente se le designa académico de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla. En 1930 fue homenajeado en Madrid por el estreno de “Las Brujas”, acto que presidió el Premio Nobel de Literatura D. Jacinto Benavente. Terminada la Guerra Civil Española marcha a Madrid e ingresa en el Sindicato de Espectáculos consiguiendo un sueldo del Estado. En la calle madrileña de El Escorial, 15, da clases de declamación totalmente gratis. El 24 de diciembre de 1945, fallece a los 51 años en Madrid. 49 años después del día de su fallecimiento, el 7 de Noviembre de 1994, y gracias al pueblo de Guareña, sus restos son trasladados al Cementerio Municipal para el resto de los siglos, cumpliéndose su deseo en el año del centenario de su nacimiento 1994. Chamizo contactó con el movimiento modernista a través de Salvador Rueda, Francisco Villaespesa, Amado Nervo, Emilio Carrere, etc. Conoció a Federico García Lorca, probablemente a Rafael Alberti y a otros intelectuales y poetas de entonces. Chamizo coetáneo del 27 prefirió quedarse en el camino de la poesía regionalista.
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En 1921 aparece por primera vez El Miajón de los Castuos, posteriormente escribiría la obra de teatro Las Brujas (1932), y su libro Extremadura. En 1967 se editó en Madrid una antología poética con el nombre de Obra Poética Completa. Bibliografía El Miajón de los Castúos (1921) Las Brujas (1932) Extremadura (1932) Obra Poética Completa (1967) EL NOVIAJO I Tocan las campanas, la gente s'alegra. Unos güenos mozos, cantando flamenco, jacen gorgoritos en una taberna. Tocan las campanas, tocan dando güertas, qu'asín tocan siempre los días de fiesta. Hay riñas de gallos en la resolana de las corraletas, y en el artozano, junt'a los ceviles, unos zagalones se juegan las perras. Los viejos s'apíñan, s'apiñan las viejas jaciendo la bulra de la gente nueva. S'arriscan las mozas, y van peripuestas luciendo los guapos pañuelos de sëa; goliendo a manzanas, goliendo a camuesas. Van en carrefilas, jaciendo pinitos, camino e la iglesia... Y yo, qu'era malo, más malo qu'un vendo, me voy detrás d'ellas. Me voy detrás d'ellas sin ver a los gallos que riñen los mozos en las corraletas;
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sin tomá las once, sin jugá las perras. Me voy tras las mozas porque va con ellas la que yo dinguelo, la que me dinguela con sus ojos tristes de miras mu tristes, con sus ojos tristes de miras mu negras. Yo, qu'era tan malo, me voy pa l'iglesia sin tomá las once, sin jugá las perras, sin dir a las riñas de las corraletas. ¡Qué jormá te pones! —me icen los viejos—. ¡Que güeno que eres! —me icen las viejas—. ¡Chacho! ¿qué t'ha dao? —me icen los mozos dende la taberna. M'ha dao la vía, la vía qu'es güeña cuando se trebaja por una querencia; cuando por un argo que llevamos drento se sufre y se pena; cuando, de röillas, drento de la iglesia, rezando, lloramos sin danos vergüenza. La quiero y me quiere, espero y espera jasta que yo junte pa dale las donas, jasta qu'ella s'haga'l ajuá con la hijuela. Tocan las campanas la gente s'alegra. Mi novia va a misa: yo voy detrás d'ella; y allí, mesmamente delante del Cristo, jincao en la tierra, rezando las cosas qu'a mí m'enseñaron cuand'iba a la escuela, una vos me ice: ¡sé güeno y trebaja! y otra vos me ice: ¡trebaja y espera! II ¡Qué güeña y qué santa! ¡Qué santa y qué güeña!... Con lo que me quiere, ni siquiá me mira
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drento de la iglesia. Por eso me icen qu'a mí me disprecia, porque no me mira drento de l'iglesia. ¡Juy, qué cacho e brutos! ¡Juy, qué mal que piensan! Si mesmitamente lo qu'a mí m'alegra es que no se istraiga, es que no m'atienda, pa qu'asín la Vigen mus dé de seguía lo qu'ella la píe ca ves que la reza. III Cariños mu jondos son dambos cariños; querencias mu jondas son dambas querencias. Cuando con la jacha descuajo en la jesa, las ramas se runden, la jacha se mella, y yo, que soy juerte, me queo sin juerzas... Cuando yo la vide po la ves primera, prencipió la cosa de nuestro noviajo con nuestros quereles y nuestras querencias. Yo sé qu'el cariño d'ella no se runde, ni el mío se mella, que semos más duros que los arcornoques y más que los jierros de las jerramientas. ¡Qué juerza más grande llevamos por drento! ¡qué juerza, qué juerza! Cuando con el burro salgo mu templano camino e la jesa, siempre me la encuentro barriendo la puerta; y siempre me ice: —¡Anda con Dios, hombre!— y siempre la igo: —¡Quéate con Él, Petra!— y le doy al burro pa qu'ande más listo, y ella barre, barre, mucho más depriesa... Y si, ya mu lejos, güervo la caëza, me mira y se ríe con esa risina que tanto m'alegra… ¡Qué trabajaora! ¡Qué guapa y que güena!
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¡Si páece mintira que tanto me quiera! Tocan las campanas, locan dando güertas... Unos güenos mozos, cantando flamenco, jacen gorgoritos en una taberna. Hay riñas de gallos en la resolana de las corraletas; y en el artozano, junt'a los ceviles, unos zagalones se juegan las perras... ¡Juy, qué cacho e brutos! ¡Juy, qué mal que piensan creyendo que asina son las diversiones de la gente nueva! Y es ¡claro!, por eso, ¡qué coñio!, me icen qu'ella me disprecia, porque no me mira drento de la iglesia con sus ojos negros de mirás mu tristes, con sus ojos tristes de mirás mu negras.
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JOSÉ PABLO GUERRERO CABANILLAS
Artículo de Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Pablo_Guerrero
Cantautor y poeta extremeño afincado en Madrid desde finales de los años 60. Utiliza un estilo sobrio y poético en los textos de sus canciones. Musicalmente parte de armonías y melodías tradicionales de su tierra aderezadas con sonidos del folk americano, el rock, el jazz o el flamenco. A mediados de los años 80 introduce ritmos africanos y de otras culturas, además de sonoridades más vanguardistas como el minimalismo, la música aleatoria, el ambiente o la música electrónica. Es un cantante español con una larga y reconocida carrera artística. Aunque más conocido como cantautor, como poeta ha ido publicando asiduamente desde el año 1988. Biografía y obras. 1946-1967 Nació en Esparragosa de Lares, provincia de Badajoz, el 18 de octubre de 1946. Pablo Guerrero procede de una familia de pequeños propietarios pertenecientes al sector agropecuario. Guerrero va al Colegio Público de su pueblo "Virgen de la Cueva". Su afición por la lectura -sobre todo poesía- comienza desde niño. Finalizado el Bachillerato en Badajoz, estudia Magisterio en Sigüenza (Guadalajara), donde continúa ampliando su bagaje literario. A los 16 años le regalan su primera guitarra . A veces toca con un grupo amateur de la Escuela, canciones de Los Bravos y Los Brincos. Toca canciones de Georges Moustaki, Jorge Cafrune, Joan Baez, Massiel, el Dúo Dinámico... Marcha a Madrid a estudiar Filosofía y Letras, rama de Literatura, al tiempo que comienza a cantar, sin ánimo aún de profesionalizarse. Continúa su formación como músico asistiendo a clases particulares. Su acervo poético aumenta con lecturas de Pablo Neruda, Blas de Otero, Luis Cernuda, José Ángel Valente y José Agustín Goytisolo entre otros. 1969-1978 En el año 1969 da sus primeros pasos como profesional en el mundo de la canción al presentarse al Festival de Benidorm. Lo hace con la canción Amapolas y espigas, ganando el premio a la mejor letra, y obtiene el segundo puesto en la clasificación general. Esto le abre las puertas de la industria discográfica de la mano de Manolo Díaz, que acababa de fundar el sello Acción, donde habían grabado Aguaviva y Vainica Doble. Graba un single con arreglos de Ramón Farrán. En la cara A, Amapolas y espigas, que luego incorporaría María Dolores Pradera a su repertorio, y en la B Carro y camino. La voz de Pablo Guerrero aparece recia y con un marcado acento pacense en estos primeros discos sencillos (singles). En sus inicios como cantante, Pablo Guerrero se dedica a investigar el folclore extremeño. Al poco tiempo, empieza a hacer letras de cosecha propia como la canción Amapolas y espigas. Tras el pequeño éxito en Benidorm, Guerrero tiene que simultanear su carrera como cantante con la enseñanza, aparte de sus estudios de Filosofía y letras (Filología Hispánica-Literatura Hispánica).
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El siguiente single fue arreglado por Carlos Montero, que acentuó aún más el carácter rural de sus composiciones: «Son hombres que se mueren sin haber visto la mar» y «Por una calle de Cáceres». El tercer single cuenta con el mismo equipo y prosigue la temática campestre en las canciones «Junto al Guadiana» y «Al pasar po'l arroyo», con letra del poeta Luis Chamizo. En el cuarto single hay un cambio importante en los arreglos de Benito Lauret, que utiliza una orquesta grande y coros. Las canciones orquestadas son: «Y los demás se fueron» y «Pequeño propietario», que se puede considerar la primera canción de denuncia social de Pablo Guerrero. Pablo Guerrero musicó a Miguel Hernández antes que Serrat en un disco que se iba a llamar Tierra—, pero la censura de la época no le permitió grabarlo. Del panorama español en esta época -finales de los sesenta y primeros setenta— admira a Joan Manuel Serrat, Luis Eduardo Aute, Lluís Llach, Raimon, Maria del Mar Bonet...; a los portugueses Amália Rodrigues y José Afonso; al francés nacido en Alejandría Georges Moustaki y al belga Jacques Brel; y a los sudamericanos Daniel Viglietti y Jorge Cafrune. Le gusta el pop-rock anglosajón de los Beatles, los Rolling Stones y el fraseo de Lou Reed. En el año 1972 Pablo Guerrero graba su primer disco de larga duración (LP), A cántaros. La canción del mismo nombre llevaba un subtítulo bastante largo («Tú y yo, muchacha, estamos hechos de nubes»), rápidamente la canción se convirtió en uno de los himnos libertarios de la época. A cántaros es el primer disco de Guerrero con temática urbana. En lo musical también hubo cambios en este disco. Cuenta con el guitarrista y arreglista Nacho Sáenz de Tejada (ex-miembro de Nuestro Pequeño Mundo), que dejó a un lado los oropeles orquestales anteriores y empleó guitarras acústicas, españolas y en un par de temas guitarra eléctrica. Juan Alberto Arteche, otro miembro de Nuestro Pequeño Mundo se ocupa de la percusión y Pablo Guerrero toca guitarras y percusiones. Completan el disco los músicos José González al órgano y al piano, José Mª Panizo al bajo, Alex Kirschner a la flauta dulce junto a Sáenz de Tejada, Quintanilla al violoncelo y coros de Carmen Sarabia. Tanto José Maria Panizo como Carmen Sarabia pertenecían al mítico grupo Aguaviva. En este disco -A cántaros- se aprecia la influencia del folk americano: gente como Pete Seeger, Joan Baez, Neil Young, Joni Mitchell, James Taylor, Bob Dylan y el escritor y cantautor canadiense Leonard Cohen. Leonard Cohen dejará una profunda huella en toda la carrera del bardo extremeño. El 2 de marzo de 1975 graba un disco en directo en el teatro Olympia de París titulado Pablo Guerrero en el Olympia. El disco lo editaría el sello Gong de Movieplay. Pablo Guerrero canta y toca la guitarra española y para el evento se hace acompañar de la guitarra de Nacho Sáenz de Tejada y el contrabajo de Miguel Ángel Chastang. En el disco hace un repaso de algunas canciones de discos anteriores como «Buscándonos», «Hoy que te amo» o la popular «A cántaros» y otras no incluidas en discos como «Busca la gente de mañana», «Ecos de sociedad» o «Emigrante», junto a dos de temas a capella, un canto de trabajo llamado «Trilla» y «Extremadura», dedicada a su tierra. Es uno de los discos más vendidos de Pablo Guerrero durante los años 70. Posteriormente al Olympia, Guerrero actúa en el Palacio Ducal de Venecia. También actúa en Alemania. Después recorrerá toda España con el folk sui generis que lo caracteriza en la década de los setenta. Ese mismo año (1970) Pablo Guerrero colabora como cantante en la grabación del
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disco La Cantata del exilio. ¿Cuándo llegaremos a Sevilla? . Los textos son de Antonio Gómez -ideólogo del grupo "Canción del Pueblo" y periodista - y la música de Antonio Resines -cantautor de aires folk-rock-. Pablo pone su voz en la canción "Dulce muchacha". Colaboraron en el disco, a parte del propio Antonio Resines con guitarra y voz, Teresa Cano, Elisa Serna, Luis Pastor, Quintín Cabrera o el periodista musical Carlos Tena. Este trabajo no se publicó hasta 1978. Los arreglos corrieron a cargo del grupo Malasaña con Luis Mendo a las guitarras. En febrero del año 1976 graba para Movieplay, con producción de Gonzalo García Pelayo, el disco Porque amamos el fuego. Musicalmente este disco hace un acercamiento al jazz desde las coordenadas de la música popular de su tierra. Para ello cuenta con músicos como Nacho Sáenz de Tejada y Jean Pierre Torlois a las guitarras (acústicas y eléctricas); Miguel Ángel Chastang —que procedía del jazz— al contrabajo y bajo eléctrico; Antonio Pascual a los teclados, y en la batería y la percusión el músico de jazz Antonio Perucho. Colaboran un jovencísimo Jorge Pardo a la flauta y al saxo tenor, y Antonio Fernández toca la guitarra acústica en «No estés así». Los arreglos del disco son colectivos. En este disco pone música al poema «Por debajo del agua» de José Ángel Valente y homenajea al poeta gaditano Rafael Alberti en la canción «Ven Alberti». La música de la canción «Teo» está compuesta a dúo por el cantautor y arreglista Hilario Camacho y P. Guerrero. Los personajes que pueblan las canciones de Guerrero suelen ser marginales. El amor, la libertad y la esperanza están siempre presentes en el disco. Merecen mención especial las canciones «Un rincón de sol en la cabeza» dedicada a la Revolución de los Claveles acaecida el 25 de abril de 1975 en Portugal y la canción de amor «Dulce muchacha triste» que aún hoy continúa en el repertorio del trovador extremeño. En diciembre del año 1977 graba el siguiente disco de estudio para el sello Gong de Movieplay también con producción de Gonzalo García Pelayo: A tapar la calle. El disco saldría a la calle en el año 1978. La canción «A tapar la calle» —que da nombre al disco— era en su origen una canción popular extremeña, que Pablo Guerrero transforma en una reivindicación festiva de libertad y un recuerdo al décimo aniversario del mayo francés del 1968. Desde el punto de vista musical, el disco A tapar la calle es una aproximación al flamenco desde la música de raíz popular de Extremadura (los arpegios de guitarra poceden del flamenco y las armonías, en cambio, son de raíz extremeña). En este disco —totalmente acústico— tuvo un peso específico el guitarrista flamenco Miguel de Córdoba. Los arreglos musicales del álbum son colectivos. Los músicos del disco A tapar la calle son los siguientes: Miguel de Córdoba: guitarra flamenca; Nacho Sáenz de Tejada: guitarra flamenca y mandolina; Juan Alberto Arteche: buzuki y mandolina; Miguel Ángel Chastang: contrabajo y Javier Estrella: percusiones. Temáticamente es un disco bastante variado, pero sin duda es el disco de Pablo Guerrero más comprometido desde el punto de vista político-social. Aún siendo un disco con algunas canciones de reivindicación y protesta social, Guerrero huye del panfletismo mediante un lenguaje simbólico muy cercano a la poesía. Todavía eran tiempos (año 1978) turbios para las libertades y la democracia no estaba instaurada plenamente en todas las instituciones y capas de la sociedad española preconstitucional. Canciones reivindicativas son: «Paraíso ahora», «A tapar la calle» y «Predicción de la fiesta». Al amor revitalizante en «Enredado entre tu pelo»; «Ronda del anillo
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dentro del agua», «Una tarde» (con letra de José Domínguez) o «Si volvieras otra vez», además de una canción que resume la historia de la España carpetovetónica cerrada a cal y canto a Europa y al progreso: «Canción ritual que habla de España». 1979-1999 Discográficamente, Pablo Guerrero hace un alto en el camino desde 1978 hasta 1985. En este paréntesis artístico descubre nuevos mundos musicales: la música étnica, sobre todo la africana -discos difíciles de encontrar algunos-, el jazz, profundiza más en el flamenco y muchos discos del sello alemán ECM donde están músicos a los que admira profundamente como Orquesta de las Nubes, Brian Eno, Keith Jarrett, Jan Garbarek, Pat Metheny, Bill Frisell, Don Cherry, Naná Vasconcelos o el guitarrista y pianista brasileño Egberto Gismonti. En el año 1984, en unos conciertos auspiciados por Radio3 de RNE, aparece en público acompañado por la Orquesta de las Nubes (uno de los grupos pioneros en la música experimental y New Age en España). Poco después sacará al mercado Los momentos del agua . Para este disco cuenta con pocos músicos: Miguel Herrero: guitarra de doce cuerdas y sintetizada, bajo y sintetizadores. Tony Moreno: sintetizadores, piano acústico, batería y percusiones. Los arreglos son de Miguel Herrero y Tony Moreno. La producción correrá a cargo del cantautor Antonio Resines. Pablo Guerrero toca la guitarra española exclusivamente en «Hechicera». Luis Delgado el birimbao en «Magoas». Y Antonio Resines (productor y cantautor) es la voz invitada en «Buscando a Moby Dick». En Los momentos del agua comienza a abrirse a otras sonoridades y arreglos cercanos a la New Age y a las músicas de vanguardia, pero sin olvidar totalmente sus raíces folk. En los textos, Guerrero abandona poco a poco el compromiso social de los años setenta por una canción más cercana al mundo de los sentidos y a las relaciones de amor entre los seres humanos. «La maga de Coimbra», «Hechicera», «Magoas», «Llévame» o «Llevo igual que un tatuaje» son canciones de motivo amoroso. «Evohé» es un salmo de celebración de la vida. En «Buscando a Moby Dick» nos volvemos a encontrar con un personaje inconformista que sigue buscando su sitio y su felicidad. Dos años antes esta canción la había cantado el grupo de folk Nuestro Pequeño Mundo en la voz de una jovencísima Olga Román. Todos los textos son de Pablo Guerrero exceptuando dos: «Llevo igual que un tatuaje» con letra de Iván Goll y música de A. Resines y «Llévame» con letra de Ignacio Sáenz de Tejada y música de Juan Alberto Arteche y Nacho Sáenz de Tejada. Tres años más tarde Pablo Guerrero nos brindó su sexto LP : El hombre que vendió el desierto. La música repetitiva y aleatoria junto con el pop-rock son los protagonistas sonoros de este disco. En esta nueva aventura discográfica será decisivo el productor, músico y guitarrista Suso Saiz. Saiz es un investigador del sonido que crea ambientes y atmósferas etéreas o densas de emotividad diversa. Saiz manipula todo tipo de artefactos electrónicos - especialmente con las guitarras- con naturalidad como la utilización de teclados, radios de distintas frecuencias, theremin, sintetizadores, programaciones, samples, loops, ambientes. Pero más específicamente, Saiz es un guitarrista contemporáneo que busca nuevas sonoridades para poder comunicarse con el público —la comunicación es el
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leitmotiv de su obra— a través de la guitarra u otro instrumento acústico o electrónico en sus múltiples modalidades: clásica, acústica, con doce cuerdas, eléctrica, E-bow, sintetizada, etc. La colaboración musical entre Pablo Guerrero y Suso Saiz empezó discográficamente con este disco —año 1988— y llevan juntos ya cerca de 20 años. En El hombre que vendió el desierto Pablo Guerrero contó con el siguiente plantel de músicos: Tino di Geraldo: bajo, batería, tablas. Pedro Esteban: marimba, vibráfono, percusión, steel drum. Wally Fraza: congas. Eduardo Laguillo: teclados. Javier Paxariño: saxos. Cristina Lliso: voz en "Ángeles con ojos de amargura", cantante del grupo pop Esclarecidos en esa época (año 1988) y posteriormente del grupo pop vanguardista Lliso. Nacho Sáenz de Tejada: solo de guitarra en «Dama de cielo roto». Suso Saiz: guitarras, teclados, percusiones. Salvador Vidal: clarinete bajo. Juan Ignacio Cuadrado, Pedro Esteban, Tino di Geraldo, Pablo Guerrero, Eduardo Laguillo, Javier Paxariño, Suso Saiz y María Villa: voces. Los arreglos eran de Suso Saiz exceptuando: «Lo que dicen las rayas de tu mano» de Miguel Herrero y Suso Saiz y «Suena una música de lobos» arreglada por Pedro Esteban. El disco fue grabado en marzo de 1988 y producido por Suso Saiz para GASA (Grabaciones accidentales) y la Editora Regional de Extremadura. El hombre que vendió el desierto deja atrás claramente la etapa ideológicoreivindicativa de los años 1970 por temas más relacionados con las sensaciones, los sentimientos, el amor y las relaciones entre las personas. En esta época Guerrero admira a músicos variados como: David Sylvian, Peter Gabriel, Sting, Tom Waits, Paul Simon, Rickie Lee Jones, Suzanne Vega, Jackson Browne y Daniel Lanois entre otros. Tanto Dylan como Cohen seguirán influyendo a lo largo de toda la carrera artística de Guerrero. Al año siguiente aparecerá el libro Canciones y poemas editado por la E.R.E. (Editora Regional de Extremadura). Este libro acogerá por primera vez un conjunto de poemas y todas las canciones del juglar extremeño hasta ese año. El prólogo del libro es del escritor y periodista Fernando González Lucini. En el año 1993 aparecerá el disco Toda la vida es ahora bajo un nuevo sello discográfico llamado Área Creativa perteneciente a PASIÓN dirigido por el también productor Paco Martín. En el año 1998 será reeditado por el sello Fonomusic (este cambio de casa discográfica es por razones extramusicales) y el sonido será remasterizado. La portada y el diseño del año 1993 también serán modificados por otros nuevos. Toda la vida es ahora fue producido también por Suso Saiz. Se podría decir, simplificando un poco que el disco se realizó casi exclusivamente en casa del multifacético músico y productor -donde Saiz toca casi todos los instrumentos y programaciones- , a dos manos, Saiz y Guerrero. Después, en el estudio, se le añadirían otros instrumentos y voces a la maqueta del disco. Este séptimo disco de P. Guerrero estará marcado por la electrónica y las programaciones, las guitarras siderales de Saiz y los bajos marcados de Tino di Geraldo en lo musical. Los textos hacen reiteradas referencias al cosmos. En el disco se pueden rastrear influencias de antiguas filosofías orientales budismo, zen, taoísmo- junto a otro tipo de pensamiento occidental contemplativo y reflexivo -Heráclito, el Neoplatonismo, la poesía mística de Juan de la Cruz, el Quietismo de Miguel de Molinos, la filosofía hippy... -, además de influencias de poetas visionarios como William Blake o Vicente Aleixandre. Los músicos y cantantes que intervienen en Toda la vida es ahora son los
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siguientes: • Pablo Guerrero: voz. Voces (Zona de luz). • Tino di Geraldo: bajos. • Suso Saiz: guitarras, teclados, programaciones y ambientes. • Javier Paxariño: saxo (Sol de mediodía). • Pedro Navarrete: piano (Límites). • Hilario Camacho: voces (Lobos sin dueño, Mar y cielo y cielo y mar, Sol de mediodía). • Luis Pastor: voces (Mar y cielo y cielo y mar, sol de mediodía, Duerme Lisboa). • Paco Ibarra: voz (Toda la vida es ahora). Voces (Sol de mediodía). • Cani González: voces (Límites, mar y cielo y cielo y mar, sol de mediodía). • Cristina Lliso: voz (El guardián dormido). Grabado entre junio y diciembre de 1991 por Suso Saiz. Remasterizado por José Luis Crespo en 1997 para Fonomusic. Para la edición en vinilo de Toda la vida es ahora editada por Área Creativa, Guerrero contó con unas boligrafías del polifacético cantautor Luis Eduardo Aute. En el 1995, Pablo Guerrero publica Alas, alas producido de nuevo por Suso Saiz. Lo edita Ariola dentro del subsello Nuevas Músicas dedicado a la música New Age . Colaboran músicos como Alberto Iglesias, Gonzalo Lasheras, Jorge Reyes, Tino di Geraldo, Basilio Martí o Javier Paxariño. En este disco cuenta con cantantes como: Txetxo Bengoetxea, Cristina Lliso, Antonio Vega. Los coros son del cantautor Javier Álvarez y Nieves Arilla. También de esta época son sus colaboraciones con Esclarecidos, para quienes escribe las letras de "Dragón Negro" (Dragón Negro, GASA 1994) y "La fuerza de los débiles" (La fuerza de los débiles, GASA 1996). En el año 1999 Pablo Guerrero sacará al mercado un disco-libro que difiere mucho de lo hecho por el cantautor hasta el momento. El libro-disco llevaba el nombre de Los dioses hablan por boca de los vecinos. En este disco Guerrero recita sus poemas al compás de las ambientaciones musicales del grupo Finis Africae. En el disco le acompañan dos miembros del mencionado grupo: Juan Alberto Arteche y Juan C. Fernández Puerta tocando instrumentos de variada tipología, el propio Pablo Guerrero toca guitarra española, percusiones y sintetizadores. El libro contiene 42 poemas donde se mezclan los recuerdos de su infancia extremeña con su estado actual, más dado a la contemplación y a la filosofía zen. El libro incluye un prólogo de la escritora Fanny Rubio, así como fotos de Jerónimo Álvárez y reproducciones de Miguel Copón y Marisa Casado. El libro fue editado por Cicón ed. gracias a Jaime Naranjo. El disco compacto lo editó Música Sin Fin. Ese mismo año verá la luz un libro de fotografías de Antonio Covarsí con textos de Pablo Guerrero titulado Donde las flores se convierten en agua. Como colofón ese año -1999- P. Guerrero recibe el premio Adenex por la defensa que hace de la naturaleza y el medio ambiente en sus textos. 2000-2015 El disco Sueños sencillos aparece en el año 2000. La producción correrá a cargo de Suso Saiz y Luis Mendo. Es un disco acústico exceptuando una pieza recitada con electrónica y guitarras eléctricas de Saiz. Es un disco de guitarras acústicas tocadas conjuntamente por Saiz, Mendo y Guerrero. En el primer tema participa un cuarteto de cuerda conducido por Joan Valent. El 7 de septiembre de 2000 Pablo Guerrero recibe de manos del entonces Presidente de Extremadura -el Excmo. Sr. D. Juan Carlos Rodríguez Ibarra- la
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Medalla de Extremadura en el acto institucional celebrado en el Teatro romano de Mérida. En el año 2001 Pablo Guerrero y Luz Casal obtienen el Premio Goya a la mejor canción original por «Tu bosque animado» de la película de animación El bosque animado. Desde el año 1995 hasta el 2009 Pablo Guerrero no ha dejado de colaborar con diversos artistas como Luz Casal, David Broza, Marina Rossell, Hilario Camacho, Hijas del Sol, Esclarecidos, Lliso, Suso Saiz, Leo Minax, Diego Vasallo, Justo Bagüeste, Joan Valent & Ars Ensemble, Pasión Vega o Ana Belén. Publica además dos libros de poesía: Tiempo que espera y Los rastros esparcidos, así como un libro donde recoge todas sus canciones y poemas hasta el año 2000 titulado Pablo Guerrero, un poeta que canta. En el año 2003 aparece un disco dirigido al público infantil titulado Un barco de sueños. Los textos son de Pablo Guerrero e interpretados por diversos cantautores de distintas generaciones: José Antonio Labordeta, Luis Eduardo Aute, Imanol, Luis Pastor, Fania, Javier Bergia, Cristina Lliso, Jorge Drexler, Pedro Guerra, Javier Álvarez e Ismael Serrano. En septiembre de 2005 publica el álbum Plata producido por Luis Mendo. Es un disco dedicado al amor y al lado femenino o receptivo de la vida. También es un pequeño homenaje casual al Quijote y a sus dos maestros artísticos -palabras dichas por el propio cantautor- de los cuales más ha aprendido en su oficio : Leonard Cohen en lo musical y Federico García Lorca en lo poético. Por último, también Plata rinde homenaje a los poetas anónimos y la poesía de honda raigambre popular. En los textos se pueden apreciar también la influencia de sus dos últimos libros de poemas: Tiempo que espera y Los rastros esparcidos. Los arreglos de Plata son de Luis Mendo y de Nacho Sáenz de Tejada. Luis Mendo toca guitarra acústica -eventualmente la eléctrica-, teclado y programaciones y Nacho Sáenz de Tejada se encarga de la guitarra eléctrica con trémolo, y en un par de canciones toca el raagini y el theremín. Colaboran en el disco cantantes como Olga Román, Luz Casal y Olga Manzano; instrumentistas como Billy Villegas al bajo eléctrico en casi todos los temas, Lorenzo Solano al saxofón, Eduardo Laguillo al piano, Javier Palancar al acordeón, Suso Saiz a la guitarra eléctrica y Luis Camino a las percusiones. En 2007 sale a la luz el disco Hechos de nubes, homenaje a Pablo Guerrero es la primera producción del sello PEQUOD, compañía discográfica, creado por el artista Ismael Serrano y que «pretende ser una plataforma de creación y difusión de una música plural, con contenido, con mirada a largo plazo». Hechos de nubes, homenaje a Pablo Guerrero se edita el 26 de febrero, distribuido por Universal Music. A través de este trabajo, 15 artistas ofrecen una mirada heterogénea y personal sobre otras tantas canciones del cantautor extremeño Pablo Guerrero. Realizan su propia versión, desde una visión cercana, desde la admiración y el cariño, 15 de los principales exponentes musicales españoles: Javier Ruibal, Pedro Guerra, Luis Eduardo Aute, Javier Bergia, Joan Manuel Serrat, Javier Álvarez, Luz Casal, José Antonio Labordeta, Acetre, La cabra mecánica, Quique González, Ismael Serrano, Víctor Manuel, Suburbano y Luis Pastor. En palabras del productor de Hechos de nubes, Ismael Serrano: Pablo es una referencia para los cantautores de este país, no sólo porque es autor de canciones maravillosas, sino porque es un ejemplo de inquietud musical, de
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búsqueda permanente, y ejemplo también de honestidad y coherencia. Hacer este disco ha sido un sueño -comenta Ismael Serrano, que versiona el tema A cántaros en esta producción-, un sueño hecho nube. Un disco en el que las voces más jóvenes de este género y compañeros de viaje y generación repasan sus canciones, desde el respeto y desde el cariño. En febrero de 2009 se publica el álbum Luz de Tierra, que es un homenaje a quince poetas extremeños contemporáneos. Por primera vez en su carrera, Pablo compone sobre textos de otros poetas en un ejercicio de gran dificultad. El disco ha sido producido por Luis Mendo. Los arreglos musicales son de L. Mendo y de P. Guerrero. L. Mendo toca las guitarras y algún bajo. También han grabado guitarras Nacho Sáenz de Tejada, la batería y el bajo eléctrico Tino di Geraldo, el contrabajo Luis Escribano, Santi Vallejo la trompeta, Piano Fender y percusión. Han colaborado Olga Román, Marina Rossell, Jabier Muguruza, Ismael Serrano y Javier Bergia (voces), Irene Argúello (viola), Jorge Pardo (saxo) y Ada Salas (recitado). El mismo año, se le galardona con el Premio a Toda Una Vida de la XIII edición de los Premios de la Música celebrado en Badajoz.1 También escribe las letras para el disco que lanza Javier Álvarez, llamado Guerrero Álvarez, en el que Pablo además de con los textos, colabora recitando en dos canciones. Este disco obtiene el Premio de la música 2010 al mejor álbum de pop alternativo. En febrero de 2013 sale al mercado el libro-disco Lobos sin dueño (Antología personal - 40 años de a cántaros 1972-2012), con fotografías de Enrique Cidoncha . Este trabajo recopilatorio está compuesto por 40 canciones seleccionadas por Pablo Guerrero y recogidas en 3 CD. Incluye nuevas versiones de "A Cántaros" (con artistas invitados), "Sueños" y "Sueños sencillos", y 3 temas inéditos: "Amazona", "Golpe de sombra" y "Serenata para Lola" en las que se acompaña por su actual grupo de músicos. En Octubre de 2013 fallece Nacho Sáenz de Tejada músico y periodista, y guitarrista fundamental en la carrera de Pablo Guerrero desde sus inicios en discos como A cántaros, En el Olympia, Porque amamos el fuego y A tapar la calle, y miembro habitual de la banda de Pablo desde el disco Plata (2005). En 2014, colabora en el tema Tiempo, dame tiempo del rapero Nach para su disco de slam Los viajes inmóviles. El 27 de enero de 2015 sale a la venta su duodécimo disco de estudio: Catorce ríos pequeños. La producción corre a cargo de Luís Mendo. Los músicos de este disco forman parte de la banda habitual de Pablo Guerrero: Luís Mendo: guitarras y programaciones; Christian Pérez: contrabajo y Santi Vallejo: trompeta, fliscorno, piano, órgano hammond y efectos. Participan como músicos invitados Susana Martíns: voces y Lorenzo Solano: bansuri. El ingeniero de sonido es Fran Gude. Las letras de los 14 temas son de Pablo Guerrero y la composición musical de Pablo Guerro y Luís Mendo, excepto en los temas: Una ciudad de arena musicado por Paco Ibarra, Ángeles de nieve por Olga Román y Para que nazcas tú por Jabier Muguruza. Las fotografías de la carpeta del disco son de Enrique Cidoncha y las del interior del libreto de Juan Guerrero. El disco ha sido editado por Warner Music. Discografía selecta Sencillos • 1969: "Amapolas y espigas" (Acción) • 1970: "Por una calle de Cáceres" (Acción)
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• 1970: "Junto al Guadiana" (Acción) • 1971: "Y los demás se fueron" (Acción) LP y discos compactos • 1972: A cántaros (Acción) • 1975: Pablo Guerrero en el Olympia (Fonomusic) • 1976: Porque amamos el fuego (Fonomusic) • 1978: A tapar la calle (Fonomusic) • 1985: Los momentos del agua (Fonomusic) • 1988: El hombre que vendió el desierto (Grabaciones Accidentales) • 1992: Toda la vida es ahora (Fonomusic) • 1995: Alas, alas (BMG Ariola) • 1999: Los dioses hablan por boca de los vecinos (Música Sin Fin) • 2000: Sueños sencillos (Resistencia) • 2005: Plata (Dro) • 2009: Luz de Tierra (Warner) • 2013: Lobos sin dueño (Antología personal 40 años de a Cántaros) (Warner) • 2015: Catorce ríos pequeños (Warner) Discos compilaciones y especiales • 2002: Un barco de sueños - disco para niños con letras de P. Guerrero e interpretadas por varios cantatores • 2007: Hechos de nubes - Homenaje a Pablo Guerrero (Universal) - varios artistas de distintas generaciones y estilos interpretan canciones del poeta cantor extremeño, la idea y la producción del disco de homenaje a Pablo Guerrero se la debemos a Ismael Serrano con el cual inaugura su sello musical Pequod • 2009: Guerrero Álvarez - Javier Álvarez canta letras de Pablo Guerrero, el propio Pablo Guerrero colabora con voces en el disco Libros de poesía • 1989: Canciones y poemas (Extremadura) • 1999: Los dioses hablan por boca de los vecinos (Cicón) • 1999: Donde las flores se convierten en agua (Badajoz) - con fotografías de Antonio Covarsí • 2002: Tiempo que espera (Colección Vincapervinca) - con fotografías de Antonio Covarsí • 2003: Los rastros esparcidos (Ellago) • 2004: Pablo Guerrero, un poeta que canta (Verbum) • 2006: Viviendo siglos (Ellago) - dibujos de Antonio Sosa • 2007: Escrito en una piedra (Visor) • 2010: Los cielos tan solos (Maia Editores. Col. Verba Volant) Prólogo e ilustraciones de Miguel Copón • 2012: ¿No son copos de nieve? (Maia Editores. Col. Verba Volant) Prólogo de José Ignacio Eguizábal e ilustraciones de Miguel Copón • 2014: Sin ruido de palabras (Maia Editores. Col. Verba Volant) Prólogo de Beatriz Blanco. Ilustraciones de Ignacio Caballo. • 2014: Las letras de Morella (De la Luna Libros. Col. Luna de Poniente) Literatura infantil • 2003: Mi laberinto (Kókinos) - ilustrado por Emilio Urberuaga Bibliografía • Mª Josefa Guerrero Cabanillas Pablo Guerrero, un poeta que canta, ed. Verbum,
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2004. Compilación de poemas anteriores a 2002, pequeña biografía y cancionero completo hasta el 2004, incluyendo colaboraciones con otros artistas. • Francisco López Barrios, La Nueva canción en castellano, Júcar, Colección “Los Juglares”, 1976. • Fernando G. Lucini, Crónica de los silencios rotos. Voces y canciones de autor 19631997, Alianza, 1998. • Serafín Portillo, «Poética de Pablo Guerrero», El Urogallo (Revista literaria y cultural), nº Especial Extremadura, septiembre de 1994. Incluye apuntes sucintos del propio cantautor y poeta, 1994. • Jordi Turtós y Magda Bonet, Cantautores en España, Celeste, 1997. Fernando González Lucini, ...Y la palabra se hizo música, subtitulado La canción de autor en España, editado por Fundación Autor, 2006. Una de sus canciones dedicada a los extremeños emigrantes. EMIGRANTE Un día cambió todo nuevos paisajes y los mismos dolores. Las manos tienen callos, pero no de espigas y el corazón sin vino que sólo está y qué sólo. Si el Rhin fuera el Guadiana no estaríamos aquí borrachos de nostalgias y cerveza, borrachos de vino no bebido de ese vino caliente que hiere la cabeza. Al vernos nos dijimos: Chacho, ¿qué haces tú aquí? como si fuera una casualidad habernos encontrado. Tú nos contaste cosas mientras con avaricia un cigarro negro entre todos fumábamos. Nos contaste tu vida, de piedra despedida, de piedra golpeada, de piedra sola y dura y entre la niebla tan sólo fue un momento apareció de golpe el sol de Extremadura. Allá estará el camino, allá estará el cortijo del tío Pacorro, el alcalde del pueblo, y un poco a la derecha seguirá la era de padre y el río y el castillo que se ven a lo lejos. Me hubiera gustado decirte que quizá todo cambie, que algo pasa en el campo, en el aula y la mina, pero no sé si mi voz fue muy convincente y tu expresión siguió lo mismo de dormida. Pero bueno, dejémonos de melancolías y si no hay vino con cervezas brindamos y porque lo pediste, sólo por eso, una canción de Manolo Escobar tarareamos
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Gracias a todos los que han escrito, colaborado y adquirido esta revista, esperamos haya sido de su agrado y que para los próximos números tengamos, en estas páginas, más amigos y amigas interesados en contar cosas de nuestra tierra, más fotografias de nuestros maravillosos paisajes, animales, costumbres, de las calles, plaza y edidificios singulares de nuestro pueblo. Difundamos y potenciemos entre todos nuestra cultura y sigamos caminando. Ya lo decía Don Antonio Machado: “ Caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Hasta el próximo número que será por diciembre.
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