Revista número extraordinario mayo 2017 en homenaje a Isabel Escudero

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HOMENAJE A ISABEL ESCUDERO / PREMIOS II CONCURSO LITERARIO

ÍNDICE

1.- Biografía Isabel Escudero Ríos 2.- Bibliografía de Isabel Escudero. 3.- Portadas de libros de Isabel. 4.- Algunos de sus poemas. 5.- Diploma y relato primer premio adultos. 6.- Diploma y relato segundo premio adultos. 7.- Diploma y relato tercer premio adultos. 8.- Diploma y poesía primer premio adultos. 9.- Diploma y poesía segundo premio adultos. 10.- Diploma y relato primer premio IES Quintana de la Serena. 11.- Diploma y relato segundo premio IES Quintana de la Serena. 12.- Diploma y relato tercer premio IES Quintana de la Serena. 13.- Diploma y poesía primer premio IES Quintana de la Serena. 14.- Diploma y poesía segundo premio IES Quintana de la Serena. 15.- Diploma y poesía tercer premio IES Quintana de la Serena. 16.- Diploma y relato primer premio CEIP Virgen de Guadalupe. 17.- Diploma y relato segundo premio CEIP Virgen de Guadalupe. 18.- Diploma y relato tercer premio CEIP Virgen de Guadalupe. 19.- Diploma y poesía primer premio CEIP Virgen de Guadalupe. 20.- Diploma y poesía segundo premio CEIP Virgen de Guadalupe. 21.- Diploma y poesía tercer premio CEIP Virgen de Guadalupe.

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BIOGRAFÍA DE ISABEL

Isabel Escudero Ríos, escritora, ensayista y poetisa extremeña Isabel Escudero Ríos nació en Quintana de la Serena en 1941, pueblo en el que vivió su infancia y parte de su juventud. Realizó los estudios universitarios de Filosofía y Letras y Psicología en Madrid, e impartió docencia en la Facultad de Ciencias de la Información de la Facultad Complutense de Madrid. Posteriormente fue profesora titular de la Facultad de Educación de la UNED. Se dedicó a la crítica artística y cinematográfica, al periodismo y fue letrista de composiciones musicales. Compañera inseparable del profesor y filósofo Agustín García Calvo, poeta e intelectual de reconocido prestigio fallecido en 2012, al que acompaño hasta su muerte en múltiples recitales de poesía por toda España. ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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BIBLIOGRAFÍA DE ISABEL

(1984) Coser y cantar. Editora Nacional. Madrid. (1994) Razón común. Razón poética. Uned. Universidad Nacional de Educación a Distancia. Madrid. (1997) Digo yo. Ensayos y cavilaciones Ediciones Huerga & Fierro. Madrid. (1998) Cántame y cuéntame. Cancionero Didáctico. Uned y Ediciones de la Torre. Madrid. (2002) Cifra y aroma. Hiperión Poesía. (2003) Lenguaje y comunicación: La Escuela Comprensiva y otros textos para la Didáctica. Uned. Madrid. 2008) Fiat Umbra. Pre-Textos. (2008) Gorrión y migajas. Pre-Textos. Valencia. (2009) Didáticas Específicas de las Áreas del Curriculum. Título de Pedagogía. Uned. Madrid. (2009) Las Artes del Lenguaje. Lengua, Comunicación y Educación. Uned. Madrid. 2010) Nunca se sabe. Pre-Textos. (2010) Tratamiento y Aplicación de las Artes en las Diversas Áreas de Conocimiento. Uned. Madrid. (2013) Condiciones de Luna. Ediciones de la Torre. Madrid. (2014) Alfileres, coplas libertarias. La Cotali. Colección Cancionero, 02. ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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PORTADAS DE LIBROS DE ISABEL ESCUDERO

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ALGUNOS DE SUS POEMAS

Amor de nadie, volando por los aires; Amor mío, en mis manos siempre herido. * * * Cuando se vaya el Amor, me haré a la mar, corazón; que en el hombre hay dos empeños: despierto, el Mar, y el Amor, en sueños. * * * ¿Qué hace a la mariposa buscar siempre otra cosa? * * * Arco del pensamiento: más lejos, cuanto más tenso. * * * Como Dios manda: tú tan duro, yo tan blanda. * * * Perdóname, hermano, si en los sueños me tomo la justicia por mi mano. ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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* * *

Bien quisiera perderme yo de mí misma, pero en seguida me encuentro perdida. * * * Manos, manos obscenas para las niñas buenas. * * * En el Amor siempre hay una queja: PAREJA. * * * Como una navaja, partió al Amor en dos el filo del alba. * * * Amor, extraño desafío; frente a frente dos cuerpos, los dos vacíos. * * * Yo sé de mí que moriré algún día: si no lo supiera, no moriría. * * * Te doy amor a raudales y vas tú como un mendigo pidiéndolo por las calles. ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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* * *

Cuanto te digo "te quiero", lo que te quiero decir es que aún me lo creo. * * * ¡Qué cruel encarnadura, la de mi vida en la tuya! ¡Qué lírica ideología, la de la tuya en la mía! Y el resultado perdura: ¡Qué buena literatura! *** El almendro florido, la luna arriba: el año pasado no te conocía. * * * Baile de máscaras: tú y yo danzando entre palabras. *** De sol a sol, desolación. * * * Ven, noche, y borra los caminos: ¡Que no sepa yo por dónde! ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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Mil y una maravillas, son al caer en mis manos, inventario de cenizas. * * * Sonámbula luna, ¿desde allá arriba, todo esto de abajo no te parece mentira? * * * Baila, niña, baila, y que se vea el caos bajo tus faldas. * * Mi amiga se deshace las trenzas cuando me mira. * * * Acérquense a beber: esta fuente no es de agua: es de sed. * * * Es un forastero este niño mío prendido a mi pecho. * * * ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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No le hace falta al sol que te despiertes por la mañana

* * * Corta la luna el ciprés. Te quiero sin querer. * * * La tierra helada: la escarcha ha escrito lo que yo pensaba. * * * Mariposa en el almendro: yo no sé si voy o si vengo. * * * Nieva que nieva, se borró el camino de la escuela. * * * Vuelves. Sobre el monte quemado llueve. * * * ¿Cargado de ideas? ¿Le pesan al pero las peras? * * * ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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Para que sean de verdad cuento las rosas: rosario del recuerdo, cifra y aroma.

* * * La idea relampaguea; pero, si es buena, además truena. * * * Mono pensativo, no olvides eso: si se te va la mano pierdes el seso. *** Abre las ventanas, cierra la puerta: que pase y se quede la Primavera. *** Por si acaso … por si acaso mis días no están contados; por si acaso, por si acaso el contable se ha equivocado por si acaso … ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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Ilustraciones de Dinah Salama

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PREMIOS II CONCURSO LITERARIO ADULTOS RELATOS

LA ALIMAÑA DE NEGROS Y REDONDOS OJOS Todas las recomendaciones de su madre y sus encarecidos ruegos, todos los consejos de su padre fueron pasando uno a uno por su cabeza. Supo de pronto que habían sido en vano sus desvelos, que habían fracasado los esfuerzos de sus progenitores para evitar la fatalidad, para hurtarle a la adversidad su implacable designio, para conseguir que no estuviera nunca en la aterradora situación en que se encontraba. Sus recuerdos se agolparon y fueron pasando como en una ordenada secuencia que parecía muy dilatada en el tiempo; pero que en realidad discurrió por su mente en unos pocos segundos. Una tras otra, volvía a recordar sus vivencias de la infancia, cuando junto a sus padres y hermanos correteaba por la sierra de Quintana, salidas que él convertía en aventureras ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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HOMENAJE A ISABEL ESCUDERO / PREMIOS II CONCURSO LITERARIO exploraciones. Todo le parecía maravilloso: el verdor y la

suavidad de la hierba en primavera, el musical sonido del agua de los arroyos, el trinar de la diversidad de pájaros en incesante movimiento, el variado color de las flores, del blanco inmaculado al severo morado, los rebaños de ovejas, con su coro de balidos y repiqueteo de los esquilones... Todo ello eran estímulos que su desbocada imaginación transformaba en historias animadas, en las que participaban los personajes de su entorno, y en las que se veía a sí mismo capitaneando a todas aquellas criaturas, que se arremolinaban a su alrededor dispuestas a seguirle en sus trepidantes aventuras. Y en medio de esas elucubraciones, se iba alejando poco a poco de sus mayores, hasta que oía la voz de su madre regañándole por no obedecer la norma tantas veces repetida, recordándole una vez más lo peligroso de su comportamiento, pues en cualquier momento podía encontrarse con alguna de las sanguinarias alimañas de negros y redondos ojos que recorrían los montes sobre todo en determinadas temporadas del año dispuestas a atacar a cualquier criatura que encontraran y que, si se topaba con alguna de ellas, sólo podía esperar la muerte. Y esto se lo repetían una y otra vez siempre que sus alocados juegos lo separaban de su familia más de lo permitido, cuando correteaba tras un pájaro aun a sabiendas de que levantaría el vuelo antes de alcanzarlo, o cuando bajaba arroyo adelante buscando alguna de aquellas pequeñas cascadas que se formaban después de alguna tormenta y que tanto le encantaban. Y recordó cuando, ya algo más crecido, jugaba con sus hermanos a perseguirse y a luchar, incansablemente, sin desfallecer jamás, rodando una y otra vez por el suelo sin prestar atención a si era mullido y verde o duro, marrón y polvoriento, juegos en los que muchas veces terminaban entablando una lucha casi real, en la que él intentaba por todos los medios ser el triunfador en cada batalla doblegando o inmovilizando al contrincante, situaciones que eran tajantemente controladas y abortadas por su padre, que reprendía a los contendientes con una severa advertencia que aquietaba sólo momentáneamente la disputa, pues al menor descuido del progenitor se enzarzaban ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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HOMENAJE A ISABEL ESCUDERO / PREMIOS II CONCURSO LITERARIO otra vez en la lucha, olvidando una vez más sus advertencias de

que, cuando estuvieran lejos del hogar, tenían que redoblar la vigilancia para evitar encontrarse con la fiera. Y volvió a verse a sí mismo cuando, paulatinamente, empezaron a parecerle cada vez más aburridos los juegos, las peleas y las aventuras con los de su mismo sexo y comenzó a sentir una especie de cosquilleo y nerviosismo en presencia de las compañeras de juegos. Su gran satisfacción era mirar de reojo la expresión de ellas cuando hacía algo especialmente habilidoso, cuando era el primero en una carrera o daba el salto más grande, o cuando vencía a algún duro contrincante en una lucha simulada. Poco a poco empezó a mirarlas de forma totalmente diferente a como lo había hecho hasta entonces y ya no le disgustaba que fueran patosas y torpes en los juegos, sobre todo en los que se necesitaba más energía, más fuerza o más determinación, en los cuales normalmente demostraban poca pericia. Y llegó un momento en que esa torpeza le fue pareciendo adorable y le llenaba de satisfacción ayudarlas a encaramarse en algún pedregal o protegerlas en un juego demasiado violento, haciendo de escudo entre ellas y la acometida del bruto de turno. Y de entre todas fue emergiendo particularmente una que le producía una desazón especial y siempre estaba buscando la forma de estar en su cercanía para pavonearse o protegerla, a pesar de la falta de aprecio de todo ello que, ostentosamente, ella aparentaba. Y recordó cómo a medida que los días fueron transcurriendo la relación entre ellos fue cambiando y ella ya no simulaba indiferencia, sino que se mostraba abiertamente gustosa de su compañía. En ese tiempo él perdió todo interés por el resto de actividades y esperaba impaciente el momento de volver a estar a su lado, aunque sólo fuera para contemplarla arrobado cuando descansaba en el mullido asiento que él le había preparado con las altas hierbas crecidas gracias a la combinación de lluvia y sol de la primavera. Poco a poco se fueron convirtiendo en inseparables, y a pesar de no haber tratado nunca sobre el tema, ambos sabían que un día tendrían su propio hogar y formarían su propia familia, que aumentaría con los retoños que fueran engendrando. ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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Todas estas secuencias fueron pasando por su mente esa fresca mañana de otoño desde que, sólo unos segundos antes, entreviera la silueta de la alimaña, en la que pudo apreciar, a medida que se le fue acercando con el cuerpo en tensión listo para el ataque, el rictus de crueldad que congestionaba su rostro, su asesina determinación. Y fue consciente de que nunca volvería a ver a su amor, que nunca sería realidad la vida en común que habían planeado, que nunca nacerían los retoños que, junto a ella, había soñado. Fue consciente de la muerte en el momento en que los negros y redondos ojos de los cañones de la escopeta le apuntaron.

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BRACERO El mayoral tenía una niña ya con dos años, pero su ilusión era tener un muchacho. Una fría noche de invierno, nació aquel niño, entre dos días muy destacados, el día de la lotería, y el día de nochebuena, de un año de la década de los cincuenta del siglo pasado. Cuando el crío era ya mayor, el mayoral le decía "la noche que tú naciste, por la mañana, de la escarcha que había caído, no se veía el suelo". El buen hombre había pasado la noche en su majá, como tantas otras, ajeno a todo cuanto acontecía en el pueblo, a las cinco de la madrugada, nació el crío, y a esa hora, el suegro del mayoral se echó los pies a cuesta y se fue para la finca a decirle "que es un muchacho" al amanecer, ya estaba allí, en ese mismo momento, y sin dar larga al ganado, el mayoral se vino al pueblo a conocer a su hijo y ver a su mujer, se puso loco de contento cuando los vio, por la tarde cuando se incorporó a su tarea, estaba allí el dueño del ganado y sin mediar más palabras le dijo, "los mayorales se dedican a sus ovejas, las celebraciones para los municipales, que tienen poco que hacer" el mayoral, sin decir palabra, dio larga al ganado; cuando volvió le dijo al amo "para mañana a las diez, me tiene usted sacada la cuenta, que esto se ha terminado ahora ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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HOMENAJE A ISABEL ESCUDERO / PREMIOS II CONCURSO LITERARIO mismo" aquel hombre le sacó la cuenta, y cómo sería ésta, que

cobrando cada dos meses, el mayoral le salía debiendo una peseta y sesenta céntimos, éste sin rechistar, se echó la mano al bolsillo y sacó dos pesetas, y se las dio, dándose la vuelta, el amo le dijo "espera que te dé lo que te sobra" y el mayoral con un poco de frescura le contestó ¡no! "Bébase un litro de vino a la salud de mi hijo" cogió sus pocas pertenencias, una silla, dos banquetas de madera, un par de ollas, dos portaleches, unas estrebedes, una sartén, y las mantas de la cama, las cargó en su burro, y enfiló para su casa, diciéndole el amo, "no seas orgulloso, que a pobres yo conozco a muchos" el mayoral no contestó, y siguió su camino. Llegando al pueblo, se topó con el manijero de otro señor, comentaron lo que había pasado, y porqué se venía, y el manijero le comentó "pues si no quieres, no descargues en casa, vete para la finca" el mayoral así lo hizo, se paró en casa para ver a su mujer, a su hija mayor, y al recién nacido, y para la finca se fue. Al llegar a la finca nueva, se enteró que el que había estado de mayoral antes que él, se había llevado el chozo porque era norma del dueño que aquel que se hacía caro del ganado tenía que hacer su propio habitáculo, el buen hombre no le quedó más que acomodarse en el pajar, no antes de pedir permiso al dueño, tanto en cuanto él se hacía un nuevo chozo para él y su familia, se hizo cargo de los animales y tomó nuevamente posesión de su cargo de mayoral. En los ratos libres, que eran por la noche fue cortando maderas y cuando ya pensó que tenía suficiente, empezó a hacer su casa y la de su familia, donde nadie mandaría, solo él; lo hizo grande, de tres metros de diámetro, cortó al lado derecho de la puerta, levantándolo del suelo con tres estacas de madera, una cama para el matrimonio, y a los pies de ésta otra para el niño y a niña, treinta y tres día tardó en hacer esto, un día después de terminar, se llevó a su familia, y es cuando el niño empieza a ser un jodido por culo, como él mismo decía. El niño para empezar no ponía peso, la leche de su madre no tenía las suficientes propiedades, así que en vez de engordar perdía peso, después de andar con médicos para arriba y para abajo, había que alimentarlo con "Pelargón" esto le costó al mayoral y a su mujer, en catorce meses que estuvo tomándolo, contraer una deuda con la farmacia que tardaron en pagarla además del tiempo que se estuvo alimentando, dos años más, para colmo "el puñetero niño" no se ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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HOMENAJE A ISABEL ESCUDERO / PREMIOS II CONCURSO LITERARIO conformaba con ver la claridad de las estrellas y la luna que se

clareaba entre las pajas del chozo ¡no! En cuanto apagaban el candil, se ponía a llorar como un verraquillo, gracias a que era una buena época y el mismo amo le dio la solución "pásate por casa y que te den dos mantecas de los cebones que estamos matando, ya lo arreglaremos cuando echemos cuentas" para el mayoral fue un gran favor, o eso, o estar toda la noche oyendo llorar al niño, se decidió por la primera, todas las noches calentaba una poca de manteca, la echaba en el candil, y así se alumbraban, ya que la aceite comprada era un vicio muy caro para poder soportarlo. Así fue creciendo el muchacho, y ya con dos o tres años, todos los jornaleros de la finca, los llevaban para arriba y para abajo, el mismo amo, que iba casi todos los días a la finca, lo cogía de la mano, y lo llevaba a ver los marranos, los borregos, las muías, es más, llamaba a un jornalero para cuando el niño se cansaba cogerlo a hombros, y traerlo hasta la majá, el mayoral se sentía feliz, con problemas pero feliz. Ya cuando el niño tenía cuatro años, el mayoral aumentó la familia con otra niña, y empezaron otra vez los problemas, la mujer entró en un estado depresivo, y tuvo que traer la familia al pueblo ¡cuántas lágrimas derramó el mayoral por aquello! No por los gastos que otra vez volvía a tener, en médicos y farmacias, sino porque aun teniendo la familia cerca, no la veía lo que él deseaba, le daba muchas vueltas a la cabeza, y no sabía lo que hacer. Su mujer mejoró, y aunque no estaba bien del todo, se la llevó al campo recomendado por el médico. Al mayoral, lo que más le preocupaba era hacer frente a los pagos de la farmacia, y hacer frente a los pagos del comercio de la calle donde vivía su suegro en el pueblo, que los abastecía de los pocos víveres que necesitaban, algún kilo de arroz, azúcar, achicoria, un poco de bacalao, un poco de morcilla patatera, un poco de tocino, y poco más, compraban lo imprescindible, carne no necesitaban, siempre había alguna oveja que se moría, y aunque la tenía que desollar, y traerla o mandarla con el guarda, a casa del amo donde la hacían chorizos, siempre cogía algún pedazo para hacer algún guiso, pero aun así lo que le quitaba el sueño era el pan, él recordaba su infancia donde aquella masa cocida era el mayor manjar y no estaba ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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HOMENAJE A ISABEL ESCUDERO / PREMIOS II CONCURSO LITERARIO al alcance de todos, sino más bien de una minoría, cada dos o tres

días venía al pueblo a afeitarse, y se llevaba los víveres necesarios, siempre lo justo, más bien escaso. Por lo demás él y su mujer estaban tranquilos, la ropa con la que se vestían los niños y las suyas, con un retal que compraban en la feria de un pueblo de al lado, la mujer les hacía un vestidito a las niñas, un pantalón y una camisilla al niño, y ellos con cualquier cosa se apañaban estando cubiertos, las ropas se lavaban y se secaban por la noche, y se las ponían al día siguiente, el mayoral siempre decía "pobres pero curiosos” el calzado no les preocupaba en demasía, a él, el amo le tenía que dar todos los años un par de zapatos de piel de becerro y una manta, y la mujer y los niños usaban unas alpargatas de lona que por suerte solo les costaba tres docenas de huevos, y como él tenía sus gallinitas, aunque él y su familia los escasearan, siempre los había para pagar al comerciante. Un día, aunque previsible que podía pasar, nunca pensaba que a él le pudiera ocurrir. Una noche estando con su mujer, las dos niñas el niño acostados en el chozo, se formó una tormenta que hasta a los animales les daba miedo, empezaba a llover de una manera torrencial, y daban unos truenos que retumbaban la cabeza, las ovejas que estaban en la red apretaron hacia un lado y la derribaron, todas salieron en estampida, él, vistiéndose de valor, salió arropado en una manta a recoger el ganado y llevarlo al establo, dejando en el chozo a su familia, apenas habían andado cien metros, cayó un rayo en una encina que estaba al lado de donde él pasaba, y su mujer y sus hijos vieron como cayó al suelo, el olor a azufre era irrespirable, corrieron hacia él, la mujer con la niña pequeña en sus brazos y los otros dos agarrados a sus sayas, y lo encontraron aturdido, inconsciente, todos llorando a su alrededor no sabían si lo que deslizaba por su cara eran lágrimas o era el arroyo que había provocado la tormenta, lo que sí era, era el dolor inmenso que estaba viviendo. En este estado estuvieron un largo rato, ya el mayoral se fue espabilando, y ya en sí, se abrazaron todos y él exclamó ¡esto es lo último! Aquella mañana cargó otra vez su burra, después de encerrar a todo el ganado, cogió su sartén, sus ollas, sus estrévedes, su portaleches, su silla, sus tres banquetas, sus ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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HOMENAJE A ISABEL ESCUDERO / PREMIOS II CONCURSO LITERARIO mantas, y el hatillo de ropa de los niños, y cogió camino para el

pueblo, a eso del mediodía llegó a casa del amo, llamó a la puerta, y le abrió una criada, el mayoral preguntó ¿está el señorito? Y ésta le contestó ¡no! Está en el casino, el mayoral cogió su burra y se fue en busca del amo, entró todo embarrado, le pidió que saliera, éste salió, y en la calle le dijo "mande usted otro mayoral, que los que están encima de la burra valen más que todas las ovejas del mundo, mi parte de martillo, yo ya la he pagado. Así el mayoral dejó de serlo, aunque en su interior siempre acompañaba a un gran rebaño.

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EL RETORNO Ajeno a los avatares económicos - y trabado por la compleja maraña financiera de la Corporación Vasca- la imposibilidad de hacer líquidos sus ahorros truncó su anhelo de retornar jubilado y de manera definitiva al pueblo: esta contingencia fue la que le instaló en los terrenos del desánimo para luego trastornarle de por vida. Así fue cómo en uno de sus desvaríos, Alfredo Deogracias, sufrió un ataque de nostalgia que lo trajo inopinadamente a Quintana. Llegó este otoño y sólo habría de irse cuando, alertados por la vecindad, los servicios de salud mental de la Junta lo enfundaron en una camisa de fuerza para trasladarlo a Mérida. Alfredo Deogracias creció en un arrabal quintanejo entre gruñidos de cerdos negros y el retumbo de los barrenos en las canteras. Cuando su padre fue consciente de que sabía contar hasta cien, enhebrar algunas letras para poner su nombre y recitar con desparpajo el curso de los ríos más importantes de


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España, decidió invertirlo como un recurso cualquiera que produjera beneficio para su numerosa familia, y así es como lo sacó de la escuela para ponerlo a disposición de una de las casas más pudientes en la Quintana rural de principio de los sesenta: “una boca menos”, solía decir en las tabernas para vanagloriarse de su decisión. El muchacho -que resultó bastante despierto- ejerció indistintamente de recadero de la pía esposa del señorito, porquero, zagal de pastor en la finca grande, ayudante de mozo de muías en las tierras de labor o ayudante de maestro molinero en la almazara familiar. En seguida fue consciente del contraste en el que se desenvolvía: el de la indigencia familiar con el opulento mundo de la casa donde servía; el de la necesidad con la exuberancia; y hasta el de la fealdad que muestra la pobreza con la agradable estampa que emana del confort. Fue así como un día -olvidándose de su origen- reparó en los bellos y marcados pómulos de aquella esbelta niña de ojos verdes que, siempre tan risueña e insinuante, rodaba incansable y atrevida a su alrededor a bordo de un estridente patín mientras él trajinaba en aquel extenso patio con los aparejos propios de la labor y las bestias. Crecieron aprisa como los pámpanos y lo que fueron insinuantes miradas infantiles se tornaron en complicidades de adolescentes para por fin escribirse como promesas en los folios blancos que todos los corazones ponen a disposición de los que se enamoran. Alfredo Deogracias, además de un joven apuesto, fuerte como un roble y erguido como un chopo, resultó persona previsora que aprovechó la formación profesional nocturna para culturizarse, aprender mecánica y tecnología: y es así cómo don Fulano tuvo la aparente grandeza de poner en sus manos el volante de un soberbio y flamante tractor Lanz al que se encaramó tan feliz como el que conquista la más alta almena de un castillo enemigo. Corría el año 1968 cuando aquellos dos jóvenes -rozando ambos los dieciocho años- se supieron acreedores de un universo de sensaciones ciegas e irreflexivas presididas por la pasión amorosa, aunque tejido en la más ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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absoluta clandestinidad. El jueves de compadre de aquel año (que fue bisiesto) partió en dos partes iguales el mes de febrero, y también quebraría en dos partes bien distintas la vida de Alfredo Deogracias cuando don Fulano, apoyado en su garrota de fresno, alegre por el pitarra que bebió en el campo, se adentró en el improvisado chamizo que resguardaba el tractor y se encontró a su única hija echada en brazos del recién ascendido tractorista: demacrado, tiró de palo y dejó su furia primero en el estómago y luego, sin piedad, en el rostro de Alfredo Deogracias: “¡Desgraciado cabrón: fuera de mi casa!” Ni una palabra más, todo quedó en aquel patio, ni campanazo ni noticia ni rumor algunos, todo fue silencio, aquel mundo de dos se amplió a tres inmediatamente antes de extinguirse para siempre: justo cuando el amor fue atacado por la bestia del abolengo vestida con los harapos espinosos de la intolerancia. Las heridas más lacerantes debieron afectar al corazón de los amantes, y la única cicatriz visible la portó en su rostro Alfredo Deogracias de por vida. Una vida que consumió a tragos de soledad, vacía de amor y con el corazón y la mente puestos en el retorno al pueblo, es por ello que nuestro personaje depositó todos los ahorros de su vida laboral en acciones de la cooperativa donde trabajaba: los mismos que le negaron en su jubilación aduciendo un incomprensible “Concurso de Acreedores” en el que está inmersa la Corporación y que le truncó el poco saldo de ilusiones que atesoraba. Se fue herido y en callada soledad, y ha vuelto cuarenta y siete años después igualmente solo, enfermo y desconocido para los paisanos que extrañados observaron sus apresurados paseos por una céntrica calle a horas intempestivas. Y según cuentan los que le vieron -antes de ser reducido- se mantuvo varias horas agarrado a un gran llamador de latón oxidado en una casa muy cercana al parque, donde golpeaba incesante la puerta principal que permanece cerrada desde que, hace más de veinte años, muriese su dueña. (Cualquier circunstancia, episodio o nombre vertidos en este relato que se parezca a la realidad, no es sino pura y casual coincidencia).

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DOS … UNA MÁS UNO Creyó soñar su luz soñada y vio en su hombre intensa primavera. Soñó ser pan … Y fue la panadera que amasó su caricia en luz bañada. Mirándolo, la luz de sus pupilas suya la hizo, y suya fue la fe en Quintana. Suya ser princesa y espartana y suya fue su amor y hechizo. Cantero fue su amor en duro estío, Escribano de la piedra y del viento … Y creyó sentirse preñada de lamento al sentir los sollozos del gentío. Y ahora ya, alumbrada la penumbra, prietos sus labios alumbra el otoño de llantos, risas, gimoteo y retoño … Mirando una foto que una lágrima encumbra. ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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EN EL RECUERDO Viene a mi mente paisanos un señor llamado Diego que informaba a los vecinos de cosas en nuestro pueblo. Por las mañanas a voces sus sonidos tempraneros de bandos municipales y de cosas de tenderos anunciaba con corneta su gran voz de pregonero, se asomaban las mujeres a escuchar anuncios nuevos que decían de los precios de las carnes y los huevos que vendían en el mercao en el puesto del Chichero, ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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anunciaba los pescaos que vendían los Sardineros y las mujeres salían con la cesta y el dinero a comprar todo en la plaza para en el día el manduqueo, los churros de Basisila y de su marido Diego se mojaban con delicia en los tazones muy llenos. Recuerdo a las Maestrillas en su puesto tan chuchero y al padre de Valentín con higos chumbos camperos, y al carrillo de Angelín que de tres cosas me entero que Madrid siendo tan grande no las tenía, compañeros: el saxofón de Marcelo con su pachanga del centro donde bailar era un sueño, y dianas floreadas de las ferias de otros tiempos, gigantes y cabezudos recorrían calles del pueblo y los chiquillos detrás en algarabía y contentos seguían a la orquestina disfrutando del festejo, y esa fragua de Ramón, Tuta, para los canteros de tanta fama y solera como el sentir quintanejo. De la laguna se dice que los amores primeros ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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de los mozos y las mozas se cantaban con luceros. Ese Cantalcuco hermoso que jalona nuestros cerros, y esa casa la Paré de marqueses de otros tiempos adornan sierra y dehesa campos de arraigo extremeño. El arroyo del Tío Pepe con sus colmillos peceros y la alberca de Toribio de baños muy tempraneros eran lugares de niños de mucho entretenimiento. En el pino del tío Ángel y el venero y sus almendros cazábamos volandones con los tiradores nuevos. El puente de los tres ojos con su mirar sempiterno era el lugar preferido de los jueves compadreros. La Frascoluña, señera de charcos y recovecos donde los niños desnudos nadaban buscando renos. La fuente del Castillejo de amorios y escarceos siempre fue testigo mudo de pasiones y deseos. En el bar de los Colincos escuchamos los primeros sonidos de las canciones que tenían mucho éxito y que luego en los guateques ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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se bailaban con deseos, guateques ancá Don Vito con picús del extranjero que nos trajeron los padres de Alemania lo primero. ¡Qué cosas en aquellos tiempos las del pueblo de Quintana que como lluvia de otoño a todos nos deleitaban!

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EL JARDÍN DEL OTOÑO Cerca del colegio de Quintana de la Serena, había un jardín únicamente sembrado de plantas y árboles que florecían y daban sus frutos en el otoño. En septiembre cuando comenzaba el colegio los niños comentaban: - ¡que feo está el jardín!. - ¡ Si al menos los árboles tuvieron frutos podríamos entrar y jugar en él. A medida que el otoño se iba adentrando en el jardín, los niños veían como las hojas cambiaban de color, se caían las hojas, algunos árboles echaban sus frutos y cada vez el jardín estaba más descuidado. Mar, Jesús y Fran pasaron detenidamente por el jardín a la salida del colegio. Allí vieron sentado en un banco debajo de un nogal al viejo dueño del jardín. Mar, Jesús y Fran se acercaron al hombre y le dijeron: - ¡Buenos días!, ¿es usted el dueño del jardín?. El hombre les contestó. - Si yo soy el dueño, mi nombre es Joaquín; este jardín en tiempos fue maravilloso. En él crecían los más hermosos granados, castaños y margaritas, ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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los más sabrosos membrillos y las más grandes nueces. Pero como yo ya soy mayor no puedo cuidar me mi jardín. Mar, Jesús y Fran se miraron al ver que Joaquín estaba muy apenado por no poder cuidar de su jardín. Los chicos se pusieron de acuerdo, en la decisión de ayudar a Joaquín en el jardín después de clase. Mar le comentó Joaquín: - ¿Quieres que te ayudemos a que tu jardín vuelva a ser el mejor?. Joaquín muy agradecido le dijo a los chicos que si. Entonces Mar, Jesús y Fran se pusieron manos a la obra. Fran recogía las hojas secas de todo el jardín; Jesús quitaba las malas hierbas, Mar sembraba las margaritas y demás flores en macetas y Joaquín mimaba y cuidaba los árboles frutales del otoño. Día tras día el trabajo en equipo se veía más recompensado; ya queda madre de Jesús ya había hecho dulce de membrillo con los membrillos del jardín, Mar Fran y Jesús merendaban todos los días una granada que Joaquín les desgranada. En noviembre el jardín estaba precioso. Todos los niños del colegio que pasaban por él de lo bonito que estaba ahora, les dieron la enhorabuena a Mar Jesús y Fran. Jesús les dijo: - Si el jardín antes estaba muy feo, era porque no estaba cuidado ni querido, nosotros lo hemos tratado con cariño y esfuerzo, por eso ahora tenemos frutos. Todos los niños del colegio querías ayudarles. Mar Fanny y Jesús aceptaron la sugerencia; y el jardín de Joaquín fue regado y cuidado con amor. Un día a finales de otoño, todos quedaron sorprendidos, pues el jardín se había convertido en una sinfonía de color belleza de aroma. Joaquín quiso agradecer el trabajo de todo el colegio, por eso decidió ceder el jardín para que durante todo el año los niños aprendieron a cuidarlo. Mar, Fran y Jesús quisieron agradecer a Joaquín esa decisión; organizando una merienda de otoño en el jardín. En esa merienda había: dulce de membrillo con queso ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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tarta de nueces, zumo de granadas y castañas asadas, fue una merienda con frutos recolectados del jardín. Cuando los invitados a la merienda llegaron al jardín todos gritaron alegres; porque el feo jardín se había transformado en un hermoso y fragante jardín. Gracias al trabajo de todos los niños de Quintana, al de Joaquín, Mar, Jesús y Fran. El jardín logro su hermosura gracias a los cuidados, esfuerzos y amor hacia las plantas por todo los niños del colegio.

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AMOR DE OTOÑO

Corría una fría noche, aquella noche de otoño donde todo comenzó. Fui a pasar un puente con mi familia a un pueblo extremeño llamado Quintana de la Serena, para mí, en estos momentos, el mejor lugar del mundo. Cuando mis padres me dijeron que habían pensado pasar el puente en Quintana, me enfadé mucho, estaba a gusto en mi ciudad y la idea de pasar tres días fuera de casa, sin ver a mis amigos y sin hacer lo que me gusta no me hizo ninguna gracia. Al final, pensé que no me vendría mal unos días para relajarme un poco y disfrutar de mi familia en un pueblo desconocido para mí. Después de varias horas de viaje, al llegar, estaba un poco desorientado, la fachada de la casa me impresionó y no tuve buenas vibraciones, pero cuando entré en la casa esa sensación cambió, me sentí a gusto, tranquilo, feliz de haber venido. Mis padres y yo nos pusimos a deshacer las maletas y colocar todas ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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las cosas y al finalizar, como mis padres conocían el pueblo, me animaron para que fuéramos a dar una vuelta y a visitar a dos de sus mejores amigos que vivían allí. Al principio no quería, pero después me animé y no me arrepentí. Juan y Ana, los mejores amigos de mis padres, tenían un hijo de mi edad llamado Carlos. Carlos y yo congeniamos bien desde el momento en que nos conocimos, era un chico alegre y simpático y muy extrovertido. Nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo para enseñármelo y mis padres decidieron regresar a casa a descansar. Nos lo pasamos muy bien y el pueblo me iba gustando cada vez más, parece que no había sido mala idea venir. Carlos tenía que regresar a casa y me enseño el camino por donde tenía que ir yo a la mía, sólo tenía que cruzar dos calles y un oscuro callejón, no tenía pérdida, estaba muy cerca. Al llegar al callejón, me asusté un poco, de pronto vi una sombra, mi corazón comenzó a palpitar a mucha velocidad, pero al ver su rostro pareció detenerse. De la oscuridad apareció una chica, bellísima, sus ojos eran verdes, su pelo negro, sus labios perfectos y su tez blanquísima, no podía ser más guapa. Esa chica me conquistó desde el mismo momento en que la vi. Ella venia distraída y al verme se asustó, no sabía quién era, no me había visto nunca. Al querer darse la vuelta, tropezó y cayó al suelo. Y o me ofrecí a ayudarla, la levanté y la invité a sentarse en un umbral que había cerca. Cuando me aseguré de que no le había pasado nada, me presenté y le pregunté su nombre. Clara, me dijo muy avergonzada. ¡Oh, Clara! Que nombre más bonito. Mi nombre es Héctor y soy amigo de Carlos, el hijo de Juan y Ana, ¿Le conoces?. Sí, lo conozco mucho es amigo mío también. Así comenzamos a hablar y sin darnos cuenta estuvimos charlando más de una hora. Ella me habló de cómo era: su personalidad, sus gustos, sus ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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aficiones. Y o también le hablé de mí, parecía una buena chica y me sentía muy a gusto con ella, a pesar de que acabábamos de conocernos. De repente, un coche dio un bocinazo y Clara se asustó y se levantó sobresaltada, sintió miedo. En ese momento, sin pensarlo yo la abracé para tranquilizarla y comencé a sentir su corazón acelerado, su calor, sus inmensas ganas de vivir. Cuando por fin me miró a los ojos me di cuenta de que estaba más guapa aún que antes cuando la vi por pnmera vez. No sé que nos pasó en ese instante, pero sin pensarlo, nos besamos. Fue un beso mágico, dulce, inocente. Me sentí seguro, feliz, libre de miedos. Y o tenía la sensación de estar en otra dimensión, no sabía cómo había pasado pero de lo que estaba seguro es que no quería perderla. Ella reaccionó de la misma forma, se la veía feliz, sin miedo, tenía los ojos brillantes y le iluminaban toda la cara. Recuerdo aquella noche como la más bonita de mi vida. El sábado y el domingo lo pasamos juntos, me enseñó el pueblo, me habló de ella, de su familia, corrimos, charlamos, nos divertimos muchísimo juntos. Fueron dos días maravillosos. Pero llegó el lunes y nos teníamos que marchar. Ya eran las diez, hora de irse, pero Clara no aparecía por ningún sitio. Y o confiaba en que iba a venir, pero me equivoqué. Me sentí abatido, triste, en cierto modo decepcionado, después de todo lo que habíamos vivido en esos dos días maravillosos. Mis padres ya no podían esperar más y nos subimos al coche, todo se acababa, había sido una experiencia maravillosa, mi primer amor. De pronto, cuando aún no habíamos arrancado escuché una voz que nunca jamás olvidaré. Era ella, lo sabía, y en una muestra de gran júbilo, salí, del coche y nos fundimos en un abrazo mágico. Sentí como sus lágrimas caían al compás de las mías. Fue un momento duro, pero a la vez maravilloso y mágico. Le prometí que volvería y volví a estrecharla entre mis brazos. Y a no había más tiempo, teníamos que marcharnos, y nos ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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fundimos en un beso que jamás olvidaré, fue un corto beso, que sabía a gloria. Siempre recordaré aquel puente mágico de Otoño en Quintana de la Serena, un lugar mágico, especial desdé aquellos días. Lo nuestro duró poco, pero volvería a estar con ella una y mil veces más. No se si ella fue mi gran error, pero si es así, volvería a equivocarme mil veces más. Era perfecta, bueno, perfecta no, MÁGICA.

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EL OTOÑO DE LAS COSAS SENCILLAS Algarabía en el campo, con las primeras lluvias de otoño. Las hormigas voladoras hacen su aparición, el ir y venir a sus hormigueros que se rompen con el agua. Los primeros frutos de otoño nos deleitan con su sabor: el membrillo, la granada, las sabrosas aceitunas machadas y lo típico de nuestra tierra la bellota, manjar para los cerdos en cebo. Otoño en Quintana, visto desde la cordillera de “Los Campillos”, ir y venir de los tractores empezando la siembra (sementera). Aparecen las primeras grullas que se agrupan en “El Hornillo” donde se alimentan de bellotas. Olores típicos otoño a tierra mojada, humo de rastrojos quemados, a castañas asadas y a pimientos asados. Campos de colores verdes. Campos de colores verdes con las primeras hierbas y suelos cubiertos por hojas ocres, amarillas y rojas. ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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Tardes acogedoras al rescoldo del brasero que invitan a reflexionar lo bonito que es mi pueblo

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ECOS DE OTOÑO Otoño estación dorada, dorada como el Sol que brilla en el cielo, como las alas de las aves que emigran al Sur, como los destellos de mi alma en el corazón. Viento gélido que sopla con locura, hace bailar a las hojas secas que se sueltan de su madre y caen como gotas de rocío. Oscura noche, donde las luces iluminan mi pueblo, donde los viñedos se desnudan al crujir del rojo fuego y un aroma, aroma Octubre, aroma intenso. El olor de las castañas vuela y ese dulce de membrillo me enloquece ¡deseo que me acompañe la Luna! ¡rnuero por un manjar de granadas! ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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Y en un plato de puchas quiero ahogarme, presumiendo del otoño en mi Quintana. ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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EL ARBOL DEL OTOÑO Cuando paseas por Quintana, tienes que mirar el árbol, ya tiene sus hojas secas, porque el otoño ha llegado. Sus hojas se van cayendo, ya no hay canto de los pájaros, miras, y te sientes triste, añorando ese verano. Sientes que ya ha anochecido, cuando vamos caminando, por esa alfombra de hojas, por donde vamos pisando, Para comprender la, vida, habrá que mirar el árbol, que se dobla con el viento, para evitar su desgarro ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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UN OTOÑO QUINTANEJO La ciudad de granito, es mi pueblo, Quintana, está en la Serena y a orillas del Guadiana. En octubre entra el otoño con la fiesta de la castaña y la canción del madroño. El otoño ha llegado puto. con su vestido marrón, levantando un aire fresco y anunciando su estación. Nos dice adiós el verano llueve y llueve sin parar y a los pobres de los árboles sin hojitas les quedará. ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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Tiene el otoño un pincel y pinta todo dorado las nubes las pinta grises y al sol lo pinta nublado. Los pájaros en bandada vuelan hacia otro lugar porque tienen mucho frío y aquí no puede piar.

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EL MEJOR OTOÑO

Érase una vez un pueblo llamado Quintana de la Serena. Era otoño y decían que en esa época crecía un árbol que concedía deseos. Se decía que cada dos personas que se apoyaban en dicho árbol se hacían amigos. En una casa muy vieja y polvorienta vivía una niña llamada María y su madre. Era pobre pues no tenía dinero y muy poco alimento. En el colegio no se juntaba nadie con ella. La niña fue al campo en el que se encontraron el árbol y se puso a leer un cuento apoyada en el árbol, pues ese libro era el único que tenía le encantada. Un día llegó una niña al colegio y como no conocía a nadie dio la casualidad de que quiso conocer y le preguntó cómo se llamaba, cuántos años tenía… Para ella era muy especial ya era su primera amiga. Entonces la llevo al árbol Y con todas sus fuerzas pidió que fueran las mejores amigas y dijo la otra niña llamada Silvia: - ¿Quieres ser mi mejor amiga? y dijo María -¡Claro! y se hicieron amigas. Fueron pasando las semanas y siempre jugaban ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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juntas en el recreo y en el parque. Pero Silvia tenía que mudarse de nuevo. Las dos se entristecieron y justo, tras unos días cuando se iba paso por la casa de la niña, que estaba jugando al catre. Al verla Silvia empezó a llorar y su padre se enterneció y con él su madre, entonces su padre paro en coche y decidió no volver a mudarse porque como esa amistad no hay ninguna Y fueron las dos muy felices.

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LOS LOBOS No puedo dejar de acordarme de la historia que me contó mi abuelo. Hoy he estado en la sierra con mi padre, en Puerto Agalla dando un paseo, porque ahora en otoño es la mejor época para disfrutar del paisaje, el cielo azul, la hierba que empieza a crecer y sobre todo de lo bien que huele a jaras…. A lo lejos se empezaba a oir los cencerros y las campanillas de un numeroso rebaño de ovejas, y de repente me acordé de la historia de pastores que me contó mi abuelo. La historia comienza con el viaje en burro desde el pueblo del Valle de la Serena a Quintana. El padre de mi abuelo, o sea mi bisabuelo decidió venir por el camino de San José y pasar por Puerto Agalla, ya que quería saludar aún buen amigo. Su amigo era pastor, se recorría las sierras con su pequeño rebaño y su pareja de mastines, que además de compañía le defendían de los lobos. Cuando llegaban los fríos, en las sierras se oían los aullidos, pero él decía que no había que tenerle miedo. ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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Después de comer en el chozo y recordar buenos tiempos, se le estaba haciendo tarde para retomar el camino. Subió a su burro y empezó a bajar la sierra. Se le hizo de noche rápido y empezaba a refrescar, por suerte llevaba una manta vieja pero calentita y se la echo por encima de los hombros. Todo estaba en silencio, los pájaros ya no cantaban y ni siquiera se oían los mochuelos, pero él sentía que algo le seguía los pasos. De repente se vio rodeado por una manada de lobos. Él brillo de sus ojos le hizo que se le helara la sangre, no sabía cómo reaccionar, le arreó al burro para salir de allí corriendo pero el grupo de lobos le seguía y aumentaron el ritmo. Pero tuvo suerte, a lo lejos vio una luz de un pequeño cortijo y sin perder tiempo, corrió casi a oscuras hacía esa pequeña luz, los lobos le mordisqueaban la vieja manta que colgaba por la parte de atrás del burro. Pidió auxilio y rápidamente le abrieron la puerta. Y subido a su burro entró por la pequeña puerta con algo de dificultad. Le dio casi sin aliento las gracias al dueño del cortijo. Los lobos quedaron fueran toda la noche, arañando la puerta. Aunque estaban todos a salvo, mi bisabuelo no consiguió pegar ojo durante toda la noche. A la mañana siguiente ya no había rastro de ellos y pudo irse tranquilo pero con la lección bien aprendida: “A los hombres, aunque nos guste vivir en la naturaleza, no dejamos de ser unos intrusos en ella, por eso debemos respetarla y entenderla”. ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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UN OTOÑO DIFERENTE En Quintana en el otoño de 1897: Sofía de 6 años. Muy juguetona. Lucía de 10 años. La más inteligente de su clase. Sara de 12 años. Le gusta muchísimo leer. Alejandro de 15 años. Se sabe cosa desnecesarias. Javier 18 años. Muy protector con sus hermanas. Todos ellos no tenían padre mi madre pero como Javier era mayor de edad no fueron para ninguna institución. Pero Javier estaba en el instituto Y no podía estar cuidando a sus hermanos, por eso llamo a una cuidadora. Pero primero la parte más difícil arreglar una que a todos me gustas. La primera era muy fea con la segunda miseria, la tercera demasiado sonriente, la cuarta ni os cuento … Pero hubo una que a todos les gustó era rubia, alta, guapa, olía a flores … y es se quedó. Ella se llamaba Elisa tiene 37 años y es súper súper guapa. Pero había una cosa que nadie ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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sabía que era… - Espera espera espera. Eso lo tienen que averiguar las personas que goleada más adelante por eso sigue contando. - ¡Vale!. Ya sigo. Bueno siguiendo … La niñera era el primer día de trabajo se portaron bien pero al segundo día no le hicieron nada fácil. Primero no hicieron la cama, no había ordenado el cuarto entonces Elisa se les ocurrió usar un poco de ma … -Espera momento no te olvides que no puedes pronunciar esa palabra por eso ¡sigue! – Vale vale ya voy y … ¿Por dónde iba? – Por … - No me digas que ya sé. – Haaa siempre lo mismo. - Y qué … - Nada sigue, sigue – Era lo que estaba haciendo. Siguiendo. Elisa se le ocurrió usar un poco de magia para ordenar él … - Tenías que decirlo verdad - ¡Sí! siguiendo … cuarto y ellos lo hicieron igual y ellos al entender que Elisa no era una niñera era una bruja ellos nunca más hicieron nada malo y despreocuparon su hermano mayor y Elisa a la mañana siguiente desapareció con la sensación de que había hecho algo bueno y qué tenía que hacer lo mismo con otros niños.

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LLEGÓ EL OTOÑO Por fin llegó el otoño hasta el pueblo de Quintana puedo ver las hojas secas volando por mi ventana. El campo se vuelve verde y las encinas cargadas de dulces y dulces bellotas. ¡ Qué buenas están asadas!. El puesto de las castañas Los membrillos y granadas hay que ver lo que nos gusta a la gente de Quintana. Ya se ven los cazadores entre las verdes retamas qué bonito es el otoño en mi pueblo de Quintana. ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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LLEGA EL OTOÑO Un manto de hojas vuelan por mi pueblo forman una alfombra de dulces recuerdos. Llegan las castañas bellotas y nueces ricos cacahuetes ¡Qué bien me apetece! Asoman las setas y las mandarinas grandes calabazas ¡A llenar la panza! Dulce de membrillo uvas y avellanas así huele a otoño aquí en mi Quintana. ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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EL PASO DEL OTOÑO En septiembre, el otoño llega, llega el cole las cigüeñas vuelan. Ya no me baño porque hace frío mi madre me explicó que en la sierra de Quintana un manto amarillo quedó. Hojas caen sin cesar sopla fuerte el viento, en la sierra de Quintana hojas y bellotas caen al suelo. En octubre, ASOCIACIÓN CULTURAL “UNA PIEDRA SOBRE OTRA” Revista número extraordinario mayo 2017

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ya me acostumbré, migas en el campo y pasear hasta el atardecer. Anochece temprano, Quintana está dormida qué bello pueblo ¡ Qué buen otoño!

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