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2.1.4 Distribución geográfica de la joyapa
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encuentran en el ápice de las ramas, forman racimosas con 4 a 20 flores, glabros. Las flores tienen el limbo del cáliz acampanado, con corola de color rojo profundo o rojo-rosado. El cáliz es de color rojo. Las anteras y pistilo son amarillentas. El fruto es una baya globosa, carnosa, dulces, color blanco-azulado oscura, morado-negro o rosado semejantes a las uvas de 10 a 12 mm de diámetro con numerosas semillas pequeñas (Boni, 2016).
2.1.4 Distribución geográfica de la joyapa
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Es una especie común en los países suramericanos recorridos por la cordillera de los Andes, “crece en bosques andinos y en el páramo entre los 2,000 y 3,500 m.s.n.m.” (Jetón, 2014, p.22). La especie es propia de los páramos y subpáramos, crece en bosques, matorrales, entre pastos y arbustos, en suelos húmedos, pedregosos y arenosos, en áreas abiertas, sobre arbustos y rocas (Lagos et al., 2010)
A la actualidad, los esfuerzos colectivos para geolocalizar son múltiples desde registros por líneas de transecto, puntos de referencia de sitios desde donde se avistó y en algunos casos con apoyo de instrumental óptico (binoculares) donde los ecólogos y botánicos han registrado a la especie de forma aproximada en la geolocalización y metadato incompletos, trayendo consigo ciertas introducciones erróneas (Herbario Virtual Austral Americano, 2019). En la figura 2.3, se visualiza un ejemplo de esfuerzos colaborativos para registrar a la especie en su habitad. Para generar la distribución real de la especie podría partir de la corrección de georreferenciación errónea y seguidamente cruzar con variables climáticas como las que provee WorldClim (Fick y Hijmans, 2017), permitiendo generar mapas de distribución actual y potencial, con herramientas como Maxent (Phillips, Dudik y Schapiere, 2019).
Sin embargo, los estudios de los ecosistemas de páramo se presentan con más énfasis en la descripción y conocimiento natural de los ecosistemas de montaña (Martinez Mera, 2014) donde se puede complementar con la información procedente de sensores remotos a bordo de satélites que ha sido exitosamente aplicada al estudio de la tierra a distintas escalas espaciales, mediante técnicas de procesamiento digital de imágenes y permiten obtener mapas de vegetación mediante métodos de clasificación de pixeles (Baldassini, 2010).