Temas de Reflexión - Centro de Pensamiento Estratégico N°27

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Temario

La apuesta de la universidad EAFIT para educar a los próximos líderes del sector agrícola del país

María Isabel Hernández Pérez

Inicitativa soyamaíz proyecto país Contribución a la seguridad alimentaria y al desarrollo del potencial productivo del campo colombiano

Grupo Ad-Hoc: Soya-Maíz: Proyecto País

04 05 09
El campo como un importante factor de desarrollo nacional
Juan José Perfetti del Corral

La alianzas

interesante modelo

la

agrícola

mejoramiento de la economía

José Alberto Vélez Cadavid

Sobre la seguridad alimentaria Carlos Gustavo Cano Sanz

Temas de Reflexión

Dirección y Edición

David Escobar

21 24
productivas Un
para
expansión
y el
campesina
Juan
Valencia Comentarios jescob20@eafit.edu.co

La apuesta de la Universidad EAFIT para educar a los próximos líderes del sector agrícola del país

Entre tantas enseñanzas que nos dejó la pandemia, tal vez una de las más destacadas fue que no podemos vivir sin los agriculto res y sin la seguridad de poder encontrar productos frescos todos los días en nuestra mesa y que ojalá éstos además vengan de procesos sostenibles y ambientalmente amigables.

Sin embargo, a pesar de esta impor tancia enorme que siempre ha tenido el sector agrícola para el desarrollo de un país como Colombia; el segundo país más biodiverso del mundo, ubicado en el trópico y con la gran oferta ambiental que nos regalan las cordilleras y los di ferentes pisos térmicos; no hemos visto grandes desarrollos que generen fuertes impactos en la economía de este sector, el cual tiene grandes retos acompaña dos de un enorme potencial.

Por esta razón, la Universidad EAFIT quiso apostarle a la educación de una nueva generación de Ingenieras e Inge nieros agrónomos, quienes además de tener los fundamentos técnicos de la agronomía tradicional, como es el en tender la manera en que funcionan las plantas y su relación con el ambiente y los organismos, tienen dos elementos diferenciales importantes como son el énfasis la Agricultura Digital y en los Agronegocios, los cuales hacen ade más de ser pioneros en el sector agrí cola, hacen parte del ADN innovador de los Eafitenses.

El uso de tecnologías en la agricultura permite que las decisiones puedan ser tomadas en base a datos confiables y que permitan entender la variabilidad temporal y espacial de un sistema agrí cola, con el fin de reducir los costos am bientales y de producción de manera que el manejo sea más eficiente y opor tuno, para evitar excesos que generen toxicidades y gastos en insumos inne cesarios. Todo esto finalmente termina contribuyendo con la sostenibilidad y productividad agrícola. Un ejemplo del impacto positivo de la tecnología se pue de observar en un estudio realizado en Asia y África, donde se demostró que el uso de tecnologías en cultivos aumentó el rendimiento entre 41% y 113% y redujo el uso de pesticidas en un 31% a 100% (Pretty & Bharucha, 2015).

Junto con esta nueva generación de profesionales de la Universidad EAFIT, esperamos contribuir con el desarrollo del sector agrícola de nuestro país, a través de su liderazgo en la generación de nuevo conocimiento e innovación que se requiere para favorecer el desarrollo y bienestar de comunidades rurales, la productividad del sector y la reducción en el impacto ambiental.

Fuente: Pretty, J., & Bharucha, Z. P. (2015). Integrated Pest Management for Sustainable Intensification of Agriculture in Asia and Africa. Insects, 6(1), 152–182. https://doi.org/10.3390/insects6010152

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El campo como un importante factor de desarrollo nacional

Aunque el campo colombiano se ha mirado, principalmen te, a través del lente del de sarrollo de la agricultura que, entre otras cosas, ha sido el sector que a través del tiempo ha hecho el mayor uso productivo y económico de la riqueza natural con que cuenta el país, nuestra base de recursos permite un de sarrollo económico y social mucho más amplio y variado del que hoy se tiene. Al respecto, debe señalarse que, frente a muchas naciones del mundo y Latinoa mérica, la riqueza natural de Colombia se caracteriza por su alta diversidad en altitud, suelo, clima, flora, fauna, recurso hídrico, etc. Esto hace que los distintos usos productivos potenciales agrope cuarios y no agropecuarios sean, a su vez, muy diferentes. Adicionalmente, en general, a nivel de cada región, departa mento o territorio se presenta este tipo de diversidad.

Entre los potenciales disponibles están, además de la propia actividad agrícola (que solo utiliza el 25% de las tierras con vocación agrícola), las actividades fores tal y pesquera (de muy limitados desa rrollos en nuestro país), la minería (que, aunque históricamente se ha tenido en algunas regiones del país como ha sido el caso de Antioquia, sus posibilidades son aún mucho más amplias), la generación de energía (entre las que están, además de la hidráulica, la eólica, la solar, los bio combustibles, la biomasa, etc.), el turismo (en sus diversas formas amigables con el medio natural), las artesanías, la captura de CO2 y la conservación de los recursos naturales y en especial de nuestra biodi versidad, activo este que es poco conoci do y valorado por nuestra sociedad.

No obstante, esta inmensa y variada ri queza, su aprovechamiento ha sido, ade más de poco adecuado, bastante limita do, lo que se expresa en una muy baja contribución al bienestar de los habitan tes rurales y del país. En particular, el cre cimiento de la agricultura (actividad que ha sido el principal motor del crecimiento y el desarrollo del sector rural colombia no) se ha caracterizado, durante las úl timas décadas, por ser bajo, lo que ha significado la pérdida de importancia de este sector en el PIB, las exportaciones y la generación de empleo totales del país.

Desde los años cincuenta y sesenta del siglo XX, en Colombia las políticas de desarrollo general establecieron que el foco de estas debería centrarse en los sectores urbanos y que el campo de bería transferirles recursos para su de sarrollo. De esta forma, por ejemplo, se tuvo una rápida transición poblacional al conseguir que la mano de obra rural (sector donde era excedentaria) migrara a las ciudades para apoyar el desarrollo industrial. Igualmente, el sector agrope cuario debería proveer de alimentos a los habitantes urbanos y materias primas al sector industrial al tiempo que generar las divisas, a través de las exportacio nes, que se requerían para financiar las importaciones para el desarrollo indus trial y urbano.

Así, la función que el campo debió cum plir en el proceso de desarrollo económi co y social del país fue, esencialmente, subsidiario al de los sectores urbano e industrial. En consecuencia, las políti cas e instituciones que se pusieron en marcha para impulsar el desarrollo del país estuvieron en línea con el propósito

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general establecido y con las funciones que los diferentes sectores debían cum plir en dicho proceso. Ello dio lugar al sesgo antirrural que durante todas estas épocas ha caracterizado el desarrollo económico y social de Colombia.

Este enfoque, junto a las políticas adop tadas a nivel general y del desarrollo del campo durante las pasadas décadas, condujeron a que el sector rural enfren te, al momento, un conjunto de proble máticas económicas y sociales que se expresan, entre otros asuntos, en los altos niveles de pobreza rural, (históri camente muy por encima de los urba nos), las grandes brechas sociales con respecto a las ciudades (en temas como educación, salud, alcantarillado, vivien da, saneamiento básico y servicios de energía), el manifiesto atraso en la in fraestructura de comunicaciones y de conectividad, la migración de los jóvenes y el envejecimiento de la población rural. Ello, amén del conflicto armado (con sus secuelas de desplazamiento, violencia, etc.), la escasa presencia del Estado (y en algunos casos de ausencia total), el narcotráfico y otros fenómenos delin cuenciales como la minería y la defores tación ilegales.

Ahora bien, a través del tiempo el des empeño de la agricultura colombiana, que por décadas se ha constituido como la principal fuente de desarrollo (y gene ración de oportunidades) de los territo rios rurales, se ha caracterizado, además de su reducido crecimiento (el cual ha estado por debajo del promedio mundial y del de los principales países líderes de Latinoamérica), por presentar bajos ni veles de productividad y competitividad. Por su parte, las exportaciones agrope cuarias y agroindustriales, aunque han venido creciendo, lo hacen a ritmos muy inferiores a los de nuestros pares regio nales, al tiempo que la diversificación de las ventas externas ha sido muy limitada,

pues la oferta exportadora se concentra en muy pocos productos tradicionales sin mayores niveles de transformación. Por el contrario, las importaciones sec toriales han venido aumentado, lo que ha afectado negativamente el superávit de la balanza comercial del sector.

Como lo han mostrado distintos estu dios llevados a cabo por instituciones nacionales e internacionales, el marco de las políticas e instituciones para el desarrollo de la agricultura del país se ha caracterizado por ser bastante defi ciente y restrictivo, lo que ha afectado la adecuada asignación de los recursos productivos y muy especialmente de la tierra. En particular, las principales polí ticas que explican esta problemática son la de tierras (al no grabar adecuadamen te este importante recurso, se favorece su uso especulativo por encima del pro ductivo), la comercial (la alta protección que ha recibido tradicionalmente el sec tor agropecuario no estimula las mejoras tecnológicas ni favorece la diversifica ción productiva) y la del gasto público sectorial (la cual, al estar centrada en el otorgamiento de subsidios y apoyos discriminatorios, castiga la generación de bienes públicos como son las vías, la El marco de las políticas e instituciones para el desarrollo de la agricultura del país se ha caracterizado por ser bastante deficiente y restrictivo.

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investigación y tecnología, el riego, etc., que son vitales para un desarrollo pro ductivo virtuoso y sostenible). En estos estudios también se destacan las dificul tades que se presenta en el actuar de la institucionalidad sectorial del orden na cional, la manifiesta debilidad de la insti tucionalidad agropecuaria y rural del ni vel territorial y la restringida relación que se da entre ambos niveles.

Este deficiente marco de políticas e ins tituciones ha dado lugar a los problemas antes señalados de bajo crecimiento y limitada productividad y competitivi dad de la agricultura, lo que ha llevado a que el desarrollo del sector se carac terice, entre otras cosas, por el muy li mitado aprovechamiento que se hace de la diversidad productiva (derivada de su rica base de recursos naturales) y de las oportunidades comerciales que ofrecen los mercados. En consecuencia, al ser la agricultura el principal motor del de sarrollo de los territorios rurales, la ge neración de oportunidades en materia de ingreso y empleo ha sido limitada e insuficiente para que los jóvenes rurales aspiren a realizar sus proyectos de vida en estos entornos.

De otra parte, por décadas, excepto por lo realizado a través del Programa DRI durante la segunda mitad de los años se tenta, en Colombia no se ha tenido una verdadera política de desarrollo rural que sea integral y centrada en los territorios. Como se ha dicho, el énfasis de las políti cas para el campo ha estado en el desa rrollo agropecuario. Esto ha conducido a que las acciones que desde el ministerio de Agricultura se han realizado en materia de desarrollo de los territorios rurales se caractericen por ser altamente restrictivas en su contenido, continuidad y alcance.

Los otros componentes propios de una política de desarrollo rural integral y que están por fuera de ese ministerio como

son, entre otros, los temas de educación, salud, saneamiento básico, vías, energía, conectividad etc., se han ejecutado di rectamente desde los correspondien tes ministerios o entidades sectoriales especializadas con muy poco o ningún nivel de coordinación con el ministerio de Agricultura o el DNP. Además, y debi do al sesgo antirrural de las políticas de desarrollo del país, estas acciones han resultado ser claramente insuficientes frente a las necesidades de los habitan tes rurales como lo evidencian las caren cias y brechas a las que se hizo alusión anteriormente. Lo mismo ha pasado con las actividades rurales no agropecuarias donde se han tenido muy escasas inicia tivas de orden productivo (en sectores como, por ejemplo, el industrial, de gene ración de energía o de aprovechamiento de la biodiversidad) o de servicios (como el turismo). Lo acontecido a nivel na cional en estos asuntos también aplica para los departamentos (y municipios) los cuales, con muy pocas excepciones, no han puesto en práctica iniciativas (de cierta envergadura) para desarrollar las actividades rurales no agropecuarias.

Todo esto ha configurado una gran pa radoja para el desarrollo del sector rural pues, aunque el país cuenta con una gran riqueza natural, los habitantes del campo, a falta de la adecuada creación de opor tunidades y la generación de capacida des, no disfrutan de unas condiciones de vida acordes con las posibilidades que deberían derivarse del uso sostenible de la base de recursos naturales disponible.

Colombia, entonces, se enfrenta al reto de, o continuar con la trayectoria que hasta hoy se ha tenido en materia de po líticas para el desarrollo de los territorios rurales, o reconocer que en el campo se tiene un gran potencial de desarrollo no solo para beneficio directo de sus ha bitantes, sino en general para todos los colombianos. Si se opta por lo primero,

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muy seguramente se continuará con la tendencia a la migración rural hacia las ciudades y el envejecimiento progresivo de su población con serios efectos so bre, entre otras cosas, el abastecimiento alimentario del país.

El segundo escenario implica poner en marcha, de manera urgente, una políti ca de desarrollo rural que se caracterice por su integralidad y enfoque claramen te territorial, la cual tenga la capacidad de aprovechar y desarrollar (de manera sostenible) las diversas oportunidades de desarrollo que se tienen en beneficio de los habitantes del campo, al tiempo que generar las capacidades de estos para que hagan realidad sus proyectos de vida. Por sus efectos positivos sobre el resto de los habitantes del país, ello redundará en mayor crecimiento y de sarrollo general. Dicha política deberá ir acompañada de una arquitectura insti tucional capaz de garantizar la eficien cia en el uso de los recursos de origen público y la eficacia de las acciones de política pública que se emprendan.

Finalmente, debe decirse que es fun damental que la política de desarrollo rural considere tanto las actividades agropecuarias como las no agropecua rias. Más aún, en algunos territorios muy probablemente serán más importantes las segundas y en otros se tendrá una mezcla de ambas. Sin embargo, dados sus grandes potenciales, la agricultura muy seguramente seguirá prevaleciendo como la principal actividad económica en muchas otras regiones y territorios de nuestra geografía, hecho que no se pue de ignorar en una propuesta de política sobre el desarrollo rural integral territo rial de Colombia.

Referencias

Delgado, M. (2019). “Uso potencial y efectivo de la tierra agrícola en Colombia: resultados del Censo Nacional Agropecua rio”. Informe Final. Bogotá: Fedesarrollo, septiembre.

Junguito, R., Perfetti, J.J., & Becerra, A. (2014). “Desarrollo de la Agricultura Co lombiana”. Cuadernos de Fedesarrollo 48. Bogotá: Fedesarrollo.

Misión para la Transformación del Campo (2015). “Saldar la deuda histórica con el campo: Resumen del informe de la Misión”. Bogotá: Departamento Nacional de Pla neación-DNP.

Organization for Economic Cooperation and Development (2015). “Revisión de la OCDE de las políticas agrícolas: Colombia 2015. Evaluación y recomendaciones de política”. Recuperado de https://www. oecd.org/colombia/Colombia-Revi sion-OCDE-Politicas-Agricolas-2015.pdf

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Inicitativa Soya-Maíz proyecto pais Contribución a la seguridad alimentaria y al desarrollo del potencial productivo del campo colombiano

y consideraciones para su escalamiento

A. CONTEXTO

La cadena de proteína, bajo el contexto de la “granja a la mesa”, está compuesta por varios eslabones productivos, que tienen como base la ciencia y tecnología en la producción de semillas, para dar inicio en el cultivo de granos (maíz, soya, sorgo, entre otros), materia prima base

de la producción de los alimentos ba lanceados necesarios para la actividad pecuaria para la producción de proteína animal, que después de ser procesada es convertida en alimento de calidad que llega a manos del consumidor. (Gráfica1. Cadena de proteína).

Grupo Ad-Hoc: Soya-Maíz: Proyecto País

Huevos 17.828

Leche

926

Cerdo

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Reflexiones
Agroindustria con potencial de desarrollo Eslabón pecuario e industrial genera 1.8 millones de empleados Semillas Cultivo millones de toneladas Materias primas MAÍZ 5.68 millones de tonelada Bovina 633.841 Porcícola 192.828 Piscícola 36.269
millones de tonelada
7.800 millones de litros Pollo 1.69 millones de toneladas Res
mil toneladas
491 mil toneladas Pescado 176 mil toneladas SOYA 2.1 millones de tonelada Plaguicidas, fertilizantes, biológicos, cal, maquinaria, etc. OTROS 0.5 millones de tonelada secamiento y almacenamiento de granos Planta de alimento balanceado Genética animal Granjas de producción pecuaria Plantas de beneficio y procesamiento Consumidor Eslabón Agroindustrial 8.12 Cadena de proteína 9.6 Semillas, Maquinarias y equipos, Insumos agrícolas, Genética, Vacunas, Maíz, Soya, Torta de Soya, Vitaminas, Minerales, Aminoácidos, Premezclados. Millones de toneladas Comercio exterior Importaciones / exportaciones Eslabón Pecuario y Agroindustrial Eslabón AgroindustrialEslabón Agrícola Cifras a 2021. Fuente: ANDI, Supersociedades, FENAVI, Porkcolombia, Fedegán, DANE, Ministerio de Agricultura.

El desarrollo de la cadena de proteína tiene una huella importante dentro de la econo mía colombiana participando con más del 35% del total de la población ocupada en actividades agropecuarias y manufactu reras, que representa más de 1.8 millones de empleos. Esta cadena en el país, según el censo pecuario1, a 2022, cuenta con 633.841 predios para la población bovina, 192.828 predios para la porcina y 457.532 predios para la aviar. Para 2019, de acuer do con datos del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural había 36.269 unidades productivas de piscicultura.

La Industria de Alimentos Balanceados, en el año 2021, realizó un importante aporte a la seguridad alimentaria colom biana con la producción de más de 9.6 millones de toneladas de alimento balan ceado, necesarias para la producción de 926 mil toneladas de carne res, 491 mil toneladas de carne de cerdo, 1.7 millo nes de toneladas de carne de pollo, 1,02 millones de toneladas de huevos y 7.800 millones de litros de leche.

Al comparar la producción de maíz ama rillo tecnificado para los años de 2001 y 2021, se experimentó un crecimiento de 146%, pasando de 376.161 a 926.499 to neladas, de acuerdo con cifras de Fen alce. Para el caso de la soya, se tienen registros desde 2009 con 53.100 tonela das, frente a 2021, el aumento estuvo en el orden del 130%. El país debe trabajar en fortalecer la producción de estas dos importantes materias primas, con el ob jetivo de satisfacer las necesidades de la industria de alimento balanceado para la producción de proteínas de calidad y buen precio. 1 Fuente ICA, recuperado de https://www.ica.gov.co/areas/ pecuaria/servicios/epidemiologia-veterinaria/censos-2016/ censo-2018#:~:text=y%20departamento%202020-,CENSO%20 AVIAR%20EN%20COLOMBIA,%25)%20corresponden%20a%20 predios%20tecnificados

1. Impacto de la cadena de proteína en la seguridad alimentaria

El crecimiento en la competitividad de la producción de las proteínas en Colombia ha posibilitado un crecimiento de este eslabón en la dieta de los colombianos, a partir de una disminución gradual del precio por kilogramo en el periodo 2000 a 2020 del 21% en la carne de cerdo y 19% en la carne de pollo. En 2021 se dio el cambio en la tendencia de los precios, problemática que no es nacional sino mundial por el incremento en los precios de las materias primas, fertilizantes, fle tes, y aumento en la tasa de cambio.

Ilustración 1. Evolución del precio del kilogramo de pollo y cerdo en pie (pesos constantes)

Fuente: Fenavi. Elaboración: Cámara de la Industria de Ali mentos Balanceados, ANDI.

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Los menores precios y la mayor penetra ción en el consumo han mejorado la in gesta de estas proteínas. Si se analiza el consumo per cápita histórico durante el periodo 2000 a 2021, el huevo aumentó un 109%, el pollo se incrementó un 151%, el cerdo creció un 336%, el pescado un 340%, mientras el consumo de res de creció un 16%. Es decir que, en prome dio, los colombianos aumentaron en un 91% su consumo de proteína, pasando de 49 Kg/año a 93 Kg/año, con las im plicaciones positivas que ello tiene en la buena nutrición, y en el desarrollo neuro nal de los niños menores de 6 años.

Ilustración 2. Consumo per cápita

Esto ha sido posible gracias a la oferta competitiva mundial de las principales materias primas a precios asequibles, mientras la producción local ha manteni do un comportamiento estable y con mi ras a satisfacer la demanda de consumo humano. El consumo aparente de maíz amarillo en 2021 en el país fue de 6.6 millones de toneladas, de las cuales el 87% se suple con importaciones pues la producción nacional es insuficiente para satisfacer la demanda interna. Mientras que, en la soya, la estimación del consu mo aparente en 2021 en Colombia fue de 2.1 millones de toneladas, 95% se satis face vía importaciones.

Fuente: Fedegan, Porkcolombia, Fenavi y Ministerio de Agricultura. Elaboración: Cámara de la Industria de Alimentos Balanceados, ANDI.

Ilustración 3.

Estimación de consumo aparente de maíz y soya

Fuente: Fenalce y DIAN.

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2. Retos

Lo anterior ratifica que Colombia tiene la oportunidad y la obligación de de sarrollar de forma competitiva la oferta de granos necesaria para acompañar el crecimiento de su sector pecuario, y garantizar seguridad alimentaria, en un contexto global de mayor demanda y menor disponibilidad de nuevas fronte ras agrícolas. La industria de alimentos balanceados es capaz de consumir la producción nacional de maíz, por lo cual, se debe trabajar de manera conjunta en tre el Estado y el sector privado para lo grar el potencial productivo en el campo, para lograr suplir no solo las necesida des actuales de la demanda de maíz y soya (ilustración 3) vía producción local, sino con una visión exportadora que le aporte mayor crecimiento al potencial productivo del campo colombiano.

Esta es una tarea de largo aliento, por lo que mientras tanto, es necesario mante ner el acceso al mercado internacional para el suministro de granos competiti vos para asegurar la producción local de alimento balanceado, en aras de garan tizar la seguridad alimentaria del país. Durante la pandemia, la crisis económica llevó a que la incidencia de la pobreza multidimensional alcanzara el 18,1% en el total de la población y en zonas rurales el 37,1%. Hoy, a pesar del importante creci miento en el consumo de proteína, según la encuesta Pulso Social del DANE a junio de 2022, cerca del 24% de los colombia nos está en riesgo alimentario, pues no tienen acceso a sus 3 comidas diarias.

Lamentablemente desde la pandemia, el mundo se ha enfrentado a complejidades de suministro y logísticas, las cuales han encarecido los granos, los fertilizantes, e impactado el comportamiento de la tasa de cambio, lo que nos hace pensar en la estrategia de un desarrollo con visión de largo plazo para la producción local com petitiva de maíz y soya. Forzar artificial

mente el costo de los granos (a través de aranceles o barreras sanitarias) para promover un proyecto de siembras local sería un error, pues solo generaría mayor costo de las proteínas y un mayor riesgo alimentario por potencial desabasteci miento interno.

Este proyecto, al que todos los colom bianos debemos creerle y perseguirlo, debe implementarse buscando niveles de productividad local iguales o mejores a la oferta internacional de granos, de forma tal que se asegure la competitivi dad de la cadena y, por ende, los benefi cios de productividad y cobertura.

B. EL PROYECTO

Desde 2020, un grupo de actores priva dos motivados por la Seguridad Alimen taria del país, en medio de la incertidum bre del impacto del Covid-19, ha venido trabajando en entender cómo hacer po sible que Colombia logre la sustitución competitiva de importaciones. Este gru po ad-hoc, ha trabajado en sumar a los actores de la cadena, incluidos gremios, agricultores, proveedores de insumos y maquinaria, productores de alimen to balanceado, productores pecuarios, sector financiero, academia y Gobier no, quienes han venido promoviendo la siembra de maíz y soya bajo el esquema de compra bajo contratos, asegurando a los agricultores la compra de la cosecha, bajo distintas modalidades acordadas entre el productor y el comprador, suma do a un conjunto de acciones para tratar de entender las barreras a superar y las necesidades para generar el desarrollo del campo de forma productiva. Como parte de las actividades, se ha tenido oportunidad de explorar y entender lo que han hecho otros países en la región y especialmente qué hizo Brasil para ser hoy una potencia mundial en producción y exportación de granos.

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En el marco de la iniciativa Soya Maíz: Proyecto País, desde su inicio en 2020 hasta el mes de junio de 2022, se han alcanzado los siguientes logros:

‣ Vinculación de todos los actores pú blicos y privados alrededor de un pro pósito común, lo que permitió agru par, todos los eslabones de la cadena agroindustrial: agricultores, proveedo res de semilla, fertilizantes e insumos, maquinaria agrícola, secamiento, in dustria para consumo humano y ani mal, empresas de tecnología, investi gación, Gremios Fenalce, Fedearroz, Cámara de la Industria de Alimentos Balanceados de la Andi, Federal, Aco semillas, Bancos y seguros, investiga ción agrícola y la presencia guberna mental con el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, ICA, FINAGRO, Ban coAgrario, Agrosavia, Bolsa Mercantil de Colombia, entre otros actores pú blicos y privados.

‣ Estudio y análisis de las condicio nes mundiales de competitividad y la identificación de las necesidades y oportunidades para el país

‣ Generación de confianza, para lo cual se llevaron a cabo diferentes jornadas de socialización de la iniciativa Grupo Ad-hoc: Productores – industriales, Ministerio de Agricultura y sus entida des en los departamentos priorizados.

‣ Elaboración Cartilla: Soya-Maíz: Pro yecto País, elementos para una polí tica pública en el desarrollo local del sistema productivo Soya-Maíz.

‣ El ICA actualizó la norma de registro de semillas.

‣ Elaboración y puesta en marcha de MODELOS DE CONTRATOS con di ferentes modalidades de compra de

maíz, como base para las negociacio nes entre agricultores y compradores.

‣ El Ministerio de Agricultura y Desarro llo Rural, Finagro y la Comisión Nacio nal de Crédito Agropecuario estructu raron varias fuentes de financiamiento en materia de capital de trabajo para la producción de maíz, así:

- Se creó una Bolsa Especial de recursos para cultivo de maíz con acceso para pequeños, medianos y grandes productores en la línea especial de crédito de sectores es tratégicos.

- Se fortaleció de la línea LEC de Agricultura por Contrato.

- Se amplió el mecanismo de fi nanciamiento mediante contrato forward con anticipo en dinero/es pecie con garantía FAG, en la Bolsa Mercantil de Colombia.

‣ Comparado 2020 vs 2021, aumento del valor de los créditos para maíz en 65%.

‣ Seguros Sura estructuró el Seguro cumplimiento (calidad / no entrega) para fortalecer el mecanismo de agri cultura por contrato.

‣ Se realizaron 6 Ruedas de Negocios: Córdoba (2), Tolima (2), Valle (1) y Meta (1)

‣ Diálogo intergremial entre Fenalce, Fedearroz y Balanceados para la rota ción Arroz–Maíz.

‣ Comparado 2020 vs 2021, se eviden ció un crecimiento del área de siembra del cultivo del maíz amarillo tecnifica do, en un 37%, es decir 47.674 Has nuevas.

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‣ En 2021, la producción de soya alcan zó las 128.212 toneladas, 7% por enci ma de 2020.

Las experiencias y conocimiento reco pilado de todos los actores en estos 2 años y experiencias de otros países, han servido de base para estructurar y for talecer la INICIATIVA SOYA-MAIZ: PRO YECTO PAÍS, cuyos elementos centrales se explican a continuación:

1. Visión del Proyecto

De acuerdo con UPRA, el país cuenta con un potencial de desarrollo en zonas de alta (4.4. millones de hectáreas), me diana (7.7 millones de hectáreas) y baja aptitud (5.9 millones de hectáreas) para los cultivos de soya y maíz que nos hace pensar que en el país, más allá de un pro yecto inicial de sustitución competitiva de las importaciones, se deba construir un proyecto que se constituya en un eje de crecimiento, generación de riqueza, sostenibilidad de la cadena de proteína y con alto impacto en el desarrollo del cam po y con beneficios para el consumidor.

2. Meta

La meta ambiciosa es lograr 4 MILLO NES DE HECTÁREAS PRODUCTIVAS EN SISTEMAS SOYA/MAIZ, lo que no solo permitirá lograr el remplazo COMPE TITIVO de las importaciones, sino que Colombia se convierta en un exportador de granos a futuro. (A cifras de hoy, 1.2 millones de hectáreas lograrían sustituir las importaciones).

3. Sistemas Productivos

El desarrollo productivo del potencial agrícola orientado a lograr las metas propuestas requiere la participación de 3 sistemas productivos que son comple mentarios, pero que requieren Inversio nes y condiciones habilitantes diferentes.

Lograr que Colombia se convierta en un exportador de granos a futuro.

a. Sistema 1. Modelo productivo a gran escala. Corresponde a modelos produc tivos semejantes a los del Cerrado Bra silero (Mato Groso), donde se tiene la posibilidad de hacer una agricultura en grandes áreas, altamente mecanizada, de alta eficiencia productiva, que requiere grandes inversiones, especialmente por la necesidades de mejorar la calidad de los suelos, que son carentes de nutrien tes y condiciones óptimas necesarias para lograr las metas de productividad de los cultivos, y por lo tanto es necesario realizar los trabajos para crear los suelos.

La zona del país donde existen las con diciones para este tipo de sistemas pro ductivos es la Altillanura, donde es ne cesario a partir de la información de la UPRA identificar y destinar prioritaria mente las zonas de alta y media aptitud, que corresponden aproximadamente a 3.6 millones de hectáreas.

En atención a los grandes retos y las al tas inversiones, este sistema requiere atraer grandes productores nacionales y de la Región (Brasil y USA), no solo por la inversión requerida, sino para incorporar el conocimiento y celeridad que podrían aportarle al proyecto.

b. Sistema 2. Modelo productivo de me diana escala. Este modelo productivo, tendría un énfasis en su desarrollo en los en los valles del Sinú, Bajo Cauca An

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tioqueño, y Magdalena Medio, Córdoba, Sucre, Huila, Cesar, Sur de Guajira, Mag dalena, Norte de Santander y Tolima, re giones que han tenido tradición agrícola y/o ganadera. Allí es posible fomentan do esquemas de integración, alianzas, cooperativismo u otras figuras, se unan tierras que permitan desarrollar módu los productivos asociativos entre 2000 a 4000 hectáreas, donde se pueden inte grar y armonizar, no solo sistemas SOYA/ MAIZ sino también ganadería y otros cul tivos de rotación.

En este modelo, por ejemplo, el Gobier no nacional, Departamental o municipal puede otorgar apoyo a las Asociaciones de Usuarios de los Distritos de Adecua ción de Tierras para fomentar los esque mas de integración o asociación.

c. Sistema 3. Modelo de pequeños productores y agricultura familiar, campesina, y comunitaria, este modelo producti vo con énfasis en pequeños productores y los de agricultura familiar ve en el maíz una fuente de sustento para la alimenta ción, o de explotación para venta indus trial en aplicaciones de consumo huma no en regiones de influencia del cultivo. Este esquema tiene como característica su desarrollo en pequeñas áreas produc tivas, no requiere inversiones en meca nización por la extensión de la tierra, y puede corresponder al que actualmente es desarrollado principalmente en ladera.

Este modelo adicionalmente, ofrece la oportunidad de desarrollar un nicho en el sector agrícola de mercado diferen ciado con semillas ancestrales y fomen to de economías y sistemas asociativos de carácter comunitario que generen oportunidades de ingresos para familias campesinas.

4. Fundamentos de la Iniciativa SOYA-MAIZ: PROYECTO PAÍS:

a. Este proyecto, debe ser abordado bajo el esquema de Sistema Produc tivo soya-maíz, y potencialmente que integre ganadería, con el fin de mejo rar el equilibrio y productividad de los suelos.

b. La base del desarrollo de este proyec to, debe ser bajo conceptos de agricultura regenerativa, donde se cuida y protege el suelo como principal activo acompañado de prácticas de labranza cero, rotación de cultivos y manejo de cobertura. Es un sistema productivo que prioriza el uso de biológicos, redu ciendo el uso de agroquímicos, sin sa crificar productividad y logrando tener buen balance de costos.

c. Enfoque del proyecto de largo plazo, ya que, independiente de los recursos ne cesarios, lograr los niveles de adapta ción de los cultivos y su productividad y costos sostenible requiere tiempo.

d. Para el logro de esto, se han identifica do los elementos habilitantes que tan to el Estado como los actores del sec tor privado deben garantizar. Como se ha visto, este proyecto transciende la temporalidad de un periodo presiden cial, exige visión de largo plazo para desarrollar el potencial productivo del agro, por lo que este proyecto requiere más de un periodo de gobierno, y que dar planteado en una política de Esta do clara que dé continuidad y confian za al productor y al inversionista.

16 Temas de reflexión Centro de Pensamiento Estratégico • Universidad EAFIT

C. ELEMENTOS HABILITANTES DESDE EL ESTADO

Los elementos habilitantes por parte del Estado requieren para su desarrollo de una estrategia de alta coordinación en las distintas entidades del Gobierno y priorización en su ejecución con el sec tor privado, por lo que, de forma ideal, se sugiere considerarlo como un PROYEC TO DE INTERÉS NACIONAL Y ESTRATE

GICOS –PINES (Conpes 3762 de 2013) y estar coordinado por Comisión Inter sectorial de Infraestructura y Proyectos Estratégicos – CIIPE. A continuación, se presentan los elementos habilitantes es tratégicos desde el Estado:

2. Disponibilidad de Cal

Para poder desarrollar los suelos, espe cialmente el sistema productivo en la al tillanura (3.6 millones de hectáreas), es necesario garantizar la disponibilidad de cal. Para ello se requiere desarrollar la industria de la cal a través de la explota ción de las minas disponibles en el país, esto se logra viabilizando las licencias y permisos para la explotación de las mi nas, incentivando la formalización de la industria y estandarizando la calidad de la misma para cumplir con los requeri mientos de los productores.

3. Fortalecimiento institucional para el desarrollo del agro.

Para el desarrollo del Proyecto propuesto, es necesarios contar con una institucio nalidad articulada en el orden nacional y con las regiones con el fin que se permita el desarrollo de los proyectos productivos de manea eficaz, para ello es necesario:

a. Seguridad de la tenencia (uso y goce) de la tierra: Para que, independiente mente de la modalidad de tenencia, los contratos de arrendamiento o explota ción de la tierra se respeten y sean opo nibles a terceros, para que, sin perjuicio del titular del derecho real de dominio, al productor se le garantice el derecho de explotación por la vigencia del proyec to, debiendo pagar los derechos econó micos al tercero, incluyendo al Estado, cuando aplique.

b. Seguridad jurídica al titular del dere cho real de dominio. Regular la debida diligencia para la adquisición del dere cho real de dominio como presupuesto que brinde seguridad jurídica al titular del derecho sobre las condiciones y limi taciones de su explotación.

a. Articulación autoridades ambientales – agro: Para el desarrollo de los modelos productivos propuestos, que tienen en foque de sostenibilidad y base en agri cultura regenerativa, de acuerdo con las necesidades del terreno será necesaria la adecuación de riego, drenajes, manejo de agua, entre otros procesos asociados al cultivo. Todo lo cual necesita inversión de recursos, participación de las autori dades del sector agropecuario y de los productores.

Su implementación tiene como requisi to la obtención de permisos otorgados por las Corporaciones Autónomas Re gionales, por lo que simplificar, agilizar y estandarizar los trámites y procesos es muy importante y el apoyo y acom pañamiento del Gobierno será determi nante para que, con rigurosidad técnica y orientación a la protección ambiental, pero con decisión y claridad normativa se pueda avanzar.

17 Temas de reflexión
1. Seguridad jurídica para el pequeño, mediano y gran productor para dar viabilidad a los proyectos productivos y garantizar el acceso a instrumentos financieros:

b. Desarrollo del modelo de protección de derechos de obtentor en materia agraria para evitar la piratería de se millas. Particularmente, en el caso de la tecnología de semillas, es necesario garantizar a los propietarios de las mis mas los derechos derivados de su uso y explotación, para lo cual es importante desarrollar el mecanismo de protección ya previsto en la ley de manera que se pueda prevenir y castigar la piratería, y así garantizar la disponibilidad de las mejores semillas en Colombia para el de sarrollo del proyecto.

c. Continuar fortaleciendo el cumplimiento del Protocolo de Cartagena so bre seguridad de la biotecnología del convenio sobre la diversidad biológica (2000). EL país desde la firma del Pro tocolo de Cartagena ha desarrollado una rigurosa regulación que garantiza técni camente el cumplimiento del protocolo para el uso de semillas y productos OGM en Colombia, realizando las evaluacio nes de salud, ambientales y agronómi cas requeridas para su uso en el territo rio nacional.

Gracias a esto, hoy el maíz y la soya que entran a Colombia provienen de produc ciones competitivas que han incorporado semillas de alta tecnología del tipo OGM, las cuales desde el punto de vista am biental son mucho mejores, pues incor poran protecciones contra plagas que minimizan el uso de plaguicidas, y sus al tas productividades reducen la demanda por mayores extensiones de tierra.

Para que Colombia pueda desarrollar granos competitivos tiene que poder incorporar los últimos desarrollos que se den en semillas a nivel mundial, y hacer esfuerzos grandes para su adap tación a nuestras condiciones, para desde allí trabajar en su optimización, por lo cual la seguridad jurídica en el uso de estos productos derivados de

la biotecnología es estratégica para el desarrollo del proyecto de Soya- Maíz Proyecto País.

Colombia puede igualmente seguir tra bajando en el desarrollo de semillas an cestrales para los sistemas productivos de pequeña extensión, donde podrán explotarse algunos nichos de mercado de granos diferenciados, con las poten cialidades que esto arroja. Este tipo de semillas no pueden ser la base para los sistemas productivos de alta producti vidad para el desarrollo de modelos de media y gran escala, pero como se men ciona pueden atender una necesidad puntual de seguridad alimentaria familiar y de exploración de economías de nicho y valores agregados.

4. Infraestructura

a. Infraestructura social que garantice institucionalidad: Propender en las regiones de desarrollo del proyecto vía alianzas público privadas el mejoramien to y desarrollo de la infraestructura so cial, en materia de servicios públicos, educación, salud, seguridad que mejo ren la calidad de vida de la población.

b. Infraestructura de vías: En materia de infraestructura es necesario a nivel general del país el desarrollo de vías se cundarias y terciarias, trabajo en donde la prioridad debe orientarse a fortalecer estas obras a través de la ejecución de proyectos participativos, proyectos por regalías e inversiones por medio de pro yectos ejecutados con el mecanismo de obras por impuestos y demás alternati vas legales que permitan acelerar el de sarrollo del campo.

Así mismo, para el desarrollo del modelo productivo en la Altillanura, Colombia ne cesita dotar de vías primarias esta región, esto permitirá el ingreso de los insumos y sacar las cosechas de forma competitiva.

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Temas
de reflexión Centro de Pensamiento Estratégico • Universidad EAFIT

5. Instrumentos de política pública

La base de este proyecto es el desarro llo del potencial productivo del campo, como lo señala el informe de empalme del sector Agro, para lo cual es necesario lograr la productividad y competitividad en la cadena desde el eslabón agríco la, pecuario y agroindustrial para lograr competir, y alcanzar, no solo los propó sitos de seguridad alimentaria sino la in serción en el comercio global.

A continuación, se presentan algunas propuestas para ser estudiadas y que son estratégicas para el desarrollo del esla bón agrícola soportado en instrumentos de política pública para el productor:

a. Dotar de fondos suficientes la sub vención a los seguros de cosecha, tema fundamental ante los riesgos de cambio climático.

b. Establecer líneas especiales de cré dito agropecuario con acceso real al productor para la financiación en in versión en preparación de nueva tierra y consecución de maquinaria, cons trucción de infraestructura de secado y almacenamiento de granos.

c. Normas de arbitraje especial para el cumplimiento de contratos en instan cias especiales y expeditas que garan ticen tanto al agricultor como al com prador el cumplimiento del contrato.

d. Para productores de menos de 1000 hectáreas que inician sus proyectos, es necesarios contar con instrumen tos de política pública que los apoye en los primeros 3 años de forma gra dual, dado que las productividades serán muy bajas y se pueden generan pérdidas importantes mientras se lo gra la sostenibilidad del cultivo.

D. ELEMENTOS HABILITANTES DESDE LOS PRIVADOS

Una vez garantizado por el estado las condiciones habilitantes, especialmente todo lo relacionado con seguridad jurídica y normatividad, los actores privados harán todo su esfuerzo para:

a. Movilizar inversionistas locales e in ternacionales, que no solo traigan ca pital sino conocimiento y experiencia.

b. Incentivar y movilizar productores me dianos, que son hoy de vocación gana dera, para que parte de su tierra la de diquen a siembra mediante modelos de integración o asociatividad con otros, logrando articular centros productivos que justifiquen maquinaria, e infraes tructura de secado y almacenamiento.

c. Incorporar en la producción de ali mento balanceado la producción lo cal de maíz y soya, apoyados en los contratos de agricultura por contrato entre agricultores y compradores para garantizar la compra de las cosechas a precio equivalente al producto im portado puesto en planta, y así garan tizar la proveeduría competitiva.

d. Movilizar inversión privada para de sarrollar en la altillanura una oferta de calcáreos que habilite el desarrollo de los suelos.

e. Invertir en infraestructura de secado y almacenamiento para garantizar no solo el desarrollo de los grandes sis temas productivos, sino también los de medianos y pequeños productores que vía integración o asociatividad se desarrollen.

f. Invertir en la infraestructura secunda ria y terciaria que sea necesaria para el escalamiento, lo que en caso de

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vías públicas se podrá hacer en es fuerzos púbico PRIVADOS.

g. Desarrollar esquemas de contrato, a través de los cuales la industria ofrez ca instrumentos de liquidez al mer cado, mediante fórmulas claras, que garanticen la compra de cosechas al productor.

h. Disponer de asesores técnicos es pecializados que permitan ampliar la base del conocimiento a todos los productores con el fin de lograr el uso de las mejores tecnologías en campo para el uso de semillas de alto rendi miento, agricultura regenerativa, la branza cero, cobertura, rotación de cultivos, agricultura de alta precisión, maquinaria especializada, tecnología de secamiento, entre otros.

i. Desarrollar modelos de APP para el desarrollo de infraestructura local eficiente de secamiento y almacena miento acorde con las necesidades de producción local.

j. Proponer un plan padrino de acom pañamiento a pequeños productores para incorporar las mejores prácticas orientadas a mejorar la productividad y por ende los ingresos de los más pequeños, y hacer acompañamiento para facilitar la adquisición de maqui naria y el acceso al secamiento del grano resultante de sus cosechas.

k. Garantizar la inserción de Colombia en el mercado internacional, una vez se llegue niveles de producción que ex cedan la demanda local de granos.

Este proyecto es sin lugar a dudas una oportunidad enorme para Colombia, pues no solo ayuda a disminuir el riesgo de seguridad alimentaria por la depen dencia de granos importados, sino que adicionalmente en la medida que lo ha

gamos de forma competitiva, hará más accesibles las proteínas a todos los co lombianos, y nos permitirá posicionarnos a futuro como exportadores de granos y productos pecuarios (pollo, cerdo y pes cado principalmente).

Finalmente, todo esto genera riqueza, y puede ser la gran oportunidad para que Colombia desarrolle un vector de crecimiento económico, que ayude al remplazo de los flujos del petróleo, en coordinación con la transición energéti ca propuesta por el Gobierno. Un buen ejemplo para inspirarse es Brasil, país donde el agronegocio representa hoy un 27% del PIB, y se ha constituido en la nueva despensa del mundo.

Los actores de esta iniciativa del proyec to estamos unidos en torno a esta visión, de largo plazo en beneficio del país. Po ner en operación las primeras 500.000 hectáreas va a ser muy duro, pero una vez el país alcance esta nueva frontera, las cosas serán más fáciles, más gente querrá invertir, y la velocidad para incre mentar nuevas hectáreas será mayor.

Queremos contribuir a las metas del go bierno y trabajar en este proyecto de for ma conjunta, para que se vuelva realidad el sueño de Colombia como potencia agrí cola, capaz se suplir los requerimientos de seguridad alimentaria, pero como ac tor relevante exportador, creemos que si trabajamos juntos en poner en marcha los elementos habilitantes será posible cum plir con los propósitos acá planteados.

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Alianzas productivas. Un interesante modelo para la expansión agrícola y el mejoramiento de la economía campesina

El sector agrícola en Colombia tiene un enorme potencial de crecimiento y expansión por las especiales condiciones que presentan los Andes Tropicales. El sistema de cordilleras, valles y llanu ras con sus diferentes pisos térmicos y el enorme recurso hídrico, permite una gran diversidad de cultivos, con cose chas en muchos casos dos o más veces al año y con productos exóticos que no se producen en aquellos territorios con marcadas estaciones climáticas. Sin em bargo, no todo es color de rosa. El con trol fitosanitario de las plantaciones es mucho más exigente que en aquellas la titudes donde la estación invernal prácti camente controla muchas de las plagas.

Por otra parte, la ubicación geográfica de Colombia con salida a los dos océanos y con la cercanía por vía marítima y aérea a uno de los mayores mercados del mundo que es Estados Unidos, es otra ventaja comparativa muy grande.

Afortunadamente Colombia desde co mienzos del siglo XX ha desarrollado la caña de azúcar, el café, el banano y más entrado el siglo pasado el cacao, las flores y la palma de aceite. En estas pri meras décadas de este siglo ha tomado preponderancia el aguacate hass y los cítricos en especial el limón Tahití.

Tengo la tesis de que a pesar de las enormes posibilidades de muchos culti vos, deberíamos enfatizar en crecer las

hectáreas destinadas a aguacate hass, limón Tahití, cacao de aroma y palma de aceite. Todos ellos son cultivos de tar dío rendimiento, grandes capturadores de CO2, los tres primeros no necesitan riego por estar localizados en zonas de buena pluviosidad durante casi todo el año y son productos con alta demanda en los mercados internacionales, gene rando divisas para el país, y con precios que no son manejados por la deficiente comercialización de nuestros mercados mayoristas. Todos son generadores de mucha mano de obra y lo más importan te permiten vincular a pequeños propie tarios rurales, que en muchos casos sus parcelas no les dan los ingresos adecua dos, ni la rentabilidad deseada. Es por ello que el esquema de alianzas produc tivas tiene un enorme potencial para el desarrollo rural del país.

En primer lugar, definamos lo que es una alianza productiva. Según el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR) “Es un modelo de desarrollo organizativo y empresarial que vincula pequeños pro ductores rurales con mercados a través de un aliado comercial formal, con una propuesta productiva, rentable, sosteni ble y competitiva”.

Durante los 12 años de experiencia de la implementación del Proyecto de Apo yo para las Alianzas Productivas (PAAP) del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR) se ha podido comprobar la eficacia de este instrumento en el cierre

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de la brecha urbano-rural y en la crea ción de un aparato productivo rural más competitivo.

En el caso del cacao hay varios ejemplos de Alianzas Productivas, uno de ellos es la alianza entre una asociación de cam pesinos, “Agrosolidaria” de Riosucio Cal das y la empresa Casa Luker S.A. para incrementar los ingresos generados en la producción de cacao tecnificado con buenas prácticas agrícolas y comercia lizado con la empresa Casa Luker S.A.

El objetivo de esta alianza es intervenir 83.6 has (1.1 ha / productor), fortalecer las capacidades técnico productivas y ambientales a partir del acompañamien to técnico y la capacitación, mejorar las condiciones de cosecha y beneficio del grano, obtener productividades de 1.800kg / ha /año, comercializar a través del aliado Casa Luker S.A., fortalecer el capital social de Agrosolidaria, incre mentar el ingreso mensual de los pro ductores y crear un fondo rotatorio de la organización campesina como estrategia de crecimiento financiero y empresarial.

Otro caso interesante tiene que ver con el cultivo del aguacate hass que se ha veni do expandiendo en el país. En el año 2018 la Gobernación de Risaralda y Analdex (gremio exportador) iniciaron un proceso de asistencia técnica a 70 productores de aguacate hass de los municipios de Guá tica y Quinchía, con un área de 366 has, para el control de plagas y el fortaleci miento de cultivos, con el fin de ampliar la comercialización de la fruta en los merca dos internacionales, pero primordialmen te en Estados Unidos. Para ello se creó una asociación de pequeños productores que pudiera establecer una alianza con una comercializadora grande de la zona.

Por último, vale la pena destacar el sec tor de la palma de aceite. De las cerca de 550.000 has sembradas en el país, un 25% se encuentra bajo el esquema de

Alianzas Productivas Estratégicas. Este esquema se desarrolló en el sector pal mero a finales de la década del 90, y es quizás, uno de los ejemplos más repre sentativos del potencial de estas alianzas.

Fedepalma en el año 2007, a 10 años de haberse iniciado este modelo de asocia ción, con el apoyo de USAID / Programa Midas, decidió contratar un estudio con la Alianza para los Negocios Inclusivos SNV-CECODES. Se estudiaron 22 casos que consideraban 46.913 has sembra das por organizaciones de pequeños y medianos productores. Estas alianzas vinculan a 3.905 familias con parcelas que tienen en promedio 12 has sembra das de palma y están agrupadas en 91 organizaciones de productores.

En síntesis, las Alianzas Productivas en tre asociaciones de productores cam pesinos y empresas procesadoras y comercializadoras, han sido de gran im portancia para el desarrollo del sector agropecuario en Colombia. Los casos del cacao, el aguacate hass y la palma de aceite son solo ejemplos del enorme potencial no solo para esos cultivos sino para muchos otros y también para la producción pecuaria.

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Alianzas Productivas, instrumento eficaz en el cierre de la brecha urbano-rural y en la creación de un aparato productivo rural más competitivo.

Entre los principales beneficios a resal tar en el sistema de Alianzas Productivas para los pequeños productores del sec tor rural, están:

1. Mejoramiento de prácticas de cultivo, de control sanitario y de cosecha.

2. Mejor calidad y homogeneidad del material vegetal que se siembra.

3. Contratos de compra de la cosecha a precios que le permiten al productor una mayor rentabilidad.

4. Incremento en la productividad por hectárea del cultivo.

5. Posibilidad de acceso a créditos del sistema financiero, en algunos casos con el aval o garantía de las empresas procesadoras o de medianos produc tores que hacen parte del grupo aso ciado en la alianza.

6. Acceso más fácil a los incentivos del gobierno (ICR, incentivo modular, etc.) por el apoyo de la alianza.

Para las empresas productoras, proce sadoras y comercializadoras de estos productos, las Alianzas Productivas sig nifican una mayor y mejor proveeduría de los mismos, que les permita atender los exigentes mercados internacionales y te ner una mayor eficiencia en sus procesos.

Las Alianzas Productivas son un meca nismo de mejoramiento profundo del sector rural en Colombia al permitir el crecimiento de la producción agrícola y pecuaria en el país por parte de familias campesinas y el crecimiento del aparato agroindustrial de Colombia.

Sobre la seguridad alimentaria

Volvió a la mesa el tema de la seguridad alimentaria. Y también la energética, que van de la mano. Vueltas da la vida. A partir de la década de los años 90 del pasado siglo, que se inició bajo el signo de lo que entonces se conoció como el Consenso de Washing ton, y que elevó el libertinaje de las fuer zas del mercado a la categoría de dios de la economía, la suerte de los más po bres sufrió el más profundo descalabro de nuestra historia reciente.

En aquel tiempo, el de la alabada apertu ra, quienes se atrevían a cuestionar esa doctrina, eran tildados de anacrónicos y virtualmente condenados a la hoguera por parte de sus diáconos y defensores de oficio. Pero el ulterior comportamien to del aparato productivo, infortunada mente para la suerte del país, les conce dió la razón.

Como resultado de la entonces moda aperturista, incondicional y sin reciproci dades, la de los años 90 fue la década perdida de la ruralidad y la agricultura lícita. En efecto, se perdió durante ese lapso una cuarta parte del área cultivada del territorio. Un millón de hectáreas. Las importaciones de comida se multiplica ron por siete veces. Los campos se lle naron de cultivos de coca, reemplazando al Perú como el gran suministrador del globo. Los frentes guerrilleros y parami litares vinculados al negocio del narco tráfico florecieron por doquier. Y, como resultado, la democracia acabó lesionán dose en materia grave, a la par de la am pliación de la brecha de desigualdad en tre los pobladores rurales y los urbanos.

La verdad es que hasta hoy los flujos del comercio internacional agropecuario han solido estar determinados por una feroz guerra de tesorerías entre los países más ricos por cuenta de los subsidios direc tos otorgados a sus agricultores – Esta dos Unidos y Europa -, ante la cual los más pobres, con sus débiles fiscos, no han tenido posibilidad alguna de respon der por igual.

En materia agropecuaria, el tal libre co mercio sólo ha existido en la imaginación de la flamante burocracia internacional encargada de dirigir las negociaciones sobre el tema.

A propósito, recuerdo una elocuente fra se de un miembro de la delegación de Ecuador en la fallida ronda multilateral de comercio celebrada en Cancún (México) en 2004: “El libre comercio es como el paraíso. Todo el mundo quiere llegar allí, pero todavía no.” Y de la de un asistente de otro país vecino: “La más importante decisión en estos eventos es la esco gencia de la sede y la fecha del próximo.” Tras haberse recuperado la producción agrícola lícita durante la primera déca da del presente milenio, hasta alcanzar de nuevo el mismo nivel de ocupación territorial que exhibía hace 30 años, las cosas volvieron a su punto de partida, y nos consagramos como el primer pro ductor mundial de la célebre hoja.

Desde entonces, la dominancia alimenta ria de la inflación ha sido una constante, y, por consiguiente, el más grande dolor de cabeza para la autoridad monetaria.

24 Temas de reflexión Centro de Pensamiento Estratégico • Universidad EAFIT
Carlos Gustavo Cano Exministro de Agricultura, ex codirector del Banco de la República y director de Ecopetrol

Como si fuera poco, choques externos o exógenos, no controlables por parte de las instituciones encargadas del mane jo macroeconómico, como los estragos de la pandemia; el cambio climático; las confrontaciones comerciales como la existente entre China y Estados Unidos; las recurrentes restricciones y aún prohi biciones de exportaciones de alimentos como la carne de bovino en Argentina, de arroz en Vietnam y Tailandia, y, más re cientemente, de aceite de palma por par te de Indonesia y de trigo por parte de India; y la invasión rusa de Ucrania – las dos naciones que en conjunto conforman la principal fuente de energía, fertilizan tes y granos del planeta -, han colocado en un serio aprieto el normal abasteci miento de comida y energía del mundo.

Ya no se trata de entorpecer las impor taciones de comida mediante aranceles altos u otras medidas similares. Lo que estamos viendo, por el contario, son res tricciones, y aún prohibiciones, de expor tación de comida, como un imperativo de seguridad nacional. Se trata, ni más ni menos, del proteccionismo a la inversa.

Fenómenos de índole geopolítica y cli mática, como los referidos, los cuales se apartan de los denominados fundamen tales de la economía, suelen ser impre decibles y causantes de alteraciones de la seguridad alimentaria y energética, la cual se debe entender como el libre y expedito acceso a la oferta. Pero, según lo hemos experimentado, esa teoría po cas veces funciona en la realidad. De ahí, el rampante regreso de la inflación, vía alimentos y energía, la vieja pandemia que en la historia se ha materializado no solamente en desarreglos económicos, sino también en desgarramientos y rup turas sociales conducentes a conflictos internos y externos. Como solía afirmar Lenin, la forma más eficaz de derrotar a una nación es corromper su moneda.

Por consiguiente, resulta crucial contar con una huerta propia, robusta y sufi ciente, y con fuentes confiables y garan tizadas de generación de energía bajo nuestro control. Fundamento esencial de la seguridad nacional.

¿Qué debe hacer el banco central? No necesariamente reaccionar en primera instancia ante choques de oferta, pues los instrumentos con que cuenta – tasa de interés de referencia, regulación de la liquidez, esto es la cantidad de dinero en circulación, encajes bancarios, etc. -, se hallan diseñados únicamente para regu lar la demanda. A no ser que las expecta tivas de los agentes económicos sobre la inflación se alteren, y se desanclen de la meta fijada por su Junta Directiva, como efectivamente es el caso actual. Por ello debe seguir actuando con toda la firme za, sin permitir que la vacilación – anclada en la falsa creencia de que no es otra cosa que un mero fenómeno ‘transitorio’ -, otra vez se imponga sobre el arte de la antici pación. En materia de política monetaria, como bien lo ha ilustrado el profesor de la Universidad de Columbia Michael Wodd ford, no hay nada más relevante que las expectativas sobre la inflación.

Y del lado de la oferta alimentaria, co menzar por los fundamentos de una economía de mercado rural sostenible, competitiva y equitativa. Es decir, el afianzamiento de la seguridad jurídica sobre los derechos de propiedad, a la par de la titularización de predios en si tuación de tenencia informal pero real y productiva desde tiempos ancestrales. Tarea clave a fin de enfrentar la insopor table exclusión financiera que acosa al campesinado. Por la optimización de la actual frontera agrícola mediante la ma sificación de las vías terciarias a fin de conectar físicamente los suelos más fér tiles de nuestras cordilleras y planicies con los mercados urbanos. Y por esti

25 Temas de reflexión

mular otras formas de acceso a la tierra como el arrendamiento, el usufructo, el comodato, y las cuentas en participación, entre otras, a fin de darle acceso a la misma a jóvenes talentos, con la mira de ocupar no menos de veinte millones de hectáreas aptas para la producción agrí cola, pero hoy ociosas o subutilizadas.

Para ello se precisan incentivos fiscales, como por ejemplo la exclusión tributaria de las rentas de esta naturaleza para los propietarios legítimos que accedan a ce der sus fincas bajo dichas modalidades, siempre y cuando se celebren en plazos no menores a diez, quince, veinte o más años, según el caso.

Tal el enorme potencial para satisfacer nuestra seguridad alimentaria y la de otros mercados, y a su turno coadyuvar al control eficaz de la inflación. Tomar provecho de semejante oportunidad con toda la determinación de la sociedad, de manera inteligente y acelerada, consti tuye la máxima prioridad indisputada en los tiempos que corren.

Junio de 2022

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Octubre de 2022

Medellín, Colombia

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