Revista tribial

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Sistema Tribal La historia registra la forma en que se generaron las primeras relaciones sociales entre los seres humanos; relaciones que se dieron a causa de la patente debilidad de éstos para atender por sí solos sus necesidades de subsistencia; ante la necesidad de satisfacer en grupo, necesidades vitales como; la alimentación, el alojamiento, la ayuda mutua, la defensa contra los animales feroces, la protección ante los fenómenos naturales, y un sin fin de otras necesidades humanas. Este era un sistema basado esencialmente en una economía de caza, pesca y pastoreo, y su organización de trabajo estaba estructurada en pequeños grupos sociales, tribu o clan, donde cada miembro tenía la obligación de trabajar en beneficio de la subsistencia de todo el clan. Se reconocía la especialización y las diferencias entre los sexos; la autoridad tenía que ver con la edad, la experiencia y el sexo, y era ejercida en representación de toda la tribu. Las guerras entre los pueblos, que daba el derecho al vencedor de quitar la vida al vencido y animala sus descendientes o aprovecharla en su servicio, y las diferencias entre los hombres en lo relativo a deudas, delitos, costumbres, conocimientos, gustos, poder, ubicaron a unos en posición de autoridad y dominio sobre otros, y se convirtieron en amos y los otros en esclavos. Se

instituyó un sistema laboral basado en la esclavitud. La esclavitud era una situación aceptada y a menudo esencial para la economía y la sociedad de las civilizaciones antiguas, donde los esclavos se limitaban a recibir y acatar ordenes y trabajar para los amos; el esclavo carecía de derechos, la obligación de los amos se reducía a la alimentación y al abrigo. Desde los tiempos más remotos, el esclavo se definía legalmente como una mercancía que el dueño podía vender, comprar, regalar o cambiar por una deuda, sin que el esclavo pudiera ejercer ningún derecho u objeción personal o legal. Un esclavo se caracteriza porque su trabajo o sus servicios se obtienen por la fuerza y su persona física era considerada como propiedad de su dueño, que dispone de él a su voluntad. Después de la caída del Imperio romano, durante las invasiones bárbaras entre los siglos V y X, la institución de la esclavitud se transformó en un sistema menos vinculante, conocido como servidumbre.


Sistema Feudal El siguiente paso en las relaciones de trabajo fue el de servidumbre, que alcanza su auge en la edad media, siendo una época eminentemente agrícola, generalizándose la existencia de siervos, que estaban atados y en cierta forma pertenecían al señor feudal, aunque, y a diferencia de los esclavos, gozaban de personalidad legal y de mayor libertad personal y económica. El feudalismo se caracterizó por la concesión de feudos (casi siempre en forma de tierras y trabajo) a cambio de una prestación política, económica y militar, contrato sellado por un juramento de homenaje y fidelidad; el vasallo no sólo prestaba el obligado juramento de fidelidad a su señor, sino también un juramento especial de homenaje al señor feudal, el cual, a su vez, le investía con un feudo. Pero tanto el señor como el siervo o vasallo eran hombres libres. Además se aceptaba de forma unánime que las tierras entregadas al vasallo eran hereditarias, siempre y cuando el heredero que las recibiera fuera grato al señor y pagara un impuesto de herencia llamado "socorro", además la viuda de un vasallo tenía derecho a una pensión de por vida sobre el feudo de su marido. De este modo, el feudalismo se convirtió en una institución tanto política como económica y militar, basada en una relación contractual

entre dos personas individuales, las cuales mantenían sus respectivos derechos sobre el feudo. Los vínculos feudales devolvieron cierta unidad, dentro de la cual los señores renunciaban a parte de su libertad, lo que era necesario para lograr una cooperación eficaz. Bajo la dirección de sus señores feudales, los vasallos pudieron defenderse de sus enemigos, y más tarde crear principados feudales de cierta importancia y complejidad. Una vez que el feudalismo demostró su utilidad local Reyes y Emperadores lo adoptaron para fortalecer sus monarquías. El feudalismo alcanzó su madurez en el siglo XI y tuvo su máximo apogeo en los siglos XII y XIII. Su cuna fue la región comprendida entre los ríos Rin y Loira, dominada por el ducado de Normandía. Al conquistar sus soberanos, a fines del siglo XI, el sur de Italia, Sicilia e Inglaterra y ocupar Tierra Santa en la primera Cruzada, establecieron en todas estas zonas las instituciones feudales. El feudalismo asumía que casi toda la tierra pertenecía al señor feudal; bien el rey, el duque, el marqués o el conde; que la recibía de Dios. Este cedía los feudos a sus barones, los cuales le rendían el obligado juramento por el que prestaban su ayuda política, económica y militar, según los términos de la cesión. Los nobles podían ceder parte de sus feudos a caballeros que le rindieran, a su vez, homenaje y fidelidad y les sirvieran de acuerdo a la extensión de las tierras


concedidas. Los nobles podían adquirir dos o más feudos y eran proclives a ceder, a su vez, parte de esas posesiones en la medida necesaria para obtener el servicio al que estaban obligados con su superior. Mediante este subenfeudamiento se creó una pirámide feudal, con el monarca en la cúspide, unos señores intermedios por debajo y un grupo de caballeros feudales para servir a la convocatoria real y los siervos que sólo disfrutaban de la tenencia de la tierra, la cual cultivaban a cambio de la protección del señor y al que le entregaban parte de los productos obtenidos. Sistema Gremial Además del sistema feudal en el campo, existió en las ciudades el sistema gremial. Aparecieron en Europa durante el siglo XI como consecuencia del crecimiento del comercio y de los centros urbanos durante este siglo. El gremio empezó a ejercer ciertos derechos y poderes, sobre el comercio y la producción de bienes artesanales, en sus propias ciudades, que les eran conferidos por el señor feudal y más tarde, en las ciudades libres, preservaron y ampliaron su poder. Los gremios de comerciantes se desarrollaron primeramente y con el tiempo, monopolizaron el comercio de la ciudad y controlaban los oficios, la venta, la distribución y la producción de todos los bienes de la ciudad. A veces permitían comerciar a mercaderes no integrados en el gremio, pero sólo a gran escala, no

permitiéndoseles realizar transacciones concretas que eran exclusivas de los miembros del gremio. Así, los comerciantes que no pertenecían al gremio tenían que pagar tasas especiales al señor feudal, a la ciudad, o al propio gremio, mientras que éste pagaba cada año estas tasas, por lo que estaban exentos de otras cargas municipales. Al gremio de comerciantes pertenecían los más ricos y poderosos, que obtuvieron una importante influencia política, logrando acceder a altos cargos en la administración de la ciudad. A veces, el gremio admitía a comerciantes de otras ciudades, incrementaban su poder y su influencia, llegando a monopolizar el comercio de varios centros urbanos al mismo tiempo.


Comenzaron a transformarse a partir del siglo XIV a causa de la aparición de los gremios de artesanos, agrupados por oficios, que terminaron monopolizando la producción y venta de los productos que fabricaban. En aquellos casos en los cuales los comerciantes habían conseguido hacerse con el poder municipal, su sistema perdió fuerza al aparecer los Estados-nación, con gobiernos centrales que disputaban el poder de las corporaciones locales. Todo ello llevó a la desaparición definitiva, a finales de la edad media, de este tipo de asociaciones. Los integrantes de estos gremios, artesanos, eran hombres libres, que estaban protegidos por la realeza; estos hombres eran artesanos, vivían en villas o pequeños poblados, desarrollaban sus actividades en talleres y producían y comercializaban artículos necesarios para el consumo de la población. Cada taller tenía un jefe o dueño, que era el maestro; algunos oficiales, que eran sus ayudantes; y algunos aprendices que se iniciaban en el oficio. Es a partir de este sistema de trabajo que el hombre comenzaba a ser dueño de su propio trabajo, ya que, generalmente, el producto llevaba la marca de la persona que lo hacía, y casi siempre que un trabajador iniciaba una obra la terminaba. Este tipo de gremios apareció cuando un grupo de artesanos pertenecientes a un mismo oficio se agruparon, imitando el ejemplo de los

comerciantes de la ciudad, para defender sus intereses. En algunos casos la asociación tuvo en su origen una motivación religiosa, como la creación de cofradías para venerar a un santo patrón, pero al comprobar que todos sus miembros tenían el mismo oficio, empezó a preocuparse más por las necesidades económicas de los miembros que por sus objetivos religiosos. A mediados del siglo XII existían gremios de artesanos en toda Europa occidental. En algunas ciudades la pertenencia al gremio era voluntaria, pero en otras el gremio ejercía un poder absoluto, y quien quisiera ejercer ese oficio tenía que integrarse en la asociación. Los miembros se dividían en tres clases, como ya dijimos: Maestros, oficiales y aprendices. El maestro era un pequeño propietario, poseía las materias primas y las herramientas necesarias, y vendía los productos en su tienda para su propio beneficio. Los oficiales y aprendices vivían en la casa del maestro. Los aprendices, que estaban iniciándose en la profesión, aprendían con el maestro y recibían por su trabajo tan sólo comida y alojamiento. Cuando un aprendiz había concluido su aprendizaje se convertía en oficial y pasaba a recibir un sueldo fijo. Con el tiempo, el oficial podía convertirse, a su vez, en maestro tras realizar un trabajo concreto que le servía para superar el examen que los maestros le proponían y demostrar su capacidad. Este trabajo se denominaba obra maestra. Pero los maestros preferían no aumentar la competencia, por lo que las condiciones para convertirse en


maestro eran cada vez más difíciles de conseguir, reduciéndose el ingreso a miembros de pocas familias. A partir del siglo XIV las condiciones se hicieron tan estrictas que era casi imposible acceder al rango de maestro. Entre los siglos XIV y XVI los oficiales se fueron asociando para exigir mayores sueldos y mejores condiciones laborales. Estas asociaciones se consideran precursoras de los actuales sindicatos, debido a su defensa de los derechos de los trabajadores. Los gremios de artesanos desempeñaron un importante papel en la vida económica de las ciudades medievales, influyendo en su bienestar económico, lograron monopolizar las actividades comerciales de su ciudad, por lo que los bienes producidos en otras ciudades no podían acceder a su mercado y controlaban de forma férrea el cumplimiento de sus normas, las cuales tenían relación con que ningún maestro podía anunciar sus productos, no se aceptaban mejoras técnicas del proceso de producción que pudiese beneficiar a un maestro al permitirle producir más bienes con menores costos. El objetivo principal consistía en igualar las condiciones laborales de los miembros de los gremios, cualquiera que fuese la clase a la que pertenecieran. REVOLUCIÓN INDUSTRIAL es el período que permitió lograr una enorme aceleración de la producción

de bienes y asegurar un crecimiento económico auto sostenido, independiente de la agricultura. Se inició espontáneamente en Inglaterra y se afianzó y convirtió en irreversible entre 1.750 y 1.850. Su base estaba en el desarrollo de la industria manufacturera, generalizando el uso de la máquina para reducir tiempos y coste de producción. Se caracterizó por el conjunto de trasformaciones tecnológicas y organizativas aplicadas al proceso de producción, e hicieron posible la transición de la economía agrícola feudal a la economía industrial capitalista; cambios, a nivel tecnológicos, que se inician en Inglaterra con la máquina de vapor y su utilización en la minería y en la industria textil. El despegue inicial lo proporcionó la industria algodonera, al multiplicarse la producción de tejidos por introducción de telares mecánicos. Pero fue la siderurgia la que, al revolucionar su tecnología de producción, produjo un impacto aún más decisivo, puesto que repercutió en todo el desarrollo industrial posterior y en buena medida, lo hizo posible. En efecto, una cadena de perfeccionamientos en hornos y sistemas de fundición permite obtener un hierro de alta calidad, capaz de sustituir ventajosamente a otros materiales para mejorar muchas técnicas anteriores y construir nuevas máquinas. Sólo el hierro permitió el desarrollo del ferrocarril, que venía a sumarse a las importantes


transformaciones del transporte, que ya habían empezado a producirse. A nivel organizativo de la producción, estos cambios, tienen que ver con la aparición, en primercasa lugar, de la figura del empresario que establece con los trabajadores una relación vertical, autoritaria y reducida a la producción. El empresario determina unilateralmente el tipo de relaciones que quiere fijar con los empleados; él impone quién trabaja, durante cuántas horas, en qué puesto o con qué máquina, qué rendimiento ha de mantener; contrata y despide sin ninguna limitación, no admite compromiso con los trabajadores. Se sostenía que la persecución del beneficio privado estaba admirablemente conectada con la consecución del bien común. Y en segundo lugar, el asalariado, el cual no tiene protección legal, ni puede acogerse a la seguridad social. El trabajador en la empresa es un simple productor al servicio del empresario con el único objetivo de conseguir los fines para lo cual fue empleado; pasa a ser una mera mercancía que es utilizada en el grado que interesa al empresario. En este nuevo modo de producción se activa la movilidad física y geográfica de los trabajadores hacia los centros de producción, lo cual trajo como consecuencia repercusiones muy relevantes sobre las ciudades, ya que en ellas se instalaron las fábricas, provocando amplios movimientos migratorios de campesinos pobres, atraídos por el

salario industrial, emerge una cultura obrera en los suburbios, produciéndose con frecuencia un gran hacinamiento de los trabajadores, para los cuales hubo que preparar acomodo. Las ciudades atrajeron a la industria y la industria hizo crecer a las ciudades. Entre 1.790 y 1.841, Londres pasó de 1.000.000 de habitantes a 2.235.000. Con este acontecer histórico no sólo se incorporan los avances tecnológicos y los profundos cambios sociales, sino que se iniciaba una nueva etapa del desarrollo científico, social, cultural y político del hombre. Para concluir se debe definir a la Revolución Industrial, como el posicionamiento de la tecnología en trabajo y consecuencialmente la transformación de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción, a través del desarrollo del capitalismo industrial.



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