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ISLA URBANA: SENSIBILIZACIÓN Y CONEXIÓN CON EL AGUA

por Sofía Viguri

El proyecto Isla Urbana contribuye al desarrollo sustentable en nuestro país por medio de un modelo para impulsar la captación de agua de lluvia. Este proyecto es un claro ejemplo de que la mancuerna entre tecnología y sensibilización social es una vía muy efectiva para promover el desarrollo de estilos de vida más sostenibles en México.

“Todos los que habitamos la metrópoli de la Ciudad de México, compartimos una misma gran ‘cisterna’: la Cuenca de México. A todos nos toca cuidar que su agua se capte y recicle sosteniblemente durante muchas generaciones por venir”.

– Nabani Vera, Isla Urbana

La degradación del medio ambiente exige un cambio urgente y profundo en la sociedad: se necesitan estilos de vida mejor alineados a los finos equilibrios de la naturaleza. La tecnología juega un papel fundamental en esta transformación: mediante alternativas de producción y consumo, es posible ser más eficientes, limpios y responsables en el manejo de los recursos naturales.

El tlaloque es una de esas soluciones tecnológicas: un dispositivo que forma parte de un sistema sencillo para captar el agua de lluvia en los techos de edificios y filtrarla para su consumo. Isla Urbana es una organización que desde 2009 se dedica a promover la instalación de dichos sistemas en comunidades que sufren escasez de agua. Han trabajado en varios estados del país, pero se enfocan sobre todo a la Ciudad de México, pues ahí la problemática es aguda: la sobreexplotación del manto acuífero a 200% por encima de su capacidad ha causado el hundimiento del suelo1 y comprometido el acceso al agua, especialmente en alcaldías con altos índices de pobreza, como Xochimilco, Tláhuac e Iztapalapa.

1 El suelo de la CDMX presenta una subsidencia de 30 a 40 centímetros anuales por causa de la compactación que resulta de la extracción de agua subterránea. Ver: “Sobreexplotación de mantos acuíferos en la CDMX, causa de fractura de tuberías y fugas de agua” en Boletín UNAM-DGCS-212 (2017). https://bit. ly/2NYz0k5 (consultado el 1 de julio 2020).

A la fecha, Isla Urbana ha instalado poco más de 20 mil sistemas, que han logrado captar cerca de 807 millones de litros de agua al año, y así beneficiar a 121 mil usuarios. Su contribución es grande, pues en esta ciudad una de cada seis personas padece al menos un tipo de problema de agua: presión, calidad, cantidad o frecuencia; los tlaloques ofrecen una solución económica y efectiva a esta problemática.

¿Qué sigue? Es preciso pensar en la cosecha de lluvia como una nueva forma de vivir para todos —y no sólo las poblaciones más marginadas—, sobre todo en ciudades con abundante precipitación como la CDMX.

En este sentido, ¿por qué no cuestionar la forma convencional de suministrar agua en las ciudades? Si bien es cierto que los sistemas de agua entubada son magníficos, debido a que brindan un acceso al agua fácil y conveniente, conllevan infraestructuras que tienden a ser ineficientes e invasivas: en la CDMX por cada diez gotas que se extraen, cuatro se pierden en las fugas; además, la construcción de presas, tuberías y bombas altera múltiples geografías y ecosistemas a su paso. Aún más: el carácter subterráneo del sistema de suministro y drenaje invisibiliza la complejidad y el impacto ecológico detrás del manejo del agua en las ciudades, devaluándola a los ojos de quien la consume. Por eso, cuando preguntamos: “¿de dónde viene el agua?” muy pocas personas piensan en la fragilidad de los mantos freáticos o en las cantidades masivas de energía que se requieren para bombear el agua desde cuencas a más de 120 kilómetros de distancia. 2 En pocas palabras, este sistema de tuberías ocultas nos ha desconectado del verdadero origen del agua y ha dificultado dimensionar las implicaciones personales, colectivas, presentes y futuras, de hacer un uso irracional de ella.

Precisamente ahí, encontramos el impacto social más valioso de la cosecha de lluvia: tal y como lo explica Nabani Vera, director de comunicación de Isla Urbana, “los fierros” del sistema son sólo la mitad de la solución a la problemática del agua. La otra mitad está conformada por la “ingeniería social” de su método de implementación, que consiste en entender la problemática y cosmogonía de las comunidades, para después sensibilizarlas sobre la viabilidad, los beneficios y los requerimientos de captar su propia agua de lluvia sosteniblemente.

2 De acuerdo con un estudio del Centro Mario Molina, el manejo del agua en la CDMX demanda el equivalente a 16% del total de energía eléctrica que consumió el gobierno de la ciudad en 2010. Ver: “Evaluación Energética de los Actuales Sistemas de Aguas Urbanas y Propuestas de Manejo de los Recursos Hídricos en la Ciudad de México - 2011” en Centro Mario Molina, https://bit.ly/2Aq0X0x (consultado el 13 mayo 2020).

Así, entre los múltiples impactos positivos que la labor de Isla Urbana ha tenido sobre el medio ambiente y la economía de las familias, 3 quizás el más revolucionario es haber diseñado un modelo que transforma mentalidades. Quien usa un tlaloque comienza a entender cuán interdependientes somos de los ciclos ecológicos: nuestra capacidad para lavar la ropa, bañarnos o incluso beber está sujeta a la disponibilidad del recurso en la naturaleza y de nuestros esfuerzos para cuidarlo y reciclarlo. Por otra parte, quien usa un tlaloque también experimenta el empoderamiento de “cosechar” su propia agua y no depender de la alcaldía. Como atestigua una de las beneficiarias del sistema: “Yo teniendo mi agua, soy rica”.

3 Para más información consultar http://islaurbana.mx/project/documentos-isla

Sofía Viguri es urbanista especializada en desarrollo internacional. Se desempeña como consultora en ciudades y medio ambiente, al promover el desarrollo de ciudades más sostenibles. Es egresada de Harvard University Graduate School of Design y del ITESM.

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