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ENTREVISTA A ANA ELENA MALLET. “EL DISEÑO ES UNA FORMA DE VER EL MUNDO”
from Capitel. Empatía
por Carlos O. Noriega fotografía de Munir Hamdan entrevista realizada el 27 de mayo de 2022
Ana Elena Mallet, especialista en diseño y curadora de la exposición Una modernidad hecha a mano, Diseño artesanal en México 1952–2022, conversó con nosotros.
¿Cómo surge Una modernidad hecha a mano y cuál es la importancia de esta exposición?
Es importante que sea la primera exposición de diseño en 70 años en un recinto universitario de esta magnitud. La idea surge cuando le cuestioné a la dirección del MUAC por qué un espacio universitario no tenía una colección de diseño y sí exposiciones o libros asociados a la historia de la arquitectura. ¿Por qué nos hemos tardado tanto en documentar la historia del diseño en México?
A partir de ahí surgió la idea de hacer una colección pública que abreve del MUAC y de la UNAM y que sea la primera en México. La idea nace de la investigación que llevo haciendo hace muchos años, desde cómo lo artesanal, el diseño y la artesanía en México tienen una misma raíz y dialogan, de manera muy evidente en el desarrollismo, entre los años cuarenta y los cincuenta, y que de alguna manera se ha puesto en pausa. Tratar de documentar esa historia y describir una modernidad que surge de lo hecho a mano, no necesariamente la que nos han contado, trazada con el canon occidental, sino entender la forma en que surgió como respuesta a condiciones y a problemáticas locales.
En el contexto de esta exposición, presentada en un museo diseñado por el arquitecto Teodoro González de León, ¿qué relación existe entre el diseño, el arte y la arquitectura?
Como veremos, hay muchos momentos en que arquitectura y diseño se unen para cuestionar y proponer una manera de vivir mejor. Desde los cuarenta esos diálogos tratan de delimitar un interior mexicano que pudiera dialogar con estos espacios domésticos imparciales del periodo moderno. Más adelante, se puede notar cómo muchos arquitectos de la modernidad mexicana empiezan a proponer inmobiliario para sus propias obras a fin de crear obras de arte totales.
Entender la arquitectura como obra de arte total en este magnífico edificio de Teodoro González de León, ayuda, exalta la museografía y la idea de tener esta exposición aquí. Lo más valioso es que sea en un espacio universitario, accesible para los estudiantes, en una zona pública, cuyo imaginario permite que el acceso sea fácil para gente que viene al Centro Cultural, al teatro, las librerías o al Espacio Escultórico.
Usted es una curadora especializada en diseño moderno y contemporáneo, ¿cómo define el diseño?
Para mí el diseño es una forma de ver el mundo, de generar soluciones y hacer un mundo más empático y accesible desde distintos puntos de vista.
¿Qué es diseño, qué es artesanía y qué es industria en el marco del diseño nacional?
Los objetos de diseño o artesanía pueden ser los mismos de acuerdo con el contexto en que se ofertan, se venden, se exhiben o se delimitan. Al final son objetos complementarios que generan una solución o un momento estético mucho más accesible.
La parte de la industria aparece en la exposición cuando surge la industrialización de México, al tratar de alcanzar la modernidad estipulada por el canon de ese momento: convertirnos en un país occidentalizado mediante la industrialización.
Pero al mismo tiempo ocurría otra modernidad hecha a mano que apostaba por anclarse en la herencia cultural, al aprovechar las raíces y entender los referentes culturales, los materiales locales, el territorio y los insumos que se tenían.
¿Quién fue Clara Porset y cómo ramifica su visión híbrida y mestiza en el diseño mexicano y cómo se refleja su permanencia en esta exposición en específico?
Clara Porset es un personaje fundacional en la historia del diseño en México. Cubana de nacimiento, pero mexicana por elección, llega exiliada a fines de los treinta y entiende que se convierte en parte de una cultura que está en construcción, cuando se busca crear una identidad nacional que homogenice el territorio tras la Revolución, que nos abarque a todos.
Como ese proyecto comulgaba con sus ideales sociales, busca delimitar esas características peculiares que podrían hacer un diseño mexicano. Estudia el inmobiliario vernáculo, el arte popular, la tradición y cómo podía apropiarse o digerir esos elementos para integrarlos a un diseño acorde a la modernidad. Un diseño con precios accesibles, que fuera confortable, estético y que atendiera a ciertos sectores de la población que en ese momento se convertían en una nueva clase media mexicana.
Con esta tesis arranca la muestra, (la misma que tenía la exposición El arte en la vida diaria, objetos de buen diseño hechos en México, organizada por Clara Porset en 1952): cómo la artesanía, el arte hecho a mano, tenía que ser cotidiano, a fin de mejorar las condiciones, tanto sociales como estéticas, de la clase media mexicana.
Ella proclamaba que si en ese momento, industria, diseño y artesanía pudieran dialogar, íbamos a generar un diseño verdaderamente moderno y mexicano. Un diseño híbrido que fuera semimecánico, semiartesanal, que se anclara en el territorio pero que pudiera competir a nivel internacional y que tuviera una impronta mexicana.
¿Cómo está conformada la exposición Una modernidad hecha a mano?
Son cinco núcleos temáticos: arrancamos con una cita puntual de la exposición de 1952 El arte en la vida diaria, objetos de buen diseño hechos en México, sobre cómo había que generar el diálogo entre industria, diseño y artesanía.
Después se discute el trabajo de Clara, los diseñadores de la exposición y cómo llegar a un interior mexicano, a partir de preceptos modernos.
La tercera sección es un análisis de los centros neoartesanales en lugares como Michoacán, Taxco, Guanajuato, Cuernavaca, Jalisco y la Ciudad de México.
La cuarta habla de las cinco tipologías neomexicanas: el butaque, el equipal, la silla de palo, la silla Windsor
(un clásico inglés con interpretaciones mexicanas), y la silla Acapulco. También se habla de cómo los diseñadores han hecho distintas lecturas de estas tipologías.
Y la última parte “Me siento en México”, es esta enorme masa crítica de diseñadores actuales que buscan hacer diseño mexicano en territorio nacional, ya sea con materiales locales, con grupos artesanales, colectivos, en colaboración con artesanos, con materiales y formas tradicionales o formas ancestrales con materiales contemporáneos. Entender que buena parte de esta diversidad sigue anclada en la tradición y en lo hecho a mano.
La presente edición de Capitel está dedicada a la empatía. En el texto curatorial de esta exposición se habla de un diseño accesible, social y estéticamente significativo. ¿Podemos entender este concepto como un diseño empático?, ¿qué es la empatía en el diseño?
Creo que la empatía en el diseño es la accesibilidad, económica, pero también cultural, que hace que una pieza sea viable, confortable y que solucione una necesidad social o estética.
Hay que hablar de un diseño empático, lo que en algún momento desde el MoMA de Nueva York se consideró como el buen diseño, que apele a tener una mejor calidad de vida.
¿Qué significa la identidad en el diseño nacional?
Después de más de un siglo y medio de haber surgido, este cuestionamiento sigue. Creo que hoy debemos apostar por revisar los tipos de identidades: la identidad subjetiva, que es la que un diseñador, un grupo artesanal o grupo de autores quieren dar porque representa su cultura, su territorio, sus relaciones visuales o personales, y otra es la idea de tratar de generar una identidad nacional que se apegue a una ideología o a ciertos ideales políticos o morales.
Yo apostaría por generar diseño que busque crear una identidad subjetiva, que nos revele quién produce, por qué, con quién y desde dónde, más que por orgullo nacionalista.
¿Cuál es el panorama del diseño actual en México, qué objetos se presentan en esta exposición y qué exponentes despuntan en nuestra contemporaneidad?
Lo que me parece súper interesante de México es que el panorama es sumamente diverso. México no sólo es artesanal, aquí se produce diseño digital, de interfaces, turbinas, hisopos y materiales biológicos. Lo que caracteriza al diseño mexicano contemporáneo es su enorme diversidad y sus distintos alcances.
La última sección de la exposición está enfocada a este enorme panorama de diseño artesanal contemporáneo, porque me interesaba más que delimitar el canon, mostrar la diversidad. ¡Hay muchísimos nombres! En esa última parte vemos nombres como Héctor Esrawe, y Juskani Alonso, empresas como Nouvel, proyectos como PopDots en Guadalajara, el trabajo de Taina Campos que trabaja sobre biomateriales o el de Xavi Loránd que tiene una serie de piezas con diseño paramétrico. Esa diversidad une los referentes culturales con las tecnologías actuales.
¿Qué recomendación le puede dar a los estudiantes de la Licenciatura de diseño de Universidad Humanitas que pudieran acudir a la exposición? Primero, como va a estar abierta hasta noviembre, con 630 objetos de 18 estados, 220 coleccionistas, 630 diseñadores representados, no es una exposición para visistarse una sola vez, sino muchas.
La exposición busca trazar una historia, una historiografía, una genealogía del diseño artesanal, que explica distintos momentos de la historia que se asocian a la realidad política y social. Que vengan varias veces, que se tomen el tiempo de tratar de entender la primera parte de la exposición, esta historia que nos permite comprender por qué hoy el diseño mexicano vive esta gran ebullición.
Tratándose de una exposición tan importante y esperada, ¿hay alguna memoria impresa?
Sí, eso nos importaba muchísimo. Se puede encontrar en la tienda el folio, que tiene todas las cédulas de la exposición, el texto curatorial y un buen registro fotográfico de varias de las piezas. A finales de julio vamos a tener el libro-catálogo con la lista de obra completa, mucha documentación, varios textos históricos y otros especializados que hablen del panorama general del diseño artesanal en México.
¿Algo más que quiera agregar?
Muy buena entrevista. Muchas gracias.