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¿POR QUÉ, CÓMO, CUÁNDO, DÓNDE? LA CURIOSIDAD ARRAIGADA EN LA EXPERIENCIA CORPORAL
por Melina Gastelum
imágenes de Flavia Cuddemi
La ciencia y la filosofía están de acuerdo en que cuando nuestro cuerpo y mente se imbuyen de manera activa en el ambiente, se abre un espacio para el aprendizaje. Cuando las preguntas las hacemos desde el cuerpo y su relación con la materialidad del mundo, el proceso de construir conocimiento se hace más profundo y permanente.
El dicho popular “La curiosidad mató al gato” refleja la ambigüedad que rodea el concepto de curiosidad, generando debates sobre su naturaleza. A menudo se le asocia con la moderación, ya que un exceso puede llevar a situaciones peligrosas. La curiosidad se asemeja a la inclinación de preguntar “¿por qué?” o “¿cómo?” frente a diversas situaciones, una práctica común en niños que tiende a disminuir con la edad. El filósofo pragmatista estadounidense John Dewey introdujo el término “indagación”, para vincularlo estrechamente con la curiosidad. Exploraremos esta conexión a continuación.
La indagación, como la concibe Dewey, involucra la exploración activa del ambiente y la resolución de problemas mediante la experiencia. Dewey se interesaba mucho por el proceso educativo mediante la indagación, ya que activa la curiosidad natural de los estudiantes, pues les anima a hacer preguntas, investigar y descubrir por sí mismos. La curiosidad se ve estimulada cuando las personas están inmersas en situaciones que despiertan su interés y deseo de comprender, muchas veces mediante objetos o ambientes propicios para ello y que tengan que ver con sus intereses particulares. Al hacer que el aprendizaje sea relevante para la vida diaria, se fomenta una curiosidad intrínseca, ya que la utilidad y la aplicabilidad del conocimiento en sus propias vidas es inmediata. La indagación implica además la participación activa en la resolución de problemas y en la toma de decisiones. Este enfoque activo promueve la curiosidad al permitir a los estudiantes explorar, experimentar y descubrir por sí mismos, lo que es fundamental para alimentar el deseo natural de aprender.
Aunado a ello, Dewey planteó que la reflexión es también crucial para estimular la indagación, ya que implica hacer preguntas críticas sobre las experiencias y los problemas abordados. Este proceso fomenta la curiosidad intelectual, ya que los estudiantes se involucran en un diálogo interno sobre lo que están aprendiendo y por qué es relevante. Finalmente, la indagación de Dewey destaca la importancia del aprendizaje social y la colaboración entre pares. La curiosidad se alimenta al interactuar con otras, ya que compartir ideas, perspectivas y descubrimientos crea un ambiente estimulante que impulsa la curiosidad de manera colectiva.
Todas estas ideas se alinean estrechamente con el modelo de cognición corporizada, que explora los procesos cognitivos mediante la interacción entre el cuerpo y el ambiente. Desde esta perspectiva, la indagación y la curiosidad no sólo implican procesos mentales, sino que están arraigadas en la experiencia corporal y en las relaciones con el entorno. En este enfoque, la curiosidad se entiende como el resultado de experiencias sensoriales y motoras que contribuyen a la formación del conocimiento. La exploración activa, háptica y la observación despiertan la curiosidad, generando un ciclo continuo de preguntas e indagación sobre el mundo que nos rodea.
[…] la curiosidad se entiende como el resultado de experiencias sensoriales y motoras que contribuyen a la formación del conocimiento.
La cognición corporizada considera al cuerpo como un agente activo en el proceso cognitivo, destacando que la curiosidad surge de la participación activa del cuerpo en la exploración e interacción con el entorno. Esto implica superar la visión del cuerpo como un simple vehículo para el cerebro, ya que reconoce su papel esencial en la generación de preguntas, la búsqueda de respuestas y la construcción de conocimiento. La conexión inseparable entre las emociones y el pensamiento también se subraya, porque la curiosidad implica emociones conectadas a experiencias corporales, como el asombro, el interés y la excitación.
Además, la materialidad del entorno juega un papel crucial en la exploración y la coordinación corporal. Los objetos y ambientes sociomateriales generan diversas trayectorias de indagación, aportando diversidad a los resultados exploratorios. En la educación, generar curiosidad se presenta como la mejor manera de promover aprendizajes situados, corporizados y significativos, manteniendo vivos estos elementos esenciales para el proceso de aprendizaje a lo largo de la vida.
Melina Gastelum es licenciada en Física, maestra y doctora en Filosofía de las Ciencias Cognitivas por la UNAM. Tiene un Máster en Filosofía, Ciencia y Valores por la UPV/EHU y es profesora de tiempo completo en la UNAM.
Flavia Cuddemi es una artista siciliana que vive y trabaja como ilustradora y pintora en Roma. Estudió ingeniería biomédica y tras unos años y muchas reflexiones dejó su trabajo para dedicarse de lleno al arte. Sus delicadas imágenes exploran la relación genuina que podemos establecer con el mundo que nos rodea y nos inspiran a pensar en nuevas formas de acercarnos, disfrutar y aprender de nuestro entorno. www.flaviacuddemi.bigcartel.com | Instagram @flaviacuddemi