3 minute read

4 MIL CARACTERES CON ESPACIOS PARA TRES EDIFICIOS PRECISOS

por Jorge Vázquez Ángeles

La obra del británico David Chipperfield —ganador del Premio Pritzker 2023—, muestra cómo la precisión tiene un lugar primordial en la práctica arquitectónica al intervenir casi de manera quirúrgica los edificios y espacios urbanos en los que trabaja.

La precisión es la huella de toda manifestación humana, un rasgo fundamental de la cultura. La arquitectura no es la excepción. Si colocar una piedra en el desierto es un acto arquitectónico, Louis Kahn lo dijo, éste implica una reflexión que incidirá en el punto correcto donde colocar esa piedra. No más adelante, no más atrás: en el punto exacto.

La precisión en la arquitectura no es sólo una condición matemática para hacer cálculos estructurales o medir áreas construidas. También trasciende lo administrativo. Intervenir contextos urbanos o edificios históricos requiere de mucha precisión. La Isla de los Museos de Berlín es un buen ejemplo.

Aquí se encuentran cinco museos construidos en el siglo XIX a partir de un plan cuyo objetivo era hacer públicos los acervos de los reyes prusianos. El caso del Neues Museum es paradigmático. Durante la Segunda Guerra Mundial quedó prácticamente destruido por las bombas aliadas y así permaneció más de cincuenta años. Esta cualidad ruinosa fue definitiva para el edificio proyectado por Friedrich August Stüler. La restauración, efectuada entre 1997 y 2009, siguió una línea muy clara: las marcas y cicatrices permanecerían como recuerdo de los sucesos pasados. David Chipperfield, arquitecto británico a cargo (en México tenemos una obra suya: el Museo Jumex), restituyó la volumetría original: una crujía en L y una esquina. Estos “injertos” se evidencian con una piel de ladrillos reciclados.

La escalera monumental del museo, pieza con un inconfundible aroma imperial, fue otra de las pérdidas en los combates. Se diseñó una nueva, construida con bloques de concreto blanco y pedacería de mármol de Sajonia. El nivel de precisión en los despieces es una de las características más visibles de Chipperfield.

En las salas del museo también se usan estos bloques blancos, junto con algunos fragmentos de muros originales. La intervención en este recinto es una delicada labor de cirujano.

El destino se empeñó en darle a Chipperfield más trabajos de precisión en la Isla de los Museos. La James-Simon-Galerie Museumsinsel, una galería-columnata, cumple con una función muy importante: es la entrada principal a la isla.

El predio donde se construyó estuvo ocupado hasta 1938 por un edificio administrativo conocido como Neuer Packhof, obra del arquitecto Karl Friedrich Schinkel (autor del soberbio Altes Museum). Sin embargo, no todo fue miel sobre hojuelas para Chipperfield. El proceso de construcción fue largo, de 1997 a 2019, pues se trabajó de forma paralela con el Neues Museum. Su primera propuesta fue rechazada tajantemente por los críticos alemanes que consideraron que sus cajas de vidrio estaban fuera de lugar.

El proyecto final resuelve tres problemas: dar continuidad urbana a la columnata dórica de la Bodestrasse; crear una nueva fachada hacia el canal Kupfergraben —aquí la columnata blanca contrasta con el tono oscurecido de las enormes columnas del museo— y fungir como un vestíbulo que permite entrar al Pergamonmuseum y al Neues Museum; además, aquí inicia el Paseo Arqueológico, una galería subterránea que conecta con otros dos museos.

La precisión de este proyecto es fundamental, al respetar y validar las diferentes escalas en esta esquina berlinesa: la escala peatonal, del río y de los museos a los que acompaña.

Diez años tomó concluir los trabajos de la Royal Academy of Arts, ubicada en Londres. El arquitecto une dos edificios: la Academia y el que fue sede de la London University: Burlington House. La unión de dos cuerpos distintos —uno es del siglo XVII; el otro, del XIX— se da mediante un paso subterráneo que nace en

Burlington House y atraviesa viejas áreas de almacenamiento, hoy convertidas en sitios de exhibición. Luego, la colindancia se transforma en un puente de concreto que asciende al piso principal de la Academia.

El resultado es un trabajo híbrido de restauración, renovación y adecuación donde la precisión matemática y estética deja en claro las razones por las que David Chipperfield obtuvo el Premio Pritzker este año

Jorge Vázquez Ángeles (Ciudad de México, 1977) es arquitecto por la Universidad Iberoamericana. Desde 2003 se dedica a la literatura y la edición. Ha sido editor de las revistas Leemás y Tierra Adentro. Sus artículos pueden leerse en Casa del Tiempo de la Universidad Autónoma Metropolitana. Es fundador del sitio www.metropolifixion.com www.davidchipperfield.com | www.pritzkerprize.com

This article is from: