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Norma Mayorga
NORMA MAYORGA (Bolivia)
Nació en La Paz, Bolivia el 17 de julio 1950. Profesora de Literatura, Asesora Pedagógica, poeta, narradora y ensayista. Realizó un curso de administración escolar en Osaka Japón (2003). Representó a Bolivia en el Forum de la Palabra en Barcelona (mayo 2004) como parte del Comité Escritores en Prisión del PEN Bolivia. Cofundadora de Escritores Unidos (ESUN). Actual presidenta de ESUN. Por su trabajo pedagógico y literario ha recibido varias distinciones departamentales y nacionales. Sus poemas y cuentos forman parte de importantes antologías nacionales e internacionales. Tiene microrrelatos incorporados a varias antologías, que se hacen más famosos con la difusión en las redes sociales. Libros. Cuento infantil: Un dragón en Sipe Sipe (2016), Es un bóxer mi doctor (2ª ed., 2017), El gusano turista (2017). Antología poética: Azul infinito —en coautoría con Gonzalo Montero— (2018). Poesía: Camino de cardos (2006). Poemas y cuentos para niños: Bajaron las nubes (2009). Cuento: Entre el terror y el amor (2018).
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REFLEXIONES EN TORNO A LA LECTURA Y EL LIBRO (ensayo) Norma Mayorga En ocasión de recordar el Día Internacional del Libro, me parece pertinente referirme a 3 aspectos relacionados con el libro: Los índices de lectura, el libro y la relación autor, lector en la lectura comprensiva.
Respecto al primer punto, indicar que el año 2020, según los datos de la Unesco, en Latinoamérica, Venezuela es el país con mayor promedio de horas dedicadas a la lectura seguida de la Argentina, Chile, Méjico y Brasil. Con inmensa pena y ninguna sorpresa ver que nuestro país Bolivia no figura entre los índices de buena lectura a pesar de los esfuerzos por reducir el analfabetismo. Estos datos traen a mi memoria algunas escenas respecto a la poca o ninguna valoración del libro en una mayoría de los hogares. Recuerdo que, a mi abuela, a pesar de ser una mujer muy inteligente le disgustaba vernos sentados, con un libro en la mano cuando todos estaban en laboriosa faena. Leer un libro en esas circunstancias, era un pecado. El día se hizo para trabajar y las manos siempre tienen que estar ocupadas” nos decía. En el templo de aquellas creencias las manos tenían un sitial muy alto porque gracias a ellas el mundo había crecido. Gracias a las manos estaban los sembradíos bien atendidos con el regalo de buenas cosechas, gracias a las manos los telares avanzados con abrigo para la población, los alimentos procesados, gracias a las manos existían toda suerte de artesanos y manufactureros. Me pregunto si en todas las sociedades predominó ese espíritu pragmático de ver la lectura como un ocio. Grandes filósofos, escritores y novelistas imagino sufrieron ese trato en su entorno.
No valorar la actividad que ellos habían elegido, ver los libros y la lectura como un atentado al proceso de producción imparable de las sociedades. Escenas de la quema de libros como en el Quijote de la Mancha, Biblioteca de Alejandría, Biblioteca Nacional de Bagdad, la Biblioteca de Los ángeles y muchas 65
otras, muestran el fanatismo de grupos políticos y religiosos en contra de la cultura. Los clásicos sabían que el alma humana necesitaba del ocio para producir mejor. Josef Piefer en su libro El Ocio y la Vida Intelectual, hace una magistral apología a lo que es la actitud espiritual y contemplativa. En ese mundo plenamente utilitarista donde todo tiene que ser rentable, eficaz, productivo, Peifer defiende el ocio como parte de nuestra cultura. El ocio tiene su origen en la fiesta, Y es su carácter festivo lo que hace que el ocio no sea carencia de esfuerzo, sino lo contrario al esfuerzo Afirma que aquellos trabajadores a quienes se les quita la opción de meditar, llegarán al sinsentido de la vida. Es que esos momentos de ocio o contemplación pueden llevar a una mejor calidad del trabajo. Parafraseando a este filósofo podríamos decir que la lectura hará que el trabajo sea más liviano. La lectura es una actividad placentera y beneficiosa para el ser humano. Ayuda a reducir el estrés y aumenta la función cerebral. Algo positivo que trajo la pandemia es que con el confinamiento la lectura fue la única manera de oxigenar el espíritu. Existen reportes en España, Colombia, Argentina y otros países que el Maldito 2020 fue un año excelente en los índices de lectura con un 34,7 de lectores diarios.
De Bolivia no tenemos datos sin embargo todos los escritores estamos seguros que con el repunte de la virtualidad, se han duplicado las Ferias de Libro, conferencias, tertulias, charlas virtuales. Esos momentos de ocio a la que nos llevó el confinamiento llevaron a valorar la lectura. Las ventas de los libros en nuestro país son muy bajas posiblemente por la crisis económica que vino junto con la pandemia.
Con el transcurrir del tiempo y el desarrollo acelerado de la tecnología, el libro de papel dejó de ser la única forma de difundir literatura artística o científica. Actualmente son las computadoras y los celulares a través del internet, la puerta de oro para llegar a las bibliotecas más completas, aunque estén en los lugares más alejados del planeta. El lector está listo esperando desde su Tablet, el libro de su agrado. 66