En el primer capítulo de Autenticidad reflexiva. El proyecto de la modernidad después del giro lingüístico, Alessandro Ferrara empieza haciendo un breve diagnóstico del estado de la cuestión en torno al problema de los límites y posibilidades de la modernidad, particularmente en torno a la concepción y el sentido de la racionalidad. Como sabemos, la crítica a la modernidad, ilustrada, universalista y formalista, comenzó a hacerse, casi con la propia modernidad, desde los inicios del siglo XIX (con el romanticismo). Esta crítica se agudizó en diversas líneas del pensamiento del siglo XX hasta llegar a las posturas radicalmente anti-modernas del llamado posmodernismo. Al mismo tiempo, varias corrientes filosóficas del siglo XX (el positivismo, el neopositivismo, el neokantismo, etc.) mantuvieron parcialmente o de forma desleída algunos principios de la Ilustración.