La Artillería Edición #12

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revista de arte

Editorial

Aqroarte GalerĂ­a a cielo abierto Una realidad del GrafĂąti De jardines involuntarios a territorios de voluntad Los tres enemigos del arte pĂşblico Graffiti. aprendiendo de arte

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Créditos LA revista de arte Publicación periódica, espacio de discusión sobre arte actual y actividad cultural de la ciudad de Medellin y el Área Metropolitana.

Redacción Úrsula Ochoa Jorge Largo Diego Chavarría Erika Sosa Edición Diego Chavarría Diseño y diagramación Erika Sosa Fotografías Agrocleta Jomag Parque Biblioteca Doce de Octubre Erika Sosa


Esta edición, la número 12 y la última del año, ha sido un reto que nos propusimos para darle cierre al 2014 de una manera acorde a una de las realidades que vive el arte de nuestra ciudad. El arte urbano como eje central de esta publicación se convirtió no solo en la excusa para darle continuidad a La Artillería, sino también en una fuente de conocimiento global que nos ha permitido - a l equipo a rtille ro - entrar en contacto más directo con este medio artístico y cultural que impacta altamente a la sociedad. El espacio público es un tema que crece cada momento, y allí se dan muchos mensajes de muchas maneras, que generan todo tipo de respuesta en el transeúnte. Eso es lo que pretende La Artillería con la edición #12, plasmar algo, un poco, de lo que surge en la cotidianidad de lo cotidiano. Si se hace necesario, olvidemos el concepto arte, e indaguemos “simplemente” en lo que sucede afuera en las calles. La tarea de los textos y reseñas que publicamos en esta revista es la de visibilizar los lenguajes, y por supuesto, los diferentes agentes que reflexionan acerca de expresiones que se dan fuera del museo y la galería.

...plasmar algo, un poco, de lo gue surge en la cotidianidad de lo cotidiano. El resultado, además de ser rico en contenidos, nos permitió experimentar la enfermedad del espacio, de una manera consiente e inquieta despertó una mirada más abierta sobre todo aquello que nos rodea: cosas, caminos, muros, personas, naturaleza; cada “ insignificante” elemento que conforma nuestro mundo físico. Esta revista es la apertura hacia cosas que pasan afuera, pero sobre todo es una invitación a sentir el espacio y sus acontecimientos como algo propio, algo que nos afecta como habitantes de la ciudad y el barrio.

Editorial



A G R O A R TE

Por Erika Sosa

En la contemporaneidad el espacio público ha venido a reclamar un papel fundamental en la interacción del ser humano, el arte y el espacio que los contiene. Cada día vemos cómo este asunto va acaparando cada vez más las reflexiones y campos de acción del artista, partiendo desde una posición que acerque al hombre con los entornos, abandonando las ideas de ser simples trayectos alejados de la cotidianidad y la vida social. Para Félix Duque el espacio del griego stadion viene a ser articulado como sede indefina - y disponible ad libitum - de toda explotación y maximización de beneficios en cuanto expresión de lo rígido, lo inerte y lo fijo (o sea, de todo lo cuantitativamente fijado)? Con el aumento de la sensibilidad hacia el exterior, y con los estudios que teóricos como Duque han desarrollado en pro de esclarecer la realidad que rodea el tema, surgen nuevos planteamientos de cómo apropiarse, intervenir y vivir en ese espacio, que es más nuestro de lo que muchos otros piensan. Las calles, sus muros, andenes y plazas, son para muchos artistas, el soporte de creación, el tema de

reflexión y el medio de exponer ideas que de una u otra manera apuntan a asuntos políticos y sociales. Afuera del museo y la galería, los lenguajes se multiplican, los espectadores aumentan y la técnica, se relega al servicio de la expresión. El espacio es de todos, argumenta Félix Duque en su texto arte público, y en ese orden, cualquiera podría hacer uso de este para su creación, se suele pensar que es exclusivo de lo que se ha venido llamando “ arte urbano” pero es plataforma igualmente, para otro tipo de expresiones. Algunos lo usan como escenario de baile, otros de canto, algunos para hacer malabares y trucos circenses, algunas personas para transformar los elementos ahí existentes, otros para registrar a través del visor de una cámara fotográfica, personas que se mueven, gritan, se desnudan, otros para sembrar o cosechar. Pues bien, entre tantas nuevas formas de dialogar con la ciudad, y retomando las tradiciones de nuestros ancestros, un grupo de jóvenes viene desarrollando desde hace ya siete años, un proyecto


llamado Agroarte, que se ha convertido en su discurso, no solo para proveer a comunidades de plantas, flores y huertas, sino para sembrar buenas prácticas sociales, pacíficas y creativas. Agroarte comenzó a gestarse en el año 2007 por su líder más conocido como Aka, quien desplazado por la violencia tomó la decisión propia de cambiar su realidad, y al mismo tiempo la de su comunidad. Aka, además de sembrar y enseñar lo que sabe del campo, las plantas y la tierra, hace música, otra de las herramientas con la que busca transformar realidades. Agroarte es una plataforma que sirve para dar vida a un conjunto de proyectos, que aunque tienen el mismo hilo conductor, se despliega como una nueva herramienta que aporta al objetivo principal del colectivo: fusionar elementos de siembra, cultivo, creación y música en espacios de la ciudad de Medellín .2 De allí se desprenden proyectos como Agrocleta, la Agroteca y Dispensadores de felicidad, cada uno con el sello característico de la siembra, pero impactando desde diferentes puntos al público y la ciudad. Los Dispensadores son una forma de entregar a otro, el resultado de su trabajo, ya sea a través de un planta transportable o de una parte de la cosecha del mes que se cultiva en Casa Morada, sede principal del colectivo, y donde realizan jornadas semanales de siembra, cosecha y, su acción favorita: compartir; la Agrocleta es un medio de transporte -bicicletas- que posibilita el desplazamiento de los elementos propios del trabajo de siembra, posibilitando un mayor alcance y la utilización de otros espacios urbanos, como


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calles, agujeros y aceras, este proyecto es de Gioanny Sáenz quien conforma Agroarte desde hace más de un año. Por otro lado, Agroteca es la utilización de la Biblioteca Presbítero José Luis Arroyave en el barrio San Javier como plataforma de Agroarte; la comunidad cercana a este espacio, la Institución y los espacios aledaños se unen para dar vida a huertas verticales, actividades de siembra, y para educar a niños y adultos. Debo confesar que se me hace un poco difícil dejar a un lado la emocionalidad frente a un proyecto que evidencia transformación - ta n g ib le e intangible- y que desde el momento en que uno lo conoce, logra una conexión, que en mi caso sucedió desde lo humano y ecológico, pero que realmente trasciende los fundamentos del arte y la agricultura. Y es que si el hombre-naturaleza es un asunto repetitivo en el discurso académico e investigativo, de la misma manera, y puede ser con mayor fuerza, naturaleza -a rt is ta contiene también un eje central que

"UNBUENRAPERO SIEMBRA"


Como lo expresó el Ministerio de Educación Nacional en su momento: “Para el artista, el diálogo con la naturaleza es una condición indispensable. El artista es un ser humano, él mismo naturaleza, y es parte de un espacio natural. Pero las maneras para que ese ser humano se busque a sí mismo en la naturaleza, en el estudio que haga de ésta y en su producción, pueden variar en número y en clase, según como se vea a sí mismo en ese espacio natural " . 3 De la primera relación con la tierra surgió Agroarte, pero siendo insuficiente con el simple acto de sembrar y cosechar, este colectivo desarrolla numerosas relaciones como interactuar con los espacios baldíos de la ciudad, compartir conocimiento y experiencias entre comunidades, musicalizar nuestra realidad por medio del hip hop, crear paisajes agro-urbanos, impulsar el trabajo colaborativo, utilizando como base fundamental de todo ello, un pensamiento alternativo que les permita continuar con su trabajo, para llegar a más y más personas dentro de la urbe. Un proyecto ejemplar, de tejido y transformación social. Sigo pensando que los medios son solo accesorios de ideas que trascienden el arte y la cultura. El poder de este tipo de iniciativas no se halla en la forma, la cantidad, ni siquiera en las Instituciones, el valor de Agroarte se halla en su efecto sobre la sociedad, en cómo moviliza la ciudadanía y cómo a través de la siembra posibilita el habitar, la vida y la ciudad.

Fuente imágenes: AGROARTE 1 DUQUE, Félix. Arte urbano y espacio público, Res pública, 26, 2011, pp. 75-93. 2 Ideología expuesta por el colectivo mismo. 3 Educación artística: áreas obligatorias y fundamentales Libro / Colombia. Ministerio de Educación Nacional. Cooperativa Editorial Magisterio, Bogotá, 2000, pag. 107


Casa Morada



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La ciudad Quienes por convicción o necesidad escogimos vivir en las ciudades nos enfrentamos a no pocos inconvenientes: caos vehicular, contaminación, congestión, desempleo, pobreza, todo en medio de calles y edificios que, pensados para facilitarles la vida a los ciudadanos, se han vuelto poco a poco, lugares difíciles de habitar. Los muros y las calles nos protegen, sin duda, nos hacen la vida más vivible, pero también es cierto que la vida aquí es agobiante, pesada. Los espacios públicos, si bien, están pensados para que todos vayan tranquilos y lleguen más rápido y seguros a un lugar donde encerrarse, no son lugares muy democráticos, donde todos podamos ser, vivir, estar, opinar. Como dice Manuel Delgado: “el espacio público es un lugar para la mediación entre sociedad y Estado, lugar organizado para que en él puedan cobrar vida los principios que hacen posible el libre flujo de iniciativas, juicios e ideas. Pero ese espacio público no existe. Es una quimera, una leyenda... ” .1 Es verdad, ese lugar teórico es bastante distinto cuando bajamos a la realidad de la calle. El espacio público es privado y las instituciones (gobierno, policía, escuela, empresa privada) se unen para administrarlo, dejando por fuera, o dándoles poca presencia, a quienes habitan la ciudad. El ciudadano de a pie cabe poco en los programas de urbanismo que plantean las instituciones, pues tristemente es verdad — y con mayor fuerza en ciudades

emergentes como la nuestra— “ que en la calle y en la plaza sólo caben las pruebas inequívocas del final de una clase media universal y feliz, a solas consigo misma en un mundo sin conflictos y sin miseria.” Afortunadamente hay excepciones a esa verdad. Hay quienes viven en la ciudad pero no se atreven a salir de los cómodos edificios donde tienen sus casas, sus oficinas, sus lugares de consumo y de entretenimiento. Otros prefieren la vida en el campo, pero muy a su pesar viven en la ciudad. Y hay un gran grupo humano que vive la ciudad, no como un lugar al que hay que temerle ni del que hay que huir, gentes que viven en la ciudad y de ella; de sus bondades y defectos, ganan fuerza para vivir, para estar sin temores ni deseos de irse. Ciudadanos que se atreven a estar en la calle, que la disfrutan, que viven en ella y que hacen de ella su casa, su hábitat, un hábitat en el que ellos intervienen a su manera. Han hecho suyo, de un modo particular, el mandato democrático que desea que la ciudad sea para todos. Dicho de otro modo, pese a que cualquier intervención no autorizada es perseguida y marginalizada, quienes han hecho suya la calle, lo han hecho a través de un diálogo que usa actos, marcan su territorio y al hacerlo defienden su lugar en la ciudad. De todos los grupos urbanos que desafían ese orden del espacio público, de todas esas “tribus urbanas”, una que sobresale por las múltiples maneras en que ha


Stinkfish / Mamm


asumido la ciudad es la cultura hip-hop que hace presencia en no pocos rincones de las ciudades. Ese movimiento que empezó en la ciudad de Nueva York y en poco tiempo se extendió a otras latitudes ha ofrecido a muchos citadinos una maravillosa posibilidad de habitar la ciudad, pues su baile (el break dance), su expresión pictórica (el graffiti), su expresión lírica (el rap) recurren a espacios públicos de los que se apropian dándoles vida, color, sonido y movimiento. Tal vez de entre todas sus formas de expresión, el hip-hop habla más fuerte y claro cuando se expresa en forma de imágenes, es decir, a través del graffiti, pues no hay que ir a un lugar especial, no hay que sintonizar una emisora específica, simplemente hay que caminar por las calles de la ciudad y levantar la mirada hacia esos muros pintados. Entre los artistas locales que se apropian del espacio urbano como una galería tenemos a Stinkfish, un artista de la ciudad de Bogotá que a menudo hace intervenciones en otras ciudades del mundo. Stinkfish interviene grandes paredes donde fija su particular manera de transformar en arte urbano fotografías que él mismo toma. (Uno de sus trabajos fue el rr^uro que pintara al lado del MAMM en 2010).

El muro A ese texto, esa firma, ese dibujo pintados sobre una pared pública los conocemos con el nombre genérico de graffiti. En términos generales, el graffiti tiene dos vertientes, una que es básicamente texto y usan muchos artistas para dibujar sus nombres en forma de cintas multicolores que se cruzan y entrecruzan (tags) y otra vertiente que usa formas pictóricas (Street art), de una forma similar a cómo lo hacen los pintores de caballete. Entre muchos ciudadanos ajenos a la cultura hip-hop, pintar en la pared es un crimen, un vandalismo, un acto condenable. Sin embargo, si uno se atreve a salir de esa “clase media universal y feliz” que menciona Delgado, y se acerca a lo que hay en esos muros, descubrirá que más que rayones, más que vandalismo, lo que hay es un universo estético que, además de iluminar y embellecer las paredes grises de la ciudad, contiene claves para leer el lugar que habitamos, contiene denuncias en forma de imágenes, puntos de vista sobre la vida; descubrirá que algunos de esos graffitis contienen incluso el lenguaje maduro de artistas que en lugar de lienzos o papeles, escogen las paredes de la ciudad como soporte para su obra. Si uno está dispuesto a mirar y contemplar los muros pintados de su ciudad, descubrirá con sorpresa que está ante una galería a cielo abierto que abre 24/7, una galería que no pide aporte voluntario, una galería sin vigilante, sin nota curatorial, sin horarios.

DETODASESAS"TRIBUSURBANAS",UNAQUESOBRESALE PORLASMULTIPLES MANERASENQUEHAASUMIDOLACIUDADES LACULTURAHIP-HOP


Los lugares tradicionales, la galería, el museo, la academia exponen para expertos o iniciados. Las personas ajenas a esos círculos poco visitan colecciones de arte. La ciudad como una galería, en cambio, es un lugar abierto a todos, abierto a quien quiera mirar: expertos y legos, espectadores que se sienten atraídos por lo que ven, sienten repulsión, o ni siquiera llegan a ser espectadores. ¡Maravilla esa que hace que la ciudad entera sea una galería en cuyos muros se exhiben constantemente obras de arte que los ciudadanos atentos y sensibles no dudan en comentar o confrontar (con palabras o actos)! Quienes más lejos han llevado esa idea de galería abierta son los representantes del Street art, que han asumido las paredes de la ciudad como lienzos donde plasmar sus ideas gráficas, artistas que han desarrollado un lenguaje propio y que han encontrado la manera de reinventar visualmente los espacios públicos para hacer declaraciones artísticas que le llegan a un inmenso público. Cuánto nos quejamos de que la ciudad no actúa para hacernos la vida más vivible, pero no hacemos nada para corregir ese olvido. Los artistas urbanos, en cambio, se apropian de la ciudad, entienden mejor que la ciudad es de todos y hacen de ella su casa. Otro artista local es Shamo, un artista de la ciudad de Envigado que además de pintar en la pared, tatúa, oficio que quizás amplía su universo visual y haga que sus intervenciones ganen más y más admiración. (Muchos artistas locales batallan para hacer su arte, gestionan muros, concesiones ante las autoridades. Y, pese a gestiones y contactos, no falta quien pida u ordene que se borren muros, obras. La movida grafitera no descanza, pero todavía hay mucho por hacer, mucho por conquistar). Shamo


El graffiti Hay una visión de la estética que se aterra a esa idea de que el arte debe ser bello, y desconoce las manifestaciones donde reinan el caos, el desorden, lo que no tiene forma, lo que es apenas un gesto. Esa visión del arte desconoce que estas son categorías estéticas cargadas de sentido, capaces de despertar sentimientos. Tal vez, esa visión del arte que se instala firmemente en una única manera de entender la estética, también mira por encima del hombro el arte que se hace sobre superficies no convencionales: los muros de una ciudad, la piel humana. Somos hijos de una tradición que ha puesto una cierta idea de belleza en el centro de la discusión estética, y esa idea monolítica hace que muchos miren de lejos y con reservas a los artistas urbanos. El profesor Pere Salabert nos dice algo que vale la pena recordar: “ cada época reinventa sus propias formas de representación para fines que le son propios”. 3 Quizás el museo, la galería, el curador y la curaduría ya no son los dueños de la palabra en este ámbito del arte. Tal vez lo propio de nuestra época sea el arte urbano, ese que cambia lienzos por paredes, salas por espacios públicos, galerías por ciudades, público especializado por ciudadanos de todas las clases. Sin duda las formas de representación hoy son otras, ¿por qué habría de permanecer igual el resto? Algunos de los grafiteros que más lejos han llevado esa idea del arte urbano son artistas que han desarrollado un lenguaje propio y van por las ciudades dejando huella de su manera de ver el mundo.

Algunos “habitantes de la calle” En el circuito mundial hay algunos artistas cuyas obras han sido comentadas, fotografiadas y admiradas ampliamente. Al margen del ruido que generan sus nombres no solo entre la cultura hip-hop, sino entre los empresarios de marcas comerciales, sus trabajos son obras que difícilmente dejan indiferente al peatón que las encuentra. • Un artista que ha llevado muy lejos esa idea de intervenir la ciudad de manera que los peatones reaccionen frente a determinadas imágenes es el francés JR. En lugar de pintura, JR usa fotografías en blanco y negro en formatos gigantes que adhiere luego a paredes que quedan casi completamente cubiertas. En sus fotografías, JR muestra básicamente rostros que te miran, que te lanzan un gesto, provocan una reacción. Uno de sus proyectos más ambiciosos fue el que hizo en 2010, en compañía del también artista urbano Marco, para cubrir ambas caras de un sector del muro que separa a Israel de Palestina.


Cuarentaiún fotografías de rostros de palestinos e israelíes que desempeñan los mismos trabajos (médicos, conductores, abogados, etc.), ninguna nota explicatoria, solo el dato de que esos rostros pertenecen a palestinos e israelíes. El propósito era señalar que los enemigos no son tan diferentes. Cuatro años después el conflicto palestino-israelí sigue igual de crudo o más. En términos sociales no logró su objetivo, pero en arte se anotó una gran victoria, pues su intervención hizo que la gente se implicara profundamente. • Un pintor oriental que se ha ganado un lugar en el circuito mundial de artistas urbanos es el chino DaLeast, cuyas figuras puntillistas gigantes parecen hacerle un guiño a la obra de los impresionistas franceses. Frente a una de las sublimes intervenciones de DaLeast difícilmente uno puede seguir de largo. • Miss Van es una artista francesa que es un ejemplo llamativo de la fuerza que puede tener una ciudad como galería de arte urbano. Miss Van es de la ciudad de Toulousse, pero cuando fue por primera vez a la ciudad de Barcelona decidió mudarse allí solo porque el arte urbano que encontró — según sus propias palabras— está más lleno de color, tiene más libertad, es decir, Miss Van se cambió de “g a le ría /' porque ésta es más interesante, exhibe arte con el que ella se identifica mejor. • Hasta aquí hemos hablado de artistas que ponen objetos o color en las paredes. Un artista londinense, sin embargo, hace lo contrario, retira algo de la pared,

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remueve el hollín, el smog que se va adhiriendo en las paredes de la ciudad. Cuando pienso en este artista, no puedo dejar de pensar en el artista colombiano Oscar Jaramillo que crea esas figuras “a la manera negra" o mezzotinta, en las que cubre la superficie con carboncillo y luego “ borra" para hacer los retratos del bajo mundo medellinense. El artista urbano

londinense Moose, trabaja de la misma manera, solo que no tiene entintar la superficie, pues el tráfico de años han hecho el trabajo cubrir los muros de smog y hollín. Moose usa un chorro de agua a para dibujar sus figuras (reverse graffiti). En sus propias palabras, figuras limpiando las paredes".4•

que sucio de presión “ es hacer

• Otro artista urbano que hace un arte distinto es Jordán Seiler que no tiene reparo en aparecer con su nombre propio. Jordán es el presidente del colectivo Public Ad Campaign, un collectivo de artistas urbanos que van por las calles de ciudades principalmente en norteamerica (USA y Canadá) retirando la publicidad de los paneles publicitarios (para lo que tienen sofisticadas herramientas para destornillar y volver a sellar los paneles) y cambiándola por sus obras de arte en un intento por recuperar el control del espacio público.


A la calle El universo de artistas urbanos que nos muestran otra manera de entender las ciudades es vasto. Todos, de una manera particular, ponen a girar los mecanismos de ciudad, instalando en lugares públicos imágenes que nos interpelan. Y en ese diálogo nos recuerdan — tal vez de manera inconsciente— que también nosotros somos habitantes de la calle, que también tenemos derecho a la ciudad, nos invitan a ser parte de estas calles y edificios que escogimos o nos dieron para vivir. Lo que está pasando — desde hace varias décadas— con el arte urbano es algo similar a una reacomodación de la vida, una llamada a revisar nuestra manera de vivir en la ciudad. Además, el arte urbano nos lanza preguntas sobre qué consideramos arte, qué es lo público y qué es lo privado, cómo participamos en la apropiación de la ciudad donde vivimos, quiénes somos en tanto que ciudadanos. Desde hace años, el impulso vital para hacernos preguntas sobre el ser nos viene de las artes de la imagen (el cine, la pintura). Tal vez estemos ante un nuevo giro de tuerca en ese sentido y estemos atestiguando la llegada a escena del arte urbano. Parafraseando al profesor Salabert, durante la clausura de su seminario en Medellín,5 recordemos que los límites del arte son personales, no universales, sus posibilidades llegan hasta allí, donde nosotros decidamos fijarlas.



1 Delgado Ruiz, Manuel, tomado de http://manueldelgadoruiz.blogspot.com/ 2 Ibídem. 3 Salabert, Pere, La redención de la carne, p. 33. 4 Tomado de: http://www.urbanghostsmedia.com/2010/10/reverse-graffiti-environmentally-friendly-urban-spray-art/ 5 FILOSOFÍA DEL ARTE Y VALOR ESTÉTICO. DESDE AYER PARA HOY: ARTE Y ARTESANÍA, TÉCNICA Y TECNOLOGÍA. Seminario UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA (Facultad de ciencias Humanas y Económicas, UNC) e INSTITUTO TECNOLÓGICO METROPOLITANO (Facultad de Artes y Humanidades, ITM). MEDELLÍN, COLOMBIA. Días 28 octubre - 5 noviembre 2014.




UNA REALIDAD Como en la mayoría de los casos, Jomag comenzó en el grafñti empíricamente, investigando y boceteando por su propia cuenta realizó las primeras indagaciones de este lenguaje, que poco a poco, durante dos años, se ha convertido en su forma predilecta de expresión, la manera de decirle al mundo quién es y el por qué ser así. Aunque su técnica, sus temas, sus procesos e inquietudes han cambiado durante este tiempo, inició con las letras y las firmas, para luego inspirarse en la realidad de su contexto y plasmar sobre los muros un trabajo que se encamina hacia lo hiperrealista, lo figurativo y el retrato. Jomag busca imágenes de rostros que le inspiren hacer lo que le gusta, y que nos hablen de ciertas costumbres, las cuales muchas veces tienden a lo indígena, a estos personajes los dota de elementos, detalles y sobre todo color, para crear así figuras que sobresalen del muro, y pueden verse a larga distancia. Dentro de muchos factores, cuantitativos y cualitativos, que han impulsado el crecimiento del arte urbano en la ciudad de Medellín, Jomag menciona dos muy importantes y de gran impacto: El primero, las nuevas tecnologías de materiales y procesos; el segundo, los medios masivos de comunicación que permiten una mayor apertura del conocimiento, de la construcción colectiva y distintas plataformas de creación.

Medellín, como muchas otras ciudades del país, viene poniendo su mirada sobre el arte urbano como un medio de expresar, afianzar tradiciones, e impulsar el talento de sus jóvenes. De ahí que el apoyo económico, educativo, espacial y permisivo de las entidades gubernamentales y privadas, viene encaminándose a patrocinar las actividades de artistas como Jomag para la realización de murales y eventos de pintura en vivo. Para Jomag, estas estrategias comerciales posibilitan desarrollar el arte urbano y abrir nuevos caminos que lo conecten con el espacio público y las personas. Lo dijo Silvia Arango hace unos años “ En los últimos años, se vive en el mundo contemporáneo un momento excepcional que se presenta en la historia con rara frecuencia el de un cambio global en las concepciones que la sociedad tiene del espacio urbano, con todo lo que esto significa como transformación de las aspiraciones y del sentido de la sociedad como un todo".1 Allí, en la gente, se encuentra uno de los elementos que más impactan a Jomag. Para él, el ejercicio del arte urbano no tiene sentido sin las personas que habitan los espacios, las personas que se identifican con su obra, y las personas que se apropian de su lenguaje. El grafñti le ha permitido acercarse y conocer


DEL GRAFFITI

Por Erika Sosa

lugares, leerlos, no solo a partir de sus características arquitectónicas y espaciales, a las actividades que giran en torno a, sino también a los seres humanos que conviven, activan y residen en él. Jomag es uno de los jóvenes que conforma Casa de Hip Hop Kolacho, una corporación que viene trabajando desde hace más de cuatro años en el arte urbano, con importantes y valiosas intenciones, apuntando no solo al graffiti, sino también al hip hop, al break dance, la producción audiovisual, el comercio de productos, y por supuesto, a la educación. Casa Kolacho es un espacio en el que se suma conocimiento y experiencia con el fin de impulsar la creación artística de los habitantes de la comuna 13 e impactar la ciudad desde diferentes ámbitos. La obra de Jomag contiene muchos elementos, algunos visibles y otros no tanto; algunos vienen de sus ideas y otras de sus objetivos. Por ejemplo, el color es muy importante en su proceso creativo; en los detalles, los ornamentos, las letras, el vestuario o en el fondo, Jomag enfatiza con color, texturas y efectos. El graffiti de este artista urbano de la ciudad de Medellín contiene una búsqueda continua por plasmar Puente Guayaquil


sobre el muro lo que existe alrededor del mismo, las personas, los momentos, las acciones y gestos, en resumen, la vida misma del espacio que rodea a sus obras. Y finalmente, su interés por perfeccionar su técnica artística, aunque quisiera no encontrar el final del camino en el arte urbano, la evolución técnica y formal es uno de los objetivos artísticos de Jomag. Además de los elementos formales y conceptuales que se evidencian en su trabajo, sumado a la importancia que tiene el debate sobre las contradicciones y/o transformaciones del arte urbano en el mundo, Jomag es claro y conciso cuando se le pregunta acerca de su postura ante la realidad actual del graffiti, para él se trata de un mensaje global que intenta llegar a cada persona y en esa medida él habla de murales y de graffiti; el primero se concentra en lo figurativo, lo que suele gustarle más a las personas, lo que se conoce como muralismo realista; el segundo es un trabajo que nace de la escuela en Estados Unidos, donde se encuentran los cimientos más importantes de las letras y el rap que dieron vida a lo que hoy conocemos como arte urbano. Para desarrollar obra del pintor, importantes del Rek-Sks/Kac, de de Jomag.

ambas propuestas, Jomag se inspira en la escultor, y uno de los grafiteros más mundo, el español Belin. Ink Crew y Colombia, son también referentes artísticos

Además de hacer arte urbano, aunque es su enfoque número uno, Jomag dibuja y pinta; a su manera mezcla las técnicas del muro con las del papel. Este año fue uno de los ganadores del IV Concurso Nacional de Dibujo Reconcili-ARTE que organiza Faber Castell junto con el Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá, lugar donde expuso su obra participante.


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Terrón Coloreado Cali

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Actualmente Jomag es estudiante de artes plásticas en la Universidad de Antioquia. Para él, la carrera representa una manera de afianzar su conocimiento y experiencia, aunque piensa que “ lo urbano no debe meterse del todo en la academia”, y que por el contrario, la academia debe introducirse más en el arte urbano, tanto desde la investigación, como desde la producción. Jomag quiere seguir viajando y pintando, conocer personas y lugares que van alimentando su espíritu creador, recuperar personajes que hablen de lo que somos; quiere continuar evolucionando con el deseo de no llegar a sus límites, para él, ese significa el final.

Fuente imágenes: JOMAG CIA MEDELLIN 1 Museo de Antioquia- Museo de Arte Moderno de Medellín. Memorias del primer coloquio latinoamericano sobre arte no-objetutal y arte urbano, Medellín, 2011, pag. 249


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De jardines involuntarios Territorios de voluntad Por Diego Chavarria



Vivir en el siglo XXI nos puede llevar a adoptar costumbres mecánicas, en las que nuestro accionar se acerca más a la concepción de un cuerpo transformado en objeto de uso, reparado o desechado según sea el caso y que no tiene propósito mayor que el de aportar a un sistema productivo. Caminando entre espacios construidos para cumplir con este propósito y emplazándonos en lugares que quedaron ya muy lejos de la concepción de hogar. Consecuentemente las nuevas dinámicas que se generan entre el espacio urbano y quienes lo recorremos continuamente se han convertido en objeto de estudio para cualquier disciplina que se preocupe por el desarrollo humano; y por ello comprender e intervenir en los procesos de memoria colectiva desde un enfoque discursivo y performativo, enlazando eficientemente la narrativa del pasado con los nuevos usos del espacio público en la acción contemporánea, es una de las tareas que se han comprendido dentro de la labor que algunos artistas han decidido abordar. Margarita Pineda Arias, artista de la ciudad de Medellín ha trabajado desde la década de los noventa bajo una línea que enlaza la memoria, el espacio y el accionar contemporáneo. Pineda empieza reflexionando sobre el papel que desempeñan los espacios que constituyen la memoria de los habitantes en medio del despliegue de una ciudad

en constante desarrollo, concretamente sus primeras aproximaciones desarrolladas en la década de los 90 se referían al deterioro y destrucción del patrimonio arquitectónico de la ciudad de Medellín, una negación artística dirigida al ideal de progreso e innovación que lleva ya un buen tiempo imponiéndose sobre una ciudad que cada tanto se olvida más de su humanidad. Pero este papel de la memoria se ha transformado con el tiempo y para su más reciente proyecto al que ha llamado “Jardines Involuntarios”, Pineda marca con un cartel que reza: “Jardín involuntario” aquellas zonas que se han convertido en espacios solitarios y donde la naturaleza ha retomado su lugar, aquellos recorridos olvidados que no parecen pertenecer a nadie pero pertenecen a todos al tiempo. Acciones como estas son importantes labores del arte que se hace necesario analizar a fondo, la fabricación de la realidad es un proceso que se desarrolla en tramas complejas de discurso y elementos materiales, somos seres que interactúan continuamente, la ordenación de nuestras relaciones con el espacio constituye también un nudo de acción que se confrontará con otras fuerzas de interacción y finalmente generará efectos considerables sobre nuestro desarrollo futuro como individuos. Es por esto que no podemos caer en recorridos pasivos, nuestra cotidianidad no se puede transformar en un continuo


y rutinario recorrido; el lenguaje, elemento que nos permite interactuar con nuestro entorno inmediato, debe ser retomado no solo como un elemento descriptivo sino más bien como un accionar diario. El resultado final surgirá de una experiencia con el espacio, el lenguaje y el individuo, en la cual sus experiencias significativas se enlazan con los significados del lugar y detonará acercamientos activos a estos lugares que permitan que se enriquezca la mirada discursiva sobre los mismos, ya no meramente descriptiva. En este sentido la fuerza simbólica de una intervención en espacio público toma una nueva dirección, no solo se trata de dejar la huella del artista en un espacio determinado, ni tampoco de imponer mediante la acción del creador un concepto de belleza que se evidencie en la manipulación de los elementos técnicos que luego se disponen en los lugares que se intervienen; en este caso se trata de realizar una acción de enlace, un contacto directo con la memoria de un territorio y la memoria de aquellos que lo recorren por medio de un sutil acto. La fuerza de este nuevo recuerdo está en su carácter productor de sujetos y relaciones que se van convirtiendo paulatinamente en nuevos imaginarios sociales. Grandes despliegues de habilidad técnica y espectaculares apropiaciones mediante el color son métodos que se validan cada vez más dentro de los contextos de intervención en espacio público, pero señalar la importancia


en la obra que realiza Pineda recorriendo caminos y encontrando estos lugares para marcarlos, supone algo que va mucho más allá, remontándose por encima de ese sentimiento contemporáneo que se ha transformado en espectacularidad, en representación, en hiperrealidad y en un camino peligroso hacia la literalidad que cuando se descuida tanto puede, poco o nada aportar a la verdadera intención de la labor artística. La intervención de Margarita Pineda incorpora una nueva dimensión que determina la incidencia de nuevos significados sobre el lugar y que se desvía de las condiciones normativas que han alcanzado la imaginación de quienes caminamos diariamente enmarcados en las mismas historias y los mismos recorridos, olvidando que estas normativas no son fijas, que no son precursoras de la humanidad. Acciones como la de Pineda están ahí para recordarnos que estas normas son meras producciones históricas y que el límite de nuestra imaginación no se alcanzará jamás. Ese pequeño detalle de tensión, un pequeño cartel detonante, puede mover nuevas narrativas, versiones que podemos tener sobre nuestro territorio y que se expanden al infinito.


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LOS TRES ENEMIGO!


> DEL ARTE PUBLICO Por Úrsula Ochoa

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1 , Puente intervenido por el colectivo Azul 401 dentro de la Segunda Convocatoria de Fomento y Estímulo a las Artes Plásticas, promovida por la Secretaría de Cultura Ciudadana, 2 .Intervención “ Una sonrisa para el Doce de O ctu b re ” dentro de la celebración del Bicentenario 2010, 3. Intervención anónim a, se lee “ Si la prensa calla entonces, que hablen las m u rallas”, 4. Grafiti de una comuna de Medellín.


El siguiente texto aborda de manera reflexiva algunos planteamientos del Filósofo y Catedrático Félix Duque Pajuelo, tomando como base uno de los textos fundamentales dentro de las investigaciones que se ocupan de analizar la relación entre el arte y las sociedades: “Arte Público y Espacio Político”. A partir de éste, podremos esclarecer cuáles son los tres factores hostiles que “prostituyen” las funciones mismas del Arte Público en relación a la creación de “espacios políticos”.

Hoy, en esta era de la "posmodernidad" en la cual Bauman afirmaba que ya no existen los ideales sólidos que propuso agerridamente el proyecto moderno, el arte, aún continúa con la tendencia decimonónica de "alfabetizar" a través de la manipulabilidad de las mentes y los deseos del pueblo, utilizando la propaganda pública, ya sea proyectada desde el espíritu rebelde del artista exhiliado de la burbuja que resguarda al sistema del arte oficial y mercantil, es decir, desde la disidencia, o por otro lado, desde la intervención en las calles del artista "ilustrado" cuyo trabajo no desea admitirlo como una mera manifestación cultural de entertaiment esnob y por lo tanto ha de estar al servicio del pueblo o de su comunidad, con obras que tengan ante todo la propiedad de causar conmoción; estas dos perspectivas encarnan algunos síntomas de lo que aquí llamaremos “Arte Público” . Antoni Remesar profesor de la Universidad de Barcelona y director de CER POLIS nos da una definición de arte público bastante interesante a saber: “ Es pues el arte publico, el conjunto de intervenciones estéticas que actuando sobre el el territorio desencadenan mecanismos sociales e

individuales de apropiación del espacio que contribuyen a co-producir lugar”-/. Ahora bien, una de las funciones fundamentales del arte público además de co-producir lugar, lo cual es entre otras cosas permitir que el público se reúna en su entorno en cuanto creadores (ellos mismos) de un ambiente abierto y dinámico, es decir, el arte público cumple en términos de Félix Duque su función de espaciar “ hacer sitio” (de encuentro, de referencia, de entretenimiento, de memoria, etc.) es la de servir como decorado de una zona que ha de necesitar cierta "renovación urbana", sea ésta patrocinada por los agentes gubernamentales con sus respectivas dinámicas institucionales, en las cuales pagan un dinero “ considerable” al artista de moda para que ejecute una obra de “arte público”, y que en la mayoría de los casos se reduce a magnificar a escala colosal lo mismo que ubicaron adentro del espacio museal, o, por otro lado, pueden las instituciones lanzar esto que llaman una “convocatoria pública”, estilo concurso de arte, donde el premio será aportar precisamente a ese decorado citadino oficial, en puentes, columnas, calles o fachadas.


En oposición a esto, quienes son conocidos por la jerga popular como artistas urbanos, recurren a posicionar su estética callejera como una marca territorial a través de graffitis o murales hechos sin el control de la institución. En cierto sentido, el arte público hecho desde los márgenes del sistema se convirtió en un escape al control, en una irrupción a los mecanismos de poder y entre tanto a los mecanismos de percepción que impone por ejemplo el museo, desde ese “deber" (como mencionamos anteriormente) de “alfabetizar" al público a través de la cultura. Por lo tanto, estas manchas, mensajes y gratos que aparecen en el paisaje urbano, son una importante muestra de autonomía de quienes las producen desde la calle y sus detritus, y constituyen entre otras cosas la manera más democrática de ver y hacer arte; en efecto, es democrática sobre todo porque para hacer arte público entendido como las intervenciones que acompañan el “ paisaje de ciudad" no hay que ser ningún artista de fama mundial, de estos que hacen parte de la “ alta cultura" (incluyendo a Banksy quien hace tiempos entró a las colecciones privadas y a los museos, gracias a los sagaces admiradores de su “ espíritu rebelde"). Gran número de las obras que hacen parte del espectro que constituye el arte público y más específicamente lo que conocemos como arte urbano, son un grito esquizoide que en cierta medida ensucia, es un tremendo ruido visual, y digo esto no con un

sentido negativo, sino porque el paisaje urbano está determinado por una gran acumulación de pastiches visuales, carteles, graffitis, dibujos, textos, letreros, murales, neones, etc., que protestan precisamente contra esa extrema pulcritud que se asigna desde el cubo blanco para el arte y desde los estándares culturales que impone el poder acerca de qué mirar, cómo pensar, en qué creer y cuando actuar. Sin embargo, el arte público tiene tres enemigos propiamente dichos que al parecer son tres factores que se encargan de desvirtuar sus funciones, porque son los mismos que infieren precisamente en su ideación, producción y ejecución, y por lo tanto podemos deducir que el enemigo está dentro: El primer gran enemigo del arte público es precisamente el poder, el rico perteneciente a la “alta cultura" como donante generoso cuyos recursos pondrá al servicio de la patria y por lo tanto del pueblo, en donde uno de sus propósitos es vender un nombre (gubernamental, corporativo o natural) en la ciudad. A esta ciudad habrá que poner un conjunto de ornamentos luminosos, extravagantes, pomposos y atractivos en una suerte de neo-disneylandización (sic) a la "altura y el buen gusto" de algunos ciudadanos que aborrecen al grafitero o artista urbano menor, y que no quieren hacer otra cosa que volver la ciudad un cliché, un refrito desmejorado de las ciudades más “civilizadas".


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5. Obra del artista urbano Banksy realizada en el muro de Caza en Palestina, 6 y 7. Exhibición de Banksy en Sotheby's, una de las empresas m ultinacionales de subastas más im portantes del mundo.


En otros casos, el mismo poder institucional utiliza la estética urbana impuesta desde la disidencia y la manipula a su favor dando como resultado una intervención efímera o perdurable en la que el poder se une a la periferia para “vender ciudad’'. El segundo y quizás el peor enemigo del arte público es justamente el público mismo, el grupo social bicéfalo que se determina por la “gente del com ún” por una parte, constituido por la clase media y baja que en la mayoría de los casos se siente marginada, y por lo tanto, se ve conmovida por estas manifestaciones artísticas genuinas y por ende siempre incómodas en contra del poder, pero que al mismo tiempo practican la mala costumbre de estropear, dañar, robar y ultrajar cualquier otra intervención urbana oficial que no esté dentro de sus ideales “V de Vendetta”. Es entonces cuando el artista se ve en la obligación de pensar su obra considerando la comunidad a la que estará expuesta, pues en palabras del artista, curador y gestor Carlos Uribe “ Ello supone un compromiso mayor: los enfrenta a personas que no tienen alfabetización estética. La gente que va a una galería va predispuesta a ver una obra de arte. En cambio, la obra que se lleva a la calle debe dialogar con saberes espontáneos, que no son propiamente estéticos”2. El segundo grupo social lo integra la clase alta, esa a la que generalmente incomoda todo cuanto no este a la “altura del buen gusto”, y son por lo tanto quienes de manera legal, intentan hacer por temporadas estas pseudo limpiezas urbanas (para nada honestas) en las cuales esconden lo “fe o ” movilizando vagabundos, borrando murales y graffitis como ocurrió durante el Vil Foro Urbano Mundial el pasado mes de marzo, o como vimos hace poco cuando según informes de la prensa local tras una orden de la Alcaldía de Medellín, empleados de la Subsecretaría de Espacio Público y Control Territorial, taparon con pintura gris varios de los graffitis realizados en la carrera 43C, entre las calles 8 y 9, en el marco de Pictopía, Festival de Arte Urbano que fue realizado a finales de Octubre e inicios de noviembre del presente año3.

EL PODER EL PÚBLICO EL ARTISTA


Sin embargo, las obras al margen del poder que se emplazan en el espacio urbano, actúan como una especie de virus, se proliferan por doquier y son casi imposibles de anular, pues en el mismo instante en que un mural o graffiti es borrado de su lugar, al día siguiente ya tenemos un nuevo mensaje, un nuevo graffiti o un nuevo y más estruendoso mural; es en este sentido cuando afirmamos que el público constituye el peor enemigo del arte público porque encarnan un enfrentamiento entre clases y esto se debe a que sus indicios estéticos se constituyen desde el “ arte culto", el gusto por lo popular y el folklore. Desde esta perspectiva cabría proponer un interrogante que aparece en el texto de Antoni Remesar “Arte contra el pueb lo ” y cuya respuesta dejaremos como tarea de análisis para el lector: ¿Cómo puede ser algo público (democrático) y al mismo tiempo (elitista)?

8 y 9. Imágenes de las intervenciones urbanas borradas por orden de la Alcaldía de Medellín. En la imagen inferior puede verse una nueva intervención después de que pintaran el lugar.

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El tercer enemigo del arte publico es, lamentablemente el artista, ese ciudadano deseoso de alcanzar un nombre y hacer un capital, cuando responde de manera servil al estado, haciendo de su arte cualquier extravagancia siempre y cuando sea del gusto de la “gente culta” o del poder, sin importar si le es desleal a su poder de autonomía creadora en tanto esto signifique la oportunidad de llenar sus arcas. Este aspecto no ha de ser muy importante y se olvida en el instante mismo en el que el artista cree que está al servicio de eso que la propaganda llama “crear ciudad”. Es decir, el artista que propone su trabajo desde el arte público, oscila entre el halago al poder con la muy progresista identificación del auxilio social, o bien pretende dejar su huella con sus producciones en tanto actos convulsivos con el afán de irrumpir en esa especulación inmobiliaria de ciudad, donde ese aburrido poder geometrizante y esa asepsia arquitectónica (porque “ no somos animales” y hay que olvidar el sentido de tierra) no deja otra salida que la de marcar territorio, (paradójicamente igual que el animal), sobre todo en una ciudad donde nadie es importante salvo por el asesino, el cual, logró por un minuto la hazaña de que el público vuelva a ser “el pueblo unido” durante los tres minutos que dure la noticia^-. A partir de ese momento y de esas no alentadoras circunstancias, aparece el artista que está dispuesto a solemnizar la tragedia (siempre que haya capital, porque del altruismo tampoco se vive) mediante un buen monumento que ha de servir de

letrina a vagabundos y perros o de lugar para fotos y selfies (incómodo o absurdo para los menos entendidos) pero aleccionador y moralizante. Si tomamos en consideración la importancia de los eventos que se producen a consecuencia de las contradicciones que manifiestan el poder institucional, el público y los artistas, el arte público no configura según esto un nuevo y más justo espacio político, sino que lo coloca en entredicho, ya sea al poner en manifiesto la enfermedad social justamente cuando el posmoderno hombre citadino intenta evadirla fotografiándose y divirtiéndose, ya sea en cambio por la lucha obstinada del público mismo contra los espacios oficializados, o bien, al introducir en las esferas marginales de la urbe la voz de los muertos, en un sentido de “patria” que cree honrarlos mediante un monumento fúnebre y austero que como


ocurrió con “ Los niños de Villatina” ubicado en el Parque del Periodista en el centro de Medellín que conmemora la masacre de un adulto, siete jóvenes y una niña de ocho años en 1992, este hecho como “ solución amistosa” con el fin de “subsanar” el d a ñ o ,p a ra los afectados, incluyendo a sus familiares, no significó nada, el rechazo fue inminente, lo consideraron como un gasto de dinero innecesario y los niños, para sus padres, quedaron muy mal ubicados, en medio de nocti-vagos y entre las complicidades de peligros, fragmentos de vida, niños, risas, droga, alcohol, pájaros, ratas... Esa cualidad utópica que caracteriza al arte público no ha podido tener solidez. “La calle precisamente es un mecanismo digestivo que se alimenta de todo sin desechar nad a”5.

1. Sennie, H “Contemporary Public Sculpture”.Oxford U.P.1992 en “Arte contra el pueblo: los retos del arte público en el s.XXI”. A, Remesar. CER POLIS. Universidad de Barcelona, 2000. 2. Cita: http://www.medellincultura.gov.co/especiales/Paginas/E_pp_artepublicomedellin.aspx 3. http://www.vivirenelpoblado.com/periodico/notas/11957-peor-la-cura 4. Félix Duque Pajuelo. Arte Público y Espacio Político, Ediciones AKAL, Madrid-España, 2001. 5. Manuel Delgado. El animal público. Ed.Anagrama. Barcelona, 1999 Fuente de imágenes 1. www.panoramio.com/fotografia de Juan Carlos Iglesias 2. http://galeriaurbanamedellin.blogspot.com/ 3. Fotografía de Juan Arellano. Re posteada a través de http://es.globalvoicesonline.org/2010/02/01/graffiti-y-arte-urbano-voces-de-las-calles-latinoam ericanas-i/ 4: http://comunasviven.blogspot.com/2011/07/grafittis-de-medellin-d-mucha-arteee.html 5http://www.localnomad.com/es/blog/2013/11/29/banksy-en-londres-un-artista-enigmatico-por-l as-ca II es-de-la-tierra-de-la-reina/ 6 y 7. http://www.elfinancierocr.com/estilos-de-vida/Exhibicion-Banksy-Sothebys-EFE_5_532196776. html 8 y 9. http://www.vivirenelpoblado.com/periodico/notas/11957-peor-la-cura 10. http://www.baraderoteinforma.com.ar/diario-de-viaje-cartagena-dia-4-por-lucas-del-rio/ 11. http://www.ciudadintemperie.com/2008_04_01_archive.html


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10. Turistas se fotografían sobre el M onum ento a los zapatos viejos, hom enaje al poeta Luis Carlos López en Cartagena de Indias, 11. “ Los niños de V illa tin a ” M onumento ubicado en el Parque del Periodista en Medellín.


GRAFFITI Por Erika Sosa

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idiendo de arte


En los nuevos contextos de desarrollo artístico y con los nuevos retos de construcción de comunidades urbanas se hace necesario reflexionar acerca de lo que se ha venido llamando arte urbano, especialmente el grafñti, que permite a los creadores repensar su trabajo y profundizar, no solo desde lo técnico y plástico, sino también desde lo comunicacional, lo social y lo histórico. En mi ejercicio de investigar acerca del arte urbano he encontrado importantes elementos que no imaginé que existieran o mucho menos estuviesen tan desarrollados en el ámbito conceptual, pues el arte urbano suele asociarse casi exclusivamente a asuntos técnicos y visuales. Realmente he encontrado una evolución significativa en este medio, que a modo personal y con propósitos críticos llamaré arte, aun teniendo en cuenta las conplejas implicaciones que pudiera tener este término aplicado a nuevas disciplinas. Uno de los procesos que se evidencian actualmente y que probablemente sea de los mas paradójicos para los más puristas del graffiti es la reflexión acerca del tema, no solo desde lo técnico y plástico, sino también desde lo comunicacional, lo social y lo histórico. Apasionados por el arte urbano, algunos grafiteros piensan su trabajo de una manera que pueda abarcar mucho más de lo que suele plantearse con la pintura en espacios públicos, y que al mismo tiempo, sus actividades posibiliten el desarrollo y evolución del mismo.

Barto y Cían Blues, artistas visuales pertenecientes a Pandemia Crew, un grupo de la comuna 6 de la ciudad de Medellín, son dos representantes que se han concentrado desde hace ya 5 años en el graffiti, el arte urbano y la cultura hip hop. Ambos se han propuesto vincular la formación académica de su profesión con el arte urbano, no solo como base de sus acciones artísticas sino también como eje de construcción social, en el que la educación, el conocimiento y la construcción colectiva posibilitan prácticas artísticas en los jóvenes de la ciudad y una mirada alternativa de expresión. “[... ] pensemos en lo que ha significado establecer una teoría y una práctica que determinen la manera de formar al ser humano como artista o que integren el arte en sus diversas manifestaciones, expresiones y comprensiones a la realidad educativa para hacer posible que, como actividad intencionalmente dirigida a la formación de seres humanos, pedagogice sus propios componentes y los proyecte en el desarrollo de la cultura como un elemento central de la búsqueda de la planificación de lo humano. El tema se hace más complejo si nos centramos en entender y aplicar la perspectiva del arte y de lo artístico a la educación, en cuanto práctica social encargada de formar al ciudadano, en un contexto y para una realidad compleja en proceso de evolución permanente hace nuevas posibilidades de ser".1


Cían Blues y Barto han adoptado gran parte de ese planteamiento y han procurado a partir de diversas formas -p intu ra , dibujo, graffiti, m ú s ic a - generar inicialmente en ellos mismos la tarea de la formación académica, la indagación en el campo artístico y cultural de la ciudad y el país y la creación visual en la que formalizan sus conceptos y perspectivas de su realidad. “ Formar al ser humano como artista” es un un proceso continuo y ellos lo alimentan posibilitando en otros el contacto y la inquietud por el arte (no solo el urbano) como medio de expresión. A partir de estos objetivos, desarrollaron un proyecto educativo, con énfasis en graffiti, pero con una mirada importante hacia la teoría del color, el dibujo y la historia del arte. El curso pretendió ser algo más que talleres plásticos. En realidad, quería ser puente de todas aquellas cosas que conforman la actividad artística, los planteamientos que surgen en el hacer, interactuar y construir en comunidad, compartir conocimiento y experiencia, abrir el panorama del arte urbano, generar espacios que promueven aprovechar el tiempo, visibilizar el

trabajo de artistas, y claro está, pensarse el espacio público como plataforma de expresión. Un proceso que duró aproximadamente cuatro meses y que culminó con la exposición "Una vida Graffiticante" en el Parque Biblioteca Doce de Octubre inaugurada el 13 de diciembre y que estará abierta hasta el 3 de febrero. La exposición es la unión de propuestas que surgieron dentro del taller con algunas obras realizadas por algunos de los miembros de la crew. Es una plataforma y un medio de divulgación en el que prima exteriorizar los procesos barriales, y en el que por medio del graffiti, como eje central, se activan una serie de conectores como la pintura, el dibujo y hasta la instalación como formas de creación, sensibilidad y expresión. Sin embargo a pesar de que una exposición es una manera de contarle a la comunidad el resultado del proceso, también lo es ir y pintar los muros del barrio. Por ello el proceso culminó de manera paralela con una intervención en el barrio Doce de Octubre. El grupo tenía como tarea llevar al exterior (a la vida real) un mural colectivo que plasmara


la educación, conocimiento y construcción colectiva posibilitan prácticas artísticas en los jóvenes de la ciudad...

lo aprendido, pero sobre todo, un regalo a la comunidad y a ellos mismos. Para Cían Blues y Barto el arte urbano no debe perder de vista su origen y razón de ser, la comunidad y el barrio, su contexto, pero piensan que se puede nutrir desde la teoría y los planteamientos conceptuales que estudiosos como Manuel Delgado o Félix Duque han estado desarrollando alrededor del espacio público. Además, creen en las posibilidades de transformación social que posee el arte, que se enlaza en este caso con el graffiti; para ellos, es una forma de llegar a los niños, jóvenes y hasta adultos, una forma de ver e interactuar con el entorno, que al mismo tiempo cada una de las personas que viven en estos espacios, son creadores y autores de las características que adquieren los lugares. Como lo dijo Lily Kassner la historia del hombre es, en gran parte, la historia de las relaciones del ser humano con su medio ambiente, en decir, el espacio en donde discurre [ ...] 2 Son muchas las cosas que se pueden resaltar de un proceso de estos, como la motivación y compromiso de los alumnos hasta la apertura de Barto y Cían Blues que servían como facilitadores de aprendizaje para los que desconocemos por completo el tema, o como guías para los que tienen ya un bagaje y solo necesitan orientación en detalles. Hoy resalto la socialización del proyecto, pues es parte fundamental de los procesos activar de manera pública sus resultados, principalmente en estos campos en los que es necesario abrir puertas y ventanas que movilicen a la ciudad entera, que nos permita ver, lo que sucede dentro de otros contextos, lo que se hace y lo que se piensa sobre otras manifestaciones de esta gran ciudad.

Fuente imágenes: Parque Biblioteca Doce de Octubre / Erika Sosa 1 Educación artística: áreas obligatorias y fundamentales Libro / Colombia. Ministerio de Educación Nacional. Cooperativa Editorial Magisterio, Bogotá, 2000, pag. 20. 2 Museo de Antioquia- Museo de Arte Moderno de Medellín. Memorias del primer coloquio latinoamericano sobre arte no-objetutal y arte urbano, Medellín, 2011, pag. 221.



un mural colectivo que plasmara lo aprendido, pero sobre todo, un regalo a la comunidad y a ellos mismos. Para Cían Blues y Barto el arte urbano no debe perder de vista su origen y razón de ser, la comunidad y el barrio, su contexto, pero piensan que se puede nutrir desde la teoría y los planteamientos conceptuales que estudiosos como Manuel Delgado o Félix Duque han estado desarrollando alrededor del espacio público. Además, creen en las posibilidades de transformación social que posee el arte, que se enlaza en este caso con el graffiti; para ellos, es una forma de llegar a los niños, jóvenes y hasta adultos, una forma de ver e interactuar con el entorno, que al mismo tiempo cada una de las personas que viven en estos espacios, son creadores y autores de las características que adquieren los lugares. Como lo dijo Lily Kassner la historia del hombre es, en gran parte, la historia de las relaciones del ser humano con su medio ambiente, en decir, el espacio en donde discurre [ .. .] 2 Son muchas las cosas que se pueden resaltar de un proceso de estos, como la motivación y compromiso de los alumnos hasta la apertura de Barto y Cían Blues que servían como facilitadores de aprendizaje para los que desconocemos por completo el tema, o como guías para los que tienen ya un bagaje y solo necesitan orientación en detalles. Hoy resalto la socialización del proyecto, pues es parte fundamental de los procesos activar de manera pública sus resultados, principalmente en estos campos en los que es necesario abrir puertas y ventanas que movilicen a la ciudad entera, que nos permita ver, lo que sucede dentro de otros contextos, lo que se hace y lo que se piensa sobre otras manifestaciones de esta gran ciudad.

1 Educación artística: áreas obligatorias y fundamentales Libro / Colombia. Ministerio de Educación Nacional. Cooperativa Editorial Magisterio, Bogotá, 2000, pag. 20. 2 Museo de Antioquia- Museo de Arte Moderno de Medeliín. Memorias del primer coloquio latinoamericano sobre arte no-objetutal y arte urbano, Medeliín, 2011, pag. 221.




No creo que el arte es propa ga nda, sino que debe ser algo que libera el alma, provoca la im ag in ac ió n y anima a la gente a ir más allá. Celebra la hum anidad en vez de m anip u la rlo .

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