Oficio De-Constructor

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“OFICIO DE-CONSTRUCTOR” Y EL OFICIO DE CONSTRUIR UN TEXTO Una exposición en la galería LOKKUS Arte Contemporáneo y un ejercicio de escritura crítica con los estudiantes de Artes Visuales del Instituto Tecnológico Metropolitano



Preámbulo:

El siguiente texto es el resultado de un ejercicio de análisis realizado dentro de la clase de crítica de arte en el Instituto Tecnológico Metropolitano, donde se propuso a cada integrante del curso, escribir un pequeño texto libre sobre algunos tópicos que constituían la exposición en la galería Lokkus Arte Contemporáneo “Oficio De-constructor”.

Cómo ejes de escritura se planteó analizar el papel de las galerías en el sistema artístico, las nuevas dinámicas que propone la galería Lokkus, el ejercicio curatorial de Rodrigo Orrantía y, en consecuencia, las propuestas de los artistas invitados a la muestra: John Mario Ortiz, Jaime Franco y Alberto Lezaca de Paz, en relación al espacio diseñado por el arquitecto y también artista Jorge Mario Gómez el edificio La doble Elle, lugar donde se encuentra la nueva sede de la galería que presentó la muestra. Como resultado, obtenemos una suerte de “cadáver exquisito”; un texto estructurado a partir de los micro-textos de cada estudiante, donde el aporte y el pensamiento individual reaparece en una construcción colectiva de reflexiones, análisis y crítica.

Úrsula Ochoa. Docente.


“El arte tratado puramente como un espectáculo comercial se vuelve algo desconectado con cualquier contexto real y pierde su significado. Si el arte no puede hablarnos sobre el mundo en que vivimos, entonces no creo que tenga sentido tenerlo”

Robert Hughes (1938 – 2012)


Arte y galerías

Se entiende como galería, en un sentido amplio y, paradójicamente limitado, a un espacio dedicado a la exhibición y venta de obras de arte, el cual, debe condicionar las dinámicas de relación entre las obras y el público visitante o, en su defecto, con el cliente potencial. En este sentido, las galerías apuntan principalmente a la comercialización de la obra de arte de artistas posicionados o emergentes; sin embargo, cabría preguntarse ¿Qué función (además de la puramente comercial) se le asigna a la obra de arte en estos espacios? Podemos deducir que a las galerías acuden principalmente personas que ven el arte como una inversión a futuro, por lo tanto, las galerías no se conciben (aparentemente) como un espacio pensado para presentar investigaciones conceptuales profundas que estén desarrolladas además por un curador, y donde se ejecute el “debido proceso” para dicha exposición; posiblemente esto se piensa porque en cierto modo, los eventos galerísticos no se han concebido como “exposiciones” de arte propiamente dichas, sino como exhibiciones de piezas vendibles, es decir, productos. Desde una perspectiva sesgada pero real, y en un sentido pragmático, la obra de arte sirve como un producto que satisfaga una necesidad de adquisición por un lado y, que contribuya a la fluidez comercial del mundo del arte por otro. Ahora bien, retomando la pregunta anterior ¿Qué otra función les da a las obras de arte espacios como las galerías? Teniendo en cuenta los enfoques que en realidad construyen el arte desde diferentes dinámicas sociales, y con esto, no estamos afirmando que sea negativo dar valor (monetario) a las obras; cuestionamos aquí en qué medida la galería como pieza que está integrada en la maquinaria cultural, toma en cuenta estas múltiples realidades sociales y las pone en evidencia de manera coherente con su contexto. Pues bien, antes de responder debemos recordar que la idea de galería que de algún modo aparece cuando la aristocracia empieza a vender sus colecciones porque necesitaba dinero, y la burguesía a su vez necesitaba decorar sus grandes mansiones, se ha acabado (categóricamente), sin embargo, permanecen los indicios de esta relación que ahora gracias al concepto de “convergencia social”, ha procurado una función didáctica que “contribuya a la formación de público” y, consecuentemente al “sentido social del gusto” (una compleja red de paradigmas estéticos y culturales ampliamente revisada, problematizada y analizada por Pierre Bordieu).


Es así como podemos diferenciar dos clases de público y por ende, diferentes estrategias galerísticas a saber: el público que puede comprar y no le interesa el arte porque la percibe como una potencial inversión más que como una adquisición hedonista que sustente el gusto, y el que le interesa el arte, pero no puede comprarla. También existe, claro está, un conjunto más limitado de público al cual le interesa el arte y puede comprarla, por fortuna.

En el caso particular de las galerías en Medellín, generalmente ubicadas de manera estratégica en el sur de la ciudad, además de cumplir una función para el mercado, también cabría analizar cómo ejercen esta función cuando se encuentran en un espacio determinado, es decir, si tienen las mismas responsabilidades comerciales que cualquier negocio, producto o servicio que paga a trabajadores de manera sistemática. Como respuesta a esto debemos recordar ciertas tareas en las que se comprometen los agentes galerísticos como es: rastrear artistas, hacerles parte de su equipo, firmar contratos, orientar la logística del lugar desde las estrategias de promoción como el diseño, los catálogos, la web, participar en ferias, organizar el vernissage, etc. En este sentido podemos afirmar que todo lo anteriormente mencionado sirve para sustentar los porcentajes de venta que manejan las galerías actualmente; sin embargo, en conceptos de negocios, algunas dinámicas pueden generar suspicacias en quienes están produciendo las obras de arte, es decir, los artistas. Este fenómeno es una consecuencia de que los espacios para el arte que trabajan desde una dinámica de “empresa privada” y cuya forma de operar, en palabras del crítico Robert Hughes fue implementada por un “fanfarrón” llamado Robert Scull, que en los 70´s se dedicó a comprar obras directamente de los artistas a precios relativamente bajos, para luego prestarla a los museos haciendo que su valor subiera, y al final, rematarlas en Sotheby’s por cantidades sin precedentes.


Proponer otras dinámicas Dentro de este conjunto de consideraciones, en algunos casos no tan agradables, habría que destacar que a partir de la iniciativa de realizar una exposición curada que supuso una dinámica mucho más profunda, el curador Rodrigo Orrantía para la exposición en la galería Lokkus, presentó una reflexión sobre la génesis entre la arquitectura y el arte, imaginado, plasmado y finalmente construido. Así, resulta interesante pensar en la galería como un espacio que realiza actividades donde más allá de vender obras, se interesa por educar al público, generando un diálogo mucho más directo con el espectador, partiendo del interés y del gusto de quien observa. En este sentido, es importante tener claras las funciones que, como anteriormente se mencionaban, ha de tener una galería, pero, pensar en esta como un espacio que además de comercializar, cultiva, ha de resultar realmente fascinante, más ahora cuando se nos hace evidente que el arte se proyecta, crece y se posiciona con más fuerza en la ciudad de Medellín, en Colombia y en su relación con el mundo. No se trata entonces de substraer a la galería como un puente entre artista y comprador, sino más bien de verla como un espacio capaz y con las herramientas necesarias para darle un sentido más valioso a la obra, que equipare mucho más terreno que el mercado del arte actual, rescatando las funciones de querer trabajar con ella, aprovechando el conocimiento que desde la galería se puede obtener. Al mismo tiempo, teniendo en cuenta los procesos de renovación y aprovechando el cambio de sede que plantea el nuevo espacio, se ha establecido un objetivo que apunta hacia la formación de público que se relacione con las dinámicas artísticas del contexto local. Bajo estos planteamientos se ha formulado el desarrollo de propuestas en las que se indagan sobre los diferentes elementos del medio, artistas, curaduría, historia del arte, coleccionismo etc., que permitan un acercamiento teórico en lo que fundamenta la producción creativa en Medellín. En el fondo, la transacción es inherente a las galerías, tal y como lo es para la feria. Sin embargo, en corto, mediano y largo plazo las prácticas pedagógicas apuntan a ser una retribución hacia el público menos experto que en primera instancia genera conocimiento; y este, permitirá ampliar el campo cultural individual y colectivo y, finalmente, contribuirá a la transacción económica del arte. De una manera u otra, es necesario ir dando salida a los nudos que obstruyen el flujo y desarrollo de las relaciones entre el público y el arte, hoy.


La exposición “Oficio De-constructor” aborda la relación entre el arte y la arquitectura, enfatizando en la delgada línea que las separa desde diferentes medios como la pintura con las obras de Jaime Franco, la fotografía, la intervención digital y el video con las propuestas de Alberto Lezaca de Paz y el dibujo y la instalación con la obra del artista John Mario Ortiz. De acuerdo con el discurso curatorial, la exposición habla precisamente del oficio de ser artista y los procesos mentales y físicos de construir y de-construir, remitiéndose también desde una interdisciplinariedad que configura dos mundos. La curaduría realizó un trabajo coherente y pensado adecuadamente para el espacio, las propuestas dialogan unas con otras y la limpieza de las obras en relación a su ubicación en el espacio, facilitan la lectura de la propuesta curatorial donde se evidencia la línea de Construcción y De-construcción que plantes su concepto. Sin embargo, cabe destacar un límite entre la decoración o la ornamentación y el verdadero sentido funcional que propone la arquitectura, siendo este el componente fundamental que la ha de separar de la obra de arte.

John Mario Ortiz, Estructura de estudio-Red.

La exposición se presenta como un juego de palabras y fue pensada para que cada pieza desde el concepto del curador se adaptara a la arquitectura del lugar. En ese sentido, el artista John Mario Ortiz hace presencia con dos piezas oportunas para la exposición. En su obra se puede evidenciar el dibujo como influencia importante, en el que se disuelve la forma y se de-construye el sentido del dibujo, abordándolo ya como un dibujo expandido Máxima función armónica, es una clara expresión de ello. En esta intervención, paradójicamente el dibujo se expande hasta salirse del papel, con el que logra, a su vez, crear una “nueva arquitectura”.


Sus dibujo sobre una base de líneas rectas, en direcciones yuxtapuestas, forman un sinnúmero de triángulos que son a su vez cortados intencionalmente para luego, ser alzados con la clara intención de generar una ilusión de formas, figuras con volumen que salen de la superficie de dos dimensiones. John Mario Ortiz, Máxima tensión armónica.

La serie de dibujos se complementa con la obra instalacional Estructura de estudioRed y parece tener continuidad si tenemos en cuenta que la pieza está construida con los soportes laterales de las mesas de dibujo técnico tradicional. Así, esta obra es contingente en forma e intención con los dibujos y crean un sistema de percepción específico en el espacio arquitectónico.

(detalle)

Por otra parte, lo que el artista en realidad ejecuta es un ejercicio conceptual de plasmar la tridimensionalidad en un espacio plano que produce además de una ilusión óptica, cierta tensión en el espectador. Por su parte, Estructura de estudio-red, crea una nueva concepción del espacio que rompe el recorrido y permite nuevas lecturas de la obra misma y del edificio La doble Elle diseñado por el arquitecto Jorge Mario Gómez quien hace parte del grupo Utopía. La obra de John Mario Ortiz y el espacio arquitectónico de Jorge Mario Gómez comparten un proceso creativo del uso del dibujo como proyección y la utilización del espacio como contenedor que es afectado y que manifiesta una transformación.

John Mario Ortiz Estructura de estudio-Red

John Mario Ortiz, Máxima tensión armónica y Estructura de estudio-Red (detalle).


Cuando pensamos en el espacio como una dimensión que tiende a ser construida físicamente, surge una contraposición mental que intenta hacer un ejercicio de de-construcción de dicha dimensión espacial. La obra de Jaime Franco plantea dicho ejercicio, que, más que una deconstrucción podría llamarse una demostración procesual donde el espacio está dentro de la exploración de dicho proceso; así como la visión del espacio generado a partir de una necesidad práctica basada en la función, por un lado, y el ejercicio mental deconstructivo, con base en la exploración de esta dimensión “imaginaria” por otro. En otras palabras, el artista representa un proceso casi “arquitectónico” queriendo hacer una recapitulación de las partes de sus pinturas para que el espectador tenga la tarea de reconstruir una sola imagen con todas sus vistas y dejando como resultado una figura en tercera dimensión que sale del cuadro y se interioriza según cada percepción del público que, en estos casos, deberá ser activo, implementando el recuerdo de otras corrientes artísticas del pasado, dado que, como dice el mismo Franco: “Es una representación constante que viene desde el Renacimiento, partiendo de figuraciones hasta abstracciones que constituyen los artificios humanos”.

Jaime Franco, Panóptico

Partir desde el inicio con una idea de construcción y generar otras miradas que van más allá de una estética funcional, dejando así que los sentidos destituyan a la razón como una consecuencia del habitar causal y se apropien de las construcciones que deriven de una serie de imágenes pictóricas hacia otros mecanismos como la articulación de los procesos mentales reflejados por la búsqueda de arquitecturas reales y ficticias que atraviesan un proceso iniciado desde la marginación hasta llegar a la realidad, y que se inserta en una pintura con matices no solo del pigmento, el material, el color y la forma, sino también de la historia.


Partir desde el inicio con una idea de construcción y generar otras miradas que van más allá de una estética funcional, dejando así que los sentidos destituyan a la razón como una consecuencia del habitar causal y se apropien de las construcciones que deriven de una serie de imágenes pictóricas hacia otros mecanismos como la articulación de los procesos mentales reflejados por la búsqueda de arquitecturas reales y ficticias que atraviesan un proceso iniciado desde la marginación hasta llegar a la realidad, y que se inserta en una pintura con matices no solo del pigmento, el material, el color y la forma, sino también de la historia. Imaginamos y luego creamos, es el proceso anteriormente mencionado y es el principio para plasmar el sentido de nuestras visiones del mundo. Así, las obras de Franco plantean esa forma en la que el hombre observa a su alrededor. La serie Barrene es un ejemplo de las diferentes perspectivas que podemos retomar de un objeto. Sus obras sucintan un interés humanístico fomentado a la evolución y el progreso concebido en la modernidad por medio de un planteamiento arquitectónico que se muestra caótico desde su estética, y ordenada y controlada en su concepto. Jaime Franco propone con su obra nuevos mundos, y construye realidades alternativas para el espectador.

Jame Franco, Barrena

Edificio La doble Elle, diseñado por Jorge Mario Gómez


Por otra parte, en términos funcionales, entendemos además que los procesos arquitectónicos se basan en un condicionamiento de puntos de apoyo, básicamente para que la construcción se sostenga; el aporte que en ese aspecto brinda el arte, es el desplazamiento de los puntos de apoyo sin que la sostenibilidad del edificio se vea comprometida, ofreciendo una libertad en el diseño. El artista Alberto Lezaca de Paz, reflexiona sobre estos preceptos de la arquitectura para mostrar como el espacio y la obra dialogan.

Alberto Lezaca, Materia negra (fragmento)

Alberto Lezaca, Materia negra (fragmento)

A un lado de la sala vemos una video-instalación en la cual un bloque se construye y se deconstruye. Frente a éste, vemos una pintura sobre lona sintética a modo de pendón que muestra la ausencia de un bloque que, podríamos decir conversa con la animación del video. Cada construcción, independiente de su material, llena vacíos conceptuales aun cuando las piezas parezcan separadas. En este sentido, podríamos hacer una referencia a la historia del arte y la historia de la arquitectura como un conjunto de problemas que en la contemporaneidad deberían volver a ser vistas como ramas complementarias y no como adversas.


¿Es entonces la construcción, hacer estructura? o ¿la estructura se deconstruye? Las maquetas de Lezaca además de sus pinturas, enseñan cubos y figuras geométricas cerradas, fuertes, seguras de representar la arquitectura en un sentido amplio. Sin embargo, sus fotografías ponen en crisis esa seguridad; existe desde luego la rigidez de la geometría y la concepción cartesiana, pero también se dejan ver huellas, grafías amenazantes proponiendo otro sentido en el que participan la asepsia y la rigidez de ese “poder geometrizante” (sic), y el caos parásito del entorno en el que se encuentran emplazadas estas edificaciones.

Alberto Lezaca, Materia negra (fragmento)

En Lezaca, las formas son la base principal de un trabajo donde el color pasa a un segundo plano (en apariencia) y donde cuadros y fragmentos tienen una importancia específica para que cada uno de ellos contribuya a desequilibrar la forma preconcebida desde la geometría euclidiana y así cumpla con su función. La construcción y la de-construcción de las cosas son procesos complejos que van de la mano, donde son complementarios desde sus dinámicas y, en este sentido, el artista construye artefactos que pueden enriquecer las percepciones del espectador. Una de las piezas más particulares del artista, es una “construcción estructural” que produce tensión, gracias a que está compuesta por tres estructuras verticales, dos de ellas fijadas sobre una base las cuales poseen las mismas dimensiones, mientas que la pieza sobrante se encuentra sobre la dos anteriores, dejando un espacio vacío, que nos ha de mostrar que la ausencia, el vació y el espacio también son necesarios para el equilibrio en una construcción. Finalmente, los problemas y soluciones de antaño no son indiferentes ni olvidados en esta muestra, sino, que entran a compartir en el espacio académico una dinámica de intervención artística que restaura a la contemporaneidad los cuestionamientos de una construcción de conocimiento que se retroalimenta del arte y de la arquitectura.


Integrantes

Santiago Correa Betancur Paola Andrea Patiño Laura Estefanía Moreno

Daniela Pereira Cardona Erika Sosa Restrepo Érica María Flórez Faradiva Monsalve Ana María Gil Isabel Cristina Osorio Luz Estela Jurado

Christian Camilo López Arnoldo Fabio Cruz Ana María Valencia Yesid Patiño Pérez Carolina Zapata Chavarría Tatiana María Sánchez Úrsula Ochoa

Fuente de las imágenes: Galería Lokkus



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