EL DIARIO DEL JUICIO VIDELA EN CÓRDOBA PUBLICACIÓN INSTITUCIONAL DE PRODUCCIÓN INDEPENDIENTE · DISTRIBUCIÓN GRATUITA · AÑO II · NÚMERO 10 · CÓRDOBA · ARGENTINA · 9 DE AGOSTO DE 2010
CONTINÚAN LAS RONDAS DE TESTIGOS, CON FUERTE PRESENCIA DE VOCES FEMENINAS, MIENTRAS LOS REPRESORES IMPUTADOS ENSAYAN SUS ESTRATEGIAS DE DEFENSA.
Voces que ocupan su lugar La perspectiva femenina, en la voz de cuatro ex detenidas por razones políticas, irrumpió con presencia propia en el juicio Videla. Mientras tanto, transcurrido poco más de un mes desde el inicio del proceso, se debate sobre los límites
de las estrategias defensivas de los imputados. Se espera para esta semana la presencia en la sala de audiencias del juez español Baltasar Garzón y del Secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde. REPUDIO. Las organizaciones cordobesas se manifestaron en contra del posible dictado de prisión domiciliaria para Menéndez.
El pasado 2 de agosto, el imputado Jorge Rafael Videla llegó a sus 85 años. A diferencia de otros cumpleaños, pasó este aniversario alojado en el pabellón D3, ubicado en el módulo MD2 del penal de Bouwer, acompañado de otros militares procesados y condenados por delitos de lesa humanidad. Ese mismo día, se cumplió el primer mes desde el inicio del juicio oral que lleva su nombre; apenas un tramo inicial del extenso proceso que, se estima, durará hasta fin de año. En este tiempo se efectuaron 15 audiencias, en las que declararon 23 testigos. El valor probatorio y la riqueza de los relatos brindados por los sobrevivientes del penal de barrio San Martín, incriminaron aún más a los imputados. Los primeros tes-
timonios brindados por algunas de las mujeres detenidas en la UP1, resultaron claves para describir las condiciones a las que fueron sometidas las presas que ocupaban el pabellón 14, destinado a mujeres. Desde ese pabellón fueron finalmente trasladadas hacia su muerte seis de las víctimas fusiladas. La marcada persistencia de los acusados en acaparar los micrófonos para hacer sus declaraciones, es otra característica que se destacó en estos días, algo que amenaza con perdurar durante todo el proceso. El uso del derecho de defensa, que la justicia brinda a los acusados, ha sido aprovechado para emitir arengas marciales que apuntan a deslegitimar el juicio. En su retórica imperturbable, sin
dar indicios de arrepentimiento, Videla y compañía siguen empeñados en su pacto de silencio, sin aportar pistas ni datos que ayuden a desentrañar la verdad. En un proceso judicial que a estas alturas es considerado ejemplar en el mundo entero, los imputados gozan de las garantías que les brinda la misma justicia de la que reniegan. Así, además de los nueve acusados que fueron excarcelados el 15 de julio pasado, se acrecienta el rumor de que Luciano Benjamín Menéndez logre acceder al beneficio de la prisión domiciliaria. La inminencia de esta medida judicial despertó el repudio y la indignación de la sociedad cordobesa. Además, empañó en alguna medida el balance del primer tramo del juicio Videla.
CONTRATAPA
ENTREVISTA:
El ex teniente general Jorge
Martín Mozé y Olga Acosta
Cómo pasan sus días los jerarcas de la dictadura en los pabellones de la penitenciaría de Bouwer. POR DANTE LEGUIZAMÓN
La compleja tarea de reconstruir la identidad filial. Páginas 4 y 5
Los caminos cruzados de Alsina y Mones Ruiz Página 3
Género: las mujeres toman la palabra Página 7
Desafíos
EDITORIAL
Durante los últimos días, el recinto deparó un cálido clima de ambigüedades. Cálido gracias al potente sistema de calefacción, que por momentos distrajo al tribunal, y ambiguo porque aunque sea tortuoso lo que se escucha, sabemos que estamos reconstruyendo la historia. Y eso produce, paradójicamente, cierta alegría, liberación. Más de 20 testigos desfilaron frente a un auditorio nutrido, pero lo distinto de las últimas semanas fue la irrupción de las mujeres. Cuatro ex presas políticas se impusieron con sus relatos, terribles y contagiosos de dolor. Pero valientes. Impacta la calidez susurrante de sus voces, frente a los rostros inmutables de sus verdugos. ¿Qué mecanismos reparadores hicieron posible que un útero fértil surja de aquel infierno?, ¿cómo pudieron acariciar y dar a luz tantos sueños postergados por ese yugo?, ¿cómo mantienen esa mirada firme e inquisitiva desde la dulzura?... “Míreme por favor” dijo Stella, a uno de los 31 imputados, que tenía su mirada clavada en el pecho. Tuvo que levantarla, remontar 34 años de impunidad y encontrarse con esa estructura pequeña, de un metro cincuenta; con esa mujer que no dudó en reconocer aquel rostro nervioso de odio. “Es Mones Ruiz”, dijo Stella sin vacilar. El pabellón 14 abrió sus puertas y junto al caudal de pruebas aportadas, comenzamos a conocer detalles de la opresión padecida por las mujeres. Ellas tienen mucho en común. Las sostuvo la convicción de que este día iba a llegar y se trazaron objetivos tan claros que les permitieron invertir las desventajas y hacerlas jugar a favor, aún en situaciones límite. “Estaba empecinada en retorcerme los pezones...”. Son las palabras que encontró Gloria Di Rienzo para recordar a “la Cuca” Antón, única mujer imputada. Con esta acusación abrió el debate sobre si la igualdad entre hombres y mujeres es sólo una cuestión de género, o de poder y dominación. Quizá estemos iniciando otra etapa. Los delitos sexuales aún no son comprendidos ni asumidos como crímenes políticos. Es posible que a partir de ahora esto se revierta. El mismo día de esa declaración, Cecilia Pando amenazaba con encadenarse a la sede del Ministerio de Defensa, en una patética parodia que trasuntaba la añoranza de un poder que ya no tienen. Frente a esas pantomimas, cuatro mujeres pudieron plantarse desde su identidad, y reconstruir sus memorias. De eso se trata el nuevo desafío, de romper con viejos paradigmas y seguir avanzando desde otra lógica, desde la búsqueda de una ética que nos diferencia.