EL DIARIO DEL JUICIO VIDELA EN CÓRDOBA PUBLICACIÓN INSTITUCIONAL DE PRODUCCIÓN INDEPENDIENTE · DISTRIBUCIÓN GRATUITA · AÑO II · NÚMERO 17 · CÓRDOBA · ARGENTINA · 15 DE NOVIEMBRE DE 2010
LAS AUDIENCIAS SALIERON FUERA DE TRIBUNALES PARA RECORRER EL EDIFICIO DE LA UP1
Inspección y confesiones Al tiempo que finalizó la ronda de declaraciones testimoniales, los trágicos asesinatos de Bauducco y Moukarzel fueron reconstruidos en sendas inspecciones oculares a la
cárcel de barrio San Martín. Las pruebas reunidas fueron contundentes, y luego de estos recorridos, el cabo Pérez finalmente confesó haber ultimado a “Paco” Bauducco.
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EN ESTE NÚMERO ANÁLISIS: La confesión del cabo Pérez y sus consecuencias. Página 3
Testigos: Doris Caffieri. Página 3
Los juicios en el país: La Pampa. Página 7
ENTREVISTA: María Elba Martínez y Hugo Vaca Narvaja, abogados querellantes. Página 7
ESPECIAL
EN LA CÁRCEL. El represor Alsina, imputado en el juicio Videla, indica algo a los jueces en la segunda inspección ocular a la penitenciaría de barrio San Martín.
Los últimos pasos del juicio transitaron lugares diferentes a los de Tribunales Federales. Se movieron por los pasillos, patios y celdas del viejo penal de barrio San Martín y por el edificio en donde funcionó el Departamento de Informaciones de la Policía de Córdoba (ex D2, actual Archivo Provincial de la Memoria). La legión de funcionarios y policías, comandada por los jueces, estuvo acompañada por abogados, fiscales, dos ex presos políticos, periodistas y familiares de los fusilados. Una multitud que recorrió los lugares que una centena de testigos rememoraron a lo largo de las audiencias. Pasado y presente se fundieron con las vivencias de una cárcel centenaria, entre las “ranchadas” de los presos que aún viven hacinados y los muros cargados de historias crudas. Se reavivaron allí los recuerdos de los días en los pabellones; justo antes de que comiencen los alegatos, dispuestos para la semana próxima. Así, las dos causas acu-
muladas en este juicio –“UP1” y “Gontero”– suman gran cantidad de pruebas documentales y testimoniales, y van llegando a su tramo final. «La visita al penal fue clave para constatar la veracidad de los testimonios en estas 50 audiencias», afirmó Carlos Gonella luego de la inspección. «El tribunal vio con sus propios ojos los pasillos de los pabellones donde se golpeaba a los presos, los patios donde asesinaron a René Moukarzel y a Raúl Bauducco», agregó el fiscal. Pero esta inspección no fue lo único que sucedió en las últimas audiencias. También ampliaron su declaración muchos imputados. Se destacaron afirmaciones inesperadas, como la del cabo Miguel Ángel Pérez, que culpó al Ejército de “arruinarle la vida”. Por su parte, y como ya es habitual en el juicio, las intervenciones de los policías buscaron atribuir toda la responsabilidad a la Justicia Federal. También declaró Vicente Meli, quien
La importancia de los tiempos EDITORIAL Estamos llegando al final del tercer juicio en Córdoba y, aunque sabíamos que iba a suceder, la justicia nos sigue deparando sorpresas. Entrar a la Unidad Penitenciaria después de tantos años, en situaciones tan distintas, fue para los sobrevivientes de aquella época parte de la militancia que familiares y víctimas venimos sosteniendo. Hacerlo de la mano de un juez que no sólo pregunta sino que también escucha y comprueba es otro de los frutos de la lucha y la movilización. Claro que hay quienes se resisten a estos procesos democráticos; mullidos entre nubes de impunidad y de miedo ame-
ejerció un importante cargo en el Tercer Cuerpo de Ejército, directamente por debajo de Menéndez y Sasiaiñ. Manifestó no estar al tanto de los fusilamientos ocurridos mientras ocupaba ese puesto. POSTALES TUMBERAS Dos fueron las visitas al penal de San Martín: una el martes 3 de noviembre y la otra el miércoles 9, por pedido de las defensas. En la primera, los ex presos y testigos Gerardo Otto y Norma San Nicolás remarcaron las diferencias entre la cárcel de 1976 y la actual. La segunda fue solicitada por los imputados Gustavo Adolfo Alsina y Enrique Pedro Mones Ruiz. El edificio ha sufrido importantes modificaciones que obedecen a la necesidad de sostener la vieja construcción que aún se usa como establecimiento carcelario. Por ello, fue clave contar con la presencia de las víctimas para que testimoniaran acerca de las dimensiones que tenía el lugar cuando ocurrieron los hechos.
nazan a nuestro abogado Claudio Orosz o, mejor dicho, más cobardemente, a su padre. Sin dudas, esa amenaza de marcado contenido antisemita, pone en evidencia a sus autores. El terrorismo de Estado instaló esa idea para diferenciar quiénes eran los patriotas y quiénes los enemigos. Hoy, están sentados acusados de los más aberrantes delitos de Lesa Humanidad, fundamentalmente con el antisemitismo como bandera. Sus víctimas acuerdan con que gocen de un justo proceso. Entre ellos se va resquebrajando el espíritu de cuerpo, obviamente enfermo y seccionado, al punto de no fijarse a quiénes apuntan. Las jerarquías debilitadas seguirán negando lo pasado en actitud francamente perversa y amenazante, mientras sus subordinados, como el cabo Pérez, en un intento desesperado de cobrar humanidad, se quiere desprender de semejante culpa aduciendo que sólo obedecía órdenes, que el
La cárcel de barrio San Martín (UP1) por dentro Páginas 4 y 5
CONTRATAPA • OPINIÓN:
La muerte no borra nada El dictador Emilio Massera: su sinuosa trayectoria, entre la oscuridad de la Esma y las desaforadas pretensiones de alcanzar visibilidad política. POR GRACIELA DALEO
tiro se le escapó. Lo cierto de esta declaración, fundamental en esta semana, deja traslucir que quienes amenazaron a Orosz tienen mucho miedo de que los Pérez sigan hablando. Sin embargo, también en esta semana, vimos la otra cara de la justicia. Su lentitud permitió que el siniestro Massera se lleve a la tumba todos los datos que podrían devolver la identidad a muchos jóvenes y restituir tantas identidades arrojadas al río de La Plata. Si bien estaba imputado por el robo de bebés y saqueo de bienes de sus víctimas –hay que aclarar que murió condenado a partir del fallo de la Corte Suprema que declaró la nulidad del indulto– el proceso se suspendió porque le dio un derrame cerebral en 2002. A partir de ese momento permaneció en su casa sin que nadie lo molestara y murió de viejo, a diferencia de las madres de sus víctimas que luchan hasta último momento.