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Formas orgánicas

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Bibliografía

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como especie, como valor humano, preñada en consecuencia de esa humanidad, por lo que se nos muestra maternal, soñadora, evocatriz, enamorada. Y para lograrlo, la autora nos ofrece algo así como instantáneas extraídas de un antaño álbum de familia, que retienen y fijan esas distintas imágenes, inmovilizando el tiempo, donde cada faceta exhala un sutil aire de añoranza.

Ciertamente que las suyas no son imágenes realistas, o si se prefiere, lo que Ruby Larrea plantea es otra realidad que se basa fundamentalmente en una visión vivida o soñada de una mujer esencial, también esta condición está planteada desde un único punto de vista: la mujer como señora, ama o hija de su casa, y no en tareas de concreción definida o en una función específica, sino como formas que exaltan su condición femenina.

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Por ello, su figura es vaporosa, extremadamente sensible, casi etérea, dotada de un poder ensoñador que transmite el ambiente que le rodea. Y es que, como señalé, dicho tema mujer está tratada desde el ángulo de su condición humana y no de una situación social concreta (1984).

El siguiente trabajo de Ruby Larrea propone universos nuevos a través del mundo del inconsciente; formas orgánicas y caprichosas producto de un largo proceso de búsqueda y experimentación con técnicas nuevas y el color; reproducen formas, filamentos, líneas retorcidas y ensortijadas que transitan entre lo figurativo y lo abstracto; son formas que expresan estados de ánimo y emociones en las que se reconocen construcciones vegetales; algas, raíces, brozas, etc., con los que explora el universo, siendo el fin último de este trabajo la expresión, la libertad creativa (Proaño, 1989).

En esta nueva etapa, el dibujo se manifiesta a través del movimiento gestual de plantas y raíces realizadas con pinceladas rápidas de acrílico y tempera. Para tener control sobre los cuatro costados del cuadro, la artista coloca el lienzo sobre la mesa de trabajo o en el suelo y empieza a introducir el color dejándose llevar por los impulsos. Por último, si se encuentra satisfecha, lo da por terminado; de lo contrario, lo destruye o deja descansar unos días para luego retomarlo y concluirlo (Larrea, 1989).

Con este ejercicio la artista trata de encontrar un estado de ánimo, una actitud que le permite captar libremente una inspiración. A su mente acude un mundo de formas, ritmos, a los que pone huellas de cosas existentes que de seguro están presentes en su vida, y que encuentran salida en esta serie de mundos fantásticos y misteriosos.

Figura 22. Ruby Larrea, Con su espada en forma de pincel, Adán mandó al diablo a la serpiente. 150 x 120 cm. Óleo sobre lona. 1988

Fuente: Arte feria, 2015

Entre 1989, 1990 y 1991 realiza varias exposiciones individuales bajo el nombre de “Transfiguración” en la Alianza Francesa, el Centro de Estudios Brasileiros y el Banco Central del Ecuador. El diario El Comercio realiza un comentario respecto a la obra de Ruby Larrea:

De la belleza detallista de sus primeras exposiciones, camina hacia las formas figurativas. Plantas, sensaciones, azul profundo, verde marino, aparecen en sus cuadros del 88 y 89. Y después, los ocres de la tierra, en sus raíces gigantes o algas que llenan el espacio del lienzo en multiformes, entrelazadas y caprichosas formas.

El tema marino, inicio de su nueva producción, refleja el mundo fantástico del mar… Ahora, más resuelta, su labor incluye técnicas variadas, óleos, acrílicos, témperas y acuarelas. En ese paso descu-

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