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Salomé Lalama
Salomé Lalama González nace en Ibarra el 15 de septiembre de 1955. Sus padres Alicia González y Marcelo Lalama, se separan cuando Salomé apenas cuenta con cuatro años. A partir de este momento el cuidado de la niña queda a cargo de diferentes personas; aunque el padre siempre se hace cargo de la manutención. En cierto modo, la idea de hogar que define Salomé Lalama como “algo variable que no está relacionado con un lugar”, está justificada por la difícil situación que le toca vivir durante la infancia; sin embargo, a pesar de estas circunstancias, Salomé forma parte de una extensa familia; posee una hermana de padre y madre, siete hermanos por parte del padre y dos más por parte de la madre de otras relaciones.
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Durante su infancia, en algún momento, Salomé se traslada a vivir con su abuela y su tío, Eduardo Vásquez, quien cultiva el arte de la pintura. Sin saberlo, esta será quizás una de las primeras figuras en influir en su amor por el arte. “Recuerdo que me sentaba a mirar lo que él dibujaba… es difícil recordar, pero creo que llevaba en mí la creatividad y las ganas de plasmar mis vivencias a través del arte” (S. Lalama, comunicación personal, 16 de junio de 2018).
La necesidad de expresarse por medio del arte se ve aplazada por el compromiso matrimonial adquirido por la joven a los 17 años. La llegada del primer hijo, y después del segundo, hace que dedique todo su esfuerzo al cuidado de los pequeños, viéndose impedida de continuar con sus estudios.
Después de un paréntesis de aproximadamente de 30 años ─cuando los hijos crecen─, Salomé retoma sus estudios y se incorpora al mundo del arte a través de cursos particulares de dibujo y pintura. De manos de los artistas ecuatorianos Jorge Perugachi, Gilberto Almeida, José María Jaramillo y Antonio Arias, así como el maestro costarricense Porras, aprende las distintas técnicas del arte: con Antonio Arias el manejo del acrílico, con Wilman y Perugachi la utilización del color (Lalama, 2018).
Este período de estudios y formación dura cerca de diez años, después de lo cual la artista empieza a participa en exposiciones colectivas e individuales. A partir de 1994 expone en: La embajada del Ecuador en Washington, EE. UU, Retrospectiva, Hotel Oro Verde, Swiss Hotel; en 1995, Casa de la Cultura Ecuatoriana de Quito; en 1996, Casa de la Cultura Ecuatoriana, núcleo del Oro, también en el Club