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MARGARITA GUEVARA
La estética del arte tradicional chino
Editor
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Editorial Universidad Técnica del Norte Avenida 17 de julio, 5 21 Ibarra – Ecuador
Telf. 593 (6) 299 7800 editorial@utn.edu.ec
Pares revisores externos
Mario Valero Ramírez
Universidad San Francisco de Quito
David Cazco Maldonado
Pontificia Universidad Católica del Ecuador
Idea creativa, diseño y diagramación
Ana Lucía Mediavilla
Primera edición junio 2022
De esta edición
Editorial Universidad Técnica del Norte
Dirección
Susan Gálvez Sánchez
Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra sin la previa autorización escrita por parte de la editorial.
Ecuador
Edición digital
ISBN: xxxxxxxxxx
Introducción
Zhong He de Margarita Guevara Cueva (O del estilo de la naturaleza)
Zhong He (estado armonioso entre el sujeto y el objeto en una obra artística) es el título que llevó la muestra de la artista imbabureña Margarita Guevara Cueva acogida por el Museo de Loja del Ministerio de la Cultura del Ecuador en abril de 2012. Pasado ya un decenio, esta muestra nos permite hoy considerar por lo menos dos ideas, la primera inferida de la afirmación del teórico Edward Said (1935-2003):
“La historia de toda cultura es la historia de un préstamo cultural”.
Y es que es imposible no percibir la tendencia global a la hibridación. Nederveen Pieterse escribe: “la globalización cultural más que homogeneizar ha hibridado”, esto se hace más patente en la música, por ejemplo, basta con echar un vistazo a Motomami de Rosalía. Pero volvamos a la idea de “préstamo cultural” y a la muestra titulada Zhong He de 2012. En aquella oportunidad el público asistente fue muy receptivo y en la prensa local se podían encontrar titulares como: “Colores y formas locales con uso de técnicas chinas”. Críticos como Villacís Molina no dejaban de llamar la atención sobre el hecho que implicaba fusionar “lo nuestro” con “lo oriental”; la flora y la fauna ecuatorianas con las chinas y apuntaba, finalmente, la idea de una “cosmovisión globalizadora”. Huang Dao Yun, presidente de la sociedad artística de Beijing, calificaba la muestra de: “… fusión armoniosa de la cultura china y el arte occidental”. To-
Margarita Guevara
La estética del arte tradicional chino dos, conscientes de la diferencia, vislumbraban los procesos de hibridación y mestizaje que la obra de Guevara Cueva contenía.
A menudo la atracción que experimentamos ante lo exótico no se debe solo a la diferencia, sino a una combinación específica entre similitud y diferencia. Peter Burke, en Hibridismo cultural: reflexiones sobre teoría e historia (Akal, 2010), afirma: “Mucha gente considera que América Latina es la región híbrida par excellence, siendo un lugar de encuentro, choque, mestizaje y todo tipo de interacciones…”.
Burke se confiesa atraído, no solo, por “lo latino” sino también por lo que los europeos suelen denominar “próximo” y “lejano” oriente. Concluye: “… toda innovación es una suerte de adaptación y los encuentros culturales favorecen la creatividad”.
Zhong He de Margarita Guevara Cueva es el resultado del “encuentro cultural” sostenido a partir de 1999 con el próximo y lejano Oriente y el “distanciamiento”, al menos temporal, del paisaje inspirador de su Imbabura natal. Obtiene así esa interacción, síntesis, combinación específica entre similitud y diferencia transformadora. Considerando lo hasta ahora dicho, quizá comprendamos de manera diferente la admiración del público y la crítica de entonces ante la posibilidad de que la obra de Guevara Cueva pudiera ser atribuida a un artista oriental; por el grado de “fidelidad técnica “a la pintura tradicional china que la obra ostentaba. Y es que Guevara Cueva en ese “intercambio cultural” toma prestado de la técnica china, la equipara, recibe la transferencia, pero no se apropia, a la manera de la antropofagia brasileña de principios del siglo XX, que asimilaba las ideas extranjeras con la intención de engullirlas para luego crear algo nuevo. No, aquí la artista res- peta los procedimientos, denotando su “interés occidental” por la “sabiduría oriental”.
Peter Burke en Hibridismo cultural nos relata una anécdota a la inversa:
Las imágenes occidentales que misioneros católicos como Matteo Ricci llevaron a China a finales del siglo XVI contribuyeron a transformar la tradición paisajística china. No es que los artistas chinos adoptaran el estilo occidental; no quisieron asimilar la perspectiva, por ejemplo. Pero adquirieron conciencia de que había formas alternativas de presentar los paisajes que no seguían sus propias convenciones artísticas y eso los liberó permitiéndoles realizar innovaciones autóctonas”.
La segunda idea a la que quiero referirme es a la de “naturaleza”. La naturaleza siempre ha sido para el arte un modelo. Desde la antigüedad clásica las ideas de “mímesis” y “representación” han llegado hasta nosotros de manera intacta. Pero aquí solo quiero hacer especial mención a la teoría imitativa de Demócrito. Mímesis significa la imitación de cómo funciona la naturaleza; cuando tejemos imitamos a la araña, cuando edificamos, a la golondrina, cuando cantamos, al cisne y al ruiseñor. Es decir, implica una acción coordinada; ahora bien, la caligrafía china implica movimientos coordinados: impulso, momento, pausa. Estos momentos de alguna manera emulan la naturaleza. Pero es una imitación de su estructura interna, de su esencia.
Plotino al final de la antigüedad clásica llega a decir: “Las artes no imitan simplemente las cosas visibles, sino que llegan hasta los principios que constituyen el origen de la naturaleza”.
La muestra Zhong He no se limita a representar la naturaleza entendida como mundo visible, sino que intenta —tomando prestado de la pintura china— ofrecer la esencia, la estructura
Margarita