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INCERTIDUMBRE Y EFECTOS SARS COV 2[1
INCERTIDUMBRE Y EFECTOS SARS COV 2[1]
2 5 D I C I E M B R E , 2 0 2 0
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Quisiera creerle al político que nos gobierna, a cualquiera de ellos, para tener más claridad en mis decisiones, para saber a qué atenerme y a que debe atenerse mi familia, amigos y población en general en mi país”.
Desfase de datos
No hay forma ni justificación, cuando la claridad que solo da la investigación científica es inexistente, es vaga, es imprecisa o sin relación con los hechos, no hay claridad, sencillamente, cuando se ideologiza un tema que siendo eminentemente científico se mira desde una perspectiva política y más aún partidarizada, entonces se ha exacerbado el problema, sobre todo si se trata de aspectos de índole social y económica.
Informe proveniente del Grupo Open Covid [2], muestra descarnadamente un desfase en la información que proviene de entidades oficiales y refuerzan lo que aquí se sostiene
“Se viene observando que el total de casos confirmados que reporta el Ministerio de Salud (MINSA) es aproximadamente la mitad del total que reportan las Direcciones Regionales de Salud (DIRESA), las Gerencias Regionales de Salud (GERESA) y las Direcciones de Redes Integradas de Salud de Lima (DIRIS). Existe también un desfase con los fallecidos reportados”. El resumen a nivel nacional se muestra en la siguiente tabla.
Si algo no es bueno para la sociedad, no será bueno para nosotros.
Fuente: https://psicologiaymente.com/reflexiones/frases-marco-aurelio
Fuente: https://opencovid-peru.com/reportes/desfase/
¿Cómo se explica esto? Corresponde a las entidades gubernamentales dar una explicación sobre los hechos, no cualquier explicación, y esta debe ser razonada, sustentada y pertinente, de tal manera que sirva para la toma de decisiones, como por ejemplo aquellas que indiquen donde poner mayor énfasis en la contención de una probable segunda ola de contagios y de sus consecuencias, o de donde implantar medidas restrictivas de apoyo a la sanidad, o de donde privilegiar una posible atención con vacunas en su momento. Si no se trabaja con base en la fortaleza de los datos (ciertos) poco efecto tendrá cualquier estrategia y eso, por tratarse de vidas humanas, contrae responsabilidad.
Desigualdad
Perú tiene una conformación de regiones sumamente heterogéneas, diversidad en todos los aspectos de la vida misma: altitud, clima, ambiente, costumbres, formas de vida, niveles de producción y de conformación productiva, una suma de desigualdades que añaden incertidumbre al desempeño diario vital.
¿Qué ocurre cuando se tiene un escenario tan disímil, tan desigual en tiempos de pandemia? Desde mucho antes de declararse oficialmente la pandemia en nuestro país (Martín Vizcarra, 16.03.2020), en Perú, las condiciones de pobreza ya eran drásticas.
“Más de 6,4 millones de peruanos se encuentra en situación de pobreza, es decir, unos 20.5% de la población del país, según el último informe del Instituto de Estadística e Informática” `(INEI).19 feb. 2020.
A octubre del 2020, Unicef señaló: La pobreza monetaria en niñas, niños y adolescentes peruanos aumentaría de 26.9% en el 2019 a 39.9% en el 2020 como consecuencia directa de la pandemia. En el caso de la población en general, el incremento proyectado es de 10 puntos porcentuales, de 20.2% a 30.3% mientras que en el caso de la población menor de 18 años el incremento sería de 13 puntos porcentuales.[3]
Tales escenarios obligan a enfocar la atención del Estado, sobre todo en estas poblaciones, de manera urgente, condiciones económicas pueden ser conseguidas mediante una serie de medidas que van desde un serio programa de imposición tributaria, eliminación de exoneraciones, cobranza de adeudos e impulso a medidas que permitan la captación de recursos económicos; el detalle de estas debe ser materia de un adecuado programa de implementación urgente.
La pandemia incrementó el gasto público, deteriorando parte del ahorro del Estado, sin embargo de ello la orientación que se dio a ese dinero no fue precisamente la
mejor, la débil planificación para esa asignación de recursos descuidó a la población más vulnerable, aquella sumida en la informalidad, el gobierno proyectó un deficiente programa de bonos de alivio económico para las familias vulnerables, mientras aplicaba medidas de suspensión perfecta (¿?) de trabajadores, bajo el supuesto de protección a las empresas para proteger el empleo, nada más distinto, se perdieron miles de empleos, las empresas se beneficiaron además con el programa Reactiva[4] cuyo objetivo es dar una respuesta rápida y efectiva a las necesidades de liquidez que enfrentan las empresas ante el impacto del COVID-19, en otras palabras recibir financiamiento llegando a los S/60,000 millones, equivalentes al 8% del PBI, con préstamos de dinero de hasta diez millones de soles. Mientras a algunos vulnerables apenas si les llegó 760 soles.
Murieron mucho más los pobres, los informales que sin ingreso fijo tuvieron que afrontar el contagio en busca del sustento diario, murieron más sin siquiera poder comprar una tableta genérica o un antigripal, menos un balón de oxígeno, y peor aún, poder acceder a un sistema de salud deficiente por todos lados, con un recurso humano en condiciones laborales precarias, sin suficiente equipos e insumos médicos, en suma, una tormenta perfecta a favor de la epidemia C-19. Unos mueren y otros pueden acceder a atención de salud en clínicas privadas.
Estimaciones de pobreza, pobreza extrema y desigualdad a nivel nacional
Según Unicef en su resumen de políticas COVID-19: Impacto en la pobreza y desigualdad
en niñas, niños y adolescentes en el Perú Estimaciones 2020-2021; se estima que la pobreza monetaria se incrementará de 20.2% en el 2019 a 30.3% en el 2020. Esto significa que 3,300,329 personas caerán en la pobreza como consecuencia directa de la pandemia. Este será el mayor valor registrado en este grupo desde el 2010. Asimismo, considerando la recuperación en el ingreso de los hogares, se estima que este nivel de pobreza se reduzca a 25.8% en el 2021.
Previsiones
“El actor central para la redistribución del ingreso reduciendo la elevada desigualdad es el Estado. La redistribución del ingreso debe hacerse principalmente a nivel horizontal entre actividades económicas. Su instrumento central es la política tributaria y de gasto público. Desafortunadamente, es un tema donde estamos en pañales. Una presión tributaria del 16,1 % en 2015 y de 14,0 % del PBI en 2017 es ridícula respecto del promedio de América Latina y el Caribe, de 22,7 % y de 34,3 % del producto de los países miembros de la OCDE (2018). Hay que arribar rápidamente a una presión tributaria del 20,0 % equivalente a US$ 12.000 millones adicionales de ingresos públicos para cerrar brechas de infraestructura, atender servicios sociales y redistribuir ingresos.”[5]
A comienzos de este año, 2020, la Ministra de Economía y Finanzas anunció que “el año 2019 el Perú cerró con una presión tributaria de 14.2% del PBI, mientras que para el 2020 se esperaba llegar a 14.9% y el 2021 a 15.4%. Estas cifras de recaudación anunciadas nos ubican bastante lejos del Estado moderno”[6].
Si prestigiados economistas e investigadores muestran la ruta, queda dejar de lado indecisiones que pueden desencadenar mayores tragedias, tomar conciencia que a la
par de incentivar producción, el Estado debe pensar que, mientras dure la pandemia C-19, y se logre sostener crecimiento, es urgente tomar medidas que permitan evitar mayor sufrimiento a la población, implementando:
Un programa más eficiente de compensación para protección social, dar lo suficiente a los que lo necesitan.
Aumento del gasto público para cierre de brechas en infraestructura y tecnología.
Mecanismo de seguridad social con acceso al derecho universal a la renta básica, la finalidad es atender con justicia a segmentos vulnerables de la población.
Intervenciones de emergencia educativa con implementación tecnológica, internet, y enseñanza en el uso de plataformas de enseñanza y aprendizaje, luego contenidos.
Atención primaria de la salud, de manera universal, con efectividad, medicinas e insumos, cueste lo que cueste.
[1] Nuevo tipo de coronavirus que puede afectar a las personas y que se detectó por primera vez en diciembre de 2019 en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei, en China. [2] Open Covid: Grupo de científicos e investigadores que analiza datos oficiales sobre la pandemia para informar al Perú. https://opencovid-peru.com/reportes/desfase/ [3] https://www.unicef.org/peru/comunicados-prensa/la-covid-19-ha-generado-mayorpobreza-y-desigualdad-en-la-ni%C3%B1ez-y-adolescencia-Banco-mundial. [4] Programa de garantías “Reactiva Perú” MEF: https://www.mef.gob.pe/es/?option=com_content&language=esES&Itemid=102665&lang=es-ES&view=article&id=6429 [5] Germán Alarco, César Castillo, Favio Leiva en Riqueza y Desigualdad en el Perú, Visión Panorámica. [6] César Flores Unzaga en El coronavirus y la presión tributaria más baja de la Región, Wayka.pe