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EMPODERAMIENTO ECONÓMICO FEMENIL

Cuanta falta hace una mirada diferente respecto del empoderamiento económico (independencia a un grupo social desfavorecido para mejorar su situación) de quienes sin duda alguna, en la actualidad y antes, hacen una administración responsable de los ingresos y egresos de un hogar. Este es el contexto que hay que enfocar con mucha atención. Por cierto, no se trata de minimizar el esfuerzo de quienes hacen un complemento en la familia, no, se trata de revalorar el esfuerzo de quienes abnegadamente luchan para romper esa brecha de desigualdades que sociedades machistas han implantado.

Tenemos claridad en que la globalización a hecho su parte, vemos ese esfuerzo en la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la

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Mujer y los 25 años de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer: Acción para la Igualdad, el Desarrollo y la Paz, que se realiza a 5 años de la aprobación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y a 3 años de la aprobación de la Estrategia de Montevideo para la Implementación de la Agenda Regional de Género en el Marco del Desarrollo Sostenible hacia 2030 (CEPAL, XIV Conferencia Regional sobre la Mujer, 2020).

Hay avances importantes, pero no suficientes, todavía; la discriminación persiste, de variadas formas y es ahí donde hay trabajar, entender y desarrollar estrategias que signifiquen resultados que mejoren la posición humana, laboral y económica femenil, trabajo que debe plantearse muy fuertemente desde el Estado, desde los gobiernos, desde las empresas, desde la academia, desde esas cuatro hélices que pueden hacer un profundo pero necesario cambio en las sociedades, de otra forma no funciona.

Una revolución de iniciativas que impulsen la mejora de la economía de las mujeres es pertinente y mas allá de discursos o retórica de celebración por el Día Internacional de la Mujer, este 8 de marzo, es responsabilidad de todos hacer ese reconocimiento, empecemos mirando a las mujeres de nuestro entorno, incrementando el respeto y el reconocimiento económico por el trabajo que realizan, ejemplos hay y están a flor de

piel, personalmente he impulsado ferias competitivas con productos elaborados por mujeres, funcionan, y vaya que funcionan, Sin más, ojalá y tengamos oídos receptivos y una gran revolución económica femenil sea puesta en valor.

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