3 minute read

LA CARTA La tragedia de ser refugiado

Next Article
DESDE INTERNET

DESDE INTERNET

Año 69 No. 803 junio 2022 $20.00 «Tus puertas

Advertisement

estarán siempre abiertas»

Prepare un regalo especial para su papá

Obséquiele una misa diaria. Inscríbalo a la Obra del Redentor, en la cual se pedirá por él todos los días en la misa que celebran los Misioneros Combonianos. Con su donativo, ayudará a las misiones más necesitadas. Realice el depósito de su donativo y envíenos por WhatsApp, correo electrónico o correo ordinario la ficha de depósito y el cupón de inscripción y, a vuelta de correo, le mandaremos el diploma de inscripción.

Inscripción de una persona (viva o difunta): un año $70.00 - a perpetuidad $180.00

Haga sus depósitos a las siguientes cuentas a nombre de MISIONEROS COMBONIANOS DEL CORAZÓN DE JESÚS, A.R. (Escribe el nombre completo) Cuentas: Santander: 65501062197 Bancomer: 0452603004 Banamex: 70070359098 Banorte: 0259125723 Si lo prefiere, realice una transferencia bancaria (clabes interbancarias)

Santander: 014180655010621976

Bancomer: 012180004526030044 Banamex: 002180700703590983 Banorte: 072180002591257234

Fotocopie y envíe este cupón a nuestras oficinas o transmítalo por WhatsApp 55 62 15 79 14 o correo electrónico combomis@prodigy.net.mx, junto con la copia de la ficha de depósito. No envíe dinero dentro del sobre. Por favor, escriba sus datos completos.

Su nombre___________________________________________________ Tel._________________________________________ Calle y número_________________________________________________________________________________________ Col.__________________________________________________________ Código Postal _______________________________ Población _______________________________________________ Estado __________________________________________ Nombre de su papá ______________________________________________________________________________________ Depósito por $_______________ Banco___________________________________ Fecha ______________________________

LA TRAGEDIA DE SER REFUGIADO

P. Ismael PIÑÓN, mccj

La historia de la humanidad está marcada por múltiples periodos en los que los seres humanos se han visto obligados a dejar sus tierras para buscar otros lugares dónde vivir mejor. Muchos de esos movimientos migratorios fueron motivados por situaciones de guerra, de esclavitud o de opresión, como el éxodo del pueblo de Israel, que salió de Egipto en busca de una tierra prometida, tierra de libertad que «manaba leche y miel». Hoy muchas personas siguen viéndose obligadas a dejar sus José de Jesús casas, sus cultivos, el lugar en el que han nacido y en el que intentaban labrar un futuro digno para sus hijos, porque ven cómo sus vidas son amenazadas, a veces por razones económicas y otras por cuestiones meramente políticas o sociales. Por eso, en diciembre del año 2000, la ONU decidió que el 20 de junio se celebre el Día Mundial del Refugiado, haciéndolo coincidir con el aniversario de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951.

La invasión de Ucrania por parte de Rusia, que ha ocupado los noticieros de todo el mundo, nos muestra toda la crudeza de un fenómeno que no es nuevo, porque la guerra, las crisis humanitarias y los millones de personas que se ven obligadas a huir existían antes y siguen existiendo ahora. Muchos de los migrantes que atraviesan nuestro país con el sueño de llegar a Estados Unidos, no lo hacen sólo por motivos económicos: huyen de la violencia o la persecución para salvar sus vidas de una muerte segura; pero desgraciadamente no son tratados de la misma manera, ni mediática ni políticamente. En otras regiones del mundo, como Eritrea, la región de los Grandes Lagos, Siria, Venezuela, el norte de Mozambique, el Lago Chad y muchos otros, también hay miles de refugiados, hombres, mujeres y niños que sin haberlo buscado, se han visto envueltos en situaciones de inseguridad y obligados a dejarlo todo en busca de un mejor lugar para vivir, pero de ellos ya casi nadie habla. El mes pasado recordábamos el mensaje del Papa en el que nos pedía a los medios de comunicación hacer un esfuerzo para informar con rectitud y veracidad a la hora de dar a conocer lo que sucede en el mundo. No dejemos que un acontecimiento como el de la guerra en Ucrania –que no deja de ser una gran tragedia–, ciegue nuestros ojos y nos impida ver una realidad, la de los millones de refugiados, que es global y que afecta a toda la humanidad.

This article is from: