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CARTAS DE MISIÓN

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Limpiando

los océanos

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The Ocean Cleanup

El 8 de junio es el Día mundial de los océanos, fecha que nos llama a reflexionar sobre la importancia de cuidar de estos cuerpos de agua que cubren tres cuartas partes del planeta y que actualmente contienen una cantidad incalculable de contaminantes.

The Ocean Cleanup es un proyecto ideado por Boyan Slat, un joven holandés que decidió centrar sus esfuerzos y talento como ingeniero aeronáutico en el diseño de un barco que recolecta toneladas de residuos plásticos que han flotado en los océanos por décadas para convertirlos en lentes de sol.

Para ver esta nave en movimiento escanee el código con su celular:

rá pronto y por eso ni siquiera pretenden regularizar su estancia, están tristes, a veces incluso desesperados. También hay quienes no tienen ningún lugar al cual volver porque su hogar ya no existe. Muchos buscan el contacto con sus compatriotas, que trabajaban en Polonia desde antes de la guerra.

La señora Svitlana llegó con sus dos hijos desde la ciudad de Vinica. En Ucrania dejó a su esposo, quien defende su país en la frontera con Moldavia. «Antes de estallar la guerra, la vida era muy tranquila. Yo tenía trabajo, igual mi esposo. Mis hijos iban todos los días a la escuela. Todo era normal. Pero nunca olvidaré el día cuando tuvimos que escapar de prisa. Pasamos cuatro días en camino, entre autobuses, trenes y caminando... cuatro días que parecían una eternidad, hasta que llegamos a la casa de los combonianos, donde estamos ahora».

A menudo los refugiados se han visto obligados a huir a toda prisa, sin tiempo para llevarse sus bienes esenciales, por eso lo primero que intentamos hacer es proporcionarles ropa de abrigo, productos de higiene personal e incluso juguetes para los niños. La situación de los más pequeños es especialmente delicada. Algunos de ellos tienen enfermedades víricas a causa del viaje, el cambio de alimentación y de hábitos, y quizá también por la falta de vacunas, como dicen algunos médicos. Intentamos ayudar a las madres de estos niños organizando clínicas médicas improvisadas.

El gobierno lanza un programa permanente para ayudar a los refugiados a integrarse en la sociedad polaca. Los contactos entre nosotros y los huéspedes ucranianos a veces no son fáciles debido al idioma. Algunos hablan sólo ucraniano, otros ruso, sobre todo los que vienen de la parte oriental de Ucrania. Sin embargo, nos enfrentamos a este reto porque nosotros también hemos pasado por un proceso similar de aprendizaje de una lengua extranjera. No obstante, somos eslavos: la visión del mundo, la diversidad religiosa, lingüística o cultural es precisamente un reto, y no una barrera, que superamos cada día.

Casa de los Combonianos en Cracovia

Estamos cumpliendo nuestro carisma misionero aquí y ahora, realizando el deseo de san Daniel Comboni, que vivió para los más necesitados, y que ahora son los que huyen del inferno de la guerra. Pedimos a todos que recen por el fn de la guerra y por la paz en Ucrania.

«Ahora vivimos una situación muy extraña. Por un lado, estamos tranquilos porque tenemos casa, comida... hasta encontramos trabajo y los pequeños van a la escuela. Por el otro, no hay tranquilidad, porque mis dos hijos están en la guerra, defendiendo a nuestra Ucrania. Con uno de ellos hablo todos los días, pero la inseguridad es enorme. Ojalá pronto podamos reencontrarnos y estar juntos», concluye la señora Oksana.

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