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CARTAS DE MISIÓN

: Isaak Alexandre Karslian Maria Fernanda Pissioli

Desplazados en Afganistán

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«En estos tiempos agitados en los que los afganos buscan refugio, rezo por los más vulnerables entre ellos. Rezo para que muchos países acojan y protejan a quienes buscan una nueva vida. Rezo también por los desplazados internos, para que tengan la asistencia y la protección necesarias» (Ángelus, 5 de septiembre de 2021). Así se expresó, consternado, el papa Francisco, ante la preocupante situación que está viviendo Afganistán después de la retirada definitiva de las tropas estadounidenses de ese país y del retorno al poder de los talibanes, quienes tomaron la capital el 15 de agosto pasado, generando el temor de una grave crisis migratoria y humanitaria. Y aunque varios países han hecho el esfuerzo de acoger a miles de ciudadanos afganos (especialmente mujeres y niñas) que cuentan con visados y documentos para salir del país, crece la desesperación entre miembros de minorías perseguidas que encuentran los puntos fronterizos cerrados y totalmente controlados por el nuevo régimen. Además, Occidente tiende a forzar el flujo de personas para países vecinos, como Irán, Pakistán o Turquía, que ya desde antes de esta crisis han acogido a más de 90 por ciento de refugiados afganos en el mundo. Incluso, según la ONU, desde finales de agosto el número de desplazados internos tiende a crecer. Por eso, según María Jesús Vega, portavoz de ACNUR en España, «es importante apoyar a las agencias humanitarias que continúan trabajando en Afganistán para estabilizar la situación ahí, independientemente de la política, porque para la mayoría de estas personas, esa será su única opción» (RTVE). •

Amenaza golpista en Brasil

En vísperas de la celebración del Día de la independencia de Brasil, intelectuales y líderes de diversos países externaron su profunda preocupación «por la inminente amenaza a las instituciones democráticas de Brasil», derivada de la convocatoria que hizo el presidente Jair Bolsonaro para participar en masivas protestas, el día 7 de septiembre, «en preparación para un “contragolpe necesario” contra el Congreso y la Suprema Corte», el «poder judicial, la izquierda y todo un aparato de intereses ocultos» que supuestamente conspiran contra él (Progressive International). Esto en el contexto de una creciente pérdida de popularidad, el decepcionante manejo de la economía, la posibilidad de no reelegirse en 2022, sus recientes derrotas en el Congreso e investigaciones judiciales sobre algunos aliados, así como la propagación de amenazas y noticias falsas contra miembros del Supremo Tribunal Federal (STF). Como se esperaba, el día 7 fue marcado por el tono golpista de las consignas presidenciales y por muchas manifestaciones polarizadas, aunque la pauta de sus apoyadores fue unísona al exigir la destitución del STF, la implementación del voto impreso y la intervención militar para concretizar ambos reclamos (UOL / Folha de Sao Paulo). Todo esto hace prever meses de creciente tensión e incertidumbre para el país sudamericano y el escalonamiento de una crisis institucional que podría derivar en la destitución del mandatario. •

Randy Fath Jaime Rodríguez

Sudán del Sur: promesa y realidad

El más joven Estado miembro de las Naciones Unidas, Sudán del Sur, celebró el pasado 9 de julio el décimo aniversario de su nacimiento como nación independiente, después de tres décadas de guerra con el norte. Pero el sueño de un futuro mejor está lejos de concretizarse a causa de un conficto civil que no cesa, de una profunda crisis económica y de crecientes índices de pobreza, hambre y violencia. Así, con ocasión del décimo aniversario de independencia, el papa Francisco recordó a los líderes políticos que «desgraciadamente, su pueblo sigue viviendo en el miedo y la incertidumbre y no confía en que su nación pueda hacer realidad “la justicia, libertad y prosperidad” que se celebran en su himno nacional». Además, por causa de la crisis económica y social agravada por la pandemia y por fenómenos meteorológicos, y por la inestabilidad política, las elecciones previstas para el próximo año fueron aplazadas para 2023. En ese contexto, el tiroteo que sufrió en abril el recién nombrado obispo de Rumbek, el comboniano Christian Carlassare, y el asesinato de dos religiosas en agosto son sólo dos muestras de los múltiples casos de brutalidad y matanzas que no han cesado en el país, a pesar del acuerdo de paz frmado en 2018 por grupos étnicos y políticos rivales, que despertó la esperanza, ahora frustrada, de una reconciliación duradera. Por eso, a principios de septiembre, los líderes religiosos del Estado de Ecuatoria Occidental, instaron «al gobierno de Sudán del Sur, a todos los niveles, a que tome medidas drásticas para poner fn a la atroz violencia actual que está causando la muerte de tantos inocentes» (Agencia Fides). •

Monseñor Jaime Rodríguez Salazar

Monseñor Jaime pertenece a la primera generación de Misioneros Combonianos mexicanos. Nació en La Luz, Michoacán, en 1939. Desde pequeño sintió el llamado a la vida sacerdotal y misionera. Ingresó al primer seminario comboniano en la colonia Moctezuma de la Ciudad de México y de ahí pasó al seminario de Sahuayo que apenas iniciaba. En 1961 hizo su primera profesión religiosa en el noviciado de Tepepan, también en dicha ciudad. Hizo sus estudios de teología en Italia y fue ordenado sacerdote en 1966 por el papa Pablo VI en la Basílica de San Pedro, en Roma.

Realizó su primera misión en México, donde trabajó en la pastoral y en la formación de los aspirantes combonianos en el seminario de Guadalajara. Siempre se ha identifcado con el carisma de san Daniel Comboni y ha vivido su vocación misionera con mucha sencillez.

En 1973 salió por primera vez para las misiones de África y fue de los fundadores de la provincia de Malawi y Zambia. Luego de cinco años, regresó a México para ser el primer superior provincial mexicano. Luego fue a Perú, donde trabajó durante ocho años. De ahí fue padre maestro en Filipinas, de los primeros combonianos en Asia. Regresó a Perú en 1996 y fue nombrado obispo de Huánuco; al concluir su ministerio episcopal regresó a la provincia de México, donde sigue con su misión en la comunidad de los misioneros combonianos en La Paz, Baja California Sur.

«Lo que hemos visto y oído»

-Testimonios misioneros-

Padre Robin Mathew Tonikuzhiyil,

misionero de San Francisco de Sales de India, desde Chad

En Chad he visto el hambre corporal y espiritual de muchas personas, así como el sufrimiento y la enfermedad; he visto el hambre de Dios. Al igual que Jesús, que dio su vida por responder a las carencias de la gente y tuvo piedad de ella, me siento llamado a responder a esas necesidades. Como misionero, me siento feliz y animado a dar mi vida para que todos puedan tener un poco más de luz.

Padre José Luis Rodríguez López,

misionero comboniano mexicano, desde Brasil

Acompaño la casa de acogida de «moradores da rua» (gente de la calle); son ancianos en su mayoría. Veo y siento como presencia y semilla de Dios en este hogar a los encargados de atender a los ancianitos, que son precisamente jóvenes que dejaron la calle (antiguos moradores da rua) o eran consumidores de drogas y dejaron los vicios para asistir y cuidar a los ancianos.

Lisa Deram,

joven estudiante en Mongo, Chad

He visto y experimentado cómo Jesús está presente en mi vida, en mis estudios, escuchando mis oraciones. Yo era huérfana, y Dios me ha dado una familia adoptiva. He decidido seguirlo comprometiéndome en el movimiento de Jóvenes Estudiantes Cristianos, para reforzar mi propia fe y ayudarla a crecer a través de la Palabra de Dios y de esta familia que me ha recibido.

Neuza Francisco,

laica misionera comboniana portuguesa, desde Perú

Al caer la noche, me gusta refexionar sobre mi día, a menudo derramo lágrimas; son lágrimas de contemplación por las maravillas que Dios está trabajando en mí y a través de mí, es imposible ignorarlo y no agradecerle por todo. Muchas veces veo los pequeños milagros y señales que me llegan a través de estas personas que ahora son parte de mí.

Padre Ricardo Andrade,

misionero comboniano mexicano en Togo y República Centroafricana

He visto a viejos misioneros que son para mí todo un testimonio de entrega. También convivo con la gente; cristianos sencillos y catequistas, que me dan toda su confanza y que, a pesar de ser extranjero, me han hecho sentir en casa; me han apoyado y ayudado en mi trabajo misionero. Son un regalo de Dios.

He visto una comunidad fraterna y misionera, cuyos miembros, con sus luces y sombras, buscan dar testimonio de lo que el Señor va realizando en sus corazones. He oído en momentos de difcultad aquellos cantos de sirenas que, a través de efímeras consolaciones, han querido desviarme de mi vocación misionera, pero, ¿a dónde ir cuando sólo el Señor tiene palabras de vida eterna? Como le dijo Dios a Moisés: «he oído y visto el clamor de mi pueblo, baja pronto...». En mi vida misionera, marcada por tres países tan diferentes como son Chad, México y Haití, he visto y oído mucho dolor, sufrimiento, opresión e injusticia, pero creo que la esperanza, la alegría, la resistencia y la acogida me hicieron afrmar que vale la pena ser misionera y haber dejado todo por la causa de un Dios con nosotros.

En la escuela donde yo enseñaba, en Sudán del Sur, conocí a Hassan, un hombre mayor que vivía de corazón su religión musulmana. Su servicio era ejemplar con todos, independientemente de la religión que profesara o de su nacionalidad. Su ejemplo me hizo comprender que cuando se conoce y se ama al verdadero Dios, no se puede hacer distinción de personas. «Todos son mis hermanos», así llamaba Hassan a quienes encontraba en su camino. Su ejemplo todavía sigue inspirándome hoy.

Hermana Cocos López,

misionera comboniana mexicana en Haití

Padre Fernando Cortés,

misionero comboniano mexicano, desde República Centroafricana

Hermana Rosa María Baza,

misionera comboniana en Sudán

Padre José de Jesús García,

misionero comboniano mexicano, desde Palencia, España

He visto la fe y alegría de la gente al recibirnos como misioneros y recibir la comunión como Pan de vida eterna. He presenciado la necesidad espiritual de las personas en sus enfermedades de cáncer, diabetes... y hoy con el Covid-19. Vi la fe de la gente en la parroquia de Cochoapa El Grande, recibiendo el bautismo para que los niños tengan una vida sana. Soy testigo de la fe de los reclusos del Centro de Rehabilitación Social de Chilpancingo al celebrar la Semana Santa y de la solidaridad de las personas que los visitan. He presenciado la fraternidad entre los monitores de Aguiluchos en Palencia y su gran empeño para animar a más adolescentes a ser nuevos suscriptores.

Siempre intento servir con amor y entrega en las misiones donde trabajo. Comencé con entusiasmo, enamorada de Dios y de la humanidad; lista para dar mi vida, anunciar a Jesús, enseñar el amor del Padre y servirlo en los más pobres y abandonados. La sorpresa fue que ellos me ayudaron a poner en práctica esta idea que tenía y me evangelizaron con su acogida, fe, cariño, amor, hospitalidad, perdón, bondad y paciencia. La constante oración de budistas, hindúes, musulmanes y cristianos ha fortalecido mi oración. La prioridad de la familia en la sociedad esrilanquesa me hizo valorar aún más la mía. La sencillez y la pobreza con la que viven mis vecinos, me condujo a tratar de buscar lo verdaderamente necesario. La solemnidad de algunas celebraciones, el simbolismo, el colorido y los olores me han hecho entender que nada es demasiado bello para quien es la Hermosura infnita. La alegría serena, la timidez que rápido se vuelve confada, la charla con mil preguntas... todo me ha enseñado a valorar la importancia de detenerse y conversar con las personas.

Hermana Beatriz Galán,

misionera comboniana española, desde Sri Lanka

Hermana Haimanot Beraki,

misionera comboniana eritrea. Ha trabajado en Etiopía, Kenia, Ecuador, Perú y España

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