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¡SalvemoS la atención primaria de S alud!
La sanidad pública en España viene sufriendo un deterioro progresivo desde los últimos diez años a partir de los recortes en los servicios públicos, derivados de las sucesivas crisis financieras.
Ello se ha traducido en graves dificultades de accesibilidad, con listas de espera y demoras intolerables en la obtención de citas, acompañadas de una sobrecarga extraordinaria de los profesionales.
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La pandemia por COVID-19 y sus graves consecuencias tensionaron aún más la situación, de modo que tanto la precariedad de medios humanos y materiales como la sobrecarga asistencial llegaron a límites difícilmente soportables.
Y, sin embargo, como quedó patente a lo largo de estos tres años, el papel de la sanidad pública y la Atención p rimaria de Salud (APS) como parte esencial de la misma, ha sido determinante para afrontar la grave crisis sociosanitaria que supuso la pandemia.
La A tención p rimaria de Salud (AP) es el primer nivel asistencial y la puerta de entrada al sistema sanitario. resuelve el 90% de las consultas, reduciendo considerablemente la utilización de otros niveles: tener un médico de familia o un pediatra de referencia en AP aporta beneficios notables para la salud: permite una relación médico paciente eficaz, reduce el uso de las urgencias, así como los ingresos hospitalarios y la mortalidad, El modelo de atención universal desarrollado en nuestro país en los últimos 40 años ha contado con una valoración máxima por parte de los ciudadanos, siendo objeto de admiración por muchos países.
Lamentablemente, el deterioro de este modelo, en el momento actual, resulta especialmente preocupante en la Comunidad de Madrid, ya que, pese a ser la comunidad más rica, es la que dedica menor porcentaje del gasto sanitario y de PIB a Atención Primaria. Por ejemplo, el presupuesto aprobado para este año es de 10,74% (el mismo que para el año 2022), mientras que la media entre CCAA es del 14,93%.
Desde organizaciones científicas y profesionales se han venido reclamando mejoras desde hace años, sin que la Consejería de Sanidad les haya prestado atención.
Se estima que un millón de pacientes, entre ellos 200.000 niños, no tienen médico asignado, con un 20% de las consultas de adultos sin cubrir y una pérdida de hasta 200 pediatras en AP entre 2019 y 2021.
Todas estas circunstancias han causado un éxodo masivo de facultativos hacia otras comunidades, otros países, incluso otras especialidades, en busca de mejores condiciones laborales y salarios. Es significativo que menos de un 10% de los residentes de medicina de familia o pediatría que terminan cada año elijan quedarse en nuestra comunidad.
Ante esta situación, la convocatoria de una huelga de médicos de familia y pediatras tiene como objetivo salvar la Atención Primaria de una situación límite.
reivindicación esencial de este conflicto es poner en marcha un «plan de choque» para salvar la Atención Primaria, consistente en:
3 Limitar la sobrecarga asistencial para garantizar una atención adecuada a cada paciente (al menos 10 minutos por paciente en medicina de familia y 15 minutos en pediatría), lo que implica limitar el número de pacientes por agenda y día.
3 Aumentar la remuneración para fidelizara y atraer al personal médico hacia la APS.
3 incentivar los puestos en los turnos de tarde. La Consejería de Sanidad ha adoptado una estrategia de confrontación directa contra los médicos, con ausencia de los principales responsables en las negociaciones, a diferencia con otras CCAA en donde, al menos, se están alcanzando acuerdos parciales.
Para finalizar, queremos llevar a la reflexión de la ciudadanía que la Atención Primaria, y con ella la sanidad pública no es un «asunto» que atañe solo a los médicos; por el contrario, se trata de una herramienta de justicia social y de protección de la salud de todos, porque todos somos pacientes.
Relato
Prometeo y el desPertar de los mortales
Salvé a los mortales del Diluvio cuando encargué a Endimión y Pirra la construcción de una barca, y luego les expliqué cómo restablecer lo devastado cuando la nave descendió suavemente en los montes Tesalios. Amigo del conocimiento y la paz, en trance estoy de lograr mi objetivo; para esto he beneficiado a los mortales con la sabiduría. A menudo ocurre que esta misma ciencia es envilecida por los sueños de dominio que los dioses infunden a los hombres para perderlos, volviéndolos a las épocas oscuras de las que yo los rescatara. ¡Pero haya fe en el avance! Y cuando los bandos se enfrenten, repetid conmigo estas amargas palabras que no por vulgares son menos ciertas: «¡Haced la guerra, mortales imbéciles; destrozad los campos y las ciudades; violad los templos, los sepulcros, y torturad a los vencidos. Haciéndolo así, prepararéis vuestra propia destrucción!». Y que os sirva en algo esta advertencia.
cubrieron de superstición y de ignominia y hasta hoy se respeta la mentira de esa tribu de inmortales opresores. ¿Quién, sino yo, dio el conocimiento a los mortales que luego de siglos veían sin mirar y oían sin escuchar? Similares a los fantasmas de los sueños no había cosa que no confundieran. Vivían en la profundidad de cavernas temiendo a la luz. No sabían del ladrillo ni de la madera para hacer sus refugios; tampoco comprendieron la sucesión de las estaciones ni la salida y puesta de los astros. Todo lo hacían sin tino hasta que les enseñé a uncir el yugo de las bestias, a cultivar y cosechar, a componer los números y las letras y a construir los carros que surcan las aguas. A los hombres todo les pasaba sin posibilidad de elegir por faltar en ellos el conocimiento. Ni medicinas, ni metales pudieron conocer hasta que por mí, óyelo todo junto, obtuvieron todas las artes. Y, por cierto, dejaré que algunos por obsecuencia a los olímpicos, cuenten aún hoy su falsa historia que dice así:
Así como Zeus, yo, Prometeo soy hijo de titanes. Aquel nunca miró con buenos ojos que en la lucha divina me mantuviera al margen. Y así fue. No por malignos los titanes, mejor era Zeus en sus designios y altivez. Cuando los olímpicos, por fin, se apoderaron del gobierno del mundo, quisieron mantener su tiránico poder y, en su crueldad, mutilaron el cuerpo y la mente de los frágiles humanos viendo en ellos a enemigos futuros. Les
«… Cuando los dioses y los mortales todavía disputaban, Prometeo trató de engañar al gran Zeus cambiando los ricos alimentos por huesos y grasa. Ante esto, el Olímpico dijo: «¡Japetónida, qué desigualmente has repartido las raciones!». Desde entonces las tribus de mortales recuerdan el hecho quemando para los dioses en sus altares, huesos de animales cubiertos por la humeante grasa. Pero para evitar nuevos engaños que beneficiaran a sus amigos, perjudicando a los olímpicos, Zeus dispuso que los fresnos no tuvieran fuerza suficiente para producir el fuego. Reincidiendo, el astuto Prometeo se burló de los sagrados designios robando en una caña hueca el incansable fuego que puso en manos de los hombres. Se irritó el altitonante Zeus al ver el fuego en la distancia y comprender su origen. Por ello, y para que se supiera que no era posible transgredir la divina voluntad, retuvo al avieso Prometeo con una cadena que pasando a través de una columna quedó fijada a una roca. Así, a pesar de ser muy sabio, el japetónida sufrió un castigo merecido porque atado a la columna todos los días recibía la visita de un águila que devoraba su hígado regenerado cada noche».
Sea como fuere aquella falsa historia, el hecho es que un mortal, Heracles, dio cuenta con su flecha del águila devoradora. Entonces Zeus, reconocido el hecho, se resignó a que yo cargara parte de la cadena y de la roca que arranqué con la ayuda del héroe. Torpemente, Zeus, no quiso escuchar las condiciones que tenía yo en mente para beneficio de ambas partes. Solamente, cuando le advertí