CARTA DEL CAPELLÁN
D. Juan Quiles Clájer
Javier Ruiz
CARTA DE NUESTRO CAPELLÁN ¡CIERTAMENTE LA CRUZ ES UN MISTERIO!
Son muchas las cruces, de diversas maneras y de distintas formas, de ayer, de hoy y de siempre: Ucrania, Haití, Afganistán, Irak, Palestina, Somalia... Guerra mundial, guerra Civil, guerra Santa, Vietnam, Cruzadas... Homicidios, violaciones, aborto, abusos... Refugiados, emigrantes, cárceles... Hambre, miseria, incultura... Discriminación, xenofobia, tortura... soledad, depresiones, drogadicción... hospitales, residencias, transeúntes, mentiras, fraudes, robos, … niños abandonados, vendidos o comprados, utilizados ... y todas con su sello de muerte. No tendría hojas en esta pequeña publicación, ni capacidad en ningún libro, para escribir sobre las cruces de esta nuestra historia. No Madrugada de BAEZA
hay ni un instante en el devenir de la humanidad sin dolor, sin sufrimiento, sin CRUZ. ¿Por qué, aunque sea solo un momento, no nos paramos a mirarlas? Una pequeña reflexión sobre ellas. Ya sé que tenemos demasiadas prisas, quizás nos haría un poco distintos, o a lo mejor un poco nuevos. Hay, para mí y para los que queremos ser cristianos, una cruz especial; para muchos, otra más en el camino de la humanidad. Hace 2000 años, a las afueras de Jerusalén, entre otros, agonizaba un hombre bueno. ¡Otra cruz más! no se le conoce que haya hecho daño a nadie, su lenguaje es de amor, de fraternidad, de paz, se acerca a todos
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