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Lupicinio Prieto Tejerina
from Veterinariae 36/2023
by Veterinariae
• Falleció en Gijón, el 19 de enero tractor a las labores de la tierra era un acontecimiento que reducía el trabajo y mejoraba la vida. Con una vocación temprana por el mundo animal y la suerte de contar con una Facultad de Veterinaria en su provincia, Lupicinio Prieto se formó en una profesión que no abandonaría nunca, ni siquiera llegado el momento de la jubilación, a la que renunció para seguir dedicándose a su trabajo en el Centro de Selección y Reproducción Animal de Somió, en Gijón, donde desarrolló la mayor parte de su actividad. una actividad que había centrado su vida. La familia, sus hijos y sus nietos, y sobre todo, su mujer, Josefina, fueron su apoyo más importante y su mejor ocupación.
Tras unos primeros años donde su especialidad, la selección y reproducción animal, lo llevaron a Albacete y Badajoz, llegaría a Asturias en 1965 para incorporarse como funcionario a la que entonces se llamaba Estación Pecuaria Regional de Asturias y se convertiría después en Centro de Selección y Reproducción Animal. Con él llegaba también su mujer, con la que ha tenido tres hijos.
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Juan José Rubio Fernández
• Falleció el 11 de marzo
Lupicinio con Armando Solís en la entrega del premio Veterinario Jubilado 2013.
Su equipo fue el primero en obtener y transferir un embrión de bovino congelado, lo que le convirtió, junto con sus compañeros, en pionero de esta actividad en España.
Caja Rural de Asturias concedió el premio Veterinarios Jubilado 2013 a Lupicinio Prieto Tejerina, por una vida dedicada con esmero a la selección y cría del ganado bovino. Nació a cinco kilómetros de Sahagún de Campos (León), en el seno de una familia dedicada al campo. En aquella época, la incorporación del
Especializado en una rama de la veterinaria que en la década de los ochenta daba sus primeros pasos en la fecundación in vitro en animales, su equipo fue el primero en obtener y transferir un embrión de bovino congelado, lo que le convirtió, junto con sus compañeros, en pionero de esta actividad en España. Este importante avance permitió abandonar la inseminación artificial con semen refrigerado —de mayor caducidad— por el semen congelado, lo que situó al centro asturiano en la avanzadilla de la producción de embriones bovinos para la cría.
Apasionado de la que fuera su profesión durante más de cincuenta años, su jubilación definitiva, que llegaría a los setenta años, en 2003, le obligó a un duro proceso de adaptación para renunciar a