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Turismo inclusivo
Turismo Inclusivo Mucho conseguido, aún más por hacer
Cuando hablamos de turismo inclusivo nos referimos a aquel que ofrece las mismas oportunidades a todas las personas para disfrutar de cualquier actividad turística de forma autónoma, cómoda y autónoma. Además, esta actividad debe seguir siendo rentable a las empresas organizadoras.
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Aunque pueda parecernos un término moderno, lo cierto es que la Organización Mundial del Turismo defiende este concepto desde los años 80 y, concretamente en España, existe una ley del año 2003, la ley LIONDAU, que establece las pautas para conseguir la igualdad de las personas con discapacidad.
Al posibilitar el acceso a distintas actividades turísticas de personas con discapacidad se consigue aumentar y mejorar la oferta así como mejorar la imagen de los destinos, algo que repercute de forma positiva en todos los turistas.
Además, el turismo inclusivo no solo se enfoca hacia personas con discapacidades físicas como disminución y pérdida de capacidades auditivas, visuales o locomotoras sino también hacia personas de edad avanzada, mujeres en estado de gestación avanzado o turistas que presentan dificultades de movilidad como, por ejemplo, los que llevan cochecitos de bebé, usan muletas por una lesión puntual o similares.
La situación del turismo inclusivo en España mejora día a día con la aplicación de medidas de accesibilidad, carteles en braille, ascensores y plataformas… así como en la progresiva formación de personal turístico para que estén correctamente preparados.
Estas medidas y otras se recogen en el Plan de Turismo Español Horizonte 2020 en el que destacan retos y propuestas como las siguientes: • Adaptar los productos turísticos a las tendencias sociodemográficas como, por ejemplo, el progresivo envejecimiento de la población, lo que hace que haya que diseñar estrategias que faciliten el turismo de personas de edad avanzada. • Eliminar la estacionalidad de la época turística ya que la actividad laboral de las personas que se benefician de las medidas inclusivas hace que no solo puedan hacer turismo en determinados momentos del año. • Crear nuevos productos y servicios que se adapten a las necesidades y expectativas de los turistas con requerimientos concretos.
en la culTura
Los museos y atracciones culturales también se están “poniendo las pilas” últimamente para cuidar este segmento. Como siempre se ha dicho, la cultura debe de ser algo para todos, y en ese “todos”, no puede haber distingos o trabas a segmentos determinados de la población.
Estas y otras medidas ponen en valor la importancia de la atención al cliente, que ya no se limitará a proporcionar información del destino sino a personalizar y detallar la misma. Esta nueva concepción beneficiará a todos los turistas en general.
Por otro lado, los turistas con discapacidades de cualquier tipo suelen viajar acompañados por lo que este acompañante también se verá beneficiado de todas las adaptaciones que encuentren durante su viaje, generando una visión muy positiva del destino.
Eliminar las barreras del entorno que se encuentra una parte de la población cuando quiere viajar es el objetivo del turismo inclusivo.
Sin embargo, no solo existen barreras arquitectónicas a la hora de que estos turistas viajen sino también tecnológicas, sociales y de información. Todas y cada una de ellas se están solventando en nuestro país gracias a la colaboración de empresas privadas con la empresa pública.
Por ello, el turismo inclusivo no debe aplicarse tan solo a la actividad turística concreta sino a todas las fases que la rodean para que
la experiencia sea positiva por completo, en todos sus aspectos.
Estas fases se dividen en tres: 1. Búsqueda de información. Se debe procurar ofrecer información completa y detallada acerca de los recursos inclusivos que el turista encontrará en el destino. 2. Actividades turísticas. Los accesos e infraestructuras deben estar adaptadas para todo tipo de discapacidades a fin de hacer cómodas las visitas y actividades.
3. Consumición de servicios durante el
viaje. La experiencia se completa con una serie de servicios de transporte, restaurantes y hoteles entre otros que cuenten con las adaptaciones pertinentes.
Si se coordinan los agentes responsables de cada fase para adaptar los distintos recursos se ofrecerá una experiencia completa y positiva al viajero que, además, repercutirá en su estado emocional y su percepción del destino. Por ello, los beneficios se retroalimentan entre turistas y empresas. El turismo familiar es uno de los grandes beneficiados del turismo inclusivo sin que sea necesario que uno de los miembros de la familia tenga una discapacidad. Por poner un ejemplo, el hecho de poder acceder a un recurso turístico con cochecito de bebé hará que una familia quede satisfecha y decida regresar en otra ocasión e incluso recomendar ese destino.
Por supuesto, esto se amplía cuando hablamos, ahora sí, de familias con niños que sufren algún tipo de discapacidad. La satisfacción emocional de una familia que puede viajar junta y vivir nuevas experiencias es una consecuencia del turismo inclusivo donde salen beneficiados tanto los turistas como los destinos que lo han hecho posible. TRCH