La enseñanza tradicional se transmite esencialmente a través de la relación entre un maestro y un discípulo. El libro como expresión escrita de esta enseñanza, se torna entonces en un instrumento de enlace entre el instructor y el lector, o mas exactamente entre lo Real y el lector. La lectura puede ser así la ocasión de una práctica, la de la relación consciente. Faouzi Skali, es doctor en letras y profesor a la Escuela superior de Fez. También dirige el célebre “Festival de las músicas sagradas” que cada año tiene lugar en la ciudad de Fez. Faouzi Skali es un hombre del Camino: recibe desde hace muchos años la enseñanza de Sidi Hamza dentro de una Tarika Qâdiri. Las palabras y el lenguaje que utiliza aqui se fundamentan sobre la expresión alusiva (ishâra) y el simbolismo. La expresión, porque el buscador de la verdad, comprometido en la vía de la autenticidad (ikhlâs) restituye al mundo una palabra que es como la destilación de la Presencia en él mismo; y en ese sentido el verbalismo es el enemigo del verbo. La alusión, cada palabra, cada frase no es otra cosa que el dedo que indica a la luna, incitando a la mirada a que se gire en dirección del astro. En una enseñanza como esta, el rol del maestro consiste en “despertar su discípulo, despertar su atención, para que este porte su mirada hacia el interior de sí mismo, hacia esa luz interior que le ilumina, la del verbo, único capaz de hacerle descubrir y ver lo que el maestro quería mostrarle”.
786 - Trad: F.J.G.
Tus obras ¡Amigo, quien crea poder efectuar este viaje sin acopiar víveres, es muy ignorante! Si eres sincero, has de saber que el abandono que te es necesario no es el de abandonar los actos y las obras. ¿Acaso crees que puedes atravesar el oleaje de tu alma sin proveerte de un sólido navío? Ese abandono tuyo no es el de un buscador. Eso no es más que el abandono de quien se ha rendido antes del anuncio del combate. Si hubieran querido librar batalla Se habrían preparado para ello… (Cor. IX/46) No seas de los que exigen milagros. Conténtate en comportarte como un humilde servidor, sin pensar en salario. Esto no es la servidumbre del hombre hacia el hombre, sino del corazón hacia la Verdad. Ella es el supremo secreto de la libertad. Actúa, oh amigo, con un corazón desapegado. No esperes nada a cambio, y sé fiel al Maestro que as escogido. Eso es para ti lo único necesario. ¡Oh vosotros que estudiáis las ciencias de la unidad ¡ Aquí los océanos sumergen, y ellos lo saben, el pueblo del secreto, que de pie Contemplan la faz de su Señor. (Al Majdhûb) Deja, oh amigo, la Verdad sumergir todas tus ataduras internas. Deja que sus tumultuosas olas conduzcan tu navío. Abre tus velas al halito de sus vientos. Aprende a reconocer en el camino estrellado de tus noches, sus signos y sus llamadas y en los días soleados, su don de luz: Ora el sol de Sus atributos brilla sobre La noche de tu existencia Ora Se retira de ti restituyéndote a Tus propios límites (Hikam) Esto, oh amigo, es señal de tu abandono interno. El abandono de la noche al día; de las tinieblas a la claridad. En cuanto a tu abandono externo, consiste para ti en abandonar pasividad y negligencia. Tu abandono interior es estado, tu abandono exterior es acción. Ésta en si apela a la luz o ella misma es luz: Uno invoca Dios para iluminar su corazón, Y el otro tiene el corazón iluminado y por eso es un invocador (Hikam)
No sea de los que desprecian las obras. Los que se levantan y rezan, los que meditan e invocan a su Señor lo hacen en verdad porque en el interior de sus corazones palpita una llamada. Porque tu no puedas ver en ellos señales del conocimiento o de la alegría de los amantes… no menosprecie lo que su Señor les envía. Si no fuese por el don espiritual que han recibido No serian de los que invocan (Hikam) Es con el ofrecimiento de las obras que afinas tu sinceridad. No son las obras las que te llevan a la Verdad, pero son ellas la que te predisponen a recibirla. Te preocupas en obtener el conocimiento y te olvida de preocuparte de lo que el conocimiento exige de ti. El conocimiento, oh amigo, no se conquista, él se desvela a los corazones prosternados. Pero antes de que tu corazón se incline, tendrás que marcar tu frente durante tiempo con la huella de la tierra. Quien se mantiene delante de la puerta, y toca sin cesar, tal vez se le abra un día. Esa espera, oh amigo, crea en ti un saludable vacio. No te precipites, deja que la fruta madure. Si a pesar de tu insistencia tarda el don, no te desespere. Ciertamente Él te lo ha garantizado; pero lo que Él ha escogido para ti y no lo que tu ha Escogido para ti mismo. Y en el momento que Él quiere y no En el que tú quieras (Hikam) Por cada deseo externo que no se te otorgue, se abre una puerta de acceso al mundo del misterio. Es hacia ti mismo que tienes que retornar. No le pidas cuenta a la Verdad, es a tu alma a la que tienes que exigir. Lo importante para ti, oh amigo, no es pedir, sino tener el comportamiento que es necesario (Adab). Ara tu campo sin preocuparte por las noticias del cielo. Si Él te ha inspirado alguna obra es para llevarte hacia Su luz. No abandones tu invocación por el hecho de no estar tu presente en ella. Porque el abandono de la invocación es peor que tu negligencia en ella. Puede que Él te eleve de una invocación hecha con negligencia a una hecha con vigilancia Y de una hecha con vigilancia a una en donde estés presente, Y de una en donde estés presente a una en donde estés ausente de todo otro que no sea el Invocado (Hikam) Y eso par Dios no es nada difícil (Cor. XX/14)