El Fruto de las Palabras Inspiradas

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CAPÍTULO XVIII SOBRE LAS EXCELENCIAS DE PASAR DESAPERCIBIDO (al-jumûl) 839 -171«Pasar desapercibido es una gracia cuando uno sabe apreciarla» Pasar desapercibido es una gracia que incluye otras muchas para quien es capaz de reconocerla, de realizarla y de profundizar en su valor, como lo es purificar los estados, desarrollar la virtud y los medios de santificación, la intimidad con Dios, la concentración en Él y el recurso exclusivo a su Conocimiento. Quien la ha degustado realmente se lo agradece a Dios y emplea todos sus medios para conservarla. Rehúsa cualquier forma de reconocimiento público para preservar el estado (waqt) entre él y su Bien Amado, porque sabe bien que el reconocimiento ajeno lo enturbia. Éste fue el proceder de la gente verídica (siddiqm) que utilizaron todo tipo de medios para no ser reconocidos por la gente. A veces, incluso, tuvieron comportamientos aparentemente censurables (madmum) 840 por la Ley religiosa, aunque eso no significa que cometiesen acto ilícito alguno. ¡Lejos están de tal cosa! Se trataba tan solo de que la gente lo creyese así, como lo cuentan algunas anécdotas sobre ellos. Hubo uno que fue a los baños públicos se puso el mejor vestido que encontró y salió así para que le vieran. El encargado de los baños le agarró, le abofeteó y le insultó [creyendo que lo había robado]. Este asunto del presunto robo se propagó y desde entonces la gente le conoció como el ladrón de los baños. Se cuenta que ‘Abd al-Rahman al-Maydüb, o uno de sus discípulos, compró unas uvas, entró con ellas en una viña y se puso a comerlas hasta que vino el dueño, le agarró, le abofeteó y le puso en evidencia delante de todo el mundo. Hay muchos ejemplos de este tipo, referentes a la ruptura de hábitos o a actos turbadores para el alma, que tienen como fin que los demás no les tomen en consideración, salvo a quien Dios quiera conducir a Él. El objetivo de tal comportamiento es enfrentarse directamente al alma, porque el alma del muríd es capaz de renunciar a todo salvo al reconocimiento; y a quien le queda algo de su alma no accede al secreto de la Realidad divina. Un discípulo le contó un día a su sayj que hablaba con su alma. -¿Pero es que tú tienes alma?-, le dijo el sayj. -Sí, claro-, respondió. -Pues el creyente carece de ella-, contestó el sayj.841 El combate espiritual consiste en acabar definitivamente con ella en todos sus aspectos. Si el muríd se deja llevar por el reconocimiento no alcanzará la pura y completa realización de la Unicidad (tawhid). Por eso alguien dijo: « ¡Por Dios! Uno no es sincero con Dios sin regocijarse de que nadie lo sepa». Alguien le pidió a Bisr que le diera un consejo espiritual. «Guarda el anonimato y esmérate en tu alimento», le contestó.842 Quien desea ser reconocido por los demás no sentirá la dulzura del Otro Mundo. Al-Fudayl- Dios esté satisfecho de él- dijo: «Me han transmitido (843) que Dios dirá a quien haya agraciado de favor: “¿No te he colmado? ¿No te he preservado? “ ¿No te he escondido ante la gente?”» ¡Qué bien lo expresa Ibn ‘Ata’ Allâh: «Entierra tu existencia en la tierra de oscuridad (ard al-jumül) porque lo que crece sin ser enterrado no llega jamás a madurar.»!844 El discípulo, en la vía espiritual, debe carecer de pretensiones, es decir, de buscar rango alguno: Gentes de Yatrib no hay estación para vosotros (33:l3).845 Su recipiente ha de estar limpio y vacío para guardar los secretos divinos.


Le preguntaron a nuestro patrón al-’Arbi al-Darqáwi -Dios esté satisfecho de él-, cuál era la dote de la vía espiritual: «Dejar toda posición o rango (manzila)», respondió. Entre la gente de Dios se dice: «no es apto para seguir nuestra vía quien no barre los desperdicios con su alma; porque quien no se pone a ras de tierra no recibe el agua del Cielo». Jesús -la paz sea con él- preguntó a sus discípulos: « ¿De dónde brota la semilla?» Cuando respondían que de la tierra les señalaba que así es la Sabiduria: brota de un corazón oculto (jámil) y sólo la pronuncia la lengua humilde que Le invoca.846 No se le ha permitido a ningún Profeta tener cautivos hasta haberse robustecido en la tierra (8: 67)847. Luqman, el Sabio, le decía a su hijo: No andes con arrogancia por la tierra porque Dios no ama a ningún presuntuoso engreído (31: 18). El murid sincero debe conserva oculta su relación con Dios (dikr) 848 cuanto puede para que no florezca antes de estar bien enraizada. Las tradiciones proféticas sobre el mérito de permanecer ignorado y la censura en buscar el reconocimiento público que a continuación vamos a señalar son una prueba más que suficiente. Transmite Abu Umâma -Dios esté satisfecho de él- que el Profeta -Dios colme de bendición y de paz-, dijo: “Dios -exaltado sea- dice: «El más agraciado entre mis elegidos es un creyente de poca fortuna y familia, [849] cumplidor de su plegaria, actúa lo mejor posible con su Señor y Le obedece en secreto. Pasa desapercibido entre los hombres, nadie le señala con el dedo y sus recursos son modestos. Así se mantiene y persevera hasta que llega su fin”. Y añadió: “Cuando le llega su destino son pocos los que le lloran y dan las condolencias por él”. Mu’ad b. Yabal -Dios esté satisfecho de él- trasmite estas otras palabras del Enviado de Dios: “La más mínima usura es un acto de idolatría. Quien perjudica a los amigos de Dios, ha declarado la guerra a Dios. Dios ama a los hombres de piedad desconocidos. Cuando no están, nadie les echa en falta; cuando se encuentran presentes nadie les reclama ni les reconoce. Sus corazones son las antorchas de la guía divina que alejan de cualquier dominio tenebroso”.850 Abu Hurayra -Dios esté satisfecho de él- ha trasmitido el hadiz que ha hecho célebre el nombre de Uways al-Qarani y nos ha permitido conocer su importancia -Dios esté satisfecho de él 851. Cuenta Abu Hurayra: «Nos encontrábamos con el Enviado de Dios en el círculo de sus Compañeros cuando de pronto dijo “Mañana hará la plegaria con vosotros un hombre del paraíso”. Me gustaría ser ese hombre, pensé para mí. Al día siguiente me levanté pronto y fui a hacer la plegaria detrás del Enviado de Dios». Permanecí en la mezquita hasta que se fue la gente y quedamos solos él y yo. Llegó un hombre negro con un vestido hecho jirones y cubierto por un manto. Se acercó y puso su mano en la mano del Enviado de Dios y le dijo: ‘Oh Profeta de Dios, pide a Dios por mí para que sea mártir’. El Profeta así lo hizo. Sentimos que salía de él un perfume de almizcle muy oloroso. Le pregunté al Enviado de Dios si era él de quien había hablado, y me respondió: “Sí, es un esclavo de tal tribu”. ‘¿Por qué no lo compras y le das la libertad, oh Profeta de Dios?’ “¿Por qué he de hacerlo, Abu Hurayra, si Dios ha querido convertirle en un rey del paraíso? La gente del paraíso tienen sus reyes y señores y este negro será uno de los reyes y señores del paraíso”. “Oh Abu Hurayra, Dios -exaltado sea- ama a las más puras, a las mas desconocidas y a las más inocentes de sus criaturas. Abatidos, de pelo enmarañado, cara polvorienta y famélica, porque sólo comen lo que es lícito. Son aquellos que si pidieran ser recibidos por los gobernantes no se les concedería audiencia; si solicitasen en matrimonio a una mujer agraciada no se la concederían. Si están ausentes no se les echa en falta; si están presentes no se les reclama. Si aparecen no son motivo de regocijo; si están enfermos nadie les visita y cuando mueren no tienen quien les vele”.


‘¿Es posible que haya entre nosotros alguien así, oh Enviado de Dios?’ “Sí, Uways al-Qarani”. ‘¿Cómo es Uways al-Qarani?’, le pregunté. “Es de ojos verdosos, pelirrojo, ancho de hombros, de talla mediana, piel muy morena. Recogido en sí mismo, se concentra en su prosternación, su mano derecha sobre la izquierda, recita el Corán y llora por sí mismo. Lleva dos harapos: un sayo y un manto de lana. Nadie le conoce en la tierra pero es bien conocido en el Cielo. Si pide algo a Dios, se lo concede con gusto. Tiene bajo su flanco izquierdo una mancha blanca. El día de la Resurrección, cuando se les diga a los siervos de Dios:”entrad al paraíso”, se le dirá a Uways al Qarani: «espera, e intercede», y el intercederá ante Dios por un número de hombres semejante a las tribus de Rabi’a y Mudar. ¡Oh Umar y Ali!, el día en que le encon tréis, pedidle que solicite el perdón para vosotros”852. Fíjate-Dios te bendiga- el valor del anonimato y de la enseñanza de estas palabras. Medita en el comportamiento de la gente de Dios por guardar sus estados. ¡Cómo se mantuvieron ocultos a pesar de la grandeza de su condicion y de la magnitud de su estación! El mejor ejemplo está en lo que se sabe además de Uways al-Qarai. Una vez que el Enviado de Dios atestiguó sus virtudes y se divulgó el testimonio del Enviado de Dios entre los Compañeros, su rango y su elevada condición se hicieron patentes; incluso ‘Umar -Dios esté satisfecho de él- ensalzó sus excelencias sobre el pulpito. Cuando supo que la gente conocía su estado se escondió dedicado a pastorear camellos y ganado. “Umar y ‘Ali lo buscaron. Al preguntar por él en su pueblo, la gente se extrañó que fueran a visitar a Uways, pues no había nadie más insignificante que él. Cuando le encontraron, le preguntaron quien era: «Soy un pastor de ganado y un criado», respondió tratando de ocultar quien era. Insistieron y les contestó: «Me llamo Abdallah [servidor de Dios]» Al insistir más, preguntándole cuál era el nombre que le había puesto su madre no les respondió. Al relatar la descripción que había hecho el Enviado de Dios sobre él y como lo habían reconocido, les respondió: «Quizás se trate de otro.» Le pidieron que les enseñase la mancha blanca bajo su lado izquierdo que había descrito el Enviado. A esto ya no puso inconveniente, quizás porque así confirmaba la veracidad de las palabras del Enviado, pero evitó reencontrarse de nuevo con ellos. Esta cita figura en el conocido comentario de Ibn Abbâd. 853 ¡Hermano, si buscas el secreto de Dios y quieres vincularte con quienes lo detentan; búscales, por lo general, entre aquellos por los que nadie se interesa! Son insignificantes a los ojos de la gente común, pero poseen el secreto de Dios. Los tesoros se guardan en lugares ocultos: si tienes una fortuna y quieres esconderla no se te ocurriría guardarla en un lugar de paso o en medio de un mercado; elegirás el sitio más escondido y menos llamativo a los ojos de la gente. En este sentido debes entender las palabras de Dios Altísimo: A quien Nós colmamos, le rebajamos entre las criaturas (36:68). (854)

(839) Jumûl tiene sentido de estar oculto o permanecer inactivo y se relaciona con una estación espiritual que ha dado lugar a una corriente del sufismo: la malamâtiyya. Aunque éste término no se emplea en el sufismo magrebí, el comentario del Sayj trata esa misma estación espiritual. Es destacable que autores clásicos como Huywiri o Ibn Arabi después sitúen esta estación entre las más altas de la jerarquía iniciática y que una de sus características, el jumûl, ocupe el último capítulo del Mawadd. (840) El Sayj no utiliza para nada el termino malâma que sin embargo, como hemos dicho, define esta actitud que él describe con exactitud y que por su conocimiento de los textos clásicos no podía ignorar. (841) Referencia a Corán 9:111, Dios ha comprado a los creyentes sus almas y sus riquezas ofreciéndoles, a cambio, el paraíso. (842) El alimento (mat’am), en sentido alusivo, es el alimento espiritual, que no debe contaminarse con las apariencias. (843) Como si se tratara de un hadiz.


(844) Ibn Ata” Allah, Hikam, n° 11. (845) Yatrib es el nombre de Medina antes del Islam. Este versículo ha sido comentado con el mismo sentido en otros autores como Ibn ‘Arabi, quien explica que esta raíz t-r-b, se refiere a la malâma. (846) La cita se corresponde con varias parábolas evangélicas, aunque está tomada de los relatos proféticos (jabar) de la tradición musulmana (847) En la interpretación de estos versículos coránicos citados en este contexto, hay un ejemplo muy interesante de las posibilidades hermenéuticas que permite la lengua árabe. Los traductores, de acuerdo con los comentaristas clásicos, traducen estos versículos como “No es propio de un profeta hacer cautivos sin haberse impuesto en la tierra”. Los comentaristas dicen que esto ocurrió tras la primera victoria de los musulmanes en la batalla de Badr, donde se tomaron los primeros prisioneros. El Sayj la comenta en un sentido “no histórico” sino literal, puesto que el verbo yutjin significa engrosar y fortalecerse como las raíces de una planta, y evoca la idea de los retiros de los profetas en los desiertos antes de su misión divina. Además el mismo término de cautivos (‘asra) cuya raíz significa ligar o atar, de donde procede familia y parentesco (‘usra), también alude a la idea de discípulos y seguidores. (con lo que la “lectura” sugerida podría ser: No se le ha permitido a ningún profeta tener seguidores hasta que no se ha fortalecido en la [la soledad] de la tierra (848) Dikr o Zikr es el recuerdo o invocación de Dios, aunque en este caso tiene significado mucho más amplio, por lo que traducirlo por relación parecía más conveniente.


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