Extrema Derecha en Europa: caracterĂsticas, europeĂsmo y principales partidos
Vicent Molins Mercader
16 de mayo de 2009
ÍNDICE 1. Introducción página 3
2. Elementos vertebradores página 4
3. Singularidades página 7
4. Escenario propicio página 10
5. Principales partidos página 11
6. El caso español página 19
7. Bibliografía página 21 2
INTRODUCCIÓN La Extrema Derecha repunta por la mundialización y la crisis de confianza en las instituciones La implantación de la extrema derecha en Europa es desigual y está influida por factores muy específicos. Países con condiciones sociales parecidas divergen en la presencia sobre su territorio de grupos políticos de la derecha radical. Tampoco tienen porque coincidir movimiento y partido. En Austria el peso de los partidos de ultra derecha (capitaneados por FPÖ y BZÖ) es alto, pero los movimientos con la misma filiación son escasos. En Gran Bretaña, por el contrario, una reducida fuerza política radical se compensa con potentes movimientos sociales. 1 En lo que apenas hay disparidad es en el mensaje que transmiten la mayoría de fuerzas de extrema derecha, con la inmigración y la elite política como blancos sobre los que armar sus estrategias activas. Proyectan el deseo de actuar contra el sistema y de querer, simultáneamente, participar del mismo. Su idea de estado en muchos casos difiere, pero casi siempre comparten elementos comunes como la xenofobia como reacción ante un mundo multicultural, o la defensa del libre mercado interno y la petición de proteccionismo acotado a una región supraestatal, la Unión Europea, que evite la competencia con estados extranjeros. La corriente europeísta es uno de los puntos más interesantes en el catecismo de la derecha radical, que defiende una idea comunitaria muy diferente a la que está en funcionamiento, una idea que bebe repetidamente de las tesis raciales del europeísta Jean Thiriart, autor de sentencias que conminan al colectivismo europeo frente a la amenaza imperial de EEUU y la URSS, que Thiriart explica de la siguiente manera: “Los dos grandes imperialismos no pueden tolerar la 1
Minkenberg, 2007, “La derecha radical en Alemania”, en Simón Gómez, MA (Ed.): La extrema derecha en Europa desde 1945 a nuestros días. Madrid, Ed. Tecnos.
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unificación política real de continentes como Europa, porque (…) poblados por blancos, pondrían en peligro su hegemonía”. El impulso de la extrema derecha en los últimos años puede estar exagerado por el efecto lupa de los estudios y por la tendencia al escándalo que suscita entre la sociedad política, ahora bien, parece claro que hay un repunte relacionado con tres hechos: 1) la alteración del orden mundial y el rediseño de las relaciones en el marco de la globalización, que crean sensación de inseguridad e incertidumbre. 2) la crisis de confianza en las instituciones, relacionada parcialmente con el punto primero. Y 3) la llegada de inmigrantes, convertidos por los partidos derechistas en la principal amenaza para el bienestar nacional. Un análisis posterior examinará la evolución de las principales fuerzas próximas o pertenecientes a la extrema derecha en el ámbito europeo: SVP en Suiza, FPÖ y BZÖ en Austria, Alianza Nacional y Liga Norte en Italia, Frente Nacional en Francia, Vlaams Belang en Bélgica, Partido del Progreso en Noruega. Pero antes es necesario conocer cuáles son las tácticas empleadas y los motivos coyunturales en detalle que han llevado a estas formaciones a consolidarse e incluso formar gobierno, o únicamente a sobrevenir con fuerza en el panorama político.
ELEMENTOS VERTEBRADORES Un líder con dominio mediático y la búsqueda de enemigos interiores y exteriores son una constante en la Extrema Derecha El líder Es difícil concebir el éxito de un partido de la derecha radical sin un líder que sublime el ideario de la formación. Difícilmente el Frente Nacional (FN) francés hubiera triunfado sin un hombre de proyección poderosa como Jean-Marie Le Pen, capaz de atribuirse virtudes proféticas y de promocionarse con llamadas como ésta, coincidiendo con la crisis en los extrarradios en 2005: “La Inmigración, la Explosión de los Suburbios; Le Pen ya nos había advertido”. Son líderes populistas que intentan nutrirse del lenguaje televisivo. Le Pen estudió las técnicas del telepredicador americano Billy Graham para calar entre su público potencial, y Hitler, “antes de llegar al poder, practicaba poses y retóricas ante el espejo y ante su fotógrafo personal”. 2 2
Eatwell, 2007, “Hacia un nuevo modelo de liderazgo carismático de derecha”, en Simón Gómez, MA (Ed.): La extrema derecha en Europa desde 1945 a nuestros días. Madrid, Ed. Tecnos.
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El lenguaje que usan, de alguna manera, romperá con las pautas tradicionales. Si algo pretende el líder de un partido de extrema derecha es expresarse de forma directa, simbolizando novedad en el mercado político. Umberto Bossi, fundador y líder del partido autonomista del norte de Italia, la Liga Norte, irrumpió en el mercado italiano con expresiones vulgares pero enormemente gráficas: “la Liga la tiene dura”. El caso de Pia Kjaesgaard, líder del Partido Popular Danés (DFP) y camuflada tras una imagen permanente de “ama de casa corriente” representa la voluntad de exhibirse ante su público como una firme defensora de los valores tradicionales, con un perfil sencillo y conocido, nada de experimentos. 3 El ejemplo de Kjaesgaard recuerda al frustrado intento de Sarah Palin por convertirse en vicepresidenta de EEUU. Su posición no difería en exceso de los programas ultraderechistas, es más, su función era extremizar el perfil más centrista y abierto del candidato John McCain, y su liderazgo efímero estuvo, precisamente, caracterizado por su presentación ante la sociedad norteamericana como ama de casa absolutamente típica. Incluso utilizaba el término soccer mom (ama de casa americana de clase media) como insignia. Otros líderes intentan legitimarse desnudando todavía más algunos rasgos de su personalidad. Pim Fortuyn, fundador del LFP holandés y asesinado en la campaña electoral de 2002, utilizaba públicamente su condición de homosexual para demostrar que, a pesar de los ataques constantes al islamismo, su partido era tolerante, que, a pesar de los avisos del peligro que suponía el islamismo para la cultura democrática holandesa, el LFP no era un partido xenófobo.
El enemigo Pero si hay una marca compartida por todos los líderes populistas, es la creación de enemigos colectivos. Recurren sin distinción a la construcción de una bicha a la que atribuyen todos los males nacionales. El enemigo más habitual ha venido siendo la inmigración: inmigrantes no blancos y minorías étnicas dentro del propio estado. Un enemigo interno a quien se le atribuye relación directa con hechos violentos, con el aumento de la delincuencia y con la apropiación subsidiaria de los fondos del estado. La meta, en último grado, es convertir a la inmigración en un concepto que vorazmente sustrae el bienestar de los nativos.
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Ídem.
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1,0 0,8 0,6 0,4
Media ponderada (0,37)
0,2 0,0 Extrema izq.
Izq. moderada
Centro
Dcha. moderada
Extrema dcha.
Rechazo
No sabe
FIGURA 1: Resistencia a la sociedad multicultural según postura política propia. Fuente: EUMC. “Report 2005 on Majorities” attitudes towards minorities in European member Status, figura 11.
Otros enemigos habituales son los partidos políticos convencionales, a quien se les culpa -como ha hecho Umberto Bossi durante toda su trayectoria- de abrazar a la corrupción y despersonalizar a la sociedad. Hablar de “partitocracia”, relacionar a los partidos políticos tradicionales con la deformación democrática y el estancamiento social, es una maniobra para despertar la necesidad de una fuerza política alternativa. Entre los enemigos externos, se repite la aparición de EEUU, de la UE y, sobretodo del Islam (antes incluso del 11-S). De EEUU partidos como el FN francés recriminan paranoicamente la presencia conspirativa de grupos masónicos y judíos. Es frecuente que el antiamericanismo vaya unido al antisionismo, y en consecuencia, al antielitismo. Como afirma Taguieff, “el antielitismo toma ordinariamente la forma clásica de la teoría del complot (…), dándose por supuesto que las elites transnacionales o cosmopolitas encarnan el mal político (…) El “mundialismo” es imaginado como la fuente de todos los males de la humanidad”.4 Del mismo modo, y dentro del mismo marco demagógico, se incluye a la UE. La estigmatización de las elites políticas se entiende perfectamente en un contexto en el que las formaciones de la derecha radical procuran exacerbar el sentimiento “antipolítico” 5 y exhibirse como “partidos antipartidos”. 6 El tercer enemigo exterior es el Islam, al que se le considera incompatible con el modo de vida occidental, y por tanto imposible de absorber por los países europeos. La acción política ya no se centra en prevenir el acceso de 4
Taguieff, 2007, “Interpretar la ola populista en la Europa contemporánea: entre resurgencia y emergencia”, en Simón Gómez, MA (Ed.): La extrema derecha en Europa desde 1945 a nuestros días. Madrid, Ed. Tecnos. 5 Mastropaolo, A (2000), Antipolitica. All´origine della crisi italiana. Nápoles, Ed. L´Ancora del Mediterraneo. 6 Mudde, C (1996), “The Paradox of the Anti-Party Party: Insights from the Extreme Right”, en Party Politics, vol. 2, No. 2.
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inmigrantes, sino en hostigar a los inmigrantes ya establecidos. Y es que en países como Francia el fenómeno de la inmigración ha perdido su carácter de novedad, por tanto la hostilidad contra la inmigración vive un segundo estado. La animadversión especial contra la población musulmana es muy gráfica en textos como el que escribían a principios de los 90 dos antiguos dirigentes del FN, Jean-Yves Le Gallou y Philippe Oliver: “La experiencia del siglo XIX y de principios del siglo XX muestran que Francia no ha tenido problemas en recibir y asimilar a extranjeros de origen europeo y especialmente católico (…) Por el contrario, la experiencia de los últimos veinte años demuestra que no ha sucedido lo mismo con los inmigrantes del Magreb, Turquía, India y Pakistán, o del África Negra. El establecimiento de barriadas étnicas y guetos, la crisis de los suburbios, demuestran que con la población del Tercer Mundo, la integración no funciona (…) Más de dos tercios de todos los inmigrantes que entran en Francia hoy en día vienen de países musulmanes (…) Y sin embargo, a lo largo de la historia nunca ha existido una coexistencia pacífica duradera entre europeos cristianos por un lado y orientales musulmanes por otro”. En Holanda, Fortuyn fundamentaba su desprecio al Islam en el supuesto carácter ofensivo que la religión tiene contra las mujeres o contra la homosexualidad. En Italia, en 2005, Roberto Calderoli, miembro de la Liga Norte y por entonces también del Gobierno italiano como Ministro para las Reformas Institucionales (hoy sigue conservando una cartera en la Administración Berlusconi), declaraba lo siguiente: las relaciones entre Occidente y el Islam son como un conflicto entre “la civilización y la no civilización (…) Si piensan que la suya es una gran civilización, que lo demuestren. De otro modo, la puerta está siempre abierta. Dejémosles volver al desierto a hablar con los camellos, o a la jungla a hablar con los monos”. En Suiza, el SVP, quizás el partido europeo de ultraderecha más consolidado, y que defiende los valores culturales suizos frente a la población musulmana, orquestó en 2004 una campaña contra un referéndum que hubiera simplificado las exigencias para conseguir la ciudadanía suiza. El SVP defendió que si se aprobaba, la ley conduciría a la “musulmanización del país”. 7 Anunciaban que, con la progresión actual, en 2040 el 62% de la población suiza sería musulmana. Aunque la adhesión electoral a estas tesis antiislámicas no suele ser mayoritaria (Suiza es una de las excepciones), sí existe una adhesión popular. Una encuesta de Ipsos en 2003 demostraba que el 60% de los franceses consideraba que los valores islámicos eran incompatibles con los valores de la República Francesa (justo un año antes el FN de Le Pen, capitaneando esta misma idea, conseguía pasar a la segunda vuelta de las presidenciales con un 16,9% de votos). En 2004 un estudio similar en Alemania aportó los siguientes resultados: el 70% estaba de acuerdo con que el Islam era incompatible con occidente. El 80% relacionaba Islam con “fanático” y “radical” y un 66% con “atraso”. 8 ¿Quiere decir esto que la extrema derecha tiene un mercado potencial muy amplio? Posiblemente deba entenderse al revés, esta 7
Schlüer, U (2004), “Die Konsequenzen von Masseneinbürgerungen: Muslimisierung” en http://www.schweizerzeit.ch/1904/spalte.htm 8 Heitmeyer, W (2004), “Die gespaltene Gesellshaft”, en Die Zeit.
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demonización del Islam se produce porque la extrema derecha sabe que la aversión al Islam es un sentimiento popular.
SINGULARIDADES La Extrema Derecha apenas tiene militantes religiosos; la Extrema Derecha tiene un sentimiento europeísta La vulgarización de la política y el uso sistemático de mensajes toscos puede llevar a simplificar el abecé de las filas derechistas, y a concluir, por ejemplo, que son partidos nutridos por el catolicismo y que, precisamente por su voluntad de levantar muros contra la sociedad multicultural, son contrarios a cualquier idea europeísta. La realidad, sin embargo, es distinta.
Relación entre la inactividad religiosa y la extrema derecha No hay demasiados casos de integración católica en partidos de derecha radical. Sólo Polonia y en menor medida Francia contradicen este mensaje. En Francia, los católicos lefebvristas, se integraron en el FN, donde influyeron transmitiendo las ideas del arzobispo excomulgado Marcel Lefebvre, autor de afirmaciones como “no se puede dialogar con los masones o con los comunistas, ¡no se dialoga con el diablo!”, enemigo del Concilio Vaticano II y defensor durante buena parte de su vida de la instauración de “un reino de nuestro señor Jesucristo”, poniendo como ejemplo al “gobierno de Orden” de Videla en Argentina. Con la escisión en 1998 del FN y la creación del minoritario MNR, que cuenta con una formación nacional-católica (Jeunesse Action Chrétienté), gran parte de los extremistas católicos han virado hacia el MNR. Coincide en el tiempo con los presumibles últimos años de Le Pen al frente del FN y el aumento del poder de su hija, Marine Le Pen, aperturista en asuntos como el divorcio o el aborto. Todo esto no ha hecho más que distanciar al lefebvrismo del FN. El único caso de un partido integrista católico en Europa es el de la Liga de las Familias Polacas, muy relacionado con la emisora Radio Maryja, amonestada por el Vaticano en 2006 debido a su discurso antisemita. En las elecciones generales de 2005, la LPR conseguía un 7,87% de los votos y fue influyente en el gobierno derechista de Kaczyński. En 2007, coincidiendo también con la derrota del primer ministro, la Liga de las Familias Polacas perdía toda representación parlamentaria al obtener sólo un 1,3% de los votos. Pero más allá del caso polaco y de la puntual influencia lefebvrista en el FN, el electorado de los partidos de ultraderecha -también el del FN- comparte la indiferencia religiosa. Tanto es así que en 1999, la doctora de ciencias políticas Nonna Mayer demostraba la correlación inversa entre el apoyo al FN y la
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práctica dominical católica.9 Hay tres motivos básicos que explicarían esta tendencia del catolicismo integrista: 1) rechazo a todo compromiso político como creencia de que el hombre es sólo un instrumento de Dios (providencialismo). 2) relación entre la extrema derecha y el funcionamiento antisistema, ciertamente incompatible con el conservadurismo social católico. Y 3) inclinación al realismo, integración en un partido tradicional, sin connotaciones revolucionarias. Por tanto, es más sencillo ver a católicos integristas en una formación ordinaria y acostumbrada al gobierno, que en un partido de extrema derecha que bordea y actúa contra el sistema tradicionalista. En el caso español se demuestra que los sectores más beligerantes del catolicismo nacional prefieren alinearse con el partido clásico de la derecha antes que impulsar nuevas vías o experimentos.
Europeísmo en la extrema derecha Tampoco es real la visión antieuropea que se le atribuye al derechismo radical. Es cierto que se oponen a la Unión Europea actual, a su burocracia, a su permisividad, a su complejidad, pero no se oponen a la idea nuclear de la UE. Es más, en los ideales de la mayoría de grupos, y tras la segunda guerra mundial, la constitución de Europa como “comunidad imaginada” es un objetivo destacado, si bien apenas ocupa espacio en sus programas electorales. 10 Según Xavier Casals 11, las posiciones europeístas de la derecha radical pueden clasificarse en cuatro: 1) “Europa de las patrias”, o lo que es lo mismo, Europa como cobijo colectivo de los movimientos continentales de ultraderecha. 2) “Europa Blanca”, Europa como representación de un espacio racial unificado. 3) “Imperialismo paneuropeísta”, o Europa como continente unificado política y económicamente, pero fuera del capitalismo y fuera del socialismo real. Y 4) “Nueva nación europea”, entendiendo a Europa como una nación y superando la idea de nacionalismo tradicional (francés, italiano, español), que, según el pensamiento de de autores como Thiriart, colaboran en la “postración de Europa”. 12 La idea de construir una nueva Europa no es nueva. Moeller van den Bruck, autor en 1923 de la obra El tercer Reich, ponía las bases de ese objetivo: “no estamos pensando en la Europa de hoy, que es demasiado despreciable para ser evaluada. Pensamos en la Europa de ayer y en lo que de ella puede ser salvado para la Europa del mañana”. Unos años después (1948) el americano instalado en Europa Parker Yockey, autor de Imperium, obra que llama a la desparasitación cultural del continente, señala la necesidad de reconstrucción: “de un lado viene el judío involucrando a la fuerza a sus víctimas americanas nerviosas e infelices (…) de otro lado, viene la sangre bárbara de la armada roja moscovita al corazón de Europa”. Todo ello convierte al continente en un 9
Camus, 2007, “El integrismo católico: ¿Conduce la disidencia religiosa hacia la extrema derecha?”, en Simón Gómez, MA (Ed.): La extrema derecha en Europa desde 1945 a nuestros días. Madrid, Ed. Tecnos. 10 Anderson, B (1991), “Las comunidades Imaginadas”, en Fondo de Cultura Económica, México. 11 Casals, X (2003), Ultrapatriotas. Barcelona, Ed. Crítica. 12 Simón, 2007, “Corrientes europeístas en la derecha radical contemporánea”, en Simón Gómez, MA (Ed.): La extrema derecha en Europa desde 1945 a nuestros días. Madrid, Ed. Tecnos.
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“botín para fuerzas extraeuropeas (…) en una colonia mendiga (…) un museo, un mausoleo”. 13 Pero si hay un teórico europeísta influyente en contra del mundialismo y defensor del antiamericanismo y antisionismo, ése es el belga Jean Thiriart: “hoy, los nacionalistas retrasados -franceses, alemanas, italianos, ingleses, belgas, holandeses, españoles, etc.- (…) proporcionan a los imperialismos internacionales la mano de obra que éstos necesitan para mantener a Europa en un estado de división y de sujeción (…) ésta no escapará a esta suerte mortal si no suprime rápida y radicalmente la única causa de su debilidad congénita: su división en naciones irrisoriamente exiguas y trágicamente impotentes en una época en que las nuevas dimensiones del planeta sólo permiten la supervivencia de bloques políticos y económicos a escala continental”. 14 Actualmente la italiana Fiamma Tricolore, escindida del MSI cuando este partido se moderó hacia el centro-derecha refundándose como Alianza Nacional, proclama la obligación de estar “contra esta Europa de los mercaderes, contra la Europa del BCE y la banca, contra la Europa de la ampliación actual y futura a Turquía (…) sólo una comunión de intenciones de los pueblos europeos podrá lograr la independencia del viejo continente”. 15 Enlazando tan peculiar idea europeísta, los grupos de extrema derecha han querido estar presentes en el Parlamento europeo. El primer intento por crear una coalición fue liderado en 1979, con las primeras elecciones europeas, por el MSI italiano, que en esos años rondaba el 5% electoral en su país. Pero no fue hasta la entrada del Frente Nacional francés, con diez escaños, cuando se creó el primer grupo de extrema derecha del Parlamento, bajo el nombre de Grupo de Derechas Europeas (GDE). Le Pen aprovechaba la ocasión para exclamar que “Europa será imperial o no será” y para criticar la estructura europea: “la Europa de Bruselas y de Maastrich es una máquina de triturar naciones y pueblos”.16 Posteriormente el austriaco Jörg Haider aspiró a crear un conglomerado de formaciones, pero sus diferencias con Le Pen y el FN llevaron el proyecto al fracaso.
ESCENARIO PROPICIO Las crisis identitarias, no así las económicas, son el mejor escenario para el avance de la Extrema Derecha No hay un escenario ideal en el que asegurar que un partido de extrema derecha va a tener éxito, pero si hay coyunturas propicias que pueden facilitar su progresión. Las crisis estructurales son un terreno abonado para la aparición y consolidación de las formaciones neopopulistas. No tienen por qué ser necesariamente crisis de tipo económico, es más el FPÖ de Haider logró su 13
Parker Yockey, F (2000), La proclamación de Londres del Frente de Liberación Europeo. Barcelona, Ed. Nueva República. 14 Steuckers, R (2002), La revolución nacional europea y otros escritos. Homenaje a Jean Thiriart. Barcelona, Ed. Nueva República. 15 Luca Romagnoli en http://www.altermedia.it/. 16 Casals, X (2003), Ultrapatriotas. Barcelona, Ed. Crítica.
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mejor resultado histórico (26,9% en las elecciones legislativas austriacas) en un momento de prosperidad económica. Su éxito se basó más en la coincidencia con las repentinas oleadas migratorias desde los Balcanes y Europa del Este, que creaba inseguridad identitaria. La crisis de identidad es precisamente uno de los ingredientes más efectivos para provocar el despegue del radicalismo derechista (la población joven residente en entornos inseguros fue clave en la irrupción de la Liga Norte, 10% electoral en 1996). Cuando la complejidad aumenta, los discursos simplistas empapan más al electorado. Cuando crece la incertidumbre, y la masa de apolíticos se extiende, la ultraderecha progresa. Así, los sondeos en Francia certifican que en el avance en más de 10 puntos del FN en las legislativas entre 1978 y 2002, mucho tiene que ver la afinidad de electores que se consideran apolíticos. En una simplificación, podría concluirse que la estabilidad atropella los intereses de la ultraderecha. Eso explica, a grandes rasgos, que muchos de los partidos de extrema derecha se vean sometidos a una alta mortalidad electoral, a vaivenes continuos y sean vistos, pasado el tiempo, como inestables e inconsistentes. Escandinavia es un ejemplo constatable de que las crisis económicas no tienen por qué beneficiar a la extrema derecha, sino que incluso puede suceder lo contrario. Tor Bjørklund y Jørgen Goul Andersen lo argumentan de la siguiente manera: “los momentos de prosperidad parecen haber alimentado a los partidos de derecha radical (…) En los momentos duros y difíciles (…) la gente opta por alternativas bien conocidas y escucha el mensaje de las autoridades responsables”. Además, y contra lo que comúnmente se imagina, “el bajo nivel de desempleo contribuye al éxito de los partidos de derecha radical. La ausencia de un desempleo persistente abre paso a la experimentación y da oportunidades a nuevos partidos alternativos. Las épocas de prosperidad abren posibilidades para comprobar situaciones no testadas con anterioridad”. 17 Es obligado recalcar que el bienestar económico debería ir aderezado con shocks identitarios, flujos migratorios, etc.
PRINCIPALES PARTIDOS Mayores fuerzas de Extrema Derecha en Europa Suiza La tradicional querencia suiza hacia el consenso y la negociación política en aspectos como la integración de las minorías y los inmigrantes, ha sido amenazada desde principios de los 90 por el Partido Popular Suizo (Schweirzerische Volkspartei – SVP), un partido de centro-derecha que en 1990 da un giro extremista con la victoria interna del ala liderada por Christoph Blocher, multimillonario industrial químico autoproclamado “defensor de las tradiciones y los valores clásicos suizos (la independencia, la neutralidad, la 17
Bjørklund y Andersen, 2007, “La derecha radical en Escandinavia”, en Simón Gómez, MA (Ed.): La extrema derecha en Europa desde 1945 a nuestros días. Madrid, Ed. Tecnos.
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soberanía popular, la democracia directa)”. 18 El éxito de resultados electorales, disparados desde el 11,9% de votos en las elecciones al Consejo Nacional de 1991 hasta el 28,9% en las de 2007, reside en parte en la absorción de los partidos minoritarios de igual filiación política, creando así un bloque representativo y consolidado que le diferencia de otras formaciones europeas, de estructura más débil. De hecho, junto con el Vlaams Belang belga, parece el partido derechista más robusto. La participación del SVP en el Gobierno suizo ha estado marcada por una estrategia doble: 1) presentarse como una fuerza confiable de Gobierno. Y 2) presentarse como una fuerza alternativa y alejada del tradicional poder político. Desde su presencia en el ejecutivo (compuesto por miembros de distintas fuerzas), las tensiones entre los partidos han aumentado. Actualmente, y a pesar de fracturas en el seno del propio SVP, el Partido Popular Suizo es la fuerza con más miembros (55) en el Consejo Nacional, y tiene dos representantes en el Ejecutivo, estando al cargo del departamento federal de la defensa, protección de la población y deportes y del departamento federal de justicia y política. 30 25 20 15 10 5
2007
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FIGURA 2: Evolución del SVP en las elecciones al Consejo Nacional de Suiza (en %). Fuente: Wikipedia. Elaboración propia.
Entre las claves del éxito también está la democracia directa que se practica en algunos de los cantones suizos. La convocatoria generalizada de referéndum ayuda a popularizar a la extrema derecha. El “Referéndum Contra la Extranjerización”, en 1968, que pretendía limitar al 10% la población extranjera en Suiza, extiende la influencia del convocante, el extremista Acción Nacional. De haberse aprobado, más de un tercio de la población debería haber abandonado el país. En 1992, el nuevo SVP lanza la iniciativa federal “Contra la Inmigración Ilegal”, desaprobada por sólo un 53,7% de los consultados. 19 En 18
Betz, 2001, “Exclusionary Populism in Austria, Italy and Switzerland”, en International Journal. Skenderovic, 2007, “Los partidos populistas de extrema derecha en Suiza: de la marginalidad a la corriente principal”, en Simón Gómez, MA (Ed.): La extrema derecha en Europa desde 1945 a nuestros días. Madrid, Ed. Tecnos. 19
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versión de Simon Hug y Pascar Sciarini 20, “el éxito electoral del SVP está relacionado no sólo con la destacable transformación ideológica y estructural del partido, sino también con las cambiantes condiciones políticas y socioeconómicas del país en la década de 1990. Estas condiciones, así como la creciente relevancia de la cuestión del asilo y los nuevos temas políticos, como la integración internacional de Suiza y la reevaluación del papel del país durante la Segunda Guerra Mundial, constituyeron un terreno fértil para este fenómeno”.
Austria Los militantes de ultraderecha en Austria siempre han estado relacionados con el Partido de la Libertad (Freiheitliche Partei Österreichs – FPÖ), cercano desde sus orígenes al nazismo. De hecho, algunos de los primeres presidentes (Anton Reinthaller, Friedrich Peter) habían servido en las SS. A pesar de no rebasar el 6% durante varios lustros, el FPÖ, que cargaba contra socialdemócratas y democristianos, forja una alianza con los primeros, facilitando la formación de gobierno. Como pago por los servicios prestados, el ejecutivo socialdemócrata modifica la ley electoral rebajando las exigencias para los partidos pequeños. El entendimiento entre socialistas y derechistas radicales, sin puntos programáticos en común, también recompensa al FPÖ, con una vicecancillería en el gobierno federal en 1980. La entrada de Jörg Haider, un líder telegénico que encarna a la perfección la estrategia de la ultraderecha, supone un ascenso de las posibilidades del partido. Tanto que en 1990 alcanza el 16,6% en las elecciones legislativas, cuando siete años antes había conseguido un 5%. El partido se protege tras Haider y éste enarbola con gran proyección mediática un programa vertebrado por los siguientes rasgos: 1) ataque a la “partitocracia”. 2) defensa de la identidad nacional en peligro. 3) defensa de una educación religiosa basada en los principios culturales del país. 4) identificación de los inmigrantes como peligro potencial. 5) reclamación del referéndum y la elección directa de los órganos del Estado. 6) oposición al consumismo hedonista, al islamismo radical y al capitalismo agresivo. 7) apuesta por la privatización del sector público, la bajada de impuestos y la reducción del Estado. 8) oposición a la homosexualidad. 9) protección de la idea cardinal de la familia y del rol tradicional de las mujeres (de hecho, el FPÖ propuso un sueldo para las amas de casa madres).
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Hug, S. Y Sciarini, P. (2002), Changaments de valeurs et nouveaux clivages politiques en Suisse. Turín, Ed. L´Harmattan.
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FPÖ
2008
2006
2002
1999
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BZÖ
FIGURA 3: Evolución del FPÖ y el BZÖ en las elecciones legislativas de Austria (en %). Fuente: Wikipedia. Elaboración propia.
Bajo el lema “Austria primero” y aprovechando la sensación de amenaza que suponía la entrada de inmigrantes desde los Balcanes y el Este, la formación de Haider corrobora su evolución con un 26,9% en las elecciones legislativas de 1999, siendo el segundo partido más votado y volviendo a repetir vicecancillería. El éxito del FPÖ provoca sanciones internacionales a Austria al tiempo que origina un conflicto dentro del propio partido, conflicto que estalla con las elecciones anticipadas de 2002. Sólo 3 años después de rozar el 27%, el FPÖ pierde casi 17 puntos. En 2005, Jörg Haider funda un nuevo partido: el BZÖ, que con un discurso parecido consigue un 10,7% en 2008, demostrando que la derecha radical en Austria sigue conservando su fuerza.
Italia En palabras de Ferran Gallego21 “en ninguna otra parte (como en Italia) se produce tal grado de unidad y permanencia desde la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días de una sola fuerza política -aunque su nombre se modifique- y en ninguna otra parte el acceso de este movimiento de raíz fascista ha podido instalarse en el área gubernamental como resultado de la crisis de las instituciones”. Esta unidad se capitaliza fundamentalmente en el MSI, Movimiento Social Italiano, patrón del neofascismo europeo y con unos dirigentes a menudo más radicales que su propio electorado. Desde los 50 mantiene una presencia parlamentaria regular, con una configuración distinta según el territorio: en el norte, sus votantes siempre fueron industriales, urbanos, con una actitud revolucionaria; en el sur, sin embargo, los votantes eran rurales y más conservadores. En los años 70, en medio de crecientes problemas laborales, de delincuencia organizada y del terrorismo de las Brigadas Rojas, el MSI articula el típico discurso anticomunista y antielitista. Precisamente el exacerbado anticomunismo explica el apoyo incondicional de la formación a la OTAN, que 21
Gallego, 2007, “Italia. Del MSI a la Alianza Nacional”, en Simón Gómez, MA (Ed.): La extrema derecha en Europa desde 1945 a nuestros días. Madrid, Ed. Tecnos.
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contrasta con la animadversión a EEUU. Más tarde, a finales de los 80 y principios de los 90, la rivalidad entre distintas facciones lleva al MSI a un fuerte debate interno. Pino Rauti, con una ideología sorprendente que coincide en algunos puntos con la izquierda, le arrebata la dirección del partido a Gianfranco Fini. Pero el fracaso en las administrativas de 1991 devuelve las riendas a Fini, que entonces se propone reconvertir el MSI en una nueva liga, Alianza Nacional, cuyas propuestas inciden en problemas comunes: desprestigio de las instituciones, bloqueo de la política, corrupción 22. Sorprendentemente, Fini, que en 1994 advertía que “Mussolini ha sido el mayor estadista del siglo”, un año después, en el acto de disolución del MSI, rubrica su oposición al antisemitismo y las leyes raciales de 1938. Al frente de Alianza Nacional, Fini expresa su voluntad de apearse de los restos fascistas, señala el deseo de adaptarse a una Italia “que en diez años será multiétnica y multirreligiosa”, y pide un pacto norte-sur para “liberar al país de las mafias y del poder político subterráneo".23 En este tiempo de viraje hacia una derecha más moderada, Fini no sólo consigue conservar el apoyo de buena parte del electorado neofascista (sólo una minoría abandona el partido, fundando Fiamma Tricolore), sino que duplica la masa electoral del antiguo MSI. Tras un constante apoyo a la coalición Casa de la Libertad, comandada por Berlusconi, y tras convertirse Gianfranco Fini en Ministro de Exteriores (2004), en 2008 Alianza Nacional se disuelve y pasa a formar parte del Pueblo de la Libertad, nuevo partido en el que también se integra la Forza Italia de Berlusconi. Es un nuevo cambio en una formación que nació como heredera directa del fascismo y que ha ido cambiando su piel hasta convertirse en partido de derecha conservadora compatible con el populismo berlusconiano. 30 25 20 15 10 5
MSI-AN
2008
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LN
FIGURA 4: Evolución del MSI-AN y la LN en las elecciones al Parlamento italiano (en %). Fuente: Wikipedia. Elaboración propia.
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Locatelli, G. y Martini, D, (1994), Duce addio. La biografia de Gianfranco Fini. Milán. Ídem.
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Pero MSI-Alianza Nacional (y ahora Casa de la Libertad) no es el único gran partido italiano de esencia ultraderechista. Con un 8,3 en las últimas elecciones a la Cámara de los Diputados, Liga Norte es una de las grandes formaciones del electorado italiano. Es la expresión política del nacionalismo padano, una creación de su líder Umberto Bossi para enfrentarse con el oficialismo de Roma y con el sur, considerado un lastre para Italia en opinión de Bossi. Si el norte de Italia se independizara, la Liga propone a Mantua, una pequeña ciudad en Lombardía, como capital. Más allá de su visión territorial, la oposición feroz a la inmigración es la enseña de una Liga que tras decaer a principios de 2000, vuelve a repuntar en 2008 y se incorpora al Gobierno Berlusconi: Bossi pasa a ser Ministro de Reformas para el Federalismo y otro miembro destacado de LN, Roberto Maroni, es investido Ministro de Interior, cargo desde el que endurece las medidas contra la inmigración ilegal. La Liga Norte encarna perfectamente la oposición al poder desde el poder, puesto que con su líder (Umberto Bossi) formando parte del gabinete nacional, se permite ultrajar a la bandera nacional y verbaliza su oposición al Estado: “Usaremos los fusiles contra la canallesca centralista romana". 24
Francia Sublimada por el Frente Nacional, o lo que es lo mismo, por su líder totémico Jean-Marie Le Pen, la extrema derecha tiene en Francia una evolución explosiva. Si en 1974, el FN no rebasa ni tan siquiera el 1% en las elecciones presidenciales, en 2002 da la sorpresa y con un 16,9 pasan a la segunda vuelta desbancando al candidato socialista Lionel Jospin. En ese instante de mayor éxito electoral, los votantes de Le Pen definen con claridad los rasgos de la formación: el 96% cree que en Francia “hay demasiados inmigrantes”, el 79% está a favor de la pena de muerte. Entre el electorado, la mayor aprobación se produce en los electores con un nivel inferior de estudios, entre hombres y, sobretodo, en personas con una vinculación estrecha con el mundo obrero. Llos buenos resultados coyunturales del FN “se nutren de la crisis económica y del paro, del desencantamientos político, de los temores engendrados por la mundialización, la apertura de las fronteras y los flujos migratorios”. 25
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En http://www.repubblica.it/2008/04/sezioni/politica/verso-elezioni-17/polemica-schede/polemicaschede.html. 25 Mayer, 2007, “La dinámica electoral del Front Nacional: las lecciones del 21 de abril de 2002”, en Simón Gómez, MA (Ed.): La extrema derecha en Europa desde 1945 a nuestros días. Madrid, Ed. Tecnos.
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FIGURA 5: Evolución del FN en las elecciones legislativas de Francia (en %). Fuente: Wikipedia. Elaboración propia.
En las últimas elecciones, sin embargo, el Frente Nacional ve perder buena parte de su electorado. Además de la confrontación interna y el debate sobre la sucesión de Le Pen, la aparición de Nicolas Sarkozy, que en parte solapa ideas lepenistas (y que en noviembre de 2005 respondía con extrema severidad a los motines urbanos), contribuye a despojar de más de un millón de votos al FN.
Bélgica En medio de un escenario flamenco disgregado y sin partidos que acaparen el mercado electoral, el Vlaams Belang (Interés Flamenco) se ha erigido, en apenas 15 años, en el gran partido del Flandes. La debilidad y fragmentación del resto de formaciones junto a la incertidumbre del sistema político belga fortalecen la imagen del Vlaams como partido antisistema, artimaña común y deseada en las filas derechistas. El actual nombre es una mutación del original, Vlaams Blok, al que renunciaron tras la acusación de racismo de la Suprema Corte de Apelación de Bélgica en 2004. Como señala Marc Swyngedouw26, el cambio de nombre es una estrategia para evitar la tela de araña con la que los partidos democráticos querían impedir la presencia de miembros del Blok en los cargos públicos. En el historial del VB se hallan episodios tan turbios como el apoyo al antiguo régimen de apartheid en Sudáfrica. Su doctrina ( Los Principios) diseña una jerarquía étnica en la que el primer puesto está ocupado por los flamencos; en segundo lugar por los holandeses y afrikaners de Sudáfrica, de cultura común según el VB. En tercer lugar los flamencos asimilados (francoparlantes) de Bruselas y las áreas Valona y de los Flandes Franceses. En escalones posteriores se sitúan los extranjeros de origen europeo, con una misma raza y
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Swyngedouw, 2007, “El Vlaams Blok/Vlaams Belang: la extrema derecha en la Bélgica flamenca”, en Simón Gómez, MA (Ed.): La extrema derecha en Europa desde 1945 a nuestros días. Madrid, Ed. Tecnos.
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herencia pero diferente cultura. Los extranjeros no europeos, por disparidad cultural, racial e histórica, son para el VB los últimos de la jerarquía. 30 25 20 15 10 5
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FIGURA 6: Evolución del Vlaams Blok/Belang en las elecciones al Parlamento belga (en %). Fuente: Wikipedia. Elaboración propia.
Su estructura programática alcanza cuotas paranoicas y similitudes con la obra de George Orwell 1984, pues distingue entre individuos “étnicamente comprometidos” y “étnicamente no comprometidos”. En Los Principios se explicita que es “imposible ignorar la desigualdad natural y la variedad de los individuos”, y que las mujeres deben trabajar en la familia. 27 Los individuos dañan los valores de la comunidad étnica flamenca cuando hacen uso de drogas blandas, si son homosexuales, si mantienen relaciones interétnicas, si abortan, si usan la píldora del día después o el DIU, si tienen sexo fuera del matrimonio, si usan condones para la prevención del SIDA… Más allá de rasgos ultraconservadores, la formación flamenca basa su éxito en la beligerancia con los partidos tradicionales: “la política debe ser liberada de la atmósfera rastrera, de camarillas y cálculos, en la cual normalmente queda sumida por la democracia y por la enfermedad del parlamentarismo”. El antipartidismo coincide una vez más con la crítica feroz a la burocracia europea, y en este caso con la exigencia a la UE para que tome medidas proteccionistas con las que resguardar a los estados miembros de las importaciones de estados extranjeros. La idea del Vlaams Belang sobre el estado se expresa en la voluntad de superar el actual Estado federal belga y crear un Estado flamenco independiente donde las fronteras coincidan con la estructura étnica. El resultado de todos estos condicionantes es un avance electoral fulgurante. El VB se nutre de los abusos de los partidos en el poder, de sus conflictos, convirtiéndose en el partido más poderoso de Flandes, en las elecciones para cuya Cámara de Representante obtiene un 24,2% de votos en 2004. Según Marc Swyngedouw, el gran éxito de los derechistas se produce “cuando el 27
Swyngedouw, 2007, “El Vlaams Blok/Vlaams Belang: la extrema derecha en la Bélgica flamenca”, en Simón Gómez, MA (Ed.): La extrema derecha en Europa desde 1945 a nuestros días. Madrid, Ed. Tecnos.
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nacionalismo flamenco exclusivista dejó de ser el primer y más importante punto de su programa, siendo sustituido por la exigencia de enviar a los inmigrantes de vuelta a sus países de origen”. Tampoco hay que desestimar la ley de financiación de los partidos políticos en Bélgica, que ha facilitado la propagación del mensaje xenófobo del Vlaams Belang, antiguo Vlaams Blok.
Noruega 30 25 20 15 10 5
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FIGURA 7: Evolución del Partido del Progreso en las elecciones al Parlamento noruego (en %). Fuente: Wikipedia. Elaboración propia.
Las últimas elecciones al Parlamento Noruego supusieron el cenit electoral del derechista Partido del Progreso, con un 22,1%. También fueron los últimos comicios de Carl I. Hagen al frente del partido, concluyendo así 28 años en los que ha intentado, sin demasiado éxito, diferenciarse de otros líderes populistas como Jean-Marie Le Pen. En 1997 Hagen se desmarca con contundencia del dirigente del FN: “Le Pen es un repugnante y auténtico racista que yo verdaderamente desapruebo. Sus actitudes ideológicas están muy, muy lejos de lo que pretende el Partido del Progreso”. El mensaje de Hagen, sin embargo, contrasta con la posición mantenida desde finales de la década de 1980, momento desde el cual el discurso contra la inmigración se convirtió en el estructurante de la estrategia electoral. El PP -así lo afirman Tor Bjørklund y Jørgen Goul Andersen28- quiso proyectarse como la única formación noruega “que se oponía a la inmigración, argumentando que el dinero gastado en el acomodo de los demandantes de asilo debería usarse más bien para ayudar a las personas ancianas y enfermas de origen noruego”. Tal ha sido la polarización del mensaje que, en las últimas elecciones (2005), el 80% de los votantes del Partido del Progreso confiesa que la inmigración es el “asunto más importante en la opción electoral”. Recientemente el PP también usa el aumento espectacular del precio del petróleo como arma arrojadiza, a pesar de que el crudo supone mayores ingresos para el estado por la abundancia de 28
Bjørklund y Andersen, 2007, “La derecha radical en Escandinavia”, en Simón Gómez, MA (Ed.): La extrema derecha en Europa desde 1945 a nuestros días. Madrid, Ed.
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fondos petrolíferos. Su discurso ahonda en las grietas del estado del bienestar. Según declara Hagen tras el éxito electoral de 2005 (éxito que no alcanza para influir en la formación del nuevo gobierno), “la gente no comprende que, teniendo tanto dinero, no existan medios para reparar escuelas ni atender mejor a los ancianos”. En las mismas elecciones promete rebajar la gasolina, restringir la inmigración, rebajar los impuestos al alcohol y suprimir los peajes.
EL CASO ESPAÑOL La poca organización del partido único en el franquismo y la fragmentación de la ultraderecha, provocan la apuesta por el voto útil A pesar de la dilatada presencia del régimen franquista en el poder y de la relativa cercanía en el tiempo, las opciones políticas de extrema derecha apenas se han desarrollado en el marco electoral español. Desde 1977, con las primeras elecciones democráticas tras el franquismo, hasta la actualidad, el mayor éxito del ultraderechismo tiene lugar en 1979 con alrededor de 413 mil votos totales y un escaso 2,3%. Desde entonces, los resultados se sitúan entre los 10 mil y los 50 mil votos, con una representación que no supera el 0,2%. Un sinfín de fuerzas han intentado -sin conseguirlo- representar las facciones más extremas de la derecha: Alianza Nacional 18 Julio, JONS Auténtica, Falange Española de las JONS, Asociación Fuerza Nueva, Fuerza Nueva, Partido Unión Nacional, Falange Española Independiente, Movimiento Católico Español, Alianza Unidad Nacional, Falange 2000, Partido Democrático Español, Plataforma España 2000, Movimiento Social Republicano… En las últimas elecciones (2008) concurren hasta ocho agrupaciones con un talante parecido: Democracia Nacional, Falange Auténtica, Alternativa Española, Alianza Nacional, España 2000, PartitXCatalunya, Frente Español y Falange de las JONS. De entre todos, es la Falange de las JONS la que obtiene mejor suerte: unos paupérrimos 14.032 votos. Al mismo tiempo, y durante este tiempo, aparecen partidos de corte populista liderados por personajes conocidos como José María Ruiz Mateos o Jesús Gil. Ruiz Mateos funda dos partidos de oposición explicita al PSOE: Acción Social y Partido del Trabajo y Empleo (TyE). Pese a unos buenos resultados en las elecciones europeas de 1989, en las que obtiene 2 escaños, Ruiz Mateos deja la política en 1994 “por el deseo de facilitar la victoria del PP sobre el Partido Socialista”.29 El Grupo Independiente Laboral (GIL), armado a imagen y semejanza de su líder Jesús Gil, se propagó por el sur español controlando varios ayuntamientos. Pero la primera incursión en las elecciones generales (en 2000) sólo le reportan 72.000 votos en lo que supone el ocaso del GIL.
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Meseguer, 2007, “La extrema derecha en España (1945-2005)”, en Simón Gómez, MA (Ed.): La extrema derecha en Europa desde 1945 a nuestros días. Madrid, Ed.
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¿Pero por qué encuentran tantas dificultades los partidos de extrema derecha en España? Xavier Casals Meseguer 30 esboza las razones de la inconsistencia electoral ultraderechista: 1) “el fascismo español siempre ha sido débil y ha permanecido satelizado por la derecha”. De hecho, el partido único en el poder estuvo siempre durante el franquismo subordinado a Franco y nunca fue una formación vigorosa. Por eso mismo, el partido único, al morir el dictador, no encuentra desarrollo, es “poco más que un cascarón de nuez vacío en términos de dinamismo político y capacidad de movilización”. 31 2) El mensaje de la ultraderecha inmediatamente posterior a 1975 tampoco favorece a su evolución: “la reivindicación del franquimo chocaba con la imposibilidad de restaurarlo, ya que el régimen había sido una dictadora personal de Franco (…) su mensaje estaba anclado en los años treinta y tenía un escaso atractivo social por su nostalgia y carga guerracivilista”.32 3) En esa etapa, la extrema derecha está dividida en distintas facciones, no hay cohesión. Falangistas y carlistas están despedazados, situación que prosigue hasta la actualidad. 4) La tabla de edades de los partidos extremistas no favorece su maduración. Tomando como ejemplo a Fuerza Nueva (FN), su militancia integraba mayoritariamente a “ancianos nostálgicos de Franco y a jóvenes atraídos por su activismo y radicalismo (…) la militancia juvenil en FN -y, por extensión, de la extrema derecha- constituyó lo que los antropólogos denominan “rito de paso”: una iniciación de los jóvenes “ultrapatriotas” en la vida política que al llegar a la edad adulta no desemboca en un compromiso estable con una opción de ultraderecha, sino que evolucionaban por la senda de la moderación y se integraban en las filas de la “respetable” AP. La figura del ex presidente José María Aznar podría ilustrar esta tesis”. 33 5) Como consecuencia del anterior punto, AP y posteriormente el PP se convierte en “una opción antisocialista y antiseparatista” que capta “el voto útil de ultraderecha”. 34 Todas ellas son razones de peso para explicar por qué la ultraderecha, sólo obtuvo 51.867 votos en las pasadas elecciones generales al Congreso de los Diputados.
BIBLIOGRAFÍA Fuentes de referencia - Simón Gómez, MA (Ed.) (2007): La Extrema Derecha en Europa desde 1945 a nuestros días. Madrid, Ed. Tecnos. - Rodríguez Jiménez, JL (2002): Nuevos fascismos. Madrid, Ed. Península.
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Ídem. Ídem. 32 Ídem. 33 Ídem. 34 Ídem. 31
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- http://www.parlament.ch/f/dokumentation/statistiken/Documents/wa-nrnationalratswahlen-waehlerstimmen-1919.xls - http://en.wikipedia.org/wiki/Austrian_legislative_election,_1975 - http://www.elecciones.mir.es/MIR/jsp/resultados/index.htm
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