TESTIMONIOS DE VILLA OCAMPO / 1
Igor Stravinsky En 1936 dirigió su Perséphone en el Colón, con Victoria Ocampo como recitante. Volvió a visitar el país en 1957.
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TEXTO ERNESTO MONTEQUÍN
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1. Partitura autógrafa de Perséphone, que perteneció a Victoria. 2. VO con Igor y Soulima Stravinsky, en Villa Ocampo, 1936. 3. Stravinsky por Picasso.
“Tiene mal carácter. Eso me gusta”, solía decir Igor Stravinsky ante los arrebatos, nada infrecuentes, de Victoria Ocampo. Era un cumplido que la destinataria, quien alguna vez se definió a sí misma, burlonamente, como “a furious old lady”, supo apreciar. Ante todo porque provenía de un hombre -uno de los mayores compositores del siglo XX- acostumbrado a imponer su personalidad y sus convicciones estéticas en un entorno hostil. Si bien ambos se conocieron en París en 1932, por intermedio del director de orquesta suizo Ernest Ansermet, la admiración de la fundadora de Sur por el compositor ruso se remontaba a 1913, cuando presenció en París el histórico estreno de La consagración de la primavera, bautismo de fuego de la música moderna: “Asistí, en primera fila de la platea, al tumulto del Sacre du printemps. Al final de la cuarta representación, creo (fui a todas), vi a Stravinsky, pálido, saludando a ese público que aplaudía L’Oiseau de feu y silbaba despiadadamente el Sacre”. Luego de esa experiencia inaugural, Victoria Ocampo se convirtió en una difusora tenaz de la nueva música en Buenos Aires. En la década de 1920 impulsó los conciertos de la orquesta sinfónica de APO (Asociación del Profesorado Orquestal), que bajo la dirección de Ansermet y con la participación de los hermanos Juan José y José María Castro presentó al público argentino piezas de Debussy, Ravel, Prokoviev, Falla, Honegger y del propio Stravinsky. En 1936, gracias al autor de Petrushka, Victoria Ocampo pudo reencontrarse con su primera vocación: el teatro. Ese año Stravinsky llegó a Buenos Aires para dirigir una serie de conciertos de sus obras, entre las que se encontraba la neoclásica Perséphone, melodrama en tres cuadros para tenor, recitante y orquesta, con texto original de André Gide, estrenada en París en 1934. El compositor ofreció a su amiga argentina el papel de recitante. El día de la única audición en el Teatro Colón -el 17 de mayo de 1936- Sur repartió entre los asistentes una edición del poema de Gide, traducido al español por Jorge Luis Borges.
Foto de Stravinsky dedicada a Victoria, 1938.
A esa representación siguieron otras dos en Río de Janeiro, ese mismo año, y una tercera en el Maggio Musicale Fiorentino en 1939, cuyo programa se conserva en Villa Ocampo, con dedicatorias autógrafas de Stravinsky y del tenor belga Frédérich Anspach. En 1954, el compositor invitó nuevamente a Victoria Ocampo a participar de Perséphone en el festival de Turín, pero el gobierno de Perón -la directora de Sur había pasado casi un mes en la cárcel-, en 1953, como detenida política- le negó el pasaporte. En 1957, Stravinsky visitó por segunda vez la Argentina y volvió a ser huésped de Villa Ocampo. Un conjunto de fotografías documentan su paso por San Isidro, y se suman a los ejemplares dedicados de su autobiografía -Chroniques de ma vie y Nouvelles chroniques de ma vie-, que Editorial Sur publicó en español en 1935 y 1936. Acaso sin saberlo, Stravinsky fue un providencial benefactor de Sur. Como agradecimiento por su papel en Perséphone, Stravinsky regaló a su amiga el manuscrito de la partitura vocal de la obra. En la década de 1960, durante un período de adversidad económica, Victoria Ocampo decidió venderlo para asegurar la sobrevivencia de la revista. En la actualidad, la partitura se encuentra en la Colección Lehman, de la Pierpont Morgan Library de Nueva York. Programa del Colón, la noche del estreno de Perséphone.
Anotaciones de Victoria en el ejemplar de Perséphone que usó para ensayar su actuación en la obra.
Villa Ocampo, 1957. De izquierda a derecha: José Bianco, Angélica Ocampo, Stravinsky, Victoria Ocampo, Vera Stravinsky, Robert Craft (Archivo Fundación Sur).
B I B L I O G R A FÍA Ocampo, Victoria. “Cuenta Perrault que Riquet à la Houppe” en Testimonios, primera serie. Buenos Aires: Sur, 1935.
S T R AV I N S K Y P O R V I C T O R I A
Ocampo, Victoria. “Perséphone bajo la batuta de Strawinsky” en Testimonios, octava serie. Buenos Aires: Sur, 1971. Ocampo, Victoria. “Stravinsky vuelve a Venecia” en Testimonios, novena serie. Buenos Aires: Sur, 1975. Ocampo, Victoria. Cartas a Angélica y otros. Buenos Aires: Sudamericana, 1997. Stravinsky, Igor. Crónicas de mi vida. Buenos Aires: Sur, 1935. Stravinsky, Igor. Nuevas crónicas de mi vida. Buenos Aires: Sur, 1936.
“Stravinsky me había escrito: ‘Seré implacable’. Se refería al ajuste perfecto que exigía con la orquesta. Primero me eché a temblar, y esperé su llegada como buena hija de un Zeus tonante (¿no era acaso mi papel de Perséphone?). Los ensayos con la orquesta y coros (y alguno con Stravinsky al piano, en casa) me dieron seguridad. Todo marchó bien en el Colón. Por lo menos marchó al gusto de Stravinsky, lo único que realmente me importaba. Me tomó confianza. Demasiada. Pagué este honor en Río (donde fuimos juntos). (...) ¿Qué iba a ser de mí si fallaba en medio compás, aunque más no fuera? Así comenzó aquel concierto: con un Eumolpe en cuyas manos temblaba la partitura y con una Perséphone a quien le temblaban las rodillas. Pero en cuanto oí las primeras notas, las primeras palabras del poema: “Déesse aux mille noms, puissante Déméter / Qui couvre de moissons la terre...” olvidé mi horrible trac, mi desamparo, y las olas de música me llevaron en su cresta. Era un tal deleite bañarme en esa sonoridad. Stravinsky me liberó del Stravinsky que estaba detrás de mí, en el pupitre, con su batuta.”
De “Perséphone bajo la batuta de Stravinsky”.
Carta de Stravinsky a Victoria, 1939.
TESTIMONIOS DE VILLA OCAMPO Nº 1 - IGOR STRAVINSKY. V1, marzo 2010. Las tareas de investigación y puesta en valor de la Biblioteca de Villa Ocampo son posibles gracias a la generosa contribución de la Sra. Cristina Khallouf. DISEÑO: SERGIO MANELA / MARIA WRIGHT