reportaje central | religión y sentido de la vida
Universitarios durante las vacaciones de invierno participando del proyecto Trabajo País. Movidos por su fe, buscan aportar a un Chile más justo, solidario y fraterno.
Fuentes de sentido
Sentido de la vida tiempo 1
Tiempo 2
Tiempo 3
Religioso
0.48
0.54
0.57
Individual
0.27
0.31
0.35
Integrativo
0.32
0.36
0.37
Nota: Todos los valores de correlaciones reportados son significativos. Estos valores representan el grado de asociación entre cada una de las motivaciones y el sentido de la vida. La escala es entre -1 y 1, donde un mayor valor implica un mayor grado de asociación.
«Cuando nos preguntamos por el sentido de la vida nos encontramos muchas veces con cuestiones sin respuesta. En la religión es posible encontrar respuesta para todas las experiencias de la vida: explicamos el dolor y también se profundiza el sentido de las vivencias positivas. En este ámbito, la religión no tiene tope, todo lo demás sí», afirma el alumno Domingo Concha. 10 |
perspectiva no teísta sobre el mundo —esto es, no cree que Dios exista—, lo razonable es pensar que la vida no tiene sentido. Si no hay realmente bienes y valores en el mundo entonces no puede haber tampoco sentido», señala el profesor Alvarado. Este grupo puede representar la crisis de sentido que atraviesa el mundo actual. En la Conferencia de Obispos Latinoamericanos en Aparecida se expresó que debido al acelerado y vertiginoso aumento de conocimiento técnico y científico «se ha hecho difícil percibir la unidad de todos los fragmentos dispersos que resultan de la información que recolectamos» (n. 36). En este contexto, con frecuencia se intenta tratar la realidad unilateralmente, desde los ámbitos separados de la economía, la política y las ciencias. Sin embargo, como bien afirma el documento, «ninguno de estos
criterios parciales logra proponernos un significado coherente para todo lo que existe» (n. 36). En esta situación muchos buscan poder dar a la vida un sentido exacto y, desanimados por la fragmentación y limitación a la que se enfrentan, perciben una existencia carente de toda significación propia a la que solo queda darle un sentido puramente subjetivo (cf. Gaudium et Spes, 10). Pese a lo anterior, el estudio muestra que con el correr de los años disminuye sobre todo la respuesta «no sé si la vida tiene sentido» y aumenta la afirmación positiva por el sentido de la vida (ver figura 1). Este aumento se da incluso aunque la evaluación de las motivaciones de sentido para la vida disminuye, especialmente para las motivaciones que se agrupan como fuentes de sentido religioso, como se representa en el gráfico de la figura 2. Respecto de esto último, el profesor Joaquín Silva, opina que se debe a que se ponen en cuestión las fuentes de sentido tradicionales, las que se cargan desde la etapa escolar, al confrontarse en un ambiente más amplio con otras, en un proceso necesario de transformación en la transición a la edad adulta. Este proceso parece traer aparejado un aumento del individualismo y del pragmatismo y el interés por motivaciones más orientadas al éxito.