Dossier:
La humanidad en el centro del patrimonio
UC: custodios de un valioso patrimonio
Etimológicamente, la palabra patrimonio significa “lo que recibimos de nuestros padres” y, de acuerdo con la definición de la UNESCO, es la herencia que un grupo social le transmite a las nuevas generaciones y que es lo que los caracteriza y hace únicos como sociedad. Así visto, el patrimonio de nuestro país lo constituyen nuestras raíces, nuestra historia, nuestra lengua, nuestra cultura en común, nuestras comunidades y monumentos naturales, nuestra geografía y las especies que la habitan. Lo forma también la ciudadanía, las personas que son un tesoro humano activo y en continuo desarrollo. La protección de nuestro patrimonio –a lo que hemos asignado un valor especial– es también el resguardo de nuestra identidad como país. Convencidos de que la custodia de lo que nos ha sido legado es de gran relevancia, hemos dedicado este número de Revista Universitaria al patrimonio –un concepto amplio– desde diversas miradas. Es así como el destacado académico de Carleton University Mario Santana Quintero, autoridad mundial en esta temática y secretario general de ICOMOS (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios), se refiere a la vulnerabilidad del patrimonio y aborda los desafíos que este enfrenta producto del cambio climático, las guerras y crisis sociales. Se hace necesario establecer redes que permitan ir en su rescate, preservación y restauración no solo a nivel nacional sino también a nivel global.
Desde otra perspectiva, el periodista Matías Broschek describe cómo lo patrimonial en Chile experimentó un cambio en las últimas décadas, ampliándose desde la monumentalidad clásica hacia lo popular, lo rural, lo indígena. Esto da cuenta, sin duda, de una transformación además social. Y sobre esta misma línea, particularmente por la irrupción de los nativos digitales, el profesor Joseph Gómez, académico del Instituto de Historia UC, trata la pérdida de atractivo de los patrimonios materiales, dificultando de esta forma la valoración de las artes y oficios, lo que describe como patrimonios evanescentes.
En otro ámbito, en este dossier se incluye también un interesante contraste de opiniones entre expertos en patrimonio y artes visuales respecto de la valoración que se le da al arte callejero denominado grafiti. Sobre el patrimonio no monumental nos hablan Rodrigo Riveros y Catalina Soto. Un caso destacado es el referido a los habitantes ancestrales del desierto de Atacama y su rica cultura moldeada por la hostil geografía.
Desde la UNESCO, la abogada australiana Ana Filipa Vrdoljak plantea los desafíos sobre la propiedad del patrimonio, en alusión a aquellos que fueron usurpados de sus lugares de origen y que ahora son reclamados por sus comunidades.
Hace algunos años la UC renovó su compromiso con el arte y la cultura; esto se ha visto reflejado en diversas iniciativas y la creación de fundaciones y en la recepción de donaciones de importantes artistas a nivel nacional. Nos hemos convertido en custodios de un valioso patrimonio artístico-cultural. El arquitecto, académico y experto en patrimonio cultural Emilio de la Cerda revisa cómo la institución ha potenciado su responsabilidad de acercar el arte a la sociedad y de cuidar y exhibir el legado que le ha sido entregado.
La preservación del patrimonio, cualquiera sea su tipo, es prioritaria. No podemos olvidar o perder lo que hemos heredado. Como universidad tenemos la labor de desarrollar los esfuerzos necesarios para que este capital sea valorado como se merece, y una forma de hacerlo es compartiendo con ustedes este número especialmente dedicado al tema.
“La preservación del patrimonio, cualquiera sea su tipo, es prioritaria. No podemos olvidar o perder lo que hemos heredado. Como universidad tenemos la labor de desarrollar los esfuerzos necesarios para que este capital sea valorado como se merece”.
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Las opiniones vertidas en los artículos no representan forzosamente el pensamiento de la Pontificia Universidad Católica de Chile o de la Revista Universitaria y son responsabilidad exclusiva de sus autores / ISSN 02503670 / ©Pontificia Universidad Católica de Chile, 1996
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SELLO DE ORIGEN Servicio País: un llamado para profesionales valientes
POR VIRGINIA SOTO-AGUILAR
Creada para descentralizar el capital humano profesional, esta organización llega a lugares donde el Estado deja carencias relevantes; lo inesperado, luego de 27 años, es que cerca de un 40% se queda a vivir y trabajar en el lugar donde fue destinado.
ARTE FRESCO
Premio Faena de las Artes 2022: Una flor gloriosa
POR DANIELA FARÍAS
Con una vasta trayectoria que incluye exposiciones en lugares tan emblemáticos como el Museo Nacional de China, Paula de Solminihac, académica de la UC, ganó este cotizado galardón, el que incluye cien mil dólares y –en su caso–, hacer una instalación interactiva en una playa de Miami: “Morning Glory”.
MIRAMUNDO
Patricia May:
“Vivimos un tiempo que no entendemos todavía”
POR MIGUEL LABORDE
La antropóloga, interesada en las tradiciones de Oriente y Occidente, reconoce que no es fácil conectarse con la vida interior en sociedades tan fragmentadas y estresadas, pero ve crecer esa necesidad; esto es crucial, porque es ahí donde se hace visible lo que nos une más que lo que nos separa.
OPINIÓN
Paradoja, enrejados pero hiperconectados con el planeta
POR HANS MUHR
Cada construcción de Santiago tiene hoy algo en común con las demás: rejas de todas las clases y precios, una suerte de exposición de distancias y barreras que nos separan y aíslan mientras, dentro de ellas, existe la mayor conectividad mundial conocida en la historia.
REPORTAJE
Chile: territorio diverso
POR MÓNICA PAZ Y DIEGO POZO
En la investigación que derivó en una nueva tipología global de los ecosistemas, un orden “revolucionario” según la revista Nature, participó un chileno, Patricio Pliscoff, académico UC e investigador del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad y del Instituto de Ecología y Biodiversidad.
DOSSIER
Un tesoro vulnerable
POR MARIO SANTANA QUINTERO
El autor recorre los desafíos actuales de patrimonios muy relevantes, presionados por el cambio climático –y sus sequías, erosiones e inundaciones–, por guerras que arrasan con todo y por la pandemia que altera economías locales o por crisis sociales intensas.
32 La humanidad en el centro del patrimonio
Ana Filipa Vrdoljak:
“Si hablamos de patrimonio, no se trata de propiedad, sino de custodia”
POR SOFÍA BEUCHAT
Experta internacional de origen australiano, de paso por Chile –en el ciclo organizado por la Association of Critical Heritage Studies (ACHS)– se refiere aquí a los desafíos que se abren sobre la propiedad de patrimonios que fueron robados de sus lugares de origen cuando esta práctica no era ilegal, pero cuyas comunidades reclaman ahora.
Democratizar los patrimonios culturales
POR MATÍAS BROSCHEK
Lo patrimonial en Chile era sinónimo de monumentalidad clásica. Esa visión limitada se amplió en las últimas décadas para acoger lo popular, lo indígena, lo rural, lo industrial, con lo que se transformó en referencia para una sociedad civil cada vez más extensa.
Lo mínimo y lo disperso en la arqueología del desierto de Atacama
POR RODRIGO RIVEROS Y CATALINA SOTO
Un caso notable de patrimonio no monumental es el que se refiere a los habitantes ancestrales del desierto de Atacama; son los testimonios de su vida cotidiana, en todos los rincones de esa geografía, los que ahora, puestos en valor, dan cuenta de una rica cultura.
¿Grafiti versus patrimonio?:
Los sentidos tras las rayas
POR ANA CALLEJAS Y MARCELA GUZMÁN
El rayado de la cúpula del Museo Nacional de Bellas Artes, tan emblemático, generó un agitado debate sobre el grafiti y su razón de ser. Grafiteros y expertos en patrimonios y artes visuales expresan aquí sus muy diversos puntos de vista al respecto.
Un nuevo paradigma: de visitar monumentos a postear en las redes
POR JOSEPH GÓMEZ
En medio siglo se ha transformado por completo el concepto de patrimonio. Desde el cómo se define a cómo se relacionan las personas. Desde la selección elítica de antes, llegamos a un presente en que movimientos hacen circular información que busca posicionar una mirada que permita normar las conductas cotidianas. Así se hace visible lo desconocido.
La hora del patrimonio en la UC
POR EMILIO DE LA CERDA
El autor, arquitecto y experto en patrimonio cultural revisa el creciente compromiso de la UC con los más diversos bienes nacionales, desde el aula Pueblos Originarios con la colección de Gastón Soublette a la creación de la Fundación MAVI UC, pasando por la Sala de Arte Virreinal Joaquín Gandarillas y la Radio Beethoven, a lo que se suma la acogida de donaciones de importantes artistas nacionales.
RESEÑAS
Annie Ernaux y la generosidad de la memoria
POR MARÍA JOSÉ NAVIA
La Premio Nobel de Literatura 2022 ha hecho de su vida personal y familiar un relato que brota desde la pobreza de la Francia de posguerra.
ALTERNATIVO
Twitch y la divulgación jurídica por Internet
POR ROBERTO VITAR
Un abogado intuyó que en Twitch había una oportunidad para difundir información sobre el proceso constitucional.
TRASTIENDA
La escena que captura un momento relevante detrás del acontecer del país y de la UC.
PORTADA
Fotografía de Ruslana Lurchenko.
APORTE CONCRETO.
¿Qué es lo que motiva a estos profesionales a dejar las ciudades cuando están recién titulados?
¿Justo cuando el deseo de triunfo personal y de éxito está más presente que nunca? La directora de Servicio País, Loreto Salinas, cuenta que a todos los incentiva colaborar con la superación de la pobreza en Chile.
Servicio País: un llamado para profesionales valientes
La organización apoya desde hace 27 años a comunas rurales y rezagadas del territorio nacional. Lugares a los que el Estado de Chile no logra llegar. Son 250 jóvenes los que trabajan de manera conjunta con organizaciones locales para intervenir en contextos de pobreza.
Por VIRGINIA SOTO-AGUILAR C.Servicio País tiene grandes metas y grandes anhelos tienen quienes lo conforman. Si bien el sueño más importante es erradicar la pobreza en general en Chile, hay desafíos específicos que deben enfrentar sus integrantes. Así, este año se ha trabajado en vivienda, crisis hídrica, brecha digital, cambio climático, comercio local y reactivación del turismo, por mencionar los principales ámbitos. Quienes han asumido estas tareas sobre sus hombros son jóvenes profesionales, que cada año llegan a zonas aisladas de todo el territorio, cargados de ansiedad y expectativas por aportar en el desarrollo de estas localidades.
Servicio País es un programa de la Fundación Superación de la Pobreza (Fusupo) que ya tiene 27 años. Durante 2022 llevó a 250 profesionales a 101 comunas de Chile.
¿Qué es lo que motiva a estos profesionales a dejar las ciudades cuando están recién titulados? ¿Justo cuando el deseo de triunfo personal y de éxito está más presente que nunca?
La directora de Servicio País, Loreto Salinas, cuenta
que a todos los incentiva la certeza de que realizan un aporte fundamental para superar la pobreza en Chile, porque el trabajo se focaliza en territorios con altas tasas de vulnerabilidad, aislamiento, despoblamiento o segregación socioterritorial; factores que se vinculan a la falta de oportunidades para el desarrollo integral de las comunidades.
“El programa permite que profesionales de diferentes áreas realicen un proceso de acompañamiento técnico a organizaciones, principalmente en la formulación de proyectos y obtención de recursos. Además, de capacitación y formación de personas en la organización”, expresa la directora.
Por ejemplo, durante el año 2021, a nivel nacional se levantaron más de ocho mil millones de pesos en proyectos adjudicados por 661 agrupaciones funcionales de diferentes territorios del país, pertenecientes a diversos ámbitos, tales como el fomento productivo, medioambientales, culturales, entre otros. “Es desde esta vereda donde los profesionales se vinculan con las comunidades y viven de primera mano las exigencias y problemáticas de cada comuna, las que superan conjuntamente con dirigentes, emprendedores o líderes y lideresas, quienes trazan estrategias que tienen que
ver con la asociatividad, el cooperativismo, la economía circular, la pertinencia territorial y la protección del patrimonio, permitiendo generar una variedad de acciones para enfrentar la pobreza desde sus más diversas dimensiones”, recalca Loreto Salinas.
Cuando se creó este programa en 1994, tenía como principal misión descentralizar el capital profesional desde Santiago hacia otras regiones. “En estos años, hemos convocado e involucrado a más de 6.500 jóvenes como voluntarios de pregrado, practicantes o profesionales de diversas disciplinas, a trabajar con comunidades que tienen características de aislamiento y exclusión social en las diferentes zonas del país. Ellos y ellas son invitados e invitadas a formar parte del propósito institucional, y a tener un proceso de formación en intervención social con una mirada y comprensión multidimensional de la pobreza. Hoy podemos contar que cerca de un 40% de quienes son parte de este proceso decide quedarse a vivir y trabajar en la región donde fueron destinados por el programa, y un 14% permanece en la misma comuna”, destaca.
Desigualdad y sostenibilidad
Entre los tipos de actividades realizadas durante el año 2022 se encuentran, principalmente, el conjunto de asesorías y asistencia técnica en los territorios (24%), el desarrollo de proyectos o iniciativas (23%), la atención de público y visitas domiciliarias (15%). Dentro de los proyectos e iniciativas implementadas, los principales objetivos perseguidos son “Reducción de las desigualdades” (18%), “Ciudades y comunidades sostenibles” (13%) y “Educación de calidad” (10%).
MEJORAS HIDRÁULICAS Y APOYO A MUJERES
Rocío Ponce (25 años) es ingeniera hidráulica de la UC. Actualmente es profesional Servicio País en la comuna de Rauco, región del Maule. Ella cuenta que al salir de su carrera postuló a esta iniciativa para trabajar en contacto directo con la gente. “Me titulé en invierno de 2021 y para mi primer trabajo quería tener un impacto directo en la comunidad”, afirma.
Rocío es parte de los cientos de postulantes con vocación social que respondieron a una campaña realizada por la Fusupo que llamaba a jóvenes con ganas de aportar, desde sus respectivas profesiones, a la construcción de un país más justo y solidario. La convocatoria –que se realiza cada año en octubre– ha enfatizado que en la actualidad se ha visibilizado el aumento de la pobreza por ingresos y el alza en el costo de la vida. A ello se suma el aislamiento de las comunas, los efectos de la crisis climática, la falta de conectividad y de servicios básicos, entre otras falencias.
AGUA PARA RAUCO. La exalumna UC Rocío Ponce se integró al proyecto en marzo de 2022. Participó en la mejora de la red de agua potable y cambiaron la bomba por una de mayor potencia. También con su equipo crearon una escuela hídrica, donde enseñaron sobre el cuidado del agua y la legislación.
Aportes al progreso de Chile
Múltiples son los aportes de Servicio País al desarrollo del país durante este periodo: para acortar la brecha digital en La Tirana, los y las profesionales ejecutan un proyecto de cyber comunitario; para la erradicación de campamentos acompañaron a 130 familias de un comité de vivienda en Quellón a desarrollar la construcción de su hogar definitivo; en Putre, para la reactivación del comercio local han apoyado la organización de los mercados, así como el diseño de stands y talleres de fortalecimiento organizacional.
En su trabajo en R auco, Rocío ha estado acompañada por una agrónoma de la Universidad de Chile, con quien ha compartido sus labores. “Entre la municipalidad y la fundación van definiendo el trabajo que se requiere, y nosotros tomamos el contacto directo con las personas para concretar. Al principio puse en práctica mis conocimientos específicos como ingeniera hidráulica porque se nos encargó aplicar mejoras al sistema de agua local”, detalla Rocío.
Todo comenzó en 2015, cuando un vecino pidió recursos al gobierno regional para construir un pozo profundo y abastecer a algunas familias. Tres años después llegó Servicio País al lugar, hizo un catastro y se adjudicó un fondo para construir la red de agua potable, que en un principio abasteció a 35 hogares. Luego, el municipio y la fundación otorgaron recursos y el sistema se amplió a 73 casas. La exalumna UC se integró al proyecto en marzo de 2022. Entonces había disminuido el nivel del pozo y las familias estaban racionando el agua. Ante ello, mejoraron la red y cambiaron la bomba por una de mayor potencia. También realizaron una escuela hídrica, donde enseñaron sobre el cuidado del agua y la legislación.
“Recientemente, he aplicado otros conocimientos de mis estudios porque hemos estado apoyando la formación de una red de mujeres emprendedoras. Les enseñamos sobre emprendimiento, finanzas, redes sociales y a organizarse. Se realizaron talleres y, en este momento,
poseen herramientas nuevas que les permiten coordinarse para postular a fondos, establecer sus metas y trabajar en conjunto para lograr objetivos comunes”, indica la ingeniera hidráulica.
Así nació la Red de Emprendedoras de Rauco, que ahora se ha organizado para comprar toldos, mesas y está limpiando un sitio abandonado para establecerlo como lugar de ventas.
Según confiesa Rocío, “mis expectativas se han cumplido y se superan, porque uno colabora directamente con las personas. Hemos aprendido mucho de quienes trabajan en la municipalidad y en las comunidades”.
PROFESIONALES EN EL MUNDO RURAL
José Manuel Troncoso es geógrafo de la UC y durante este año está realizando Servicio País en Santa Bárbara, región del Bío Bío. “Yo conocía esta organización desde hace tiempo y me motivaba postular porque me interesaba el trabajo en los territorios y vivir en una zona rural, ya que soy de Santiago. También quería ver cómo funcionaban estos municipios, sobre todo porque en mis estudios tuve un enfoque hacia el desarrollo rural inclusivo”, comparte José Manuel.
Ahora lleva viviendo casi un año en la zona y declara que ha sido una experiencia muy valiosa: “Estar en este lugar rodeado de naturaleza, para mí que soy santiaguino, ha sido increíble. Acabo de volver a Chile, así que sentía que trabajar en contacto con las comunidades me ayudaría a reconectarme con mi carrera”.
En terreno, su trabajo ha consistido en ayudar a los dirigentes de la comuna para gestionar el agua potable rural, que es una de las problemáticas más graves a nivel nacional. “Hemos hecho encuentros y mesas de trabajo para que se conozcan y sepan que no están solos, que pueden hacer cosas en conjunto y agruparse. Tras un proceso de diálogo se definió formalizar esto por medio de una cooperativa de servicios sanitarios rurales (CSSR), que es la ayuda principal que nos había encargado el municipio. Para eso, era necesario el diseño de pozos individuales por vivienda, para luego conseguir financiamiento”, indica Troncoso.
“Se logra una mayor cercanía con las comunidades rezagadas al escucharlas, promover su participación y levantar los proyectos que anhelan. Desde el valioso vínculo que establecen los profesionales Servicio País con las comunidades se impulsan sus propias soluciones a los problemas, contribuyendo a que las personas de esos territorios reconozcan sus recursos, los activen y se movilicen”, afirma la directora de Servicio País, Loreto Salinas.
El trabajo de José Manuel Troncoso ha consistido en ayudar a los dirigentes de la comuna para gestionar el agua potable rural, que es una de las problemáticas más graves a nivel nacional. “Hemos hecho encuentros y mesas de trabajo para que se conozcan y sepan que no están solos, que pueden hacer cosas en conjunto y agruparse”, cuenta.
“Esta experiencia me ha permitido vincularme con el mundo rural y establecer un lazo con los dirigentes de las comunidades. He conocido su realidad cotidiana. Esto es importante, porque en Chile existe el desafío de hacer más visible la realidad de las zonas rurales. Ahora podré incorporarlo a mi trabajo profesional posterior y luego apoyar en esos temas”, relata el joven.
Ángelo Gómez, director (s) de la Secretaría Comunal de Planificación (Secplan), de la Municipalidad de Santa Bárbara, ha sido la contraparte de José Manuel y de otros profesionales de Servicio País que han acudido a vivir en la comuna los años anteriores. Él cuenta que el aporte de ellos ha sido fundamental para su localidad: “El trabajo desarrollado en conjunto con todos ellos, y este año con José Manuel, ha tenido un impacto tremendo. Al establecer un contacto ordenado y frecuente con las comunidades, se ha podido conocer en detalle sus necesidades. Con esa información y con los conocimientos específicos de los profesionales, se ha normado la calidad del servicio
de agua potable”, comparte Ángelo. En el caso puntual de esta municipalidad, han recibido apoyo de profesionales de educación, arquitectos y geógrafos. Ángelo relata que cada año se benefician de este trabajo complementario. Desde la Fundación Superación de la Pobreza destacan que ese es precisamente el sentido del programa: se descentralizan las capacidades profesionales y se llega a lugares donde muchas veces el Estado no lo hace. Lugares donde existen capacidades y riquezas, pero que tienen dificultad para generar su propio desarrollo y, por ende, superar la pobreza.
De esta forma, confirma Loreto Salinas, se logra una mayor cercanía con las comunidades rezagadas al escucharlas, promover su participación y levantar los proyectos que anhelan. Desde el valioso vínculo que establecen los profesionales Servicio País con las comunidades se impulsan sus propias soluciones a los problemas, contribuyendo a que las personas de esos territorios reconozcan sus recursos, los activen y se movilicen.
“El trabajo desarrollado en conjunto con todos ellos, y este año con José Manuel, ha tenido un impacto tremendo. Al establecer un contacto ordenado y frecuente con las comunidades, se ha podido conocer en detalle sus necesidades. Con esa información y con los conocimientos específicos de los profesionales, se ha normado la calidad del servicio de agua potable”, comparte Ángelo Gómez, director (s) de la Secretaría Comunal de Planificación de Santa Bárbara.LABOR DE EQUIPO. FOTOGRAFÍA GENTILEZA JOSÉ MANUEL TRONCOSO
Premio Faena de las Artes 2022:
Una flor
gloriosa
La obra “Morning Glory”, de la artista Paula de Solminihac, persigue mostrar la urgencia de preocuparse por la fragilidad de nuestro ecosistema vegetal. La instalación de grandes dimensiones, y que adoptó la forma de una planta de madera, fue desplegada con gran éxito entre el 29 de noviembre y el 4 de diciembre pasados, en Miami.
Por DANIELA FARÍAS Fotografías ORIOL TARRIDAS CORTESÍA DE FAENA ARTiempre me ha interesado observar la transformación de los procesos naturales, por mis orígenes artísticos y, desde lo cotidiano, ver cómo la primavera cambia mi jardín o cómo hay pequeñas cosas que modifican otras, y puede que por esta razón (aunque una cosa no implica la otra) llegué a las flores, que es primera vez que traigo al mundo del arte”. Así resume Paula de Solminihac el proceso creativo que derivó en el nacimiento de la obra “Morning Glory”, con la cual la artista de la UC fue distinguida con el Premio Faena de las Artes 2022 (Faena Prize for the Arts), en Miami, Estados Unidos.
Este trabajo, que se inició con una acuarela dibujada por la académica, es una instalación topográfica sitespecific de gran escala, y fue exhibida en Faena Beach durante la semana del arte en esa ciudad, entre el 29 de noviembre y el 4 de diciembre pasados. Según las palabras de la artista, la obra persigue “mostrar la urgencia de preocuparse por la fragilidad de nuestro ecosistema vegetal”, y fue realizada en colaboración con el arquitecto Vicente Donoso.
Beach morning glory es una planta rastrera del género ipomoea que ha colonizado casi todas las playas tropicales gracias a sus semillas flotantes, viajeras y resistentes al agua de mar. La planta cumple importantes funciones cuando se asienta en tierra: actúa como una malla que impide el movimiento de las dunas y forma el humus que inicia otras formas de vida. Este modelo fue utilizado para crear un nuevo lugar para explorar y habitar la playa.
Compuesta por plataformas de madera que se asemejan a las flores y las hojas de la mencionada especie, la instalación topográfica adaptada al sitio invita a la interacción en la playa y a actividades como descansar, mirar, caminar y escuchar. Así, según explica Paula, se desplegaron interacciones programadas y espontáneas. Dentro de las programadas se contemplaron presentaciones musicales durante la noche con una iluminación especial, y que buscaban apelar a todos los sentidos. Además, hubo recorridos espontáneos por parte de los vecinos y visitantes del lugar. Entre ellos, un hombre en silla de ruedas que asistió todos los días y que emocionó a la artista. “Cuando le preguntamos cuál era su motivación para ir nos dijo que nunca había estado tan cerca del mar”.
PAULA DE SOLMINIHAC. La artista visual es profesora asociada de la Escuela de Arte de la UC y directora ejecutiva de Nube Lab, fundación dedicada al trabajo en arte y educación. Desde el año 2000 realiza una investigación en torno a la cerámica, sobre sus procesos de transformación material y simbólica, lo que ha repercutido en el reconocimiento de un tipo de práctica artística que se asocia al estudio sobre los procesos creativos en el arte y los conflictos entre naturaleza y cultura. Algunos hitos recientes de su carrera son su participación en la Bienal de Sydney 2022, la exposición “Humus” en el Museo de Artes Visuales (Santiago, 2019) y la exposición “Orillas”, en Galería Nueveochenta (Bogotá, 2018).
“Siempre me ha interesado observar la transformación de los procesos naturales, por mis orígenes artísticos y, desde lo cotidiano, ver cómo la primavera cambia mi jardín o cómo hay pequeñas cosas que modifican otras, y puede que por esta razón llegué a las flores, que es primera vez que traigo al mundo del arte”.
SENTIDOS.
NUEVOS
Con una iluminación especial, en la noche la obra interpela a sus visitantes desde otros ámbitos como la música o el baile, gatillando nuevas sensaciones.
Sobre Faena de las Artes
El Premio Faena a las Artes (Faena Prize for the Arts) fue fundado en 2012 y se otorga cada dos años. El galardón reconoce la experimentación artística, fomenta la exploración postdisciplinaria y temporal, y promueve la indagación de los múltiples vínculos entre arte, tecnología y diseño. Considerada una de las distinciones de arte más prestigiosas de las Américas, contempla la participación de diferentes artistas en todas las etapas de sus carreras para colaborar con la reflexión crítica del momento y su naturaleza cambiante. Este año, la curadora del evento fue Direlia Lazo y el jurado incluyó a Cecilia Alemani (curadora de la Bienal de Venecia 2022); el artista Alexandre Arrechea; Caroline Bourgeois (curadora en jefe de Pinault Collection); la hacedora cultural Ximena Caminos; Chus Martínez (director del Instituto de Arte en FHNW Academy of Art and Design, Basilea, Suiza); y José Roca (director artístico de la Bienal de Sydney 2022).
PATRICIA MAY:
“Vivimos un entendemos que no todavía” tiempo
Como antropóloga, interesada en las tradiciones de Oriente y Occidente, no se desanima ante el presente, aunque reconoce que en sociedades fragmentadas, y sin espacios para la reflexión, no es fácil que las personas se conecten con su interior, donde se hace visible lo que nos une más que lo que nos separa.
Por MIGUEL LABORDE Fotografías LUIS BARRIGAEl primer conversatorio “Naturaleza y Cosmos”, organizado en octubre pasado por Revista Universitaria –disponible en revistauniversitaria.uc.cl– nos dejó con interés en seguir conversando con la destacada antropóloga Patricia May, hace años una presencia relevante en las ciencias sociales en Chile.
Habita una parcela de Colina, donde fue pionera hace décadas y en la que formó familia junto al pintor Sergio Sagües y sus tres hijos. Por temas de agenda optamos por comunicarnos por Zoom, pero el amplio ventanal tras ella permite que la pantalla se tiña de verde.
Estudió antropología pero su inquietud la llevó en otras direcciones. Quería saber más del ser humano, de cómo evolucionó su conciencia y llegó a ser lo que es. Criada en un entorno profundamente católico, desde ahí se acercó a otras tradiciones espirituales –de la India, China, los sufís árabes, los mitos mesoamericanos–, lo que le permitió alcanzar una visión intercultural de nuestra especie. Y desde ahí empezamos a conversar.
—Los jóvenes orientales, con su tradición de búsqueda espiritual personal hacia el iluminarse, ahora demandan más política en las calles, toman posición ante los destinos de sus países. A la inversa, en Occidente pareciera que el avance es al revés, alejarse de la política para ir en busca de experiencias propias, hacia un sentido de la vida experimentado personalmente. ¿Crees que avanzamos hacia algún tipo de confluencia de las tradiciones o de diálogo entre ellas?
—Oriente y Occidente aportan diferentes caminos, allá desde una espiritualidad interior y Occidente más avanzado en la vida práctica, lo concreto. Se complementan como el hemisferio izquierdo y derecho del cerebro, pero quizás desde los años 60 llegan yoguis a California y parten muchos viajeros occidentales a Oriente, empiezan a cruzarse con un Occidente activo desde la política y la economía, lo que va cambiando la realidad en China y la India.
Patricia imparte talleres hace años a personas interesadas en su desarrollo personal, por lo que ha sido testigo del proceso desde aquí: “Yo trabajo con personas inquietas, que sienten carencias espirituales y buscan
silencios, prácticas y espacios para poder amar y amarnos.
intentado de todo como
conectarse con eso. Muchas han pasado por el taoísmo, el budismo y yo integro a Jesús, la mirada desde el camino místico e iniciático de los primeros cristianos, tradición que se perdió y que incluía prácticas como la meditación. Así es que esa orientación a la experiencia no es exclusiva de Oriente, está dentro de nuestra propia cultura y no es algo ajeno.
Aunque no faltan los buscadores de experiencias espirituales, reconoce que no es una tendencia masiva.
—El mundo secular intentó crear una ética apartada de la religión, como en la Revolución Francesa, una religión sin Dios, pero parece que no ha resultado. La crisis ética es muy visible…
—No es fácil formar valóricamente a personas que están en un mundo organizado por el yo, el ego, el pequeño grupo de “nosotros”, pero eso se está cayendo, el vivir lejos de la vida de los otros no resulta. Pero crear éticas, cosmovisiones, sin una experiencia, en medio del estrés y las carreras, sin espacio para los sentimientos, para el otro, para el altruismo, es difícil, más aún en una gran ciudad.
A su juicio, estamos padeciendo una enfermedad que proviene de un brutal desequilibrio entre los espacios para la producción y los espacios para la reflexión: “Puede parecer algo personal, que nos pasa a cada uno, pero es una enfermedad que va a lo relacional, a lo social y a lo político, al final es la sociedad la que transita hacia un sinsentido, con miles de whatsapps por hora, un estruendo que no deja conectarse con otros y que provoca inestabilidad y finalmente violencia”.
“Falta la educación sobre uno mismo, la experiencia de la vida interior, para poder avanzar hacia un mundo más amable, con
Hemos
cultura occidental, pero ha faltado eso, que es fundamental y que, como decía, está en el origen de lo cristiano”.
CHILE: UN LABORATORIO EXTREMO
Para la antropóloga, estamos mal en este mundo y con nosotros mismos. O, más bien, mal con nosotros y por lo tanto con el mundo: “Falta la educación del sí mismo, la experiencia de la vida interior, para poder avanzar hacia un mundo más amable, con silencios, prácticas y espacios para poder amar y amarnos. Hemos intentado de todo como cultura occidental, pero ha faltado eso, que es fundamental y que, como decía, está en el origen de lo cristiano”.
—Hace poco destinamos un dossier a la crisis de los partidos políticos y al auge de movimientos o causas que aportan lo suyo, pero no llegan a ofrecer grandes relatos, como los que en otros tiempos comprometían el interior de las personas en un proyecto que era colectivo: ¿Crees que podamos salir de este presente sin grandes relatos?
—Estamos transitando hacia un tiempo que no entendemos todavía. Hay redes que se conectan y autoorganizan, frente a políticos que son los más necesitados de paz porque viven de pasiones, egos, partidismos, sin conectarse con sus oscuridades personales. Todos necesitamos eso, pero ellos, por sus responsabilidades,
más todavía. El escenario está cambiando y ellos no; los millenials, como generación, ya tienen otros códigos, trabajos informales, temporales, que anticipan un futuro distinto, que no conocemos, otra sociedad con otra educación a través de liderazgos surgidos de las redes.
Disciplinada, metódica, no quiere especular: “Lo que veo por ahora es que asoma una espiritualidad que no es idealista, sino una que concierne con la vida cotidiana, con los roles, con la familia, con otra clase de proyectos de vida, incluso con empresas con otros valores como las empresas B”.
“Lo que veo por ahora es que asoma una espiritualidad que no es idealista, sino una que concierne con la vida cotidiana, con los roles, con la familia, con otra clase de proyectos de vida, incluso con empresas con otros valores como las empresas B”.NATURALEZA Y COSMOS. Durante octubre pasado la antropóloga participó en el conversatorio organizado por Revista Universitaria, donde se refirió a la pérdida de vínculos que sufren las nuevas generaciones.
—A propósito de las redes sociales, estas polarizan, enfrentan, radicalizan y dejan fluir lo irracional y lo emocional sin contenciones. ¿Cómo ves ese fenómeno que no favorece los espacios que mencionas de silencio y reflexión?
—Las redes tienen un lado maravilloso para conectarse como lo estamos haciendo ahora, para liberarnos y dejarnos más tiempo en teoría, pero eso no sucede; tienen un lado más oscuro. Predominan ahí el morbo, las emociones básicas y eso mismo explotan los medios, porque lo morboso vende más y por lo mismo consigue más publicidad, más dinero. Hay mucha gente que está viviendo y vibrando en esa sintonía, y la política y la economía son reflejo de eso, siempre muestran nuestro nivel de conciencia, por eso hay que buscar otras fuentes de poder interior, desde el trabajo personal y comunitario, para
aprender a nutrirse de otras cosas y alejarse de las que provocan ansiedad, insatisfacción, soberbia… Así somos y eso se está reflejando en las redes sociales y en los medios.
—Tú haces docencia y talleres en ambientes y con personas muy distintas, incluso en cárceles: ¿Cómo ves a los chilenos en ese escenario, entre lo que circula y los que buscan algo distinto?
—He visto muchos cambios, empecé a los 23 o 24 años, cuando el conectarse con uno mismo, con lo trascendente desde la vida personal, era muy ocasional. Ahora es mucho más común y, lo que llama la atención, es que antes era un tema más de mujeres y ahora es transversal; aunque siempre se trata de minorías frente a lo que sucede a nivel masivo.
—La familia fue por siglos el lugar donde formar la relación de uno con otros, donde desarrollarse y ser contenido, donde uno se vinculaba a otros en todo sentido, desde los ancestros y hasta las futuras generaciones. ¿Qué piensas de su ausencia actual?
—En las culturas ancestrales se le daba mucha importancia al linaje, al que se debía honrar, la cadena de la que somos parte, y eso también ha cambiado mucho
“No todos están preparados para ser libres, para mirarse. La gran mayoría de las personas teme mirar hacia adentro por miedo o por ignorancia, y es cierto, está la fascinación por lo que hay de luminoso, pero adentro también hay oscuridad”.PROGRESO PERSONAL. “Muchas personas han pasado por el taoísmo, el budismo y yo integro a Jesús, la mirada desde el camino místico e iniciático de los primeros cristianos”, explica.
en Chile. ¡Es que somos un laboratorio extremo en todo! En pocas décadas hemos transitado por varios experimentos sociales, pasamos también por una focalización económica, con sus logros, pero eso no estuvo acompañado de una educación ética o ciudadana, dejando el espacio libre para el narcotráfico que es fruto de una cultura orientada a la producción, al éxito, al tener cosas, lo que genera frustraciones por lo que no se tiene, que incita a la delincuencia para lograr tener algo o tener más. La familia no ha tenido reemplazo en eso.
LA ERA DE ACUARIO
—Tú hablas de una época de cambios, de nuevos paradigmas, pero de eso se habla hace décadas. ¿Crees que se demoró más de lo que se imaginaba o que se desvió?
—(Sonríe) Yo vivo en la era de Acuario, así es mi vida, mis vínculos. Uno vive en el tiempo que quiere, el problema, el gran problema, es la idealización, no reconocer que en este mundo todo tiene claros y oscuros y que de uno depende dónde se sitúe. Hay muchas iniciativas y muchas personas trabajando y viviendo con una creatividad que ya asoma en todas las áreas, medicina, empresas, educación…
Pasea su mirada alrededor, como si hubiera estado esperando este momento: “Es como cuando cae un astro y se extinguen formas de vida, como sucedió al final del tiempo de los grandes reptiles y sobrevivieron los más pequeños y adaptables, como uno del tamaño de un ratón y que está en el origen de los mamíferos actuales. Lo nuevo ya existe, aunque por el caos de las transformaciones cueste verlo”.
Se reconoce discípula de Jesús y eso lo comparte, pero critica a las iglesias por su forma de transmitir la experiencia espiritual. Le preguntamos si también ve brotes de un mundo nuevo en ese ámbito:
—Hay grupos ortodoxos y dogmáticos, pero también búsquedas abiertas y dialogantes capaces de relacionarse con otras tradiciones, sin miedo, abriéndose ecuménicamente sin pedir permiso para dialogar con otras culturas.
Hace una pausa y toma aire antes de terminar.
—No todos están preparados para ser libres, para mirarse. La gran mayoría de las personas teme mirar hacia adentro por miedo o por ignorancia, y es cierto, está la fascinación por lo que hay de luminoso, pero adentro también hay oscuridad. Por eso es tan importante no idealizar, partir por aceptar que tenemos oscuridades, que lo que está afuera, de angustia y violencia, también lo tenemos adentro. Hay que evitar juzgar, como si uno no tuviera oscuridades. El que juzga, el que se pone en esa posición, es que no se conoce a sí mismo todavía.
Lo ve como indispensable para avanzar hacia una sociedad donde no impere la desconfianza: “Han surgido muchos movimientos, está bien, pero dejando una sociedad fragmentada que no logra todavía una síntesis, no hay aspectos que avancen hacia un camino común, no es fácil abandonar el apasionamiento y conectarse con la ecuanimidad interior para vernos más allá de las diferencias”.
DESTACADA TRAYECTORIA.
Patricia tiene una amplia bibliografía, y su primer libro es Todos los reinos palpitan en ti (2001). El mismo año, el gobierno de Ricardo Lagos la distinguió por su aporte desde las ciencias sociales al desarrollo social en nuestro país. En la imagen, sus obras más recientes.
“No es fácil formar valóricamente a personas que están en un mundo organizado por el ‘yo’, el ego, el pequeño grupo de ‘nosotros’, pero eso se está cayendo, el vivir lejos de la vida de los otros no resulta. Pero crear éticas, cosmovisiones, sin una experiencia, en medio del estrés y las carreras, sin espacio para los sentimientos, para el otro, para el altruismo, es difícil, más aún en una gran ciudad”.
PARADOJA:
enrejados pero hiperconectados con el planeta
En Santiago es poco habitual conocer al vecino. No participamos de la vida de barrio, pero estamos al tanto de lo que ocurre en otros continentes y opinamos con propiedad de lo que nos ofrece esa conexión permanente con el más lejano país. Es una soledad que duele y que debemos erradicar para recuperar una sociedad hoy enferma de terror y desconfianza .
Por HANS MUHRNo hay condominio que no tenga rejas, cámaras y vigilantes. No hay propiedad que no incluya protecciones cada vez más altas y amenazantes, algunas electrificadas, otras premunidas de alarmas y otros medios disuasivos (...). Solo falta la vigilancia armada para asimilarnos a la más segura de las cárceles del planeta, pero no son los delincuentes los reclusos, sino nosotros mismos.
Esa ciudad en la que vivimos gran parte de los chilenos no se presenta fácil a quienes la quieren conocer. Descifrarla es difícil para quien la recorre y más aún para quien cree conocerla, pero solo habita una parte de su intrincada geometría. La toponimia tampoco ayuda a su comprensión, pues hay barrios enteros dedicados a poetas y otros a militares, flores o políticos, pero ninguno deja huella en la memoria de sus habitantes. Es una ciudad segregada e inequitativa. Hay barrios que pertenecen al primer mundo y barriadas que competirían con los países más pobres del orbe. Es complejo deducir su historia, y más aún entender el carácter cada vez más agresivo de sus habitantes.
“Es una ciudad sin poesía”, dirían algunos; “sucia e ignorante”, dirán otros. Para los más, vivir aquí será una necesidad y para otros solo el jardín de sus negocios. Pista de carreras para deportistas improvisados y calvario para caminantes obligados. Una ciudad de
contrastes, diría quien compare los barrios que han nacido al oriente de la capital, con la reciente toma de Nuevo Amanecer. Son muchas ciudades en una, concordarán especialistas y académicos, y no estarán tan lejos de la realidad.
Pero en ese aparente caos, ¿existe algún signo en común en nuestra población actual?, ¿en nuestra forma de habitar? Aparte de compartir el idioma y la geografía, ¿hay algo que hermane a un habitante de un barrio periférico con otro que viva en las antípodas?
Quizás el que desconfiamos de todo y de todos o todas. No se salvan de este juicio las instituciones, ni las personas, menos las autoridades. "Todo es culpa de la droga", sentenciarán los más, o de la delincuencia, o de ambos. Es el resultado de la desilusión que nos ha sorprendido a todos en descampado, con el actuar de instituciones públicas y privadas. Es la inequidad; la pobreza; el abuso. No faltarán epítetos para justificar nuestra situación. Desde las Iglesias a los bomberos, han sufrido la represalia de este sentimiento ante una multitud ávida de venganza por esa decepción vivida ante promesas incumplidas por múltiples razones que ya nadie entiende. La ira se adueñó de nosotros y mostró nuestra peor cara. Una que no conocíamos ni presentíamos, responden los políticos de todos lados. El análisis es liviano para un problema mayúsculo y no ayuda a la solución.
Lo único claro es que, como consecuencia de todo ello, tras desarrollar una muestra al azar de nuestros barrios a través de Google Earth, e intentando comprender cómo vivimos los santiaguinos, esta revela que estamos aterrados. Lo peor de todo es que la primera vez que realicé este ejercicio fue en 2014, pero hoy, casi nueve años después, la situación no ha variado o incluso ha empeorado.
Eso que parece una sentencia sin fundamento es fácil de comprobar recorriendo nuestra capital de barrio en barrio y de casa en casa. La ciudad es el reflejo de lo que somos, de lo que soñamos y de lo que sufrimos, y
es triste constatar cómo cada casa se cierra a esa vida cívica que algún día nos enorgulleció, y con razón. No hay condominio que no tenga rejas, cámaras y vigilantes. No hay propiedad que no incluya protecciones cada vez más altas y amenazantes, algunas electrificadas, otras premunidas de alarmas y otros medios disuasivos. El comercio sigue la huella y en los barrios más pobres se ejerce por ventanillas carcelarias, con rejas cada vez más resistentes. Solo falta la vigilancia armada para asimilarnos a la más segura de las cárceles del planeta, pero no son los delincuentes los reclusos, sino nosotros mismos, sin distingo de edad o género.
Pero no es lo único que nos une. Junto a esa enfermiza desconfianza, o más bien temor del más cercano, prácticamente todos tenemos acceso a las más sofisticadas tecnologías que nos permiten conocer en tiempo real lo que sucede en el mundo. La más mínima tormenta en el Caribe llena nuestras conversaciones familiares. Tomamos palco ante los horrores de la guerra y celebramos cada acrobacia de nuestros futbolistas en el extranjero. Y eso no es privilegio de barrios pudientes. Hay diferencias, claro. Para los barrios periféricos o en las tomas más recientes, hay antenas satelitales. Para los barrios consolidados, en tanto, está la fibra óptica, pero el contenido es el mismo y no escapamos a esta lógica ninguno de nosotros. Es increíblemente triste constatar esta paradoja. No conocemos a nuestro vecino. No somos ya los usuarios de parques y avenidas. No participamos de la vida de barrio, pero vivimos hiperconectados con el planeta entero y opinamos con propiedad sobre lo que nos ofrece esa conexión permanente con el más lejano país o comunidad. Es una soledad que duele, sin duda alguna, y que debemos erradicar de cuajo para recuperar una sociedad hoy enferma de terror y desconfianza, pero mientras sigamos enrejados, ocultos a la vista del vecino, y exageradamente conectados a realidades que nos son ajenas, es difícil augurar un resultado.
Junto a esa enfermiza desconfianza, o más bien temor del más cercano, prácticamente todos tenemos acceso a las más sofisticadas tecnologías que nos permiten conocer en tiempo real lo que sucede en el mundo (…) Y eso no es privilegio de barrios pudientes. Hay diferencias, claro. Para los barrios periféricos, o en las tomas más recientes, hay antenas satelitales. Para los barrios consolidados, en tanto, está la fibra óptica.
PARQUE NACIONAL QUEULAT.
Ubicado en la provincia y comuna de Aysén, 180 km al sur de Chaitén, las fuertes pendientes de la cordillera de los Andes llegan hasta las costas, en donde la exuberante selva fría conmueve por su densa vegetación y preciosas montañas del cordón andino.
Chile: diverso territorio
El académico de la UC e investigador del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES, por sus siglas en inglés) y del Instituto de Ecología y Biodiversidad, Patricio Pliscoff, es el único chileno que participó en un revolucionario trabajo internacional e interdisciplinario, publicado en la revista Nature, que elaboró una nueva tipología de ecosistemas a nivel global. La investigación estableció que el país posee el 80% de los ecosistemas del planeta.
Por MÓNICA PAZ Y DIEGO POZODESIERTO DE ATACAMA.
Bajo el salar de Atacama hay un lago oculto por una gruesa y rugosa costra de sal tiznada que contiene las mayores reservas de litio del mundo. Esta costra deja espacio a pequeñas lagunas que son el hábitat favorito de aves acuáticas, en particular, flamencos, taguas y guallatas.
PARA LEER MÁS
• Keith, D.A., Ferrer-Paris, J.R., Nicholson, E. et al. (2022). “A functionbased typology for Earth’s ecosystems”.
Nature 610, 513–518.
Los seres humanos siempre han clasificado lo que les rodea; los seres vivos en la naturaleza, los objetos astronómicos en el cielo o los libros en las bibliotecas. Pero en el caso de los ecosistemas existentes en el planeta, se habían hecho intentos que los ordenaban según algunas características como la biota que los compone, el lugar geográfico donde se encuentran o, más recientemente, las funciones y servicios que prestan a los humanos.
Es por esto que más de 40 científicos y especialistas provenientes de todo el mundo colaboraron en la colosal tarea de crear un nuevo modelo de clasificación de ecosistemas, el cual distribuye los diversos sistemas ecológicos presentes en la Tierra integrando todos estos elementos.
Esta nueva “Tipología de Ecosistemas Global”, publicada durante octubre pasado en la revista Nature, fue desarrollada bajo el encargo y alero de la Unión Inter-
nacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés) y busca, junto a otros objetivos, “apoyar la transferencia de conocimiento para la gestión y restauración ecosistémica-específica, así como las evaluaciones de riesgo de ecosistemas estandarizadas globalmente”, afirman sus autores.
Entre los investigadores que participaron en esta labor se encuentra Patricio Pliscoff, académico de la Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política de la Universidad Católica e investigador del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES, por su sigla en inglés) y del Instituto de Ecología y Biodiversidad, único chileno participante. La investigación se plasmó además en el artículo “A function-based typology for Earth’s ecosystems”.
Pliscoff cuenta que su colaboración surgió porque es miembro del equipo de Lista roja de la comisión de manejo de ecosistemas de la IUCN. Dentro de esta comisión, se creó un grupo específico para desarrollar la clasificación global, labor que partió el año 2017 con una reunión en Londres, en la que se comenzó a definir conceptualmente esta categorización. Posteriormente
“En términos de estado de conservación, los bosques subtropicales donde se encuentra el bosque esclerófilo y el bosque maulino costero de Chile central son los más amenazados por la pérdida de la vegetación natural producto del cambio de uso de suelo por actividades productivas”, explicó Patricio Pliscoff.FOTOGRAFÍA PIXABAY
tuvieron otras reuniones presenciales y virtuales donde se desarrolló el paper.
Respecto de sus aportes en esta tarea multinacional, el académico comenta que “estuvieron asociados a la definición conceptual de la clasificación y posteriormente con la homologación de la propuesta de clasificación global con la categorización de ecosistemas terrestres de Chile. Este fue uno de los requisitos que pidieron los revisores de Nature para ver cómo se aplicaba la clasificación global en países que ya tuviesen una propia desarrollada”.
LOS CRITERIOS PARA ORDENAR ECOSISTEMAS
Para apoyar tanto en los planes y políticas de manejo sustentable de estos ecosistemas, es decir, su dimensión funcional, como en las estrategias de conservación de su biodiversidad, su dimensión biológica, las y los investigadores evaluaron más de 23 clasificaciones de ecosistemas según seis criterios: funciones ecosistémicas y procesos ecológicos; biota característica; consistencia conceptual en toda la biósfera; estructura escalable; unidades explícitas a nivel espacial; y detallismo descriptivo y complejidad mínima. No se encontró ninguna tipología que cumpliera estos seis criterios entre las 23 que se evaluaron. Por eso, se abocaron a construir una nueva clasificación sólida, escalable y espacialmente explícita, que pudiera proporcionar una infraestructura que respalde las nuevas investigaciones en ecosistemas. Un vocabulario común y estandarizado para los especialistas en ecología y que fortalezca los esfuerzos en conservación, restauración y evaluación de riesgos para salvaguardar la biodiversidad global.
Patricio Pliscoff señala que la importancia de esta nueva tipología es que “es la primera vez que se desarrolla una propuesta unificada que incluya a todas las zonas del planeta. Existían clasificaciones por separado del medio terrestre o marino, pero nunca se había hecho una con una misma metodología. Esto va a permitir evaluar el estado de conservación y el nivel de riesgo de los ecosistemas en forma global y establecerá prioridades de protección a escala mundial”.
Esta nueva categorización acepta la naturaleza dinámica de los ecosistemas y su dependencia de los procesos ecológicos. Es así que el modelo propone cinco grupos de drivers o impulsores ecológicos, que dan forma a los ecosistemas al actuar como filtros de ensamblaje y presiones evolutivas. Estos son los impulsores de recursos (agua, oxígeno, nutrientes, entre otros), ambientales (temperatura, pH, salinidad, entre otros), regímenes de perturbación (incendios, tormen-
BOSQUE ESCLERÓFILO. Es propio de los territorios de clima mediterráneo de Chile central. El tipo forestal definido como esclerófilo se distribuye desde la cuenca del río Limarí hasta la cuenca del río Malleco por la cordillera de la Costa.
“Es la primera vez que se desarrolla una propuesta unificada, que incluya a todas las zonas del planeta. Existían clasificaciones por separado del medio terrestre o marino, pero nunca se había hecho una con una misma metodología. Esto va a permitir evaluar el estado de conservación y el nivel de riesgo de los ecosistemas en forma global y establecerá prioridades de protección a escala mundial”.
tas, inundaciones, otros), interacciones bióticas (competencia, depredación, patogenicidad, mutualismo y facilitación) y las actividades humanas, que son una clase especial de interacción biótica que influye en los ecosistemas a través de la apropiación de recursos, la reestructuración física, el movimiento de la biota y el cambio climático.
La nueva tipología clasifica a los ecosistemas en 10 reinos, 25 biomas y 110 grupos funcionales.
RECORRIENDO LOS ECOSISTEMAS DE LA TIERRA
La tipología presenta una clasificación distribuida en tres niveles jerárquicos principales: en el primero se consignan cuatro reinos centrales: terrestre, aguas dulces, marino y subterráneo, más seis reinos de transición entre estos: marino-terrestre, subterráneo-aguas dulces, aguas dulces-marino, marino-aguas dulces-terrestre, subterráneo-marino y terrestre-aguas dulces.
En el segundo nivel hay 25 biomas funcionales, definidos por tener uno o más procesos de ensamblaje que soportan funciones clave del ecosistema y procesos ecológicos. El nivel 3 define 110 grupos funcionales de ecosistemas, (EFG por sus siglas en inglés), que son unidades clave para realizar generalizaciones y predicciones sobre funciones, biota, riesgos y gestión de soluciones.
A modo de ejemplo, el bosque templado lluvioso valdiviano corresponde al reino Terrestre, o “T”, bioma T2, o de bosques y tierras arboladas templado-boreales, y grupo funcional de ecosistema, EFG 3, selva tropical templada fría oceánica, por lo que su clasificación sería T2.3. El desierto de Atacama está en la nomenclatura
T5.2, es decir, reino terrestre, bioma 5, de desierto y semidesierto, y EFG 2, es decir, desiertos y semidesiertos suculentos o espinosos.
En el caso de nuestro territorio, Patricio Pliscoff comenta que “para el ámbito terrestre, se reconocen 6 biomas y dentro de estos, 14 grupos funcionales de ecosistemas. Entre ellos se encuentran los bosques templados y subtropicales, las estepas, los desiertos y ecosistemas polar y alpinos. Falta aún hacer el cruce con los ecosistemas transicionales, donde se encuentran, por ejemplo, los humedales costeros y clasificar los ecosistemas marinos y dulceacuícolas. En términos de estado de conservación, los bosques subtropicales donde se encuentra el bosque esclerófilo y el bosque maulino costero de Chile central son los más amenazados por la pérdida de la vegetación natural producto del cambio de uso de suelo por actividades productivas”, explicó.
Este gran esfuerzo de ecólogos de todo el mundo es el primer paso en la construcción de un sistema completo, general y estandarizado que, además, incorpora los biomas creados por el ser humano, con el propósito de dar respuesta a la necesidad de mantener los servicios ecosistémicos que benefician a la humanidad y conservar la biodiversidad.
RESERVA NACIONAL LOS RUILES. Está ubicada en la comuna de Chanco, en la Provincia de Cauquenes, Región del Maule de Chile. Esta reserva nacional contiene árboles y arbustos nativos únicos en la región, con el objetivo principal de proteger al ruil, una especie arbórea endémica en peligro crítico de extinción.
Se abocaron a construir una nueva clasificación, sólida, escalable y espacialmente explícita, que pudiera proporcionar una infraestructura que respalde las nuevas investigaciones en ecosistemas, un vocabulario común y estandarizado para los especialistas en ecología y que fortalezca los esfuerzos en conservación, restauración y evaluación de riesgos para salvaguardar la biodiversidad global.
La humanida
en el centro del patrimonio
Ya no es únicamente una cosa física o un elemento cultural intangible. Tras la caída de los grandes relatos el concepto ha evolucionado y se funde con el ser humano. Como afirma uno de los autores: “El patrimonio ha pasado a ser una corriente continua de demandas encarnadas, por lo que emerge como resignificaciones que toman cuerpo y cuya presencia está orientada a posicionar las identidades en la vida cotidiana”. Mario Santana, Ana Filipa Vrdoljak, Rodrigo Riveros, Catalina Soto, Joseph Gómez, Umberto Bonomo, Emilio de la Cerda y otros expertos revisan los alcances de esta realidad y las formas de resguardar y cuidar estos valores culturales.
Un tesoro vulnerable
MARIO SANTANA QUINTERO. Es profesor de la Universidad de Carleton (Ottawa, Canadá) y miembro del Carleton Immersivee Media Studio. Actualmente, es secretario general del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) y es miembro del Colegio de Becarios de la Asociación de Tecnología de Preservación (APT). También es expresidente del Comité Científico de Documentación del Patrimonio (CIPA) de ICOMOS. Colabora extensamente en proyectos internacionales en el campo de la documentación del patrimonio para el Instituto de Conservación Getty, UNESCO, Centro Regional Árabe para el Patrimonio Mundial, Departamento de Cultura y Turismo de Bahrein en Abu Dhabi, ICCROM, World Monuments Fund, PNUD, Welfare Association, entre otros organismos.
PALMIRA, SIRIA. Este sitio arqueológico fue dañado por ISIS en 2015. La imagen es de junio de 2022. FOTOGRAFÍA REUTERSEl mundo de la conservación mundial atraviesa por grandes retos de carácter ambiental, social y económico. Por ejemplo, la tarea de adaptar el patrimonio al cambio climático no se ha desarrollado del todo y grandes sitios se han visto afectados por modificaciones en el parámetro en precipitaciones o el efecto de la erosión. Otras amenazas surgen en territorios en guerra o en sitios con graves conflictos sociales. Todo lo anterior debe ser supeditado a la relevancia de proteger nuestro legado para las nuevas generaciones.
Por MARIO SANTANA QUINTEROMOHENJO-DARO.
onservar el pasado es un instinto humano natural. Atribuir significado a algunos territorios o cosas y querer salvarlos para transmitir ciertas ideas es una parte inherente de la condición humana. Los lugares significativos son nuestros hogares y comunidades: nos recuerdan acontecimientos, personas y familias importantes y nos unen a todos con las generaciones pasadas, presentes y futuras. Estos son ejemplos tangibles de educación, memoria e historia.
En las últimas cinco décadas, la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural ha demostrado ser el instrumento internacional más eficaz que integra los conceptos de conservación de la naturaleza y los bienes culturales en un único documento (UNESCO, 1972). Este organismo ha desplegado millones de dólares y un importante número de recursos humanos para la protección, colaboración, investigación y valorización del patrimonio cultural.
La campaña de los años setenta para salvar los templos de Abu Simbel en Egipto (Martini, K.; 1964); la conservación de los templos de Borobudur, en Indonesia (Soekmono, R. y Vooute, C. 1983); el rescate del valle de Bamiyán, en Afganistán (Han, J.; Bawary, R.B.
Ubicada en Pakistán y con un sistema hidráulico que compite con los estándares modernos, esta fue una de las ciudades más grandes de la Edad del Bronce.
y Bruno, A.; 2018) y, recientemente, la rehabilitación de Mosul, en Irak (UNESCO, 2022), han sido grandes proyectos que la UNESCO ha impulsado en estos más de cincuenta años de existencia.
En el frente de la sociedad civil, la fundación del Comité Internacional de Monumento y Sitios (ICOMOS, por su sigla en inglés) tras su creación en Varsovia (1965), la redacción de la carta de Venecia (1964), la producción de los principios de Nara sobre autenticidad (1994) y su apoyo a la UNESCO como organización consultiva de la convención de Patrimonio Mundial han permitido a miles de generaciones de profesionales de la conservación contribuir, a través del mundo, a esta importante tarea de proteger nuestro legado del pasado para el presente y el futuro.
Los lugares significativos son nuestros hogares y comunidades: nos recuerdan acontecimientos, personas y familias importantes y nos unen a todos con las generaciones pasadas, presentes y futuras. Estos son ejemplos tangibles de educación, memoria e historia.
Sin embargo, el mundo de la conservación mundial atraviesa por grandes retos de carácter ambiental, social y económico. Por ejemplo, la tarea de adaptar el patrimonio al cambio climático no se ha desarrollado del todo y grandes sitios se han visto afectados por modificaciones en el parámetro en precipitaciones o el efecto de la erosión.
Recientemente, el sitio de Mohenjo-Daro en Pakistán estuvo bajo una precipitación de 1.400 mm de lluvia, que según expertos nunca había sucedido desde su descubrimiento, en 1922 (Hussain, A.; 2022), la que dañó sustancialmente su integridad física. Estas ruinas, ubicadas en la enorme ciudad que lleva el mismo nombre, fue construida enteramente con ladrillos sin cocer en el tercer milenio antes de Cristo, y se encuentran en el valle del Indo. Fue inscrita en la lista de patrimonio mundial por criterios II y III , por su gran importancia como primer indicio de planeamiento urbano a gran escala (UNESCO, 1980).
EL PATRIMONIO EN EL CAMPO DE BATALLA
Otro reto en la conservación es el incremento de conflictos militares en Ucrania, Yemen o Siria, donde muchos sitios patrimoniales se han visto dañados parcialmente. Por ejemplo, la situación del centro urbano de Alepo ha sido una catástrofe para toda la humanidad, y muchas organizaciones mundiales han invertido millones de dólares para conservar y mantener esta importante ciudad.
Lo más fácil es reclamar que la culpa está en factores externos y no asumir una responsabilidad compartida y que nuestros actos afectarán la posibilidad de que las generaciones futuras puedan disfrutar de este legado.RUINAS DEL ZOCO AL-MADINA. Clasificado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en 1986. Al igual que el resto de la ciudad milenaria de Alepo, el zoco está parcialmente destruido por este conflicto bélico. FOTOGRAFÍA LEVISON WOOD FOTOGRAFÍA REUTERS
Sin embargo, el campo de la conservación se ha enfrentado a retos aún mayores, con ningún precedente, y que llaman a ideas más innovadoras. Por ejemplo, la pandemia del Covid-19 y su alarmante impacto en la economía de las comunidades y actores del patrimonio mundial ha evidenciado la fragilidad del turismo en la sostenibilidad de estos sitios y la dependencia a sus ingresos. Por otro lado, las explosiones sociales de carácter político, donde áreas del centro histórico de Santiago de Chile y Valparaíso fueron dañadas con grafitis durante las protestas. Solo en Valparaíso, en el año 2020, más de 329 monumentos fueron afectados (Montes, R.; 2020) debido a protestas contra la política económica del gobierno. Recientemente, se ha produ-
cido el perjuicio a grandes obras artísticas por parte de ambientalistas, quienes de forma intencional lanzaron puré de papas a una pintura de Monet (Pérez, R.; 2022). Luego, han sucedido otros eventos similares.
ASUMIR UNA RESPONSABILIDAD HISTÓRICA
Las razones para dañar la integridad física del patrimonio mundial pueden provenir de estructuras de poder (religión, economía, política, etc.) y otras de los ciudadanos (protestas, causas sociales, etc.). Sin embargo, todas obedecen a una falta de responsabilidad colectiva, en la cual los actores políticos, sociales, religiosos y otros evaden asumir un daño que es irreparable a recursos que no son renovables. Su pérdida potencial no solo impacta su legado histórico, sino que también evita que nuestros niños y otras generaciones futuras de la humanidad puedan disfrutar de ellos.
En Canadá, por ejemplo, el progreso en las políticas de inclusión de las comunidades indígenas ha tenido un gran impacto en el patrimonio. Actualmente, hablamos de descolonizar edificios construidos durante la colonización del territorio, en los que se ha abierto un diálogo con profesionales patrimoniales indígenas para manifestar su opinión, aunque muchas veces no ha sido del todo efectivo. Sin embargo, este gesto es un paso a una sociedad donde reconocemos los errores del pasado, sin tener que dañar o destruir nuestro ambiente construido o elementos patrimoniales, dispuestos a oír a aquellas comunidades que fueron silenciadas por tanto tiempo.
En 2022, la Universidad de Ryerson, en Toronto, decidió llamarse Universidad Metropolitana de Toronto debido al “rechazo al papel histórico de Egerton Ryerson, personaje que dio nombre a la institución, y quien
Las razones para dañar la integridad física del patrimonio mundial pueden provenir de estructuras de poder (...) y otras de los ciudadanos (...). Sin embargo, todas obedecen a una falta de responsabilidad colectiva, en la cual los actores políticos, sociales, religiosos y otros evaden asumir un daño que es irreparable a recursos que no son renovables.EL PASADO EN JORDANIA.
tuvo vínculo con las escuelas residenciales para niños indígenas en Canadá” (Mitsui, E.; 2022). Estas escuelas han sido condenadas por la sociedad mundial tras conocerse que eran sitios en los que los niños eran apartados de su familia y de su cultura, además de ser abusados física y sexualmente.
Por otro lado, la creación de un centro para conservar la memoria del patrimonio cultural de la minoría Rohingya es un gran avance de la comunidad internacional como parte de los esfuerzos humanitarios. Dicha comunidad, que fue desplazada en Myanmar, es apoyada por la organización internacional para la migración, o como se conoce por sus siglas IOM (Crawford J. y James H.; 2021), un actor totalmente distinto a las organizaciones culturales tradicionales que han reconocido el valor esencial del patrimonio.
Cualquiera que sea la razón por la cual un autor político o social decide atacar la integridad del patrimonio ante riesgos ambientales, por conflictos armados o protestas, es un tema que requiere un diálogo incluyente y participativo. Lo más fácil es reclamar que la culpa está en factores externos y no asumir una responsabilidad compartida y que nuestros actos afectarán la posibilidad de que generaciones futuras puedan disfrutar de este legado. Tomar libremente la decisión de destruir o dañar de forma irreparable parte del patrimonio es tener una gran carencia de criterio y sentido humanitario.
PARA LEER MÁS
• Crawford, J. y James, H. (2021). “Cultural memory centre seeks to preserve Rohingya heritage”. Swissinfo. Recuperado del sitio de Swiss Broadcasting Corporation (SBC).
• Han, J.; Bawary, M.R.; y Bruno,A. (2018). “Los Budas de Bamiyán: cuestiones de reconstrucción”. Revista del Patrimonio Mundial, 86, p. 40-45.
• Hussain, A. (2022). “Record rains in Pakistan damage MohenjoDaro archaeological site”. Recuperado del sitio Al Jazeera.
• Heinz Martini, K. (1964). “El Rescate de Abu Simbel”. El Correo de la UNESCO: una ventana abierta sobre el mundo, XVII, 12, p. 10-15.
• Mitsui, E. (10 de noviembre, 2022). “La Universidad Ryerson cambia su nombre por Universidad Metropolitana de Toronto”. Recuperado del sitio Radio Canada Internacional (RCI).
• Montes, R. (23 de enero, 2020). “Las protestas de Chile cuestionan la historia oficial de las esculturas”. Diario El País, España.
• Pérez, R. (10 de noviembre 2022). “Activistas por el clima versus obras de arte: esta vez lanzaron puré de papas contra un ‘Monet’”. Recuperado del sitio de France 24 TV.
• Seth, N. (2018). “Five years of conflict: the state of cultural heritage in the Ancient City of Aleppo; A comprehensive multi-temporal satellite imagery-based damage analysis for the Ancient City of Aleppo”. UNESCO and United Nations Institute for Training and Research, París, Francia.
• Soekmono, R. y Vooute, C. (1983). “Cómo se salvó Borobudur”. El Correo de la UNESCO: una ventana abierta sobre el mundo, p. 16-23.
• UNESCO (1980). “Archaeological Ruins at Mohenjo-Daro”. Recuperado del sitio World Heritage Convention de la UNESCO.
• UNESCO (1972). “Convención sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y natural”. Recuperado del sitio World Heritage Convention de la UNESCO.
• UNESCO (2022). Revive the spirit of Mosul. UNESCO.
EN MEMORIA. En la imagen, algunas vistas del Centro de la Memoria Cultural Rohingya, en Bangladesh, que pretende sensibilizar a las futuras generaciones sobre la violencia que sufrió este grupo étnico por parte de las autoridades birmanas.
REPATRIACIÓN.
En la foto, parte de la ceremonia para la repatriación de artefactos devueltos a Libia, en 2022, por el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Aquí se incluye la pieza de mármol “La cabeza velada de una dama” y otras figuras saqueadas en el Palacio Real de Trípoli.
Ana Filipa Vrdoljak:
“Si hablamos de patrimonio, no se trata de propiedad, sino de custodia”
De visita en Chile para realizar una clase magistral en el ciclo bianual de conferencias internacionales que realiza la Association of Critical Heritage Studies (ACHS), la abogada australiana de la UNESCO se refiere a los desafíos y oportunidades que implica la repatriación de objetos patrimoniales, confrontando visiones diferentes sobre la propiedad de lo que fue robado en sus lugares de origen, en un contexto que lo permitía, valoraba e incluso premiaba.
Por SOFÍA BEUCHAT Fotografías REUTERSPIEZAS DE TODO
EL PLANETA.
El Museo Británico de Londres, Reino Unido, atrae a casi siete millones de visitantes al año. Fue inaugurado en 1753 y tiene aproximadamente ocho millones de objetos en exhibición y depósito, de diversas partes del mundo.
Era 1995 cuando la abogada Ana Filipa Vrdoljak –australiana, de padres croatas– fue, en el contexto de su investigación doctoral, a visitar la exposición “África, el arte de un continente”, que entonces se exhibía en la Royal Academy of Arts, en Londres. La muestra, según la institución, buscaba relevar las artes nacidas en un continente que estaba emergiendo luego de años de humillación. Pero salió de ahí con un sabor amargo. Había pocos datos sobre los objetos exhibidos, más allá de que en su mayoría pertenecían a coleccionistas privados europeos o estadounidenses. Y la puesta en escena, a su modo de ver, no cuestionaba el pasado colonialista y su impacto actual en las culturas locales.
A comienzos de diciembre, durante una clase magistral en el ciclo bianual de conferencias que realiza la Association of Critical Heritage Studies (ACHS, ver recuadro), Ana recordó esa experiencia y habló sobre cómo fue fundamental para definir su camino profesional, que hoy la tiene como profesora de la Facultad de Leyes de la Universidad Tecnológica de Sídney, además de ser presidenta de la Sociedad Internacional de Propiedad Cultural (Estados Unidos) y de la sección de derecho internacional y patrimonio cultural de la UNESCO. En el resto de su extenso currículo destaca también su labor como coeditora del Oxford Handbook on International Cultural Heritage Law (2020) y la publicación de varios libros, entre los cuales quizás el más conocido e influyente es International law, museums and the return of cultural objects, editado en 2006 y 2008 por Cambridge University Press y con una nueva edición pronta a salir.
Durante su conferencia, Ana abordó la legislación internacional en torno al patrimonio y el rol de las relacio-
“Con la reposición, las colecciones no se están achicando, están creciendo. Es impresionante. Además, este proceso está haciendo que los museos comiencen a entender mejor sus colecciones. Muchas veces tienen objeto tras objeto y no tienen idea de qué son. Hoy, las comunidades de origen les están diciendo de qué se tratan y por qué son importantes. La repatriación es el reverso de la pérdida; es la ganancia de más conocimiento”.
nes interculturales al hablar de la restitución de objetos. Algo que, para ella, implica un profundo respeto por las personas y sus culturas, en un contexto que confronta visiones diferentes sobre la propiedad de lo que fue robado en sus lugares de origen cuando esto se permitía, valoraba e incluso premiaba. Hoy, explica en esta entrevista, el principal desafío al hablar de repatriación está cambiando. “Antes, los que se conocen como ‘países del mercado’, porque tienen las más grandes casas de subastas, dealers de arte y museos (como Estados Unidos, Suiza y el Reino Unido), argumentaban que ellos eran los que tenían los recursos para cuidar estos materiales que son importantes para toda la humanidad. Pero hoy, el orden global y el balance de poder es diferente y otros países, como China, están redefiniendo el debate y pidiendo una regulación internacional efectiva. Hay una negociación en curso y, con ello, un balance”.
Además, según Ana, en los últimos 20 años diversos acontecimientos han obligado a repensar esta discusión. Entre ellos, la destrucción, en mayo de 2015, del templo de Baalshamin en Palmira, Siria, con más de 1900 años de antigüedad, y el saqueo de la ciudad romana de Apamea, que dio luces sobre la venta de objetos patrimoniales para el financiamiento de grupos extremistas. “Luego de ver cómo ISIS comenzó a vender patrimonio para financiarse, el debate cambió y ya no se puede volver atrás –dice–. Se vio que había mucho entrando al circuito internacional del arte con un origen ilícito, lo que cuestionó al mercado, al no poder decirse que había un intercambio limpio”.
—¿Cómo ve el rol de los coleccionistas privados en este escenario?
—Hay una organización, liderada por coleccionistas y dealers, que está tratando de que los objetos huérfa-
nos (sobre los que, debido al tráfico ilícito, no existen datos sobre cuándo y dónde fueron removidos) puedan ser “limpiados” en el mercado del arte. Lo siento, pero para mí, eso es un problema. Argumentan que en algunos casos se trata de objetos extraordinarios que están en una bodega y nadie tiene acceso a ellos; ni los académicos, ni los investigadores, ni la comunidad. Y que, si se permitiera su venta en el mercado internacional, sería distinto. Mi inquietud es que ello estimula el tráfico ilícito. Se necesita analizar cómo equilibrar esto.
—Lo cual lleva a la pregunta de base: ¿quién o quiénes son realmente los dueños del patrimonio cultural? ¿Quiénes debieran serlo?
—En la mentalidad occidental siempre se trata de propiedad; de que si tú tienes esto, es tuyo, y yo no te lo puedo quitar. Hay un investigador estadounidense que habla sobre la propiedad de las obras de arte y básicamente dice que, si tú eres dueño de algo, lo puedes destruir, no importa si es la Mona Lisa. Pero si hablamos de patrimonio de la humanidad, no se trata de propiedad, sino de custodia. Tienes la responsabilidad de cuidar estas cosas hoy y pasarlas a las futuras generaciones. Es un concepto que sí está presente, por ejemplo, en las leyes ambientales, donde está inserta la idea de lo intergeneracional y de una propiedad común. Pero esto choca con las leyes occidentales de propiedad.
REPATRIACIÓN Y MEMORIA
En Chile, el ícono en torno a la discusión sobre repatriación de patrimonio es el moai Hoa Hakananai’a, exhibido en el British Museum en Londres. En 2018, el país inició gestiones para traer esta pieza de basalto de 2,4 metros de altura, cuatro toneladas y más de mil años de antigüe-
“Tampoco se trata de devolver todo. Se necesita saber sobre los sistemas financieros asociados al traslado y tener la seguridad de que se podrá cuidar el patrimonio retornado.
Pueden no contar con los recursos económicos para construir museos, si eso quisieran hacer. Es un asunto mucho más complejo que el simple hecho de retornar algo”, afirma la experta.
DESTACADA BIBLIOGRAFÍA. La abogada australiana es autora del libro International law, museums and the return of cultural objects, editado en 2006 y 2008 por Cambridge University Press.
dad a donde fue sacada en 1868. Pero hay quienes estiman que es más útil que esté en Europa, donde muchas más personas pueden aprender sobre la cultura Rapa Nui gracias a él. “Pienso que es la gente rapa nui la que debería decidir sobre esto; si quisieran que siga en el British Museum, está bien”, dice Ana, y añade: “Tampoco se trata de devolver todo. Se necesita saber sobre los sistemas financieros asociados al traslado y tener la seguridad de que se podrá cuidar el patrimonio retornado. Pueden no contar con los recursos económicos para construir museos, si eso quisieran hacer. Es un asunto mucho más complejo que el simple hecho de retornar algo”, afirma.
—Al hacer una restitución, luego de cientos de años el lugar de origen ya no es el mismo. ¿A dónde vuelven los objetos repatriados y cómo cambia esto su significado?
—Hay dos temas aquí. Lo primero es que nuestro sentido del tiempo es diferente al de los pueblos originarios; para ellos es como hablar de algo que hubiera pasado ayer. Lo otro es que tampoco se quiere volver al mismo lugar, porque hay una razón por la que pasó lo que pasó. Lo que se necesita es que ese lugar se transforme, que se convierta en algo mejor, para que todo esto no vuelva a suceder.
—Es una discusión en torno a la memoria.
—Por supuesto. No se trata de repetir, sino de recordar para que no vuelva a ocurrir.
—¿Puede decirse lo mismo en el caso de la repatriación de restos humanos?
—No me he involucrado con ese tema: mi área son los objetos culturales y, para mí, el debate es diferente en ese caso. Ni siquiera entiendo por qué es un tema. Si tienes restos humanos en una colección, ¿qué dice eso sobre tu colección? Si la gente a la cual le quitaron esos restos los quiere de vuelta, ¿por qué no dárselos?
Encuentro de la ACHS: interculturalidad y patrimonio
Ana fue uno de los dos invitados internacionales que participaron en la ACHS 2022, sexta versión del ciclo bienal de conferencias que realiza la Association of Critical Heritage Studies (ACHS), la instancia académica más grande de su tipo en el campo de los estudios del patrimonio. Es la primera vez que este encuentro se realiza en América Latina, coincidiendo con los diez años de la institución.
Organizado por el Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR) y presidido por la historiadora Olaya Sanfuentes, el encuentro –que se desarrolló entre el 4 y el 7 de diciembre en la Pontificia Universidad Católica de Chile–incluyó 49 ponencias, seis mesas redondas y una sesión audiovisual, siempre en torno al tema del patrimonio desde la interculturalidad. Además, en forma paralela a la agenda académica se realizaron actividades culturales.
—¿Qué sucede con los objetos sobre los que no hay total claridad en torno a su origen?
—En Australia hay un ejemplo sobre esto. Se han llevado colecciones que se sabe que son originales pero no de qué parte del país son. En el caso de los restos humanos, esto es particularmente sensible, porque llevarlos a una zona a la que no se sabe si pertenecen es contrario a las creencias de los pueblos originarios. Así me lo han descrito ellos a mí: “si tú naciste en una tierra, necesitas ser llevado de vuelta a ella. De otro modo, nunca descansarás. Y las personas de tu pueblo o nación tienen la obligación de asegurarse de que regreses”. Por eso, luego de un proceso liderado por indígenas que ha tomado muchos años, se está creando en Canberra un espacio que llaman “zona de descanso”. Una idea que, sin duda, será imitada en otros puntos del planeta.
EL PROTAGONISMO DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Ana ha observado que cada vez más personas de pueblos originarios –o que vienen de los países en cuyos territorios estaban los objetos saqueados– están hoy en los museos, trabajando en posiciones de influencia. Esto, asegura, está cambiando el enfoque de muchas exhibiciones hacia una mirada más horizontal. “Ellos están en la mesa, insertos en la discusión y en los debates políticos. Eso no ocurría veinte años atrás y realmente hace la diferencia. Tenemos a representantes de los pueblos indígenas en las instituciones, son creadores de las políticas que los afectan y están liderando estas temáticas, empujando las agendas, porque pueden hablar el lenguaje que se requiere para ello”, dice y agrega: “Tengo un ejemplo muy decidor de esto. En el oeste de Australia se exhibió una feather bag (bolsa de
EL RETORNO. En la imagen, una ceremonia en la que se reciben restos del periodo colonial usurpados a Australia.UN ISLEÑO EN EUROPA. “Pienso que es la gente rapa nui la que debería decidir sobre esto; si quisieran que siga (el moai Hoa Hakananai’a) en el British Museum, está bien”, dice Ana.
CRECEN LAS COLECCIONES. Según Ana, los museos no deben tener miedo a que, si comienzan a devolver objetos, van a quedar vacíos. Asegura que ocurrirá justamente lo contrario.
plumas) de más de cien años, que estaba seca y llena de polvo. Cuando la vio una mujer indígena, dijo: Les daremos una nueva, pero ¡por favor no sigan mostrando esa, porque no nos representa! Le parecía vergonzoso que se exhibiera en ese estado. Estamos tan obsesionados con la idea de lo auténtico, que confundimos eso con lo que es de verdad”.
—¿Hay cierto paternalismo en la mirada de muchos museos?
—Totalmente. Se ponen por encima de las comunidades para decirles a ellos de qué se trata su propia cultura. Es terrible. Pero es también un tema de poder. Los museos tienen interés en mantener y cuidar sus coleccio-
nes, es su trabajo, ¿cierto? Entonces si empiezas a decir que esto no es correcto, ellos pueden perder su trabajo.
Según Ana, los museos no deben tener miedo a que, si comienzan a devolver objetos, van a quedar vacíos. Asegura que ocurre justamente lo contrario. “Con la reposición, las colecciones no se están achicando, están creciendo. Es impresionante. Además, este proceso está haciendo que los museos comiencen a entender mejor sus colecciones. Muchas veces tienen objeto tras objeto y no tienen idea de qué son. Hoy, las comunidades de origen les están diciendo de qué se tratan y por qué son importantes. La repatriación es el reverso de la pérdida; es la ganancia de más conocimiento”.
“Tienes la responsabilidad de cuidar estas cosas hoy y pasarlas a las futuras generaciones. Es un concepto que sí está presente, por ejemplo, en las leyes ambientales, donde está inserta la idea de lo intergeneracional y de una propiedad común. Pero esto choca con las leyes occidentales de propiedad”.
PATRIMONIO AMENAZADO.
El año 2003, Valparaíso fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sin embargo, una visita técnica del organismo internacional este año encendió las alarmas y se teme que la ciudad quede como sitio patrimonial en peligro.
los patrimonios
Democratizar
patrimonios culturales
Por mucho tiempo lo “patrimonial” en Chile fue sinónimo de monumentos y obras clásicas. Sin embargo, este concepto ha evolucionado en el tiempo y la valoración se ha extendido al mundo popular e indígena. Además, ha logrado sumar el interés de una ciudadanía ávida por redescubrir su entorno.
Por MATÍAS BROSCHEK¿Cómo puede considerarse patrimonial a cités y palafitos con olor a ratón?”. La primera Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Chile, celebrada en 1977 en el Palacio de Bellas Artes y dirigida por el Premio Nacional de Arquitectura Cristián Fernández Cox, generó un verdadero escándalo que se propagó rápidamente a las secciones de carta de los diarios nacionales de la época.
Un grupo de arquitectos, entre los cuales se encontraban Cristián Boza y Humberto Eliash, le había encargado a diversos fotógrafos recorrer Chile para captar registros del patrimonio arquitectónico nacional. La muestra fue luego expuesta en el museo. Si bien se incluyeron iglesias, el palacio de La Moneda, el edificio del Congreso, también se dispusieron obras populares como los cités, los conventillos de Valparaíso y los palafitos de Chiloé.
Pese a las airadas críticas contra una propuesta que rompía todos los esquemas, la bienal marcó un importante punto de inflexión. En los cités había valor porque respondían a un primer esfuerzo de densificación urbana de ciudades como Santiago, Valparaíso y Concepción. Edificios acostados, con espacios comunes, que permitieron mitigar la presión migratoria del campo a la ciudad tras la Gran Depresión de 1929. Los palafitos de Chiloé, por su lado, tienen una doble función: por medio de un pequeño muelle se conectan con el agua, solución ingeniosa para
recoger la pesca, y también se vinculan a la tierra y al cultivo de vegetales.
En el momento de la bienal, varios de los palafitos habían sido quemados, porque se les consideraba insalubres al no contar con sistemas de alcantarillado. La repentina valoración de su contribución arquitectónica cambió radicalmente el paradigma. A 45 años del evento, el valor del metro cuadrado de estas edificaciones es uno de los más caros de la ciudad de Castro. Revestidos de alerces resisten notablemente la humedad y se trata de una construcción altamente sustentable, propiedad valorada en tiempos de cambio climático. Barrios como Matta Sur, Yungay y la Plaza Brasil en Santiago o las edificaciones de los cerros de Valparaíso incrementaron su atractivo y reafirmaron el hecho de que el valor de lo patrimonial no solo lo dicta la elite, ni tampoco se define por lo monumental. Adicionalmente, historiadores como Rómulo Trevi y Leopoldo Castedo incursionaron en el tema urbano y mostraron la relevancia del patrimonio industrial y las salitreras, que actualmente miles de turistas de Chile y el mundo recorren cada año.
MUSEOS A TOPE
Programas de televisión como City Tour –conducido por el arquitecto Federico Sánchez y el periodista Marcelo Comparini– e iniciativas como Santiago Adicto –en-
CONSTRUCCIÓN SUSTENTABLE.
El valor del metro cuadrado de los palafitos es uno de los más caros de la ciudad de Castro. Revestidos de alerces resisten la humedad y se trata de una construcción altamente sustentable.
“¿Cómo puede considerarse patrimonial a cités y palafitos con olor a ratón?”. La primera Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Chile, celebrada en 1977 en el Palacio de Bellas Artes y dirigida por el Premio Nacional de Arquitectura Cristián Fernández Cox generó un verdadero escándalo que se propagó rápidamente a las secciones de carta de los diarios nacionales de la época.FOTOGRAFÍA ANDREA MANUSCHEVICH VÍA PLATAFORMA URBANA
cabezada por Rodrigo Guendelman– han contribuido al interés por el valor patrimonial en los últimos años, extendiéndose su divulgación a espacios multiformatos, radiales y diversas redes sociales. El día de los patrimonios, que se celebra desde 1999, este año contó con más de 1.100 organizaciones que realizaron actividades y sobre un millón y medio de visitantes en todo Chile. Esta avidez también se ha extendido a los museos. Macarena Ponce de León, directora del Museo Histórico Nacional, sostiene que a pesar de la pandemia y el consiguiente temor que generó, tras la reapertura en junio de 2021 los visitantes llenaron los recintos. “Hay un gran interés de la ciudadanía por venir. El estallido social provocó también una gran conciencia de lo que tenemos en el espacio público, que tiene que ver con el patrimonio cultural e histórico. Hay un redescubrimiento de la sociedad por la importancia de la cultura y de cómo esta permite crear interrelaciones entre las personas”, afirma.
La doctora en historia cree que esta valoración está asociada a los momentos de crisis y desarraigo que se viven. “Hay una desconfianza hacia el futuro, y siempre cuando pasa eso en la historia, el pasado cobra una nueva revitalidad. Buscamos no solo respuestas de lo que está pasando y sus causas, sino que también ciertos elementos identitarios y sentido de pertenencia”, comenta.
El fenómeno de la globalización también tiende a producir el efecto de volcar la mirada hacia lo interno. “La vuelta y valoración de lo local, de lo vernáculo, de la propia cultura y patrimonio empieza a tener más sentido”, dice Macarena Ponce de León.
Otro cambio que se ha dado es un tránsito de la idea asociada a lo monumental del patrimonio a valorar expresiones inmateriales. El propio Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio cuenta con una Subdirección de Patrimonio Inmaterial, que también reconoce la importancia de prácticas, saberes, conocimientos y trayectorias humanas. Producto de este nuevo enfoque, el propio Museo Histórico Nacional ha buscado conectarse con las comunidades. Según explica su directora, los mu-
seos no pueden ser vistos como lugares que resguardan reliquias intocables para una elite que logra comprender su valor, sino que también como espacios que se abren a la comunidad para crear nuevas colecciones.
Es de esta manera que recientemente el museo realizó un proyecto conjunto con la mencionada Subdirección de Patrimonio Inmaterial del ministerio: una muestra con dos mujeres que fueron declaradas como patrimonio humano vivo por la Unesco. Se trata de dos arpilleras de Peñalolén, Patricia Hidalgo y María Teresa Madariaga, quienes crearon durante seis sesiones con la comunidad y estudiantes de diseño la obra “Arpillera de la Memoria”, que retrata desde el golpe de Estado en Chile al estallido social del 18 de octubre de 2019. “Es una obra que fue expuesta, muy importante y forma parte de nuestra colección. Representa un periodo del cual no tenemos muchas piezas”, cuenta Macarena Ponce de León.
Otro proyecto se realizó con la Fundación Rüf Che y rescata el patrimonio mapuche. “Trarikan, atar y desatar la memoria” consiste en mantas confeccionadas mediante una técnica ancestral de Cholchol para vestir a los loncos, los jefes de las comunidades.
LA VALORACIÓN DEL PATRIMONIO INDÍGENA
El académico de la UC Pedro Mege, antropólogo social y doctor en estudios latinoamericanos, explica que el interés por el patrimonio de los pueblos originarios en Chile fue de cierta manera inspirado por prácticas realizadas por europeos y norteamericanos, que en diversas expediciones recolectaron cultura material e inmaterial para exponerlos posteriormente en sus museos. Esta tendencia ha sido reforzada en el último tiempo por el proceso de recuperación que han realizado los mismos representantes de estas etnias. “Esta recuperación supone una instalación política a través del patrimonio que es muy potente”, dice Mege.
Si hasta la década de los noventa se exponían momias en vitrinas de museos nacionales –célebre es el caso de
ARTESANÍA PATRIMONIAL. En la imagen, “Trarikan, atar y desatar la memoria”, que son mantas confeccionadas mediante una técnica ancestral de Cholchol para vestir a los loncos.
“Miss Chile”, de la localidad de San Pedro de Atacama– los mismos pueblos originarios lograron revertir esta práctica tras una discusión muy profunda, que muchas veces ha concluido con la restitución a través de ciertos rituales y políticas de repatriación.
“Este proceso de patrimonialización permite poner en valor, situar e identificarte con tu propia cultura. Antes eras castigado por hacerlo. El patrimonio que era algo considerado de elite, muy centrado en la arquitectura, de la noche a la mañana se transforma en un elemento político crucial, de recuperación y de visibilización”, sostiene.
Esta emergencia indígena, como ha sido denominada, fue más temprana en países de la región como México y Perú, sobre todo por la monumentalidad arquitectónica y una riqueza arqueológica notable. Sin embargo, Pedro Mege afirma que esta visión centrada en lo monumental y en hitos como Machu Picchu y Teotihuacán está dando un giro en la percepción de lo patrimonial asociadado a otras materialidades y prácticas, muchas de ellas simbólicas, identitarias, pero también productivas.
Un ejemplo muy notable es el manejo y gestión del recurso hídrico de los pueblos que habitaban en el desierto chileno y que aprendieron a adaptarse a su entorno. Se trata de un aprendizaje interesante en tiempos que el país enfrenta una sequía muy adversa. Las técnicas de guerra, de defensa y ataque del pueblo mapuche, que le permitieron resistir hasta el día de hoy, son otro aspecto que resalta Mege. “Hemos aprendido de ellos cómo relacionarnos con nuestro medioambiente, sin ser destructivos y depredadores”, resalta.
Otra dimensión a considerar que destaca el antropólogo social es la irrupción del valor de la lengua y de expresiones como la poesía. “Nos dimos cuenta de que hay una cantidad de poetas mapuche impresionante, también aimaras y quechuas que estamos rescatando”, afirma.
La integración del bilingüismo en las escuelas podría representar una revolución importante, según Mege, para avanzar en este ámbito, tras la implementación hace un año de los programas de estudio de la asignatura Lengua
y Cultura de los Pueblos Originarios Ancestrales de 1° y 2° año de enseñanza básica para los recintos que cuentan con alumnos pertenecientes a alguno de los nueve pueblos originarios.
El académico no desconoce la importancia de los monumentos. “Son hitos y materializan ciertas sensibilidades del momento que no se puede desconocer”, dice. Eso sí, no siempre resultan representaciones felices. En la Plaza de Armas de Santiago se encuentra un indio americano con un especie de falda de plumas, que era la forma en que los europeos representaban a los indígenas. Caupolicán en el Cerro Santa Lucía es otro ejemplo curioso. “La escultura de Caupolicán es muy importante, porque instala una figura del indígena, modelo Tarzán, con el torso desnudo. Él jamás hubiera andado así, no se sacaría su ‘súper’ manta de lonco, por ningún motivo”, comenta Mege.
Pero también en la Plaza de Armas de Santiago se encuentra otra escultura, “Al Pueblo Indígena” de Enrique Villalobos, que para Mege resulta más valiosa. La proliferación de banderas mapuche y de etnias andinas (Wiphala) también es un fenómeno que rescata la instalación, recuperación y reconocimiento de estos pueblos. Según el académico, el tema pendiente es encontrar fórmulas de convivencia en las que no baste el diálogo y el respeto. “Tenemos que darnos cuenta de que esta unión con los pueblos originarios supone un beneficio y una ganancia en aprendizajes de prácticas, cultura, arte, gastronomía, medio ambiente. Esto reducirá los niveles de discriminación y de racismo”, comenta Mege. Como ejemplo, el académico menciona el caso de investigadores de las universidades de Berkeley y UC Davis que descubrieron gran valor en los sistemas de policultivo maya en la zona de Guatemala. “En Chile podríamos aprender mucho del manejo y respeto por bosques y el agua. En materia de resolución de conflictos, el mundo aimara tiene formas de organizarse muy eficientes”, agrega.
Más allá de los avances que se han registrado en las últimas décadas en materia patrimonial, todavía quedan desafíos importantes, lo cual se ha evidenciado con la destrucción de obras o rayados que han proliferado en diversas ciudades del país.
“Como pueblo y país nos falta formación, educación en esta materia”, afirma Macarena Ponce de León. La historiadora argumenta que la educación patrimonial no está explícitamente incluida en cursos que deberían considerarla, como en los de formación ciudadana en la enseñanza secundaria. Si bien los museos resguardan lo patrimonial y tienen una misión importante en materia de formación, las visitas que se hacen son bastante esporádicas todavía. Además, afirma, es importante resaltar que lo patrimonial está en el espacio público y en la naturaleza. “Uno cuida lo que conoce, la interpretación que podamos hacer de una obra de arte, un monumento o la naturaleza es distinta si tenemos arraigo, conciencia y conocimiento de lo que es”, añade. En ese sentido, afirma que la educación patrimonial incluso podría contribuir a una convivencia más pacífica. “El patrimonio puede cooperar sustancialmente a forjar lazos más densos con el pasado y el presente, podría aportar a una mayor cohesión social”, concluye.
Columna
NUEVA LEY DE PATRIMONIO: UN PROCESO ABIERTO Y CONTINUO
UMBERTO BONOMO
Es arquitecto de la Universidad IUAV, Italia. Es doctor en Arquitectura y Estudios Urbanos por la Universidad Católica. Es profesor asociado de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos y director del Centro del Patrimonio Cultural, ambos de la UC. Además, es miembro del directorio de Our World Heritage, una fundación internacional sin fines de lucro dedicada a la conservación del patrimonio mundial.
Nos parece particularmente relevante destacar la necesidad de actualizar la institucionalidad del patrimonio en Chile y llevar adelante este proyecto legislativo con el fin de actualizar una ley, reglamentos e institucionalidad totalmente obsoletos y que no reflejan la diversidad, la riqueza territorial y cultural del patrimonio chileno. Estos tampoco están a la altura de los debates disciplinares relacionados con el patrimonio cultural hoy. Hay experiencias internacionales de países como Italia, México o Perú entre muchos otros que, desde finales del siglo XIX hasta la actualidad, han reformulado y aprobado leyes y reglamentos con el objetivo de actualizar los instrumentos legales y establecer nuevos mecanismos institucionales para abarcar la difícil tarea de la puesta en valor, de la conservación y de la actualización del patrimonio cultural como tema fundamental para la sociedad. Por ejemplo, en los últimos 100 años en Italia, la ley que regula el patrimonio y constituye el marco de actuación del Ministerio per i Beni delle Attivitá Culturali, se ha modificado 11 veces y en los últimos 20 años se ha intervenido cuatro, otorgando cada vez más protagonismo a dicho ministerio, que en la actualidad maneja también el área del turismo. Esto demuestra los beneficios de la actualización de los modelos legales y cómo el patrimonio natural y cultural son importantes activos para el fortalecimiento de la cultura, de las identidades y del desarrollo económico, aportando positiva y significativamente a la calidad de vida y a la paz social. La indicación sustitutiva de la norma que ha sido ingresada al Parlamento permite superar la visión
monumentalista de la ley 17.288, que entiende la dimensión patrimonial como una línea robusta unidireccional y ordenada cronológicamente. En cambio, nos parece que la nueva ley permite develar y reconocer los planos transversales de significados que conectan momentos culturales distintos, articulan temas recurrentes sin tiempo definido y responden a los problemas intrínsecos de la cuestión patrimonial.
La administración y gestión del patrimonio de Chile requiere de una nueva institucionalidad capaz de entenderlo como un espacio integrado y un activo social y cultural capaz de articular el conocimiento y los problemas de nuestra sociedad. Patrimonio hoy es mucho más que monumentos. Es un campo disciplinar expandido nuevo, en el cual se cruzan las ciencias sociales, las humanidades y las ciencias exactas. Valorar el patrimonio en su interdisciplinariedad y en su desafiante muldimensionalidad nos permite entender el mundo que vivimos de manera más profunda y precisa, sin suprimir la complejidad que lo conforma.
Pero para esto, la actualización del marco legislativo e institucional del patrimonio de Chile es una necesidad y una responsabilidad que tenemos como sociedad.
Es en esta lógica que hay que entender esta propuesta de Ley del Patrimonio. Esta no es el destino final del viaje, sino una etapa de un proceso abierto y continuo que, hasta hoy, en el caso chileno, se ha desarrollado de forma excepcionalmente lenta -en desmedro de su propio patrimonio-.
La nueva ley introduce categorías tan relevantes como la de paisaje e itinerario cultural, identifica y propone
instrumentos para la conservación del patrimonio inmaterial y, lo que es más importante, sitúa a lo largo de todo el territorio nacional la presencia física de la institucionalidad patrimonial.
“Patrimonio hoy es mucho más que monumentos. Es un campo disciplinar expandido nuevo, en el cual se cruzan las ciencias sociales, las humanidades y las ciencias exactas.
Valorar el patrimonio en su interdisciplinariedad y en su desafiante muldimensionalidad nos permite entender el mundo que vivimos de manera más profunda y precisa, sin suprimir la complejidad que lo conforma”.
Un aspecto relevante que pudiera reforzarse, además de la muy debatida y controversial representatividad de la sociedad civil, se refiere a la necesidad de otorgarle a la nueva institucionalidad patrimonial la capacidad efectiva de preservar, gestionar y administrar el patrimonio actual de la nación. Esto se debe traducir en poder decisional y recursos económicos, plasmados en más y mejores apoyos para la intervención y recuperación del patrimonio público y privado presente en el territorio nacional.
Dicho esto, y a pesar de las aspiraciones que como sociedad proyectamos sobre esta ley, se considera que esta es un significativo y necesario avance para el patrimonio que las y los chilenos cuidan para sí mismos y el mundo.
RED VIAL INCAICA.
En el año 2001, el gobierno de Perú invitó a los países vecinos que comparten en su territorio la herencia cultural del Qhapaq Ñan, que aparece en la foto (Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Perú) a generar a nivel internacional el reconocimiento y la protección de esta extensa red vial y de los sitios arqueológicos asociados, a través de su inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO
RODRIGO RIVEROS. Es licenciado en Arqueología de la Universidad de Chile. Es divulgador del conocimiento arqueológico a público no especializado, principalmente a través de libros de cómic y medios digitales. Actualmente, es vicepresidente del Colegio de Arqueólogas y Arqueólogos de Chile (CAARCH) y asesor experto del Consejo de Monumentos Nacionales por parte del CAARCH.
CATALINA SOTO. Es arqueóloga y miembro del Consejo de Monumentos Nacionales por parte del Colegio de Arqueólogas y Arqueólogos de Chile. Es magíster en Historia del Arte y candidata a doctora en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Chile; es miembro de la Asociación de Investigadores en Artes y Humanidades.
FOTOGRAFÍA ARCHIVO CONSEJO DE MONUMENTOS NACIONALESdesierto de Atacama la arqueología del Lo mínimo y lo disperso en
El hallazgo de vestigios cotidianos de vidas pasadas en los paisajes solitarios del norte de Chile constituyen una memoria única e irrepetible de pueblos anteriores a la llegada de Colón a América. A pesar de su silenciosa presencia, ellos tienen gran relevancia para el patrimonio cultural en el mundo; importancia tan valiosa como las de las obras monumentales de la cultura precolombina.
HUELLAS EN LAS PIEDRAS. Un evento de talla es una concentración acotada de desechos de talla en piedra. Miles de estos cubren extensas áreas en el desierto y son testimonio de las actividades de aprovisionamiento de materias primas líticas por parte de grupos prehispánicos.
Cuando hablamos de arqueología, generalmente se piensa en patrimonios monumentales como las pirámides de Egipto, el Panteón de Atenas o Tenochtitlán o en ricas tumbas llenas de exquisitos objetos como los encontrados junto a Tutankamón, el señor de Sipán o la señora de Cao. Sin embargo, este imaginario es la resaca de una visión evolucionista de la historia y la cultura, bastante discutida y superada por propuestas teóricas que indican que el desarrollo de algunas tecnologías o la construcción de obras monumentales no implican, indefectiblemente, un progreso o algo mejor que lo previo.
El desierto de Atacama no es ajeno a estos imaginarios, incluso con una arqueología excepcional por el nivel de conservación de los materiales, se ha difundido la idea de que los grupos prehispánicos se concentraron en ciertos espacios (Arica y San Pedro de Atacama) y ocurrieron en un tiempo remoto, del que hoy no se conserva nada. Es decir, la lógica de la civilización perdida. Una parte de esta idea surge con la llegada de los españoles al desierto, un área ecológica incomprendida e impenetrable para ellos, por lo cual la describen y conceptualizan como un descampado, sin vida y despobla-
do. Pero saben más quienes nacen y viven en el desierto que lo añoran hasta la muerte, incluso en los dolores de la sociedad salitrera. Actualmente, las y los arqueólogos acompañamos esta añoranza, pues en el hallazgo de miles de objetos mínimos, camuflados y dispersos se configura una historia profunda como una epopeya en la que los pueblos caminantes son sus protagonistas.
EL IMAGINARIO DEL DESIERTO COMO UN VACÍO
C omo ya ha sido señalado, el desierto de Atacama ha sido insistentemente conceptualizado como un espacio vacío, carente de recursos para la subsistencia y, por lo tanto, incapaz de albergar en forma permanente cualquier tipo de vida. Esta concepción se ha extendido a su pasado, al punto que pareciera que su historia recién se inicia a partir de la segunda mitad del siglo XIX, cuando es objeto de una sistemática ocupación por parte de la actividad minera y salitrera asociada a la expansión del capitalismo. Previo a este proceso, su pasado es comprendido como una consecuencia de los centros geopolíticos predominantes, cuya mención en las narrativas históricas solo se presenta en la medida que es necesario atravesarlo (no habitarlo), con las penalidades, reales e imaginarias que ello implica.
y viven en el desierto y que lo añoran hasta la muerte, incluso en los dolores de la sociedad salitrera. Actualmente, las arqueólogas y los arqueólogos acompañamos esta añoranza, pues en el hallazgo de miles de objetos mínimos, camuflados y dispersos, se configura una historia profunda. Como una epopeya en la que los pueblos caminantes son sus protagonistas.
Ciertamente, esta noción no puede estar más equivocada. Centenares de evidencias arqueológicas repartidas a lo largo de todo este territorio dan cuenta de un complejo, profundo y rico panorama social y cultural, con diferentes historicidades para los diversos grupos que le habitaron en el pasado. La gran mayoría de estas evidencias, que pueden encontrarse en prácticamente todos los rincones del desierto, se caracterizan por no contar con un carácter monumental ni destacar por sus cualidades estéticas. Al contrario, se trata de restos de la vida cotidiana, cuyo valor reside en el carácter testimonial de las formas de existencia en este territorio y cuya comprensión puede ser alcanzada mediante su investigación arqueológica. Dicho valor testimonial aumenta en la medida que comprendemos que muchas veces se trata de los únicos vestigios de estos pueblos, conformando de esta manera un delicado reservorio de memoria que, contra toda probabilidad, sobrevivió hasta el día de hoy.
Para ilustrar las características de este patrimonio arqueológico, las narrativas históricas de las cuales da cuenta y las potencialidades que ofrece para la comprensión de las sociedades del pasado, nos referiremos a un conjunto de evidencias prehispánicas e históricas, de carácter mínimo pero ampliamente disperso, situadas en el desierto interior de la comuna de Taltal, en la región de Antofagasta. Elegimos esta localidad debido a que, por el momento, cuenta con pocos trabajos de investigación sistemática, a diferencia de lo que ocurre en otros espacios del desierto de Atacama, como la región tarapaqueña o las cuencas del río Loa o del salar de Atacama. En contraste, los levantamientos arqueológicos realizados en el marco de proyectos de infraestructura evaluados en el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental han develado un copioso cuerpo de datos, los cuales, si bien son de carácter principalmente descriptivo, son elocuentes de la riqueza patrimonial de este espacio, sobre todo en la medida que son leídos como conjunto.
CULTURA CHINCHORRO.
De acuerdo con la investigación de sus restos arqueológicos, este grupo de recolectores y cazadores marinos del desierto de Atacama tuvo especial cuidado en el tratamiento que recibían sus muertos, aplicando hábiles técnicas de momificación más de dos mil años antes que los egipcios. Esto fue reconocido por la Unesco, que en 2021 incluyó a los asentamientos y momificación artificial de la cultura chinchorro en la Lista de Patrimonio Mundial.
Como base para este ejercicio, usamos la información de líneas de base patrimoniales publicadas en la página del Servicio de Evaluación Ambiental, la cual recopilamos, sistematizamos y analizamos. Es decir, trabajamos con información de carácter e interés público, disponible para toda la ciudadanía.
Saben más quienes nacenFOTOGRAFÍA UNIVERSIDAD DE TARAPACÁ
CALENDARIO MAYA.
Los mayas no tenían un solo calendario para usar, pero caracterizaban la fecha basándose en diferentes tipos que diseñaron. Se centraron principalmente en el Tzolkin, donde un año equivale a 260 días.
TALTAL, UN EJEMPLO DE LA INTENSIDAD HUMANA EN EL DESIERTO
Como primer resultado hemos detectado la presencia de un total de 4.703 recursos arqueológicos. De estos, el 52,8% (2.484) corresponde a restos de asignación cronológica prehispánica; el 40,9% (1.924) tiene data posterior a la llegada de los españoles; un 6,2% (293), en tanto, es de data indeterminada, mientras que un 0,04% (2) presenta evidencias asignables a momentos prehispánicos e históricos.
Quisiéramos destacar dos tipos de evidencia que se pueden encontrar en este espacio. La primera se refiere a los restos relacionados con el aprovisionamiento de materias primas líticas por parte de grupos precolombinos y que corresponde al 52,6% (2.484) de la muestra. Estas evidencias consisten en concentraciones acotadas de restos líticos, los cuales se encuentran ampliamente dispersos en el territorio desértico, abarcando extensas superficies de terreno, que en algunos casos pueden alcanzar el centenar de kilómetros cuadrados. Aunque a primera vista pueden parecer homogéneas y redundantes, su estudio ofrece la posibilidad de visibilizar a grupos culturales de diferentes momentos y orígenes, con distintas estrategias tecnológicas para aprovisionarse y trabajar el material lítico. Asimismo, son evidencia de un profundo conocimiento del territorio desértico, así como la ubicación y calidad de sus
recursos, conformando de esta manera un entramado de rutas que permitió su conectividad y, por lo tanto, su habitabilidad.
Un 10,9% (512) de la muestra se encuentra conformada por los restos de caminos carreteros y senderos troperos, los cuales presentan asociados restos mínimos como latas de conserva, botellas de vidrio, osamentas de animales y herraduras, por nombrar algunos. Estos rasgos viales, que fueron transitados por recuas de mulas y carretas, permitieron la exploración, ocupación y explotación de los recursos mineros y salitreros de esta región a partir de la primera mitad del siglo XIX. No fueron un producto espontáneo del tránsito, sino que, al contrario, fueron diseñados y construidos por empresas dedicadas al rubro de transporte, bajo una lógica que buscaba disminuir los costos de traslado y, con ello, asegurar la rentabilidad de las operaciones mineras y salitreras que conectaban.
El estudio de la distribución espacial y vigencia cronológica de estos sistemas viales permite comprender la estructura en la ocupación de este territorio en el contexto de la expansión capitalista y cómo, en un lapso de tiempo que no supera los 70 años, presentó diferentes configuraciones. Estas se manifestaron en el surgimiento y abandono de populosos centros poblados, como Cachinal de La Sierra o Refresco, por citar algunos casos, lo cual requirió la permanente reorganización de los sistemas viales que lo conectaban.
EVIDENCIAS PARA PENSAR EN EL PASADO Y EL FUTURO DEL DESIERTO
La revisión y caracterización presentada no es de carácter exhaustivo, ni pretende de ninguna forma serlo. Intencionalmente dejamos fuera otras manifestaciones arqueológicas de carácter monumental, como las ruinas de los establecimientos salitreros; o aquellas que destacan por sus cualidades estéticas, como las expresiones de arte rupestre del estilo del Médano. Nuestra intención al presentar este conjunto de evidencias arqueológicas es dar cuenta de una cara menos cono -
Esperamos aportar en la caracterización de la variabilidad cultural de nuestro país en el contexto latinoamericano, cuyo pasado precolombino solo se valoriza en la medida que comprende manifestaciones monumentales o de evidente valor estético, como las de las sociedades azteca, maya o inca.
PICTOGRABADOS DE TAIRA.
Ubicados en Taira, en la región de Antofagasta, este constituye uno de los más afamados estilos de arte rupestre. Sus imágenes se encuentran en otros 11 sitios del valle, pero abundan también en las quebradas de la región. Las figuras fueron hechas mediante pintura, grabado o una combinación de ambas técnicas, denominada pictograbado.
ser alcanzada mediante su investigación arqueológica. Dicho valor testimonial aumenta en la medida que comprendemos que muchas veces se trata de los únicos vestigios de estos pueblos, conformando, de esta manera, un delicado reservorio de memoria que, contra toda probabilidad, sobrevivió hasta el día de hoy.
cida sobre el pasado material del desierto de Atacama, el inmenso patrimonio arqueológico que alberga y el potencial que ofrece para la comprensión de las diferentes sociedades que lo habitaron. En este contexto, creemos que el dar cuenta de las manifestaciones arqueológicas de esta localidad permite visibilizar sus particulares desarrollos sociales y económicos, situación que, al hacerla extensiva a otras regiones, ayuda a comprender y valorizar las historicidades locales. Con lo anterior, esperamos aportar en la caracterización de la variabilidad cultural de nuestro país en el contexto
latinoamericano, cuyo pasado precolombino solo se valoriza en la medida que comprende manifestaciones monumentales o de evidente valor estético como las de las sociedades azteca, maya o inca, con una consecuente invisibilización de otras expresiones, mucho más abundantes, pero menos deslumbrantes. Visto desde esta perspectiva, el estudio arqueológico de estas evidencias, en apariencia mínimas, da cuenta de la riqueza de los pueblos que habitaron este territorio en momentos precolombinos e históricos, y cuya continuidad se manifiesta hasta hoy en diferentes formas.
PARA LEER MÁS
• Ballester, B. y Crisóstomo, M. (2017). “Percutores líticos de la pampa del Desierto de Atacama (Norte de Chile): tecnología, huellas de uso, decoración y talladores”. Chungará, 49 (2), pp. 175-192.
• Blanco, J.; De La Maza, M. y Rees, Ch. (2010). “Cazadores recolectores costeros y el aprovisionamiento de recursos líticos. Perspectivas interpretativas de los eventos de talla en el desierto absoluto”. Revista Werkén, pp. 13, pp. 45-68.
• Blanco, J. (2017). Introducción al mundo lítico y mineral de los cementerios de túmulos en la costa de Antofagasta. En Monumentos funerarios de la costa del desierto de Atacama. F. Gallardo, B. Ballester y N. Fuenzalida, eds. Pp.: 81-93. Serie monográfica de la Sociedad Chilena de Arqueología, Andros Impresores.
• Darapsky, L. (2012). El Departamento de Taltal (Chile): la morfología del terreno y sus riquezas. Biblioteca Fundamentos de la Construcción de Chile.
• Muñoz, S. (1894). Geografía descriptiva de las provincias de Atacama y Antofagasta. Imprenta Gutenberg, Santiago.
• Peralta, P.; González, C.; Westfall, C. y Santander, G. (2010). “Primeras aproximaciones sobre la arqueología de Pampa Austral: explotación y tecnología lítica al interior de la región de Atacama (Chile)”. En Actas del XVII Congreso Nacional de Arqueología, Valdivia. Tomo I, pp. 297-305.
• Philippi, R. (2008 [1856]). “Viaje al desierto de Atacama”. Biblioteca Fundamentos de la Construcción de Chile.
• San Román, F. (2012 [1896]). “Desierto y cordilleras de Atacama”. Biblioteca Fundamentos de la Construcción de Chile.
Se trata de restos de la vida cotidiana, cuyo valor reside en el carácter testimonial de las formas de existencia en este territorio y su comprensión puedeFOTOGRAFÍA ARCHIVO CONSEJO DE MONUMENTOS NACIONALES
Y MEMORIA”.
Explanada del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.
JOSEPH GÓMEZ VILLAR. Es académico de la Facultad de Arte y del Instituto de Historia de la UC. Además, es investigador del Centro del Patrimonio Cultural y del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR).
Un nuevo paradigma: de visitar monumentos a postear en las redes
Hasta hace poco, el patrimonio solía ser el rostro trascendente de cada sociedad. En cambio, “ahora todo es patrimonio”, critican ciertos sectores. Pero en realidad no se trata de anomia sociocultural, sino que la manera en que las personas se asocian y se representan se transformó. Y lo hacen por aquellas vías de comunicación que hoy les son comunes.
Por JOSEPH GÓMEZ VILLARecuerdo que cuando estudiaba museología, recién declarada La Habana Vieja como Patrimonio Mundial (1982), el concepto de patrimonio sonaba a fortalezas de piedra frente al mar, casas señoriales, patios andaluces, techos de alfarje y guardavecinos de rejas con volutas. Por esa época, el patrimonio se practicaba recorriendo calles con adoquines de madera, observando yacimientos de cerámica de Puebla, caminando salones con muebles de caoba, museos con panoplias, esculturas de mármol, pinturas sobre gestas heroicas y paisajes vernáculos.
Lo que entendíamos por patrimonio era un cúmulo de cosas físicas idiosincrásicas que olían a maderas preciosas, cocina colonial y evocaban un paisaje de corsarios que amenazaban puertos con barcos cargados con tabaco y granos de café. El juego patrimonial consistía en entrar a un mundo pasado, pero a la vez presente.
Asimismo, estudiarlo en esos años exigía un enfoque multidisciplinar: mezclábamos la arqueología, la historia del arte y la arquitectura con los principios científicos de conservación de bienes culturales. El conocimiento era estrictamente técnico: aprendíamos a registrar colecciones, a generar condiciones de conservación para cada material y nos enseñaban a diseñar montajes para exhi-
biciones, cuidando la iluminación, el clima y la seguridad de los objetos y las edificaciones. Jamás nos hicimos durante aquellos días de la adolescencia ninguna pregunta política o social acerca del patrimonio. Trabajar en él consistía simplemente en gestionar “paisajes” antiguos que mantenían a los visitantes atraídos y curiosos como niños metidos en una máquina del tiempo.
SOSPECHAS HISTÓRICAS Y ABUSOS POLÍTICOS
Actualmente, el patrimonio entendido como acervo de antigüedades atractivas, curiosidades de la naturaleza o creaciones humanas excepcionales es solo una entre las experiencias posibles. Patrimonios con otros sustentos han cobrado importancia en los últimos 40 años. Los patrimonios sobre la base del derecho (Price, J.; 2005 y Price, W. R.; 2017) o basados en conflictos han adquirido presencia (Macdonald, S.; 2008). A ello se suma la creciente conciencia crítica sobre los roles del patrimonio en la vida de las personas (Harrison, R.; 2013).
En parte, todo esto comenzó a mediados de los años 80, en el Reino Unido de Thatcher, cuando el patrimonio fue puesto bajo estricta sospecha. Algunos investigadores demostraron que era un campo cultural dominado por intereses corporativos y políticos que distorsiona-
por raza, género, estatus, apariencia y capacitación.
Este tipo de construcción de patrimonio nada tiene que ver con monumentos y sitios y ni siquiera aplica al denominado “patrimonio inmaterial”. Es un fenómeno mucho más rico y complejo porque implica la reconstrucción urgente de un etnos económico, cultural, social, político, afectivo, estético y educativo en un contexto de vulnerabilidad legal y de potencial desestimación“LABERINTO ANTIRRACISTA”. Instalación realizada por Negrocentricxs el Día de los Patrimonios 2022, en el campus Oriente de la UC. FOTOGRAFÍA FERNANDA MUÑOZ, ANTROPOLOGÍA VISUAL, CIIR.
ban el conocimiento histórico y antropológico (Wright, P.; 1985; Lowenthal D.; 1985; Hewison, R.; 1987; Vergo P.; 1989). Posteriormente, surgieron estudios que abordaban el modo en que las prácticas instituidas del patrimonio generaban pérdidas de diversidad cultural, al mismo tiempo que transgredían los derechos de las comunidades sin poder (Smith, L.; 2006). La perspectiva poscolonial y el activismo decolonial fueron ganando relevancia en países con pueblos indígenas y afrodescendientes. En el caso de Chile, los procesos de emergencia étnica de las últimas décadas posicionaron patrimonios de base étnico-comunitaria (Campos, L.; 2017; Bazan C. y De la Maza, F.; 2019; De la Maza, F. y Campos L.; 2021). Asimismo, la agenda liberal propició patrimonios de base microterritorial caracterizados por activismos contra las inmobiliarias, las grandes empresas extractivas u otros peligros medioambientales. (Gómez, J. y Canessa, F.; 2019).
PATRIMONIOS EN RED
Antes de internet, los patrimonios solían ser demostraciones de las herencias sobresalientes del territorio y la comunidad. Este funcionaba como lugar de historias compartidas, abiertas, y su práctica fundamental era visitar un museo, un casco histórico, presenciar una fiesta religiosa, alojarse en una ruca para experimentar la vivienda mapuche. Espacio, memoria y visita eran cosas concretas que unos grupos ofrecían a otros, o a sí mismos, para dar a conocer aquello que mejor los re-
“SOYALMADENEGRA”. Las valoraciones y usos del cabello afro poseen un alto contenido emancipador para las mujeres con corporalidades negras. En la imagen, una red social que promueve los turbantes como elemento identitario.
presentaba. El patrimonio se suponía debía ser el rostro trascendente de cada sociedad, de modo que para tener el poder de patrimonializar elementos de la herencia cultural-natural los gestores debían someterse a cribaje. Las sociedades científicas, el Estado, las autoridades comunitarias, los comités de expertos, las universidades, las élites transnacionales… seleccionaban qué era patrimonial y qué uso darle. Sin embargo, esos poderes tradicionales de la patrimonialización son tomados cada vez menos en cuenta (Ferrada-Aguilar, M.; 2021). “Ahora todo es patrimonio”, suelen repetir algunas personas. Otras comentan: “Actualmente cualquiera puede impugnar el patrimonio”. Pero en realidad no se trata de anomia sociocultural, sino de un cambio de la manera en que las personas se asocian y se representan. El patrimonio como parte del “pegamento” asociativo de las ciudadanías adquiere la configuración que estas necesitan para representar la herencia común. Y lo hacen por aquellas vías de comunicación que les son también comunes.
RECONSTRUIR EL SENTIDO DE PERTENENCIA
Voy a tomar como ejemplo nuestra investigación actual sobre “Patrimonio-Negritud-Migración-Mujer”, que aborda la problemática de las mujeres inmigrantes con corporalidades negras que llegan a Chile desde Colombia, Haití, República Dominicana, Venezuela, Cuba y algunas naciones africanas. Una vez acá, en el proceso de
Estos nuevos patrimonios se entienden mejor si se piensan como un flujo de interacciones comunicativas participativas, donde se resignifica el lugar político y cultural de los diferentes grupos, atendiendo a sus problemas coyunturales y estructurales.
reconstruir sus sentidos de pertenencia, se enfrentan a múltiples formas de discriminación. El desarraigo es apremiante: no tienen territorios propios, ni redes de apoyo, ni tampoco lenguajes, tradiciones e historias compartidas con chilenos y chilenas. Experimentan una especie de hostilización, real o imaginada, y una soledad cultural que rápidamente activa las alarmas de necesidad de acompañamiento identitario, es decir de resignificación y reconstrucción de sus propios patrimonios. Este tipo de construcción de patrimonio nada tiene que ver con monumentos y sitios y ni siquiera aplica al denominado “patrimonio inmaterial”. Es un fenómeno mucho más rico y complejo porque implica la reconstrucción urgente de un etnos económico, cultural, social, político, afectivo, estético y educativo en un contexto de vulnerabilidad legal y de potencial desestimación por “raza”, género, estatus, apariencia y capacitación.
La primera herramienta que tienen para la reconstrucción del etnos patrimonial en el contexto migratorio son las TIC y las redes sociales. Y el primer elemen-
to de unidad y de percepción de pertenencia son sus cuerpos negros: “La cuerpa negra” centraliza la acción patrimonial porque son estos rasgos distintivos los que encienden la alerta de riesgo de sufrir discriminaciones, pero también porque son precisamente estos los que generan la certidumbre fraterna de una ancestría africana común, una historia afrodiaspórica común y un destino común hacia la emancipación y el empoderamiento de la negritud.
Es preciso aclarar que acá la corporalidad negra no se reduce a la noción del cuerpo como un artefacto patrimonial o museal en el sentido cosificador acostumbrado, sino todo lo contrario.
A través de eventos presenciales y la permanente interacción en las redes sociales, colectivas y proyectos tales como Kilombo Negrocentricxs o Bemba Colorá, por solo citar dos ejemplos, han hecho saber el modo en que las corporalidades negras encarnan, por un lado, la resistencia contra los crímenes de la era colonial y neocolonial y, por otro, son las gestoras, contenedoras y preservadoras de múltiples saberes y
tradiciones
El patrimonio ha pasado a ser una corriente continua de demandas encarnadas. Emerge como resignificaciones corporeizadas cuya presencia está orientada a posicionar las identidades en la vida cotidiana. Y dado que es un “movimiento” y no una “cosa”, se basa en la circulación de información descentralizada y desjerarquizada, pero con derechos.
“EL CUERPO DE LA MUJER NEGRA COMO PATRIMONIO”. Encuentro realizado el Día de los Patrimonios 2022, en el campus Oriente de la UC.FOTOGRAFÍA FERNANDA MUÑOZ, ANTROPOLOGÍA VISUAL, CIIR.
que han modelado las identidades del continente. La acción patrimonial toma aquí la forma de redes donde se postea constantemente el estado de las corporalidades negras en Chile y el mundo: se analizan denuncias, abusos, problemas políticos, debates lingüísticos y, al mismo tiempo, se difunden conocimientos ancestrales, estéticas propias, convocatorias artísticas, eventos educativos antirracistas y emprendimientos basados en economías resilientes que tributan en las propias comunidades.
Cuando se celebró en la UC el Día de los Patrimonios 2022 mediante el evento denominado “El Cuerpo De La Mujer Negra Como Patrimonio”, las colectivas afro pusieron de manifiesto que las corporalidades negras y sus cabelleras son lugares de enunciación y banderas de reclamación identitaria fundamentales. Estas han sido sometidas históricamente a negaciones, manipulaciones y restricciones abusivas, con graves consecuencias para la salud física y mental de adultas y niñas (Mbilishaka, A. et al., 2020).
Otras plataformas y proyectos, como Trenzología y Soyalmadenegra en Chile, trabajan el trenzado y los turbantes como elementos constitutivos de la identidad afrodiaspórica. Generan productos y servicios con valor estético y educativo agregados, al mismo tiempo que realizan investigaciones para profundizar en aspectos cosméticos y psicológicos vinculados con el cabello afro. Angie Mercado, lideresa inmigrante de origen afrocolombiano, directora de Soyalmadenegra, participa además como investigadora en el CIIR en la UC y desarrolla labores de mediación intercultural en el proyecto “El Cabello Afro como Patrimonio y Memoria”. Emilia Eneyda Valencia, profesora y lideresa afrocolombiana fundadora de AMAFROCOL (Asociación de mujeres afrocolombianas) y del proyecto “Tejiendo Esperanzas”, está promoviendo la declaratoria del trenzado afrocolombiano como patrimonio de la humanidad.
Los breves ejemplos anteriores nos hablan acerca de que el patrimonio no suele manifestarse en la actualidad de la manera que generalmente solíamos percibirlo. Ya no es únicamente una cosa física o un elemento cultural intangible, sino un movimiento popular que se origina y organiza en espacios virtuales, produciendo efectos concretos en la vida real. No es algo estático que podemos ir a ver a un sitial fijo, tampoco se parece a un ritual. Estos nuevos patrimonios se entienden mejor si se piensan como un flujo de interacciones comunicativas participativas, donde se resignifica el lugar político y cultural de los diferentes grupos, atendiendo a sus problemas coyunturales y estructurales. El patrimonio ha pasado a ser una corriente continua de demandas encarnadas. Emerge como resignificaciones corporeizadas cuya presencia está orientada a posicionar las identidades en la vida cotidiana. Y dado que es un “movimiento” y no una “cosa”, se basa en la circulación de información descentralizada y desjerarquizada, pero con derechos. Este último punto es relevante, no se trata de datos patrimoniales sin sentido, posteados recreativamente en el ciberespacio, se trata de la construcción ética colectiva de límites precisos y de respetuosidades que aspiran conscientemente a normar las conductas del diario vivir. No se trata solo de una forma diferente de participar en lo patrimonial, sino también de activismo diferente que utiliza el patrimonio para impactar en la regulación de la convivencia sociocultural.
PARA LEER MÁS
• Bazan, C. O. y De la Maza, F. (2019). “Turismo, pueblos indígenas y patrimonio cultural en México y Chile”. Revista Pasos 17 (1): pp. 53-64.
• Campos, L. (2017). “Los negros no cuentan. Acerca de las demandas de reconocimiento de los afrodescendientes en Chile y la exclusión pigmentocrática”. Revista Antropologías del Sur, 4 (8): pp. 15-31.
• Cruz-Gutiérrez, C. (2019). “Hair politics in the blogosphere: Safe spaces and the politics of self-representation in Chimamanda Adichie’s Americanah”. Journal of Postcolonial Writing 55 (1): pp. 66-79.
• De la Maza, F. y Campos, L. (2021). “The irruption of Afro-descendants in diversity politics: the case of Arica in northern Chile”. Identities 28 (4): 436-53.
• Ferrada-Aguilar, M. (2021). “Estallido social en Chile y procesos de patrimonialización: Un paradigma de resignificación de las memorias”. Revista Arquitecturas del sur 39 (59): pp. 44-67.
• Gómez, J. y Canessa Vicencio, F. (2019). “Social emotions, heritage and recognition. The Struggle of Colina Stonemasons in Santiago, Chile”. International Journal of Heritage Studies 25 (12): 1263-78.
• Hewison, R. (1987). Heritage industry: Britain in a climate of decline. London: Methuen.
• Lowenthal, D. (1985). The Past is a Foreign Country. Cambridge: Cambridge University Press.
• Macdonald, S. (2008). Difficult heritage: Negotiating the nazi past in Nuremberg and Beyond. London: Routledge.
• Mbilishaka, A., Moriah R., Hall, J. y Wilson, IP. (2020). “‘No toques mi pelo’ (don’t touch my hair): decoding Afro-Cuban identity politics through hair”. African and Black Diaspora: An International Journal 13 (1): 114-26.
• Price, J. (2005). “Orphan heritage: Issues in managing the heritage of the great war in northern France and Belgium”. Journal of Conflict Archaeology 1 (1): 181-96.
• Price, W.R. (2017). “Overcoming the myth of extinction: The path toward heritage rights for the tasmanian aboriginals”. Heritage & Society 10 (1): 68-90.
• Smith, L. (2006). The Uses of Heritage. London: Routledge.
• Vergo, P. ed. (1989). The New Museology. London: Reaktion Book.
• Wright, P. (1985). On living in an old country: The national past in contemporary britain. London: Verso.
(El patrimonio) ya no es únicamente una cosa física o un elemento cultural intangible, sino un movimiento popular que se origina y organiza en espacios virtuales, produciendo efectos concretos en la vida real.
¿Grafiti versus patrimonio?:
Los sentidos tras las rayas
A raíz de noticias como el rayado de la cúpula del Museo Nacional de Bellas Artes el año pasado, en Chile se instaló el debate sobre el grafiti, su esencia, su contexto, su razón de ser. Aquí, grafiteros, además de expertos en patrimonio y en artes visuales, ahondan en esta polémica forma de expresión, que incluso se remontaría a los inicios de la humanidad.
Por ANA CALLEJAS y MARCELA GUZMÁN Fotografías LUIS BARRIGA
Este jueves 11 de agosto, alrededor de las 17:30 horas, una de las cúpulas del Museo Nacional de Bellas Artes fue vandalizada por dos jóvenes con grafitis. El daño ocurrió en el tejado de la techumbre del costado suroriente. Se entregarán todos los antecedentes para denunciar el hecho ante las Brigadas Investigadoras de Delitos Contra el Medioambiente y Patrimonio Cultural de la PDI”.
Con ese párrafo, el MNBA anunció una noticia que causó olas en el mundo cultural. “Vandalismo”, remarcaban algunas voces. “Que ni siquiera es un dibujo”, que “son solo rayas”, decían otras a coro. En redes sociales, aparecerían también artistas defendiendo la intervención, hablando de una cierta esencia subversiva en el arte. Y así, la foto de la cúpula con un corazón y líneas amarillas complejas de leer fue causando polémica. Una polémica que ya se oía sobre el centro de Santiago, donde hay quienes creen que “ahora está todo rayado” e intentan buscar una explicación del fenómeno.
Pero el grafiteo urbano no partió este año. Tampoco en 2019. Ni en Chile. Para remontarse a las raíces del grafiti, la memoria tiene que ir mucho más allá y llegar hasta los vestigios del arte rupestre en las cuevas de la prehistoria o a los rayados del Imperio Romano, o “más reciente”, a las expresiones que se encuentran en la Torre de Londres, donde los reos hallaron entre sus muros un espacio de expresión.
Eso, finalmente, pareciera ser el mayor impulso detrás de esto: una necesidad de expresarse.
“Esto del grafiti es algo histórico, diría que es hasta un fenómeno antropológico, que no se puede comprender creyendo que esto es algo contextual de nuestros tiempos. Hay raíces que tú puedes encontrar en cuevas antiquísimas, que es donde estas aparentes subversiones se empiezan a dar. Hay un principio de expresión pública, que es propio al ser humano, y tiene ciertas características dependiendo de cada persona. Revisando la historia, uno empieza a encontrar que estos rayados son una expresión natural de manera gráfica”, dice Ricardo Fuente Alba-Fabio, doctor en Bellas Artes en la Universidad de Barcelona y académico de la Escuela de Arte UC.
El término grafiti viene del italiano y comenzó a oírse hace muchos siglos. Fue usado para nombrar a aquellas inscripciones satíricas –escritas en espacios públicos–, hechas durante el Imperio Romano, y conocidas como grafito, palabra derivada de grafio (rasguño). Estos escritos podían ser de corte político o social, ser improperios, quejas, mensajes de carácter amoroso o sexual, propaganda o simplemente la firma de alguien, solo para decir que estuvo en ese lugar. Mensajes directos, breves, y marcas privadas que se realizaban de manera habitual en las grandes ciudades romanas.
“Creo que el grafiti es inherente a la urbe, y es hasta consecuencia de ella: no hay ciudad que no esté rayada y creo que son la democratización del arte. El grafiti tie-
ne ese factor de querer impactar a alguien, de evitar pasar desapercibido dentro de tantas voces y construcciones. Puede que esas rayas las hagan desde la ignorancia o desde el intelecto puro”, dice Patricio Tormento, grafitero desde adolescente, quien hoy a sus 31 años prefiere tomarse el tiempo para pintar un muro autorizado antes que la adrenalina de estar haciendo un rayado ilegal.
Pero esa adrenalina sí es un factor para algunos. Tormento no lo niega.
“Yo acepto la verdad del grafiti: son rayas ilegales en cualquier parte, y si te gusta, bien; si no, no. El grafiti es lo que le pasó al Bellas Artes: me subo a tu techo y te rayo. En mi caso, me he dedicado a esto porque me gusta, no por algo antisistémico. Pero entiendo que otras personas tengan otras motivaciones”, dice Tormento.
DISTANCIAS PATRIMONIALES
Que el grafiti y el patrimonio tienen una difícil relación es algo en lo que coinciden grafiteros y expertos.
Y si bien es preciso señalar que existen el muralismo, los grafitis y los rayados, el punto, según el director del Centro del Patrimonio UC, Umberto Bonomo, no es el qué ni el cómo se hace, sino dónde.
“Sobre las paredes de muchos monumentos y zonas
típicas hay grafitis. El tema es que rayar o intervenir las fachadas de estos monumentos es un delito que está determinado en la Ley Nº 17.288 de Monumentos Nacionales. Independiente de si lo hace cualquier persona con capacidad estética, con gusto, con técnica o sin técnica, los monumentos no se deben intervenir sin autorización, y no hay capacidad de expresarse de ninguna manera sobre una superficie de un monumento nacional, punto. ¿Por qué? Porque así es la ley”, dice categórico el arquitecto e investigador.
Esto es algo que también tiene muy claro Liada, una grafitera y tatuadora de 26 años que pinta muros en la zona norponiente de Santiago.
“El grafiti es ilegal porque está bajo el cargo de delito por daños. Y si son daños al patrimonio, eso puede significar estar encerrado. Hay gente que pinta patrimonio, porque para nosotros los muros de la calle son de todos y todas”, sentencia.
Las contrariedades entre el patrimonio y el grafiti son también evidentes para Dozart, un grafitero de 23 años de la comuna de Conchalí. “Creo que esta forma de expresión siempre ha sido ajena al patrimonio, aunque esto es muy subjetivo. Creo que a nivel social somos como una resistencia. Vamos en contra de todos los estándares del arte o de la cultura”, explica.
CONTRA
LAS NORMAS. “Yo acepto la verdad del grafiti: son rayas ilegales en cualquier parte, y si te gusta, bien; si no, no. El grafiti es lo que le pasó al Bellas Artes: me subo a tu techo y te rayo. En mi caso, me he dedicado a esto porque me gusta, no por algo antisistémico”, explica Patricio Tormento.
Pero, más allá de dilucidar si estas expresiones son legítimas, ilegítimas, estéticamente agradables o desagradables, lo cierto es que este tipo de inscripciones irrumpen los espacios de la ciudad.
“Estos tipos de rayados y grafitis han impactado negativamente en el entorno urbano, generan deterioro urbano y visual, y afectan la vida del espacio público. No es una cuestión estética o de libertad de expresión. Si entramos en esa discusión, el argumento se cae porque el grafiti de por sí es una manifestación de protesta, desde siempre”, advierte Umberto Bonomo, llamando a tomar conciencia de la importancia del patrimonio.
Para quienes vienen del mundo del arte y del grafiti, hay un cuestionamiento hacia lo que es realmente un “deterioro urbano y visual”: ¿a qué expresiones le damos esa categoría, mientras normalizamos otras? ¿Es, por ejemplo, una raya algo más agresivo estéticamente que tener una ciudad plagada de publicidad?
“Comparto la noción patrimonial del respeto, porque como académico vivo en una ética específica. Pero qué le puedes decir sobre eso a alguien que lo está pasando mal, o que políticamente no le interesa nada y está en lo anárquico. Los grafiteros –por hacer resistencia– llevan a algunos lugares a un espacio de ruina. A mí eso me agota: me cansa el grito por el grito. Pero también me cansa el exceso de publicidad en la urbe, que se tomó espacios como el Metro, que de repente se llenó de televisores y publicidad, y se perdió el sitio de contemplación de los murales en las estaciones: ¿quién es el responsable ahí, en una institución donde el Estado es parte? Eso también me parece profundamente agresivo en términos del de-
venir de la ciudad”, dice Ricardo Fuente Alba-Fabio.
Entre el mundo del grafiti, además, los espacios patrimoniales y aquellos sitios más tradicionales de apreciación cultural pueden parecer emblemas lejanos, lo que dificulta que se comparta esa valorización de un determinado monumento o inmueble.
“Por falencias educativas y sociales en nuestro sistema de educación hay mucha gente que queda fuera de esos íconos, no encuentra entretenido sitios como los museos o carece de conocimientos para apreciarlos. Esa brecha creo que hoy es menor, pero falta esa difusión de la cultura en todos los estratos sociales. Mi mamá no tenía tiempo para llevarnos a un museo, éramos dos niños que ella tuvo que criar sola, con una hermana con parálisis cerebral: ¿en qué momento ella me iba a llevar a una galería? Mi conexión con el arte se dio al ver grafitis en la calle, eso fue lo que me abrió un mundo distinto hacia las artes visuales”, dice Patricio Tormento, quien decidió estudiar diseño como complemento a su grafiteo, y hoy es director creativo en una consultora.
Mientras esa brecha económica y cultural se sigue dando, algunos apuntan que aumentar las penas y la fiscalización no resuelve el problema de dañar un edificio patrimonial. Bonomo propone que el camino es “disponer de más recursos públicos y privados para la puesta en valor del patrimonio en todas sus dimensiones, potenciar la educación cívica, generar espacios de diálogo, de encuentro y creación, de debate para una sociedad inclusiva, justa, democrática y pacífica. No pasa por prohibir la venta de spray, siempre se buscará otra manera: los huevos, el tomate o la pintura”.
ENCONTRAR UN LUGAR. “A través de mi trabajo quiero expresar que soy mujer y estoy en la calle. Y esto tiene que ver con apropiarse de los espacios”, dice Liada. FOTOGRAFÍAS KARINA FUENZALIDADE LA RAYA A BANKSY
La escena grafitera chilena es múltiple y variada. Están quienes hacen grafitis por hobby, en muros elegidos al azar. Otros que piden permiso y otros que lo han profesionalizado al punto que es su fuente laboral. En el mundo, artistas callejeros han pasado de la ilegalidad a convertirse en referentes internacionales de las artes visuales, como Banksy y sus hoy valoradas intervenciones del espacio público.
“En sus orígenes el grafiti partió de forma ilegal y, aunque muchos mantenemos esa esencia, hoy sí está siendo más aceptado y se le están dando más espacios a los grafiteros”, dice Dozart, quien comenzó a rayar murallas a los 14 años, cuando los grafiteros de los barrios de Conchalí despertaron su interés y se lanzó a imitar estilos y letras.
“De ahí en adelante no paré más: llenaba mis cuadernos de dibujos e intentaba crear mi propio estilo de le -
tras, rayaba los baños, las murallas y las mesas porque sentía que dibujar y pintar era un acto de rebeldía en un espacio donde te imponían lo que tenías que hacer o a lo que debías dedicarte. Y si a esto le añadimos la presión de hacerlo rápido porque podían pillarte, el resultado era mucho más satisfactorio”, confiesa.
Si bien no vive (aún) del grafiti, actualmente estudia ilustración. Su propuesta actual es el wildstyle, letras entrelazadas y ornamentadas con símbolos y formas que a menudo son difíciles de leer. Dozart cree que la gente va tan ensimismada que muchas veces no ven lo que hay a su alrededor y el grafiti es una vociferada visual para despertarla.
“Es irrumpir la cotidianidad, adornar las calles con colores, formas o símbolos que te saquen de lo habitual. Pintar en la calle jamás hará que seas dueño de ese lugar, porque son obras efímeras”, dice Dozart en tono reflexivo.
Liada tiene un entusiasmo similar. Muros de Cerro Navia, Pudahuel, Renca y Quinta Normal exhiben su estilo. Es una mujer y sale a la calle a pintar murallas. Es una mujer y se dedica al grafiti, un espacio preponderantemente masculino. Partió haciendo personajes y ahora está probando con las letras.
“Tiene que ver más con una búsqueda estética, y de afinar técnica, trabajar mejor la lata, que una temática. A través de m i trabajo quiero expresar que soy mujer y estoy en la calle. Y esto tiene que ver con apropiarse de los espacios”, dice.
La grafitera dejó los estudios de sociología para dedicarse a la ilustración y los proyectos gráficos. Hoy, Liada no busca que aprecien su trabajo como una obra de arte.
“Yo no pinto por eso. Pinto para comunicarme, para sentirme que estoy presente en la calle, y me gusta mucho pintar afuera y hacerme parte del mismo territorio. Lo que más me gusta es la performatividad que tiene el grafiti, y también que se está creando una contracultura que es transformadora”, dice Liada con convicción.
Ese impulso comunicacional y contracultural del grafiti hace que exista un choque constante con el patrimonio. Un choque que difícilmente se contenga sin más recursos estratégicos para resguardar aquellos sitios. Porque del otro lado, desde los márgenes, lo que ocurre es una tensión casi natural, dirían algunos, considerando que el concepto de patrimonio es reciente en nuestra sociedad, versus la necesidad histórica del ser humano de querer expresarse.
“La noción sofisticada que existe sobre el patrimonio está llevada en espacios académicos que relativamente son recientes, comparado con este comportamiento antropológico de querer expresarte. Y cuando tú a la naturaleza le pones un edificio encima, la naturaleza va a seguir pasando por ese lugar: el viento, el sol, te va a rodear. Si al ser humano tú le das esa posibilidad y tratas de enfrentar fenómenos que están en el espacio cultural, algunas personas van a desarrollar esta vía de expresión del grafiti frente al poder diario de otros conglomerados económicos, gobiernos o partidos políticos. Siempre lo he visto como algo muy natural”, sentencia Ricardo Fuente Alba-Fabio.
patrimonio hora del
patrimonio en la UC
Desde Violeta Parra a la Colección Gandarillas. Mario Irarrázabal o Vicente Huidobro. La misión de salvaguardar este cúmulo de tesoros, que aumenta con el tiempo, se presenta como un gran desafío institucional. Para abordar esa importante tarea, la universidad se encuentra trabajando en la definición de una estrategia y de una forma de organización que sea capaz de potenciar a las distintas unidades que hoy cumplen un rol en el manejo de estas colecciones patrimoniales.
Por EMILIO DE LA CERDA Fotografías DIRECCIÓN DE COMUNICACIONES DE LA UCEMILIO DE LA CERDA. Es arquitecto y magíster en Arquitectura de la UC. Es director del Núcleo de Colecciones UC. Fue secretario ejecutivo del Consejo de Monumentos Nacionales (2011-2014), director de la Escuela de Arquitectura UC (2014-2018) y subsecretario del Patrimonio Cultural (2018-2022).
Durante las últimas décadas, el patrimonio cultural ha dejado de ser un nicho de interés especializado, transformándose en un espacio transversal donde confluyen múltiples campos del conocimiento y en el que se concentran debates en torno a las formas de desarrollo, la transformación de los entornos construidos, la emergencia de identidades, las diversidades territoriales, la relación entre historia y memoria, las políticas públicas, la cooperación internacional y la construcción de nuevas aproximaciones intelectuales.
Junto a la proliferación de declaratorias como monumentos nacionales de distintos barrios y bienes cul-
turales a lo largo del país, procesos impulsados en su gran mayoría por grupos ciudadanos, quizás la manifestación que mejor expresa la importancia creciente del fenómeno a nivel local sea la celebración del Día del Patrimonio Cultural, instaurado en 1999, y que cada año suma cerca de dos millones de visitas, transformándose por lejos en la mayor fiesta cultural de Chile.
Este cambio de situación ha tenido su reflejo en políticas de Estado, que entre sus mayores hitos incluyen la creación del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio en 2018; en formas de organización de la sociedad civil, que ha encontrado en la defensa del patrimonio construido y en el rescate de manifestaciones inmateriales un factor de orgullo y cohesión social; y en nuevas agendas académicas al interior del mundo universitario.
Muestra del catálogo patrimonial de la UC (desde 2020, según año de recepción)
Quizás la manifestación que mejor expresa la importancia creciente del fenómeno a nivel local sea la celebración del Día del Patrimonio Cultural, instaurado en 1999, y que cada año suma cerca de dos millones de visitas, transformándose por lejos en la mayor fiesta cultural de Chile.
En ese panorama general, y siendo coherente con su protagonismo a nivel país en los asuntos de interés público, la Universidad Católica de Chile ha asumido una agenda robusta y variada en el campo del patrimonio cultural. El mismo quehacer universitario de más de 130 años ha construido y administrado un patrimonio que hoy le pertenece a la sociedad en su conjunto –como la Muestra Internacional de Artesanía UC, que tuvo su primera versión en 1974, o el Museo Leandro Penchulef en el campus Villarrica, cuyos orígenes se remontan a la década de 1980–, por lo que se ha profundizado esa vocación y en tiempos recientes se ha sucedido una serie de iniciativas que dan cuenta de una agenda articulada en la materia.
UN ACERVO REPRESENTATIVO PARA CHILE
En esa línea, podemos dar cuenta de la creación del Centro del Patrimonio UC junto al Magíster en Patrimonio Cultural; del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas; de la habilitación de la Sala permanente de Arte Virreinal Joaquín Gandarillas en el Centro de Extensión Alameda, junto con la creación de nuevos Centros de Extensión en Pirque y en campus Oriente; la apertura de la carrera de Arqueología; el aula Pueblos Originarios, que acoge la colección de Gastón Soublette; el trabajo de inventario de la obra de Nicanor Parra; la creación de la Fundación MAVI UC o el emblemático rescate de la Radio Beethoven, por nombrar solo algunos.
MUSEO VIOLETA PARRA
El sentido de habilitar este verdadero núcleo de colecciones al alero de la UC, con el debido compromiso técnico, económico e institucional, es poner al servicio de la sociedad las capacidades de una universidad compleja en el ciclo de la salvaguardia del patrimonio cultural del país.
Dentro de ese derrotero, un lugar preponderante lo ha tenido el apoyo a instituciones culturales y la gestión de colecciones de valor patrimonial que son muy relevantes para la historia de Chile y América. Gracias a ese trabajo, los últimos años han llegado a la UC acervos de distintas disciplinas, pertenecientes a artistas tan valiosos como Vicente Huidobro, Violeta Parra, Christian De Groote, Claudio Di Girólamo, Mario Irarrázabal, Juan Pablo Izquierdo, entre otros cuyas gestiones se encuentran en pleno desarrollo.
El sentido de habilitar este verdadero núcleo de colecciones al alero de la UC, con el debido compromiso técnico, económico e institucional, es poner al servicio de la sociedad las capacidades de una universidad compleja en el ciclo de la salvaguardia del patrimonio cultural del país. Lo anterior supone no solo ser depositarios para un debido resguardo material de estos bienes culturales, sino que involucra un compromiso enfocado en construir un nuevo conocimiento que permita una valoración integral y dinámica de este capital, poniéndolo a disposición de la ciudadanía mediante me -
canismos eficientes de difusión e intercambio. Un caso que ejemplifica de buena forma esta visión es el proyecto Espacio Humano, parque cultural dedicado a la obra escultórica de Mario Irarrázabal que se encuentra en plena etapa de diseño y que estará ubicado en terrenos de la UC ubicados en San Carlos de Apoquindo, precordillera de Santiago. El espíritu de ese proyecto, impulsado por la universidad de la mano del artista y la Fundación Piedra Viva, y que se hace posible gracias a la generosa donación de cerca de 300 obras desarrolladas en más de cincuenta años, es generar un espacio cultural gratuito y abierto a la ciudadanía, emplazado como un portal de acceso a la cordillera a la manera de una bisagra entre la ciudad y la naturaleza.
Otro caso emblemático es la habilitación en curso del Espacio Violeta Parra en el Centro de Extensión Oriente, sala de exposición permanente dedicada a la obra de la folklorista que estará a cargo de la Dirección de Extensión Cultural, perteneciente a la Vicerrectoría de Comunicaciones y Extensión Cultural.
ARCHIVO
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MUSEO HUMANO MARIO IRARRÁZABAL
300 esculturas para una reserva ecológica emplazada en San Carlos de Apoquindo
El énfasis renovado en el patrimonio vigente hoy en la universidad, del cual los casos descritos son una muestra acotada, supone a la vez nuevos desafíos institucionales que permitan consolidar esta visión en un mediano y largo plazo.
Para abordar esa importante tarea, la universidad se encuentra trabajando en la definición de una estrategia y de una forma de organización que sea capaz de potenciar a las distintas unidades que hoy cumplen un rol en el manejo de estas colecciones patrimoniales, estableciendo a la vez vinculaciones externas que permitan ampliar el impacto a otros ámbitos y actores.
El objetivo es reconocer lo realizado por décadas,
estimular la diversidad de aproximaciones y generar sinergias entre facultades y centros para construir un acervo representativo del patrimonio material e inmaterial, que sea coherente con nuestro quehacer universitario. Esta tarea, que por su naturaleza encierra un alto interés público y que, al mismo tiempo, amplía la forma de construir conocimiento académico vinculado al mundo de la cultura, implica significativos alcances en términos de gestión y financiamiento, ámbitos que hoy están siendo abordados por la UC y que aparecen como algunos de los desafíos más relevantes para que la voluntad del momento cristalice, se proyecte en el tiempo y sea capaz de construir patrimonio futuro.
PEDRO PRADO Actualización 2022, más de 2.000 piezas DESIDERIO ARENAS
Esta tarea, que por su naturaleza encierra un alto interés público y que, al mismo tiempo, amplía la forma de construir conocimiento académico vinculado al mundo de la cultura, implica significativos alcances en términos de gestión y financiamiento, ámbitos que hoy están siendo abordados por la universidad y que aparecen como algunos de los desafíos más relevantes para que la voluntad del momento cristalice, se proyecte en el tiempo y sea capaz de construir patrimonio futuro.
MARÍA JOSÉ NAVIA. Es profesora de la Facultad de Letras de la UC. Es autora de las novelas SANT (Incubarte, 2010) y Kintsugi (Kindberg, 2018). Su más reciente libro de cuentos es Todo lo que aprendimos de las películas
Annie Ernaux y la generosidad de la memoria
Sus libros, que ella ha llamado “autosociobiografías”, levantan un “yo” que es como un paraguas en el que caben diversas mujeres con sus experiencias y sus cuerpos, esa mirada inflexible sobre lo cotidiano con todo lo que tiene de miseria y maravilla.
n El acontecimiento de Annie Ernaux, Premio Nobel de Literatura 2022, nos encontramos con el siguiente epígrafe de Yuko Tsushima: “Quizá la memoria solo consista en mirar las cosas hasta el final”. Ese “solo”, por cierto, es engañoso y se queda como latiendo en la página, pues, y bien lo sabe esta autora francesa, hay que ser valientes para atreverse a mantener los ojos abiertos frente a todo lo que nos coloca la vida por delante. Y, qué duda cabe, la obra de Ernaux, conformada por más de veinte libros (con tres de ellos adaptados al cine), nos abre los ojos. Lo hace también (y tan bien) con un engaño, el de una prosa que parece simple, que nos limpia la mirada y no nos da tregua. Ernaux nos confronta con ese deseo que se apodera de la vida echando a perder planes y brújulas, una escritura del desnudo y de la vulnerabilidad, de la piel que se hace página en blanco y se quiebra. Sus libros, que ella ha llamado “autosociobiografías”, levantan un “yo” que es como un paraguas en el que caben diversas mujeres con sus experiencias y sus cuerpos, esa mirada inflexible sobre lo cotidiano con todo lo que tiene de miseria y maravilla. Así, por ejemplo, en Mira las luces, amor mío, reflexiona sobre el espacio del supermercado. Para Ernaux, la observación de la rutina trae belleza, lo que pasa todos los días y lejos de los titulares de los diarios también vale la pena y puede y debe contarse.
Sin embargo, la mirada de la autora se encuentra siempre desdoblada. Ella misma se refiere a su lugar como el de alguien que escribe “a distancia”, siempre en dos planos, el de la vida y el de la escritura, y de qué manera esta nos vuelve a todos extranjeros y, quizás también, intrusos en nuestras propias
familias. Como la distancia entre una hija que cuida de su madre con Alzheimer, en No he salido de mi noche o lo que separa a una hija que consigue trabajo como profesora de su padre que se reconoce de otra clase social en El lugar. Dice allí la narradora, sobre su abuelo: “Lo que más le irritaba era ver en su casa a alguien de su familia ensimismado en un libro o en un periódico. Él no había tenido tiempo de aprender a leer y a escribir”. Para Ernaux, envolverse de lenguaje la separa de la familia, pero es también la forma que tiene de volver a acercarse a esa historia, a esa infancia en la que buscaba perderse en los libros. Esa infancia atravesada por la Segunda Guerra Mundial, por ese sentimiento de traición a su clase una vez que elige el camino de las letras para contar esa otra realidad en la que, nos dice, “las cosas cuestan tanto”. Quizás por eso la mirada de Ernaux es tan valiosa. Con esa prosa que algunos críticos han calificado de “quirúrgica”, porque incluso en los arrebatos del deseo más demoledor la reflexión es afilada e inmisericorde. Así, por ejemplo, comienza Pura pasión: “Desde septiembre del año pasado no he hecho más que esperar a un hombre: he estado esperando que me llamara y que viniera a verme”.
Si bien Ernaux comenzó publicando libros de ficción, con novelas como Los armarios vacíos, es El lugar el que marca un punto de inflexión según la propia autora, apostando por una estética de cortes limpios. En él, es la muerte del padre la que la enfrenta a la vulnerabilidad de su cuerpo y la experiencia la desarma. Con la enfermedad y muerte de la madre, registrada en No he salido de mi noche, en cambio, la mirada vuelve a la anotación inmisericorde. Allí, leemos: “Había dejado de
ser la mujer que había conocido, que velaba por mi vida y, sin embargo, bajo ese rostro inhumano, por su voz, sus gestos, su risa, era mi madre, más que nunca” y, también, “escribir sobre la propia madre plantea, a la fuerza, el problema de la escritura”. Perder a la madre, quizás no sea sino otra forma de perder la lengua. Volverse huérfana de la lengua materna y buscar otra forma de habitar el lenguaje y entenderse como escritora.
La literatura de Annie Ernaux busca una manera de resguardar y cuidar, incluso cuando no se quiere. Hay quienes han llamado a esta autora una “guardiana de la memoria”. Ernaux va más lejos y usa la palabra “salvar”. En No he salido de mi noche dice: “He buscado el amor de mi madre por todas partes en este mundo. No es literatura esto que estoy escribiendo. Veo la diferencia con los libros que he hecho, o más bien no, porque no sé hacer libros que no sean esto, este deseo de salvar, de comprender, pero de salvar primero”. Y este salvar, para la autora, es un preocuparse especialmente por la memoria de las mujeres que el mundo parece siempre muy pronto a desmerecer. En la obra de Ernaux, contar y contarse se convierten en una forma de la generosidad; abrir los ojos es también abrirse, dejarse atravesar por el mundo, quizás incluso disolverse en él, mezclando lo colectivo y lo privado, como en su novela Los años. O como leemos en No he salido de mi noche, “Le gustaba dar, más que recibir. ¿Hacerse valer, ser reconocida? De pequeña a mí también me gustaba dar, estampas, caramelos, para que me quisieran y ser popular. Luego ya no. ¿No es escribir lo que escribo una manera de dar?”.
Se me ha invitado a escribir esta columna para contar del oficio del streamer y mi labor como divulgador jurídico. Mi usuario de redes es “roberttson”, mi nombre es Roberto. Soy abogado de profesión, streamer por oficio y profesor por vocación.
A partir del estallido social de 2019 noté un creciente interés de las personas por conocer más acerca del mundo del derecho. Día a día en sus redes sociales y televisores desfilaban conceptos jurídicos ininteligibles y que eran, hasta hace un par de días, irrelevantes para su cotidiano. Pero ahora eran condición necesaria para saber incluso si estaba permitido, por ejemplo, salir a la calle. En definitiva, el conflicto legal se volvió aún más frecuente y tangible que antes.
Venía haciendo transmisiones en vivo por esta red social desde hace dos años, pero nunca se me habría pasado por la cabeza, hasta ese entonces, hablar de Derecho en la plataforma, ya que Twitch es principalmente un espacio para los juegos y el entretenimiento. Pero funcionó.
Por aquel entonces ya me dedicaba al streaming. Comencé a recibir muchas dudas jurídicas en mis redes, la mayoría de las veces desde la ansiedad o la curiosidad. Contesté en un principio individualmente, pero como se repetían, preferí subirlas a Instagram. Estuve varios días contestando dudas y un par de semanas después decidí hacer lives en Instagram. Al tiempo, comencé hacer esos lives por Twitch.
Twitch y la divulgación Jurídica en Internet
Venía haciendo transmisiones en vivo por esta red social desde hace dos años, pero nunca se me habría pasado por la cabeza, hasta ese entonces, hablar de Derecho en la plataforma, ya que Twitch es principalmente un espacio para los juegos y el entretenimiento. Pero funcionó. Desde aquello ya van un poco más de tres años y, en la actualidad, ocupa el ciento por ciento de mi tiempo laboral.
Hoy me encuentro trabajando en proyectos que me han tenido alejado de las redes sociales, pero me gustaría aprovechar la oportunidad para compartir con ustedes dos aprendizajes que creo fundamentales o, al menos, curiosos respecto de la divulgación jurídica en internet y, específicamente, en el formato de las transmisiones en vivo:
En primer lugar, no todas las ramas del Derecho suscitan en las personas el mismo tipo y cantidad de interés. El derecho civil y laboral causan curiosidad a la hora de enfrentarse a problemas patrimoniales, como qué hacer frente a un despido o algún conflicto con un acto jurídico o contrato. Sucesiones y divorcios por supuesto. El derecho penal también es un espacio jurídico de interés, como podrán suponer. El derecho constitucional resultó especialmente relevante a la hora de reflexionar acerca del proceso constituyente, así como para el análisis de los diversos debates y programas que hablaban acerca del cambio constitucional. Esporádicamente, también el derecho internacional de los derechos humanos, el derecho ambiental y el derecho tributario, entre otros. Sin embargo, cada rama del derecho capta la atención de manera diferente.
La divulgación jurídica efectiva en internet no puede ni debe, según mi opinión, seguir la misma estructura de una clase de Derecho, ya que no se le está hablando a futuras abogadas y abogados. El empleo de ejemplos y metáforas es fundamental para la aparición del conocimiento y su posterior aprendizaje. Hay que partir desde la realidad, de lo concreto, y luego a lo jurídico.
En segundo lugar, la divulgación jurídica efectiva en internet no puede ni debe, según mi opinión, seguir la misma estructura de una clase de Derecho, ya que no se le está hablando a futuras abogadas y abogados. El empleo de ejemplos y metáforas es fundamental para la aparición del conocimiento y su posterior aprendizaje. Hay que partir desde la realidad, de lo concreto, y luego a lo jurídico.
Simplificar estos conocimientos, manteniendo la rigurosidad jurídica, es un desafío constante, ciertamente, pero puedo compartir unos últimos tips: cultivar la curiosidad antes que atiborrar de normas y, sobre todo, entretener.
A partir del 10 de enero se puede visitar la sala de exhibición permanente dedicada a Vicente Huidobro, en el Centro de Extensión, que incluye parte del legado cedido por la Fundación Huidobro a la UC. La primera muestra se llama "Creacionismo y vanguardia" y está abierta de lunes a viernes, con acceso gratuito.
Enero 2023
Centro de Extensión UC
Fotografía Karina Fuenzalida