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6/5/10
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Crónicas de pseudo/nimma
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Seguridad en el ¿trabajo?
El Golpe, by Toni Segarra
Los concursos aficionados de diseño son una lacra que se extiende. Tanto es así, que de un tiempo a esta parte, y por no aburrir, procuro escribir sólo si la convocatoria tiene algo que la haga distinta, merecedora de atención. Es el caso. A veces el interés está en el resultado, otras, en las características de la convocatoria, y otras en el convocante, como sucede en esta ocasión. Este concurso lo convoca el Departament de Treball de la Generalitat para obtener los carteles y gráficas adaptadas para la campaña del Día Internacional de la Salud y el Trabajo. Como lobos al cuidado de las ovejas, quienes deben velar por las condiciones laborales de los trabajadores acuden a la precariedad para resolver el encargo. Lejos de contratar a un profesional que trabaje en condiciones legales, o a un estudio de diseño que a su vez tenga empleados a profesionales que puedan desempeñar esa actividad profesional, optan por un concurso para estudiantes. Curiosamente, los premios en metálico –cuantiosos para un concurso de este tipo– se verán sometidos a la retención de IRPF. ¿Desde cuándo pueden las empresas –no digamos ya la administración– contratar los servicios profesionales de personas –estudiantes o no– sin estatus laboral alguno, sin IAE, sin seguridad social, sometiéndoles simplemente a una retención de IRPF? En lugar de acudir a profesionales se prefiere la precarización del encargo, con esa retención que posiblemente se convertirá en impuesto, pues la misma condición de estudiantes presupone que no hacen declaración de renta. Es inaceptable. Si se pudiera demostrar que mediante estos concursos la administración elude la contratación de servicios profesionales cualificados, quizá hasta sería denunciable. Habría que empezar a pensar en ello. Y sí, antes de que alguien me lo advierta, según rezan las bases los carteles serán expuestos en la sala de exposiciones del FAD. Desde ADG-FAD venimos denunciando estos concursos que denigran la actividad del diseño, por lo que exponerlos ahora “en casa” es de una incongruencia inaceptable. Por la parte que me toca, desde la junta directiva se ha advertido de esta situación, y esperamos que se nos haya escuchado y que el año que viene no se repita. Por coherencia.
Toni Segarra es un gran creativo, el mejor, pero bastante más feo que Paul Newman y Robert Redford. Y sin embargo ha conseguido, elevándolo a la enésima potencia, llevar a la vida real el argumento de aquella gran película. Toni es un gran tipo. Y sé que no se va a enfadar porque yo escriba esto. Tengo que felicitarle, porque lo que está consiguiendo con la campañita del estoloarreglamosentretodos es el mayor éxito de comunicación que se recuerda. Alguien puede pensar que se les está volviendo en contra por un error de cálculo. En mi opinión, nada más lejos. En la teoría del brief y contrabrief, quiero pensar que puede haber sido este el proceso: 1. Hay que conseguir movilizar a la gente, que tome como propia una acción y se entusiasme. 2. El buen rollo mueve poco. La indignación es lo que de verdad hace que la gente actúe. 3. Para ello hay que crear un enemigo común, tangible, capaz de aunar la antipatía de todos, al margen de ideologías. 4. Los bancos son una buena opción. Son los culpables de la crisis, y la gente está convencida que ellos se van a ir de rositas, están dando beneficios a costa de los ahorros de todos. Y las constructoras, claro. Los que nos venden la gasolina y la electricidad también. Todo el mundo cree, incluido el Tribunal de la Competencia, que pactan los precios para que no bajen. Si hay una empresa que aglutine los cabreos de los usuarios, esa es Telefónica, metámosla también. Y si alguien aún no odia a Telefónica, ya se encargará Alierta de hacer unas declaraciones para reforzar los argumentos. También vale Renfe, que prefiere llevar los trenes vacíos antes que bajar el precio de los billetes, para que no se enfade Iberia... pues metemos a las dos. 5. Más difícil es encontrarle un enemigo común a los autónomos y pequeñas empresas... ¡ya está! Esas cámaras de comercio, que les cobra un canon obligatorio sin darles nada a cambio... 6. Bien, ya tenemos los objetivos, pero hacen falta cuatro millones de euros. A ver quién pone ahora ese pastón con la que está cayendo, y sobre todo enfren-
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tándose a todo ese poder aglutinado, va a ser imposible... 7. Nada hay imposible. El dinero lo van a poner esos mismos. Porque protestar es una cosa, pero si la cuenta la pagan ellos, la protesta es mucho más reconfortante. Sólo hay que hacerles creer que la campaña es en su beneficio, no será tan difícil: desprecian tanto la inteligencia de los ciudadanos, tienen el ego tan grande, que será fácil hacerles creer que la gente saldrá a la calle a bailar de alegría y volverán a gastarse lo que no tienen en cuanto chasqueemos los dedos... y qué son cuatro millones, si les convencemos que con esto el frenazo del consumo va a dejar de ser un problema. El resto, ya lo conocéis. Toni, eres el mejor. Hacía falta que este país compartiera un objetivo, un entusiasmo, y lo has conseguido. (Los grupos de Facebook de la contracampaña han barrido literalmente a la campaña oficial; cientos de personas están parodiando los carteles, con un sentido del humor, acidez y creatividad envidiables, por lo que el efecto viral es infinitamente mayor que el del buenrrollismo. Disfruto imaginando al bueno de Toni, con sus amigos Ferrán, Andreu, Marc... juntos brindando después de cenar, en Cala Montjoi mirando al mar... “que sí, Toni, que estáis invitados”... “tranquilo, Ferrán, dame la cuenta que yo se la paso a los de la Fundación Confianza; no te preocupes... tienen pasta”). l