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Jack Mircala. ¿Quién dijo miedo? Lóbrego romance, pálido fantasma, el nuevo libro de Jack Mircala, reafirma el carácter heroico del trabajo de este autor que, además de unas complejas ilustraciones, firma unos estupendos textos escritos en verso. Texto: Eduardo Bravo
Hace apenas unos meses dedicábamos un amplio artículo a la obra de Jack Mircala en el que este ilustrador avanzaba algunos de sus proyectos, entre los que se encontraba un libro para El patito editorial. A pesar de estar sobre aviso, la sorpresa al ver Lóbrego romance, pálido fantasma ha sido mayúscula, no solo por la calidad del trabajo, en el que además de las ilustraciones destacan unos fantásticos textos en verso, sino porque este libro inaugura El baúl de las sombras de Jack Mircala, colección en la que se irán publicando futuros trabajos del autor. Un hecho poco frecuente en el mundo editorial actual, que
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pone de manifiesto la talla y el potencial de Mircala como autor de libros ilustrados. “Es como Tintín, como Astérix... Pero en realidad es una sensación rara eso de tener tu propia biblioteca”, reconoce Mircala quien, por motivos evidentes de su proceso de trabajo, no disfruta de una capacidad de producción similar a la de un Uderzo o un Hergé. En comparación con estos héroes del pincel, la de Mircala es una labor que nadie dudaría de calificar de titánica, definición que es compartida por el propio interesado. “Realmente es una labor titánica y más en el caso concreto de los dos cuentos que
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conforman el libro. Fueron hechos hace tiempo, antes incluso que Siniestras amadas y Eclipse en Malasaña. Después de haber hecho los primeros pinitos con los recortables, las primeras pruebas y libros, tuve la necesidad de avanzar un poco más, abundar en los detalles y explorar el virtuosismo que permite esta técnica. En ese aspecto, en este trabajo está presente esa valentía del que no sabe dónde se mete”. La realización de Lóbrego romance..., fue toda una aventura para Jack Mircala. Además de explorar las posibilidades del papel, supuso el paso de la fotografía analógica a la digi-
tal. Una decisión aparentemente sencilla pero que en el caso de este autor se torna un trabajo propio de Sísifo. “Uno de los cuentos estaba ya terminado pero no quedé muy convencido del acabado. Utilizaba una cámara réflex analógica y había tenido problemas de iluminación, así que decidí repetir el trabajo entero. El problema es que había perdido la mitad de las maquetas. Solo quedaban tres o cuatro, pero consideré que merecía la pena y empecé de nuevo. El cambio fue notable y el salto definitivo a la tecnología es lo que ha determinado también la calidad que tienen mis trabajos ahora”.
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Sin duda, Lóbrego ro mance..., es un paso de gigante en la carrera como ilustrador de Jack Mircala. La complejidad de sus encuadres, la variedad de planos y la elaboración de los detalles ornamentales resultan mucho más arriesgados, no solo que los de libros de juventud como El acertijo de Valpul, sino de otros posteriores como Siniestras amadas o Eclipse en Malasaña. “Experimenté las posibilidades de los detalles, de los interiores, los decorados, la sutileza del movimiento de los personajes... A diferencia de los trabajos iniciales, que eran muy frescos pero tenían las limitaciones téc-
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nicas de las que suelen adolecer los primeros trabajos, este libro supuso sentar las bases de todo lo que iba a hacer después. Por eso, parte de la importancia de estos cuentos es lo que han supuesto como paso adelante a la hora de experimentar con estas técnicas”. Actualmente y tras realizar ilustraciones para proyectos como una campaña contra la violencia de género de la Xunta de Galicia, Jack Mircala se encuentra inmerso en la producción de un nuevo libro para El patito. “La editora me ha propuesto participar en un libro sobre santos. Pensó en mí al ver el trabajo de Siniestras amadas, que es un
libro muy iconográfico en el que cada una de las mujeres está tratada de un modo muy personalizado, elevando su figura al máximo, con los decorados llenos de flores... Podría parecer una sucesión de vírgenes y el libro de los santos puede ir un poco por ese lado. No soy creyente y estoy, como les sucede a muchos, peleado con estas cosas pero, por otro lado, mantengo la diferencia entre lo que es la teoría y el dogma con lo que es la cultura. Como elemento cultural, cuando me propusieron este proyecto me pareció perfecto y,
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por otra parte, mi estilo, en el que hay mucha repetición de elementos, cierta saturación barroca y un poco de exceso, se adapta mucho a este tipo de temas. Lo que sí que me daba cierto miedo era que el trabajo quedase como la clásica estampa del santo que hemos visto toda la vida. Mi intención es hacer una cosa más colorista, más expresionista, con las formas más cortantes. Estoy ahora trabajando en San Antonio. En un primer momento me costó mucho porque estaba atascado conceptualmente pero, una vez que decidí cómo sería la figura inicial, todo ha sido muy rápido”. ß