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Tipografía Bohemia
Eduardo Manso Calidad tipográfica Dice Erik Spiekermann que la tipomanía es incurable pero no letal, y tiene razón. Nuestro protagonista sabe que el que se enamora de las formas tipográficas difícilmente se desengancha. Esta profunda fidelidad seguramente tiene que ver con lo íntimo de la relación del diseñador con los tipos, tanto del que los aplica como, en el caso que nos ocupa, del que los imagina y realiza. No se puede conocer la profesión de tipógrafo sin comprender el romanticismo que encierra. Texto: José Luis Lizano Algo de esto sabe Eduardo Manso, avezado tipógrafo afincado en Barcelona –aunque añorante de su Argentina natal–, que tiene en la tipografía su pasión, además de su principal terreno laboral. Un ámbito al que llegó de una forma un tanto curiosa. “La historia es menos romántica de lo que me gustaría. Creo que desde siempre tuve interés por la tipografía, el dibujo y actividades afines, pero la carrera de diseño gráfico no era muy conocida para mí. Cuando estaba terminando el secundario no sabía exactamente a qué dedicarme y barajaba empezar a estudiar medicina. Entonces realicé un test vocacional con un grupo de psicólogos. Según su resultado debía ser arquitecto o diseñador (gráfico o industrial). El test había resuelto gran parte
de mis dudas y había confirmado mi interés por el diseño, así que decidí estudiar diseño gráfico”. Como se suele decir en los casos de enamoramiento, una cosa llevó a la otra y, de forma natural, comentó su noviazgo con la tipografía, que dura, firme y decidido, hasta el día de hoy. “Sucedió mientras estudiaba diseño gráfico en Mar del Plata, del año 1992 al 1996. Entre los estudiantes de la escuela había mucho interés por el trabajo de Zuzana Licko y Rudy Vanderlans para la revista Emigre y por la tipografía deconstructivista que estaba haciendo David Carson en RayGun, así como por el trabajo de Type-ø-Tones y García Fonts en España. Es decir, había una movida tipográfica mundial, en todo nuestro entorno se
hablaba muchísimo del tema y, sin darme cuenta, yo también me encontraba diseñando alfabetos experimentales para mis trabajos de clase. Por otro lado, en 1995, Rubén Fontana diseñaba su tipografía Fontana en exclusiva para la revista tipoGráfica con un enfoque distinto (una tipografía original y para texto) y un año después Zuzana Licko diseña Filosofia y Mrs Eaves. Ante ese panorama mi interés iba creciendo de forma gradual hacia el nuevo rumbo que estaba tomando la tipografía”. Con la llegada del nuevo milenio, ilusionado con la perspectiva de nuevos retos, decide cambiar Mar del Plata por el Mediterráneo. El final del verano de 2000 lo lleva a la capital catalana donde, en seguida, comienza a trabajar en Cosmic, uno de esos
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estudios en los que cualquiera desearía trabajar. “Trabajaba en una agencia de publicidad, la pasaba muy bien, tenía mucha libertad y además me pagaban bien, pero sentía que necesitaba probar otras cosas a nivel profesional. Tenía amigos en Barcelona y muy buenas referencias de la ciudad en cuanto a diseño, por lo cual me vine con mi book bajo el brazo; ya había probado cómo era trabajar en las grandes agencias y me apetecía hacerlo en un estudio pequeño. Llegué a Barcelona en septiembre y en octubre ya estaba trabajando en Cosmic. Tuve suerte de caer en un sitio donde coincidía lo que ellos buscaban con lo que yo buscaba: un estudio con un marcado perfil tipográfico y que realiza trabajos muy diversos, con especial énfasis en el diseño editorial”. En el coqueto estudio de la calle Aribau cruza su camino con otro de los grandes nombres de la tipografía actual en España, Laura Meseguer, con la que comparte a partir de entonces diferentes actividades tipográficas, como conferencias o workshops. “Fue una de las razones por las que elegí Cosmic, porque estaba Laura, que a su vez era miembro del colectivo Type-ø-Tones, que yo conocía muy bien. Era una garantía de que el estudio tenía una sensibilidad especial por la tipografía”. Superada la etapa de Cosmic, actualmente ofrece sus servicios de forma independiente, pudiendo así concentrar un mayor esfuerzo en desarrollar su labor como diseñador de tipografía. “Trabajar por mi cuenta me da la posibilidad de explotar más mi faceta tipográfica y mayor libertad, aunque también más incertidumbre (no todo es positivo) pero creo que ha sido una buena decisión. Tengo dos tipos de clientes, por un lado clientes que encargan diseño gráfico y, por otro, clientes que encargan tipografía. Éstos son de lo más variado, desde directores de arte, estudios o agencias de publicidad, hasta grandes periódicos o revistas”.
Antes calidad que cantidad Bohemia, Relato y Lorena son los nombres de sus hijas más aventajadas. Tipografías que saben mirarse en el espejo de la historia pero se muestran como orgullosas habitantes del presente. Las tres avaladas por el Certificate of Excellence in Type design que otorga el Type Directors Club de Nueva York y Bohemia premiada en la categoría texto del International Type Design Contest 2003 organizado por Linotype, además de
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Tipografía Relato Serif
Tipografía Dixplay
seleccionada en 2004 tanto en la Bienal Letras Latinas como en la Internacional de Diseño Gráfico de Brno. “Cuando uno es autodidacta necesita, en cierto modo, que otros diseñadores confirmen que estás haciendo las cosas bien, como cuando estudias necesitas el visto bueno de tu profesor. Es por eso que nunca he tenido problemas en someter mis tipos a concursos, es más, en algunos casos lo he necesitado. En cualquier concurso lo primero que me fijo es en el jurado, es muy importante que sea cualificado, porque es igual que pedir una opinión. Si quiero saber si estoy haciendo una tipografía correctamente no se lo puedo preguntar a mi vecino, se lo tengo que preguntar a alguien que entienda de tipografía. De otra forma es
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mejor no preguntar, a menos que tu vecino sea Matthew Carter. No sé exactamente cuanto han repercutido en mi trabajo los premios pero creo que bastante. De hecho tengo varios clientes internacionales que no se cómo han dado conmigo y puede que tenga algo que ver”. Las motivaciones que llevan a un diseñador a afrontar la realización de una nueva tipografía parecen difícilmente inteligibles para el común de los mortales. En un campo en el que hay miles de posibilidades al alcance del ratón de forma inmediata, cada día aparecen nuevos tipos… y lo extraordinario es que, casi cada día, podemos conocer una nueva tipografía que nos sorprenda. “No se puede explicar, las razones son variadas y
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Tipografías Relato Sans
cambian de diseñador a diseñador. En mi caso cuando encuentro una idea original que explorar me surge la necesidad de empezar una tipografía nueva, que generalmente, al tiempo, abandono. Sólo las ideas que mantienen mi interés durante un período prolongado son las que finalmente se transforman en fuentes. También está la otra vertiente, que consiste en que un cliente te encarga una tipografía y te da un briefing. En ese caso todo es distinto. Si a ti no te gustan tanto los remates en forma de gota da igual porque puede que sea lo correcto para el encargo. No porque al cliente le guste (que también da igual) si no porque el briefing lo requiere. Por otra parte, dentro de los remates en forma de gota no todo está dicho y se pueden buscar soluciones creativas
que respondan al encargo y que, por añadidura, aporten algo a la cultura”.
Presentando a la familia Andromeda, Rina o Eroxion son los nombres de alguna de sus primeras aproximaciones al diseño de alfabetos. Como suele ser habitual, se inscribían en la línea de los tipos para titulación, de fantasía, habiendo dejado en ellos el tiempo la huella clara del experimento, del aprendizaje. “Los veo como algo natural, no conozco muchas diseñadores que en sus primeros intentos saquen tipos perfectos. Ahora bien, creo que es necesario mostrarlos y hablar de ellos desde la perspectiva del proceso de aprendizaje. En mis conferencias
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siempre los muestro para que los que se quieran dedicar a la tipografía y no estén del todo motivados sepan que a nadie le sale bien en el primer intento, que es un camino largo pero que se consigue. Empecé haciendo tipos experimentales, luego modulares, seguí con los monolineales y finalmente con los tipos para texto. Con Emtype hice un borrón y cuenta nueva. Eso no quiere decir no vaya a hacer más tipos de fantasía, seguramente lo haré pero con otro criterio”. Adentrados en la etapa madura de su obra, sus tipos, sobre todo los más recientes, muestran un tratamiento reflexionado y formalmente sólido, observándose en ellos un carácter humanista, de calidez y cercanía, que provoca una gran empatía.
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Podríamos hablar de un diseño con la amabilidad de la nueva tipografía latinoamericana pero, a la vez, con la rigurosidad del norte de Europa. “Este es un gran tema, y me sorprende que no hayas dicho solamente que son ‘muy latinos’. No es algo meditado. Cuando pienso en un nuevo tipo cada proceso es diferente (porque cada tipo es diferente). El punto de partida y de llegada es diferente, el camino es diferente, pero lo que no cambia es mi forma de andar ese camino. Siempre intento innovar de alguna forma, aun en los tipos más conservadores, como Lorena, y tal vez eso provoque amores y odios. Uno no puede caerle bien a todo el mundo, para eso ya existe la Helvetica”. En el caso de Manso, la forma de contribuir con nuevos matices al mar de la tipografía es “pensando mucho e intentándolo. Es parte del proceso, prefiero arriesgarme en una solución a hacer algo ya probado. La línea divisoria entre lo permitido y lo aberrante es muy fina pero hay que intentarlo. No puedo hacer tipos como se hacían hace cuatrocientos años; me puedo inspirar en el pasado pero tengo que aportar algo que diga que este tipo es contemporáneo. Por ejemplo, cuando diseñe Dixplay me inspire en un juego electrónico que yo jugaba de pequeño (Boot Hill) y si bien es un tipo de pixel donde las soluciones formales se encuentran muy restringidas, intente en todo momento proponer nuevas ideas formales y técnicas. Dixplay tiene aproximadamente 300 pares de kerning, algo inusual en tipos para píxeles. Lo que hace que se pueda usar también en papel. Bohemia está inspirada en los tipos de periódicos y revistas de Estados Unidos de finales del siglo XIX, pero en vez de ser un ‘revival’ sólo recoge elementos sueltos presentes en esa atmósfera como punto de partida y los mezcla con ideas actuales. Explora los límites del contraste, la forma del arco y muchas otras cuestiones. Como resultado tenemos una familia original pero con reminiscencias al pasado. En el caso de Relato, el punto de partida fue el propio concepto de relato, pero también después de hacer Bohemia me interesaba hacer algo totalmente alejado de modelos históricos. Una constante del proceso era lograr que fuera muy personal, de modo que todas las decisiones fueron en esa línea. Relato Sans intenta ser un tipo multiuso y sólo sigue la estructura de Relato Serif, si lo analizamos como familia cambia un poco la idea de la dupla Sans y Serif tradicional.
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Tipografías experimentales
Por último, Lorena es un tipo más tradicional, que espero se convierta en un amplio y versátil sistema para periódicos. Aquí las aportaciones hay que buscarlas en el conjunto, porque hacerlo demasiado diferente restringiría el uso para el que fue pensado”.
Un gran paso adelante Hace unos meses, Eduardo, que mantiene su propia fundición en internet –Emptype–, ha sido noticia porque FontShop, quizá la marca de mayor prestigio actualmente en este terreno, decidió distribuir sus tipos. “Desde que decidí fundar Emtype me propuse mantener mi fundición en base a la calidad y no a la cantidad de tipos publicados, daba
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igual si hacía sólo una familia cada uno o dos años y es por eso que solo tengo 4 tipos: Relato, Relato Sans, Dixplay y Bohemia (que es distribuida en forma exclusiva por Linotype). Yo también me sorprendí un poco de que quisieran distribuir mis tipos porque sólo podía ofrecerles tres familias por el momento. De hecho todavía no tengo fecha para la publicación de Lorena Serif, que se encuentra ahora mismo en fase de proceso y cambios menores”. Sin duda éste será un espaldarazo importante para la ascendente carrera de este fan de Borges y Cortázar. “Es posible. FontShop es muy conocido internacionalmente y realiza mucho material promocional, como la revista Font, es sponsor de los eventos tipográficos más importantes a
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Tipografía Lorena Serif
nivel mundial (TypeCon, ATypI y TypoBerlin), además de gozar de muy buena reputación entre los diseñadores. Pese a la magnitud de FontShop, encaja perfectamente en la filosofía de Emtype. Pienso que ellos no tienen como ambición ser distribuidores de todas las fundiciones que existen, su filosofía es, más bien, ampliar su catálogo con las fundiciones que consideran interesantes. Actualmente son unas cincuenta. Considerando que según Myfonts en el mundo existen unas seiscientas fundiciones, la verdad es que son bastante selectivos”. Aquí llegamos al nudo gordiano de la difícil profesión de tipógrafo, al menos en nuestro país: la complicada rentabilidad de una actividad que exige mucho y ofrece, a
cambio, escasa recompensa; salvo en el terreno personal, claro, lo que la convierte en algo reducido a un grupo de románticos que, mal que bien, sobreviven complementando sus ingresos con labores colaterales. Hasta hace bien poco prácticamente no existía esta tarea como tal en España, ya que sólo un puñado –casi literalmente– se dedicaba con plena conciencia. Hoy en día las cosas han mejorado notablemente –paralelamente al crecimiento económico del país, es evidente–, pero no es suficiente, no estamos todavía a la altura de países de nuestro entorno en los que esta profesión tiene un mayor reconocimiento, tanto público como económico. En definitiva, sigue resultando indispensable el sacrificio del autor. “La tipografía es sólo para
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gente a la que le guste profundamente. Lleva mucho tiempo y generalmente no compensa económicamente, por eso supongo que se dedica tan poca gente en el mundo. En mi caso me dejo llevar por la motivación. Cuando un tipo no me motiva lo dejo aparcado y no continúo. Como el proceso es muy largo tengo que estar convencido de que realmente vale la pena el esfuerzo. La tipografía es algo que no se puede hacer sin ganas, es casi imposible. Eso sí, también tiene muchas cosas positivas, es algo apasionante, que te atrapa; es un desafío, un aprendizaje constante. Te da la satisfacción del trabajo bien hecho, de que diseñadores a los que tú admiras usen tus tipos… en fin, creo que estamos un poco enfermos”. ß