Hola Por Qué Camisetas con mensaje y más cositas Ana Escalera Moura y Eduardo G. Villamañán son Hola Por Qué, y lo son porque un día, cuando compartían con otra gente un localito en la zona de Malasaña y pensaban qué nombre poner a su entonces incipiente taller de serigrafía y camisetas, andaba por ahí rodando “un óleo horripilante de Eduardo en el que había pintado una calle de Palencia en la que por una acera pasaba un hombre que decía: ‘¡Hola!’, y por la de enfrente otro que decía ‘¿Por qué?’. Nos reíamos mucho de él –confiesa Ana–, pero al final empezamos a mezclar y dijimos: pues oye, Hola Por Qué”. Un poco outsider –“no tenemos una relación muy directa con el mundo del diseño gráfico, ni tampoco con el mundo de la serigrafía ni con el mundo de la moda”–, Hola Por Qué se ha convertido sin embargo en una marca reconocida y reconocible, cuyas impecables serigrafías, su humor negro y su perspectiva más bien ácida de los mundillos de la cultura y el arte alimentan tanto su reputación como sus creaciones. De sus inicios en el Rastro –lugar al que deben sus primeros clientes– conservan aún la costumbre de ir a contracorriente, y una cierta anarquía en su modo de trabajar, cada uno por su lado y luego “hablando, mezclando, poniendo, quitando…”. A pesar de que cada vez se involucran en más proyectos, no dejan por ello de avanzar a su propio ritmo, siempre con las camisetas como bandera, una prenda popular, sencilla, para la que crean conceptos no perecederos más allá de los estándares típicos de la moda. Texto: Ester Catoira
Wikipedia es una auténtica mina. Buscando una definición de “camiseta” (la que da la Real Academia tiene sólo dos líneas y me venía mal para la entradilla) me encuentro con lo siguiente: “Una camiseta es una especie de camisa de mangas cortas (también las hay de manga larga y sin mangas), cuello redondo (llamado ‘en caja’, aunque también las hay con cuello en pico) y sin botones ni bolsillos. Se usa como prenda interior (para casa, deportes, dormir, pero también se lleva a menudo como única prenda de vestir en la parte superior del cuerpo, aunque las mujeres también suelen llevar un sujetador –las que lo necesitan–)”. Y pensar que en el Vaticano se pasan las horas muertas metiendo tijera a la biografía de Gerry Adams en lugar de sacar brillo a estas perlas. En fin.
Ignoro si Ana y Eduardo, de Hola Por Qué, se preguntan sobre el tamaño del busto de sus futuras modelos cada vez que se sientan a diseñar alguna de sus ‘prendas de chica’, aunque lo que sí hacen, seguro, es contar cada vez más “con el cuerpo que está debajo y que le da forma”. Después de tres colecciones –100% cultura, La gente es boba y ¡Caga!– sin más hilo conductor que su necesidad de materializar un puñado de ideas sueltas, en las dos últimas –Lapidalandia y Te amo/Te desamo– se han retado a sí mismos para “trabajar sobre un tema en concreto y actuar mucho con la prenda en sí, que la posición de la estampa tenga también que ver con el contenido”. Te amo/Te desamo, donde glosan con cruda ironía –y hasta ternura, a veces– las diferentes etapas del amor y del deseo, es en este
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sentido su trabajo más explícito, con su repertorio de manos que abrazan, mariposas que se agitan a la altura del estómago e inequívocos (e indelebles) chorretones de placer masculino. Con Lapidalandia 1 y 2 –invierno/ verano– pusieron en marcha también un experimento convertido ya en costumbre: acompañar la colección de un videoclip y una canción. Contribuyó a ello, además de sus ganas “de hacer de todo”, una exposición en el festival Actual de Logroño a la que también llevaron unos muñecos y una máquina de chapas con 10 modelos de cucaracha. “Al principio la gente le hacía muchos ascos y luego a todo el mundo le gustaba –asegura Ana–. La cucaracha tiene mucho que ver con el tema que tratamos en Lapidalandia, el fin del ser humano en las ciu-
dades, cada vez más sórdidas y menos habitables. Es un bicho duro, muy común, que se adapta a todo… que puede vivir aquí”. Si Te amo / Te desamo concluye (en su colección de verano) con la desencantada sentencia ‘Las pajas siempre tienen un final feliz’, en ‘El Fin’ de Lapidalandia la cucaracha aparece como nuestra triunfante sucesora en la frágil cadena de la ‘evolución’. Ana y Eduardo, en un gesto muy suyo, la han adoptado “como animalito de compañía”, permitiéndole que corra a su antojo por su página web.
Encargos Abarcar varias disciplinas viene siendo, por otra parte, el modelo a seguir en los últimos tiempos por todo aquel que se dedique a
desarrollar un proyecto creativo. Ana y Eduardo han escogido la camiseta como soporte porque “es algo que usa todo el mundo, mucho más estable que los carteles, por ejemplo, que durante unos días se ven mucho pero luego desaparecen”. En la camiseta, afirman, “hay total libertad de ejecución y de asociación de ideas”. Ellos en las suyas combinan diseño e ilustración con una clara voluntad artesanal y ecológica: trabajan exclusivamente con tintas al agua –la impresión en plásticos está descartada, por tanto– y su máquina de serigrafía es manual. Tanto las camisetas como los trabajos en papel u otros soportes se cuecen uno por uno, incluso para tiradas de 1.000, 2.000 o 3.000 unidades. Aparte de sus propias colecciones, Hola Por Qué trabaja por encargo a partir de
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un mínimo de 10 prendas para particulares, colectivos –como Ladinamo–, la tienda de souvenirs del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid (MNCARS) o Greenpeace, a quienes consideran sus principales clientes. Para la organización ecologista han hecho “muchas camisetas y mucha ilustración” –responsabilidad de Eduardo– estampada también en bolsas, pegatinas, postales… También se han lucido con trabajos de reproducción de obra gráfica, como el realizado para el diseñador José Luis Giménez del Pueblo y su Antología Gráfica del Cante. Apuntes de los palos, una serie limitada y firmada de 75 ejemplares más 15 pruebas de autor en papel, con serigrafías de 6 a 10 colores. En el MNCARS, su especialidad es dar caña: desde sustituir “Reina Sofía” por
“Reina Sufría”, hasta reinterpretar obras de Miró, Dalí o Picasso –a quien rebautizaron como Pablo Ruiz Picachu en su diseño El Guernika de Picachu–. Es quizá en estos trabajos donde, a pesar de ser encargos, se reconoce más su estilo personal, aunque tanto Ana como Eduardo aseguran no haberse planteado en ningún momento “ser reconocibles, sino decir simplemente lo que nos gusta de la manera en que nos gusta. ¿Cómo somos? Hmmmm…. Creo que bastante fieles a nosotros mismos, eso desde luego –observa Ana–. Si hay algo muy nuestro es la provocación, la mala hostia, el humor…”.
Ediciones y talleres Otro de los frentes que Hola Por Qué mantiene abiertos es el de las Ediciones
(Ediciones Hola Por Qué). “Empezamos a hacerlas –cuenta Eduardo– porque en Periferia, una librería de Lavapiés en la que vendíamos nuestras camisetas, el ilustrador Miguel Brieva también vendía su revista Dinero. No nos conocíamos, pero un día nos escribió y nos preguntó si queríamos hacer camisetas con sus dibujos. Hablamos, nos gustó mucho la idea y fue entonces cuando empezamos a pensar que estaría bien vender juntos un número de la revista y la camiseta. Metimos ambas cosas en una bolsa y ya está: esas son las ediciones”. “Lo hacemos totalmente por amor –puntualiza Ana–, sólo con la gente que nos gusta. Como no podemos generar un stock muy grande de material sin salida comercial, nos lo curramos sólo cuando surge y de verdad nos apetece”.
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Además de con Brieva, Hola Por Qué ha colaborado también con una pequeña pero magnífica editorial de Logroño, Pepitas de Calabaza –“una editorial de provincias con menos proyección que un cinexín”, según cuentan Ana y Eduardo en su web con mucho cariño y mejor humor–, y con los palentinos Hadidas Apóstol, músicos autoeditables con quienes pusieron a la venta su tercer CD, El patriarca de la calle
Encarnación. Hola Por Qué se asegura además de que sus múltiples conocimientos no caerán en saco roto gracias a que, en vez de guardárselos en el bolsillo como si fueran la receta de la coca-cola, se preocupan de transmitirlos regularmente en múltiples y variados talleres. “La serigrafía es una técnica muy asequible y a la gente le gusta mucho –expli-
ca Ana–. Tenemos cursos bimensuales, monográficos (un fin de semana entero haciendo camisetas, por ejemplo), intensivos de una semana… o directamente a la carta si se forma un grupo de varias personas interesadas en un horario concreto. También reservamos espacio en el taller para artistas o diseñadores que quieran sacar adelante sus propios trabajos, y eso está muy bien, porque las dificultades que nos plantean nos sirven a nosotros mismos para seguir aprendiendo”. Para el nuevo curso ya están pensando en ampliar el repertorio y dar clases de preimpresión, estampados sobre tela, serigrafía en cerámica… “Queremos seguir acondicionando nuestra estructura y también comprar un poco más de maquinaria”. Y terminar la segunda parte de la colección Te amo / Te desamo, claro. Ambos barajan la
posibilidad de estampar también calzoncillos y bragas. “Hay prototipos, ¿no?” –dice Eduardo–. “Sí –responde Ana–. Para el invierno igual la sacamos. Si le encontramos un sentido y nos apetece… La verdad es que cada vez nos vamos metiendo en más cosas, ¡nos complicamos mucho la vida! Aunque lo nuestro siguen siendo las camisetas”.
Cosas por Dinero En Hola Por Qué tienen muy claro que la unión hace la fuerza, aunque lo mejor de ese lema –muy cierto– sea también que ofrece la oportunidad no sólo de salir adelante sino también de hacer contactos y pasarlo bien. Ellos, que conocen el sistema del trueque y de la red como la palma de su mano –“yo te estampo a ti un vestido, tú me llevas a mí a
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una feria, nos pasamos este contacto…”–, organizan junto a otros creadores y colectivos una cita que va camino de convertirse en un clásico: la feria Cosas por dinero, abierta dos veces al año en la galería Off Limits de Madrid. En ella hay “un poco de todo”: ropa, complementos, juguetes, publicaciones… pero también música, teatro, degustaciones… Hola Por Qué, en todo caso, no se luce sólo ahí, sino en muchas otras citas y espacios como La Boca, el MNC (mercado de nuevos creadores, en Barcelona), varios shopping-rooms –el de la galería El Ojo Atómico, por ejemplo–, o eventos como Oporto Estudios Abiertos, en el que –como su nombre indica– varios talleres de la zona abren sus puertas al público “en general” para que éste pueda ver de cerca su lugar de trabajo y sus creaciones. l