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mDonada. Gran maestre gráfico Apasionado de las ciencias ocultas, el esoterismo y la música, mDonada ha conseguido desarrollar un diseño gráfico personal y diferente en el que las referencias al punk o el black metal se codean con los símbolos cabalísticos y la magia. Texto: Eduardo Bravo
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Pocas horas antes de la cita, mDonada escribe el siguiente mensaje: “¿Podemos quedar mañana mejor? A la misma hora. Sin más cancelaciones. Tengo que ir a hacer unas serigrafías y no sé cuando terminaré. Me lío ahí con las tintas y me vuelvo loco. ¿Puede ser?”. Por supuesto que puede ser. Más aún cuando se conoce la entrega que mDonada pone en todo su trabajo y su pasión por la serigrafía, los procesos artesanales de impresión y el trabajo manual del diseñador. “La serigrafía me parece un mundillo apasionante –afirma–. Es un trabajo súperbonito, impactante, eléctrico, fresco, tiene su textura... Tengo la suerte de tener un amigo que tiene un taller y me deja hacer lo que quiero
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porque, aunque aparentemente resulta sencillo, en realidad la serigrafía es complicada. Tirar un dibujo no tiene más misterio pero jugar con las tintas, las texturas, hay un montón de trucos... Es un oficio al que hay que dedicarle muchas horas porque es muy lento, hay que limpiar, emulsionar... justamente todo lo que no me gusta”. mDonada es un trabajador incansable que odia la monotonía de los procesos laboriosos y necesita hacer infinidad de cosas a un tiempo para, como él dice, “no ponerse pocho”. Una forma de ser que explica, por ejemplo, por qué abandonó su trabajo como animador en Cartoon Network para dedicarse, entre otras muchas ocupaciones –como
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tocar en el grupo Grabba Grabba Tape!, pintar cuadros o dirigir Gssh Gssh, su propio sello de discos–, al mundo del diseño gráfico. “Hacíamos cortinillas, promociones de la cadena y rotoscopia, mucha rotoscopia, que es como calcar y limpiar planos, que es ni hacer dibujos animados ni nada. Era un proceso muy largo para tan poco resultado. Para 4 segundos de animación había que hacer 45 dibujos y eso me ponía súpernervioso. Me gustaba, pero no me sentía cómodo. No era una cosa que me levantara por la mañana y dijese ‘¡qué ganas de ir a currar!’ porque, a las 8 de la mañana, a nadie le apetece coger un lápiz. Al final terminé dejándolo, lo aparqué por completo y no sé si podría volver a la anima-
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ción. Mucha gente me dice ‘¿pero por qué no haces un corto?’ y yo ‘¿pero qué dices? ¿estás loco? Miles de dibujos... quita, quita’. Hay grupos que me proponen hacer vídeos con animación pero me da una pereza... prefiero hacer otras cosas. Me gusta la animación, la veo, se hacen cosas muy chulas pero no es para mí”.
Mañana a la misma hora Al día siguiente, la cita es en un café del centro de Madrid. Un escenario que no le es extraño a mDonada, que acostumbra a pasar largos ratos dibujando en los bares. “Me paso horas. Muchas veces ni como. Me pongo a
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dibujar a las 11 de la mañana, miro el reloj y son las 5”. En esta ocasión, sin embargo, lee arrellanado un sofá y me cuesta reconocerlo. Aparentemente, nada indica que se trata de ese diseñador gráfico obsesivo/compulsivo que no para de hacer cosas y que, si no hace más, no es por pereza sino porque no quiere fallecer de agotamiento. “A veces es un horror porque la cabeza no me para. Veo imágenes constantemente. Cuando estoy con un trabajo y no lo termino, estoy súpernervioso porque ya estoy pensando en otra cosa. Cuando me encargan una portada, por ejemplo, le digo al cliente ‘no me mandes cosas sueltas, mándamelo todo junto. Si no, vamos a volvernos locos los dos por-
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que, en cuanto me cambies una cosa con la que no esté de acuerdo, voy a querer comenzar de cero y va a ser una pérdida de tiempo’. Muchas veces no duermo porque estoy ahí dándole vueltas a la cabeza y, en otras ocasiones, he visto algo en la calle y he tenido que ir corriendo a casa para dibujar o diseñar... Se pasa mal, pero necesito vomitar las imágenes y dejarlas apartadas, hacer un ‘reset’, si no, me vuelvo loco. Cuando la gente me ve así dice ‘haces un montón de cosas’, yo les respondo ‘¡qué va!, ¡qué va! Que podría hacer más’ pero no quiero morir agotado, sobre todo mentalmente, porque físicamente no es que me agote mucho... Ellos se piensan que me siento y digo ‘voy a
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hacer un diseño’, chasco los dedos y lo tengo al segundo. Me dicen ‘pero házmelo ya’ y yo ‘espérate, que tengo que pensarlo, probar, hacer locuras, o lo que sea’. La gente no es consciente de ello y eso agota un montón. Te dicen ‘estás sin hacer nada’, y yo ‘no, no, que estoy pensando, espérate’”. Nada más comenzar la entrevista, mDonada ha preferido abandonar el sillón y sentarse en una silla, mucho menos cómoda, pero en la que puede estar más alerta. Una decisión comprensible teniendo en cuenta que, al hablar de su trabajo, mDonada se enciende, gesticula y se ríe consiguiendo que, para el interlocutor, charlar con él sea una experiencia trepidante. Algo semejante a
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ser engullido por un tornado o volteado por una ola. En un caso apareces en el mundo de Oz; en el otro, tragas agua, los ojos se te llenan de sal, te arañas con las rocas del fondo y el bañador se te llena de arena. En ambos casos se obtiene la sensación de haberlo pasado estupendamente, algo que para mDonada es importante, casi imprescindible, cuando se trata de desarrollar su trabajo. “Intento hacer cosas que me gusten, que me aporten felicidad, satisfacción personal. La música, el diseño y ahora los cuadros. Son cosas que te llegan sin necesidad de buscarlas y que tampoco son disciplinas que estén muy distantes entre sí. La música es algo con lo que me he criado y lo de pintar cuadros, que
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es algo que no había hecho nunca, me vino muy bien porque, durante una época, el diseño me tuvo bastante descontento. Perdí la ilusión porque no me gustaba lo que hacía, no me gustaba mi trabajo, pensaba que estaba caducando. Fue una etapa muy dura. Dejé de creer en el diseño, no en el diseño gráfico sino en lo que yo hacía, y los cuadros me vinieron muy bien porque me dieron relax mental, me permitieron enfocar mis ideas hacia otro lugar, me hicieron aprender cosas y me permitieron regresar al diseño con más fuerza”. En el campo del diseño gráfico mDonada es, sin lugar a dudas, una de las figuras con mayor proyección en los próxi-
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mos años. Una de las razones que permiten hacer esa afirmación es su complejo y sólido universo iconográfico que bebe de fuentes como la fantasía, el esoterismo, la magia o las sociedades secretas. Un contenido poco habitual en el mundo del diseño actual y que, como él mismo afirma, “es lo que evita que mis dibujos sean ñoños e insoportables. Si no fuera por eso, serían un rollo Heidi”. Otra de sus virtudes es su estética rompedora en la que no parece que existan reglas, barreras o complejos. Por último, su talento para verter ambas cosas en trabajos comerciales con una asombrosa libertad creativa, hacen de él un diseñador al que no hay que perder de vista.
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“No siempre me dejan hacer lo que quiero. He hecho trabajos que ni he firmado porque no me gustaban pero también he tenido la suerte, y eso me encanta, de que hubiera gente que ha confiado en mí a la hora de diseñar y me ha dado libertad total. Lo que sí es cierto es que no suelo tener miedo a la hora de diseñar o arriesgarme con algo. No soy una persona que me eche para atrás fácilmente y, si estoy convencido de algo, lo defiendo. Luego, si no gusta, ya lo usaré para otra cosa o ya se me ocurrirá hacer algo con ello. Una cosa con la que cuento a mi favor es que no sigo ninguna tendencia ni me fijo demasiado en lo que hacen los demás. Me influyen
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más las cosas que me pasan en la vida que las que veo en los blogs o en las exposiciones. Los veo, pero no voy más allá de percibir cosas bonitas, no hago un ejercicio mental de ‘voy a hacer esto’, no lo veo de esa manera. A veces, sí que encuentro cosas que me gustan, pienso ‘cómo mola’ y las utilizo, pero dándole siempre una vuelta, porque lo importante no es de dónde cojas las cosas sino hasta dónde las lleves. Creo que eso me ha dado una firma especial al hacer cualquier trabajo”.
“Para eso tenemos las manos” La generación de diseñadores de mDonada es una de las primeras que han convivido
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con los ordenadores desde su infancia. Para muchos, ésto ha supuesto el desconocimiento absoluto de las técnicas manuales del oficio de diseñador; para otros, todo lo contrario. El mejor ejemplo de ello es esa diferente forma de hacer las cosas que caracteriza a mDonada y en la que tiene un papel muy importante la experimentación con técnicas cercanas a la artesanía. “Cuando hacía animación utilizaba un montón las manos, dibujando, haciendo figuras con recortes de papel... Luego empecé a diseñar y, durante mucho tiempo, no toqué un boli. Al empezar a pintar cuadros he vuelto a recuperar la mano y me he dado cuenta de lo importante que es. ¡Pero si es lo mejor!, ¡si
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para esto tenemos las manos! Para mí, un diseñador es bueno si sabe utilizar las manos. Todo el mundo sabe utilizar ‘Photoshop’, todos los niños vienen con el ‘Photoshop’ bajo del brazo y te dicen ‘soy diseñador’, ‘no, tú sabes manejar Photoshop, que no es lo mismo’. A la hora de diseñar, utilizo más lo analógico que lo digital, no sólo porque me entretiene más, gracias a que pruebo texturas, escaneo o hago fotocopias sino porque, por muchos filtros que tenga ‘Photoshop’, la frescura o espontaneidad de un recorte, de una fotocopia no la consigues nunca con el ordenador. Lo mismo sucede con la tipografía. Durante una temporada estaba obsesionado con que las tipografías no tuvieran las letras
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iguales. Me gustaba una tipografía, la cogía, la imprimía en un papel, la arrugaba, la tiraba por el suelo, la rasgaba, la rascaba, la escaneaba y la rompía entera porque no podía ver dos ‘aes’ iguales. Me ponía súpernervioso. Tenía que haber un mínimo cambio. Iba por la calle, fijándome y diciendo ‘en esa tipografía se repite la a, la e... ¡qué mierda! ¡qué mal!’. Estaba obsesionado con eso porque, para mí, la tipografía o los rótulos forman parte del diseño, de un todo, de una unidad. La idea no es ‘el diseño’ por un lado y ‘el texto’ por otro, como mucha gente acostumbra a hacer. No consiste en escoger una imagen guay y ponerle cualquier texto, porque de esa forma lo que tienes es una imagen que mola y, por
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otro lado, un texto que también mola pero que no generan ninguna unidad. Lo que a mí me gusta, y soy bastante radical en eso, es hacer una unidad y que el texto forme parte de una sola pieza. Por eso, tratar manualmente las tipografías me permite convertir la tipografía en imagen y conseguir generar un todo compuesto por la imagen no tipografía y la imagen tipográfica”.
Primero Nueva York, después el mundo mDonada estaba en lo cierto. El tiempo se ha pasado volando y lo que era un tranquilo café con música relajada se ha convertido en un lugar bullicioso, repleto de gente que busca
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cenar algo con los amigos a la salida del trabajo. Antes de retirarnos, le pregunto cuáles son sus planes de futuro. Como era de esperar, mDonada no puede estarse quieto y la lista es casi tan extensa como todo lo narrado anteriormente: pintar y preparar una exposición en Bari, Italia; editar un libro impreso en serigrafía para una editorial inglesa; continuar con su sello discográfico al que tiene un tanto olvidado por cuestiones económicas; desligarse, gráficamente hablando, del mundo de la música para intentar ampliar horizontes y aplicar su forma de entender el diseño a otros campos... “... y marcharme de Madrid. Me gustaría irme a Suecia. Estocolmo me encanta, pero es
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carísimo y está el asunto del idioma, así que lo más probable es que me vaya a Nueva York. Tengo la suerte de poder trabajar en cualquier lugar del mundo. Lo mismo que hago aquí lo puedo hacer en Helsinki. El único problema es que, en Nueva York, le das una patada a una piedra y salen cuatrocientos ilustradores que tienen 15 años, te dan 200 vueltas y tienen 800 clientes. A su lado te quedas súperdiminuto y eso es algo a lo que también tengo miedo. Siempre han sido los clientes los que se han acercado a mí, más que yo a ellos. Me vendo mal y eso provoca que haya temporadas en que me muero un poco de hambre. Son épocas en las que te desesperas y pier-
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des un montón de energía. Empiezas a pensar ‘estoy aquí, no me sale nada, me voy a morir de hambre...’ y, cuanto menos tienes, menos haces. Cuando no tengo trabajo paso de dibujar, paso de hacer nada, me voy a dar una vuelta porque pienso que todo es una mierda. A medida que van entrando trabajos, la rueda empieza a girar y empiezas a encontrarte mejor, pero como la rueda empiece a ir más lenta... Gracias a Dios cada vez más la gente está abierta a nuevas propuestas y a cosas visuales agresivas. Se está perdiendo ese miedo que había antes a este tipo de diseño y también ayuda que cada vez hay más gente haciéndolo”. l