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Ricard Giralt Miracle fotografiado por Francesc Català Roca.
Ricard Giralt Miracle Espíritu renacentista en pleno siglo XX El libro “Ricard Giralt Miracle. El diálogo entre la tipografía y el diseño gráfico” devuelve a la actualidad la obra del que fuera uno de los diseñadores españoles más interesantes del siglo pasado. Texto: Eduardo Bravo
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Son pocos los diseñadores españoles, gráficos o industriales, que han llamado la atención de los ciudadanos de su generación y mucho menos de los poderes públicos. A diferencia de periodistas, escritores, cineastas, pintores de épocas pasadas y alguna que otra profesión cuyos frutos pueden ser rentabilizados a su favor por parte de los gobiernos, los diseñadores son personajes ignorados de forma continuada por aquellos. Lo mismo sucede con los ciudadanos que, en la mayoría de los casos, desconocen la autoría de los trabajos que rodean su cotidianeidad salvo cuando eventos de grandes magnitudes hacen que el diseñador llame la atención de los medios y abandone su anonimato para disfrutar de unos minutos de fama.
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Por todo ello, resulta destacable el hecho de que el alcalde de Barceona Joan Clos, acompañado de Pau y Daniel GiraltMiracle, descubriera en 2001 una placa conmemorativa en la que fuera la casa natal de Ricard Giralt Miracle en la calle Penedés de la ciudad condal. Un acto de reconocimiento al que fuera uno de los diseñadores gráficos e impresores más importantes del siglo XX, persona de gran compromiso ético y dinamizador de la vida cultural catalana gracias a su enorme saber y curiosidad, que se materializó en libros para diferentes editoriales entre las que se contaba PEN, la suya propia, estampas para escritores, poetas y artistas de la talla de Juan Eduardo Cirlot, Joan Brossa, Antoni Tàpies o Joan Miró.
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Un profesional que, a pesar de haber sido merecedor de actos institucionales como el arriba referido y recibir un Premio Nacional de Diseño en el año 1990, parece como si en los últimos tiempos, las nuevas generaciones y algún que otro diseñador veterano ignorasen su enorme aportación al mundo del diseño gráfico español. Afortunadamente, ese desconocimiento comienza a disiparse gracias a iniciativas como la de Campgràfic, editorial valenciana que recientemente ha publicado el libro “Ricard Giralt Miracle. El diálogo entre la tipografía y el diseño gráfico”, una monografía que lleva la firma de José Luis Martín Montesinos y que repasa, con abundante material gráfico, la vida y la obra de este pionero del diseño gráfico español.
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Los orígenes de un gran diseñador Nacido en 1911 y fallecido en 1994 la educación de Ricard Giralt Miracle se dividió entre las enseñanzas de su padre, litógrafo y miembro del Institut Català de les Arts del Llibre que le iniciaría en el mundo de la tipografía; las de su madre, evangélica, quien le inculcó esta religión que Ricard mantendría a pesar de las dificultades que ello suponía en una España en la que la Iglesia Católica era considerada la única y verdadera (gracias a, entre otras cosas, su apoyo a la Cruzada Nacional de Francisco Franco, no en vano, Generalísimo de los ejércitos por la gracia de Dios); y, por último las de las escuelas donde estudió, como el Patronat Domènech, pionero en la utili-
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zación de los sistemas Montessori, y la Escuela de Artes y Oficios y Bellas Artes de Gràcia en Barcelona. Durante su juventud, trabajando ya como ilustrador para la casa Seix y Barral y habiendo renunciado a su deseo de hacerse decorador de interiores por la necesidad de ayudar económicamente a su familia, fue llamado a filas para combatir en la Guerra Civil. Aunque nunca empuñó un arma por cuestiones éticas, al finalizar la guerra fue internado en el campo de prisioneros de Argelès sur Mer y al regresar a España, aunque se reincorporó a su puesto en Seix y Barral, tuvo dificultades para desarrollar su trabajo, llegando a ser inhabilitado para el ejercicio de la profesión, viéndose obligado a firmar algunos sus diseños con el
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nombre de M. Tlarig, resultado de invertir el orden de la inicial y las letras de sus apellidos.
Instituto de Arte Gráfico “Giralt, ten en cuenta que cuando el dibujante levanta el lápiz, el taxímetro ya no marca, eh. La cuestión es encontrar alguna cosa que continúe produciendo”. Este era el consejo que uno de los compañeros de Ricard en Seix y Barral, antes dibujante y por entonces dedicado a la compraventa de fincas, le daba al diseñador. El problema era encontrar esa actividad capaz de seguir rentando sin necesidad de estar encima de ella las 24 horas del día. Tratándose de una persona como Giralt
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Miracle, relacionada con las artes gráficas desde hacía dos generaciones gracias a su padre y su abuelo, la solución no tardó en llegar en la forma de un taller de impresión: Filograf, Instituto de Arte Gráfico. Fundado en 1947, Filograf fue, además de un proyecto empresarial, la vía gracias a la cual Giralt Miracle consiguió abandonar su labor como rotulista y dibujante para convertirse en un verdadero diseñador gráfico tal y como lo entendemos en la actualidad, como una persona capaz de crear y aportar soluciones visuales a las necesidades de comunicación de un cliente. Además de eso, la curiosidad e interés de Giralt Miracle por el arte hizo que Filograf no fuera una imprenta al uso que viniera a sumarse a las existentes en Barcelona.
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Personajes como los pintores Tàpies, Tharrats, el poeta Joan Brossa o los arquitectos Oriol Bohigas, Jose M. Sostres y Joseph Pratmasó encontraron en Filograf la comprensión y sensibilidad necesarias para sacar adelante innovadores productos como la revista Dau al set o los logotipos, papelería, carteles, catálogos y folletos del Grupo R. Además de los encargos ordinarios necesarios para hacer rentable a cualquier empresa, como los trabajos para editoriales como Noguer, Destino, Aymá o La Gaya Ciencia, Giralt-Miracle colaboró realizando diseños para la iglesia evangélica e incluso ideó múltiples propuestas para divulgar el diseño gráfico entre sus amigos y clientes como el concurso de christmas celebrado durante los años 1951 y 1953, la creación de
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innovadoras tarjetas de visita y membretes de su propia imprenta y, por encima de todas ellas, las Plaquettes.
Plaquettes, caprichos impresos De origen francés, plaquette vendría a ser una suerte de opúsculo científico o literario que, en el caso de Ricard Giralt Miracle, tomaban la forma de piezas creativas que se remitían a los clientes de Filograf o a aquellos que podrían llegar a serlo. Un “pretexto para saludar o visitar a los clientes”, en palabras del propio Giralt Miracle, que solían ser enviadas en la época de Navidad y antes de las vacaciones de verano. A través de magníficas ilustraciones, en ocasiones firmadas por Joan Miró o Antoni Tàpies, y
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textos que abarcaban desde citas bíblicas, sonetos de Shakespeare, epigramas de Guillermo Díaz-Plaja, canciones populares de siega, amor y bienvenida, hasta poemas de J. V. Foix o textos de Josep Pla, Filograf aprovechaba para desear felices fiestas a sus allegados o les informaba de las fechas de cierre estival de la imprenta. Esta preocupación por la edición acabó trascendiendo esos deliciosos divertimentos y se convirtió en un proyecto de mayor envergadura, ni más ni menos que PEN, una editorial propia cuyo acróstico significaba Producciones Editoriales del Nordeste y en la que vieron la luz obras como El arte de los niños de Sebastián Gasch, Las brujerías de Goya de Emiliano M. Aguilera, Guía del Arte Español de
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Subías Galter, Christmas y felicitaciones de Tharrats o Diccionario de ismos, Diccionario de símbolos y El mundo del objeto del poeta y crítico Juan Eduardo Cirlot, a la sazón asesor de Ricard GiraltMiracle a la hora de decidir qué títulos debían ser publicados por PEN.
Un libro necesario A pesar de que su nombre aparece en innumerables títulos dedicados al diseño gráfico español, lo cierto es que se hacía necesario la existencia de una monografía que abordase ampliamente y con espíritu crítico la vida y la obra de Ricard Giralt-Miracle. Casi quince años después de su muerte, José Luis Martín Montesinos y la edito-
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rial Campgràfic han conseguido cubrir ese vacío publicando la que fuera tesis doctoral del primero en la Universidad Politécnica de Valencia. A pesar de la calidad del trabajo y su magnífica presentación, en la que destacan la profusión de imágenes y material procedente de los archivos de Filograf y de la familia Giralt-Miracle, se echa en falta que esa tesis doctoral primigenia se hubiera reescrito pensando en un lector aficionado o profesional del diseño pero ajeno al mundo académico. De esta forma, la única pega de “Ricard Giralt Miracle. El diálogo entre la tipografía y el diseño gráfico” es el hecho de que las exigencias metodológicas de una tesis lastran el texto haciéndolo poco ágil en ocasiones, reiterativo en otras
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y obvio en muchos casos, especialmente al conservar las explicaciones referentes a movimientos artísticos de principios del siglo pasado como Dadá, las vanguardias, a los diseñadores pioneros de la disciplina o a las técnicas de impresión, temas en su mayoría de sobra conocidos, no sólo por personas relacionadas con el diseño gráfico sino por cualquier individuo con un mínimo de cultura general. A excepción de esta anécdota, el trabajo de Martín Montesinos y Campgràfic es digno de alabanza e imprescindible en un país cuyas autoridades prestan poca atención a sus creadores y los colegas de profesión parecen no tener buena memoria o excesivo interés por conocer dónde están sus raíces. l