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Interpretación de Harlem Jazz, Winold Reiss, (CA 1925).
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Jazz Magazine, (Barcelona 1925).
Un siglo de jazz y diseño gráfico El Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) acogió en octubre del 2009 una muestra sobre la que tal vez haya sido la música más importante del siglo XX y cuyas ramificaciones e influencias alcanzaron al mundo de la pintura, de la comunicación comercial y del diseño gráfico. Texto: Eduardo Bravo
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Tras su paso por el Museo di Arte Moderna e Contemporanea di Trento e Rovereto y por el Musée du quai Branly de París, llegó a Barcelona El Segle del Jazz. Una ambiciosa exposición que repasa la que muy posiblemente haya sido la música más importante que haya dado el siglo XX, al menos, a la vista de su influencia en otras artes adyacentes como son la pintura, la poesía, la novela, el cinematógrafo y, cómo no, la comunicación comercial y el diseño gráfico. Aunque siempre se asocia al diseño gráfico con las portadas de los discos, en el caso del jazz la relación entre ambas disciplinas
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Jim Flora, (1947).
Michel Gyarmathy, (1927).
surgió mucho antes de la aparición de los soportes sonoros. Cuando las compañías discográficas aún no habían comenzado a vender discos, incluso cuando dichas compañías ni siquiera se habían fundado, existían las editoriales musicales cuya actividad era comercializar las partituras de los éxitos del momento. Un material que solía presentarse en cuadernillos de pocas páginas pero, eso sí, con una portada alegórica al cantante o al tema en cuestión y una contraportada en la que se anunciaban otros títulos disponibles en el catálogo. Más tarde, como explica Catherine de Smet en el primero de sus dos
King Zulu, Basquiat, (1986).
textos contenidos en el magnífico catálogo que acompaña a la exposición, las discográficas comenzaron a ver la necesidad de vestir sus productos de una forma más atractiva a como lo hacían hasta entonces. De esta forma, sustituyeron los álbumes genéricos en los que tan solo aparecía el perro Nipper sentado atento ante la bocina de un gramófono de la casa Victor o las Notas Mágicas de Columbia, por portadas llamativas, coloristas y que incorporaban buena parte de las innovaciones que, en el campo de la pintura, fotografía o tipografía, estaban en boga en ese momento.
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Sin ir más lejos, Alex Steinweiss, contratado por Columbia para renovar la imagen de sus discos, seguía a pies juntillas las directrices enunciadas por Jean Tschichold en Die Neue Typographie, publicada en 1928.
De la racionalidad a la locura Tras Steinweiss entra en escena Jim Flora. Un joven diseñador en paro aficionado al jazz que decide mandar a la compañía Columbia una muestra de lo que él considera que debe de ser la comunicación visual en
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Público y privado, Larry Rivers, (1983-84).
I like Jazz, diseñador desconocido, (1955).
el campo de la música. Apadrinado por el propio Steinweiss, más partidario de la música clásica que del jazz, Flora es contratado en la discográfica donde desarrollará portadas míticas como Mambo for cats, Gene Krupa and his Orchestra, The panic is on, además de diseñar e ilustrar CODA, la revista interna de la compañía y los catálogos que esta envía a sus clientes para informarles de las novedades. A esta revolución conceptual, estética y técnica, le seguirá, una década más tarde una nueva ola que sustituirá la racionalidad de las teorías de Tschichold, la impresión
Jim Flora, (1947).
en colores planos y las ilustraciones, por innovaciones gráficas, experimentación tipográfica, uso de impactantes fotografías e impresión en cuatricromía. Es la edad de oro de los nuevos sellos como Riverside, Pacific Jazz, side, Atlantic y, por supuesto, Blue Note que revolucionó las portadas de los discos gracias al talento del tándem formado por el diseñador Reid Miles y el fotógrafo, y socio del sello, Francis Wolff. Una pareja que asentó las bases del grafismo discográfico desarrollado en las siguientes décadas y que, salvo honrosas excepciones como las del sello alemán ECM, apenas
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sufrió modificaciones o innovaciones dignas de mención. Hoy, más de un siglo después de que el jazz echase r, buena parte de este material al que hacíamos mención, junto con carteles, revistas y cuadros de artistas que en un momento u otro de su carrera se sintieron interesados en el jazz, como Tàpies, Larry Rivers, Bob Thompson o Massimo Rotella, se expone hasta el próximo octubre en Barcelona. Una magnífica oportunidad para descubrir o redescubrir una música que, aunque es historia, sigue plenamente vigente y en constante evolución. l