Revista de cuenterĂa y narraciĂłn oral
Julio- Agosto 2018 No. 33
Aprenda Hablar en público,
iones,
a mejorar sus exposic
. a comunicarse efectivamente Abiertas las inscri
pciones para:
Taller de expresión
oral positiva
Objetivo: Lograr que los participantes utilicen la palabra hablada en todas sus formas, técnicas y circunstancias, alcanzando poco a poco una efectiva comunicación con los demás. Contenido: 1. Expresión Oral Positiva. 2. Expresión Corporal: Kinesis y Proxemia. 3. La Voz Humana. 4. Características Voz Humana. 5. Técnica Vocal. 6. Cómo Ordenar una exposición. 7. Comportamiento ante micrófonos
Intensidad:17 horas.
Clases Martes de 6:30 a 9:00 p.m.
Inscripciones permanentes Informes: Calle 55 #43 - 63 (Perú entre el Palo y Girardot) PBX 2396104-2394423-2395293 movil 3136150109 corporacionculturalvivapalabra@gmail.com www.vivapalabra.com
Contante Y Soñante Revista de Cuentería y narración oral
Contenido Editorial Teoricocontando Abuelos que cuentan: más historias, más vida.
De Festival
Reseñas y programación
Cuenteros en la mira
Misael Torres
Erase una vez
Contante Y Soñante No. 33, Julio- Agosto 2018
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Publicado por la
CorporaciónCultural Vivapalabra
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Calle 55 No. 43 - 63 (Perú entre girardot y el Palo) P.B.X. 239 61 04 corporacionculturalvivapalabra@gmail.com
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Programación VIVAPALABRA
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Especial
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Daniela Villa
Julio- Agosto 2018 No. 33
Director: Walter Alonso García Molina Administración: Jota Villaza Diseño y diagramación Verónica Madrid Impresión Rocco Gráficas Medellín - Colombia ISSN 2145-5155
Entérese de lo que sucede en la Cuentería en Colombia y el mundo DISTRIBUCIÓN GRATUITA
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Editorial
18 AÑOS DE FESTIVAL.
Este número de la Revista Contante y Soñante está dedicado muy especialmente a la Décimo octava versión del Festival Entre Cuentos y Flores. Es decir que nuestro festival (nuestro porque somos paisas, y es un festival de Medellín, para Medellín, y nuestro porque lo organiza la Corporación Cultural Vivapalabra, misma que hace posible esta revista) cumple los 18 años, pero la mayoría de edad no va a cambiar su carácter alegre y festivo, todo lo contrario, ahora se abre la posibilidad de poder ir a lugares a los que antes no podía, debido a su minoría de edad. Lo único que falta es que lo inviten. Es así que en esta Revista encontrarán la programación del Festival, reseñas de los cuenteros participantes y, lo que a mí personalmente más me gusta, cuentos de los participantes, para que de esa manera puedas llevarte un pedacito de su espectáculo a tu casa y repetirlo cuantas veces desees.
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No obstante, el estar dedicada al Festival no implica que en ella sólo encuentres información del Festival Entre Cuentos y Flores, también…
Editorial
- Sabrás del Festival MEDELLÍN SÍ CUENTA, gracias al bello artículo de Adriana Gil, sobre la categoría de abuelos cuenteros. Y es que el “MEDELLÍN SÍ CUENTA” está feliz porque cumplió 11 años (esa edad que empieza con uno y acaba con uno) y cada vez son más los cuenteros que participan en él. - Podrás disfrutar la prosa lírica de Daniela Villa, que nos hablará de lo que para ella significa estar ad portas de graduarse como cuentera profesional. - Podrás agendarte con la programación de la Corporación Cultural Vivapalabra y así no perderte ninguno de tus espectáculos favoritos. - Y disfrutar la reseña que, del cuentero Misael Torres, nos hace Mauricio Linares. Espero que disfruten tanto esta revista como la he disfrutado yo, y sí les gusta, la compartan con sus amigos para que la disfruten como ustedes… pero sí no les gusta, (entre gustos no hay disgustos), que la compartan con sus enemigos, y que cada día sean más las personas que con su apoyo permitan a la Corporación Cultural Vivapalabra continuar con su labor de promoción y fomento de la cuentería y, en general, de todas las formas de la oralidad, incluso aquellas que se mezclan con el lenguaje escrito.
Teoricontando
ABUELOS QUE CUENTAN: MÁS HISTORIAS, MÁS VIDA Es un día en semana en la tarde, desde la Escuela de Cuenteria y Oralidad Vivapalabra me comparten un número para llamar a una de las abuelas cuenteras, seguidamente establezco comunicación con ella, del otro lado del teléfono una mujer amable, todo el tiempo me hablaba indicándome que se dirigía para Vivapalabra para el evento aquel… después entendí que ese día era la premiación del Festival de Cuentería en la categoría abuelos cuenteros, ella se escuchaba feliz, con disposición y así concretamos una cita. Después de la llamada me quedé pensando en los abuelos cuenteros, en los que he escuchado en escenario, pero también aquellos que solo con sentarse a narrar su vida ya hacen que uno se pierda en otras épocas.El primero que escuché era mi abuelo Miguel Gil, creo que lograba traer a su mente los momentos más felices en la parte de la historia colombiana que le tocó vivir y los momentos más difíciles también, y allí entendí que los abuelos que cuentan producen, en quienes los escuchamos, esa increíble sensación de ver las perspectivas de vidas pasadas, juegos de antes, costumbres de
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antes, que nos hacen pensar por momentos que hemos avanzado y en otros casos, retrocedido. La narración es esa forma de conservar la historia, pero también de crear, imaginar, soñar, trasladarse por diferentes mundos; y son ellos los abuelos cuenteros quienes logran conservar en los niños, jóvenes y adultos, de alguna manera, la tradición de contar en las familias, ¿Quién no ha conocido un abuelo que cuente una historia? Esa capacidad infinita de compartir, con las palabras, lo que llevan adentro. Sigo en mi búsqueda y me recomiendan hablar con uno de los jurados de la categoría abuelos cuenteros, él, venido de otras tierras del sur del continente, es una persona que con su cordialidad ya abre las puertas para una conversación amena y concretamos una cita. Es así, como al sábado nos encontramos los tres: la señora Romana Lemus Morfi que
Teoricontando ha venido de Montería huyendo del calor y acá, según manifiesta, ha encontrado gente amable. En su ciudad natal trabajaba en un hospital y de allí parece ser que trajo varias historias, en medio de la entrevista surgieron varias, espontáneas, libres, del alma, del recuerdo, de la vida.
viéndola, un grupo de otros abuelos que reían, se angustiaban, que comentaban cada cuento y contrario a lo que creía la felicitaron y así logró ganar el voto del público y del jurado, y en ese momento se esboza una sonrisa con orgullo y es que contar engrandece el alma.
Al frente está Gonzalo Olave, quien con el entusiasmo de la juventud decidió venir desde Chile a estudiar en la Escuela de Cuentería y Oralidad Vivapalabra, que además expresa “cuando empecé a contar cuentos me encantó más el hecho de cómo se construye tu imaginario, como se construye la imaginación, cada vez que cuentas es como lanzarse al vacío lanzarse a un precipicio y la gente que me está escuchando te afirma”. Él como jurado en el Festival de Cuentería, también sufrió con los cuenteros. Al comienzo, según dice, fue relajado, pensó que esa labor iba a ser un trabajo amable, pero en la medida que avanzaba la competencia y después de escuchar cuentos bonitos, de historia, de tradición, la tarea se hizo difícil y al momento de elegir se hizo más complejo, porque encontró un grupo de abuelos cuenteros muy buenos que quedaron por fuera, y es que ellos realizaron trabajos bonitos, una muestra que la cuentería se hace cada vez más fuerte en la ciudad.
Escuchar los cuentos de los abuelos se convierte en un momento de respeto, una sensación de hipnotismo, de tener la necesidad de escuchar algo más, es la combinación de la sabiduría y la ternura.
Al preguntar sobre el momento de contar la señora Romana dice que se impactó mucho, entre otras cosas, porque estaba en tierra ajena, pensaba en un principio que la elección dependía de las personas que estaban allí
Frente a los beneficios de los abuelos cuenteros, Gonzalo Olave manifiesta “creo que contar siempre es un acto liberador, como decimos nosotros somos la historia que contamos, somos la historia que pasa por nuestras venas, cuando uno decide contar un cuento hay un acto mágico de definirse y compartir con el mundo lo que uno es, hay un acto libre, nadie te está diciendo quien eres, tú decides a través de ese cuento decir quién eres” Mientras tanto, la señora Romana nos cuenta que sus hijos, allá en Montería, no saben que ella ganó en su categoría en el festival, y menos como lo vivió. Manifiesta que contar le da vida y que después de haber contado en el festival, espera poder hacerlo nuevamente y aprender más sobre la cuentería. Los abuelos cuenteros al subirse al escenario tienen, no sólo la oportunidad de ser escuchados, sino admira-
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dos, reconocidos,valorados y confirmar lo que en el tiempo se convertirá en una historia más para las futuras generaciones. Por eso, a los cuenteros invitados, al preguntarles por la importancia de contar, expresan que “yo lo pienso de la siguiente manera, que cuando uno comparte algo, que tiene acá guardado, con otro, como que descansa, descansa el alma, a veces un sufrimiento guardado ahí está dando, dando (mientras señala su corazón), pero cuando yo ya lo cuento y me aconsejan y me dan otro consejo... se relaja. Ya uno siente que se quitó como un peso, yo siento que ahora con esto tres días esto fue un cambio, yo eso no lo esperaba, no lo esperaba, pero me ha dado como un ánimo, y voy a seguir hasta donde llegue, a ver que más saco de mí, entonces lo que no saqué en la juventud lo voy a sacar en la vejez” nos lo dice Romana. Esa expresión es el reflejo de los cambios que propone la cuentería, del motor que se convierte en las alternativas de buscar perfeccionarla.
Por su parte Gonzalo nos habla de los beneficios de contar: “Para mí el cuento como dice Romana es compartir, es muchas veces hasta una excusa, es una excusa para compartir, para mí lo importante es compartir pero ¿qué tiene el cuento? que nos obliga a mirarnos a los ojos, nos obliga a desnudar nuestra alma para compartir y alivianarse, primero nos reunimos, y segundo descansamos con el otro y construimos con el otro, por eso creo que hay que seguir contando.” Es un sábado en la mañana después de una reunión entre una abuela cuentera y un joven que escucha sus cuentos, me quedo con la sensación de que la posibilidad de contar lleva a los abuelos a convertirse en artistas, artistas de historias, de sueños y de su propia vida.
“
cuando uno
comparte con otro, algo que tiene acá
guardado,
“
Como que descansa,
descansa, EL ALMA 8
De Festival
Para los integrantes de la Corporación Cultural VIVAPALABRA es un honor continuar con esa ardua lucha por más de 20 años, y la felicidad que para nosotros significa El festival Entre Cuentos y Flores, por haber permitido contribuir y evidenciar la riqueza de la cuentería local y mundial, donde las tradiciones orales y la literatura son transformadas en espectáculos para el disfrute del público de todas las edades. Pero no somos sólo los integrantes de la corporación sino los más de 200 participantes que tuvo este año el MEDELLÍN SÍ CUENTA, entre niños adolescentes, abuelos, cuenteros aficionados, novatos y profesionales; hombres y mujeres de todas las edades y estratos sociales en un solo corazón de cuentos, historias, leyendas, literatura y emociones. El festival propicia el encuentro de generaciones, el reconocimiento de similitudes y diversidad en las historias, nos vuelve a la esencia del mundo, narradas por los cuenteros participantes.
También podremos considerar como constructores de este sueño, a muchos otros cuenteros y artistas de la ciudad que se sumaron como organizadores, logísticos, jurados, público y aportantes. El ambiente que se vive en Medellín, en las dos etapas del festival, lo hemos podido sentir en diferentes partes del mundo, en sus festivales, giras, muestras y encuentros, donde se confrontan las culturas sin enfrentamientos, donde se encuentran las diversidades sin competencia, los cuenteros de diferentes matices presentando ante un público amorfo y ávido de conocer tu pueblo por medio de tus palabras, de saber el espíritu de tu país o tu ciudad, o acaso sólo el tuyo, por medio de las historias que entregás y que a partir de ese momento se convierten en la historia de todos. Muy pocas veces se tiene la oportunidad de intercambiar saberes, sueños e ilusiones, esperanzas de un mundo mejor, de un mundo soñado, de saber
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cómo lo ven los españoles o los franceses, los cubanos, los mexicanos o en Costa Rica, quizá cómo soñamos el mundo en Cali o en Bogotá, En Barranquilla o Medellín, y así, entre todos, construir un verdadero sueño de la patria universal de justicia y hermandad. Eso pasa en todos los festivales, somos hermanos, somos embajadores de buena voluntad de lo mejor de nuestros países, somos políticos sin intereses mezquinos, sólo de ver, escuchar y ser oídos, que para eso está el público, generalmente generoso y lleno de asombro, asombro de conocer la verdadera verdad de nuestros países y ciudades, y que nos regalan sus esperanzas, para volver al terruño, con la sensación de haber cumplido con el mensaje y con la ilusión de que SÍ SE PUEDE SOÑAR CON UN MUNDO MEJOR. Para eso son Los festivales y los encuentros, por eso no podrán desapa
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recer de la tierra, por eso es necesario que los gestores demos todo, para que los festivales sean un lujo digno de sus participantes y sus públicos, por eso es indispensable que los gobiernos locales, regionales y nacionales hagan conciencia de la importancia de estos para la construcción de ciudadanía, de patria, de paz y amistad universal. Es absolutamente necesario que los artistas escojamos las mejores joyas de nuestro arte para entregarlo con alegría y valor, con calidad y entusiasmo. Este año, también el Festival es organizado por la Corporación Cultural VIVAPALABRA, con la colaboración de los cuenteros de la ciudad y el apoyo de la Alcaldía de Medellín a través de la convocatoria de estímulos para el arte y la cultura 2018 – Secretaría de Cultura Ciudadana y el ministerio de Cultura de Colombia.
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o018 g n i 2 m Doagosto de
Hora 5 p.m.
Teatro Ateneo Porfirio Barba Jacob.
FÉLIX ALBO de España, MARÍA ÁNGEL TORRES, CAMILO ARIAS, HERMANOS VID. boletería: $28.000 - $14.000 Tengo 9 años, soy de Medellín, estudio institución educativa la Candelaria. He participado en 2 festivales de cuentería en Vivapalabra en el 2016 gané el festival internacional Entre Cuentos y Flores.
MARÍA ANGEL TORRES
JUAN CAMILO ARIAS
Psicólogo, magister en Psicología, docente universitario, mal poeta, tomador profesional de tinto. Colectivo de narradores que lleva 10 años echando cuento a nivel local, nacional e internacional, han mostrado que su capacidad de contar con teatralidad e integración musical es novedosa e intrépida, gustando a unos pocos e incomodando a muchos, hecho que se ve reflejado en la mínima asistencia de público que tienen cuando hacen temporadas. Es un equipo persiste y que poco a poco se va ganado un reconocimiento y un espacio en el gremio de la narración oral de la ciudad de Medellín.
FÉLIX CALATAYUD de España 12
HERMANOSVID GRUPO ARTÍSTICO
(FÉLIX ALBO) centra su trabajo en la palabra, en su fuerza, en la capacidad de transformación del público, en la evocación, la ironía, el sarcasmo a bocajarro, el humor elaborado que nada tiene que ver con lo zafio o vulgar. Su trabajo se basa precisamente en la exacta sutileza, en la justa delicadez, en la eficiente pulcritud de la sencillez.
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De Festival
Hora 7 p.m. s e 2018 n o t u L e agos Teatro Ateneo Porfirio Barba Jacob. d
BEATRIZ FALERO de México, RODOLFO GONZÁLEZ de Costa Rica , MARÍA GABRIELA JARAMILLO, ROMANA LEMIUS y CLAUDIA TORRES. boletería: $28.000 - $14.000
ROMANA LEMUS MORFI Nació en Montería, madre de 3 hijos abuela de 6 nietos, auxiliar de enfermería. Estudiante de derecho de la Universidad de Antioquia, proveniente de Pasto-Nariño con una profunda afinidad a las artes (es especial con el teatro y la cuentería) que pretende con estas, trasformar desde el amor, cree en el arte como forma de sanación (tanto para quien escucha como para ella) y retroalimentación necesaria para un crecimiento y fortalecimiento.
MARÍA GABRIELA JARAMILLO ARAUJO
Mujer, madre, esposa amiga, Secretaria administrativa y cuentera profesional; Narra historias como herramienta para el disfrute personal y para trabajar la autoestima, los derechos humanos la superación personal. Inicia esta preciosa etapa de su vida desde al año 2015, en el año 2017 se gradúa en el arte de narrar historias en la Escuela de cuentería y oralidad de la ciudad de Medellín en la Corporación Cultural Vivapalabra.
BEATRIZ FALERO de México
CLAUDIA ANDREA TORRES
Narradora oral mexicana con una trayectoria de más de 25 años como cuenta-cuentos y una de las fundadoras del movimiento mexicano de narración. Es la coordinadora del espacio de cuentos en la Plaza de Santa Catarina, en Coyoacán. De su apellido hace toda una historia: "Llevo en mi apellido mi destino, ya que Falero viene del portugués falar (hablar)". De ahí que ella se autonombre "Beatriz, La Hablista".
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Tiene 9 años, es una niña alegre y soñadora. Considera la Cuentería como una forma de ayudar a la sociedad a través de los cuentos, fábulas e historias. Los cuentos me inspiran a soñar, crear y compartir. Cuentero aficionado, agrónomo de profesión Amigo de los procesos ha ido aprendiendo paulatinamente a comunicarse mejor a través del cuento. Incursiona en la cuentería para darle al mundo una opción diferente de entender que la vida es como un cuento.
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s018 e l o c 2 r Miéagosto
De Festival
Hora 7 p.m.
Teatro Ateneo Porfirio Barba Jacob.
EDGAR OJEDA de Venezuela, PEP BRUNO de España, MAURICIO LINARES de Buenaventura, MELISSA PINZÓN, abuelo cuentero OSCAR DARIO CARRASQUILLA. Boletería: $28.000 - $14.000 OSCAR DARIO CARRASQUILLA BARRIOS Usuario de centro vida gerontológico candelaria, disfruta de poemas y de la música. Es alegre, extrovertido y además un culebrero 100%
ANGEE MELISSA PINZÓN RETREPO Actriz, estudiante de teatro de la Universidad de Antioquia, titiritera, modelo y cuentera.
Narrador y escritor radicado en Bogotá. Hijo legítimo de María Bejarano y Efraín Segundo Linares, nieto de Celso Linares y María del Rosario. Nacido de buena fe en Buenaventura. Su trabajo es contar historias, historias propias que habitan en sus recuerdos: De hombres del mar Pacifico y de Buenaventura. De Mujeres fértiles y cuerpos de ébano. De atardeceres enloquecedores y MAURICIO LINARES viajes milenarios donde sobrevive aferrándose al último de Buenaventura suspiro de los muertos la vida. EDGAR OJEDA de Venezuela Es animador, guitarrista, cantante y compositor, está dedicado a entretener y comunicar alegría a través de la música, el juego en escena y la narración de cuentos. Su propuesta artística trata de promover la creatividad en los chicos a través del arte y la música en el escenario, ya que contribuye con la educación.
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s Jueeavgeosto-2018 d
Hora 7 p.m.
Teatro Ateneo Porfirio Barba Jacob.
RODOLFO GONZÁLEZ de Costa Rica, MARÍA ELISA PALACIO de Cali, FÉLIX ALBO de España, MARÍA PAULA BECERRA. Boletería: $28.000 - $14.000
MARÍA PAULA BECERRA Nace el 24 de febrero y hoy a sus 8 años ya disfruta del mundo de la narración oral. Comparte sus historias con su familia, que está compuesta poor mamá, papá y dos perros que le han acompañado desde siempre. Le encanta leer desde aventuras hasta biografías de mujeres famosas,le encanta las adivinanzas y los chistes.
MARÍA ELISA PALACIOS de Cali
Narradora de la tradición oral del pacifico colombiano, escritora, declamadora de poesía, cantadora, con la sangre de sus ancestros afrocolombianos nos trae la tradición oral del pacifico colombiano. Una propuesta de cultura afro, alegría y sabor que lleva en su sangre. Ganadora de varios concursos de narración oral en Cali.
RODOLFO GONZÁLEZ de Costa Rica.
Es cuentero, periodista y realizó una maestría en historia centroamericana, en ese orden afectivo. Para González solo la cuentería desamarra la tiesura del discurso histórico y arraiga la actualidad e inmediatez de la noticia periodística, permitiéndole humanizar con humor esos relatos que conforman su repertorio de cuentacuentos, compartidos con círculos de gente desde el 2005 cuando atravesó literalmente una puerta
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s-2018 e n r e i o V agost de
De Festival
Hora 7 p.m.
Teatro Ateneo Porfirio Barba Jacob.
LEYRIS GUERRERO de Cuba, WILLIAM MORON de La Guajira, BEATRIZ FALERO de México, SIMÓN GIRALDO. Boletería: $28.000 - $14.000
SIMÓN GIRALDO QUINTERO.
Es un amante de la lectura desde sus primeros años, lo que lo convirtió en una persona elocuente y de amplio vocabulario. Con solo 5 años se inició en la cuentería como una necesidad de transformar y oralizar las historias que encontraba en los libros. Ha representado en varias oportunidades a la categoría infantil en el festival internacional entre cuentos y flores, además de haber compartido sus historias en diferentes espacios de la ciudad.
WILLIAM MORÓN de La Guajira.
LA VENTANA
Actor y cuentero, considerado uno de los juglares de mayor trayectoria del Caribe colombiano. Sus espectáculos y personajes son sustraídos de la vida real, a quienes les agrega el toque de humor y picardía que lo caracterizan, el actor acostumbra a vestirse como las señoras de antaño, con un pollerín largo y ancho, fumando un cigarro y sentado en un taburete. Ha participado en cuantiosos festivales como invitado especial.
LEYRIS GUERRERO de Cuba
Es narradora oral, presentadora y declamadora. Se formó en los Talleres de Narración Oral del Gran Teatro de la Habana con Mayra Navarro. Fue fundadora del grupo de narración Para Contarte Mejor y premiada con su espectáculo unipersonal "Los Nadie" y dos espectáculos colectivos "Entre cuentos anda el cuento" y "De Grandes: TODO". Se ha presentado en festivales de Narración Oral nacionales e internacionales.
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o Sábaodsto-2018 e ag
d
Hora 7 p.m.
Teatro Ateneo Porfirio Barba Jacob.
PEP BRUNO de España, LEYRIS GUERRERO de Cuba,DARWIN CABALLERO, JHON EDUARDO ZAPATA, DANIEL DUQUE. Boletería: $28.000 - $14.000
DANIEL DUQUE CANO
Estudiante de licenciatura en educación básica con énfasis en humanidades, lengua castellana de la Universidad de Antioquia. Ama el arte en todas sus formas, así como al lenguaje y la expresión oral y corporal. Nunca había contado cuentos pero ama las historias y la capacidad de atrapar a las personas a través de la palabra.
JHON EDUARDO ZAPATA ESTRADA
Promotor de lectura y creador del proyecto cuento contigo donde invita al público infantil a enamorarse de los libros y la lectura. Narrador de cuentos infantiles bajo el personaje León Contón, con el cual fue ganador en el 2017 del festival MEDELLÍ SÍ CUENTA en la categoría Aficionados.
DARWIN CABALLERO
Es Licenciado en Filología e Idiomas de la Universidad Nacional de Colombia, donde presentó como tesis de grado una propuesta de taller de escritura creativa a partir de la narración oral. Tiene un diplomado en Narración Oral de la Universidad Pedagógica Nacional de Colombia y adelantó estudios de posgrado en lingüística en la Universidad Nacional de La Plata, Argentina.
PEP BRUNO de España.
Es narrador oral profesional desde 1994, ha contado cuentos en teatros, cafés, bibliotecas, escuelas, universidades, parques, centros culturales... La cercanía entre la narración oral y la animación a la lectura, su pasión por los libros y la lectura, así como su interés por la formación, le han llevado a impartir cientos de cursos, conferencias, talleres, charlas, comunicaciones.
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$14.000
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PROGRAMACIÓN EN OTROS ESPACIOS
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Parque Biblioteca Leon de Greiff
4 p.m.
4 de agosto
de agosto
CasaTeatro El Poblado
María Paula Beerra y Simón Giraldo Infantil 5 p.m. Leyris Guerrero de Cuba,
CasaTeatro El Poblado
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Pep Bruno de España
de agosto
Adultos 8 p.m.
al
Centro Comercial Camino Re
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TARDE PAISA Cuento, Trova y Poesía
de agosto
3 p.m.
Parque Biblioteca el Limonar
Wiliam Morón (Guajira)Darwin Caballero (Bogotá) Pep Bruno de España
3 p.m.
5
de agosto
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5
de agosto
Altavista, Casa Arte
Daniel Duque, Edgard Ojeda de Venezuela
6 p.m.
De Festival
Crean Mujeres LECCIONES DE MITOLOGÍA GRIEGA EN BUENque PAISA:
6
Melissa Pinzón, María Elisa Palacios de Cali.
4:30 p.m.
de agosto
Fundalianza
Gabriela Jaramillo, Claudia Tor res y William Morón de Guajira.
2 p.m.
8
de agosto
de agosto
Simón Giraldo, Darwin Caballero (Bogotá) y Leyris Guerrero (Cuba) 6:30 p.m.
9
de agosto
AMAUTTA
Ruben Dario Restrepo, Oscar Carrasquilla, William Morón (Guajita) y Beatriz Falero (México)
9:30 a.m.
Recreando
Hernan Galeano, Hermanos VID y Rodolfo González (Costa Rica)
4:30 p.m.
10 de agosto
de agosto
Biblioteca Pública Piloto
Lunita Clara 9:30 a.m.
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8
10
de agosto
Caretas
Carrrera 126 B #61 A 71 San Cristobal John Eduardo Zapata Mauricio Linares (Buenaventura) Felix Albo (España)
Parque Biblioteca 12 de octubre 3 p.m.
7 p.m.
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de agosto
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Cuenteros en la Mira
MISAEL TORRES Por: Mauricio Linares
Entre muchos de los contadores de historias que he visto y que he disfrutado, existe uno en particular, un hombre de mirada devastadora, de una presencia imponente, con el ceño fruncido como si alguna vez, por los azares de la vida, él hubiera olvidado sonreír, un hombre que ante su sola presencia se tiene la sensación de estar frente al Coronel Aureliano Buendía, ambos tienen la misma mirada impenetrable, el mismo gesto abandonado, como si el mundo y el tiempo no se atrevieran a rozarlos. Este juglar es Misael Torres, a quien vi hace mucho tiempo, e incluso, mucho antes que yo ejercía el santo oficio de contar historias, yo era uno más de esos que andan por el mundo buscando qué hacer, dónde ubicarse, qué camino tomar.
pensando que algún día todo iría a cambiar, de repente nos llamó la atención un tumulto de gente, y nos llamó la atención porque Eduardo descubrió que aquella gente estaba en un estado catatónico, como si un vendedor de milagros y pócimas mágicas los estuviera envolviendo, así que nos acercamos y ahí descubrimos, más yo que Eduardo, a Misael Torres. Contaba la historia maravillosa de un negro que por amor a una blanca se había bebido el mar Caribe, yo vi a aquel negro, lo vi beberse el mar, lo vi llorar, lo vi reventarse, y todos los demás que estaban ahí lo vieron, igual que Eduardo, que solo atinó a decir, que aquel era tan solo un charlatán que seguramente estaba vendiendo algún menjurje para las penas de amor.
Recuerdo que una tarde de un domingo, yo iba caminando con Eduardo Estrada, un gran amigo, al que la vida le pasó factura por los excesos de alcohol y las anfetaminas, prohibiéndonos para siempre la posibilidad de un poeta hilarante, casi tan formidable como Raúl Gómez Jattin.
Realmente Misael Torres nos vendía un menjurje para las penas, no de amor, sino de la vida. Aquel menjurje eran las palabras convertidas en cantos que con la maestría se iban poniendo vestidos de colores hasta terminar siendo historias. Ahí estaba Misael, y yo sentí, como lo dije antes, que estaba ante la presencia inquebrantable del coronel Aureliano Buendía frente al pelotón de fusilamiento, pero esta vez no
Los dos íbamos caminando por el parque Nacional, sin un solo peso, pero
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recordaba aquella tarde remota en que su padre lo llevo a conocer el hielo, él ahora recordaba la tarde remota en que conoció al Reventao, aquel negro hermoso que iba tomando forma, que iba siendo, que tomaba vida en cada palabra, en cada gesto, en cada movimiento de Misael. Nadie sale intacto con Misael Torres, nadie es indiferente ante lo que propone en el escenario, Misael tiene la facultad, tan propia de los antiguos contadores de historias, de hacer que uno como público se vaya convencido que aquel acto de comunión fue real, recuerdo, que hace un par de años, volviendo a escuchar a Misael contando “Las tres preguntas del diablo” una mujer anciana estaba justo a mi lado y con el rostro conmovido y la voz ronca me dijo: “tantos años huyendo del diablo y míreme acá, frente a él, queriendo abrazarlo y decirle que me perdone por las veces en que lo maldije”. Ese domingo yo sufrí la historia del Reventao, y confieso que pasaron muchos años, antes de perdonar a vez Misael, por haber permitido que la vida se dejara vencer de la muerte y que dejara que arrastrara a aquel negro maravilloso, como lo era aquel hermoso negro y muchas veces tuve deseos de reprocharle el no haberle permitido la dignidad del triunfo del amor, quizá algún día lo haga. Aquel domingo fue el último día en que vi a Eduardo, una semana después él murió de una sobredosis de anfetaminas y alcohol, pero esa es otra historia,
Cuenteros en la Mira
más personal, es un dolor mío que con los años y en la soledad de mi estudio se vuelve más fuerte. A veces creo que Misael, aquel domingo, no contaba la historia del Reventao sino que contaba la historia de Eduardo, estoy convencido, que aquello que escuchamos era un presagio, esa facultad propia de los ángeles condenados a vivir entre nosotros, anunciando que Eduardo, habría de morir de amor una semana después de haberse bebido la última gota del mar Caribe. Fue Misael Torres el que me sedujo a contar historias, he de confesar que al comienzo quería contar como él, supongo que muchos han empezado queriendo contar como el narrador de historias que les descubrió para este oficio, pero también supongo que a muchos les avergüenza reconocer que un tiempo atrás querían ser como ese contador de historias que los impactó, yo por el contrario, me siento orgulloso de haber querido ser como Misael, aún tengo la esperanza que algún día pueda pararme sobre un escenario y lograr desafiar a la muerte, a la vida, al mundo, con la poesía profunda que tiene Misael Torres.
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Misael Torres, más allá de ser un juglar, es un artista, es un creador de mundos, de universos disimiles, perfectos, que solo toman vida cuando él los nombra, he escuchado a varios contar algunas de sus historias, y no pasa nada, no hay en esas versiones alma, porque no viven la historia, Misael habita la historia, como un semidiós ungido en sus propios dolores, ataviado por los años, enfrentado a las adversidades propias del mundo, desafiando esas adversidades con la única arma que un hombre como Misael conoce: el arte. Misael es una especie de Charlie Parker, en su cabeza retumban
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constantemente palabras, sonidos que lo llevan a crear sus obras, sin la tragedia de Parker, Misael arrastra su propia tragedia, la del artista que no se vende, la del artista trasgresor, capaz de destruir el mundo con una mirada, para luego crearlo con una sola palabra. Con el dolor propio de un artista que ve el mundo desde su lado más sensible, desde sus propias heridas, esas que no secan, esas que sangran cada día al despertar y que no se cierran cuando llega la noche Misael Torres es y será siempre la palabra.
Erase una vez MANCHITAS,
EL PERRITO FANTASMA
Beatriz Falero
Paquita y sus tres pequeños hijos vivían en un diminuto departamento que se encontraba en el último piso de un edificio de la colonia Roma del Distrito Federal. La ventana empezaba en la recámara y terminaba en la sala, pues el departamento era tan pequeño que con una ventana sobraba y bastaba . El problema se inició a la hora de acomodar los muebles, pero como Paquita era muy ingeniosa, compró una cama empotrable que no ocupaba espacio alguno durante el día, pero que al extenderla por la noche ocupaba la recámara completa y parte del comedor. La cocina no era la excepción, por lo que el refrigerador tuvo que colocarse en la sala, justo a un lado del televisor, lo cual no dejaba de tener sus ventajas, puesto que los niños podían comer sin interrupción: naranjas, jamón, gelatinas y leche, sin perder un minuto los programas, caricaturas o anuncios. Paquita siempre trataba de cumplir a sus niños todos los caprichos, por lo que para ellos, su mamá era todopoderosa. Y no vayan a creer ustedes que tenía mucho dinero o que ellos eran poco exigentes, muy por el contrario, lo que sucedía era que se daba sus mañas. En el hogar tenían de todo, y aprendie-
ron a disfrutarlo de cabo a rabo. La cama de mamá lo mismo era el centro de reunión con todos trepados sobre ella, que el sitio donde era castigado todo aquel que se portaba mal. Miguel, un día descubrió que con un gancho de la ropa muy estiradito, y un hilo, se podían pescar sirenas por la ventana. La tina del baño lo mismo era el lugar de aseo matutino, que un mar embravecido con pirañas, sapos, tortugas y patos amarillos. La mesa del comedor tenía mil usos, Juan la usaba como escritorio para hacer la tarea, Miguel se dormía bajo la cubierta soñando tener una habitación propia y Arturo la usaba como pista de carreras para sus bichos acuáticos: sapos y tortugas. Un día, Raúl, compañero de la escuela, los invitó a comer a su casa. Pero ¡qué casa! con muebles antiguos de maderas pesadas, decenas de habitaciones: tres pisos completos llenos de
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Sin embargo, nada tenía comparación con el jardín. Cuando se pararon en la puerta que daba al jardín, ni siquiera pudieron verle el fondo.
-¡Vengan!, miren que bellas flores; ¡acérquense!, huelan su aroma, y señalando una rosa de color azul intenso exclamó:
Los pequeños regresaron a su casa y ya nada fue igual; no les importaba que la casa fuera tan reducida - ellos comprendían la situación - no, el problema era que no tenían jardín.
-¿Acaso no ven esa abejita que chupa la miel entre los pétalos de la rosa?
Cierto que Paquita era una mujer ingeniosa, pero esto ya era ir muy lejos. El dinero que ganaba no era mucho y jamás juntaría dinero suficiente para tener una casa con jardín; los parques quedaban muy retirados, en fin, que contra su costumbre de reír, empezó a deprimirse y sus cantos y risas no se escucharon más. Un día que Paquita rumiaba con tristeza su imposibilidad de cumplir el deseo de tener un jardín, sus ojos se posaron en las flores de la alfombra. Una sonrisa amaneció en el rostro: sí tenían jardín. Un bellísimo jardín con flores multicolores, allí, frente a sus narices ¡y no se habían dado cuenta!. El aroma fresco de las rosas y los jazmines, entretejidos en la lana de la alfombra, se esparció por todo el comedor. Paquita escuchó el gorjeo de los pájaros y el aletear de los colibríes. - Juan, Miguel, Arturo ¡vengan! miren que bellas flores crecieron en nuestro jardín. Los pequeños vieron a su mamá con recelo, pero ella continuó diciéndoles:
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-Yo quiero probar la miel mamá, gritó feliz Arturo y Juan empezó a buscar entre las flores, gusanos que vender a Miguel para su caña de pescar. A partir de ese día fue muy frecuente que toda la familia se reuniera a comer en "el jardín". La confianza en mamá se recuperó. Ella les podía dar todo. Sin embargo, después de un tiempo, surgió una nueva inquietud. -Mamá ¿podríamos tener un perrito para jugar en el jardín? inquirió Juan. -¡Estás loco, hijo! No podemos tener un perro. Mira que la casa es pequeña, que los vecinos se enfadarían, que no habría quien lo cuidara... -¡Queremos un perrito, mami! de que sirve un jardín sin perro, le respondieron todos al mismo tiempo, haciendo pucheros. Por eso fue que sólo unos días después Paquita también encontró la solución para ese problema. Con una caja vacía, Paquita pidió imaginaran que en el interior estaba un precioso perro con unas cuantas manchitas. ¡Un cachorro fantasma, sólo para ellos!
Muy pronto, Manchitas se robó el corazón de todos. Día con día, aprendía nuevas gracias. Sabía hacer el muertito, cachaba la pelota con el hocico, recorría el jardín en dos patas. Los obstáculos (almohadas, bancos, pilas de libros) eran fácilmente brincados y hasta bailaba al ritmo del cha-cha-cha. Sin embargo, esta fantasía no la podían compartir. Cuando los niños, llenos de orgullo querían mostrar su perrito imaginario a los parientes o amigos, ellos los veían con asombro y se acordaban que tenían algo impostergable que hacer. Lo anterior la tenía sin cuidado, pues el placer de tener un perro, en el fondo también era un secreto anhelo de Paquita. Aunque a decir verdad, el cachorro se volvía cada vez más travieso e insoportable y ya no se podía controlar. Si Paquita al regreso del mercado encontraba las camas destendidas, era porque Manchitas brincaba sobre ellas; si los muebles de la sala tenían las huellas de unos pies con lodo, era porque Manchitas había corrido con sus patas sucias después de jugar en "el jardín" y si los dulces desaparecían, los niños decían que eso era porque Manchitas se los había comido todos. Cierto día, Paquita no encontró a sus hijos al regreso del mercado. Se puso como loca y corrió por las calles gritándoles y alargando la mirada para buscarlos. Horas después, regresó a
Erase una vez
casa arrastrando los pies de cansancio y con el corazón destrozado. Para su sorpresa, en la puerta la recibieron muy tristes Miguel, Arturo y Juan. -Mami, Manchitas salió a la calle, acusó Juan. -Corrimos a alcanzarlo, pero se fue muy aprisa, aseguró Miguel. -Lo alcanzamos hasta los columpios de Chapultepec, terció Arturo. Habían decidido mostrar a los niños, que allí jugaban, todo lo que Manchitas sabía hacer. -Manchitas, ¡camina en dos patas! (aplausos del público) -Manchitas, ¡brinca las (aplausos del público)
piedras!
-Manchitas, ¡haz el muertito! había dicho Arturo; pero esta vez un muchacho bravucón empezó a gritar: -¡BUUU! allí no hay nada. Mentirosos, ¡Buuu! Paquita escuchaba el relato con los ojos llenos de lágrimas. Había llegado el momento en que los barquitos de papel que flotaban en la tina del baño desaparecerían. Le dolía tanto renunciar a todo lo que para ella significaba Manchitas. Algunos días después llegó a la casa, Ricardo, un viejo amigo de Paquita y ella, abrazando a los pequeños, les explicó que Ricardo vivía muy solo y
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que por eso andaba en busca de un cachorro - seguramente Manchitas sería su compañero ideal - y por último, ante su asombro, les pidió le regalaran a Manchitas. Los niños desconcertados vieron como Paquita tomaba la caja de zapatos vacía en la que había llegado el fantasmita, y se la entregaba a su amigo. Juan se fue a su recamara y se encerró hasta el otro día. Miguel se asomó a la caja y cerrando su mano con lentitud le dijo adiós al cachorro imaginario. Arturo, fue más lejos: se acercó a la caja y susurró:
Cuento: La Y Por: Leirys Guerrero Mora
La hora de ir a dormir era el momento más especial del día, porque era el tiempo del Había una vez… y esa noche el “Había una vez...” se convirtió también en una clase de Matemáticas. Recostados en la cama, mientras la mamá le leía a Samy, su pequeño de 4 años, el habitual “cuento de antes de dormir”, ella escuchó que el niño contaba por lo bajo, los recién aprendidos números del 1 al 20, y también escuchó que, mientras leía, la cuenta se detenía en cualquier dígito y volvía a empezar.
y
y yy yy y
No era de extrañar que la madre estuviera algo preocupada, pues la historia había pasado a un segundo plano, ¡tan bonita que estaba..!, así que, motivada por la duda, decidió preguntar:
-Si no te gusta Ricardo, te escapas Manchitas, yo te espero aquí. Manchitas no regresó, y con el tiempo y mucho trabajo, Paquita pudo comprar una casa con jardín -no tan grande como la del amigo de la escuela- pero sí muy cómoda. Ha pasado mucho tiempo y los muchachos ya crecieron y han tenido gatos, conejos y varios perros, pero ninguno ha tomado el lugar del primer perro de la familia: el cachorrito fantasma, MANCHITAS.
¿Qué estás contando? -Esta letra- señaló Samy con el dedo en la página del libro una solitaria letra “Y”que son todas iguales, mami, pero… En ese momento la madre sintió que debía explicar, y así lo hizo: -¡Qué bueno que seas tan observador! Te presento a la “Ye”, una de las letras del alfabeto que muy pronto aprenderás en la escuela. - ¿Y por qué algunas son grandes y otras chiquitas? -volvió a preguntar Samy.
Erase una vez
Entonces la madre le explicó que las letras podían ser grandes, si son mayúsculas, y minúsculas, si son pequeñas. Juntos, la mamá y Samy se pusieron a contarlas, según su tamaño.
La respuesta del pequeño no se hizo esperar.
Y sucedió que mientras contaban las minúsculas, el niño señaló una “v”.
La mamá se echó a reír, acarició la cabeza del niño y le dijo: ¡No, Samy, no…! Esa es una letra “v”, pero ya la aprenderás en otra lección.
-Pero Samy, fíjate bien que esa letra no es como las otras “y”…
-¡Claro, mami, esa también es una “y” pero, como le falta un pedacito, es una “y” faltúscula.
AMISTAD Por: Edgar Ojeda
Un día mi maestra de cuarto grado me pidió que hiciera un dibujo, el tema era la amistad, después de pensar largamente dibuje un punto azul solo en medio de esa hoja blanca. Cuando le entregué a la maestra el dibujo lo miró y me dijo: Quince minutos te tardaste para entregarme solo esto, eso no puede ser. Luego me devolvió el dibujo con un cero marcado en rojo. Mi maestra no entendió que ese punto azul era una semilla. Ese dibujo es el único que guardo de mi infancia, si mi maestra lo viera en este momento descubriera que ese punto azul, esa semilla, con el pasar de los años se ha convertido en un universo completo, el universo de mis amigos.
EL CUENTO DEL PATACÓN
Por: William Francisco Morón Muegues Estábamos por allá, como en el año 65, 66…, no me acuerdo muy bien, pero fue por ahí, en la década de los sesenta, era el sábado de gloria, todavía en esa época se guardaba el recogimiento de la Semana Santa y todavía estaba el pueblo como en un silencio, cuando en la carrera 12 con la calle 13 se escuchó una novelería como de diez personas. Se veía la novelería y el movimiento de la gente; yo me di cuenta del movimiento y de la novelería a pesar de que estaba a una cuadra de la esquina, se me dio por acercarme poco a poco, a onde taba el tumulto e la gente, a medida que yo me iba acercando oía estas palabras:
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- Sí es. - No es. - Pero tú no viste que era, sí era exactico. - Pero cómo se va a aparecer él así. - No, pero si él se puede aparecer en cualquier parte. - Huy, a mí me da miedo, eso parece cosa del diablo. - ¡Que del diablo va a se, no está viendo que estamos en Semana Santa! Entonces le pregunté a teresa, la esposa de Cristóbal, que era una comunista principiante que coleccionaba todas las revistas que llegaban clandestinamente, quién sabe de dónde, pero eran comunistas; Teresa me dijo:
- Auu muchacha, no habei sabio nada, si jue el rostro de Jesucristo que se le apareció a la señora María Bienvenida Almanza, la que pone la fritanga en la esquina de Toba. Me acerqué hasta la casa de bahareque y barro. Era una casa pequeña y me dio hasta miedo porque pensé que con el tumulto de la gente iban a tumbá la casita. Ya al frente de la casa escuché a la seora Bienvenida cómo había sido todo. - La verdad es que yo estaba el jueves santo pendiente de i a ve los penitentes que salen a medio día, pero entonces pensé que en ve de ime a ve los penitentes debería era de poneme a prepará la fritanga pa la venta de la noche. La señora Florencia, que era mi vecina, muy religiosa ella, cuando me vio que yo estaba en momento de prepará mi fritanga me dijo: “señora María Bienvenida, ¿usted va a fritar hoy jueves santo?, recuerde que estos días no se puede estar haciendo oficios, porque son días sagrados”. Ella dijo eso, porque como anteriormente aquí en esta región no se cocinaba, ni se barría, ni se lavaba. Porque si se cocinaba se estaba cocinando al señor, si se barría se estaba barriendo al señor, si se lavaba se estaba lavando al señor, y todo oficio, ya sea masculino o femenino,
Erase una vez estaba ofendiendo al señor. Si hachaban estaban hachando al señor, si machetiaban estaban machetiando al señor. La señora María Bienvenida le contestó a la señora Florencia, que en ese caso Dios la perdonaría pero elle tenía que vendé su fritanga, porque ella de hambre no se iba a morí. Le dijo la señora Florencia: - Dios tenga piedad de usted, y ojalá no se queme en las llamas del infierno. La seño María Bienvenida le dijo: - Usted como buena cristiana no tiene porque desiarme eso, lo que debería hacer es ayudarme para comprar la manteca que no tengo para la fritanga. La señora María Bienvenida, como lo tenía programado, montó su fritanga ese día, en la esquina, ese día, jueves santo. Por la tarde le habían quedado de la venta de fritanga como unos cuatro o cinco patacones, que no los vendió, sino que se los llevó para su casa, para guardárselos a su nieto Wilfredo, un muchacho de unos veinte años, más o menos, el cual había venido de Venezuela en esos días y se la pasaba casi todo el día en el río, haciendo qué, no se sabe, lo que si venía era con los ojos rojos, a lo cual la señora María Bienvenida le decía: - Ese río va a acabar con la existencia de tus ojos, fíjate como los tenei coloraos. De esos cinco patacones el nieto se comió cuatro y el quinto patacón que
no se comió, porque dizque le cayeron un poco mal los cuatro que se había comió. Dicho patacón quedó guardao arriba del tinajero en una taza de peltre con su tapa. El sábado de gloria, de esa inolvidable semana santa, le preguntó la señora Nidia, la mujer del carroemulero, que vivía al frente, que si ella no tenía nada que comer, y la señora María Bienvenida le contestó: - No, porque yo ayer no cociné, porque me echó miedo Florencia, y creo que lo que hay por ahí, son unos patacones, desde el jueves, no sé si ese muchacho se los ha comio, ahí estaban unos patacones arriba del tinajero. A lo cual Nidia le contestó: - Bua, ya esos patacones deben de estar con mojo. Entonces la señora María Bienvenida fue hasta el tinajero y buscó el patacón que estaba guardao, y se escuchó en el vecindario: - Ave María purísima. Grito con el cual todos los vecinos quedaron en suspenso, cuando lo escucharon. Nidia entonces le preguntó: -¿Qué le pasó, señora María Bienvenida? La señora María Bienvenida traía el patacón a la altura de sus ojos y
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observándolo le dijo a Nidia: - Fíjese bien lo que está aquí en este patacón. Nidia sin pestañear, viendo el patacón, exclamó: - Ese es el Divino rostro, Jesús Nazareno. Y esa frase se regó por to el vecindario, cosa que cuando eran las nueve de la mañana, la romería de gente que había en la carrera 12 era insoportable. Ya habían venta de cholados, tinto y toda clase de cosas. En el Barrio Obrero, donde habían sucedido los hechos, vivían los personajes, aparte de Cristóbal, el comunista principiante, el señor Ospino, que había trabajado en la zona bananera y a causa de la huelga se había venido a vivir aquí; El señor Gilbert Toiber, un alemán que se había venido emigrante de la segunda guerra mundial, mecánico curtido de muy poco hablar, pero cuando lo hacía, no se le entendía, porque era un alemán enredao con vallenato; el señor Celso Herrera, albañil. A los que les fue mostrado el patacón, para que dieran sus conceptos, por ser personas serias y respetables del barrio. Cristóbal, el comunista dijo: - Dejensé de ignorancia. Todavía están ustedes creyendo en la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana. El señor Ospino por su parte dijo:
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- No es extraño. Allá en la zona bananera, cuando la huelga, se apareció una pisca que hablaba y creo que el divino rostro se apareció en varias partes. El señor Gilbert Toiber, en medio de su lengua enredá, con un cigarrillo en la mano todo el tiempo dijo que ese patacón era judío. El señor Celsa Herrera exclamo: - Que no se lo vayan a llevar los curas y que lo dejen aquí para ver si se le puede construir una capilla y con eso me ayudan que tengo días de no hacer nada. En la carrera doce residía Magnolia, mujer ella curtida en todo lo relacionado con la chismografía, la cual se instaló en la puerta de su casa, en una mecedora a la que le decía maríapalitos, con un termo de café y un calambuco llenó de paletas, para vender a todo el que pasaba a ver el patacón, una mesa pequeña, con un cuaderno y un lápiz, apuntando a todos los personajes de la media y alta sociedad que pasaban a ver el patacón. Y entre los que iban a ver el patacón iban solteras, ya que Magnolia había llamado por teléfono a una amiga solterona, a la que le dijo que el patacón estaba haciendo milagros de conseguir maridos, por lo cual empezaron a desfilar las solteras: chiquitas, flacas, gordas, viejas, jóvenes, y entre ellas, de vez en cuando, algunas que habían sido reinas, pero que hasta la fecha no levantaron siquiera a los tiradores de Maizena en Barranquilla y los buscadores de pies en Cartagena. La novelería se había extendido por todo el pueblo y toda la región, que
Erase una vez llegaron buses de Ciénaga, de Barranquilla, de Fundación, de Maicao y hasta una hermandad de nazarenos de Mompós llegaron a adorar al divino rostro del famoso patacón. Al patacón lo llevaron a la curia, al palacio episcopal para que el señor obispo diera su concepto, el cual al verlo dijo que eso era sugestión de la gente, que como se les ocurría poder decir que el rostro del maestro se podría aparecer en un plátano, y dirigiéndose a un sacerdote, que iba de visita, llamado Ermeregildo de la Santísima Cruz, quien fue el que insinuó que el patacón fuera rodeado de algodón bendito y enmarcado para su veneración, le dijo que él no podía testimoniar, ni dar crédito que eso fuera El Divino Rostro. Fue el último concepto del señor obispo. La gente regresó de la curia, con el patacón, nuevamente al barrio, donde en las esquinas habían preparado altares para recibirlo. Pasado un año la gente se volvió a aglomerar en la casa de la señora María Bienvenida para venerar el patacón, pero encontraron a la señora María Bienvenida, subida en un asiento de cuero, dando la siguiente explicación: - El patacón ya no está aquí. Se lo llevó Wilfredo, mi nieto, hace como una semana. Supe que lo estaba exhibiendo de pueblo en pueblo y cobraba la entrada para que vieran a San Patacón, entre los asistentes se encontraba un delegado de la curia que le dijo a la
señora María Bienvenida: - Como le parece que yo había venido comisionado de la santa curia para ver si todavía existía, porque monseñor después de haberlos retirado a ustedes se puso a pensar que eso hubiese sido una buena rentabilidad para la iglesia y quería rescatarlo. Cuando en eso se escuchó la trompeta de un carro muy sonoro. Era una camioneta Ford, último modelo de la época, a lo que todos voltearon y se quedaron asombrados al ver a Wilfredo con una esbelta mujer, pelo mono pero teñío, y unas gafas en la cabeza, la que dijo: - Vale, el que quiera ver el patacón que venga a verlo, lo tenemos en la raya. Todos corrieron hacia la camioneta, pero el ver que venían la mujer los detuvo diciéndoles: - Pero esto no es gratis, esto les cuesta. Querida abuelita – le dijo a María Bienvenida – pudiste haber hecho una casa de material. Ya Wilfredo tiene dos en Maracaibo, tiene camioneta, yate y avión.
¡Qué lástima abuelita, perdiste tu buena oportunidad con tu santo patacón!
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LA PLAYA DEL ETERNO VERANO MARÍA ELISA PALACIOS POSSÚ (MARÍA CUENTO) Aquel día puse mis pies por primera vez en una tierra maravillosa que para muchos era desconocida, digo “era desconocida” porque a partir de ahora puede que muchos la conocerán. Aquella tierra se convertiría en el lugar que empezaría a frecuentar, en donde siempre habría un sol de verano; así cayera una intensa lluvia y refrescara su extenso suelo, pocos instantes después los rastros del agua eran borrados por el imponente sol. Un lugar adornado por una extensa playa, en todos los alrededores a donde mirara estaba rodeada de ese pasto enorme de color verde intenso que poco a poco había cercado a la población; hasta entonces, yo no sabía que había un pasto que creciera de esa manera. Había crecido tanto que podía sobrepasar la altura de las personas, absorbía el agua a su paso y, aunque las gentes lo combatieran con fuego y espada, crecía con tal velocidad que les superaba en un abrir y cerrar de ojos.
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Desde el primer instante en aquel lugar mágico sentí la presencia de muchas personas que, con mirada cálida y esperanzada, reconocían que, aunque yo no era de ahí, lucía como una de ellos; algunos me acogieron como si fuese su vecina, amiga o familiar. Con
el paso del tiempo vi lo que escondían aquellas bellas personas que me rodeaban y que, aunque querían saludarme, no lo hacían: necesitaban de mí solo una sonrisa y unos ¡buenos días!, a lo cual ellos contestaban con una inigualable amabilidad. Un día, extrañas personas llegaron uno a uno en lujosas camionetas blindadas que al retumbar a su paso por las calles arenosas y pavimentadas, llamaban la atención de aquella apacible playa. Mi mirada se centró en aquellas fuerzas extrañas que empezaron a saludar a muchas personas con sonrisas desdibujadas, cada una de ellas extendía sus manos y entregaba a los pobladores sobres con humo de colores que, al abrirlos, se esparcieron por toda la región, dando una sensación de alegría y felicidad momentánea que desaparecía en un parpadeo. Cada vez que las camionetas llegaban, los hombres, las mujeres, los niños y niñas corrían detrás de ellas para ver si les obsequiaban otro poquito de alegría y felicidad espontánea. Un día vi que uno de los pobladores se levantó. Era una gran mujer con la piel y la sangre de sus ancestros en el corazón, que vio con gran preocupación lo que pasaba con su playa, en su hermosa tierra en la cual el sol se opacaba: la herencia de sus antepasados se estaba perdiendo. Aquel pasto crecía
Erase una vez sin parar y, cual tiburón hambriento, devoraba la playa. Ella decidió parar, gritar y cortar de raíz estos problemas. Yo observé cómo ensuciaban la playa, aquel lindo lugar se quedaba sombrío ante mis ojos. Así que no me quise quedar observando y preferí ayudar. Aquella valiente mujer me sonrió porque había alguien más que deseaba trabajar por un ideal; luego de esto, unas cuantas personas se sumaron. Me di cuenta que a mi alrededor todo se opacaba. Cada vez más aumentaban las camionetas y la extensión del pasto, ante la mirada atónita de cada uno de los líderes que se habían levantado para luchar. También empezaban a cansarse del silencio y del individualismo de unos y otros, que estaban cegados por la envidia y corrompidos por el humo de colores, que había reducido su playa a un caserío confinado. Muchas plagas llegaron al pasar del tiempo como tratando de avisar, despertar y movilizar a ese pueblo. Pero estaban dormidos por el efecto de aquel humo colorido. Cada vez me preocupé más porque a mí alrededor observaba cómo la playa se llenaba de animales desconocidos. Por ejemplo unos pequeños animales extranjeros con grandes caparazones que se reproducían en millones, acababan con los cultivos y se escondían en el suelo cuando el sol calentaba mucho, y aunque aquellos animales venían del mismo lugar de origen de los ancestros de las gentes de estas tierras, estaban en contra de este lugar; tras
hacer el daño a sus ultivos, se refugiaban en los grandes y bravos pastos. Así como esta plaga venenosa y persistente, que de un momento a otro los había invadido, también, por culpa de los enormes pastos, una plaga invisible contaminaba su suelo, su agua y sus vidas, de una manera lenta y silenciosa. A su vez, una nube de desconfianza, individualismo, conformismo y corrupción, empezó a apoderarse y a atacar a los pobladores, sumiéndoles en un profundo sueño, el cual les permitía moverse y realizar sus actividades diarias, pero sin poder decir ni una sola palabra acerca de su realidad. Aun así, varios pobladores y líderes luchadores se lograron salvar por la luz que aquella mujer irradiaba en medio de un ambiente de somnolencia y sonambulismo.
Hasta que me dije: “¡No más, basta de observar!”. Ante mis ojos estoy viendo aquella hermosa playa
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extinguirse al llenarse de plagas, camionetas y humo efímero que obliga a muchos a andar en silencio. Pedí permiso a sus luchadores y guardianes y me hice una con ellos para entender lo que pasaba, lo que deseaban, lo que sufrían y lo que los flagelaba. Emprendí el camino de casa en casa despertando a las mujeres, hombres, jóvenes, adultos y ancianos de aquella somnolencia, sin nada más en las manos: solo una sonrisa y mi humilde conocimiento de la vida y la ciencia. Unos abrieron los ojos y se unieron a aquellos que estaban despiertos, que lucharon desde el principio.
Día del padre en el cielo Por: Rodolfo González Costa Rica
Tatica Dios amaneció tristón. En el cielo los ángeles madrugaron para felicitar a San José por el día del padre. María le estampó un sonoro beso en la boca a su casto y fiel esposo, que no por viejo dejó de sentir electricidad en el cuerpo glorioso. Jesusito le hizo un dibujo con la huella del pie estampada en un papel amarillo, regalo que había hecho en el kínder del cielo, que dirige San Juan Bosco. Los querubines le cantaron las mañanitas a San José. ¡Diay, no era para menos! San José, o Chepe (de cariño), era la admiración del día del padre en el cielo: puros deberes y nada de derechos… Pero bueno. La cosa es que San José,
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Logramos combatir algunas plagas, controlar y manejar las camionetas que llegaban, les obsequié grandes escudos y lanzas para que vencieran poco a poco los obstáculos Supe entonces que a aquella playa que desde el primer momento me cautivó, me enamoró y me hizo creer que pertenecía ahí, le brinde una parte de mí, de mi fuerza, de mi compromiso, de mi ayuda. A mi paso dejé muchas nuevas cabezas, manos y corazones que estarían dispuestas a defender, luchar y conservar esa hermosa playa del eterno verano.
Erase una vez aquella mañana, estaba contentísimo. Tanto que hasta le dio alpiste a la Paloma del Espíritu Santo, que evitaba mirarlo a los ojos. No era para menos, esa mañana, disimuladamente, la Paloma del Espíritu Santo había recibido una nueva rama de olivo tallada en oro. Era un regalo de La Virgen María, y con un breve mensaje en la envoltura: “vos sabés…” La cosa es que aquel día hubo juego de pólvora, barra libre y carne asada en el cielo (el diablo pasó unas brasas desde el infierno, porque los viernes por la noche toma vino con Tatica Dios y ambos discuten sobre las cosas del
mundo. Lo hacen cuando la prensa no está presente, ni tampoco el Opus Dei). Aquello ya era pachanga. Los querubines galácticos tocaban cumbia, los Arcángeles del rock hacían que los serafines batieran las alas, corrieron los muebles del cielo y agrandaron la pista de baile. Pero de pronto, el Arcángel San Gabriel notó que Tatica Dios reía, pero tenía una tristeza en los ojos que se parecía mucho al llanto. Por aquello de evitar el diluvio universal San Gabriel decidió tomar cartas en el asunto. Se llevó aparte a Tatica y le preguntó: ¿Señor, por qué tan triste en el día del Padre? Tatica hizo un puchero, pero decidió confiarse en su noble Arcángel y le dijo que nadie se había acordado de él en el día del padre y que ¡manda huevo! ¡Eso no se vale! Entonces el Arcángel San Gabriel se echó una gran carcajada y le dijo: ¡Ay Señor más confundido! ¿Eso era el berrinche? Venga por un vino que así no es la cosa. Celebremos hoy con todo lujo a San José. El fiestón que le tenemos a usted no es para el día del padre… ¡es para el día de la madre! Y cuentan que Tatica Dios se echó una risa como la que se echó el día en que Adán y Eva decidieron crecer y no quedarse como niños eternos en el Paraíso. Fue entonces cuando Tatica Dios salió a bailar hasta que la gente en el cielo no pudo más de tanta contentera, y casi casi, se les olvida colgar el sol para que alumbrara un nuevo amanecer.
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Rapsodia Siete Por Mauricio Linares
(Si no nos vemos el martes, el universo entero podría detenerse) Todos los martes a las seis de la tarde, cuando las mujeres en Buenaventura se ponían bonitas para olvidar que andaban tristes y la brisa del mar salía para acariciar sus cuerpos y jugar con sus vestidos de colores, el viejo Eliseo Domínguez, que tenía noventa años, y la vieja Sebastiana Mera, que ya cargaba con ochenta y ocho, se encontraban en la playa para entregarse a los sortilegios de sus amores clandestinos. La vieja Sebastiana Mera había sido casada por su familia hacía 69 años, ocho meses y veintitrés días, porque no podían permitir que una muchacha blanca de la alta sociedad se enredara en amores con un negro de mierda llamado Eliseo. En cambio el viejo Eliseo Domínguez jamás se había casado, nunca se había entregado a una mujer distinta a su Sebastiana, porque sus sueños, las tristezas tan tristes que lo acompañaban, sus recuerdos y sus fantasmas le pertenecían a ella.
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Y ahí parados en la playa los dos se miraban, y a pesar de los naufragios de la memoria sentían lo mismo que habían sentido la primera vez que se vieron hacía setenta años. Se amaban con la misma intensidad, se necesitaban con angustia, se tomaban de las manos para no olvidar que existían, y en un abrazo profundo se perdían
en los intrincados laberintos del amor, a tal punto que Dios se asomaba a la orilla del universo para mirarlos, entonces sentía como el cansancio de su envejecido corazón se iba desvaneciendo y su mano buscaba entre las sombras una mano que lo condenara al vértigo del amor, pero no la encontraba; la muerte se quedaba dormida entre los brazos del tiempo para olvidar la devastadora presencia de su oficio y el tiempo andaba despacio para no despertarla. Cuando el viejo Eliseo Domínguez y la vieja Sebastiana Mera se despedían ella le gritaba desde el otro lado de la playa: - Si no nos vemos el martes el universo entero podría detenerse. Y así todos los martes a las seis de la tarde, cuando las mujeres en Buenaventura se ponían bonitas para olvidar que andaban tristes y la brisa del mar salía para acariciar sus cuerpos y jugar con sus vestidos de colores, los dos se encontraban en la playa. Pero un día el tiempo tuvo que despertar a la muerte para recordarle que la vida es lo suficientemente triste para seguir viviendo, así que ella bajo despacio a Buenaventura para arrastrar hasta el sueño profundo del olvido al viejo Eliseo Domínguez.
Erase una vez
Todos los martes a las seis de la tarde, cuando las mujeres en Buenaventura se ponían bonitas para olvidar que andaban tristes y la brisa del mar salía para acariciar sus cuerpos y jugar con sus vestidos de colores, la vieja Sebastiana Mera se paraba en la playa perdida en las lagunas de su mente, que eran su refugio más seguro, y allí entre sus desvaríos parecía encontrar sosiego al borde de un abismo del qué sólo la muerte podría venir a salvarla. Dios no se atrevía a asomarse a la orilla del universo para no morir de tristeza, la muerte no dormía y el tiempo aceleraba su paso para que todo se sucediera con mayor velocidad. El universo entero empezó a
detenerse y la vida no fue más que el rezago de un mal sueño; así que la muerte decidió bajar a Buenaventura para arrastrar a la vieja Sebastiana Mera al sueño profundo del olvido, la puso al frente del viejo Eliseo, para que los dos se miraran y así el universo entero no corriera el riesgo de detenerse, los dos se enredaron en un abrazo eterno y se amaron para siempre, porque el amor de este par de viejos era como el mar Caribe o el mar Atlántico, nunca como el Pacifico, porque este es un mar triste, gris y solitario.
TIZA
Por: Felix Albo En la casa de mis abuelos había dos pizarras de piedra. Una en la entrada. Por fuera. En la calle. La otra junto a la lumbre. En la de fuera mis abuelos escribían las cosas que no les gustaban de su vida; de la propia y de la compartida. Nombres de personas, motes hechos animales. El viento, la lluvia y el tiempo las borra pronto -decía mi abuelo-. Y además lo malo queda fuera de casa. En la de dentro había siempre un corazón de trazo fuerte y blanco tan grande como la pizarra. Yo siempre lo
lo recuerdo así. Dentro de él también se escribían nombres, lugares, o incluso, por ejemplo arroz, cuando a mi abuela le salía como para relamer el plato y los labios. Aquí lo bueno queda resguardado de todo -decía mi abuelo- y tarda mucho más en borrarse. Era frecuente verles repasar el corazón, siempre blanco y firme. Nunca juntos. A veces a mi abuela, en silencio; a veces a mi abuelo canturreando Repaso el corazón y así el recuerdo del caminar junto a tu abuela, y esta suerte
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de amar y ser amado -me decía con los ojos mirándome como queriendo decir más con ellos que con la voz. Y lo hacía, porque yo era niño y de niños somos más de mirar que de escuchar. Y más de soñar que de creer. Mi abuela murió dos años después de dejar de conocer a mi abuelo. Su última palabra escrita en la pizarra, cuando aún se vestía sola y recordaba quién era, fue Canelo, que era un perro que le lamía la mano siempre.
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En la pizarra de la calle no hay nada escrito desde hace años. Muchos. En la de dentro el corazón sigue firme y blanco. El nombre de Canelo está repasado mil veces con suavidad y respeto al temblor de la enfermedad de mi abuela. Abajo, con letra del niño que mi abuelo llora ahora, está escrito el nombre de mi abuela.
Programación Julio 5 Hora 7:30 p.m. Entrada Libre Tertulia Cultural LA LENGUA: Tema ¿CESÓ LA HORRIBLE NOCHE?
Julio 6 Hora 7:30 p.m. Entrada Libre: VIERNES PARA CONTAR
Julio 7 Hora 7:30 p.m. Valor $14.000 CUENTEROS EN APUROS
Julio 12, 13 y 14 Hora 7:30 p.m. Valor $14.000: ÁLBUM DE AMORES Y BODAS Cuentera SOR MARÍA JIMÉNEZ
Julio 18 Hora 3:00 p.m. Entrada Libre Pre Estreno UN CANTO A LA ESPERANZA cuentera ADRIANA MEJÍA
Julio 19 Hora 7:30 p.m. Entrada Libre Pre estreno HACIENDA EL CHOCHO. Cuentera CLARA ISABEL CUESTA
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Programaciรณn
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Programación
AGOSTO
RA CEBALL O LAU
XVIII festival internacional de cuentería Entre Cuentos y Flores es una fiesta de palabras donde se reúnen los mejores exponentes del arte de la narración oral de habla hispana, con invitados de Colombia, Costa Rica, Cuba, España, Venezuela y México, así como los 16 ganadores del Festival Local Medellín Si Cuenta, que del 4 al 12 de agosto llenan la ciudad de palabras que crean cuentos y lazos de amistad y borran barreras. Agosto 3 al 12 Funciones para todos los gustos en barrios y teatros de la ciudad.
S
R UIS GAB IEL VILLA C A RD O N A yL
LATIDOS EN CONEXIÓN
SÁBADO 18 de AGOSTO 7:30 p.m. Valor: $10.000
Visita nuestra página web www.vivapalabra.com 43
Con una gran programación de actividades teatrales en las que se incluyen Comparsa inaugural, Molienda teatral, Teatro y cocina, y muchas más actividades en 30 escenarios de Medellín, el Área metropolitana y algunos municipios del departamento antioqueño, se vivirá este importante evento de las artes escénicas entre el 25 de agosto y el 1° de septiembre de 2018 BOLETERÍA: $14.000 general y $7.000 Agosto 23 y 24 Hora 7:30 p.m. LAS ONCE MIL con KARLA SEPÚLVEDA Sábado 25 Hora 4:00 p.m. CUCÚ CONTABA LA RANA franja infantil Martes 28 de agosto Hora 7:30 p.m. UN CANTO A LA ESPERANZA con ADRIANA MEJÍA Miércoles 29 de agosto Hora 7:30 p.m. MEDELLÍN A SOLAS CONTIGO con Jota Villaza Jueves 30 de agosto Hora 7:30 p.m.
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Viernes 31 de agosto NOCHE DE LA PALABRA narratón. Sábado 1 de septiembre Hora 4:00 PIÑATA DE LA FIESTA KAMISHIBACHE con JOTA VILLAZA Sábado 1 de septiembre Hora 7:30 p.m. IL RACCONTO DEI RACCONTI con FAHRENHEIT 451
SEPTIEMBRE Septiembre 6 Hora 7:30 p.m. Entrada Libre Tertulia Cultural LA LENGUA: Tema NOCHE DEL DESPECHO Septiembre 7 Hora 7:30 p.m. Entrada Libre: VIERNES PARA CONTAR Septiembre 8 Hora 7:30 p.m. Valor $14.000 CUENTEROS EN APUROS
Especial
HACER BRILLAR LAS HISTORIAS EN UN MUNDO QUE BUSCA OPACARLAS Por: Daniela Villa
Soy una mujer que olvida fácil y no me enorgullece, aunque a veces ha resultado útil. Le he huido a la nostalgia gran parte de mi vida bajo la excusa de que abrirle paso me volverá triste. Sin embargo, he llegado a pensar que, quizás por esto, con frecuencia tengo días grises sin explicación aparente; tal vez un anhelo de algo pasado que se va desdibujando por mi indiferencia. Aun así, siempre hay momentos donde es inevitable ir y venir sobre sucesos, volver a pasar por el corazón todo lo que fue importante y en el proceso sentir vergüenza, alegría, extrañar. Estos días mientras se acerca el fin de un proceso lo he hecho con frecuencia: recordar. No llegué por casualidad a Vivapalabra. Era una idea que llevaba por días en la cabeza. Se convirtió en mi obsesión y mi desvelo. Quería contar historias, pero me lo impedía. Nada más que yo podía impedírmelo porque soy terca, tanto para hacer las cosas como para no dejarme hacerlas, no por buen juicio sino por cobardía. Sin embargo, todos tenemos ápices de valentía y en uno de ellos crucé una puerta para quedarme y cambiar, mucho, muchísimo. El impulso inicial se fue disipando por viejos malos hábitos, pero siempre
había un punto donde, a pesar de no querer seguir, continuaba. Pudo ser constancia, pudo ser terquedad de esa buena que hace que las cosas sucedan, no estoy segura, pero siempre que quería dar un paso al costado había algo que me susurraba “quédate”, y ha sido imposible apartarme. Fue todo un proceso lleno de aprendizajes sobre mí misma y sobre los otros. Pude ver a mis compañeros ensayando llenos de nervios, de incertidumbres, de confusiones, de ilusión, de orgullo, de expectativa, pude verlos contar y tener una gran función y fluir con sus palabras, pude hablar con ellos al finalizarla y verlos con la mirada iluminada, con la mirada soñadora, feliz; en cada uno de estos momentos sentí que algo de lo que ellos habían aprendido también lo había aprendido yo. Pude verme a mí dando vueltas en mundos imaginarios como tanto lo hacía siendo niña, jugando con mis personajes, haciéndoles preguntas, caminando por sus calles y conociendo sus paisajes, pude verme descifrando los murmullos que siempre habían dentro de mí y volverlos frases, poniéndole palabras a mis silencios, palabras juguetonas que a veces encajaban y a veces no, me descubrí serena caminando por mis laberintos, encontrando allí la esencia
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de mis historias, pude ver ojos que se iluminaban al ritmo de mi voz y sentir al finalizar una función que tenía la mirada iluminada, soñadora, feliz. Todos en algún momento sentimos que podíamos dar más o que no estábamos avanzando lo suficiente, pero hoy, mirando en retrospectiva, siento que todos dimos lo justo, cada uno va a su ritmo siempre. No suelo mantenerme mucho en un solo sitio, sin embargo en Vivapalabra siento que encontré un lugar en el cual puedo estar y volver siempre. No he sido una persona de pertenecer a grupos, pero cada ocho días veía compañeros con los cuales se fue generando eso: un grupo de amigos, que se encontraban a aprender de un amor común, a apoyarse cuando algo no estaba saliendo bien o cuando alguno quería irse y acoger a los que iban llegando, de vez en cuando tomar una cerveza y hablar e imaginar aquel cuento que partiría la historia de la cuentería en dos. En fin, pienso que la cuentería se volvió un pretexto para aprender de la vida. Sé que los extrañaré, las clases que me emocionaban y las que me daban pereza; los profesores que lograron que amará mucho más la cuentería y que se fueron volviendo amigos
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conforme avanzaba el tiempo; las risas, los regaños, las complicidades. Sé también que se viene un camino azaroso, lleno de preguntas. El mundo nunca ha sido amable con los soñadores, sin embargo, cada momento compartido en estos años fue enseñándome caminos, maneras de enfrentar; mostrándome las diferentes lógicas del arte y sobre todo que sí es posible soñar y vivir de un sueño y que el mundo necesita llenarse de historias que nos convoquen, que nos unan, que rompan las lógicas individualistas actuales que tan tristes nos están haciendo y reúnan a veinte, treinta, cien personas a escuchar, reír, llorar o asombrarse juntos. Graduarse es solo un simbolismo. En realidad nada ha terminado, el camino sigue y hay mucho por aprender. Cada uno de los cuenteros egresados de Vivapalabra tenemos una gran responsablidad y es hacer brillar las historias en un mundo que busca opacarlas.
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ORGANIZA
APOYAN
Evento apoyado por el Ministerio de Cultura Programa Nacional de Concertación Cultural
Proyecto ganador de la Convocatoria de Estímulos para el Arte y la Cultura 2018 Secretaría de Cultura de Medellín