Revista # 40

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De Cuento En Cuento

Clausuras Estudiante Semestre V

16 al 18 de julio

2020

9 p.m.

Facebook Live Vivapalabra Cuentos

Proyecto apoyado por el Ministerio de Cultura Programa Nacional de Concertaciรณn Cultural

Cรณdigo Pulep:BVN427


Créditos Contenido No. 40 Abril 2020 - Junio2020

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María Teresa Agudelo Verónica Madrid Betancur Corrección de estilo María Teresa Agudelo

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Editorial

De Festival

Medellín Sí Cuenta Cauca Cuenta

Forjadores de Sueños Luz Marina Arcila Toro

Érase una vez

TIKUNA

Programación Programación Virtual

Este es un Proyecto ganador de la Convocatoria de Estímulos para el Arte y la Cultura 2020, Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín


Editorial

Por: Jota Villaza

Visión Sociopolítica

de la Cuentería

¡Qué días estos! Se piensa mucho para escribir una editorial, pero ya ven, nos cogió la escritura encerrados en casita, con mil pensamientos encontrados, con algunas tristezas acumuladas, con ausencias de familiares que quisiéramos que regresaran ya mismo, y no es posible, con amigos que tampoco pueden regresar o irse a sus países y se desesperan, con sentimientos encontrados frente a las decisiones políticas, con la situación cultural enrarecida y angustiante. Y de pronto aparecen mensajes de cuenteros que te recuerdan que los hiciste reír, soñar, cambiar sus vidas. Y recuerdas a todos aquellos que tenían, al parecer, un destino marcado, por su origen, por su crianza, por abandono, por tantas cosas, y de repente encontraron en la cuentería una fuente para encontrarse a sí mismos, ser diferentes, ser artistas (o al menos jugar a serlo, con alegría, con conciencia, con entrega), e incluso una fuente vital de ingresos, para algunos. Entonces recuerdas al Decamerón, de Bocaccio, aquellos jóvenes cuenteros que encontraron un refugio de salud corporal y espiritual en los cuentos, y te das cuenta de que lo que hacemos no ha sido sólo contar cuentos, por diversión, por entretenimiento, por pasión, sino por la transformación misma del mundo, del pequeño entorno que nos tocó, y así, entre muchos, la transformación del universo entero. No es un asunto de decisión, ni de mensaje. No es una parada mágica, ni siquiera es un acto de nuestra bondad. No, es algo que está ahí, que sucede mientras cuentas un cuento, baladí o profundo. Cuando un cuento es contado, el espectador y el cuentero ya no serán los mismos, pues habrán sido picados por un bichito que no tiene vacuna: el bichito de escuchar, de reír, de soñar. No era el propósito de los que iniciamos en Colombia con la cuentería, y seguramente Colombia no es un mejor país desde ese lejano 1980 cuando se dieron los primeros pinitos de narración oral. A partir de 1985 en Medellín, o de 1987 en Bogotá, de la mano de Francisco Garzón Céspedes, se desató una verdadera pandemia por todo el país: Colombia se volvió el país de la

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Editorial cuentería. Se viralizó el arte de la palabra viva en las universidades, las plazas, las escuelas, los bares, los teatros, asunto que ha ido calando en el alma de todos los que han escuchado un cuentero, una cuentera, un abuelo cuentero, un cuenterito. Todos han aprendido a mirar la vida desde otra esquina, desde el rabillo del ojo, con otros colores y matices, con diferentes filtros, según el cuento que nos hayan contado. Por eso podemos decir que la misión del cuentero es muy delicada, es muy compleja, pues no sabemos qué semilla dejamos en cada uno de los espectadores. No lo sabremos nunca, pero los efectos se ven y se sienten. La función de la cuentería es revisar el mundo, elaborar la teoría y lanzarla al espectador en forma de un cuento amoroso, cómico o satírico. La misión de la cuentería es la comunicación en su forma más primigenia, desde el alma; por eso el cuentero, al contar, aunque sea un cuento de un autor o de la tradición de un país muy lejano, lo que en realidad está comunicando es su propia visión de su país, del mundo, vistos desde el alma, para soñar un nuevo mundo, un nuevo país, una nueva gente; semilla quizá como la del baobab, o la palma de cera, que tardará cien años en crecer y dar sus verdaderos frutos, o quizá una semilla que germine con la velocidad del mundo actual y dé sus frutos mientras nosotros terminamos de contar el cuento. En estos días de confinamiento son muchos los que han recurrido al arte, a la cultura por el medio virtual, tan lejano al arte presencial, pero tan útil como sustituto, o al menos como placebo y ha sido un alivio, comprobar una vez más, que los cuentos son una esperanza. Posiblemente al leer esto no habrá pasado la pandemia, la más visible, la más grave, y todos estaremos ansiosos de poder volver a nuestras cotidianidades, sin dinero y con los calendarios enredados, pero las otras pandemias estarán ahí, invisibles, agazapadas, y es ahí donde el rol del cuentero adquiere pleno significado.

Visión Sociopolítica

de la Cuentería 5


De Festival

Por: Jota Villaza

Una vez más se llega a la realización de esta gran fiesta que nos convoca a todos los cuenteros de Medellín y nos llena de expectativa y de emoción. La fiesta que nació como un proceso hijito del Festival Internacional de Cuentería, pero a la vez el padre, pues desde el comienzo se hizo una especie de concurso que seleccionaba a quienes nos representarían en la fiesta de las flores. Este concurso se transformó en el FESTIVAL LOCAL DE CUENTERÍA MEDELLIN SÍ CUENTA, como una voz que pide representación de todos, a la vez que pide la visibilidad del ciudadano común, del niño y el viejo que quieren alzar su voz. El festival local se ha distinguido por ser un proceso verdaderamente democrático, en el que participan personas sin distingos de edad, sexo, clase social, experiencia en el campo. Con sus cinco, casi seis categorías, abre las puertas para que acudamos a contar desde complejidades y rarezas literarias hasta las comunicorrientidades del diario vivir o de los recuerdos moldeados por la ilusión, o la tradición. En el festival Medellín sí Cuenta estuvieron presentes nuevamente las categorías más maravillosas de este evento: categoría “infantil”, de 5 a 10 años y de 11 a 14; y categoría “abuelos cuenteros”, mayores de 60 años si no tiene nietos, aquí se los prestamos , o menores de esta edad, que tengan nietos. Obviamente, aparte de estas categorías etarias, están las categorías por trayectoria: “aficionados”, con menos de un año de recorrido por las lides de la cuentería artística, yo los llamo los gomosos y en esta categoría se han descubierto maravillosos

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De Festival

valores, categoría Novatos, aquellos que ya han probado las mieles de la cuentería por más de un año y Categoría profesional, los que definitivamente hemos encontrado en la cuentería una forma de vida, de la que ya no podremos escapar. Pero este año, creamos la categoría Departamental para los habitantes de los diferentes municipios de Antioquia y definitivamente, fue una maravillosa sorpresa. Este año debido a las circunstancias de pandemia, se ha movido un poco la fecha, pero en vez de amilanarnos, hemos venido con mayores bríos a disfrutar de los cuentos y queremos invitarlos a que hagan igual, que nos desbordemos de alegría, de entusiasmo, de imaginación y magia, tanto los cuenteros, que buscan un cupo a la gran fiesta, como el público, que sabe que este abrebocas, es la verdadera gran fiesta de la palabra en Medellín Como también se ha cambiado el formato, el público no se perdió ni un solo día las transmisiones, votaron por su cuentero favorito y ganaron maravillosos premios, que sorteamos cada noche entre los que se conectaron y comentaron en nuestro FACEBOOK LIVE, VIVAPALABRA CUENTOS. Para el Festival de Agosto, por segundo año consecutivo teníamos invitada, para rendirle un merecido homenaje, a la gran maestra, pionera de la cuentería cubana, Mayra Navarro, el 2019, no pudo asistir, pues aún se encontraba convaleciente de una penosa enfermedad, para este año, la parca se nos adelantó la llevó para que le contara sus cuentos en la eternidad. El homenaje póstumo se le hará por medio de la participación de su discípula, y heredera de su labor en la habana, Beatriz Quintana, Contaremos con la “presencia virtual” de Mariano Martínez de España, Mayra Do mundo, de Brasil, Rubén Corbet de Panamá y Fidel Ceballos de Venezuela, además Clandestino Rueda de Cali, Paola Rivadeneira de Pasto, Ibeth Hernández de Puerto Colombia y Francisco Pacheco de Chinú, Córdoba, Ellos harán el deleite, acompañando a los mejores narradores de Medellín, seleccionados en el MEDELLÍN SÍ CUENTA. Esperamos que para la fecha de agosto, podamos hacer algunas actividades presenciales y si afortunadamente lo sabemos con suficiente antelación podremos traer a presencia a nuestros queridos invitados nacionales e internacionales.

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LOCAL

DE ¡CUENTERÍA!

Finalistas (ÄJPVUHKVZ! 4}UPJH .YHUHKH 4HYxH 7H\SH 9\IPHUV 4HYxH (SLQHUKYH (YHUNV

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Por: Pablo MaríaAndrés TeresaDelgado Agudelo

cuenta

De Festival

Cauca

Hablar del proyecto Cauca Cuenta es remitirse a una profunda reflexión que varios de los que nos dedicamos al oficio de la cuentería nos hacemos constantemente, ¿cómo podemos ir más allá del aplauso y la reflexión? ¿cómo logramos convertir en una acción toda la carga de memoria colectiva, de reunión comunitaria y apropiación del relato que lleva consigo la actividad de contar cuentos? En el año 2014 tuve un maravilloso encuentro con narradores tradicionales en una pequeña población llamada La Arboleda, en el municipio de Mercaderes, al sur del Cauca, este encuentro me hizo entender la función comunitaria de la palabra narrada y me impulsó a tomar una decisión respecto a mi ejercicio como narrador de cuentos.

Los narradores tradicionales de La Arboleda comenzaron a hacerse populares en la región sur del Cauca en los años sesenta, coincidiendo con los tiempos de la bonanza de maíz es este territorio, en los ranchos donde se ubicaban los trabajadores que cosechaban el grano. Hasta entrada la noche se hacían veladas de cuentería, las carcajadas de los trabajadores llegaban hasta las casas de hacendados y finqueros que, motivados por la curiosidad, llegaban a los ranchos a disfrutar junto a sus trabajadores de los cuentos y las historias tradicionales.

Desde entonces y hasta la fecha estos narradores tradicionales son invitados a reuniones familiares, bautizos, matrimonios y festividades del pueblo. Al oficio de contar historias, la gente de La Arboleda lo denomina como “cuentos de ranchería”,

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De Festival estos han sobrevivido al impacto ambiental y la falta de agua por el monocultivo del maíz en los años ochenta y noventa, al desplazamiento de familias, a la violencia de la guerrilla y los paramilitares en la primera década del milenio, al cultivo de la coca y últimamente a la maquinaria minera. En este encuentro con narradores tradicionales encontré la suficiente evidencia para afirmar que existe un pacto mágico de interacción entre la sociedad, el tiempo y el territorio; que estas interacciones generan recuerdos colectivos que definen costumbres, saberes y relatos, venidos del pasado al presente a través de un oficio artesanal que se niega a desaparecer como es la tradición oral y la cuentería. En ese mismo año tuve la fortuna de conocer La Rejoya, otra comunidad caucana cerca a Popayán, la cual había sufrido en el año 2000 una masacre donde fueron asesinados diez integrantes de la comunidad, la masacre había afectado directamente la reunión comunitaria, y la convivencia cultural se había remitido a la celebración religiosa. Yo había sido invitado a contar historias, gracias a una ONG que desarrollaba procesos de memoria en la zona, y al momento de empezar la actividad noté cómo los miembros de la comunidad cuando se les pedía hablar de su pasado se remitían al hecho victimizante como si su historia de comunidad hubiese nacido el día en que los paramilitares atentaron contra ellos. Logré entender entonces que cuando una comunidad es arremetida por el conflicto armado, entre los muchos efectos negativos está la afectación a la construcción de su historia y sus recuerdos colectivos, desconociendo el pacto mágico que hay entre habitantes, territorio y tiempo, en otras palabras: la memoria colectiva. Escuchado las narraciones de dolor en integrantes de la comunidad, de un momento a otro me asaltó una idea, y entre los cuentos que iba a contar se coló como por arte de magia la historia de los narradores de La Arboleda y de cómo sus narraciones han sobrevivido por tanto tiempo a pesar de la guerra.

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La reacción fue inmediata y de pronto en la comunidad de La Rejoya aparecieron poetas, copleros, narradores tradicionales, chirimías y grupos de teatro que me pedían que regresara para hacer una velada artística donde pudieran invitar a las demás personas de la comunidad. En colaboración con otros artistas comenzamos a llevar a los territorios actividad cultural en función de la memoria colectiva. Cada día aparecían más comunidades en el departamento del Cauca que pedían el desarrollo de nuestras actividades, y más narradores tradicionales queriendo contar sus relatos. Fue necesario poner en marcha una investigación que nos permitiera sustentar un proyecto de intervención donde la narración oral fuera método para la preservación de la memoria colectiva y metodología para la trasmisión de saberes y conocimientos, además de esto debería ser una actividad que se pudiera desarrollar en diferentes contextos. Había nacido así el Festival Cauca Cuenta. De la mano del Festival Cauca Cuenta hemos logrado generar en las comunidades espacios de reunión cultural, de reflexión comunitaria frente a la memoria colectiva y el ejercicio de la tradición oral, se ha exaltado el valor de la palabra narrada y la construcción literaria de habitantes en comunidades víctimas del conflicto. Se han vinculado al festival artistas nacionales e internacionales a procesos de narración oral comunitaria y, como gran aporte, hemos empezado a generar un proceso de narración oral en las poblaciones campesinas, afro e indígenas del departamento del Cauca. Para finalizar, el Festival Cauca Cuenta es una experiencia para artistas y comunidad, un compromiso desde la narración oral en función del otro, una retroalimentación del tiempo, el territorio, la comunidad y la palabra narrada.

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Forjadores de Sueños

LUZ ARCILA MARINA

Fragmentos de la entrevista realizada en marzo de 2 020 a Luz Marina Arcila Toro, directora general de la Corporación Cultural Vivapalabra. Por: Walter García W: ¿Cómo llegó Luz Marina a Vivapalabra?

L: En un encuentro de estudiantes de antropología conocí a Jota Villaza. Él iba a hacer una conferencia sobre las tradiciones orales en Antioquia y su importancia en el proceso de formación de identidad. Eso fue en el 92. En el 97 empezó el proceso de formación de la Corporación Vivapalabra y me invitaron a unas reuniones en las que participé. Así que me vinculé al proceso de creación de Vivapalabra. W: ¿Cuándo comenzó a ser directora general de Vivapalabra y cuál fue el proceso que la llevó a ese cargo? L: En principio yo realizaba otras actividades, de logística, y no estaba muy vinculada con la creación de proyectos, pero como en el 2003 decidí hacer un alto en mis actividades de Arqueología, a lo que me dedicaba, y pude vincularme más de lleno en la organización y elaboración de proyectos en Vivapalabra. W: ¿Cuáles han sido los retos más grandes en su experiencia como directora general de la corporación?

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Forjadores de Sueños L: El mayor reto es materializar sueños llenos de mucha magia e ilusión, pero con muy poco presupuesto. Pensar en cómo hacer que las cosas sucedan sin tener el dinero suficiente. Eso me obliga a ser recursiva, recurrir a la creatividad de todos los que participan en Vivapalabra … Yo creo que ese es el gran reto, hacer realidad un sueño de forma colectiva. W: Tal vez la pregunta suene muy parecida, pero ¿cuáles son para usted las grandes dificultades a la hora de trabajar la parte artística y cultural? L: Compaginar los sueños de unos que son distintos a los sueños de otros. Compaginar las visiones del mundo con relación a lo que estamos haciendo, porque no es lo que yo quiera sino el beneficio de todos. Como a veces sacrificamos unas cosas por el beneficio colectivo, o se sacrifica el beneficio colectivo por el sueño de unos. Eso son los choques que uno tiene que solucionar. W: Desde su óptica como directora general de Vivapalabra ¿Qué características piensa que identifican el movimiento de cuentería en Medellín? L: A veces pienso que no hay un movimiento de cuentería en Medellín, que solo hay cuenteros o grupos de cuenteros luchando cada uno individualmente. Cuando hay algo que va a pasar y que a mí me interesa los cuenteros aparecen, pero cuando hay algo que va a pasar y a mí no me afecta, no hay movimiento de cuentería. W: ¿Cuáles son esos intereses que mueven a los cuenteros de forma individual? Porque en principio se podría pensar que la existencia de un movimiento de cuentería beneficia a todos. L: Intereses económicos más que todo. Cuando se convoca una reunión para discutir o planear vienen poquitos, pero cuando es para definir quiénes son los que van a participar en los eventos donde hay presupuesto, ahí sí aparecen muchos y es cuando uno dice: ¿dónde estaban todos cuando estábamos planeando y proponiendo?


Forjadores de Sueños W: ¿Qué peso social tiene, para Luz Marina, la cuentería? L: Yo creo que la cuentería es fundamental. A veces ejercemos la cuentería sin tener la conciencia de lo que estamos generando en el otro a través de los mensajes que mandamos, de la elección de lo que contamos o lo que hacemos. Yo creo que la cuentería genera identidad, vínculos, reflexión, pero también genera imaginarios. Los mismos cuenteros, a veces, no son conscientes del poder que tienen las palabras. La cuentería es muy potente. En todo lo que hacemos todavía seguimos siendo muy orales. Cuando estamos transmitiendo una clase, o una explicación, o algo, lo que más pesa son las imágenes colectivas, las anécdotas que me conectan a mí, que me hacen identificarme con el otro. Creo que la cuentería tiene el poder de transformar, pero a veces los cuenteros no son conscientes de lo que se genera en el otro cada vez que se cuenta un cuento. W. ¿Algo que le gustaría agregar respecto a este tema? L: Pienso que la cuentería es, de las artes escénicas, la más social. La cuentería no es contar para el otro, sino contar con el otro. Cuando Vivapalabra va a un lugar, creo que la gente queda con esa sensación de que no es que te traiga un cuento sino que estoy aquí por vos, y que no solo te estoy contando sino que vengo a compartir la palabra, los cuentos, las emociones, las imágenes. Creo que Vivapalabra es generoso en eso, no solo con el público sino también con los otros cuenteros, por eso es que muchos sin ser de Vivapalabra se sienten aquí como en su casa. Y no solo se sienten así los que llevan años trabajando con Vivapalabra sino cada persona que entra a la casa, desde la primera vez, pues sienten que llegaron a un lugar donde la palabra tiene peso, que abraza, que acoge, que convoca, y ojalá tuviéramos un espacio más grande y más bonito para que la gente quisiera quedarse más tiempo. No solo los cuenteros, sino que también el público pudiera quedarse más tiempo conversando, compartiendo más. W: ¿Cuál es el secreto que le permite a Vivapalabra ser tan exitoso en la presentación de proyectos? L: Es leer con calma, y creo que la honestidad de lo que se propone, que es una propuesta colectiva que beneficia a muchos, que se piensa no solo para el beneficio de los socios sino para el beneficio de los que comparten Vivapalabra: los estudiantes, el público, los otros cuenteros de la ciudad, que ven que Vivapalabra los acoge, no que simplemente los usa. Los proyectos que hace Vivapalabra benefician a todos.

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ÉRASE UNA VEZ Por: Jhon Ardila

TIKUNA

Adaptación libre de un mito Tikuna (Colombia). Los Tikuna son un pueblo indígena que habita en el trapecio amazónico, en el sur de América. Tienen la costumbre de pintarse el cuerpo con un tinte natural negro. En su lengua, “tikuna” significa persona negra. Según sus antiguas historias, antes de ser personas fueron peces, hasta que Yoi los sacó del agua. Hace mucho tiempo no había suficiente luz en la selva. Hace mucho tiempo escaseaba el agua en la selva. Hace mucho tiempo solo habitaban la selva Yoi y algunos animales que sobrevivían gracias a pequeños rayos de luz y diminutas gotas de lluvia que llegaban perdidas desde el cielo. Un día, mientras Yoi se preguntaba por qué había tan poca luz y dónde se encontraba el agua, un escarabajo que lo escuchaba le contó: “Tiempo atrás un árbol gigantesco decidió acumular en su interior toda el agua para sí solo, además de extender sus ramas para cubrir la selva e impedir que la luz pasara del cielo a la tierra”. Pensando, repensando y requetepensando, Yoi tuvo una idea para solucionar el problema: llamó a los animales de a selva y solicitó su ayuda para recuperar el agua y la luz. Así fue como juntos comenzaron a trabajar. Los primeros en intentarlo fueron los animales con pico, que picaron y picaron, pero el árbol no derrumbaron. A continuación, probaron los animales con colmillos, que con sus bocas mordieron y mordieron, pero tumbar el árbol no consiguieron. Después, los animales con garras se lanzaron sobre el tronco y aunque arañaron y arañaron, al gran árbol no afectaron. Yoi se sorprendió al ver que, a pesar de los esfuerzos, ningún animal conseguía derribar el árbol. Fue entonces cuando tuvo otra idea: llamó a una ardilla golosa y le pidió que subiera hasta lo más alto del árbol para averiguar por qué este no caía. La ardilla trepó y trepó, pero a la cima no

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ÉRASE UNA VEZ llegó, pues se agotó y una merienda se zampó. Yoi pidió subir a una especialista, la ardilla trepadora. El animalillo escaló y escaló, la cima coronó y muy asombrada se quedó. Una vez allí descubrió la razón por la cual el árbol no caía: en la copa estaba un mono perezoso, quien con las garras de las manos sujetaba el cielo y con las garras de las patas sujetaba las ramas altas del árbol, impidiendo de esta manera que el árbol cayera. Yoi pensó en silencio durante unos minutos. Después envió a la ardilla a la cima del árbol con una semilla muy picante llamada ají, para darle de comer al mono. La trepadora llegó hasta la copa del árbol y le puso el ají en la boca al perezoso. “Semilla de ají, mueve al mono de aquí”, pero este aguantó el picante sin soltar ni el cielo ni el árbol. Por segunda ocasión, la ardilla trepadora subió, pero esta vez con unas hormigas pequeñas que pican muy fuerte, para ponerlas sobre el cuerpo del mono perezoso. “Hormiguita, pica pica y haz que el mono mueva su colita lita”, pero a pesar de los pellizcos dolorosos de las hormigas diminutas, el animal no soltó ni el árbol ni el cielo. La ardilla volvió a bajar para contar lo sucedido. Entonces Yoi le entregó una pluma, con la que subió para hacerle cosquillas al mono perezoso. “Pluma plumilla, hazle cosquilla hasta en la barbilla”. El mono se rió a carcajadas hasta que no pudo resistirse, soltando así las ramas altas. Esto fue suficiente para que el árbol cayera muy lentamente.

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ÉRASE UNA VEZ De repente, la luz que llegaba al suelo comenzó a iluminar toda la selva, volviéndola resplandeciente y hermosa. Del tronco del árbol salieron relámpagos, luces de mil colores y, finalmente, agua por montón. Salió tanta agua que se formó un río enorme que empezó a recorrer la selva haciendo todo más colorido y alegre. Fue tanta la felicidad de Yoi al sentir la luz en su rostro y ver el agua fresca, que se metió en ella, lanzándose con entusiasmo. Cuando lo hizo, las gotas salpicadas de su chapuzón se convirtieron en peces coloridos de tamaños diversos que comenzaron a nadar en el río. A partir de aquel día la selva es atravesada y acariciada por un río grande y caudaloso lleno de peces. Hay agua suficiente para que las plantas crezcan bonitas, los animales beban y la gente cocine, nade o juegue. Desde entonces la luz ilumina y llena de alegría a todos los animales, las flores y las personas que ahora viven allí.

Todos están tan felices que nunca más nadie se ha atrevido a privar del agua a los demás seres. Y ojalá que así sea por mucho tiempo…

TIKUNA

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De Cuento En Cuento

Clausuras Estudiante Semestre V

23 al 25 de julio

2020

9 p.m.

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Proyecto apoyado por el Ministerio de Cultura Programa Nacional de Concertaciรณn Cultural

Cรณdigo Pulep:BVN427


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