Poemario VNU Bolivia DIV 2014

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DĂ­a Internacional del

Voluntariado 2014

Cuentos y poemas realizados por voluntarios y voluntarias en lĂ­nea


Voluntarias y voluntarios alrededor del mundo se comprometieron con el Día Internacional del Voluntariado el 5 de diciembre. Para celebrar

esta

fecha,

a

través

de

la

plataforma

www.onlinevolunteering.org, decenas de voluntarios y voluntarias en línea

compartieron

sus

experiencias

y

sentimientos

sobre

el

voluntariado en forma de cuentos y poemas. Estas creaciones fueron el testimonio de la labor realizada día a día en diferentes rincones del planeta. El programa VNU entiende el voluntariado como universal e incluyente, y reconoce el voluntariado en toda su diversidad, así como los valores que lo sustentan: libre albedrío, entrega, compromiso y solidaridad.


© Programa de Voluntarios de las Naciones Unidas Bolivia (VNU), 2015. Publicado por el programa de Voluntariado de las Naciones Unidas Bolivia Ilustraciones: Gonzalo Llanos Diseño: Karen Peña Suárez, Asistente de Comunicación VNU Bolivia Colaboración: Gonzalo Llanos; Claudia Medrano Hermosillo; Ngouhouo Daouda Ibrahim J.; Krilyand Kisana; Marcelo Corona; Paola Fuño; Luisa López Roa; Fabrizio Anchorena; Marcelo Aguilar C.; Oriol Esteve; Claudia Lorena Lopera Toro; Ericka Paola Granados Orozco; Maripaz Arenas; Paola Rivadeneira. Disponible en: https://unv.un.org.bo/


ÍNDICE POEMAS “Línea abrazo” - Gonzalo Llanos

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“Las cinco verdades” - Claudia Medrano Hermosillo

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“Que se levante el día” - Ngouhouo daouda ibrahim J.

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“Hōnā” - Krilyand Kisana

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“Urgencia solidaria” - Marcelo Corona

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“Sal y luz” - Marcelo Corona

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“Mandamiento comunitario” - Marcelo Corona

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“Un lugar en el universo” - Paola Fuño

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“Colaborar” - Paola Fuño

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“Ella” - Paola Fuño

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“Los extraños” - Paola Fuño

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“Ser voluntario” - Luisa López Roa

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“Quiero creer…” - Luisa López Roa

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CUENTOS “Déjanos pasar” - Gonzalo Llanos

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“Recuerdos” - Paola Fuño

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“La esperanza del Lago” - Fabrizio Anchorena

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“El superhéroe” - Marcelo Aguilar C.

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“Voluntad” - Oriol Esteve

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POEMAS


LÍNEA ABRAZO J. Gonzalo Llanos C. (Golla)

El que va, el que sufre, corazones brasa, son presurosos tus pasos. La mano de fuerza, amigo, lazo esperanza, llegar al lugar, ahora. Acudiendo se construye, derramas vida y tiempo, sudor caramelo. La acción acelera, dolor y cansancio sin estación, habitar con fe, yo soy tú, tú eres yo. Solidaridad al ser, paz al hombre, paz a la mujer, plantar en el punto tormenta. Posar en la línea confiado, rama en el nido, firme, del anciano y el niño. Tu casa y tu madre, abrigando la ilusión, el agua, el ave, la hoja, con amor. Flores de todos los mundos, alegrías únicas, cosechar voluntades, no hay época. Del rayo su gesto, enrevesado, danzar juntos, llevar el trigo al ojo, urge.

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La torre observa egoísta, su puerta se carcome, prohíbe puntual llevar la flor. Ahí vas, ahí estás, ahí sueñas, tu herramienta, andar juntos, construir. El universo, inquieto, voluntario, voluntaria.

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LAS CINCO VERDADES Claudia C. Medrano Hermosillo

Primera verdad: El ser humano naciรณ para servir y amar. El amor nos mueve para servir, Servimos para cosechar el conocimiento y hacer crecer la bondad.

Segunda verdad: La bondad crece en el interior nuestro, Es la mรกs grande de las pasiones, Que vamos a entregar cada vez que nos llaman y dicen: ยกvayan a ayudar!

Tercera verdad: Ayudar, la entrega absoluta del corazรณn; No por prestigio, dinero, sino por afรกn de crear vida, Dignidad, seguridad, Paz.

Cuarta verdad: En el mundo y nuestras naciones,

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Han nacido hombres y mujeres con conciencia De pronunciar las palabras que dicen: No, no todo es guerra, muerte o enfermedad; No lo es la diferencia entre hermanos, No lo es la inseguridad.

Quinta verdad: Los voluntarios decimos: “Somos uno”. No importa la nación; si ayudamos dentro o fuera de nuestra patria. Somos la luz, la esperanza, la fuerza… Al final, amar y servir, la guía de la humanidad… Esa es la quinta verdad.

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QUE SE LEVANTA EL DÍA Ngouhouo Daouda Ibrahim J.

Que se levanta el día Que se levanta el día del trabajo El día de las trabajadoras de Oruro El día del esfuerzo de la Paz El día de los campeones de Carabuco El día de los descansados de San José Que se levanta el día de las Cordilleras Que se levanta el día

No quiero dormir Quiero contribuir y participar Quiero mudarme y aconsejar Quiero comprometerme y avanzar Que se levanta el día Y que se vaya la noche

Me impides movilizar y escuchar Me impides gozar del viento El Absoluto, te agradezco por esto Sé que eres para el descanso, la luz del cuerpo El dormitorio, pero no estoy cansado

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Y no quiero dormir Quiero servir y vivir‌

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HŌNĀ Krilyand Kisana

Cada mañana como flor de loto que renace sobre el fango abro mis pétalos como alabanza al cielo esperando la luz de lo eterno, del infinito universo, de los rayos del sol que trascienden más allá de las fronteras que señalan los lindes tejidos como red para convertirse en uno solo, en el mismo ser que vive y que construye infinitas verdades, esas que, solo se descubren viajando más allá de los ojos del otro, apreciando su vida como muestra de amor puro, desinteresado, humano. Cada mañana, aprendo a abrir los ojos con una mirada nueva, más allá de lo imposible y extiendo mis brazos, piernas, manos; tanto como si fueran alas para lograr longitudes tan inmensas que, alcance a cobijar a miles de hermanos, a quienes también prolongo mi voz como un eco incansable que canta esperanza que alimenta el alma de colores vivos, sabores dulces y armonías que se mecen en el aire. Cada mañana, casi involuntariamente, me convierto entonces en un canal que procura alianzas, un instrumento que trabaja por la vida, una cuchara que ofrece alimento, una manta que da calor, una venda que cubre la herida,

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un traductor simultaneo, un juguete que vuelve la infancia, la compañía que llena algunas soledades, el agua que por momentos calma la sed; me transformo en un ser espontáneo, sincero, abierto, libre, que nutre su esencia a diario de lo inmanente y puro: la esperanza de sus hermanos humanos y animales y, la concordia que subyace en el espíritu de la madre tierra.

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URGENCIA SOLIDARIA Marcelo Corona

Siempre habrรกn heridas que sanar, manos que extender, palabras que entregar. siempre habrรก dolor, un grito encallado en zanjas de lรกgrimas mudas.

azotarรก el viento del capital y la codicia, dejando restos de hombres a orillas de un plato de alimento, aguardando la mano invisible que prometiรณ el mercado.

gozarรก la acumulaciรณn de buena salud. se poblarรกn las calles de consumo y pesimismo. el individualismo saldrรก a tomar nuestro lugar en las fรกbricas y en las casas.

siempre habrรกn penas que escuchar, hombros que prestar, pechos que torcer; alguien y algo por quรฉ luchar.

siempre habrรก alguien por quien,

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levantar la voz y levantar la vida, y entre todo ello, no siempre estaremos tu y yo. por eso es para nosotros imprescindible: ÂĄhacer algo hoy! y ser luz, y ser pan, y ser vida.

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SAL Y LUZ Marcelo Corona

Sin ternura, sin trabajo, sin cuidado, y sobre todo, sin Sal; un pan no se comparte, se desecha, suceder asĂ­ en este mundo donde el hombre debe ser pan del hombre, suceder asĂ­, no tiene gloria.

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MANDAMIENTO COMUNITARIO Marcelo Corona

“No harás leña del árbol caído, para hacer una cruz y crucificar a tu vecino”. en todo caso, haz puentes techos, una alcoba tibia.

haz fuego con la madera de tu soberbia, para hornear un pan y compartirlo,

y ten presente que lo caído no es un enemigo, eres tú, en otro tiempo, en otros ojos, en otra historia, en otro ritmo.

eres en fin la misericordia que late temblando de frío.

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UN LUGAR EN EL UNIVERSO Paola Fuño

Una estrella en el cielo Se ganaron aquellos Los de corazón de bondad, Que con su compromiso ayudan sin cesar

Esa estrella brilla y cambia el universo Por qué esa luz palpitante Es esperanza para los pueblos Esa luz de estrella no se rinde, no se agota ni se acaba

Ilumina comprometida A ese niño que quiere aprender A ese que quiere soñar Esa estrella es voluntaria Por el desarrollo y la paz

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COLABORAR Paola Fuño

Sin importa nombres ni color de piel Ellos se acercan ayudar Cual feliz renace de las cenizas Así se sienten al terminar

No trabajan por dinero Sino más bien por el bienestar Sino más bien por la vida De aquellos que necesitan más

La diferencia no se hace con millones La diferencia se la da a cada paso Por eso cada sonrisa que reciben Ya es un cambio mundial.

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ELLA Paola Fuño

Ni su mirada cansada Ni sus ojeras marcadas Ni esos recuerdos De una vida pasada Ni esa piel ya arrugada La detienen Cada fin de semana Soleado o nublado Cada mañana, esta luchadora está de pie Apenas come y apenas camina

Pero cuando llega todo se transforma El universo se transforma Ella se transforma El aire se transforma

Reparte abrazos sin precio Reparte colaboración sin sueldo Reparte besos de bondad sin costo Reparte ayuda sin esperar a que la ayuden Así es ella una luchadora de la paz.

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LOS EXTRAÑOS Paola Fuño

A lo lejos se los ve, Todos extraños y diferentes Al acercarnos nos sonríen atentamente Pero ¿Quiénes son? ¿Qué hacen aquí?

El se llama igualdad y ella solidaridad Juntos luchan por su causa Y me corrigen, explicándome Que no es su causa es la causa de todos

¿Pero cuál es esa causa?, les consulto Y me responden Es aquella por la que sonreímos, Es aquella por la que luchamos Por la que una sonrisa, un abrazo, un gracias Es suficiente para seguir adelante

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SER VOLUNTARIO Luisa López Roa

Es despertar cada día para hacer algo más que tus obligaciones, Es sentir cómo tu tiempo se vuelve valioso al compartirlo, Inspirar cambios, dar esperanza a quien solo ve oscuridad. Sentir en tus manos la necesidad de contribuir a crear el mundo que queremos, Más allá de acciones vanas y textos vacíos Es despertar conciencia de que tú ayuda cambia vidas, Reconstruye sueños, Que quizá algún día, te conviertas en el superhéroe de una persona Es brindar lo mejor de ti, cuando se requiere Caminar dando la mano a quien lo necesita, Sin esperar recibir nada a cambio, Saber que quizá hoy no fue un buen día para esa persona Que quizá lo perdió todo, pero tu esperanza y apoyo lo tendrá para alentarlo Generar la alegría de seguir adelante, Enseñar que vale la pena luchar por un mundo más justo, más equitativo Creer que juntos podemos lograr cosas más grandes, Que el cambio está en cada voluntario que suma su esfuerzo. Ser voluntario es ayudar personas como te gustaría que te ayudaran a ti, Respetándolas, escuchándolas y dando lo mejor de ti.

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QUIERO CREER… Luisa López Roa

Que el día de hoy puedes sufrir un mal momento, pero que estaremos ahí para ayudarte. Que no estás solo, que cuentas con nosotros para salir adelante. En situaciones tan diversas como desastres naturales hasta la creación de políticas públicas para hacer valer tus derechos humanos, Los voluntariados nos sumamos a la hermandad mundial para apoyarnos cuando más lo necesitemos. Ser voluntario es creer en el poder de tus acciones, lo que para ti puede ser una hora, para alguien más puede ser la diferencia entre seguir creyendo o perder la fe. Nunca desistas, ser voluntario requiere de fe, de tu fe. Que nadie te diga que no vale la pena, porque al ver cómo esbozan sus sonrisas las personas a las que apoyas, te darás cuenta que no habrá mejor recompensa. Da un abrazo a la vida, presta tu vitalidad y genera un compromiso. Ser voluntario es una experiencia que te cambia la vida, cambiando vidas.

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CUENTOS


DÉJANOS PASAR J. Gonzalo Llanos C.

Un hombre y una mujer recorrían presurosos el camino, llegando a un puesto de control, un guardia extraño les impidió el paso. Según él, ese día nadie debía continuar el camino.

Una nube negra cubrió el cielo y los alrededores. —Miren la tormenta, no resistirán —les dijo el guardia. —Por favor, déjanos pasar —dijeron el hombre y la mujer. En un instante la tierra se secó. —Debemos continuar, por favor. —No. La sed secará sus cuerpos. Y, la tierra tembló. —El tiempo apremia, nos esperan del otro lado, debemos continuar. —No, están de miedo, así no pueden cruzar.

Con la tormenta el puesto se había caído y apenas se veía el camino. Ante la insistencia de aquel hombre y aquella mujer, el guardia les preguntó la razón por la que debería dejarlos pasar. El hombre y la mujer abrieron sus pechos y cada uno mostró su corazón. Entonces, el guardia

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sacó de su alforja un pan y les pidió que por favor se lo llevaran a su madre.

Guardando el pan, de inmediato siguieron el camino. El guardia cayendo de rodillas se puso a llorar, gritándoles: “¡Por favor, vuelvan por mí, voluntarios!”

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RECUERDOS Paola Fuño

Al esperar mi turno en la cola recordé lo que me pasó aquel día, la lluvia llegó sin avisar, el cielo enojado lanzo todos los truenos y rayos que pudo sin piedad. Nos golpeó literalmente, nos golpeó y golpeó todo lo que teníamos, todo lo que poseíamos y sin más se fue sin reparar nada y dejándonos en la nada. Y así dentro de esa nada personas extrañas vinieron ayudarnos sin pedir nada colaboraron, sin cobrar nada reconstruimos con ellos lo que era nuestro hogar, nuestra tierra, nuestro todo y otra vez tenía lo que aquella tormenta rapaz me había quitado. De pronto es mi tuno, ahora me toca partir y me indican que ya puedo subir al transporte, ahora me toca transformar un infortunio en paz, en desarrollo en alegría y esperanza para alguien más.

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LA ESPERANZA DEL LAGO Fabrizio Anchorena

Hace unos años, a la ribera del Lago Titicaca, vivía una extensa familia que miraba con suma preocupación el futuro de dicho Lago. Los constantes actos de contaminación alarmaban a los pobladores locales, en especial a la Familia Tineo que estaba próxima a tener un bebé y quienes no sabían lo que sucedería con el inmenso lago que los vio nacer, crecer y desarrollarse. La comunidad recibió una excelente noticia, una pareja de voluntarios integrada por Fabiola y Mateo con conocimientos de ecología llegaría en las próximas horas a la localidad. Es así, como una vez en tierra, la Familia Tineo conversó con Fabiola y Mateo sobre la preocupación que ellos tenían del poco cuidado al medio ambiente, fue así que juntos empezaron en trabajar en un proyecto de sostenibilidad para el Lago Titicaca. La solidaridad mostrada por cada uno de los voluntarios y el compromiso de los integrantes de la familia permitieron que más pobladores se sumen a la causa. Decenas de habitantes cambiaron sus actitudes: dejaron de arrojar desperdicios, empezaron a tener una vida más sostenible y lograron sentir que desde algo tan básico podemos contribuir por un mundo mejor. Luego de varios días de trabajo, lograron que el lago se conservase en forma limpia tal como todos y todas deseaban. La Familia Tineo agradecida por el servicio brindado por los voluntarios, decidió que su bebé se llamase Mateo, ya que fue un pequeño varón. Todos y todas lo lograron, permitieron que decenas de niños y niñas crezcan en un ambiente ecológico y conocieron más de lo importante del voluntariado para el desarrollo de la localidad.

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EL SUPERHÉROE Marcelo Aguilar C.

En su niñez, las tardes no terminaban y la noche era continuación del día, pues en sus inocentes y dulces sueños luchaba contra de los monstruos que querían acabar el mundo. Cada amanecer, se traducía en un día más de riña, en donde siempre por fortuna y gracias a sus superpoderes ganaba el bien sobre el mal. El paño convertido en capa de héroe, su fajón con poderes especiales hecho de cartón y pintado con crayolas, aunado a sus nobles e ingenuas intenciones de un mundo mejor, eran las armas del superhéroe las cuales le permitía ganarle siempre a los malvados monstruos que perjudican con sus disvalores nuestro planeta. Toda su infancia pasó luchando y jamás se cansó y nunca perdió una batalla ni cuando dormía. Un buen día emprendió una lucha de las más difíciles, pues a medida de que la tarde cede para darle campo a la noche, así era la transición de su niñez a la extraña pero bella etapa de la adolescencia. Sus gustos, sus juegos y su imaginación cada vez se iban canalizando hacia otros intereses, tanto así que por las noches incluso dejó de soñar que luchaba por causas nobles. El traje de superhéroe quedó guardado y para mala suerte del mundo, olvidado en un rincón de su armario. En los años de la adolescencia, anduvo y anduvo por el mundo, un lugar que en nada se parecía a lo que le decían sus padres y a como lo narraban las fábulas infantiles que por las noches le leían antes de dormir. Aquel sitio mágico, lleno de color, de solidaridad, de luchas nobles en donde siempre ganaba el bien sobre el mal, era solo eso, magia y ficción.

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Sin querer, la decepción día a día se apoderaba de él, se sentía sandio al haber creído los cuentos y al apreciar el mundo desde una óptica utópica. Anduvo por el mundo, y lo peor se acostumbró a vivir en aquel lugar sin luz, sin espíritu, y si lamentablemente el superhéroe se olvidó de su rol y se convirtió en uno más del montón de indiferentes del mundo. El traje especial

con

poderes

mágicos

seguía

guardado,

esperando

la

oportunidad para ser usado nuevamente. Aquel turbulento lugar, donde la indiferencia gobernaba vilmente, y no había campo para la cooperación y solidaridad, pronto lo asfixió. Una tarde soleada de verano, le trajo el grato recuerdo de sus días de infancia, aquellos que jamás terminaban, en donde no había tiempo para descansar, pues el cansancio no existía si de salvar el mundo se trataba. Sí, se acordó con inocencia y cierta melancolía del traje de superhéroe, el mismo que lo dotaba de mágicos poderes para poder cumplir su faena, aquel paño y aquel fajón eran indispensables en la lucha. Recordó como el monstruo egoísta y déspota cayó vencido una y mil veces. Con sus superpoderes lograba vencerlo, no importaba si era de noche o de día, pues siempre estaba dispuesto a luchar por lo justo y noble con los grandes superhéroes. Aquellos gratos recuerdos lo llenaron de melancolía y reflexión, ¿Seré yo el monstruo? ¿Me dejé ganar o ganó? ¿El malvado monstruo era indiferente al dolor ajeno, seré yo así? se preguntaba, y concluyó que sin querer y sin darse cuenta, se había convertido en ese monstruo con el que luchó incontables veces, pues la indiferencia se había apoderado de él. Rápidamente salió corriendo hacia el armario, busco entre sus ropas aquel paño viejo y aquel fajón de cartón con rayas desdibujadas producto del paso de los años. Pensó que sería ridículo salir a la calle aquel disfraz todo malhecho, entonces se dio cuenta que el superhéroe solo ocupa de

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nobles intenciones y de voluntad para realizarlas. Salió lo más rápido posible de su cuarto y de su casa, con destino a un albergue de ancianos a brindar su colaboración. Desde ese día era asiduo al asilo y ayudaba a cuanta persona lo ocupara. Emprendió y ganó la lucha más difícil, el monstruo de la indiferencia que tanto daño hace al mundo, había quedo vencido para siempre. ¿Y tú ya le ganaste a ese monstruo? “Los poderes mágicos que cambian el mundo están dentro de cada uno, la lucha para cambiar el mundo primero es interna, no hay que esperar que otros hagan lo que nosotros podemos hacer”.

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VOLUNTAD Oriol Esteve

Un voluntario. Un voluntario. Ahora que me alejo de este sitio, me lo pregunto: ¿qué tendrá esta palabra? Sé que hay algo escondido detrás suyo, lo sé porque aunque durante todo este tiempo no se haya materializado, ha seguido resonando en mí como una melodía. Lo he revisado más de mil veces, voluntario, voluntario, y solamente he logrado entrever la punta de algo más grande, el pico nevado asomándose por encima de un mar de nubes que impiden la visión de una montaña infinita. Ha sido un zumbido nocturno, casi imperceptible, que se pierde en otros ruidos más banales. Me subo al avión como quien entra en una cárcel cilíndrica. La tripulación de los aviones es más alta que yo. Son más grandes, más ágiles y dotados de una belleza alejada, mitológica. Su mímica y su gentileza incorruptible me indican que el avión va a despegar. Pienso en esta ciudad que una vez fue extranjera y que ahora es mía, que ya dejo atrás y en esta palabra. Otra vez. Esta palabra. Voluntario. El avión despega y mis pensamientos se solapan con este otro pensamiento: vine aquí a ayudar pero fueron ellos quienes me lo dieron todo. Nunca ha sido sobre ellos y luego yo, no he venido a dar nada desde la soledad asimétrica del paternalismo, sino desde la fuerza espontánea que emana cuando uno entiende que ellos también somos nosotros. Ahora que sé que cualquier lugar es mío tengo que subirme a este avión. ¿Y qué dejo atrás? Todo. Pero para volver a empezar de nuevo. Y de repente estalla en mi mente con la energía de una supernova en un mundo de oscuridad: voluntario, aquello que nace de la voluntad. Lo que

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hace especial esta palabra es otra palabra, es el árbol dentro de la semilla esperando que suceda su propia existencia. Voluntario, voluntario. Voluntad. Es el templo sin dioses donde se sujeta el mundo, lo único que queda aún incorruptible. Lo que aún nos hace humanos. El avión queda ya lejos. Miro por la ventanilla al abismo y entiendo, por primera vez, que yo ya no soy yo. Que la parte más importante de mí se queda en tierra diluyéndose con ellos, conmigo, en una ola súbita de lucidez, en un momento de claridad, para ser después de hoy y eternamente, nosotros.

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Bolivia

“Voluntariado: pequeñas acciones, grandes cambios”. Marcelo Aguilar C.

La Paz, 5 de diciembre de 2014


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