Nuevos campos de desarrollo y aplicación de la educación artística Ivana de Siqueira
INTRODUCCIÓN La educación y el arte son temas que desde hace mucho tiempo forman parte de las agendas académicas en debates, investigaciones y estudios destinados generalmente a la ampliación de teorías y procesos metodológicos aplicables a la enseñanza, al aprendizaje y a las experiencias artísticas de los educandos en los procesos formales y no-formales de realizarse la educación. Los resultados de estas actividades académicas han posibilitado un mejor entendimiento de la educación y del arte, dos áreas del conocimiento que, debido a la proximidad que tienen con el cotidiano psicosocial y cognitivo de las personas, intervienen de un modo intenso en la formación de conciencias y en la construcción de valores y principios sobre la vida y las relaciones entre razón y realidad, metafísica y materialidad, y estética y sensibilidad. Una de las importantes contribuciones, resultante de las búsquedas y de los análisis de los intelectuales implicados en la educación y en el arte, es la definición de los límites y las proximidades conceptuales existentes entre ambos y las explicitaciones sobre sus respectivas fundamentaciones teórico-conceptuales y empírico-operacionales. A partir de estas producciones académicas se sabe actualmente que la educación y el arte son dos campos distintos y relacionales del conocimiento humano. Hay una distinción, ya que la educación se refiere a la creación de condiciones psicológicas, sociales y pedagógicas para el desarrollo integral de la personalidad de los educandos, incluyendo sus potencialidades críticas y creativas. El arte, a su vez, representa la acción humana en la construcción de una determinada obra estética o literaria, que se fundamenta esencialmente en los principios e ideales de belleza, armonía y sintonización. De esta manera, el artista revela concretamente por su subjetividad –percepciones y sentimientos– la “armonía del mundo, de la belleza y la fealdad de la contribución humana” presente en el arte que realizó (Solzhenitsyn, 1972, p. 28). Ambos, educación y arte, son también relacionales. En lo que a esta relación se refiere, hay que destacar lo irrefutable de las conexiones entre educación y arte, siendo posible afirmar que existe una reciprocidad endógena que los asocia como áreas del saber. El ente referencial mayor de cada uno de ellos es la totalidad del ser humano en sus tres dimensiones constitutivas: la material (cuerpo físico), la intelectual (la razón) y la trascendental (el amor). Para desarrollar la personalidad del educando y, por tanto, para abarcar sus tres dimensiones, la educación utiliza necesariamente los instrumentos del arte que, según Barbosa, en una entrevista concedida al Boletim da Democratização Cultural, “lleva a los individuos a establecer un comportamiento mental que les lleva a comparar cosas, a pasar del estado de las ideas al estado de la comunicación, a formular conceptos y a descubrir cómo se comunican esos conceptos” (2007, p. 1).
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